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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.

La tasa de inflación interanual de la Argentina se dispara hasta el 211,4%, la más alta de
todo el mundo. No solo eso, en el mes de diciembre la tasa de inflación intermensual explota
hasta el 25,5%, la peor en todo el año 2023. ¿Se trata de un fracaso de la política económica
de Javier Millet? Veámoslo. Argentina terminó 2023 con una tasa de inflación interanual del
211,4%. Se trata en estos momentos, y a falta de que Líbano publique los datos definitivos para
2023, se trata, decía, de la tasa de inflación más elevada del mundo, por delante incluso de
Venezuela o de Turquía, y también, por cierto, de la tasa de inflación más elevada de la Argentina,
desde la hiperinflación de finales de los 80 y principios de los 90. Y, además, si en lugar de
fijarnos en la tasa de inflación interanual, es decir, en diciembre de 2023 con respecto a
diciembre de 2022 observamos la tasa de inflación intermensual, diciembre de 2023 respecto a
noviembre de 2023, lo que observaremos es una aceleración de la inflación. La tasa de
inflación intermensual en diciembre en la Argentina fue del 25,5%, duplicando el peor
dato de inflación intermensual experimentado en la Argentina a lo largo de todo el año 2023.
Como vemos, en septiembre de 2023 la inflación intermensual fue del 12,7% y en diciembre,
repetimos, ha alcanzado el 25,5%, el doble que en septiembre. Atendiendo a estos datos,
la conclusión a la que uno debería llegar es la tremenda ruina, el tremendo expolio que para la
Argentina ha supuesto el gobierno peronista-kisnerista de los últimos 4 años, porque la
inflación acumulada a lo largo del año 2023 es una inflación enteramente responsabilidad del
gobierno peronista-kisnerista de Alberto Fernández, de Cristina Fernández de Kirchner y de Sergio Masa.
No solo porque este gobierno estuvo gobernando o desgobernando los destinos de los argentinos
hasta el pasado 10 de diciembre de este año 2023, es decir, no solo porque el peronismo ha
gobernado en 2023 durante 344 de los 365 días del año 2023, sino también porque la alta
inflación vivida en la Argentina durante las últimas semanas de gobierno de Javier
Milley es entera responsabilidad de la nefasta política inflacionista perpetrada por el
gobierno peronista-kisnerista de Alberto Fernández, Cristina Fernández de Kirchner y Sergio Masa.
Sí, ya sé que hay muchísima gente que le tiene muchas ganas a Javier Milley y que
desearía enterrarlo políticamente al mes de haber empezado a gobernar. Muchísima gente que,
por tanto, se apresura a la hora de extraer conclusiones sobre cuál va a ser el resultado
final de toda la política económica que, con gran obstaculización por parte del poder legislativo,
está intentando desplegar Javier Milley para que Argentina vuelva a levantar cabeza. Y como hay
mucha gente que le tiene muchas ganas a Javier Milley y que desea enterrarlo políticamente desde
el primer día que llegó a la presidencia, aprovechan y retuercen cualquier dato negativo
para tratar de arrojárselo a la cabeza al gobierno de Javier Milley. En este caso no
llegan a tener la desvergüenza todavía de imputarle la totalidad de la inflación del año 2023 al
gobierno de Javier Milley, porque si solo has gobernado 21 días de 365 es muy complicado que
tengas la culpa de la inflación acumulada durante los 365 días, pero sí responsabilizan a Milley y
a su gobierno de la aceleración intermensual en la inflación que, como acabamos de ver,
se produjo en diciembre. Si Milley ha gobernado durante 21 días del mes de diciembre,
ni siquiera durante todo el mes, pero sí durante 21 días, y en diciembre se produjo el peor dato
intermensual de inflación en la Argentina de todo el año 2023, lo que vendría a demostrar esto es
que la política económica que aplica Milley es peor que la política económica del peronismo.
