This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.
El Banco de España acaba de publicar su estadística anual de la Central de Balances, una base de datos donde se contiene información de hasta 850.000 empresas españolas acerca de sus resultados contables.
Por tanto, se trata de una muestra suficientemente amplia como para que podamos formarnos una imagen bastante fideidigna de cuál está siendo la evolución de las ganancias en el sector empresarial español.
Y hasta respecto hay un dato que los analistas han destacado con grandes titulares y grandes exclamaciones, según el cual las empresas españolas habrían ganado en el año 2018 un 43,8% más que en el año 2017, es decir, que casi han incrementado sus ganancias en un 50%.
Y sin embargo, en ese mismo ejercicio, los salarios medios de esas compañías encuestadas apenas han crecido un 1,3%, estancamiento absoluto de los salarios frente a llamativa explosión de los beneficios empresariales.
¿Cómo es posible que tengamos un sistema tan disfuncional que lleve a que las empresas cada vez estén ganando más y más y más? Y en cambio, los salarios permanezcan estancados, permanezcan anestesiados y completamente laminados.
En este vídeo vamos a intentar explicar por qué esta comparativa, que las empresas están ganando un 43,8% más y los salarios en cambio solo están subiendo un 1,3%, es una comparativa absolutamente tramposa, absolutamente engañosa y dirigida únicamente a nutrir con consignas preparandísticas a aquellos que quieren cargar contra la empresa española desde el ámbito político.
Y vamos a ofrecer para ello cuatro razones por las cuales, ya digo, esta comparación no tiene sentido.
En primer lugar, y como podemos observar en este gráfico que nos ofrece el Banco de España, el aumento de los beneficios durante el año 2018 estuvo prácticamente en su totalidad motivado por los llamados resultados atípicos.
Es decir, por partidas extraordinarias no recurrentes inusuales en la actividad empresarial. Por ejemplo, ganancias vinculadas a la venta de alguna parte del activo fijo de las compañías.
Estos resultados atípicos no puede considerarse que integren nada similar a las ganancias centrales, a las ganancias estructurales de una empresa y por tanto hacer una comparativa entre años tomando como punto de partida los resultados atípicos puede llevar a conclusiones del todo desacertadas y del todo desenfocadas.
En concreto, en el año 2018 de todas las empresas que han sido encuestadas por la central de avalances del Banco de España y a partir de las cuales, a partir de cuya muestra, se afirma que los beneficios empresariales han subido un 43,8%.
Pues bien, todas estas empresas en el año 2018 tuvieron unas ganancias finales, unas ganancias netas de 64.393 millones de euros. Pues bien, de esos 64.393 millones de euros, 11.600 millones son por resultados atípicos.
Por tanto, estamos hablando de que aproximadamente una quinta parte de las ganancias que estamos midiendo son resultados atípicos, pero es que además esta misma partida en el año 2017, que es la partida contra la que se calcula la tasa de variación del 43,8%,
esta misma partida en el año 2017 registró unas pérdidas, un resultado negativo de 7.238 millones de euros. Es decir, que los atípicos en 2017 fueron muy malos y los atípicos en 2018 fueron muy buenos.
Para hacer la comparativa entre ambos, te da como resultado que en el año 2018 las empresas ganan mucho más dinero, pero lo ganan, ya digo, por partidas extraordinarias no vinculadas con su actividad regular.
Si queremos medir cuánto dinero, cuántas ganancias están obteniendo como resultado de su actividad ordinaria, tenemos que acudir al resultado ordinario neto. Y este resultado ordinario neto no crece un 43,8%, como nos han vendido en los titulares de prensa,
mostrando el escándalo que supone que las ganancias se estén disparando mientras los salarios se estancan, sino que crece apenas un 5,4%. No es que sea un crecimiento escaso, pero desde luego no tiene absolutamente nada que ver con el aumento del 43,8% que algunos nos predicaban.
Segundo motivo por el que esta comparación es tramposa y engañosa, no tiene sentido estudiar la evolución de las ganancias empresariales sin, al mismo tiempo, estudiar y ponerlo en relación con lo anterior la evolución de la inversión empresarial durante ese mismo periodo.
Imaginemos que las ganancias empresariales crecen de 1 a 3, es decir, un 200%. Aparentemente estamos ante un resultado espectacular, excelente.
Sin embargo, si al mismo tiempo nos dicen que la inversión empresarial ha tenido que aumentar de 10 a 1000 para lograr ese incremento de las ganancias, es decir, ha tenido que crecer un 9900%,
entonces el anterior dato, lejos de ser positivo, se vuelve tremendamente negativo.
Justamente para medir cuál ha sido el resultado empresarial en relación a la inversión que se ha efectuado para conseguir esas ganancias, disponemos de las tasas de rentabilidad, de las ratios de rentabilidad,
que como digo lo que hacen es dimensionar los beneficios empresariales con respecto a alguna variable que mida la inversión empresarial.
