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¿Cuál puede ser el siguiente banco en caer?
Veámoslo.
Después de la caída del Silicon Valley Bank y del Signature Bank en Estados Unidos,
así como del rescate público-privado de Credit Suisse en Europa,
es lógico, es razonable plantearse cuál puede ser el siguiente banco en caer.
Y, de momento, la entidad financiera que parece tener todas las papeletas para ello
es el décimo cuarto mayor banco estadounidense, First Republic Bank.
Los problemas de este banco son similares, aunque ciertamente menos graves,
que los que padecía el Silicon Valley Bank antes de entrar en suspensión de pagos.
Por un lado, el 67% de su masa de depósitos
no está cubierta por el Fondo de Garantía de Depósitos estadounidense, por el FEDIC.
En el caso del Silicon Valley Bank era el 86%.
Pero en cualquier caso estamos hablando de dos tercios de depósitos no cubiertos por el FEDIC,
lo que lleva a los depositantes a temer la posibilidad de que, si el banco cae,
no recuperen la totalidad de los importes depositados, de los importes debidos, por esta entidad.
Por otro lado, el 15% de todo el activo del First Republic Bank está invertido en bonos a largo plazo,
bonos clasificados como Health to Maturity, es decir,
bonos que el banco pretende aguantar en su balance hasta vencimiento.
En el caso del Silicon Valley Bank, estos bonos que se mantenían hasta vencimiento
no representaban el 15% de su activo, que este es el porcentaje del First Republic Bank,
sino un porcentaje bastante superior, el 34% de su activo.
¿Y cuál es el problema de esto? Pues que previsiblemente, como ya sucedía con el Silicon Valley Bank,
estos bonos no están cubiertos frente al riesgo de subidas de tipos de interés.
Es decir, estos bonos cargan con pérdidas latentes, todavía no realizadas,
pero pérdidas latentes que se materializarían en caso de que el First Republic Bank
necesite venderlos con el objetivo de obtener liquidez para hacer frente a los pagos de su deuda,
por ejemplo, a la fuga que está experimentando en sus depósitos.
Estas pérdidas latentes sobre su cartera de bonos a largo plazo representarían
para el First Republic Bank algo así como el 40% de su capital regulatorio,
bastante menos que en el caso del Silicon Valley Bank, en el que superaban el 100% de su capital,
es decir, que solo con las pérdidas latentes el banco ya quedaba totalmente descapitalizado,
pero aún así estamos hablando de alrededor de un 40% de pérdidas potenciales por liquidación de su cartera de bonos.
Y claro, si en el lado de tu pasivo el 67% de tus depósitos no están cubiertos frente a pérdidas,
y en el lado de tu activo tienes un 15% de tus inversiones,
que potencialmente si te enfrentas a una crisis de liquidez como aquella a la que te estás enfrentando
pueden arrojar un mínimo de pérdidas del 40% de todo el capital que tiene el banco para absorber pérdidas,
pues eso lógicamente genera una cierta inquietud.
Los depositantes temen, con cierta razón de ser, que pueden perder su inversión.
Y si tienen ese miedo, lo lógico es que los depositantes transfieran su depósito a otras entidades financieras más sólidas.
Los grandes bancos de Estados Unidos tienen al menos de momento ratios de capitalización
mucho más holgadas que las del Fair Republic Bank.
En general que las de la banca regional estadounidense, pero en este caso en particular que las del Fair Republic Bank.
Por tanto, ¿para qué vas a mantener tu depósito en el Fair Republic Bank si hay un riesgo mayor o menor,
pero en todo caso un riesgo que va siendo creciente con el tiempo, de que experimentes pérdidas sobre tus depósitos?
Lo razonable es transferir ese depósito potencialmente problemático, arriesgado,
a otra entidad donde ese depósito se vuelva menos problemático y menos arriesgado.
Y eso es desde luego lo que están haciendo en masa los depositantes del Fair Republic Bank.
Durante la última semana el Fair Republic Bank perdió 70.000 millones de dólares en depósitos.
Para que nos hagamos una idea de lo que esto representa, también la semana pasada los 11 mayores bancos de Estados Unidos
decidieron articular una especie de rescate privado en favor del Fair Republic Bank.
Y ese rescate privado consistía en inyectar depósitos en esta entidad financiera.
Pues bien, la cuantía de depósitos que inyectaron los 11 mayores bancos de Estados Unidos al Fair Republic Bank
para tratar de reflotarlo, para tratar de apuntalar su liquidez, fue de 30.000 millones de dólares.
Menos de la mitad de lo que perdió solo la semana pasada.
Si el Fair Republic Bank quiere hacer frente a esta sangría de depósitos,
la única forma que posee a corto plazo de tratar de conseguirlo es ofreciendo una remuneración más elevada,
más elevada que la de la competencia, por sus depósitos.