Sin embargo, durante sus tres únicas semanas de gobierno en el año 2023, la única decisión de
política económica que adoptó y que entró verdaderamente en vigor Javier Milley, y a la que
por tanto se le podría atribuir responsabilidad en la inflación del mes de diciembre, la única
política que adoptó y que entró en vigor Javier Milley durante el año 2023, fue la
devaluación del tipo de cambio oficial del peso. Nada más, todo lo demás fueron anuncios. El
proyecto de ley de bases y puntos de partida para la libertad de los argentinos no está aprobado,
el ajuste fiscal todavía no está aprobado, el decreto de necesidad y urgencia se aprobó
pero entró en vigor el 29 de diciembre, de modo que no ha podido tener ninguna influencia en la
inflación del mes de diciembre. La única política económica relevante que sí se adoptó y que sí
entró en vigor durante el mes de diciembre es, como digo, la devaluación del tipo de cambio oficial
del peso. Y acaso si lo queremos, también podríamos decir que el gobierno de Javier Milley
influyó en las expectativas económicas durante el mes de diciembre, y si esas expectativas hubiesen
sido muy malas, podría haber provocado una huida del peso que generara mucha más inflación. Pero
al menos durante el mes de diciembre el tipo de cambio en el mercado entre el peso y el dólar
se mantuvo aproximadamente en los mismos niveles en los que lo dejó masa. Por tanto,
tampoco cabe hablar de que las expectativas que pudo generar Javier Milley provocaran una huida del
peso hacia el dólar. En todo caso, más bien, contuvo esa posible huida del peso hacia el dólar.
Pues bien, centrándonos en la única política económica relevante adoptada por Javier Milley
en diciembre de 2023 y que ha entrado en vigor en diciembre de 2023 y que, por tanto, ha podido
tener alguna influencia sobre la inflación de 2023, la devaluación del tipo de cambio oficial
del peso con respecto al dólar, cabe pensar que esta decisión ha contribuido a incrementar,
a acelerar la inflación del mes de diciembre. Pues sí, desde luego, el 11 de diciembre el tipo
de cambio oficial pasó de 400 pesos por dólar a 800 pesos por dólar, lo cual evidentemente
encarece en mucho las importaciones argentinas que hasta el momento se conseguían financiar con
un tipo de cambio de 400 pesos por dólar. Básicamente todos los importadores a los que
el Banco Central les vendía a dólares a 400 pesos, cuando a partir del 11 de diciembre
empieza a vendérselos no a 400 pesos, sino a 800 pesos, todos esos importadores ven duplicar el
coste de sus importaciones en términos de pesos. Para comprar fuera de la Argentina y traerlo dentro
de la Argentina algo que cuesta un dólar, antes del 11 de diciembre había que pagar 400 pesos y
a partir del 11 de diciembre 800 pesos, de modo que a la hora de venderlo internamente también
han de incrementar de manera muy sustancial el precio en pesos. Si mis costes por dólar importado
han subido de 400 pesos a 800 pesos, pues a la hora de venderlo internamente también tendré que subir
precios de manera acorde a ese encarecimiento de mis costes. Por tanto, sí, durante el mes de
diciembre la Argentina ha vivido un fogonazo inflacionario como consecuencia de la devaluación
del peso frente al dólar. No es la primera vez que esto sucede. En el mes de agosto del año 2023,
el peronista Sergio Massa devaluó el peso en alrededor de un 20%. Ahora,
Milei lo ha hecho en un 50%. Massa, en agosto, lo hizo en un 20%. ¿Y qué sucedió inmediatamente
después? Pues que los precios, que en términos intermensuales venían creciendo a un ritmo de
alrededor del 6% mensual, a partir de agosto comenzaron a incrementarse a un ritmo del 12%,
de más del 12%, intermensual. Devalúas un 20% y los precios internos te suben alrededor de un
12% intermensual. Devalúas un 50%, como ha hecho Milei, y los precios internos te incrementan en
alrededor de un 25% intermensual. Vamos, que no debería haber ninguna sorpresa al respecto porque
incluso en estos dos ejemplos la relación entre devaluación e inflación intermensual es
