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Hace unas semanas Eñigo de Rajón nos explicó desde la tribuna del Congreso de los Diputados
que las desigualdades económicas presentes se deben íntegramente o en su práctica totalidad
a la herencia, no al mérito, a la capacidad o a la generación de valor para terceros.
No, a la herencia, es decir, que los ricos de hoy son ricos porque sus antepasados fueron ricos,
dando a entender que si eras rico en el pasado sigue siendo rico hoy y que si eres rico hoy
solo puede ser porque fueras rico en el pasado. De hecho, el Rajón ilustró esta tesis recurriendo
al ejemplo de la ciudad de Florencia. Como podremos escuchar ahora a continuación, según el Rajón,
en Florencia los ricos de hoy son exactamente los mismos que eran ricos hace 600 años. No porque se
hayan esforzado más, porque tengan más mérito, más capacidad, porque hayan generado más valor
para terceros. No, los ricos de hoy son ricos porque sus antepasados eran ricos. Escuchémosle.
Habéis un diputado de la derecha que la igualdad en una sociedad libre es imposible,
porque tenemos talentos y esfuerzos diferentes. Hay que tener la cara muy dura, porque esto lo que
significa básicamente es que los ricos los son porque se esfuerzan más y tienen más talento y que
los pobres son pobres porque se esfuerzan menos o porque tienen menos talento, por eso dice que es natural.
Esto es una sinvergonzonería, pero además es que toda la evidencia científica ha demostrado que
no es así. La desigualdad se hereda. Un estudio acaba de demostrar hace poco que los ricos en la
ciudad de Florencia son los mismos desde hace 600 años, no porque se esforzaran más,
no porque fueran más listos, sino porque heredaron las fortunas y los apellidos que les permitieron
seguir siendo igual de ricos que sus padres. Y ciertamente Rajón hace referencia a un paper
bastante conocido, movilidad intergeneracional en el muy largo plazo, Florencia 1427-2011,
de los economistas Barone y Mochetti, en el que ciertamente acreditan que hay una cierta
persistencia en la desigualdad de renta y de riqueza en la ciudad de Florencia durante los
últimos 600 años. ¿Cuál es el problema de que Rajón utilice este argumento? Pues que el resumen
que ha efectuado Inigo y Rajón de este artículo académico no tiene absolutamente nada que ver
con las conclusiones de este paper. Es verdad que hay una cierta persistencia en la desigualdad,
como hemos dicho, pero ni muchísimo menos los ricos de hoy son los mismos que los ricos de
hace 600 años. En particular, lo que dice este estudio, lo que en realidad dice este estudio,
es que si hoy eres portador de uno de los apellidos que hace 600 años integraban,
formaban parte de las familias más ricas de Florencia, en la actualidad tus ingresos tenderán
a ser un 5% superiores y tu patrimonio un 12% superior con respecto a aquellos que no sean
portadores de este apellido. Repito, estamos diciendo que haber pertenecido dinásticamente
a los más ricos de Florencia hace 600 años te otorga hoy una prima de ingresos del 5%
en términos medios, es decir, que si tú tienes las mismas características personales que otro
individuo y la única diferencia que tenéis es el apellido, que tú procedes de una dinastía que
hace 600 años era rica, era caudalada y el otro no, tú tendrás unos ingresos un 5%
superiores en términos medios a los de esta otra persona y un patrimonio un 12% superior.
No estamos diciendo, insisto, que los ricos de hoy sean los mismos que los ricos de hace 600 años
y que los pobres de hoy sean los mismos que los pobres de hace 600 años, de hecho el
paper dice todo lo contrario. En concreto, si dividimos la sociedad florentina en tres
estratos sociales, rentas bajas, rentas medias y rentas altas, veremos que el 60% de los que
hace 600 años formaban parte del estrato más rico hoy han caído a los dos estratos inferiores.
