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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.

La ministra de Igualdad Irene Montero ha criticado desde la tribuna del Congreso el individualismo de la extrema derecha.
¿Han sido acertadas sus críticas? Veámoslo.
Esta semana la ministra de Igualdad Española, Irene Montero, nos regaló desde la tribuna del Congreso lo que ella misma calificó como
reflexión sobre el individualismo de la extrema derecha. Analicemoslo parte por parte.
¿Ustedes entienden la sociedad como un problema, señora Olona?
Distingamos ver la sociedad como un problema y ver la sociedad solo como un problema.
Creo que incuestionablemente la sociedad es tanto una oportunidad para la cooperación social a gran escala y también es un problema o implica problemas.
Precisamente porque la sociedad, porque la vida en sociedad puede implicar problemas, tenemos normas, tenemos leyes.
Si la sociedad no implicara ningún tipo de problema, no tendríamos normas, no tendríamos leyes porque no servirían para nada.
Ahora, ¿qué la sociedad pueda ser un problema, que puedan surgir conflictos dentro de la sociedad que deban ser regulados,
especialmente exante, para evitar recurrir a la violencia con la que solucionar esos conflictos o con la que unos se vayan a imponer sobre otros
en lugar de respetarlos, que la sociedad pueda ser un problema o un nido de problemas no equivale, como da a entender la ministra Irene Montero,
a que alguien la vea solo como un problema? Si alguien viera la sociedad solo como un problema, pues buscaría irse a la montaña
a vivir completamente aislado de todos los demás, y creo que eso es algo que nadie o prácticamente nadie defiende.
Los seres humanos somos seres hipersociales, queremos vivir en sociedad y nos desarrollamos como personas dentro de la sociedad,
y somos seres hipersociales por buenas razones, porque la sociedad nos resulta a lo largo de nuestras vidas como netamente beneficiosa,
es decir, que cooperar, vivir, convivir con otros nos hace la vida mejor.
Ahora bien, una cosa es eso, y otra muy distinta, lo que los críticos del individualismo, como en este caso la ministra Montero,
quieren hacernos creer. Del hecho de que la sociedad, del hecho de que convivir con otras personas, no necesariamente todas,
nos resulta netamente beneficioso, no se sigue que el individuo deba subordinarse, deba someterse en todos los aspectos de su vida a la sociedad,
es decir, que el individuo deba someterse a otros individuos que se arrogan la representatividad de la sociedad o del bien común del interés general de esa sociedad.
El individualista, lo que defiende, no es el aislamiento del individuo frente a la sociedad, sino el respeto al individuo dentro de la sociedad,
y ese respeto se institucionaliza a través de unos derechos individuales que nadie, ni otros individuos, ni el conjunto de individuos de una sociedad,
puede quebrantar. Eso es el individualismo que le molesta a la ministra Irene Montero, pero sigamos con sus reflexiones.
¿Creen que el éxito individual solo depende de uno mismo, de ser el más listo, de no pagar las obras de su casa?
Difícilmente el éxito en sociedad puede depender de uno mismo, cuando uno mismo coopera en sociedad con otras personas para salir adelante.
Ni Bezos, ni Elon Musk, ni Warren Buffett, ni ninguno de los multimillonarios que se han enriquecido justamente dentro de un sistema económico-social que se llama capitalismo.
Como mucho cabrá decir que el individualista cree que aquellas personas que se enriquecen sin parasitar a los demás, sin utilizar la violencia de los demás,
son aquellas personas con mayor habilidad para cooperar y para generar riqueza para terceros.
Es decir, que se enriquecen los mejores cooperadores sociales, o mejor dicho, que aquellos que se enriquecen necesariamente son buenos cooperadores sociales.
Quizá también haya otros buenos cooperadores sociales que por distintas razones no llegan a enriquecerse,
pero desde luego, si uno se enriquece sin violencia, sin parasitismo sobre terceros, ha de ser un buen cooperador social,
y cooperador social no significa que se enriquece solo, se enriquece cooperando con los demás.
En todo caso, es curioso como la ministra Irina Montero siempre que define la visión del individualista sobre la sociedad,
como ella cree que el individualista ve la sociedad, la describe como un juego de suma cero.