aproximadamente la misma. Por tanto, sí, la devaluación del tipo de cambio oficial aplicada
por Milei durante el mes de diciembre es la principal responsable del fohonazo inflacionista
que se vivió en la Argentina durante el mes de diciembre. Ahora bien, ¿es responsabilidad de
Javier Milei la devaluación, la fortísima devaluación del tipo de cambio oficial que
tuvo que aplicar al inicio de su presidencia? No. El tipo de cambio oficial únicamente es el
precio al que el Banco Central de la República Argentina vende los dólares que posee. Ese precio
al cual el Banco Central vende los dólares que posee en reserva no tiene por qué ser el precio
de mercado. El Banco Central podría vender los dólares o mucho más baratos o mucho más caros
que el precio al que se compran y se venden dólares contrapesos en el mercado. Obviamente,
si el Banco Central vendiera los dólares mucho más caros que en el mercado, nadie se los compraría
al Banco Central, todo el mundo los compraría en el mercado. Y a su vez, si el Banco Central vende
los dólares mucho más baratos de lo que se venden en el mercado, todo el mundo se los querrá comprar
al Banco Central, aunque solo sea para comprar los más baratos y revenderlos luego más caros en el
mercado. A la diferencia entre el tipo de cambio oficial y el tipo de cambio de mercado o tipo de
cambio paralelo, se la conoce como brecha cambiaria. Si el tipo de cambio oficial es mucho más bajo que
el tipo de cambio de mercado, es decir, si el Banco Central vende dólares a precios mucho más
bajos que aquellos a los que se venden en el mercado, entonces la brecha cambiaria será muy
amplia. Si el Banco Central vende aproximadamente sus dólares al mismo precio al que se venden en
el mercado, entonces la brecha cambiaria será muy estrecha. Y una brecha cambiaria muy elevada es
algo muy difícil de sostener en el tiempo dentro de una economía, porque cuanto mayor sea la
diferencia entre lo que vale el dólar en términos de pesos y el precio al que el Banco Central vende
esos dólares, más intensa, más voraz se volverá la demanda interna de dólares frente al Banco
Central. Más agentes económicos en mayor cantidad le pedirán al Banco Central que le venda dólares,
porque mayor está siendo la transferencia de riqueza desde el Banco Central a aquellos que
consiguen comprar los dólares al precio subsidiado al que los vende el Banco Central. Y esto, claro,
lo que provoca es el vaciamiento de las reservas del Banco Central y la necesidad de imponer
crecientes racionamientos a los importadores. Si todo el mundo pide dólares para importar,
pero el Banco Central no tiene dólares que repartir a esos precios tremendamente subsidiados,
es el Banco Central el que tiene que decidir a ti te doy dólares, a ti no te los doy. Es decir,
tú sí puedes importar, tú no puedes importar. Pero ¿cómo sabe el Banco Central o los burócratas
estatales cuáles son las mercancías extranjeras que resultan más urgentes de importar dentro de
la Argentina? Porque las importaciones no son únicamente importaciones de bienes de consumo
finales, en cuyo caso aún podríamos pensar que hay determinados bienes de consumo que satisfacen
necesidades más básicas que otros y, por tanto, habría que priorizar las importaciones de bienes
de consumo que satisfacen necesidades más básicas, más fundamentales, que otros que tengan un
carácter más de lujo o más prescindibles. No, muchísimas importaciones son importaciones
de bienes intermedios, bienes intermedios que indirectamente y en última instancia puede que
terminen utilizándose o no para producir bienes de consumo dentro de la Argentina. Bienes de consumo
que pueden a su vez tener un carácter muy básico, muy fundamental o no tenerlo. Con lo cual,
si el Banco Central, si el burócrata no conoce todo el proceso dentro de la cadena de valor de
los distintos bienes por el que va a pasar cada una de las posibles importaciones a la Argentina,
cuando se enfrente a la disyuntiva de tener que decidir si una determinada mercancía que puede
