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El político de izquierdas Íñigo Errejón rechaza las acusaciones de agresión sexual
que pesan sobre él como denuncia falsa. Y desde Podemos ya descalifican a Íñigo
Errejón como alguien de extrema derecha. Veámoslo.
El caso de Íñigo Errejón nos está ayudando a ver con absoluta claridad la
hipocresía y los enormes riesgos que representan las políticas de identidad
de la izquierda para el Estado de Derecho. Recordemos que la actriz Elisa Mouliá
denunció al político de izquierdas Íñigo Errejón por agresión sexual, unos hechos
supuestamente cometidos en el año 2021 y que hasta este momento no habían merecido
por parte de Mouliá una denuncia. En un Estado de Derecho deberíamos decir que
Íñigo Errejón es absolutamente inocente hasta que se demuestre lo contrario en un
procedimiento penal garantista. Ha de ser el juez quien evalúe toda la evidencia
disponible y llegue a una conclusión tan imparcial e insesgada como sea capaz
sobre si Íñigo Errejón es culpable o no lo es. Pero prima facie, hasta que se pruebe
más allá de toda duda razonable, Íñigo Errejón y cualquier otra persona acusada de
cualquier delito debe ser considerada inocente. Pero en este punto, claro, nos
topamos con la hipocresía de la izquierda respecto a esta cuestión. Y es que, por un
lado, Íñigo Errejón, sumándose al carro del feminismo colectivista allá por el año
2020, sentenció que las denuncias falsas no existían. No hay denuncias falsas, hay una
derecha fanática cuyo trabajo es criminalizar a las mujeres. Y claro, si no hay denuncias
falsas, si todos los hechos que denuncia una mujer respecto a una agresión sexual deben
ser considerados prima facie como ciertos, pues entonces ahora mismo a Errejón no le
quedaría otra que salir esposado, que reconocer que es un agresor sexual porque así lo dice
Elisa Mouliá y diciéndole una mujer la denuncia no podrá ser falsa. Sin embargo, ¿qué ha
hecho Íñigo Errejón con todo el derecho del mundo? Pues obviamente tratar de defenderse
ante los tribunales señalando que la denuncia de Mouliá es una denuncia falsa. Ya es casualidad
que no existan las denuncias falsas y que justamente a ti te toque una. Pero he de decir, este no es
el único gesto de hipocresía que ha exhibido Íñigo Errejón con respecto a esta cuestión.
Y es que el procedimiento penal contra Errejón se haya temporalmente paralizado debido a que el
abogado de Elisa Mouliá está de baja y el juez ha decidido archivar temporalmente la causa hasta
que regrese de la baja. Y claro, esto lo que provoca es un alargamiento del procedimiento donde,
por culpa de Íñigo Errejón y de otros de su entorno ideológico, en lugar de prevalecer la
presunción de inocencia en favor de Errejón, de tal manera que mientras se alargue el procedimiento
a Errejón no le afecta porque él, hasta que el juez declare lo contrario, es inocente,
como esta presunción de inocencia ha sido enterrada por Íñigo Errejón y por su entorno
mediático. Ahora, claro, Íñigo Errejón es considerado por la opinión pública presuntamente
culpable y cuanto más se retrase la resolución de este procedimiento, más se extiende ese
periodo de agonía donde la presunción de culpabilidad pesa sobre Errejón. Y eso, evidentemente,
genera una situación de absoluta indefensión para Íñigo Errejón, quien ni siquiera ha podido
declarar ante el juez las razones por las que considera que la denuncia de Mouliá es una
denuncia falsa. De esas que no existían, pero ahora sí existen. Una denuncia falsa. Es que Íñigo
Errejón no ha podido ni explicarse. Y mientras no se explique y el juez termine resolviendo en una
dirección o en otra, se le sigue considerando mediáticamente presunto culpable porque ese es
el mundo que han ayudado a crear Errejón y los suyos. Pues bien, ¿cómo creéis que ha reaccionado
Errejón a esta situación de indefensión jurídica que él ha contribuido a crear? Pues pidiendo poco
más o menos que una especie de procedimiento de excepción para personas de especial relevancia
pública como él. La letrada de Errejón insta al magistrado a que reabra la causa para que éste
pueda declarar a la mayor brevedad y que se requiera a la actriz para que en un plazo máximo de 24 horas
designe un nuevo abogado de su confianza que pueda hacerse cargo de forma inmediata de su representación
letrada. En este contexto, su defensa, la de Errejón, recuerda que este caso no es un procedimiento
civil, sino uno penal, excepcionalmente mediático, en el que se imputan graves conductas y en el que
cada día que transcurre sin poder dar las explicaciones debidas ante el órgano instructor,
eso va en detrimento público de su honor y de su derecho a la presunción de inocencia. Por tanto,
y también dada la excepcional trascendencia mediática del proceso, no menos excepcional debe
ser el respeto de los derechos procesales que amparan al señor Errejón para evitar las graves
dilaciones indebidas que pretende la letrada hasta su reincorporación dentro de más de 16 semanas,
marzo o abril de 2025, se pregunta la abogada de Errejón. O sea, fijaos en el despropósito.