También aquí nos dice, el individualista cree que el individuo se enriquece solo,
no pagando las obras de su casa, en una referencia auxiliar a Iván Espinoza de los Monteros, diputado de Vox.
Lo relevante del caso no es tanto la apuya que le quiera meter a Iván Espinoza de los Monteros o no,
lo relevante es que ella crea que el individualista concibe el enriquecimiento como dejar de pagar a los demás,
y por tanto como yo me enriquezco porque tú te empobreces, y por tanto que la sociedad para el individualista,
según ella lo concibe, es un juego de suma cero, que nadie puede emedrar sin empobrecer a otros.
Cuando insisto el individualista, lo que dices es que quien se enriquece es quien coopera mejor con los demás,
al incrementar la riqueza conjunta de la sociedad, es decir, es todo lo contrario de lo que ella está diciendo.
¿Qué hay que desconfiar del vecino?
Del vecino quizá debas desconfiar, si no lo conoces de absolutamente nada,
pero si lo conoces y has establecido una buena relación de convivencia, no veo porque hay que desconfiar del vecino.
En general, tampoco en una sociedad que ya ha demostrado que tiende a respetar a las personas,
que no es una sociedad donde los conflictos sociales estén muy acusados,
donde no hay mucha delincuencia, donde no hay muchos fraudes, donde no hay muchas estafas,
en general en ese tipo de sociedades, que podríamos decir que poseen un importante capital social,
es decir, donde a lo largo de las décadas se ha ido labrando la confianza a gran escala entre sus miembros,
en esas sociedades en principio no hay porque desconfiar sistemáticamente de nadie,
la posición por defecto es confiar y eso facilita mucho la cooperación social,
porque si cada persona puede cooperar con los demás de buena fe sin plantearse de entrada si el otro le va a engañar,
pues eso ya digo acelerar la potencia de la cooperación social,
pero desde luego en sociedades que no tengan ese capital social,
la posición por defecto sí puede ser prudencia, una cierta desconfianza hacia los demás,
porque no sé si me van a querer ayudar o me van a querer engañar,
pero eso no significa que desconfíes siempre, conforme vas cooperando, conforme vas conviviendo,
conforme vas viendo que esa otra persona u otras personas con las que convives, con las que cooperas,
son personas de buena fe, evidentemente desconfiar sistemáticamente de todo el mundo,
no tiene ningún sentido porque en última instancia supone aislarse de la sociedad
que de nuevo es la posición que la ministra Montero atribuye sistemáticamente a los individualistas
sin que los individualistas defiendan eso,
por cierto, de quienes sí habría que desconfiar sistemáticamente en cualquier sociedad es de políticos
y también de políticos como Irene Montero.
Creen que el que no llega es porque no vale y por eso además desprecian a los trabajadores.
Quien no llega desde luego no es necesariamente porque no vale,
una primera posibilidad que parece que Irene Montero pasa por alto
es que puede ser que alguien no llegue en el sentido de enriquecerse porque no quiere llegar.
La única motivación que puede tener una persona en la vida o la mayor o principal motivación que puede tener
no es necesariamente acumular riqueza,
muchas personas pueden contentarse con vivir suficientemente bien
sin querer multiplicar la riqueza que poseen
y por tanto esa es una decisión perfectamente legítima.
Otra posibilidad desde luego también es que no valga, no todos somos buenos cooperadores a gran escala,
no todos tenemos extraordinarias habilidades para generar riqueza para los demás cooperando con terceros.
Hay personas que están más capacitadas o que son más habilidosas
a la hora de gestionar por ejemplo equipos de personas,
de detectar oportunidades o de detectar necesidades externas que no están satisfechas,
que disfrutan además haciendo todo eso y que por tanto son buenos cooperadores
con el objetivo de crear riqueza para los demás.
Y en tercer lugar claro también puede ser que una persona no llegue no porque no vale,
sino porque no ha estado inmerso en el mejor contexto de oportunidades que le permitan desplegar su valía,
pero desde luego la única opción por la que una persona no llega, no se ha enriquecido,
no es porque no vale, hay otras posibilidades que cualquier individualista también reconoce.