ser un bien de consumo final o que puede ser un bien intermedio dentro de una cadena de valor que
termine produciendo a muy largo plazo bienes de consumo importantes o no importantes dentro de la
Argentina, cuando se enfrente a esa disyuntiva no tendrá la información para determinar si
esta importación es más importante que esta otra importación y, por tanto, racionará las importaciones
a ti te doy dólares, a ti no te los doy de manera completamente arbitraria. Es decir,
sumiendo a la organización económica interna de la Argentina en el caos. De ahí que sea tan
complicado que el Banco Central, en el medio plazo, pueda sostener una brecha cambiaria,
una diferencia entre el tipo de cambio de mercado y el tipo de cambio oficial,
que sea muy grande. Cuando la brecha cambiaria se ensancha mucho, los políticos tienden a
devaluar el tipo de cambio oficial para estrechar esa brecha cambiaria. Como ya hemos explicado,
el propio Sergio Massa lo tuvo que hacer en agosto. En agosto el tipo de cambio de mercado
del peso respecto al dólar duplicaba el tipo de cambio oficial y Massa tuvo que devaluar un
20% el peso, el tipo de cambio oficial del peso, para reducir un poquito esa brecha cambiaria. El
problema fue que después de devaluar, como los mercados anticiparon correctamente que venían
tres meses de políticas tremendamente inflacionistas para intentar comprar las
elecciones, el tipo de cambio de mercado del peso frente al dólar se depreció todavía más,
de modo que la brecha cambiaria no se redujo a pesar de la devaluación del tipo de cambio oficial.
Pues bien, cuando llega al gobierno Javier Milei, el tipo de cambio de mercado es casi tres veces
el tipo de cambio oficial. De ahí que tenga que devaluar el peso, el tipo de cambio oficial del
peso en un 50%, para reducir la brecha entre ambos tipos de cambio, la brecha cambiaria,
a su menor nivel desde el año 2020. O expresado de otra manera, cuando Javier Milei llega a la
presidencia, hereda una gigantesca brecha cambiaria que no se podía sostener en el tiempo. Si Sergio
Massa no devaluó el tipo de cambio oficial mucho más, mucho antes, para reducir esa enorme brecha
cambiaria fue porque venían elecciones. Y por tanto, lo que hace Sergio Massa es legarle a Javier
Milei una muy onerosa hipoteca, una gigantesca bomba de relojería que Javier Milei está empezando
a intentar desactivar. Y el primer paso para intentar desactivarla era sincerar el tipo de
cambio oficial con respecto al tipo de cambio de mercado, es decir, reducir la brecha cambiaria
devaluando el tipo de cambio oficial, reconociendo cuál es el auténtico valor del dólar en relación
con el peso. Y como ya he dicho, y es obvio, la devaluación del tipo de cambio oficial que
era imprescindible, que se habría producido igualmente hubiese ganado Javier Milei o hubiese
ganado Sergio Massa, esa devaluación del tipo de cambio oficial ha generado el fogonazo inflacionista
que hemos visto en diciembre. Pero si el fogonazo inflacionista de diciembre es consecuencia de la
devaluación en un 50% del tipo de cambio oficial del peso respecto al dólar y la devaluación en
un 50% del tipo de cambio oficial del peso respecto al dólar es consecuencia de la brecha cambiaria
que le dejó Sergio Massa a Javier Milei, que a su vez es consecuencia de las políticas inflacionistas
tremendamente irresponsables, cortoplacistas y suicidas que aplicó Sergio Massa estando al
frente del Ministerio de Economía y sobre todo durante los meses justamente anteriores a las
elecciones presidenciales, entonces, si todo eso es así, debería ser más que obvio que la enorme
inflación que ha experimentado Argentina durante el mes de diciembre también es responsabilidad de
Sergio Massa y por tanto del peronismo. Con el tiempo a Javier Milei se le podrá criticar o alabar
en función de cuál termine siendo el resultado de su política económica, pero de momento no
le carguen a Javier Milei los muertos que tenía en el armario el peronismo.