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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.

El ministro de Seguridad Social, José Luis Escriba, se entromete en una conversación
tuitera entre Eduardo Garzón y un servidor, y la cosa no le termina saliendo demasiado
bien. Veámoslo.
Uno habría pensado que los ministros tienen cosas mejores que hacer que meterse en una
discusión ajena de Twitter para debatir torpemente sobre un asunto que no les compete. Pero ese
no parece ser el caso del ministro de Seguridad Social de España, José Luis Escriba.
Expliquemos lo que sucedió hace unos días en Twitter desde el principio. Eduardo Garzón,
el hermano del ministro de Consumo, Alberto Garzón, escribió un hilo en Twitter explicando
por qué, desde su punto de vista, una eventual presidencia de Javier Milei en Argentina sería
un desastre. El rompedor argumento de Eduardo Garzón era que las políticas económicas
preconizadas por Javier Milei ya se habían aplicado generalizadamente en Occidente hasta
mediados del siglo XX. Fue en la segunda mitad del siglo XX cuando comenzó a desarrollarse
la socialdemocracia, cuando el peso de los estados en la economía empezó a expandirse
y, por tanto, cuando, de alguna manera, el conjunto de economías mundiales abandonaron
lo que él llama las políticas de Javier Milei, es decir, las políticas del liberalismo clásico,
del estado pequeño, etc. Y a juicio de Eduardo Garzón, este abandono de las políticas económicas
preconizadas por Javier Milei le sentó muy bien a la economía mundial, porque, según
nos dice, las economías mundiales empezaron a crecer de manera acelerada durante la segunda
mitad del siglo XX. Por leer textualmente lo que escribió Eduardo Garzón,
Aquí habría que matizar que a Argentina, específicamente, le fue muy bien hasta mediados
del siglo XX. Era una de las economías más ricas del mundo. Fue justamente a mediados
del siglo XX, con la llegada del peronismo, cuando comienza el estancamiento y la decadencia
de Argentina. Pero bueno, aunque Garzón intentaba razonar respecto a Argentina, en realidad
su argumento afecta al conjunto de las economías globales. Seguimos con lo que dice Eduardo
Garzón.
Fijémonos en que Eduardo Garzón intenta demostrar su tesis de este tercer tuit, que
gracias al aumento del estado de bienestar, las economías están creciendo mucho y estamos
logrando mucho desarrollo social, a través de un gráfico que utiliza una escala lineal
de renta per cápita. En una escala lineal, la distancia absoluta entre dos valores es
siempre la misma. Gráficamente, hay la misma distancia entre uno y dos, que entre diez
y once, que entre mil y mil uno, que entre un millón y un millón uno. Y esto porque
es problemático a la hora de visualizar datos cuyo crecimiento sea acumulativo a lo largo
de un periodo muy prolongado de tiempo, como puede ser la renta per cápita a lo largo
de siglos, que es el gráfico que ha puesto Eduardo Garzón. Pues porque parecería que
hay más crecimiento económico cuando pasamos de 10.000 dólares de renta per cápita a
11.000 dólares de renta per cápita, en términos absolutos. La renta per cápita
ha crecido en mil dólares, pero en términos relativos solo ha crecido un 10%. Parecerá
que hay más crecimiento económico aquí que cuando la renta per cápita pasa de 100 dólares
a 200 dólares. En ese caso, el crecimiento absoluto solo ha sido de 100 dólares, pero
en términos relativos el aumento ha sido del 100%. Por tanto, hemos crecido más pasando
de 100 a 200, crecimiento del 100%, que pasando de 10.000 a 11.000, crecimiento del 10%. Pero
en el gráfico veremos un crecimiento de 1.000 al pasar de 10.000 a 11.000 y solo de 100
al pasar de 100 a 200. Y como 1.000 es más que 100, parecerá que hemos crecido más
al pasar de 10.000 a 11.000 que al pasar de 100 a 200. Dicho de otra manera, el gráfico
que utiliza Eduardo Arzón no es amigable para que detectemos cambios relativos en la
renta per cápita. Aunque el crecimiento económico se estuviese desacelerando en los últimos
años, un crecimiento económico del 1% sobre una base enorme, por ejemplo, 30.000 o 40.000
dólares de renta per cápita, siempre parecerá mayor que un crecimiento económico muy acelerado
del 10, del 20 o del 30% sobre una renta per cápita más pequeña de 300, 400 o 1.000 dólares.
