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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

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Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

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El sistema de pensiones chileno es un sistema de capitalización, es decir, un sistema donde
los trabajadores chilenos, mes a mes, ahorran e invierten una parte de sus salarios y al
finalizar sus vidas laborales, su pensión les es pagada con cargo a las rentas que genere
su cartera de inversión acumulada a lo largo de su vida laboral. Por el contrario, el sistema
de pensiones españoles es un sistema público de reparto, donde las pensiones de los pensionistas
actuales se pagan no con cargo al ahorro derivado de las cotizaciones sociales históricas de
esos pensionistas, sino que se pagan con cargo a las cotizaciones de los trabajadores actuales,
de tal manera que los trabajadores actuales cotizan para pagarles la pensión a los pensionistas
actuales porque tienen la expectativa de que en el futuro los trabajadores que habrá
en ese momento futuro cotizaran a la seguridad social para pagarles sus pensiones una vez
se hayan jubilado. En los últimos años hemos escuchado que el sistema de pensiones chileno,
el sistema de capitalización, ha sido un absoluto fracaso. Se nos dice que las pensiones
en Chile son muy bajas, son extraordinariamente bajas como consecuencia de la pésima organización
y del pésimo funcionamiento de los sistemas de capitalización, y en cambio se nos repite
que tenemos mucha suerte en España de disfrutar de un sistema público de reparto. Sin embargo,
es verdad que las pensiones chilenas son relativamente tan bajas como se nos dice, es verdad que
por tanto las pensiones públicas españolas son en términos relativos mucho más altas
que las pensiones chilenas. Bueno, para evaluar si una pensión es alta o es baja se suele
utilizar un indicador que es la tasa de sustitución. ¿Qué es la tasa de sustitución? El porcentaje
de los salarios que los trabajadores han recibido a lo largo de sus vidas laborales
que posteriormente reciben esos trabajadores como pensionistas. Es decir, si a lo largo de
mi vida laboral he obtenido un salario medio de 100 y una vez me jubile recibo una pensión
de 60, la tasa de sustitución es del 60%. Por tanto, el pensionista al jubilarse recibe
una pensión que es un 40% más baja que los salarios que es pensionista como trabajador
había recibido a lo largo de su vida laboral. Por tanto, la tasa de sustitución nos informa
de cuán eficiente es un sistema de pensiones a la hora de transformar las rentas salariales
presentes en las rentas pensionales futuras. Una sociedad, una economía donde los salarios
sean bajos evidentemente tendrá unas pensiones que por necesidad sean bajas, no necesariamente
porque el sistema de pensiones sea muy ineficiente sino porque ya sea en el sistema de reparto
o en el sistema de capitalización, la materia prima sobre la que se pagan las pensiones son
los salarios, si los salarios son bajos las pensiones sean altas con independencia del
sistema de pensiones es eficiente o es ineficiente. Asimismo, una sociedad, una economía donde
los salarios sean altos tendrá a tener unas pensiones elevadas porque esas pensiones se
pagarán ya sea con el ahorro de esos salarios en el sistema de capitalización o ya sea
con la cotización impositiva tributaria de esos salarios en el sistema de reparto.
Por consiguiente, para comparar el resultado de dos sistemas de pensiones tenemos que observar
su tasa de sustitución. ¿Y cuál es la tasa de sustitución en Chile y cuál es la tasa
de sustitución en España? Bueno, si acudimos al último informe que se ha publicado al
respecto, por parte de la OCDE, las pensiones en un vistazo del año 2017, comprobaremos
que la tasa de sustitución de España para un salario medio es del 72,3%. Es decir, el
pensionista medio se jubila con una pensión que equivale en términos medios al 72,3%
de los salarios medios que ha recibido a lo largo de su vida laboral. En el caso de Chile,
en cambio, esa tasa de sustitución es del 33,5% para los hombres y del 30,3% para las
mujeres. Por tanto, es menos de la mitad que la tasa de sustitución del sistema público
español. Visto desde esta perspectiva, parecería que el sistema público de pensiones español
es mucho más eficiente a la hora de pagar pensiones más altas que el sistema privado
de pensiones chileno. Sin embargo, a este respecto hay que hacer dos aclaraciones que son, justamente,
los detalles donde se encuentra el diablo que hace modificar absolutamente este juicio
preliminar que hemos alcanzado. En primer lugar, para evaluarse una tasa de sustitución
es alta o es baja, hay que plantearse cuál es el coste de esa tasa de sustitución. Es
decir, cuánto están ahorrando los trabajadores chilenos en el sistema de capitalización
chileno o cuántos impuestos están pagando, cuántas continuaciones sociales están pagando
los trabajadores españoles en el sistema público de pensiones español. Evidentemente,
si las continuaciones sociales o el porcentaje de ahorro es muy alto, aún cuando el sistema
de pensiones sea poco eficiente, terminará arrojando una tasa de sustitución alta en
cambios y las cotizaciones sociales o la tasa de ahorro son muy bajas, aunque el sistema
de pensiones sea muy eficiente, terminará arrojando una tasa de sustitución baja.
