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Joe Biden consigue aprobar en el Senado estadounidense su histórica ley para reducir la inflación.
Pero ¿cuánto contribuirá esta ley a reducir efectivamente la inflación?
Veámoslo.
Los políticos son los truanes que buscan engañar continuamente a la población.
También el presidente de la principal democracia del planeta, de Estados Unidos.
¿Por qué digo esto?
Pues porque el Senado estadounidense, a falta de que haga lo propio la Cámara de Representantes,
acaba de aprobar una ley promovida por ese presidente de Estados Unidos, por Joe Biden,
supuestamente dirigida a luchar contra la inflación.
De hecho, la ley se llama así, ley para reducir la inflación.
El problema es que esa ley de lo que menos se ocupa es de luchar contra la inflación.
De entrada, la partida más importante de esta ley son inversiones para la transición ecológica,
inversiones muy agresivas en energías renovables, 370.000 millones de dólares durante los próximos 10 años.
Y uno podría decir, ¿pero qué tiene que ver la inflación con la inversión en energías renovables?
De verdad, te invirtiendo en energías renovables, vamos a bajar la inflación.
Recordemos que el gobierno de Biden, al igual que el gobierno de Sánchez y al igual que casi cualquier gobierno del planeta,
están culpando a la inflación de los cuellos de botella globales y durante los últimos meses,
de manera muy especial, a los cuellos de botella en el sector energético tradicional, en los combustibles fósiles.
Tenemos cuellos de botella en la producción de petróleo, en la producción de gas,
además exacerbados por el cierre de suministro de Rusia y por las sanciones que le hemos impuesto a Rusia.
Por tanto, si tuviésemos muchas más energías renovables, esto no habría pasado.
Seríamos menos dependientes de la importación de combustibles fósiles,
cuyo precio se ha disparado y está elevando nuestra inflación.
Poco importa que, por ejemplo, en el caso de Europa, nos hayamos vuelto tan dependientes del gas
justamente por potenciar las energías renovables, sin tener una fuente alternativa al gas,
que permitirá complementar el suministro eléctrico cuando las renovables no están produciendo,
dado que el momento en el que producen los momentos en los que producen electricidad
no son controlables en la medida que depende de factores externos, como el sol o como el viento.
Hemos renunciado a la energía nuclear que podría haber hecho de complemento de las renovables,
y si no tenemos nuclear de complemento, el único complemento disponible para suministrar rápidamente electricidad
cuando la necesitamos es el gas.
Por tanto, la narrativa es más bien al revés.
Hasta el momento nos hemos vuelto muy dependientes del gas por invertir mucho en renovables.
En todo caso, hasta cierto punto, este relato tiene cierto encaje en lo que nos han venido contando hasta la fecha.
Si la inflación se debe a los cueillos de botella,
si se debe a que no tenemos capacidad para producir determinados inputs, como los inputs energéticos,
tiene sentido en abstracto que el sector privado, o en este caso el gobierno,
inviertan más para incrementar la capacidad de producción de esos inputs o de inputs sustitutivos a los anteriores,
energías renovables frente a combustibles fósiles.
Sin embargo, la siguiente partida más importante de esta ley
es el establecimiento de un tipo mínimo global sobre el impuesto de sociedades del 15%
con el que se pretenden recaudar más de 300.000 millones de dólares a lo largo de los próximos 10 años,
que tiene que ver subir los impuestos con reducir la inflación.
No habíamos dicho que la inflación era una consecuencia de los cueillos de botella por el lado de la oferta,
como aplicas entonces una política de demanda, como es subir los impuestos para luchar contra la inflación,
si la inflación es de oferta para que aplicas, como digo, políticas de demanda.
Bueno, pues según nos dicen los demócratas que han conseguido sacar adelante esta ley en el Senado,
porque se trata de combatir la inflación reduciendo el déficit.
Las inversiones en energías renovables implican gasto público,
si no se elevan los impuestos para financiar el gasto público, aumenta el déficit y entonces aumenta la inflación.
Y oye que la idea de equilibrio presupuestario a mí me parece muy seductora,
preferiría claro que no aumentarán los gastos y que se cuadraran las cuentas con impuestos bajos,
pero desde luego, si se aumentan los gastos públicos, prefiero que se financien esos gastos públicos de manera sostenible,
es decir, con impuestos que no condeuda.