¿Cómo se puede solucionar este problema visual? Pues utilizando una escala logarítmica. En una
escala logarítmica, la distancia relativa entre dos valores es siempre la misma. Es decir,
que habrá la misma distancia entre 1 y 10 que entre 10 y 100, porque 10 es 10 veces 1 y 100 es
10 veces 10. Y a su vez habrá la misma distancia entre 1.000 y 100, o entre 10.000 y 1.000,
o entre 100.000 y 10.000, porque cada uno de estos valores es 10 veces el anterior.
Esto lo podemos entender muy fácilmente visualizando los gráficos de la evolución
del precio de bitcoin. Si utilizamos un gráfico con escala lineal del precio de bitcoin,
parecerá que aquellos inversores que invirtieron en 2011 no ganaron prácticamente nada hasta 2017,
que el precio de bitcoin estuvo casi plano y que todas las ganancias se concentraron a partir del
año 2017. Sin embargo, a poco que conozcamos la evolución de los precios de bitcoin entre 2011
y 2017, sabremos que esta conclusión es absurda. En 2011, bitcoin llegó a estar por debajo de 1
dólar y en 2017 superó los 1.000 dólares. Por tanto, quien invirtiera en 2011 y vendiera en
2017 pudo multiplicar su inversión por 1.000. Y a partir de 2017, el precio máximo que alcanzó
fue de 64.000 dólares. Por tanto, es al revés. Quien invirtió en 2011 y vendió en 2017 pudo
multiplicar por 1.000. Y quien invirtió en 2017 y vendió en los máximos de los últimos años como
mucho multiplicó por 64. Claramente, por tanto, este gráfico del precio en escala lineal nos estaba
trasladando, a simple vista, una conclusión totalmente errónea. Y para esto nos sirve el
gráfico en escala logarítmica. Si colocamos este mismo gráfico en escala logarítmica,
veremos que la mayor parte de la subida del precio de bitcoin no se produjo a partir del año 2017,
sino entre 2011 y 2017. Y lo que subió a partir de entonces es relativamente mucho menos que lo que
subió hasta entonces. Bueno, ¿y toda esta digresión para qué? Pues para entender la réplica que le
di a continuación a Eduardo Garzón. Después de que Eduardo Garzón colocara el gráfico de renta
per cápita de varios países con una escala lineal, yo le coloqué ese mismo gráfico con una escala
logarítmica. Y en ese gráfico con escala logarítmica lo que se aprecia es que el cambio
de tendencia en el crecimiento económico de las principales economías mundiales no se produce,
como decía Eduardo Garzón, a partir del año 1950, sino que se produce aproximadamente a comienzos
del siglo XIX. Eso no quita que a partir del siglo XIX pueda haber habido algunas décadas en las que
el crecimiento económico se aceleró adicionalmente. Pero el gran punto de inflexión en el crecimiento
económico mundial ciertamente tuvo lugar en el siglo XIX, cuando estaban vigentes, por cierto,
las políticas económicas de Javier Millet, el laissez-faire, el estado mínimo, el liberalismo
clásico, etc. Y a partir de ahí se ha mantenido una senda de crecimiento continuado, más o menos
acelerado, pero de crecimiento continuado a un ritmo similar al que empezamos a crecer a partir
del siglo XIX, con la Revolución Industrial. ¿Y qué me contestó Garzón después de haberle
estampado este gráfico en su red social? Pues lo siguiente. ¿Y si me colocas ese mismo gráfico
como a mí me dé la gana para que me salga algo parecido a lo que pienso? Carita riéndose con
lágrimas. Aunque ni por esas. Pero me ha encantado el ridículo intento. En realidad, cualquiera que
sepa un poco de visualización de datos sabe que el único que está haciendo un tremendo ridículo
con este comentario es Eduardo Garzón. Es evidente que si queremos detectar cambios en la tendencia
del crecimiento económico, como los que pretendía detectar él, solo se pueden detectar visualmente,
a través de una escala logarítmica, no de una escala lineal. Y por eso, y en definitiva,
le repliqué a Eduardo Garzón lo siguiente. Puedo entender que hayas usado inicialmente la
