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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

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Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

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La esperable victoria del peronismo en las elecciones presidenciales argentinas
ha llevado al gobierno saliente de Mauricio Macri
a incrementar las restricciones cambiarias dentro del país,
el famoso, el conocido como cepo cambiario.
Desde la perspectiva no argentina, desde la perspectiva, por ejemplo, española,
esta medida, la del cepo, la de la restricción, a la hora de comprar dólares,
no termina de entenderse bien.
¿Por qué motivo un gobierno ha de limitar las divisas extranjeras
que los residentes de un país pueden comprar?
¿Qué relación guarda con el hecho de que el peronismo haya regresado a la Casa Rosada
en lugar de que se haya quedado en la oposición?
Pues bien, trataremos de explicarlo y para ello comenzamos
por la situación general de la economía argentina.
La situación general de la economía argentina sigue siendo
ya antes de que Macri llegara al poder y así se ha perpetuado
durante toda la legislatura de Macri, sigue siendo un país, un Estado,
que gasta más de lo que ingresa, es decir, que tiene un déficit público persistente.
Cuando un país tiene un déficit público, lo normal es que emita deuda
y que los inversores nacionales o extranjeros le compren esa deuda
y con los fondos así obtenidos pueda financiar el déficit,
es decir, pueda financiar el sobregasto sobre sus ingresos.
En el caso de Argentina, sin embargo, la demanda inversora de deuda argentina
no es muy grande, de hecho, durante la etapa anterior del peronismo
era absolutamente nula, Macri consiguió que se efectuarán algunas
colocaciones en los mercados, pero en general la capacidad de financiación
vía emisión de deuda es muy limitada y cara.
Por eso, el modo en que Argentina financia ya con Cristina Fernández de Kirchner,
también con Macri y como seguirá haciéndolo con Alberto Fernández a partir de ahora,
el modo en el que Argentina ha financiado sus déficits públicos ha sido
monetizando la deuda pública, es decir, el gobierno le vende deuda pública
denominada en pesos al Banco Central de Argentina y el Banco Central de Argentina
imprime nuevos pesos que son los que el gobierno puede gastar internamente.
Como es obvio, esta política genera tensiones inflacionistas, genera tensiones inflacionistas
tanto dentro del país, con el aumento sistemático de los precios de todas
las distintas mercancías que se comercializan dentro de Argentina,
como también tensiones inflacionistas fuera del país.
Y fuera del país, esas tensiones inflacionistas se manifiestan en la depreciación
del tipo de cambio del peso frente a la moneda extranjera de referencia
en Argentina, que es el dólar, también frente al resto de divisas, pero nos vamos
a concentrar obviamente en el tipo de cambio peso dólar.
Por tanto, si un gobierno quisiera frenar estas tensiones inflacionistas internas
y externas, lo que debería hacer desde un comienzo es equilibrar las cuentas,
es no tener un déficit público que sea monetizado a través del Banco Central.
Podría, por supuesto, mantener el déficit público emitiendo deuda en los mercados
sin necesidad de generar nuevos pesos a través del Banco Central, pero como Argentina
sigue careciendo de esa capacidad, en la práctica déficit público implica
monetización del mismo en el Banco Central.
Por tanto, ¿cómo acabar con el déficit público?
O recortando gastos o subiendo impuestos, pero eso ningún gobernante argentino
quiere hacerlo porque atenta contra la base, contra la mayoría de sus votantes.
Por tanto, la inflación en Argentina es persistente porque hay un déficit público
persistente que se monetiza persistentemente en el Banco Central.
Y aquí es donde, en cierto modo, aparece la lógica perversada del cepo cambiario.
Si cuando el gobierno argentino monetiza deuda pública, el peso se deprecia frente al dólar,
el peso pierde valor frente al dólar, si la gente, si los argentinos,
son conscientes de que el peso va a perder valor frente al dólar
y, por tanto, desean protegerse frente a esa depreciación esperada
de la moneda que está manejando el irresponsable gobierno argentino,
me da igual que sea el de Cristina Fernández de Kirchner, el de Macri o el de Alberto Fernández,
pues si los argentinos desean protegerse frente a esa depreciación,
frente a esa inflación esperada del peso, ¿qué hacen?
