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Actualmente la Seguridad Social cuenta con 2,2 cotizantes por cada pensionista.
A lo largo de las próximas 3 décadas, esta cifra se reducirá hasta el entorno de un cotizante por cada pensionista.
¿Cuáles serán las consecuencias de esta terrible evolución demográfica?
Veámoslo.
A finales del mes de junio de este año 2021, en España había 19,3 millones de cotizantes a la Seguridad Social.
Incluyendo en esta cifra, tanto a aquellos parados que están cobrando la prestación por desempleo,
como también a los trabajadores que se hayan inmersos en un ERTE.
Y en paralelo a estos 19,3 millones de cotizantes a la Seguridad Social,
también había 8,9 millones de pensionistas en nuestro país,
lo que significa, por tanto, que había 2,2 cotizantes a la Seguridad Social por cada pensionista.
Actualmente, a su vez, la cotización social media, la Seguridad Social equivale al 24% del salario.
Es decir, si cogemos el conjunto de ingresos por cotizaciones sociales
y lo dividimos por la masa salarial de la economía española,
tenemos que, de media, el 24% de los salarios se dirige, se destina al pago de cotizaciones sociales.
Pues bien, si hemos dicho que hay 2,2 cotizantes por cada pensionista
y que en términos promedios, cada cotizante destina el 24% de sus ingresos salariales,
de su masa salarial, a pagar cotizaciones sociales,
con las cuales se pagan las pensiones,
lo que tenemos es que actualmente la pensión que en términos promedios es sostenible,
es financieramente sostenible,
aquella que no generaría un déficit en el sistema de la Seguridad Social,
es una pensión equivalente al 53% del salario promedio del país.
¿Qué va a pasar a lo largo de las próximas 3 décadas?
Pues depende de cómo evolucione nuestra demografía y nuestro mercado laboral.
La previsión más optimista de todas, la del AIREF,
sostiene que el número de cotizantes a la Seguridad Social al cabo de 30 años
será más o menos el mismo que en la actualidad,
es decir, rondará los 19, 19,5 millones de cotizantes.
Ahora bien, la AIREF hace este pronóstico sobre una hipótesis bastante optimista para su cálculo.
En primer lugar, la AIREF estima que a lo largo de los próximos 30 años
entrarán en España 10 millones de inmigrantes,
y en segundo lugar, la AIREF considera que la tasa de paro de la economía española
se reducirá establemente al 7% de la población activa,
que a su vez experimentará un crecimiento de 2 puntos.
Con estos presupuestos tan optimistas para su cálculo,
el número de cotizantes a la Seguridad Social se mantendrá más o menos estable
con respecto a la actualidad.
En cambio, otras estimaciones, como las del Banco de España o como las del Instituto Nacional de Estadística,
pronostican que el número de personas ocupadas, el número de cotizantes a la Seguridad Social,
podría descender entre 5 y 7 millones de personas con respecto a sus niveles actuales.
Es decir, que en lugar de mantenerse alrededor de los 19, 19,5 millones,
estaríamos más bien en el entorno de los 15, 14 o 13 millones de cotizantes a la Seguridad Social
a lo largo de los próximos 30 años.
En lo que todas las estimaciones coinciden es que, al cabo de 30 años, el número de pensionistas,
el número de personas receptoras de rentas de la Seguridad Social,
aumentará desde los casi 9 millones actuales hasta 15 millones.
Por consiguiente, escenario más optimista, el de la IREF, habrá 19,5 millones de cotizantes
y 15 millones de pensionistas, es decir, tendremos 1,3 cotizantes por cada pensionista,
una reducción desde los actuales 2,2 cotizantes por pensionista a 1,3.
Escenario más pesimista, el del Instituto Nacional de Estadística,
tendremos 12, 12,5 millones de cotizantes a la Seguridad Social
en relación con los 15 millones de pensionistas.
Por tanto, tendremos alrededor de 0,8 cotizantes a la Seguridad Social por cada pensionista,
ni siquiera un cotizante por pensionista, sino menos de un cotizante por pensionista.
Probablemente la realidad termina ubicándose entre alguno de estos dos extremos,
entre 0,8 cotizantes por pensionista y 1,3 cotizantes por pensionista.
Pongamos para facilitar los cálculos que nos ubicaremos en un cotizante por pensionista.
Si hay un cotizante por cada pensionista, recordemos, esto ya supone una muy importante reducción,
frente a las cifras actuales de 2,2 cotizantes por pensionista,
si tenemos un cotizante por pensionista y la cotización social media a la Seguridad Social
sigue siendo del 24% de los salarios, lo que sucederá es que la pensión
que el sistema de Seguridad Social podrá abonar en condiciones de sostenibilidad financiera
equivaldrá al 24% de los salarios medios.
Recordemos que en la actualidad la pensión media que el sistema puede abonar en condiciones de sostenibilidad financiera
es del 53% del salario medio del país, por ende estaríamos hablando de una reducción
de la pensión que se pueda abonar en condiciones de sostenibilidad financiera de más de la mitad.
Estos son los datos y evidentemente la Seguridad Social va a tener que reaccionar
ante esa evolución demográfica que va a tensionar su situación financiera.
¿Cómo va a reaccionar la Seguridad Social? Pues únicamente caben tres posibilidades.
Para mantener la actual generosidad de las pensiones, es decir, la actual relación entre pensiones y salarios
sin endeudar adicionalmente a la Seguridad Social, las cotizaciones sociales efectivas
el porcentaje de los ingresos salariales de un trabajador que es transferido a la Seguridad Social
deberían más que duplicarse. En cambio, para mantener la actual exacción en forma de cotizaciones sociales
que existe sobre los salarios sin incrementar el endeudamiento de la Seguridad Social
la generosidad de las pensiones debería recortarse a más de la mitad.
Y, alternativamente, si no incrementamos ni las cotizaciones a la Seguridad Social
ni recortamos las pensiones, lo que sucederá es que la Seguridad Social tendrá que endeudarse sobremanera.
Incluso dentro del escenario optimista de la IRF, un escenario donde las pensiones no son recortadas
de manera muy apreciable y un escenario donde no se incrementan las cotizaciones a la Seguridad Social
en ese escenario demográficamente optimista, en el que el número de cotizantes a la Seguridad Social
se mantiene más o menos estable en sus niveles actuales, la IRF estima que la deuda de la Seguridad Social
deberá aumentar en el equivalente a 50 puntos del PIB.
Por consiguiente, lo que nos depara el futuro es o un incremento de las cotizaciones sociales
o un recorte de la generosidad de las pensiones o un incremento muy sustancial del endeudamiento de la Seguridad Social.
Muy probablemente a lo que asistamos sea a una combinación de estas tres herramientas
para intentar capear la crisis demográfica que se abecina durante los próximos 30 años
y que va a tensionar financieramente sí o sí las cuentas de la Seguridad Social.
Los políticos, evidentemente, no nos contarán la verdad porque no van a querer reconocer
que nos han estado estafando con este sistema piramidal durante más de 30 años.
Pero eso no significa que debamos autoengañarnos y creernos las mentiras de los políticos
para no afrontar la realidad.
Al contrario, siendo conscientes del pésimo futuro financiero que se abecina para la Seguridad Social,
estamos todavía a tiempo de reaccionar.
Reaccionar siendo nosotros quienes preparamos financieramente nuestra jubilación futura
y no delegarles esa crucial función a un conjunto de políticos cuyo único objetivo es captar votos
y mantenerse en el poder, aún cuando arruinen nuestro futuro.