escala lineal. Yo a veces también la he utilizado, incluso con este tipo de gráficos,
porque la verdad es que el primer impacto visual es muy impresionante. Puedo entender que hayas
usado inicialmente la escala lineal y no te voy a criticar por ello. Ahora que me reproches que haya
puesto el mismo gráfico en escala logarítmica y sostengas que es más adecuado usar la escala
lineal, ya es para nota y no precisamente buena nota. Bueno, hasta aquí un día más en la oficina
con Eduardo Garzón. La sorpresa llegó al día siguiente, cuando el ministro de Seguridad Social
del Reino de España se entromete en esta discusión como un elefante en una cacharrería. Pues no
aparece José Luis Escrivá y da réplica a mi último tuit de respuesta a Eduardo Garzón, a su
colega Eduardo Garzón diciendo lo siguiente. No recuerdo ningún análisis prestigioso con gráfico
de la evolución de la renta per cápita de un país en escala semilogarítmica. Aunque yo estaba
hablando de escala logarítmica, técnicamente es escala semilogarítmica porque el eje de ordenadas
aparece en escala logarítmica y el de abscisas en escala lineal. Pero bueno, normalmente se simplifica
hablando de escala logarítmica. No recuerdo ningún análisis prestigioso con gráfico de la evolución
de la renta per cápita de un país en escala semilogarítmica, al tratarse ya de una variable
transformada en forma de ratio. Esto es irrelevante, pero bien. Pero igual, Juan Rayo nos proporciona
referencias, dada la contundencia de su opinión. Es verdad que la renta per cápita es una ratio,
PIB dividido entre población, pero eso no te impide representarlo con escala logarítmica. No sé a dónde
quería llegar el ministro con este comentario tan simple y tan superficial. Pero bueno, en cualquier
caso, el ministro me retó a que aportara referencias prestigiosas donde algunos economistas
de renombre utilizarán la escala logarítmica o semilogarítmica con la renta per cápita de
los países. Y lo que hice a continuación precisamente fue aportárselas. Como podéis
ver, en estos cuatro gráficos distintos economistas utilizan la escala logarítmica para representar la
renta per cápita. ¿Qué economistas prestigiosos son esos? Pues en el caso del primer gráfico,
Paul Romer, Premio Nobel de Economía. No sé si a Escribá le parece suficientemente prestigioso,
pero bueno, Premio Nobel de Economía. En cuanto al segundo gráfico, utiliza el logaritmo de la
renta per cápita Leandro Prados de La Escosura, probablemente el mejor historiador económico de
España. De nuevo, no sé si a Escribá le parecía suficientemente prestigioso, pero también la
utiliza. El tercer gráfico es obra de Robert Barro y de Xavier Sala y Martín, dos de los
economistas más reputados a escala mundial en teoría del crecimiento económico y autores del
libro universitario, del manual universitario más utilizado para enseñar la teoría del crecimiento
económico. De nuevo, quizá el ministro Escribá tenga más prestigio que estos economistas,
pero bueno, a mí me parecen bastante prestigiosos como referencia. Y por último, el cuarto gráfico
lo emplea Michel Boldrin, economista italiano que también ha desempeñado parte de su actividad
profesional en España y que también cuenta con una alta reputación y alta calidad académica.
Por eso, después de presentarle estos cuatro gráficos al ministro Escribá, le pregunté ¿les
sirven Paul Romer, Leandro Prados de La Escosura, Robert Barro y Xavier Sala y Martín y Michel
Boldrin? ¿O no son suficientemente prestigiosos en su subjetiva opinión? Y a partir de aquí el
ministro ya se quiso salir por peteneras. Después de que le formulara esta pregunta tan directa,
lo que me contestó José Luis Escribá fue lo siguiente.
Prestigiosos todos, pero analizando un problema distinto al del nivel de renta per cápita.
Analizan en qué medida esta y la población crecen a un ritmo similar. Por eso, gráficamente
simultanean las dos variables y las transforman en logaritmos para comparar sus tasas de variación.
