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Por primera vez en 15 años el Semanario Británico de Economis califica a España de democracia defectuosa,
¿por qué razón? Veámoslo.
Todos los años, desde el año 2006, el Semanario Británico de Economis
te elabora un ranking conocido como democracia índex, índice de democracias.
Y todos los años, desde el año 2006, España aparecía dentro de la categoría de democracias plenas,
la mejor categoría dentro de este ranking de democracias.
Sin embargo, en la edición de este índice correspondiente al año 2021,
España ha sido degradada hasta la categoría de democracias defectuosas.
No es ni mucho menos que España esté sola en esta categoría de democracias defectuosas.
Este mismo año, por ejemplo, también Chile ha sido degradado a la categoría de democracia defectuosa
y otros países europeos, como Francia o Italia, o incluso Estados Unidos,
también forman parte de esta categoría dentro del índice de Economis de democracias defectuosas.
Pero en particular, en el caso concreto de España,
¿por qué tenemos una puntuación tan mala que nos coloca dentro del rango de democracias defectuosas?
¿Cuáles son los indicadores de este ranking en los que, según Di Economist,
estamos fallando tanto como para no ser una democracia plena?
Bien, para ser una democracia plena, según el índice de Di Economist,
tenemos que obtener una puntuación de más de ocho y hay cinco categorías que este índice evalúa.
En primer lugar, proceso electoral y pluralismo,
en segundo lugar, funcionamiento del gobierno, en tercer lugar, participación política,
en cuarto lugar, cultura política, y en quinto lugar, y último, libertades civiles.
España puntúa razonablemente bien en proceso electoral y pluralismo, 9,58 sobre 10,
en todo caso por encima de 8.
Este indicador lo que intenta capturar es que las elecciones sean libres, que no haya fraude electoral,
que no haya miembros de la oposición en carcelados, etc.
Y bueno, en general, en esto España sí puntúa bastante bien.
También puntúa por encima de 8 en la categoría de libertades civiles.
Si bien con la pandemia, España y en general el mundo desarrollado ha retrocedido en este indicador,
pero todavía estamos por encima de 8, donde puntuamos peor es, en el funcionamiento del gobierno,
en la participación política y en la cultura política.
Participación política y cultura política se refieren al grado de implicación de los ciudadanos
a la hora, por ejemplo, de ir a votar o el grado de fe que tienen los ciudadanos en la democracia.
Obviamente no pueden tener mucha fe en la democracia si la democracia es deficiente,
pero en todo caso se refiere a esto.
Pero es que en cualquier caso el indicador en el que obtenemos peor puntuación, 7,14,
es en el del funcionamiento del gobierno.
Más correcto sería traducirlo como funcionamiento del Estado,
funcionamiento de las instituciones estatales.
¿Y por qué obtenemos tan mala puntuación?
Pues fijémonos qué tipo de hitos se evaluan dentro de esta categoría que es en la que peor puntuamos.
Aunque no tenemos el desagregado de notas que obtiene España en cada una de las siguientes preguntas
que voy a leer a continuación,
si podemos evaluar hasta qué punto nuestro país se ajusta a una respuesta afirmativa o negativa a las siguientes preguntas.
En primer lugar, los representantes libremente elegidos en unas elecciones
determinan la política del gobierno si hasta cierto punto o no.
Bueno, en España podríamos decir que hasta cierto punto,
dado que no existe una separación plena entre el ejecutivo y el legislativo.
Siguiente pregunta, ¿es el legislativo el cuerpo político supremo
con clara superioridad sobre todas las ramas del gobierno?
¿Sí o no? Pues aquí claramente no.
El ejecutivo tiene mucho más poder que el legislativo,
aunque solo sea porque el jefe del ejecutivo suele ser el jefe del partido
que controla a los diputados en el Congreso y, por tanto, los diputados son trabajadores,
son asalariados de ese jefe del partido que ha ascendido a jefe del ejecutivo.
En tercer lugar, ¿existe un sistema efectivo de pesos y contrapesos
contra la autoridad del gobierno? Sí, sí, pero con ciertas deficiencias o no.
Aquí podríamos decir, siendo generosos, que sí, pero con ciertas importantes deficiencias.
Seguimos, ¿el gobierno está libre de cualquier influencia ilegítima
por parte del Ejército de los Servicios de Seguridad? Sí.
O sí, pero la influencia es baja o no? Creo que aquí se podría decir que sí.
Es decir, que el Ejército no está al control, ni mucho menos, del poder ejecutivo.
Seguimos, organizaciones o potencias extranjeras no determinan
funciones importantes o políticas importantes del gobierno.
