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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

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Los argentinos se han empobrecido en un 14% solo a lo largo del año 2023.
Sus ingresos reales a día de hoy están por debajo de sus ingresos reales en el año 2008,
15 años perdidos como consecuencia del brutal impuesto inflacionista que les ha sido cobrado
por el ministro de Economía, Sergio Massa, durante este año 2023. Veámoslo.
La inflación es una erosión del valor de la moneda que tiene efectos redistributivos.
Muchos agentes económicos se empobrecen con la inflación,
pero otros agentes económicos se enriquecen con la inflación.
¿Qué agentes económicos se empobrecen con la inflación? Pues aquellos cuyos ingresos
no sean adaptables al nuevo valor de la moneda, al valor depreciado de la moneda,
pero en cambio cuyos gastos sí se adapten al nuevo valor de la moneda. Por ejemplo,
un trabajador al que no se le incrementa el salario nominal después de que la moneda en
la que cobra ese salario se haya depreciado, pero que en cambio tenga gastos, por ejemplo,
la factura de la compra en el supermercado que sí se han encarecido en términos nominales como
consecuencia de la inflación. Ese trabajador cobrará lo mismo en términos nominales,
pero gastará más en términos nominales, de modo que se está empobreciendo. Y por otro lado,
¿qué agentes económicos son los que se enriquecen con la inflación? Pues los que se ubican en una
posición inversa a los anteriores, es decir, aquellos agentes económicos cuyos ingresos sí
sean muy adaptables al nuevo valor de la moneda, al valor depreciado de la moneda, pero en cambio
cuyos gastos no se adapten al nuevo valor de la moneda. Por ejemplo, si hay una empresa que es
muy intensiva en trabajo, en salarios, y esa empresa es capaz de repercutir en precios el
nuevo valor de la moneda, se ha depreciado la moneda, sube los precios en la magnitud en la
que se ha depreciado la moneda, pero en cambio al mismo tiempo es capaz de evitar la revalorización
de sus salarios, es decir, que a sus trabajadores les sigue pagando nominalmente lo mismo que antes,
pues esa empresa se enriquecerá como consecuencia de la inflación. Sus ingresos nominales aumentan,
ha subido los precios de lo que vende, sus gastos nominales no aumentan, sigue pagando los mismos
salarios y por tanto sus beneficios nominales se expanden, y se expanden sobreproporcionalmente
al deterioro del valor de la moneda, es decir, que no sólo aumentan sus beneficios nominales,
sino también sus beneficios reales. Otro ejemplo muy típico de agente económico que se enriquece
con la inflación son los deudores. Los pagos nominales que han de hacer los deudores se
mantienen fijos a pesar de que la moneda se haya depreciado, y en cambio si al mismo tiempo los
ingresos nominales de esos deudores se incrementan, mis ingresos nominales están aumentando, mis gastos
nominales vinculados con la deuda no están aumentando, mayores ingresos nominales, mismos
gastos nominales, mayores ingresos netos nominales que crecen más que la inflación y que por tanto
se revalorizan en términos reales. Y el principal deudor en toda la economía siempre es el Estado,
y por tanto el principal beneficiario de la inflación en toda la economía es el Estado.
Los ingresos del Estado aumentan en términos nominales, algunos de sus gastos también aumentan
en términos nominales, pero todos sus gastos financieros y todo el estoque acumulado de
endeudamiento no aumenta en términos nominales, de modo que la inflación licua la deuda y enriquece
al Estado en la misma magnitud que empobrece al resto de la población. Los Estados, por tanto,
tienen el muy perverso incentivo de promover la inflación, de promover la inflación como forma
de enriquecerse a costa de empobrecer a la población que padece esa inflación. De ahí que en ocasiones
quepa describir la inflación como un impuesto que cobra el Estado a sus ciudadanos. Los tenedores
de moneda y de deuda del Estado se empobrecen para que el Estado se enriquezca. Como digo,
todos los Estados tienen fuertes incentivos a recurrir a la inflación, pero no todos tienen
la misma manga ancha, no todos abusan de la misma manera de la inflación. Y en este sentido,
un caso extremo de abuso sistemático de la inflación para enriquecer al Estado y empobrecer
a los ciudadanos ha sido, en las últimas décadas, Argentina. Baste señalar que la tasa de inflación
interanual de Argentina en estos momentos es del 150%. Es decir, que solo en un año la moneda
argentina se ha depreciado, su valor se ha deteriorado en cerca de un 60%. Y esa inflación,
como ya hemos indicado, afecta negativamente más a aquellas personas cuyos ingresos sean más
difíciles de adaptar, de subir en términos nominales al nuevo valor de la moneda. Por ejemplo,
los trabajadores. En este sentido, hoy la Fundación Mediterránea de Argentina ha publicado un informe
en el que estima cuánto se han empobrecido los distintos sectores sociales de Argentina como
consecuencia de la inflación de este año 2023. Porque sí, los precios han subido de momento un
150%, pero en parte los salarios, las pensiones, las transferencias sociales se han adaptado
nominalmente al alza para compensar parte de esa subida nominal de precios. Pero esa revalorización,
nominal, de salarios, de pensiones, de transferencias sociales ha sido menor que la
inflación y, por tanto, se han reducido estas partidas en términos reales. ¿Pero cuánto
se han reducido en términos reales? Pues de acuerdo con la Fundación Mediterránea,
los trabajadores del sector privado, tanto del sector privado formal como del sector privado
informal, han perdido en el último año un 16,5% de su poder adquisitivo. Sus salarios reales han
bajado en más de un 16%. Es decir, es como si los precios se hubiesen mantenido constantes en
Argentina y sus salarios nominales hubiesen sido rebajados en alrededor del 16%. A su vez,
los salarios reales de los empleados públicos han bajado durante el último año, como consecuencia
de la erosión inflacionista, un 18% y las pensiones públicas lo han hecho en casi un 10%.
El Estado argentino, por tanto, revaloriza sueldos públicos y pensiones públicas por debajo de la
inflación para mejorar su posición fiscal. Si sueldos públicos y pensiones públicas no se
revalorizan al mismo tiempo que la inflación, el gasto real del Estado en nóminas públicas
o en pensiones públicas va cayendo. Sin tener que bajar formalmente el sueldo a los empleados
públicos o las pensiones públicas a los pensionistas, consigue el mismo efecto,
deteriorando el valor de la moneda y elevando salarios y pensiones menos de lo que se ha
deteriorado el valor de la moneda. Así pues, el conjunto de los ingresos reales de los ciudadanos
argentinos solo en 2023 se han contraído en un 14%. Han retrocedido los ingresos reales de
los argentinos a unos niveles inferiores a los del año 2008. En solo un año, repito,
los argentinos se han empobrecido en el equivalente a 15 años perdidos. Han retrocedido 15
años en la evolución de sus ingresos reales, desde 2023 a 2008 y en realidad por debajo de 2008.
Y toda esta enorme pérdida de poder adquisitivo que han experimentado los argentinos durante el
último año, ¿quién se la ha quedado? ¿En favor de quién se ha redistribuido? Pues esencialmente
en favor del Estado argentino y más en particular en favor de la mano que ha mecido la cuna de la
inflación del Estado argentino durante el último año. Es decir, en favor de la
mano del ministro de Economía argentino, Sergio Masa.