Esta réplica, como le hice saber en el tuit de contestación, no tiene absolutamente ningún
sentido. Primero, puedes comparar la evolución de dos variables distintas, renta per cápita y
población, con una escala lineal. Normalizas ambos valores a 100 y ves cómo evolucionan linealmente.
Lo que pasa es que los autores no quieren estudiar cómo evolucionan linealmente,
sino cómo evoluciona su variación. Si en algún momento crece más rápido la población que la
renta per cápita o al revés. Y para eso utilizan la escala logarítmica. No porque la evolución de
dos valores distintos solo se puede efectuar a través del uso de escala logarítmica,
en absoluto, sino porque lo que les interesa estudiar y comparar son los cambios relativos
en ambos valores. De hecho, si leemos los papers en los que aparecen cada uno de estos gráficos,
la explicación que nos dan los autores al respecto es muy clara.
Primero, hemos escogido la representación de estas dos series en escala logarítmica para
enfatizar que las tasas de crecimiento de ambas series se han ido incrementando a lo largo del
tiempo. Es decir, que lo que buscan representar no es tanto la evolución absoluta de las series,
sino representar los cambios en sus ritmos de variación. O en otro de los papers donde aparece
en estos gráficos, la transformación logarítmica vuelve las tendencias más claras en la medida en
que la pendiente de las curvas nos proporciona el ritmo al que se crece o se decrece. O, finalmente,
los datos se representan en logaritmos para facilitar la comprensión visual de los cambios
en las tendencias subyacentes. Por tanto, se escoge la escala logarítmica porque facilita
la visualización de los ritmos de crecimiento de las dos series, no porque sea necesaria para
comparar las dos series. Y si la escala logarítmica facilita la visualización del ritmo de crecimiento
de una serie, pues entonces tendrá más sentido utilizar la escala logarítmica que la escala
lineal si queremos representar a muy largo plazo cómo ha evolucionado la renta per cápita. Porque
con escala logarítmica seremos capaces de detectar los cambios de tendencia en el crecimiento de la
renta per cápita, que es a lo que se refería Eduardo Garza. Pero es que a su vez el ministro
escriba mete la pata porque sólo en tres de los cuatro gráficos se compara la evolución de la
renta per cápita con la población. Hay un gráfico, el de Xavier Salá y Martín y el de Robert Barro,
donde sólo se representa la evolución de la renta per cápita, no la de ambas variables. Pues bien,
después de explicarle todo esto al ministro escriba, el ministro más serio, más riguroso,
más técnico de este gobierno, esperaba que ya recapacitara, diera marcha atrás, recogiera cable
en la terminología tuitera y no se empeñara por huir hacia adelante. Pero, ¡o sorpresa! este
ministro tan técnico, tan riguroso, tan honesto, siguió huyendo hacia adelante. Y en su última
réplica me contesta. Bueno, sólo nos queda una referencia, la de Barro, Etali. Barro y Salá y
Martín, sólo son dos autores, no hace falta aquí utilizar el Etali, pero bueno. Su foco es la
convergencia del sur en Estados Unidos. Lo ilustran en logaritmos para visualizar distintos ritmos
de crecimiento en el tiempo. Comparar niveles de renta per cápita en logaritmos no es apropiado
y distorsiona el mensaje. Fijaos en la trampa que está tendiendo aquí el ministro escriba. El
ministro escriba sugiere que cuando yo le coloco, le estampo en su red social a Eduardo Garzón el
gráfico de evolución de renta per cápita en logaritmos, lo que yo pretendía hacer era
comparar los niveles de renta per cápita entre países en logaritmos. Y claro, eso no tiene
demasiado sentido. Si quieres visualizar cuál es la diferencia de renta per cápita entre Estados
Unidos y Reino Unido, desde luego este gráfico, el gráfico en logaritmos, no es útil porque parece
que prácticamente todos los países tienen la misma renta per cápita cuando existen diferencias
importantes, absolutas, diferencias absolutas importantes entre ellos. Por tanto, claro,
si tú quieres representar diferencias absolutas es mejor una escala lineal que una escala logarítmica.