Si la movilidad social fuera perfecta, en términos promedios tendrían que haber caído el 66%,
no el 60%, es decir, si hay una cierta persistencia de la desigualdad, pero fijémonos que es una
persistencia pequeña. A su vez, el 30% de las familias que hace 600 años ocupaban el tercio
más pobre de la sociedad florentina hoy ya integran el tercio más acaudalado,
el tercio más rico, el tercio más elevado. De nuevo, con movilidad social perfecta debería ser no
el 30%, sino el 33%, por tanto, de nuevo, si existe una cierta persistencia de la desigualdad
de renta y de riqueza, pero fijémonos que es una persistencia menor en lugar de ser una movilidad
del 33% lo es del 30%. En otras palabras, no es cierto que los que eran ricos, las familias,
los apellidos que eran ricos, hace 600 años sigan siendo todos ellos ricos hoy. De hecho,
ya digo, el 60% ha bajado de rango desde el tercio más rico a los dos tercios menos ricos,
ni tampoco es cierto que los que eran pobres hace 600 años sigan siendo pobres hoy. El 30%
ha pasado del estrato del tercio más pobre al tercio más rico y otro 37% de ese tercio más
pobre ha pasado a lo que sería la clase media, al rango medio, es decir, menos del 33% de las
familias que eran pobres hace 600 años siguen siendo pobres en términos relativos, porque
obviamente todos estos estratos de renta se han enriquecido, pero en términos relativos menos
de un tercio de los que eran pobres, relativamente pobres hace 600 años siguen siendo pobres hoy.
Entonces, si estas son las conclusiones reales, si lo que nos está diciendo este paper es que la
persistencia de la desigualdad es solo de un 5% de los ingresos o solo de un 12% del patrimonio y
que en general siga habiendo en estos 600 años una muy intensa movilidad social, porque insisto,
movilidad social perfecta, sería que el 33% del tercio más rico pasara al tercio más pobre que
otro 33% pasara al tercio medio y que un 33% permaneciera en el tercio más elevado y vemos
que aproximadamente los porcentajes son esos. Por tanto, si estas son las conclusiones, dos
preguntas. Primero, a qué viene este paper, que tiene de relevante, que tiene de novedoso este
paper, y dos, porque Rejon lo resumió tan sumamente mal. Sobre la primera cuestión,
porque este paper, pese a que estos son los resultados que podría parecernos que ya son
menos relevantes, menos espectaculares, porque si no es cierto que los ricos de hoy sean exactamente
los mismos o globalmente los mismos que los ricos de hace 600 años, si sólo explicamos el 5%
de los ingresos de hoy como consecuencia de la distribución de la renta y de la riqueza hace
600 años, pues a qué viene este paper. Bueno, viene porque las teorías que tenemos, los modelos
que tenemos sobre movilidad intergeneracional, pronostican que a lo largo de 600 años, es decir,
a lo largo de 20 generaciones, la persistencia de ingresos o de patrimonio debería ser literalmente
cero. Es decir, lo llamativo, lo novedoso del paper, es que encuentra una persistencia, aunque sea
escasa, del 5% o del 12%. Y esto, en términos académicos, es muy relevante. Ahora, en términos
de demagogia política, de propaganda política, quizás sea menos relevante. Es decir, que la
cuestión académica es ¿por qué si los modelos que tenemos pronostican que no debería haber ningún
tipo de persistencia en la desigualdad si encontramos a lo largo de 600 años una cierta
persistencia en la desigualdad, aunque sea pequeña, una cierta persistencia en la desigualdad? Y es
que los modelos que tenemos pronostican que aproximadamente en cada generación sólo se
transmite el 50% de los ingresos de la anterior generación, es decir, que los ingresos de los
hijos tienen una correlación del 50% con los ingresos de los padres. Y claro, si cada generación se va
perdiendo el 50%, sólo se transmite el 50%, a lo largo de 20 generaciones, no debería quedar
absolutamente nada, pero queda el 5%. ¿Y por qué? Bueno, los autores de este estudio lanzan dos
hipótesis, y especialmente una de ellas no será demasiado del agrado de Íñigo de Rejón o del
enlatado discurso ideológico que nos pretende vender Íñigo de Rejón. ¿Cuál es la primera de las
hipótesis que lanzan los autores del paper? Pues que en realidad la movilidad social sólo ha
empezado a darse desde la extensión del sistema capitalista, que durante la época moderna,
durante la época precapitalista, la movilidad social era tremendamente escasa. Por tanto,
cuando decimos que sólo el 50% de los ingresos de los padres se transmiten a los hijos,
ese dato, ese 50% sólo es válido para la era capitalista, pero para la era precapitalista ese
porcentaje puede ser del 100%, del 95% o del 90%. Entonces, en la medida en que el capitalismo en
Italia empezó relativamente tarde, como en el resto de Europa, es decir, mediados del siglo XIX o
incluso finales del siglo XIX, no es que hayan transcurrido 20 generaciones y a lo largo de
cada una de esas 20 generaciones se haya ido transmitiendo sólo el 50% de la renta. Es que en
realidad pueden haber transcurrido 3, 4 o 5 generaciones desde que el capitalismo se generalizó.