Y la coletilla esta de y por eso desprecian a los trabajadores pues ya es una coletilla totalmente sacada de la manga.
Primero, ¿por qué presupone ella que los trabajadores no han llegado?
Es que acaso cree que todos los trabajadores son absolutamente pobres, viven en la miseria más absoluta
y segundo muchos de los que llegan, muchos de los que se convierten en millonarios son o han sido trabajadores.
Por tanto, aún cuando la ministra Montero crea que los individualistas
solo alaban, solo se fijan, solo aprecian a los ricos, lo cual es un absurdo,
el individualista aprecia a los individuos, a todos y cada uno de los individuos que respeten a otros individuos.
Sean estos ricos, pobres o medio-pensionistas, el individualista, insisto, aprecia a todos y cada uno de los individuos,
como su propia etiqueta ideológica señala, pero aún cuando Irene Montero creyera que solo se aprecia a los individuos ricos,
sería absurdo despreciar a los trabajadores cuando muchos de esos ricos han sido,
proceden de los extratos trabajadores de la sociedad.
Porque creen que el que no tiene éxito es porque no vale, no se dan cuenta de que la estructura social
tiene profundas desigualdades que hace que la mayoría, por mucho que valga, no pueda llegar.
Esto es claramente otro muñeco de paja y hemos dicho que claro que el individualista puede reconocer
que haya personas muy válidas que no lleguen, que no se enriquezcan y que no se enriquezcan aunque quieran enriquecerse,
porque quizá el entorno social en el que se encuentran no es el más conducente para establecer relaciones cooperativas con otros
que les permitan generar riqueza para los demás.
Ahora bien, no confundamos que el contexto influya con que el contexto determine.
Recordemos que muchas veces lo que dice la ministra Irene Montero es que quienes se han enriquecido,
sin parasitar, sin violentar a los demás, no tienen ningún mérito, no han aportado prácticamente nada,
porque todo eso viene predeterminado por el contexto social.
Insisto, una cosa es que el contexto social pueda ayudar o pueda no obstaculizar,
y otra que quienes generen riqueza no la hayan generado gracias a que han cooperado mucho y muy bien con los demás
para generar riqueza, para generar valor, para terceros.
Estar inmerso en un mal contexto social te puede inhabilitar a generar riqueza para los demás.
Ahora, estar en un buen contexto social no te lleva automáticamente a generar riqueza para los demás.
Que no llegar no implique no valer no significa que llegar no implique valer.
En todo caso, si es cierto que como digo el contexto en el que uno se haya puede ser un obstáculo,
puede ser una rémora para hacerte valer cooperando con los demás a la hora de generar riqueza para el resto de la sociedad.
Y por eso el individualista también plantea cambios, plantea reformas,
plantea incluso en algunos casos revoluciones sociales para conseguir ampliar no solo la libertad de las personas,
sino también las oportunidades de cooperación de cada persona con el resto de las personas.
Si el individualista creyera que todo está bien, que no hay margen de mejora ni para la libertad,
ni para las opciones de cooperación de unas personas con otras, no propondría ningún cambio,
no propondría ninguna reforma, y muchos individualistas, incluso a aquellos a los que está atacando la ministra Montero,
los que supuestamente son individualistas de Vox, que en realidad no lo son.
Vox es un partido patriota nacionalista, ante poner la nación al individuo.
Pero bueno, incluso desde la óptica de Irene Montero, Vox está planteando reformas que a Montero no le gustan nada,
pero son reformas para cambiar lo que hay, por tanto a Vox tampoco le gusta lo que hay,
y desde luego a los individualistas, que no somos ni de Podemos ni de Vox, lo que hay tampoco nos gusta.
Y también queremos cambiar muchas cosas para eso, para ampliar la libertad y las oportunidades de cooperación
de las personas de cada individuo, de manera que decir que el individualista desconoce
que hay obstáculos legales o sociales a la libertad y a la cooperación de los individuos, pues de nuevo es un error.
Y nosotros creemos en la vida en común, señoría.