Pero es que la discusión con Eduardo Garzón no iba sobre esto. No iba sobre si en el año 2021
Estados Unidos era más rico que Francia o que Inglaterra. Nada que ver. La discusión con Eduardo
Garzón era ¿Cuándo se produce históricamente el cambio de tendencia en el crecimiento económico
de las principales economías mundiales? ¿Durante la segunda mitad del siglo XX con la expansión
del estado de bienestar o a principios del siglo XIX con la revolución industrial? Es decir,
con las ideas de la socialdemocracia en la segunda mitad del siglo XX o con las caducas ideas de
Javier Millet a comienzos del siglo XIX. Y para eso, que es de lo que estábamos hablando,
sí sirve mucho más si hay que emplear la escala logarítmica y no la escala lineal.
O el ministro no sabía en qué debate se estaba metiendo, o si lo sabía, después de verse
acorralado con una serie de réplicas y contrarréplicas que por su parte no tenían ningún sentido,
intentó mentir, intentó manipular, intentó reescribir el objeto original del debate para
aparentar que él no estaba diciendo ninguna burrada, que él tenía razón. Por eso,
y a modo de conclusión, le respondí al ministro, sin que él siguiera huyendo hacia adelante,
lo siguiente. No sé si ha seguido el debate o si intenta distorsionarlo, pero lo que su
colega Garzón dijo es que el crecimiento económico se revoluciona a partir de 1950
en todas partes. Mi gráfico no pretende comparar niveles de renta, sino visualizar cambios de
tendencia en el crecimiento económico. Sinceramente, no entiendo demasiado bien
el papelón perpetrado por el ministro Escrivá en todo esto. ¿Por qué todo un ministro de
Seguridad Social, que vale, está de vacaciones y tendrá mucho tiempo libre, pero por qué un
ministro de Seguridad Social se entromete en la conversación que estaban teniendo dos personas,
en este caso Eduardo Garzón y yo, para rebatir sobre un tema que no es de su competencia? Entendería
que si estuviéramos debatiendo de las pensiones o de la afiliación a la Seguridad Social o de la
inmigración, Escrivá interviniera y dijera, oye, que tú tienes razón o tú no la tienes,
o en mi opinión tú te equivocas y tú no. Bien, hasta ahí lo puedo llegar a entender. Pero que
estemos debatiendo sobre el momento en el que se origina el crecimiento económico en occidente,
que es algo, insisto, que a Escrivá ni le viene como ministro, y aparezca de súbito en esta
discusión, tratando de dejarme mal, como diciendo, estás utilizando un tipo de gráfico que ningún
economista prestigioso utilizaría jamás, por tanto no tienes ninguna idea de lo que estás haciendo,
cuando esto es algo que se aprende en primero de carrera, vamos, que no has de saber demasiado ni
tener muchas luces para entender de qué va el asunto, pues entonces esta intervención extemporánea
del ministro Escrivá me parece del todo incomprensible. ¿Cómo me parece incomprensible
la postura indefendible que estaba intentando defender? ¿Es que esto no es algo opinable? ¿No
es una cuestión de divergencia entre escuelas, de economistas, de distinta orientación ideológica?
No. Esto es algo que desde la izquierda a la derecha o desde la extrema izquierda a la extrema
derecha, si sabes algo de visualización de datos, entiendes y compartes. Entonces, ¿a qué viene esta
reacción del ministro Escrivá? No sé si es que se ve con un pie fuera del Ejecutivo y como un
pistolero desnortado le está pegando tiros a todo lo que se mueva sin ton ni son, o si por el contrario
se ve tan dentro del Ejecutivo que como va a quedar vacante, quizá el puesto de Nadia Calviño al
frente del Ministerio de Economía, si finalmente ésta se marcha al Banco Europeo de Inversiones,
igual está haciendo méritos dentro del Gobierno de coalición. Eduardo Garzón no solo es el hermano
del ministro de consumo, Alberto Garzón, sino que es un economista más o menos destacado dentro de
su mar, que forma parte del Gobierno de coalición. No sé, por tanto, si está haciendo méritos dentro
del Gobierno para ver si le termina cayendo el Ministerio de Economía. En cualquier caso,
señor Escrivá, si quiere conservar algo del antiguo prestigio que tenía como presidente de la
IREF, no vuelva a inmolarse en público para salvar a un colega, a un compañero de sus propias torpezas.