Por tanto, si consideramos que la movilidad social hasta mediados del siglo XIX o hasta
finales del siglo XIX era prácticamente cero y que sólo ha empezado a haber movilidad social
desde la generalización del capitalismo con los modelos tradicionales, sí podemos explicar
por qué se da todavía esa persistencia del 5% en renta o del 12% en patrimonio,
porque apenas han transcurrido 4, 5 o 6 generaciones durante las cuales ha habido auténtica
movilidad social. En realidad sería como decir, los que eran ricos en el siglo XV seguían siendo
los mismos que eran ricos en el siglo XIX, pero los que son ricos hoy sólo guardan una relación
de entre el 5 y el 12% con respecto a los que eran ricos en el siglo XIX. Mucha movilidad social,
o bastante movilidad social durante el capitalismo, nula prácticamente nula movilidad social antes
del capitalismo. Por tanto, esta hipótesis no debería ser demasiado del agrado de Íñigo
Rejón porque lo que pone de manifiesto es que el sistema económico capitalista es un sistema
económico que facilita la movilidad social y que contribuye a reducir las desigualdades,
especialmente las desigualdades intergeneracionales, que por mucha herencia que haya, si uno no es capaz
de utilizar esa herencia para generar valor para terceros a través del sistema económico,
esa herencia se va esfumando, se va diluyendo y no se transmite entre generaciones. Pero,
como digo, existe una segunda hipótesis que también lanzan los autores del paper y que,
en teoría, podría ser más compatible con las tesis de Íñigo Rejón. La segunda hipótesis es que,
aunque en términos generales, en términos promedios, pensemos que sólo el 50% de los ingresos
de los padres se tienden a transmitir, cultural, educativamente, a los ingresos de los hijos,
en realidad, en determinadas profesiones, notarios, abogados, banqueros, joyeros,
esa transmisibilidad de la posición socioeconómica podría ser superior al 50% y,
por tanto, en estos casos sí podría ser cierto lo que en parte dice Íñigo Rejón, que no todo es
mérito, que no todo es capacidad, que no todo es talento, que no todo es servicio en la generación
de valor para terceros, sino que parte, una parte incluso importante, puede ser herencia de la
posición socioeconómica de tus padres. Pero, incluso en esta segunda hipótesis, mucho cuidado,
porque parte, buena parte de lo que puede explicar esta transmisibilidad de la posición
socioeconómica en determinadas profesiones, como banquero, como notario, como abogado,
puede ser justamente la regulación gremialista que aprueban los estados para proteger la
posición anticompetitiva corporativista de estas profesiones. No tiene por qué ser que haya una
dinámica natural en el mercado por el cual estas profesiones específicas tiendan a ser transmisibles
intergeneracionalmente, lo cual tampoco es descartable al 100%, sino que puede ser que las regulaciones
estatales que tienden a proteger estas profesiones, que tienden a dificultar que personas ajenas a las
familias de los que ya ocupan esas posiciones entren en ellas, pensemos en la transmisibilidad en
España de los negocios farmacéuticos o de las notarías, puede ser que esa regulación es la
que esté provocando esa persistencia, esa mayor persistencia, esa relativamente mayor
persistencia de la desigualdad socioeconómica. Y si ese es el caso, de nuevo lo que necesitaríamos
es más capitalismo y más libertad económica, no mucho menos que es justamente lo que preconiza
Inigo y Rejon. Pues bien, primera cuestión aclarada, porque este informe sí es importante,