Vender pesos y comprar dólares.
Es decir, intentan fugarse, intentan refugiarse
en la moneda relativamente más sana, que en este caso es el dólar frente al peso.
Pero, claro, al hacer esto, al huir en desbandada hacia el dólar,
escapando del inflacionista peso, y recordemos, inflacionista peso,
por la manera en la que el gobierno argentino está financiando su déficit público
vía monetización de deuda, pues, en la medida en que huyen hacia el dólar,
el dólar se aprecia todavía más frente al peso.
¿Cómo frenar, por tanto, esta huida, esta escapada hacia el dólar,
impidiendo que los argentinos compren dólares?
Y esa es la función del cepo cambiario.
El cepo se implantó originariamente durante el mandato de Cristina Fernández de Kirchner,
y una de las primeras medidas que adoptó Mauricio Macri
para señalizar los nuevos tiempos de su gobierno fue levantar el cepo,
es decir, permitir que los argentinos volvieran a comprar tantos dólares como quisieran.
Fue una apuesta arriesgada, porque en la medida en que no haya restablecido la confianza en el peso,
la gente comprará dólares masivamente para huir del peso,
y eso añadirá todavía más presión depreciadora sobre la moneda argentina.
Durante un tiempo hubo una cierta depreciación del peso,
pero no hubo una huida masiva hacia el peso, debido a que los argentinos estaban expectantes
sobre qué pudiera hacer Macri con las cuentas públicas y con la situación macroeconómica del país.
Había como se le dio un cierto tiempo de gracia para ver si podía estabilizar macroeconómicamente argentina.
Cuando se comprobó que no, Macri recurrió a un préstamo extraordinario del FMI,
para qué? Para tener reservas de dólares con las cuales poder estabilizar el valor del peso
en los mercados internacionales, mientras los argentinos seguían huyendo del peso, refugiándose en el dólar.
Y todo este equilibrio muy precario terminó de hundirse con las primarias del pasado mes de agosto,
donde se constató que el peronismo iba a volver al poder.
A partir de ahí los argentinos empezaron a huir masivamente hacia el dólar,
escapando del previsible gobierno peronista de diciembre,
y Macri colaborando, por tanto con el gobierno peronista,
fijó un cepo, restableció el cepo que él mismo había quitado al inicio de su mandato,
por un límite de 10.000 dólares, es decir, los argentinos no podían comprar,
los ciudadanos argentinos no podían comprar más de 10.000 dólares al mes contra sus pesos.
Pues bien, después de la victoria ya constatada y definitiva del peronismo en las presidenciales argentinas,
Macri ha reducido extraordinariamente ese límite y ha fijado el cepo en 200 dólares al mes.
Es decir, ningún argentino puede comprar más de 200 dólares al mes con sus pesos a todos los efectos,
por tanto se ha convertido a los ciudadanos argentinos en rehenes del peso,
en rehenes de la moneda argentina y se les impide buscar refugio, protegerse en el dólar.
Y es aquí donde encontramos el significado y la finalidad última del cepo.
El cepo lo que pretende es que los ciudadanos tengan que permanecer invertidos en pesos.
¿Por qué motivo? Porque como el gobierno se financia mediante inflación,
es decir, se financia creando moneda que diluye el valor de esa moneda,
la inflación se traslada sobre los tenedores de pesos argentinos.
A todos los efectos es como cobrar un impuesto extraordinario a quien mantiene sus saldos de tesorería en pesos.
Y lo que se les está obligando a hacer a los argentinos es que mantengan sus saldos de tesorería en pesos
para que se les pueda cobrar a todos ellos ese rejonazo extraordinario anual,
porque sucede todos los años, en forma de inflación.
El cepo es una forma de aprisionar a los argentinos en una moneda que va perdiendo valor
y ese valor que pierde y que, por tanto, es sustraído de los ahorros de los argentinos,
va a parar en forma de regalías de ingresos extraordinarios al gobierno de Argentina.
Esa es, pues, la finalidad del cepo, encarcelar a los ciudadanos
para que el gobierno los pueda exprimir inflacionistamente.
