logo

Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.

La inflación empobrece a la mayoría de ciudadanos, pero ¿qué ciudadanos son empobrecidos relativamente
más? ¿Los pobres o los ricos? Veámoslo.
En el primer vídeo, dentro de esta serie impulsada por Fridon24 para explicar las dinámicas
de la inflación, llegamos a la conclusión de que la inflación consiste en una depreciación
del valor del dinero que, en consecuencia, empobrecía a todas aquellas personas que
tenían o dinero o derechos de cobro en dinero remunerados a un tipo de interés inferior
a la inflación. ¿Y quiénes son las personas que tienen un mayor porcentaje de su riqueza
concentrado en dinero o en derechos de cobro, pagaderos en dinero, pero remunerados por
debajo de la inflación? Pues tienden a ser las personas más pobres de la sociedad.
En este gráfico, extraído de la encuesta financiera de las familias elaborada por
el Banco de España, podemos observar cómo típicamente, tradicionalmente, las familias
más pobres, las familias que tienen una menor riqueza neta, concretamente el 25% o el 50%
de familias más pobres de España, son, sin embargo, las que concentran un mayor porcentaje
activos financieros en depósitos bancarios. Y los depósitos bancarios, como ya explicamos
en un vídeo anterior, se hallan en España muy escasamente remunerados debido a la falta
de competencia dentro del sector bancario y a la falta de sofisticación financiera
de muchos ahorradores españoles. En cambio, Demonos cuenta cómo el 10% de las familias
más ricas de España son las que tienen un menor porcentaje de sus activos financieros
concentrados en depósitos bancarios. En otras palabras, dado que habitualmente la
remuneración de los depósitos bancarios a la vista, es decir, de las cuentas corrientes,
se ubica en España por debajo de la inflación, aquellos que se empobrecen relativamente más
como consecuencia de la inflación son las personas que concentran un mayor porcentaje
de su patrimonio en los depósitos bancarios, es decir, las familias más pobres, no las
familias más ricas de España, con lo cual su pobreza se ahonda todavía más. Y muchas veces,
me temo, no somos lo suficientemente conscientes de cómo la inflación diluye el poder adquisitivo
de nuestros ahorros o en dinero o en depósitos remunerados por debajo de la inflación. Por
ejemplo, y como podemos observar en el siguiente gráfico, una inflación no cubierta del 1% al año
supone que, al cabo de una década, una suma de ahorro en dinero o en depósitos en dinero de
100.000 euros termina teniendo un poder adquisitivo de 90.000 euros. Si, en cambio,
soportamos una inflación acumulada del 2%, los 100.000 euros se convierten, al cabo de una década,
en 82.000 euros. Y si la inflación no cubierta fuera del 3% al año, al cabo de una década,
100.000 euros serían equivalentes a 74.000 euros. Si fuera la inflación no cubierta anual del 4%,
los 100.000 euros se convertirían en 67.000 euros. Y, finalmente, si la inflación no cubierta fuera
del 5% al año, esto ya es más excepcional. Aunque a tenor de lo que ha ocurrido durante
los últimos años, esperemos que no se convierta en la nueva normalidad, si la inflación no cubierta
al año fuera del 5%, 100.000 euros se convertirían en 61.000 euros. Por tanto,
la inflación devora de manera muy acusada el poder adquisitivo de aquellos que mantienen en
su patrimonio dinero o depósitos en dinero escasamente remunerados, es decir, de aquellos
que no quieren protegerse frente al poder dilutivo de la inflación. Y el mayor porcentaje de esas
personas, muchas veces por desconocimiento financiero, se concentra entre las familias
más pobres. En cambio, las familias más ricas, ya lo hemos visto, minimizan el porcentaje de su
patrimonio que mantienen en liquidez e incluso el porcentaje de su patrimonio que mantienen en
liquidez lo invierten en productos financieros a muy corto plazo que, como ya hemos explicado en
otras ocasiones, son productos que nos permiten mantener una disponibilidad prácticamente inmediata
sobre nuestro ahorro al mismo tiempo que proporcionan una remuneración que cubra la
inflación. Por ejemplo, y como también hemos recordado en vídeos anteriores, la entidad
que apadrina esta serie de vídeos sobre la influencia de la inflación en nuestro patrimonio,
Freedom24, dispone ahora mismo de dos productos financieros cuya rentabilidad cubre sobradamente