Cuidado con esto, porque aquí la ministra está pasando de vivir en sociedad a vivir en común,
y no son cosas necesariamente iguales.
Vivimos en sociedad cuando vivimos uno junto al otro y nos relacionamos respetando la individualidad
de cada una de esas partes que entran en relación.
Yo tengo unos fines, y coopero contigo que también tienes otros fines para ayudarnos mutuamente.
Eso es vivir en sociedad.
Vivir en común es distinto.
Vivir en común es lo que sucede, por ejemplo, en una familia.
En una familia no es que uno viva solo junto al otro, es que uno vive en el otro.
En las familias, sobre todo en las familias nucleares, uno se sacrifica por los otros.
Uno renuncia a sí mismo o a gran parte de sí mismo en beneficio de otros miembros de su familia.
Y lo hace porque voluntariamente así lo ha decidido.
El problema es que la ministra Montero quiere extender este modelo de vivir en común en común a toda la sociedad.
Y, por tanto, pretende que algunos individuos, sin haberlo consentido, se sacrificen, sacrificen su vida,
sacrificen su individualidad en beneficio de otros individuos que serán los que ella, al frente del Estado,
seleccione que han de ser los beneficiarios de ese sacrificio.
Una cosa es la sociedad y todos los individualistas reconocen que la sociedad es beneficiosa.
Otra cosa es la comunidad y no todas las comunidades son beneficiosas.
Hay comunidades que pueden llegar a ser tremendamente opresivas.
Y por eso justamente los individualistas defendemos que un individuo
deba poder asociarse y desasociarse de las comunidades que existen.
Y supongo que Irene Montero, en algunos casos también,
o es que Irene Montero está en contra del divorcio.
Está en contra de que se pueda romper la comunidad familiar si, por ejemplo,
una mujer considera que está siendo oprimida, que se está sacrificando excesivamente,
que se está anulando extraordinariamente su individualidad dentro de una determinada comunidad familiar.
Pues supongo que no.
Porque la comunidad exige sacrificios que van mucho más allá de simplemente respetar y cooperar de buena fe con otras personas.
Vivir en comunidad, lo común, implica sacrificar tu individualidad en aras de los demás.
Y esa es una exigencia que no le podemos imponer a las personas en contra de su voluntad,
no al menos si las respetamos como personas, como individuos,
que es lo que la ministra Irene Montero no quiere hacer.
Por eso defendemos los servicios públicos.
Y aquí da otro salto lógico tramposo.
Hemos pasado de vivir en sociedad, a vivir en comunidad, que no es lo mismo, a vivir en el estado.
El estado es un tipo posible de comunidad, pero no la única.
Por tanto, uno podría ser comunitarista y no ser estatista.
Pero no, la ministra Irene Montero no solo nos dice que hemos de vivir necesariamente en comunidad,
no en sociedad, sino en comunidad, sino que además nos añade que esa comunidad,
que debe dominarnos a todos, ha de ser un estado.
Un estado en el que además, dentro del cual, ella es clase gobernante o casualidad.
Porque sabemos que para que hoy estemos aquí, tiene que haber escuelas y profesoras y profesores
bien pagados con condiciones laborales dignas que estén al cargo de nuestros hijos e hijas,
acompañándoles en sus procesos de aprendizaje.
Y sabemos que si estamos aquí, es porque hay profesionales médicos, médicas, auxiliares de enfermería,
profesionales sanitarios, señoras de la limpieza, que están cuidando de nuestros familiares,
que están enfermos.
Sí, claro que las personas queremos educación para nuestros hijos y sanidad,
para nuestros hijos, para nosotros y para nuestros mayores.
Eso de nuevo, creo que no lo niega absolutamente nadie.
La cuestión es si esa educación y esa sanidad deben ser estatales, deben estar estatalizadas,
deben estar controladas por personas como Irene Montero o, en cambio, esa educación y esa sanidad
han de poder ser elegidas libremente por cada uno de los ciudadanos.
El individualista no niega la conveniencia, la necesidad, la extrema utilidad que para
cada individuo y para la sociedad en su conjunto tienen la educación y la sanidad.
