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En esta tercera sesión del curso universitario sobre antimarx para la Universidad de las
Hesperides, vamos a comenzar exponiendo el análisis que efectúa Marx sobre el sistema
económico capitalista. Y para ello vamos a comenzar estudiando la categoría económica
más simple, aquella que subsume la mayoría de relaciones sociales dentro del capitalismo,
aquella que Marx considera la célula económica del capitalismo. Me estoy refiriendo al estudio
de la mercancía. ¿Por qué Marx considera que la mercancía es la célula económica del capitalismo?
Pues porque sin mercancías no puede haber capitalismo. Y tampoco podríamos decir sin
capitalismo puede haber mercancías, al menos como forma social predominante generalizada de riqueza.
Porque aunque Marx reconoce que antes del capitalismo también existían mercancías,
solo en el capitalismo la mercancía se convierte en la forma general de producción. Por tanto,
para comprender el capitalismo es absolutamente indispensable arrancar con el análisis de la
mercancía. ¿Y qué es exactamente la mercancía para Marx? ¿Cómo la define? ¿Cómo la investiga?
Podemos decir que para Marx la mercancía tiene cinco notas características. Se trata de un valor
de uso social, reproducible a través del trabajo privado y distribuida a través del mercado.
Vamos a explorar con algo más de detalle cada una de estas cinco características. En primer lugar,
la mercancía es un valor de uso. ¿Y qué es un valor de uso? Un bien económico, un objeto que es útil para
satisfacer alguna necesidad humana. Conviene aclarar en este punto, por cierto, que Marx utiliza
la expresión valor de uso en dos sentidos conectados pero distintos. Marx habla de valor de uso tanto para
referirse al bien económico, a la cosa que es un valor de uso, cuanto también a la utilidad del
bien económico, es decir, a la cualidad del valor de uso. Por ejemplo, dice Marx en el volumen primero
del Capital, un valor de uso u objeto útil sólo tiene valor porque en él está objetivado o materializado
trabajo abstracto humano. Es decir, aquí equipara valor de uso con objeto útil. Pero más adelante,
en el Capital, en el tomo primero, también podemos leer. Su propia mercancía no tiene para él ningún
valor de uso directo. En caso contrario, no la llevaría al mercado. La mercancía posee valor de uso para
otros. Para él sólo tiene directamente el valor de uso de ser portador de valor de cambio. Es decir,
aquí está utilizando valor de uso como sinónimo de utilidad o más bien funcionalidad. Dicho de otra
manera y jugando con el lenguaje, podríamos decir que para Marx un valor de uso, un objeto útil, un
valor de uso es un objeto que posee valor de uso. Un objeto útil es un objeto que posee utilidad. Sea
como fuere, la primera nota característica de la mercancía es que se trata de un valor de uso,
de un objeto útil. Ninguna cosa que sea inútil, ninguna cosa que no satisfaga necesidades humanas
puede ser mercancía. Y esto es importante para entender bien la teoría del valor trabajo que
expondremos en el vídeo siguiente. Muchas veces se tiende a malinterpretar o a tergiversar la teoría
del valor trabajo diciendo que ésta señala que la utilidad de las mercancías depende del tiempo de
trabajo socialmente necesario para producirlas. En absoluto. Eso no lo dice la teoría del valor
trabajo. La teoría del valor trabajo sostiene que una cosa sólo puede ser mercancía y sólo puede
llegar a intercambiarse en el mercado si es una cosa útil, si es un valor de uso, si es un bien
económico. Por tanto, esta es la primera nota característica de cualquier mercancía. Se trata de un
valor de uso, de un bien económico, de una cosa útil. Segunda característica, es un valor de uso
social. ¿Qué significa esto? Que la mercancía, el objeto que constituya una mercancía dentro del
capitalismo, ha de ser una cosa útil para los demás, no para quien la produce. De hecho, normalmente para
quien la produce, la mercancía será un objeto no útil, será un no valor de uso. Por ejemplo, si yo me
dedicara a producir martillos en masa, sería altamente probable que los martillos en masa que estoy
produciendo sean inútiles para mí. Puede que un martillo o dos martillos fueran un objeto útil para
mí, para el productor de martillos, pero desde luego el milésimo o el cienmilésimo martillo me sería
completamente inútil. A mí, a su productor, pero no necesariamente a otras personas. Y eso es un valor
de uso social, un valor de uso para terceros. Así, en el volumen primero del capital, Marx nos indica lo
siguiente. Un objeto puede ser útil y puede ser fruto del trabajo humano sin ser una mercancía. Aquella
persona que satisface sus propias necesidades con el producto de su trabajo crea valores de uso,
pero no mercancías. Para producir mercancías no sólo ha de producir valores de uso, sino valores de
uso para otros, es decir, valores de uso sociales. Tercera característica de la mercancía. Se trata de un
valor de uso social que es reproducible, es decir, que puede volver a producirse. Para Marx, aquellos
objetos útiles que no sean susceptibles de volver a producirse no integran la categoría económica de
mercancías. No es que no existan, pero no las califica como mercancías. Ahora bien, que no sean
mercancías no significa que bajo el capitalismo no puedan adoptar la forma, la apariencia de mercancía.
