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Las familias españolas pagaron durante el segundo semestre del año 2022, meses durante
los cuales la famosa excepción ibérica de este gobierno estuvo plenamente en vigor,
el séptimo precio de la electricidad más caro de Europa, un 20% más en su factura
eléctrica que en el conjunto de la Unión Europea. ¿Por qué sucedió esto si la excepción
ibérica ha sido una política energética tan exitosa, según nos dice el gobierno de
PSOE Podemos? Veámoslo. Durante los últimos meses seguro que han escuchado en múltiples
ocasiones que las medidas que ha adoptado el gobierno de PSOE Podemos para contener
el precio de la electricidad en España, esencialmente el tope del gas, la llamada
excepción ibérica, así como la reducción de determinados tributos como el IVA o como
el impuesto especial a la electricidad, han conseguido abaratar el precio de la
luz en nuestro país a uno de los niveles más bajos de Europa. Por ejemplo, a comienzos de
este año, Europa Press, una agencia de noticias titulaba, España cerró 2022 con la electricidad
más barata que en Francia, Alemania e Italia. Pero hoy nos hemos desayunado con un titular
sorprendente y aparentemente contradictorio con la idea anterior, y es que en la segunda mitad del
año 2022, cuando el tope del gas, la excepción ibérica, ya estuvo plenamente en vigor en España,
las familias españolas pagaron la séptima electricidad más cara de toda Europa, un 20
por ciento por encima de la media comunitaria. ¿Cómo es posible que se nos diga que el tope
del gas ha conseguido abaratar la electricidad muy por debajo de lo que pagan otros países europeos
y que en cambio las familias españolas estén abonando un precio por su factura eléctrica,
que es el séptimo más caro de toda la Unión Europea y un 20 por ciento más caro que la media?
Bueno, en primer lugar, vayamos con los datos. Las familias españolas pagaron en el segundo
semestre del año 2022 un precio de 34,5 céntimos de euro por kilovatio hora, como digo,
el séptimo precio de la electricidad más caro de toda Europa, solo por detrás de Dinamarca,
de Bélgica, Irlanda, Italia, República Checa, Alemania, aunque prácticamente al mismo nivel
que Alemania, y ya finalmente España. En cambio, otros países, como por ejemplo Francia, que en el
titular anterior de Europa Press se nos decía que había pagado la electricidad más cara que en
España, las familias francesas pagaron el kilovatio hora a un precio de 21 céntimos,
sustancialmente por debajo del caso de España. Además, el precio medio del kilovatio hora en el
conjunto de la Unión Europea fue de 28,4 céntimos de euro. Por tanto, el kilovatio hora en España
costó un 22 por ciento más que en el conjunto de la Unión Europea. Y si todo esto es así,
y es Eurostat quien confirma que es así, ¿por qué hemos estado leyendo y escuchando durante meses
que gracias a las medidas del gobierno España estaba pagando uno de los precios de la electricidad
más baratos de Europa? Pues porque esos titulares siempre fueron, no sé si deliberadamente,
pero siempre fueron engañosos. Solo estaban contando una parte de la verdad, y bastante
maquillada y distorsionada, de la formación de precios en el conjunto del sistema eléctrico
español. Veamos, los precios de la electricidad que pagan las familias son el resultado de tres
factores o de tres variables. En primer lugar, el coste de la energía eléctrica. En segundo lugar,
el coste de las actividades reguladas dentro del sistema eléctrico de un país. Normalmente,
el transporte y la distribución de electricidad, pero también muchas decisiones de política
energética que se pueden terminar cargando a la factura eléctrica, como por ejemplo la promoción
de las energías renovables durante los años en los que estas energías renovables no eran
especialmente competitivas, por ejemplo año 2006, 2007 o 2008. Y en tercer lugar, impuestos. Así pues,
coste de la energía eléctrica, coste de las actividades reguladas dentro del sistema eléctrico,
más impuestos, terminan conformando el precio de la electricidad que finalmente abonan las familias.
A su vez, el primero de estos tres costes, el coste de la energía eléctrica, se puede determinar
o en el mercado mayorista, donde diariamente productores de electricidad y demandantes de
electricidad compran y venden electricidad a un precio, o se puede determinar en contratos
de suministro a largo plazo. Un productor de electricidad le vende a largo plazo electricidad
a una comercializadora a un precio cerrado que pactan de antemano. Cuando el gobierno y muchos
medios de comunicación han repetido que España estaba pagando uno de los precios de la electricidad
más baratos de toda Europa, se estaban refiriendo al coste de la energía tal como se determina
diariamente en el mercado mayorista. Pero el precio de la electricidad tal como se determina
en el mercado mayorista ni representa la totalidad del precio final de la electricidad,
como ya he mencionado hay que incluir el coste de las actividades reguladas y a su vez los impuestos,
ni además el precio de la electricidad en el mercado mayorista se traslada, repercute directamente,
inmediatamente, automáticamente sobre el precio final que pagan las familias por la electricidad.