Pues bien, en España la cotización social para hacer frente para financiar las pensiones
de jubilación, las de viudadad, las de invalidez y las de incapacidad es del 28,3%. Es lo que
se conoce como cotización social por contingencias comunes. 28,3% del salario de todos los trabajadores
españoles va a pagar a la financiación de las pensiones, tanto de jubilación como de
viudadad y de las compensaciones por incapacidad e invalidez.
¿Cuánto anda a ahorrar los trabajadores chilenos para recibir estas mismas prestaciones
del sistema privado de capitalización de Chile? Bueno, el trabajador chileno ha de
ahorrar por ley el 10% de su salario y destinarlo a las administradoras de fondos de pensiones,
es decir, el ahorro específico destinado a financiar la pensión de jubilación de los
chilenos es el 10%. Podemos incrementar esta cifra algo porque también el trabajador
ha de pagar las comisiones de las distintas administradoras de fondos de pensiones, una
comisión que puede oscilar en muchos casos entre el 0,5% del salario mensual o incluso
el 1%. A su vez, el trabajador a través del empresario también ha de ahorrar el 1,15%
de su salario para destinarlo al seguro de invalidez y sobrevivencia y el 0,95% de su
salario, un 0,95% adicional de su salario para destinarlo a un seguro de accidentes
de trabajo y enfermedades profesionales. Estas distintas tasas de ahorro de los trabajadores
chilenos que vienen marcadas por ley y que son las tasas de ahorro que marcaba la ley
hasta el año 2018, es decir, las que habían determinado históricamente las tasas de sustitución
que hemos estudiado antes, son el equivalente a la cotización por contingencias comunes
del sistema público español, el 28,3%. Por consiguiente, la cotización social para
hacer frente a contingencias comunes en España es más del doble de la tasa de ahorro de
los trabajadores chilenos para hacer frente a esas mismas contingencias comunes. Si además
nos limitamos a comparar cuál es la cotización dentro de las contingencias comunes específicamente
destinada a pagar la pensión de jubilación en el sistema público español frente a cuál
es la tasa de ahorro específicamente destinada a financiar la pensión de jubilación en
el sistema privado chileno, nos encontraremos con que el trabajador español cotiza aproximadamente
2,5 veces más de lo que tiene que ahorrar el trabajador chileno para costearse en
el futuro su jubilación. En concreto, la parte de la cotización por contingencias
comunes de los 28,3 puntos de contingencias comunes que van a parar a financiar la pensión
de jubilación en torno a 26, 26,2 van a parar a financiar la pensión de jubilación. En
cambio, en Chile esta cifra es de en torno al 10,5%. ¿Qué significa esto? Que el trabajador
español es como si estuviera ahorrando 2,5 veces más que el trabajador chileno para
pagarse su pensión de jubilación. Y hemos dicho que en realidad en el sistema español
no hay ningún ahorro porque la recaudación por cotizaciones sociales se destina a sufragar
las pensiones de este año, pero el equivalente es el ahorro forzoso, la sustracción forzosa
del salario en España para costearse la pensión de jubilación es 2,5 veces más que el ahorro
en Chile. Por tanto, hemos de corregir las tasas de sustitución por esta diferencia
de esfuerzo en cotizaciones o en ahorro en ambos países. Si la tasa de sustitución
de Chile es del 33% para los hombres y del 30% para las mujeres, nos encontraremos con
que si multiplicamos esta tasa de sustitución por 2,5, porque insisto en España para alcanzar
una tasa de sustitución del 72%, hemos de ahorrar o cotizar, mejor dicho, 2,5 veces
más que en Chile, pues bien, si ajustamos y multiplicamos la tasa de sustitución de
Chile por 2,5, nos encontraremos con que en realidad la tasa de sustitución equivalente
en Chile a la de España es del 80%, frente al 72% en el caso de España, para las mujeres
chilenas sería algo más baja del 75%, pero incluso así sería superior a la tasa de
sustitución de España. Sin embargo, la trampa en la comparación entre el sistema público
español y el sistema privado chileno no termina aquí. La segunda trampa importante
de esta comparativa es olvidar que el sistema público de pensiones español carga actualmente