Es un impuesto oculto y totalmente injusto el de la inflación que se instrumenta a través del cepo,
es decir, impidiéndoles buscar refugio en dólares que no están expuestos,
obviamente, a la inflación que genera el Banco Central de Argentina cuando crea nuevos pesos.
Paradógicamente, quienes más van a sufrir el expolio de la inflación combinada con el cepo,
es decir, de este encarcelamiento monetario, de este corralito monetario a todos los efectos,
son los votantes y simpatizantes del peronismo.
Los votantes y simpatizantes de Macri, muy probablemente, ante la desconfianza que les generaba el peronismo,
ya convirtieron sus pesos en dólares antes de que se restableciera el peso durante el mes de agosto
y muchos de ellos incluso sacarían esos dólares del país ante el riesgo más que cierto de que en un futuro
los dólares que permanecen dentro de Argentina sean confiscados por el gobierno.
Por tanto, quienes habrán permanecido invertidos en pesos,
quienes habrán conservado sus pesos en lugar de haber comprado dólares antes,
insisto, del restablecimiento del cepo, del corralito monetario,
son quienes esperaban que el nuevo gobierno argentino no vaya a traer ningún tipo de desgracia,
es decir, los votantes y simpatizantes del peronismo.
Pues bien, estos que, por confiar en el peronismo, han quedado aprisionados en el peso a través del cepo cambiario,
serán los que más van a sufrir en sus propias carnes el impuesto inflacionista,
que se ha cobrado Macri hasta la fecha y que desde luego se va a seguir cobrando con mucha más intensidad
Alberto Fernández a partir de este momento. En todo caso, y pese al cepo cambiario,
los argentinos seguirán disponiendo de una opción para escapar de este expolio monetario
descarnado que pretende perpetrar el gobierno argentino a través del cepo,
y es esencialmente utilizar bitcoin. A través de bitcoin los argentinos pueden vender sus pesos
y comprar bitcoin, y bitcoin no es controlable por el gobierno y por tanto no se la puede
someter a la inflación, a la confiscación, ni tampoco a la restricción de los intercambios entre pesos
y bitcoin. Por tanto, bitcoin ha sido y seguirá siendo una ligera válvula de escape para aquellos argentinos
con ciertos conocimientos monetarios y con ciertos conocimientos de nuevas tecnologías
que quieran utilizar bitcoin para escapar, insisto, del expolio que ya ha perpetrado
y que va a seguir perpetrando el gobierno argentino. En todo caso, que se vaya a restablecer,
en todo caso, ya para terminar, que se haya restablecido un cepo cambiario tan salvaje como este,
limitar apenas 200 dólares mensuales las compras que pueden efectuar de esta moneda
los argentinos, pone de manifiesto que una gran mayoría de ciudadanos en el país no confían
las buenas intenciones del nuevo presidente Alberto Fernández. Al contrario, lo que esperan,
su expectativa es que Alberto Fernández le siga robando o le robe incluso en mayor medida
de lo que lo han hecho los anteriores gobiernos argentinos a través de la inflación. Y justamente
porque han buscado refugir el dólar, el gobierno de Macri colaborando con el próximo gobierno
peronista ha establecido un cepo salvaje para acorralar, para presionar a los argentinos y
volverles rehenes de la inflación que vaya a generar Alberto Fernández en el futuro. Si la
nueva administración peronista genera una enorme ilusión entre los argentinos, lo que estarían
haciendo no es vendiendo pesos para comprar dólares, sino en todo caso lo contrario, vender dólares
para comprar pesos o en todo caso mantener sus pesos, que haya una huida hacia el dólar que haya
tenido que ser limitada, constreñida para que los argentinos puedan ser robados por su gobierno
a través del cepo, pone de manifiesto que aquí nos conocemos todos, es decir, aquí todos sabemos,
todos conocemos más allá de las palabras, las propagandas y las mentiras que emplean los políticos
en cada caso, todos sabemos, todos conocemos que el próximo gobierno argentino va a recurrir a la
inflación para financiar sus sobregastos y esa inflación la van a pagar los argentinos con mermas,
con extracciones, con parasitismo sobre su ahorro.