Por un lado porque puede haber comercializadoras que ya hayan comprado a futuro esa electricidad
a un precio cerrado de antemano sin necesidad de pasar por el mercado mayorista. Y por otro lado
porque las comercializadoras ofrecen en el mercado libre contratos de electricidad con los consumidores
con precios cerrados a un año, dos años o tres años, de modo que la volatilidad del precio de
la energía en el mercado mayorista sobre quien repercute a favor o en contra en el corto o medio
plazo es sobre las comercializadoras, no necesariamente sobre las familias. Solo hay
una parte de las familias españolas, que además se ha ido reduciendo hasta el 25% del conjunto de
hogares españoles, es decir, tres cuartas partes no se ven afectadas por lo que voy a decir a
continuación, solo hay una parte, el 25% de las familias españolas, cuya factura eléctrica sí
está indexada a las fluctuaciones diarias del mercado mayorista. Y me refiero a los consumidores
que se acogen a la tarifa PVPC, la tarifa regulada. La tarifa que el Estado les impone a
las comercializadoras que ofrezcan a los clientes, la tarifa regulada, es una tarifa que por ley
está indexada al mercado mayorista. Y por tanto, en esa tarifa sí, pero solo en esa tarifa,
cuando se encarece el precio del mercado mayorista, sube el precio de la electricidad final que pagan
los hogares y cuando baja se abarata. Para el resto de las familias esto no ocurre así,
cuando diariamente sube el precio del mercado mayorista eso no tiene una traslación sobre el
precio que han de pagar a la comercializadora y cuando baja tampoco tiene una traslación inmediata,
porque es la comercializadora la que ofrece a las familias un precio fijo durante un año o durante
dos años del kilovatio hora y, por tanto, la fluctuación en el coste de la electricidad.
Si la propia comercializadora no se lo ha cerrado a largo plazo con los productores
de electricidad a través de contratos de suministro a largo plazo, la volatilidad
diaria en el precio de la electricidad quien lo soporta, insisto, es la comercializadora,
no las familias que estén acogidas al mercado libre. Por eso, cuando antes de la aprobación
del tope del gas veíamos que el precio del mercado mayorista se disparaba, eso no significaría
que la factura eléctrica estuviese subiendo para la mayoría de las familias españolas que no tenían
una factura eléctrica indexada a los precios del mercado mayorista. Y por las mismas razones como
el precio de la electricidad que pagaban esas familias no se disparó en su momento, ahora que
ha caído el precio del mercado mayorista en parte, aunque no solo ni principalmente, pero sí en parte
por la aplicación del tope del gas, esa reducción del precio del mercado mayorista tampoco se
traslada de inmediato automáticamente a los contratos eléctricos a plazo de las familias,
se trasladará con el tiempo si se mantiene el precio bajo en el mercado mayorista, sin duda,
pero a corto plazo, como tampoco experimentaron las fuertes subidas del mercado mayorista,
tampoco se están ahora beneficiando de las fuertes bajadas. Solo aquellas familias cuya
factura eléctrica sí está indexada al mercado mayorista, la tarifa regulada, sufrieron en sus
carnes la fuerte subida del precio de la electricidad en el mercado mayorista y ahora
se están beneficiando de una reducción, pero eso solo representa el 25% de todas las familias
españolas. Por tanto, que la excepción ibérica haya contribuido a conseguir que España tenga
uno de los precios de la electricidad en el mercado mayorista más baratos de Europa no
significa ni mucho menos que España tenga una de las facturas eléctricas más baratas de Europa,
tanto porque el precio que pagan las familias no es un reflejo diario del precio del mercado
mayorista, cuanto porque el precio que pagan las familias no solo está influido por el coste de
la electricidad, sino también por el coste de las actividades reguladas que en España es altísimo
y por los impuestos. Y alguien podría pensar, bueno, pero al menos la excepción ibérica ha
contribuido a rebajar uno de los factores, una de las variables que contribuye a determinar el
precio de la electricidad que pagan las familias españolas. Sin excepción ibérica,
las familias españolas hubiesen pagado precios de la electricidad todavía más altos, y es posible
que eso en el margen sea así en el corto plazo. Sin embargo, no tiene por qué ser así en el largo
plazo. La excepción ibérica lo que hace es destruir el mercado mayorista marginalista,
y en el vídeo que publicaremos mañana expondremos detalladamente por qué destruir el mercado
mayorista marginalista va a tener a largo plazo consecuencias nefastas, consecuencias muy negativas
para los consumidores de electricidad. Por tanto, aún cuando la excepción ibérica haya contribuido
a corto plazo a abaratar un poquito el precio de la electricidad que pagan algunas familias
españolas, si este modelo de excepción ibérica, de destrucción del mercado mayorista marginalista,
se perpetúa en el tiempo, nos saldrá mucho más caro que lo que nos estamos ahorrando a corto plazo.
Pero de eso hablaremos mañana. De momento basta con constatar que ese titular tan manido y tan
repetido durante tantas veces durante los últimos meses de que España estaba pagando gracias a este
gobierno una de las facturas eléctricas más bajas de Europa es rematadamente falso. La séptima
factura eléctrica más cara de Europa y un 20% más cara que en el conjunto de Europa. Ese alto
precio de la electricidad a cargo de las familias españolas no es desde luego culpa exclusiva ni
mayoritaria del presente gobierno de Pesoe Podemos, pero sí es la consecuencia del nefasto
intervencionismo gubernamental, del nefasto intervencionismo estatal que viene sufriendo
el mercado eléctrico español desde hace décadas. Hoy las familias españolas cargan con un terrible
hipotecón dentro de su factura eléctrica, coste histórico de actividades mal reguladas,
pésimamente reguladas, que es consecuencia en gran medida de las decisiones de mala
política energética que tomaron Partido Popular y Partido Socialista Obrero Español durante los
últimos 25 años. Y por desgracia, este nefasto modelo de intervencionismo gubernamental sobre
el mercado de la electricidad es el que se quiere intensificar durante los próximos años a cargo
de este gobierno. Decía Einstein que locura es hacer siempre lo mismo esperando resultados
diferentes, pues con este y con los anteriores gobiernos se aplica perfectamente esta máxima.
Si no hacemos otra cosa que intervenir, intervenir e intervenir, el sistema eléctrico español no
cabe esperar otro resultado distinto que una de las facturas eléctricas más caras de Europa.