Por ejemplo, una determinada pradera natural, o el cuadro original de la Gioconda, o la honorabilidad
de una persona, todo ello cosas que no son reproducibles, que no se pueden volver a producir,
que existen, pero no cabe fabricarlos en masa, no son propiamente mercancías, pero pueden adoptar la
forma de mercancías si salen a la venta en el mercado. Esto es lo que nos dice Marx en el volumen
primero del Capital. Algunas cosas que no son en sí mismas mercancías, cosas como la conciencia o la
honorabilidad, etc., pueden ser vendidas por sus propietarios y, por tanto, adquirir la forma de
mercancías a través de su precio. Esta distinción conceptual entre cosas que son en sí mismas mercancías
y cosas que adoptan la forma de mercancía podría parecer una diferenciación irrelevante o bizantina,
pero no lo es en absoluto, porque como ya estudiaremos en la sesión siguiente, Marx sólo aplicará lo que hoy
conocemos como teoría del valor trabajo a aquellas cosas que son en sí mismas mercancías. Es decir,
el precio de las mercancías se explicará en función de la teoría del valor trabajo. Sin embargo, el precio
de las cosas que adoptan la forma de mercancía, cosas que no son reproducibles en sociedad, como una pradera de
tierra o como la honorabilidad de una persona, el precio de esas cosas que adoptan la forma de mercancía
no se explicará por la teoría del valor trabajo. Cuarta característica de las mercancías son valores de uso
social reproducibles a través del trabajo humano privado. ¿Qué significa trabajo humano privado? Pues podemos
equipararlo con la producción de carácter descentralizado. Si yo soy un productor de mercancías que trabajo
independientemente, separadamente, que fabrico esos valores de uso sociales a los que llamamos mercancías
a través de mi propio trabajo al margen, de manera aislada al resto de seres humanos que producen por su
lado sus propias mercancías, entonces mi trabajo humano dirigido a producir esa mercancía es un trabajo
humano privado. En este sentido, la categoría de trabajo privado se contrapondrá a la categoría de
trabajo social. ¿Qué sería el trabajo social? Pues imaginémonos una familia de agricultores que
cultivan el campo conjuntamente y que luego, además, consumen los productos agrarios que ellos mismos han
fabricado conjuntamente. Pues bien, ese trabajo comunal, ese trabajo en comunidad, ese trabajo
codo con codo entre varios productores, entre varios trabajadores, es un trabajo que Marx denomina
inmediatamente social, o si lo queremos un trabajo socializado. Así pues, a diferencia del trabajo
privado, que es un trabajo descentralizado, donde cada productor independiente dicta, decide los términos
de lo que produce, en el trabajo inmediatamente social, en el trabajo socializado, los distintos
trabajadores desarrollan distintas partes de un mismo plan productivo de carácter centralizado.