Y digo para la sociedad en su conjunto porque educación y sanidad no solo benefician al
individuo, sino que tienen externalidades positivas sobre los demás.
Pero que sea beneficioso, que sea útil, que sea universalmente considerado como algo necesario
o casi universalmente, no equivale a que deba ser monopolizado y suministrado de manera
coactiva por el Estado.
Nueva trampa, se puede creer en la sociedad, incluso se puede creer en la comunidad sin
que eso implique estatalizar la educación y la sanidad.
Y todos tenemos muy claro que sin educación y sin sanidad, hoy la sociedad sería distinta.
La diferencia está en que algunos pensamos que con educación y sanidad privadas y libres,
hoy la sociedad sería mucho mejor de lo que es con sanidad y educación estatalizadas
y al servicio de políticos como Irene Montero.
Eso es defender la familia, señoría, apostar por los servicios públicos.
No, has justificado que quizá defender la familia sea promover la educación y la sanidad,
pero no has demostrado que defender a la familia sea promover la educación y la sanidad públicas,
estatales, que igual sí, pero desde luego en tu alocución no lo has argumentado, no
lo has demostrado, ni siquiera has planteado que puedan existir otras posibilidades.
Tramposamente has querido guiar al auditorio para hacer creer en el imaginario de los que
te están escuchando que defender la educación y la sanidad equivale a defender la educación
y la sanidad estatales.
Si tanto defiendes a las familias, ¿por qué no permites que sean esas familias las que
escojan la educación para sus hijos y los tratamientos sanitarios para su familia?
¿Por qué quieres defender supuestamente a la familia dominando, planificando, manipulando
las elecciones libres que harían esas familias?
Quizá porque para ti la defensa de la familia sea un instrumento para mantenerte y consolidarte
en el poder, cebando la burocracia estatal sobre la que gobiernas, cebando la burocracia
estatal que les impones a esas familias incluso en contra de su voluntad.
Apostar por las leyes que protegen a las mujeres, apostar por las políticas públicas de conciliación,
de protección de las mujeres frente a las violencias machistas.
Bueno, las leyes en una sociedad que respete a los individuos y a las familias compuestas
por individuos tendrán que ser unas leyes que protejan claro de la violencia a las mujeres
adultas y también a los hombres adultos y también a los niños y a las niñas.
No veo por qué dice la ministra de Igualdad, que en este caso parece más bien de desigualdad
Irene Montero, que solo se proteja a los individuos o solo se proteja a las familias con un tipo
específico de leyes orientadas a proteger única y exclusivamente a un determinado tipo
de persona.
Cualquier persona debería verse protegida amparada frente a la violencia y si fuera
cierto que un determinado tipo perfil de persona sufre más violencia habitualmente
que otro tipo perfil de persona lo que habría que hacer es dedicar más medios policiales
a defender a esa persona, pero no modificar las leyes para instaurar una desigualdad jurídica
desde el principio que proteja a unos desprotegiendo a otros.
De reparto de la riqueza, las reformas fiscales, el ingreso mínimo vital, el tope del precio
de los alquileres…
Bueno, esto ya es un totum revolutum.
La fiscalidad sobre la riqueza no es defender a las familias, es impedir que las familias
transmitan su riqueza de padres a hijos, por ejemplo, con el impuesto sobre sucesiones.
Eso no defiende la familia, ataca a esa familia concreto que sufre una fiscalidad confiscatoria
que impide que el ahorro que han ido acumulando gestando los padres durante su vida laboral
termine en manos de sus hijos, insisto, eso no defiende a la familia, sino que expolia
a la familia.
Y el tope de los alquileres pues es una política pública debatida y debatable, evidentemente
puede ser positivo para algunas familias si el tope de los alquileres funciona bien,
si a una familia le bajas el alquiler, evidentemente estará mejor, pero, por otro lado, perjudica
a otras familias, las familias arrendadoras del inmueble, cuya renta estás limitando,
por tanto, beneficias a unas familias perjudicando a otras, pero es que, además, si el control
de alquileres funciona mal, que es lo que suele suceder, puedes incluso perjudicar a
todo el mundo o a prácticamente todo el mundo, porque muchas familias que quieren
alquilar precisamente como consecuencia del control de alquileres se pueden quedar
sin alquilar, es decir, puedes dificultar la emancipación de las personas, puedes retrasar
el momento en el que conformen sus familias y, por tanto, y en última instancia, puedes
estar perjudicando a las familias.