Ahora bien, una vez reconoces que el déficit público tiene una influencia sobre la inflación,
los demócratas suben el impuesto de sociedades para muchas empresas estadounidenses,
porque, según dicen, si invierten más en renovables sin aumentar la recaudación,
va a aumentar el déficit y el déficit se varía la inflación.
Oye, insisto, si reconoces que el déficit genera inflación,
quizá la política fiscal que ha seguido Estados Unidos y muy en particular Joe Biden durante los últimos años,
quizá haya tenido algo que ver en la inflación.
Quizá, no sé, que en 2020 y 2021 la economía estadounidense haya registrado los dos mayores déficits públicos,
en términos absolutos de toda su historia, o los mayores déficits públicos en relación con el PIB
desde la Segunda Guerra Mundial, quizá, si reconoces que los déficits afectan a la inflación,
esos déficits públicos que Trump y Biden han generado en 2020 y en 2021,
hayan tenido algo que ver en la inflación que ahora estamos experimentando.
Vamos, que no toda la inflación se debe a los cuellos de botella desde el lado de la oferta,
o al menos, como mínimo, la política de demanda de agresivos déficits públicos,
que ha seguido el sector público estadounidense, el gobierno estadounidense,
habrá tenido algo que ver en gestar desde el lado de la demanda agregada esos cuellos de botella en el lado de la oferta.
Pero bien está que, aunque sea de tapadillo, el gobierno estadounidense reconozca que el déficit público,
que los déficits públicos, que la emisión de deuda, que el incremento de la demanda agregada
con la política fiscal expansiva que ha seguido durante los últimos años, ha contribuido a cebar la inflación.
Con lo cual, de nuevo, podríamos decir que tiene sentido que esta ley incluya no solo inversiones
en incrementar la capacidad productiva de la economía, sino también subidas de impuestos para reducir el déficit.
Pero claro, si tú de verdad te crees que el déficit público genera inflación
y esta es una ley para luchar contra la inflación,
¿por qué incluyes medidas en esta ley que contribuyen a incrementar el déficit público sin, a su vez,
incrementar la capacidad productiva de la economía?
Es decir, ¿por qué aumentas el gasto corriente cuando deberías estar únicamente aumentando el gasto en inversión vía impuestos?
En concreto, la ley contiene gastos de 64.000 millones de dólares
durante los próximos 10 años en subsidiar la adquisición de seguros médicos para las familias de rentas más bajas.
¿Qué cuidado? No estoy entrando a valorar si estos subsidios son necesarios, no lo son.
Lo que estoy entrando a valorar es que no tiene mucho sentido que metas esa provisión, que metas esa reforma
en una ley que dice que tiene el objetivo de luchar contra la inflación.
¿Que quieres luego aprobar otra ley de reforma sanitaria o de reforma parcial del sistema sanitario?
Bueno, pues lo debatiremos en esa ley, pero que apruebes una ley para luchar contra la inflación,
que reconozcas que aumentar el déficit, es decir, la diferencia entre gastos e ingresos públicos, aumenta la inflación
y que metas una medida de aumento de gasto público que no afecta en absoluto a la capacidad productiva del país
y que, por tanto, podrías justificar como inversión de futuro para reducir los cuellos de botella,
pues es simplemente un despropósito que muestra que esta ley para luchar contra la inflación
se está utilizando como excusa, como vehículo, para aprobar planes muy diversos
que en realidad no tienen nada que ver con luchar contra la inflación.
¿Y por qué sabemos que esta ley es un popurri de medidas inconexas e incoerentes
que no van a tener ninguna influencia relevante sobre la inflación?
Pues porque, en esencia, nos lo ha dicho la Oficina Presupuestaria del Congreso,
la CBO, que es una de las instituciones económicas más prestigiosas del país,
a la hora de hacer estimaciones sobre la evolución del déficit público futuro,
a la hora de hacer estimaciones sobre la evolución de los parámetros macroeconómicos futuros.
Como respuesta a una pregunta formulada por el senador republicano Lindsey Graham,
la CBO, la Oficina Presupuestaria del Congreso, contesta lo siguiente
a propósito de cómo afectará esta ley a la inflación en el año 2022 y en el año 2023,
que son los años en los que ahora mismo estamos sufriendo la inflación.