la inflación. Por un lado está la cuenta D, el plan de ahorro diario que posibilita una disponibilidad
inmediata del dinero invertido y que ahora mismo está ofreciendo un tipo de interés de
vengado diariamente del 3,89% en euros y del 5,3% en dólares. Y por otro lado, como producto de
inversión a 3, 6 y 12 meses, también ofrece los planes de ahorro a largo plazo que proporcionan
una rentabilidad de hasta el 6,42% en euros y de hasta el 8,75% en dólares. Si quieres obtener más
información sobre la cuenta D o sobre los planes de ahorro a largo plazo de Freedom24, podrás obtenerla
pinchando en el enlace que aparece en la caja de descripción del vídeo y también en el comentario
destacado. Pero además, hay otras razones por las cuales la inflación suele perjudicar en mayor
medida a las familias pobres que a las familias ricas. Primero, el principal derecho de cobro que
tienen muchísimas familias son sus ingresos salariales esperados. Los miembros de una
familia trabajan y a cambio de ese trabajo tienen derecho a recibir un salario. Pues bien,
ese salario es un salario nominalmente fijo, que con el tiempo se puede renegociar al alza,
pero hasta que se renegocie, y por tanto, mientras permanezca fijo, es un salario que la inflación va
devorando. Un salario nominalmente fijo con inflación significa un salario real decreciente,
y por tanto, unos ingresos personales en caída. Las familias más pobres no solo son aquellas cuyos
ingresos personales dependen en mayor medida de los ingresos salariales, es decir, que no suelen
tener otras fuentes de ingresos por el capital, sino que además también tienden a ser aquellas
con un menor poder de renegociación sobre sus ingresos salariales, y por tanto, las que más se
ven perjudicadas por la inflación. Pero es que además la inflación no es homogénea para todos
los individuos. Aquellos individuos o aquellas familias que tengan mayor facilidad para reemplazar
las mercancías que consumen dentro de su cesta de la compra, serán los individuos o las familias
con mayor capacidad para protegerse frente al alza de los precios. En cambio, aquellos otros
individuos o familias con menor capacidad para reemplazar los objetos que consumen estarán más
expuestas a las subidas de precios. Pues bien, las familias pobres suelen ser aquellas con menor
flexibilidad para recomponer su cesta de la compra, porque la mayor parte de su cesta de la compra se
concentra en productos indispensables, en productos que no les son sustituibles por otros. Si una
familia rica, por ejemplo, gasta un porcentaje significativo de sus ingresos en ir todas las
noches a cenar a un restaurante de lujo, en caso de que ese precio suba mucho, puede prescindir de
ese gasto. Ahora, si el precio de los alimentos aumenta mucho, ni la familia rica ni la familia
pobre podrán prescindir de seguir comprando alimentos. Pero la diferencia es que los alimentos
pesan mucho más en el presupuesto de la familia pobre que en el presupuesto de la familia rica.
Y, por último, hay un tercer elemento a tener en cuenta, las deudas. La inflación contribuye a
reducir en términos reales las deudas. Por tanto, aquellos deudores que tengan más deudas son aquellos
que salen más beneficiados con la inflación. El deudor gana a costa de que el acreedor pierda.
Pues bien, en este caso, las familias pobres tienden a tener un mayor porcentaje de deuda
sobre su riqueza bruta, básicamente porque casi toda su riqueza bruta está concentrada en la
vivienda y la vivienda la han adquirido a través de una hipoteca. Pero en términos absolutos,
el monto de deuda que tienen las familias ricas es muy superior al de las familias pobres. Por
tanto, la inflación beneficia en este caso relativamente más a las familias pobres que
a las ricas, pero en cualquier caso beneficia en términos absolutos mucho más a las familias
ricas deudoras que a las familias pobres deudoras. Por consiguiente y en definitiva,
la inflación tiende a ser una exacción coactiva de riqueza por parte del Estado con un perfil muy
regresivo. Los individuos o las familias más perjudicadas tienden a ser los individuos y
las familias más pobres. En cambio, los individuos y las familias más ricas son aquellos con mayor
habilidad para protegerse frente a la inflación. Y precisamente en el próximo vídeo dentro de esta
serie apadrinada por Freedom24 explicaremos estrategias financieras para protegerse
frente a esa exacción coactiva regresiva que es la inflación.