con un déficit de entre 15.000 y 20.000 millones de euros, es decir, que incluso cotizando
2,5 veces más que los chilenos no llegamos a cubrir todos los gastos del sistema de
pensiones actual y por tanto se están pagando pensiones con deuda más altas de las que
se podrían realmente financiar con nuestras cotizaciones sociales actuales y lo peor
es que a medio largo plazo se espera que este déficit se le vea 5, 6 o 7 puntos del
PIB, es decir, en torno a unos 70.000, 80.000 millones de euros. En otras palabras, las
pensiones, la tasa de sustitución, la generosidad del sistema público de pensiones español
no es sostenible en el tiempo. La generosidad actual está inflada por un endeudamiento
que no va a poder seguir indefinidamente en el futuro y si queremos mantener, por cierto,
la generosidad intacta habría que subir mucho los impuestos y las cotizaciones sociales,
de tal manera que en España cotizaríamos todavía más de 2,5 veces lo que se cotiza
en Chile. Por tanto, si ajustamos las pensiones en España a aquel nivel que son realmente
sostenibles a medio plazo, nos encontraremos con que la tasa de sustitución que puede
terminar pagando el sistema público de pensiones español a medio plazo no es del 72, 73%
como sucede en la actualidad, sino que es del 45 o como mucho, 50%, que se espera que
termine pagando el sistema de pensiones público español a lo largo de las próximas décadas.
Es decir, en realidad la comparativa que hay que hacer no es entre el 33% de tasa de sustitución
en Chile versus el 72% de tasa de sustitución en España porque, primero, una tasa de sustitución
del 33% se alcanza con una tasa de ahorro, con una cotización que es 2,5 veces inferior
a la de España y, segundo, porque la tasa de sustitución del 72% en España es insostenible
en el tiempo. Por tanto, no es una referencia de lo que puede arrojar el sistema de pensiones
a medio largo plazo. La comparativa correcta, por tanto, no es 33% Chile, 72% España. Es
más bien, 80% Chile, 45% a lo sumo, 50% España. En definitiva, ¿cuál de los dos sistemas
es más eficiente a la hora de transformar salarios presentes en pensiones futuras incuestionablemente
el sistema privado de capitalización de Chile? Otra cuestión, claro, es que si los chilenos
únicamente ahorran el 10% de sus salarios para pagarse, para costearse, para ahorrar
de cara al futuro su jubilación, evidentemente la tasa de sustitución con la que terminarán
es del 33% que puede ser inferior a la que alcanzamos en España, porque en España el
gobierno nos obliga a ahorrar, aunque insisto, no es propiamente ahorro, pero nos obliga
a costearnos las pensiones pagando 2,5 veces más que en Chile. Si el gobierno chileno hiciera
lo mismo que el español y les impusiera a los chilenos una tasa de ahorro sobre pensiones
no del 10%, sino del 25%, que es el equivalente a lo que se está obligando a los trabajadores
españoles a pagar en España, evidentemente la tasa de sustitución en Chile, como hemos
dicho, no sería del 33% sino del 80%, y por tanto sería superior no solo a la tasa de
sustitución que se abona hoy en España de manera insostenible, sino muy superior a la
tasa de sustitución que se abonaría o que se abonará a medio plazo en el sistema público
de pensiones español. No cabe duda, en definitiva, de que el sistema privado de pensiones chileno
es superior al sistema público de pensiones español, y querer confundir a los ciudadanos
diciéndoles que en Chile se pagan pensiones de miseria debido no a la baja tasa de ahorro,
no a la pobreza relativa, al menos en relación a España de Chile, sino por su sistema privado
de capitalización que consigue tasas de sustitución mucho mayores de las que se consiguen incluso
insosteniblemente en España, es solo un intento primero de engañar a los chilenos para que
intenten importar un sistema de pensiones absolutamente fallido en el continente europeo,
en muy bien particular en España, y segundo, es también una forma de engañar a los españoles
para que no nos planteemos la posibilidad de otras alternativas distintas al fraudulento
e ineficiente sistema público de pensiones español.
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