Que el plan productivo bajo el cual trabajan socialmente los distintos trabajadores sea un plan central
no significa que sólo una persona sea la que determine ese plan central. El plan productivo central,
el plan productivo común, puede haber sido confeccionado y decidido comúnmente por todos
los trabajadores. La nota característica importante aquí, para definir el trabajo inmediata o directamente
social, es que todos los trabajadores sean conscientes de que están cooperando entre sí dentro de un mismo
proyecto productivo. De hecho, así es, como describe Marx, en el volumen primero del Capital,
una situación idealizada donde el trabajo es directamente social. Dice Marx, imaginemos una
asociación de hombres libres que trabajan con medios de producción comunes y gastan sus diferentes formas
de fuerza de trabajo con plena conciencia de sí mismos como una sola fuerza de trabajo social. Por tanto,
cuando varios trabajadores están cooperando de manera consciente dentro de un mismo proyecto productivo,
ese trabajo será inmediatamente social. ¿Todo esto qué significa? Pues que el trabajo de un trabajador
autónomo será trabajo privado frente al trabajo de otro trabajador autónomo, o que los trabajos
realizados dentro de una empresa capitalista serán trabajo privado frente a los trabajos desarrollados
dentro de otra empresa capitalista, pero, sin embargo, el trabajo de los distintos trabajadores
entre sí dentro de una empresa sometidos a un mismo plan, al plan productivo del capitalista,
ese trabajo sí será trabajo inmediatamente social. De hecho, la visión que tenía Marx de una sociedad
socialista, de una sociedad donde todo el trabajo fuera directa o inmediatamente social,
era la de una sociedad que se organizara productivamente como una sola fábrica, como una sola empresa dentro
del capitalismo. Así, por ejemplo, en La miseria de la filosofía podemos leer. Si tomamos como modelo la
división del trabajo dentro de una fábrica moderna para aplicarla después al conjunto de la sociedad,
veremos que la sociedad mejor organizada para la producción de riqueza sería, sin ninguna duda,
aquella que tuviese un solo empresario en jefe, que distribuyera el trabajo entre los diversos
miembros de la comunidad según reglas establecidas de antemano. Y también, en el volumen primero del
capital, podemos encontrar la siguiente cita. Los apologistas más entusiastas del sistema fabril
se caracterizan por el hecho de que su mayor condena contra la organización general del trabajo en
sociedad sea que convertiría a toda la sociedad en una fábrica. Por tanto, para Marx, el trabajo
que tiene lugar dentro de una fábrica capitalista ya es un trabajo inmediatamente social, porque es
un trabajo que se desarrolla conscientemente bajo las directrices de un mismo plan centralizado. En
cambio, el trabajo que se desarrolla internamente en una fábrica frente al trabajo que se desarrolla
internamente en otra fábrica, esos dos tipos de trabajos sí son, entre sí, trabajos privados. Porque
el trabajo de una fábrica no se somete al mismo plan central y consciente que el trabajo de otra
fábrica. Los trabajos productivos de una fábrica son independientes, son determinados
independientemente a los trabajos productivos de otra fábrica. Lo cual no significa que con
posterioridad y a través del mercado, ambos tipos de trabajos privados no terminen socializándose de
manera indirecta. De hecho, esta será la idea clave que expondremos en otra sesión futura sobre el
fetichismo de la mercancía. Pero, de entrada, los trabajos desarrollados independientemente,
no sometidos conscientemente a un mismo plan central, son trabajos privados. Y en este sentido,
la última característica de la mercancía es su distribución a través del mercado. La finalidad
de la mercancía, de cualquier mercancía, es ser vendida a través del mercado. Si una cosa
es un valor de uso social reproducible a través del trabajo privado, pero no se distribuye a
través del mercado, entonces, para Marx no es una mercancía. Por ejemplo, si yo produzco una mesa y se la
regalo a mi vecino, eso no es una mercancía, porque no he distribuido, no he vendido ese objeto útil,
reproducible mediante mi trabajo privado, a través del mercado. A su vez, y por el mismo motivo,
los servicios que proporciona el Estado pueden ser servicios útiles para la sociedad, reproducibles a
través del trabajo privado de los trabajadores del Estado, pero como no se venden a través del mercado,
sino que se proporcionan gratuitamente para el usuario, aunque lo paga el contribuyente, claro,
pero para el usuario se distribuyen gratuitamente, en ese caso no estaríamos ante mercancías. Para que los
valores de uso sociales reproducibles a través del trabajo privado sean mercancías, es completamente
imprescindible que se distribuyan, que terminen llegando a las manos de aquellos que las utilizan a
través de su venta en el mercado. Por consiguiente, en el capitalismo, según Marx, podremos encontrar,
podremos hallar diversas clases de objetos. En primer lugar, objetos inútiles, cosas inservibles. En
segundo lugar, objetos que sean útiles, pero no reproducibles a través del trabajo humano privado.