De manera general solemos tomar dos de estas variables, o los activos totales que maneja la empresa, es decir, cuántos activos o qué valor de activos ha de tener la empresa, ha de disponer la empresa,
ha de organizar la empresa para lograr esos beneficios empresariales, o el capital inyectado por los accionistas, es decir, cuánto han tenido que invertir o mantener invertidos los accionistas para lograr unas determinadas ganancias empresariales.
Pues bien, si tomamos la primera medida de rentabilidad, aquella que pone en relación el resultado ordinario neto con los activos totales de la empresa,
veremos que esta rentabilidad, normalmente llamada ROA, aumenta en el caso de las compañías españolas del 5,6% en el año 2017 al 5,7% en el año 2017.
Pero es que si tomamos la segunda, que normalmente la llamaremos ROE, es decir, la relación entre el resultado ordinario neto y los fondos propios de una empresa,
esta aumenta del 7,5% al 7,7%, una décima en el ROA y dos décimas en el ROE, de modo que lo que realmente crece la rentabilidad es entre 1,8 o un 2,7 según como lo midamos.
Tercera razón por la que esta comparación es totalmente tramposa, de nuevo, tampoco tiene demasiado sentido fijarnos en cómo han evolucionado las ganancias empresariales
en un año concreto, 2018, sin tener en cuenta cuál ha sido su evolución a lo largo de los últimos años.
Pues bien, si lo que hacemos es estudiar con datos del Banco de España cómo han evolucionado las ganancias empresariales entre el año 2007 y el año 2018,
es decir, todo el periodo que cubre la crisis y la recuperación, veremos que en términos nominales las ganancias de 2018 todavía son un 25% inferiores a las del año 2007.
Si además tuviéramos en cuenta la inflación, la caída real de las ganancias sería del 34% y ¿qué decir de la evolución de la rentabilidad?
Porque de nuevo, a lo mejor las empresas ganan menos porque invierten menos y por tanto hay que corregir por ese cambio en la inversión.
¿Cuál ha sido la evolución de la rentabilidad empresarial entre el año 2007 y la actualidad?
Bueno, en el año 2007 el ROA, la rentabilidad ordinaria neta sobre los activos era del 8,9%.
En 2018 recordemos del 5,7%, es decir, una caída del 36% en la rentabilidad.
Y sobre el ROE, en el año 2007, la rentabilidad sobre los recursos propios aportados por los accionistas, el ROE era en el año 2007 del 12,7%.
Hoy recordemos del 7,7%, es decir, una caída del 39%.
Es decir, que las empresas están ganando muchísimo más, es verdad, ganan algo más que en los años anteriores,
pero porque durante la crisis sus resultados se desplomaron absolutamente.
Gran parte del crecimiento de los beneficios que estamos observando.
Hoy es un crecimiento atribuible a la recuperación, a la normalización de esos crecimientos en el periodo posterior a la crisis económica.
Y cuarto motivo por el que esta comparación de los beneficios de las empresas y los halarios de los trabajadores es tramposa.
Sí, es verdad que los halarios de las empresas encuestadas crecen en términos medios un 1,3%.
Pero lo que se está ocultando es que las empresas destinaron la mayor parte de su gasto en personal a efectuar nuevas contrataciones.
En concreto, el gasto en personal destinado a nuevas contrataciones aumenta en un 4,4%.
De manera que el gasto total en personal, revalorización de salarios y nuevas contrataciones, creció en el año 2018 un 5,7%.
Por encima, por cierto, de la evolución de la tasa de rentabilidad de las empresas.
Pero es que si además lo que hacemos es comparar cuál ha sido la evolución del gasto en personal desde el año 2007 a la actualidad,
comprobaremos que en términos nominales el gasto en personal ha crecido un 20% entre el año 2007 y el año 2018.
Es decir, que en el año 2018 las empresas gastan en personal un 20% más que en el año 2007.
Si corregimos por inflación, este incremento del gasto real en personal sería del 5%.
Aun así, no lo olvidemos, en términos nominales los beneficios empresariales han caído un 25%, mientras que el gasto en personal ha subido un 20%.
Y en términos reales los beneficios empresariales han caído un 34%, mientras que el gasto en personal real ha subido un 5%.
Decir por consiguiente que las empresas solo se hinchan a ganar dinero, ganar dinero y ganar dinero,
y que en cambio el gasto que destinan a sus trabajadores es cada vez más exigo y que están exprimiendo a la clase trabajadora,
a la clase proletaria para inflar sus ganancias es una completa distorsión de la realidad.
En el gráfico que aparece ahora mismo en pantalla, podemos observar con claridad cómo los beneficios han caído mucho más a lo largo de la crisis
y cómo, pese a que con la recuperación también han crecido más que el gasto en personal, debido a que el gasto en personal cayó mucho menos durante la crisis,
aún así, pese a ese crecimiento mayor de los beneficios desde la recuperación en relación con el gasto en personal, aún así el gasto en personal ha crecido acumulativamente más,
bastante más que los beneficios empresariales con respecto al periodo anterior a la crisis.
En definitiva, sugerir que las empresas están forrando a costa de los trabajadores es propaganda profundamente manipuladora,
que desde luego no casa en absoluto con los datos que nos proporciona la central de balances del Banco de España.
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