Errejón y los suyos han ayudado a crear un clima tóxico donde se ha enterrado la presunción de
inocencia, donde el hermana yo si te creo o no existen denuncias falsas significa que cualquier
hombre que haya sido acusado de perpetrar violencia sexual contra una mujer debe ser considerado
presuntamente culpable. Y claro, como ahora se está dilatando, probablemente con mala fe procesal,
pero se está dilatando el procedimiento, pues entonces Iñigo Errejón dice, oye, que mi presunción
de inocencia en este mundo en el que esta presunción de inocencia ya no existe y donde se está alargando,
artificialmente, el procedimiento dentro del que soy mediáticamente presunto culpable, pues eso va
en detrimento de mi honorabilidad, de mi imagen pública. Pues claro, ese es el mundo que tú has
contribuido a construir. Y como ahora no te gusta que ese mundo se te aplique a ti, pues estás reclamando
un procedimiento de excepción. No menos excepcional debe ser el respeto a los derechos procesales que
amparan al señor Errejón. Y a todos los otros señores que no son Errejón y que durante años,
o lustros, o décadas, se han visto sometidos a esta misma jauría en contra de su presunción de
inocencia, los derechos procesales de todos esos señores que Iñigo Errejón contribuyó a enterrar
acusándolos de extrema derecha, esos derechos procesales no contaban, ¿no? Solo cuentan,
al parecer, los derechos procesales de la casta, de los que están por encima del vulgo. Pero al vulgo,
claro, hay que aplicarle otras reglas. Pero bueno, si creéis que la hipocresía de Errejón ya es
suficientemente desquiciante, atención a las declaraciones de la eurodiputada de Podemos,
Isabel Serra, acusando a Iñigo Errejón de ser de extrema derecha por haber afirmado, en este caso,
en el que él está siendo acusado, que la acusación de la actriz Elisa Mouliá constituye
una denuncia falsa.
Bueno, pues yo creo que el mismo Errejón dijo en un tuit, hace no sé cuándo fue ese tuit,
en el que decía que no hay denuncias falsas, ¿no? Yo creo que ese discurso es un discurso
de la ultraderecha en el que dices que hay mala fe por parte de una denuncia, por parte de una mujer
que ha denunciado unos hechos. Yo creo que lo importante por nuestra parte es estar del lado
de las víctimas, estar del lado de todas las mujeres que denuncian violencia sexual,
que denuncian agresiones sexuales y de ese lado estamos en Podemos.
Desde luego, al menos de momento, Podemos es coherente en sus razonamientos. Si dices
que una denuncia por violencia sexual es una denuncia falsa, entonces eres de extrema derecha.
Eso es lo que decía Iñigo Errejón hace cuatro años y lo que ahora aparentemente no se aplica
a sí mismo, pero sí le aplica Podemos al que no deja de ser su enemigo político. Podemos
le está diciendo. Estamos de acuerdo en lo que decías hace cuatro años. Tú afirmabas
que rechazar una denuncia como falsa era de extrema derecha, ahora lo haces tú, por tanto,
tú ahora eres de extrema derecha. Pero que este razonamiento sea coherente, y de momento
lo sigue siendo, no significa que no sea un razonamiento tenebroso y peligrosísimo para
el Estado de Derecho. Al final y en última instancia, lo que está diciendo Isa Serra
es que si un acusado defiende su presunción de inocencia contra una parte acusadora, que
en este caso sea mujer, entonces ese acusado que está tratando de hacer prevalecer su presunción
de inocencia es de extrema derecha. Que si no admites que los hechos denunciados son ciertos
o al menos que son verosímilmente ciertos, es decir, que no cabe en absoluto que la parte
acusadora se haya inventado los hechos y los haya retorcido para tratar de que seas injustamente
condenado, si eso es imposible y a alguien se le ocurre plantear que esa imposibilidad
puede llegar a ser cierta en su caso, pues entonces aquel que intenta defender su absoluta
inocencia respecto a unos hechos acusadores formulados, ese ha de ser visto como alguien
de extrema derecha o cómplice de la extrema derecha. Vamos, supone enterrar el Estado
de Derecho, las garantías procesales que ahora sí reclama Errejón para el caso de
los hombres acusados por violencia sexual. En definitiva, el caso Errejón está siendo
muy ilustrativo de la hipocresía y del peligro al Estado de Derecho que representa a la izquierda
o al menos una parte de la izquierda que ha reemplazado las garantías procesales de ese
Estado de Derecho por la supremacía de las políticas de identidad. Lo que busca esa izquierda
es instaurar coactivamente la desigualdad ante la ley dentro de una sociedad. No sólo desigualdad
del hombre frente a la mujer dentro de un procedimiento penal, sino también desigualdad entre los privilegios
de las élites, que por supuesto integraría esa izquierda, y el pueblo llano al que se
le aplicarían esos principios de inequidad. Reclaman igualdad, pero en el fondo lo que
desean es opresión y privilegio.