Por ejemplo, la tierra virgen o las praderas naturales. En tercer lugar, objetos con valor de
uso propio, personal, privado, reproducibles a través del trabajo humano, pero que no se destinan
al intercambio. Por ejemplo, el trigo cultivado para el autoconsumo. En cuarto lugar, objetos con
valor de uso social que se producen mediante el trabajo privado, pero que no se destinan al
intercambio a través del mercado, como ya hemos mencionado, los servicios que proporciona el Estado.
En quinto lugar, objetos con valor de uso social que no son producidos por el trabajo humano privado,
o que no son reproducibles a través del trabajo humano privado, pero que sí se destinan al
intercambio. Esta quinta clase de objetos son aquellos que ya hemos dicho que no son en sí
mismo mercancías, pero que sí adoptan la forma de mercancías. Por ejemplo, la honorabilidad de una
persona o el cuadro original pintado por un determinado artista. Y por último, nos encontraremos
con objetos que son útiles para terceros, valor de uso social, reproducibles a través del trabajo
humano privado y distribuidos a través del mercado. Esta última categoría será la mercancía. Por ejemplo,
si yo fabrico una silla para venderla a través del mercado, esa silla es una mercancía. Para Marx,
la forma predominante de riqueza dentro del capitalismo es la mercancía. Y sólo en el
capitalismo la mercancía puede ser la forma predominante de riqueza. Y por eso, para entender
el capitalismo, hemos de entender bien la mercancía. Y en concreto, lo que estudia Marx a continuación es de
qué dependen los términos, las proporciones, las ratios a las que unas mercancías se intercambian
por otras mercancías. A la relación de intercambio entre dos mercancías, Marx lo denomina valor de
cambio. Y como en el caso de los valores de uso, podemos emplear el término valor de cambio tanto para
referirnos al objeto que es intercambiado, a la mercancía que se destina a ser intercambiada,
como a la ratio por la cual una mercancía se intercambia por otra. El valor de cambio es lo
que hoy en día coloquialmente llamaríamos precio de una mercancía. Sin embargo, Marx, quizá de manera
más apropiada, restringe el término precio para referirse al valor de cambio monetario, al valor de
cambio a cambio de dinero. Por tanto, si dos sillas se intercambian por una mesa, el valor de cambio de
dos sillas será una mesa y el valor de cambio de una mesa serán dos sillas. Pero entonces, la cuestión
que surge, que es pertinente investigar, que es relevante para entender el funcionamiento del sistema
capitalista, es de qué dependen los valores de cambio. ¿Son los valores de cambio, los precios,
entre comillas, puramente aleatorios? Cada vez que una mesa se intercambia por sillas, la ratio a la que
se intercambian es absolutamente volátil, completamente fluctuante e irracional? ¿O, en cambio, las relaciones
de cambio entre dos mercancías, los valores de cambio, tienden a oscilar, tienden a establecerse
alrededor de alguna magnitud? No estamos diciendo que siempre y en todo momento y en todo lugar los
valores de cambio de dos mercancías sean idénticos, pero desde luego tampoco parece que sean
completamente aleatorios. Entonces, si hay algún tipo de centro de gravedad alrededor del cual se
determinen los valores de cambio entre las mercancías, valores de cambio que podrán desviarse
transitoriamente de ese centro de gravedad, pero que los mantiene anclados en torno a él, lo que se
pregunta Marx es ¿qué determina ese centro de gravedad? ¿Qué constituye ese centro de gravedad?
¿Cuál es el factor determinante que explica los términos en los que dos clases de mercancías
tienden a intercambiarse en el mercado? Y es ahí donde Marx introducirá su famosa teoría del valor
trabajo, la cuestión que desarrollaremos en la próxima sesión dentro de este curso para la
Universidad de las Espérides sobre antimarx.