Todo lo que ustedes siempre permanentemente han votado en contra.
Quizá por buenas razones en defensa del individuo, en defensa de la familia y en defensa de la
sociedad.
La cosa es que no sean buenas razones para la defensa del Estado que protagoniza Irene
Montero.
Nosotras defendemos los servicios públicos y las leyes feministas por una cuestión muy
sencilla, señoría, que nos diferencia de ustedes, y es que yo quiero lo mismo para
la gente que no conozco de nada, que para la gente que más amo en la vida.
Esto o está mal formulado o es tremendamente exagerado, no creo que Irene Montero, y no
se le puede exigir, claro, quiera lo mismo para sus hijos, que para personas que no conoce
absolutamente de nada.
Lo que entiendo, que quiere decir Irene Montero, es que ella cree que las personas que no
conoce de nada han de tener los mismos derechos que las personas a las que más ama.
Y eso es algo que, por supuesto, los individualistas también defendemos.
Los individualistas no defendemos mis derechos, pero no los derechos de los demás.
Los individualistas defendemos los derechos de todos y cada uno de los individuos.
Y justamente defendemos un conjunto normativo, un conjunto de reglas que sean universales.
Iguales para todos, no sé si en esto la ministra Irene Montero puede decir exactamente lo mismo
con independencia del sexo, de la persona de la que esté hablando, la conozca o no
la conozca, y que además sean imparciales, es decir, que desde un comienzo no beneficien
a nadie en concreto, que no sean reglas sesgadas en favor de nadie.
Lo que nos diferencia, por tanto, señora Montero, no es que usted quiera las mismas
reglas para las personas a las que más ama, que para las personas que no conoce de nada.
En eso también coincidimos.
Lo que nos diferencia es cuáles son esas reglas, cuáles son esos derechos que usted
quiere para todo el mundo y que los individualistas también quieren para todo el mundo.
Usted plantea unas reglas, unos derechos que atacan las libertades de las personas, de
los individuos, que permiten que unos grupos organizados socialmente cercenen las libertades
de otros grupos que sean minoritarios, y en cambio los individualistas defendemos que
todo el mundo tenga exactamente los mismos derechos, las mismas libertades, y que nadie,
ni en solitario, ni de manera organizada, y mucho menos políticos como usted, puedan
cercenar los derechos y las libertades de nadie.
Eso es lo que me diferencia a mí de usted, señoría, que a ustedes los derechos de los
demás les importan muy poco.
No deja de ser cínico que un político que se considera dueño y señor del resto de
las personas, que se considera capacitado a reescribir los derechos de otras personas,
reescribirlos para pisotearlos si es necesario, no deja de ser cínico que un político de
este estilo les reproche a otros que les importan muy poco los derechos de las personas.
No, a ti te importan tan poco los derechos de las personas que no crees en ellos.
En lo que tú realmente crees es en las concesiones arbitrarias del poder político a los individuos,
no en los derechos del individuo frente a otros individuos y frente al Estado, en eso
no crees en absoluto.
En lo que crees es en las gracias que el Estado le da a cada individuo, y si no le da nada,
no tiene nada.
Y aquí estamos, este Gobierno, para defender, como le digo, que pueda ser tan feliz alguien
que no conocemos de nada como las personas que más amamos.
Muchísimas gracias, señoría.
Vamos, que al final todas estas reflexiones no eran más que una forma de defender la gestión,
la labor del Gobierno del que ella forma parte para persuadir a los españoles de que
les sigan votando y de que, por tanto, ella y otras personas como ella, mantengan los
sillones, mantengan el poder, mantengan el control sobre la sociedad.
Era un meeting electoral para mantener a la mayoría de los individuos adormecidos para
que otros individuos como ella sigan gobernando sus destinos.