porque este informe sí ha tenido su impacto, porque a pesar de que los resultados sean
muchísimo menos espectaculares que los que Rejon nos pretendía vender desde la tribuna del
Congreso, aún así estos resultados son relevantes, merecen reflexión y merecen análisis y merecen
consideración. Vayamos con la segunda de las dudas, que arrojaba la lectura correcta de este
estudio, porque Inigo y Rejon resumió tan mal el estudio, porque Inigo y Rejon dijo,
según este paper académico, los ricos de hoy en Florencia son exactamente los mismos que los
ricos de Florencia hace 600 años. Falso de toda falsedad, como ya hemos visto, porque Rejon
resumió de esta manera este paper. Bueno, solo caben dos posibilidades, o mala fe, es decir,
que estuviese mintiendo, o ignorancia, que no se haya leído el paper. Yo creo que en el fondo es
una mezcla de las dos, de mala fe y de ignorancia. Muy probablemente el único encuentro que Rejon
haya tenido con este estudio haya sido a través de una noticia de ABC del año 2016, que desde
luego resumía fatal, grotescamente, el estudio. Podemos leer en esta noticia del ABC. Los ricos
en Florencia son los mismos desde hace 600 años. Una investigación fiscal demuestra que
las mismas familias adineradas del año 1427 coinciden con las de la actualidad. Después
de 25 generaciones, no hubo movilidad social. De Ángel Fuentes, firma la noticia. Bueno,
pues Ángel Fuentes, desde luego no se leyó el estudio, porque el estudio no dice eso. Y
Rejon probablemente tampoco se leyó el estudio, y lo que leyó fue este mal resumen, pésimo resumen,
de la noticia del ABC. Por tanto, aquí tenemos ignorancia. ¿Por qué digo mala fe? Pues hombre,
porque si uno lee un titular tan espectacular como este, debería llamarle profundamente la
atención, sobre todo si va a utilizarlo en la tribuna del Congreso. Y lo mínimo, la mínima
diligencia de vida que sería exigible a una persona como Rejon, a un diputado como Rejon,
es que antes de pronunciar estas palabras desde la tribuna del Congreso, se lea el
paper, como mínimo el abstract del resumen del paper. Pero todo parece indicar que Rejon no lo
hizo. ¿Y por qué Rejon no lo hizo? Pues porque la conclusión que aparentemente se desprendía
del estudio, según esta noticia del ABC, era tan conveniente ideológicamente para Rejon,
que no quiso llegar a cuestionarla. No quiso que la realidad le pudiese estropear una buena soflama,
prefirió mantenerse en el auto-engaño, en su cámara de eco ideológica, donde todo
efectivamente encaja la perfección para que el capitalismo desregulado y neoliberal sea un
sistema donde no existe movilidad social ni siquiera a lo largo de 600 años. Y claro,
si estás en esa zona de confort, pues no te intentas mover fuera de la misma, contrastando
si hay algo de cierto o no en este titular desastroso, en este resumen del estudio desastroso
que perpetró el ABC y que muy probablemente Inigo y Rejon cogió y lo utilizó desde la tribuna del
Congreso. Pero afortunadamente, como ni los medios de comunicación tradicionales ni los políticos
desde la tribuna del Congreso tienen ya un monopolio no de la verdad, sino incluso de la
comunicación del traslado de mensajes a los ciudadanos, como afortunadamente existen las redes
sociales, existe YouTube, pues otros podemos contrastar si lo que nos han dicho es verdad o es
mentira. Y en este caso, desde luego, nos encontramos ante una absoluta falsedad perpetrada por Inigo
y Rejon desde la tribuna del Congreso de los Diputados.