Aquí nuevamente podríamos decir que sí, que no es el caso,
que no somos una colonia, al menos no explícita de nadie,
aunque bueno, ya nos podríamos meter si lo somos de la Unión Europea,
si lo somos de Estados Unidos, pero bueno, a los efectos de este ranking
esto nos está considerando y, por tanto, podríamos decir que sí.
Siguiente cuestión, ¿existen grupos locales de tipo económico, religioso
o de otro tipo que ejerzan un poder político significativo
en paralelo a las instituciones democráticas? Sí, hasta cierto punto o no.
Bueno, aquí estaríamos entre el no y hasta cierto punto.
Siguiente cuestión, ¿existen mecanismos suficientes e instituciones
que puedan asegurar el control y la transparencia del gobierno
ante el electorado entre elecciones? Sí, sí, pero con deficiencias o no.
Aquí podríamos hablar claramente de sí, pero con deficiencias,
en ningún caso, un sí rotundo.
¿La autoridad del gobierno se extiende a la totalidad del territorio del país
sí o no? Aquí de Economist hubo dudas en 2017
por el intento de esa excesión de Cataluña, pero bueno, actualmente,
al menos de momento sí. Siguiente, el gobierno al mando es transparente y abierto
con suficiente información de acceso público. Sí, sí, pero con serias deficiencias o no.
De nuevo, creo que habría que decir sí, pero con serias deficiencias.
¿Cuán generalizada es la corrupción? La corrupción no es un gran problema,
la corrupción es un problema significativo, la corrupción generalizada existe.
Bueno, pues aquí estaríamos entre que la corrupción es un problema serio,
es un problema significativo o que la corrupción es totalmente generalizada
entre esas dos categorías. Desde luego no podríamos decir
que la corrupción no es un problema de las instituciones españolas.
Continuamos. ¿Está dispuesto el funcionariado
y es capaz de implementar las políticas gubernamentales?
Sí, sí, pero con deficiencias o no.
Aquí creo que estaríamos más bien en el sí, es decir, el funcionariado
no se ha levantado en rebeldía contra el gobierno y no se niega a aplicar sus órdenes.
Lo hará con mayor o menor habilidad, pero el funcionariado está alineado
con lo que le mandata el Poder Ejecutivo.
Siguiente pregunta, ¿cuál es la percepción popular sobre el grado de libertad
y de control que tienen los ciudadanos sobre sus vidas?
Elevado, moderado o bajo. Probablemente la percepción entre muchos ciudadanos
por desgracia sea que es alto, es decir, probablemente muchos ciudadanos
perciban que tienen un control sobre sus vidas del que en realidad carecen.
En realidad la respuesta aquí debería ser entre moderado y bajo,
pero como estamos valorando la percepción, probablemente haya que indicar
que es entre moderado y alto. Confianza de los ciudadanos en el gobierno.
Alta, moderada o baja. Aquí estaremos entre moderada o baja.
Y por último, confianza de los ciudadanos en los partidos políticos.
Alta, moderada o baja. De nuevo aquí estaremos entre moderada y baja.
En suma, ¿por qué puntuamos tan mal en el apartado funcionamiento del gobierno?
Básicamente por insuficiencia de separación de poderes y de controles externos
sobre el Ejecutivo, por la corrupción más o menos generalizada
y por la consecuente desconfianza del público, de la sociedad en general,
hacia aquellos partidos políticos que instrumentalizan unas instituciones
insuficientemente controladas en su propio provecho
y que desde dentro de esas instituciones se corrompen habitualmente en su mayor lucro.
Es decir, que el gran problema que tiene nuestro sistema político
es precisamente el exceso de poder que tienen nuestros gobernantes
sobre los ciudadanos debido a que no existen adecuados pesos y contrapesos
que limiten ese poder desproporcionado que ejerce el Ejecutivo.
Y precisamente por eso no cabe esperar que las soluciones a este problema vengan desde dentro,
porque los políticos son los primeros interesados
en tener ese exceso de poder no controlado, no fiscalizado sobre la ciudadanía.
Ellos, evidentemente, no van a querer limitar, renunciar a sus poderes.
Esa limitación, esa renuncia a los poderes extraordinarios de los ciudadanos,
la implantación de sistemas de pesos y contrapesos
que restringan la capacidad de abusar del poder político por parte de nuestros gobernantes,
solo puede venir forzada desde fuera.
Solo puede ser la presión de los ciudadanos la que obligue a la casta política
a que renuncie a sus potestades extraordinarias.
Pero, por desgracia, la sociedad española también está generalmente anestesiada.
Y, por tanto, hemos avanzado hacia el equilibrio en el que nos encontramos ahora,
una democracia deficiente que avanza con paso firme hacia el muy deficiente.