Dice la CBO, la Oficina Presupuestaria del Congreso, sobre cómo esta ley afectará a la inflación.
El rango de posibles resultados, de posibles efectos de esta ley refleja la incertidumbre
sobre cómo algunas de las medidas de esta pieza legislativa van a afectar a la demanda y a la oferta agregada.
La CBO espera que las distintas medidas de esta ley afecten a la demanda y a la oferta agregada
de manera muy variada. Por ejemplo, las medidas directamente dirigidas a incrementar
las compras públicas, las compras gubernamentales de bienes y servicios
afectarán a la demanda agregada en un dólar por un dólar. Cada dólar gastado será un incremento de la demanda agregada.
El aumento de las ayudas financieras a la población, por ejemplo, los mayores subsidios sanitarios,
incrementarán el gasto agregado más entre las familias de renta baja que entre las familias de renta alta.
Básicamente porque las familias de menores ingresos consumen un mayor porcentaje de sus ingresos disponibles
en hacer frente a esta partida de gasto de lo que sucede con las familias de renta alta.
Por tanto, mayores ayudas financieras a estas familias de ingresos bajos
incrementarán la demanda agregada de bienes y servicios más de lo que lo harían las ayudas a las familias de renta alta.
Por tanto, más presión inflacionista. En cambio, los aumentos de los impuestos a las empresas, del impuesto de sociedades,
como afectan a los beneficios después de impuestos en lugar de la rentabilidad de las inversiones,
tendrán un efecto muy pequeño a la hora de reducir la demanda agregada,
según estimamos en la oficina presupuestaria del Congreso.
Básicamente que las empresas no reducirán de manera muy significativa la inversión
por el hecho de grabar sus beneficios después de impuestos.
Aumentas, por tanto, los subsidios por un lado que tienden a incrementar el gasto agregado y eso es inflacionista,
por otro busca reducir la demanda empresarial, el gasto empresarial en inversión,
para así reducir la demanda agregada desde ese lado, pero según la CBO el efecto de esto último es bastante escaso.
Por tanto, y como decía con anterioridad, en esta ley hay medidas que aparentemente pueden dirigirse a luchar contra la inflación,
pero hay otras medidas que más bien lo que hacen es contribuir a incrementar la inflación.
Pero en cualquier caso, ¿cuánto contribuye el conjunto de esta ley?
El agregado de las medidas contenidas en esta ley, que no lo olvidemos, se llama ley para reducir la inflación,
¿cuánto contribuye efectivamente a este propósito? A reducir la inflación.
Pues la oficina presupuestaria del Congreso también nos da su estimación. Atención.
¿Cuánto contribuirá esta ley a reducir la inflación en los años 2022 y 2023?
Según la CBO, en el año 2022 esta ley tendrá un efecto irrelevante sobre la inflación.
En el año 2023 la inflación probablemente se ubique entre un 0,1% por debajo o un 0,1% por encima,
que sin haber aprobado esta ley, según estima, la oficina presupuestaria del Congreso.
Vamos, que a pruebas con toda la fanfarea una ley que se llama ley para reducir la inflación
y el efecto que tendrá esa ley en 2022 será nulo y el efecto que tendrá en 2023
es que reducirá la inflación en una décima o a lo mejor incluso incrementa la inflación en una décima.
Entonces, ¿para qué apruebas esta ley? Pues desde luego no para los objetivos declarados de la misma.
¿Apruebas la ley? Porque quería repartir más de 300.000 millones de dólares
entre empresas a fines para impulsar la inversión en energías renovables.
¿Apruebas la ley? Porque querías imponer un impuesto mínimo global sobre las empresas estadounidenses.
¿Apruebas la ley? Porque querías extender los subsidios sanitarios a las familias de ingresos bajos
para mantener atado su voto. ¿Apruebas la ley? Para todo eso, pero desde luego no para combatir la inflación
a pesar de que justificas la urgencia de que los senadores y los congresistas aprueben esta ley
con el subterfugio de que, si votan en contra, en realidad están votando a favor de la inflación.
¿Entienden ahora por qué les decía al principio de este vídeo que los políticos
y también el presidente de Estados Unidos son unos truanes?