Es decir, tratar de persuadir a los depositantes de que, aún cuando el banco constituya un mayor riesgo que la competencia,
ese mayor riesgo queda compensado por una mayor rentabilidad ofrecida frente a la competencia.
El problema es que, claro, llevamos muchos años en los que el sistema financiero estadounidense,
el sistema financiero europeo, ha efectuado préstamos e inversiones a muy bajos tipos de interés.
De manera que, como ya le sucedía a Credit Suisse, Credit Suisse, como ya explicamos en los últimos vídeos,
cayó en última instancia por la fuga desesperada de depósitos,
Fair Republic Bank no tiene capacidad para tratar de retenerlos ofreciéndoles una remuneración del 5%, del 6% o del 7%,
porque su activo no proporciona esa rentabilidad en términos promedios.
Y si pagas en intereses más de lo que cobras en intereses, sufres pérdidas,
tu capital con el tiempo desciende y, por tanto, los propios depósitos se van volviendo más arriesgados,
porque a medio largo plazo esa estrategia es insostenible, de modo que todavía se alimenta más la fuga de depósitos.
¿Acaso cabría pensar que el Fair Republic Bank será capaz de solventar sus problemas de liquidez,
sus problemas de fuga de depósitos, a través de la nueva línea de financiación que creó la Fed
durante el colapso del Silicon Valley Bank?
Esta línea de financiación para bancos, que se conoce como Bank Turn Funding Program,
tiene como propósito extender liquidez contra el 100% del valor nominal de determinados activos de alta calidad,
como, por ejemplo, la deuda pública federal estadounidense o la deuda hipotecaria,
especialmente si está también avalada por el gobierno federal de Estados Unidos.
¿Cuál es el problema específico al que se enfrenta el Fair Republic Bank
para poder recurrir a esta ventanilla de descuento que, en principio,
podría aliviar bastante sus necesidades de liquidez?
Pues que los bonos a largo plazo que posee el Fair Republic Bank y de los que he hablado antes,
esos bonos que representan el 15% de su activo total,
no son bonos ni en deuda pública federal ni tampoco deuda hipotecaria.
Esos bonos son deuda pública municipal.
Y aunque la Reserva Federal también admite en ocasiones los bonos municipales como garantía
contra los que ofrecer financiación, eso no ocurre así en todos los casos.
Si el bono en cuestión tiene una baja calificación crediticia,
la Reserva Federal no ofrece financiación contra él,
de modo que el Silicon Valley Bank no podrá utilizar plenamente su cartera de bonos municipales
para obtener liquidez de la Reserva Federal a pesar de la creación de esta nueva ventanilla de descuento.
Por tanto, el Fair Republic Bank tiene un incuestionable problema de liquidez ahora mismo.
Sus depósitos se están fugando, se están fugando a una mayor velocidad
a la que los grandes bancos son capaces de reponerlo,
y además no hay argumentos de peso o razonables en el horizonte para que dejen de fugarse.
Y si los depósitos se siguen fugando, el Fair Republic Bank tiene un problema muy serio de liquidez.
Y como le gusta repetir al economista Perry Merlin,
liquidity kills you quick.
Es decir, la liquidez, o más bien la falta de liquidez, te mata rápido.
Pero no pensemos que el Fair Republic Bank tiene un problema grave de liquidez
meramente porque se le están fugando los depositantes.
Tiene un problema grave de liquidez porque existe un descalce, un desajuste muy profundo
entre el perfil de sus pasivos y el perfil de sus activos.
Los activos del Fair Republic Bank son mayoritariamente activos a largo plazo.
En concreto, el 15% de sus activos son bonos a largo plazo, healthy maturity,
mientras que el 78% de su activo son préstamos, en su mayoría, préstamos a largo plazo,
préstamos hipotecarios o préstamos empresariales.
Y mientras que, por tanto, el 93% de su activo es activo a largo plazo,
su pasivo, sus fuentes de financiación, son mayoritariamente fuentes de financiación a corto plazo,
es decir, depósitos a la vista.
Si el Fair Republic Bank hubiese financiado sus préstamos y sus inversiones a largo plazo
con deuda a largo plazo y con fondos propios, ahora mismo no tendría ningún problema de liquidez,
porque sus financiadores no tendrían derecho a exigir el cobro inmediato de sus deudas.
O alternativamente, si el Fair Republic Bank hubiese invertido la financiación captada a través de
no en inversiones y préstamos a largo plazo, sino en inversiones y en préstamos a muy corto plazo,
como pueda ser, por ejemplo, el crédito comercial contra mercancías en alta demanda,
entonces el Fair Republic Bank tampoco tendría ningún problema para atender la fuga de depósitos.
Simplemente, conforme fueran venciendo sus créditos a muy corto plazo,
y a muy corto plazo estamos hablando de dos semanas, un mes, tres meses a lo sumo,
entonces obtendría los mecanismos para pagar esos depósitos que se están fugando.
Y si en todo caso necesitara liquidar en el mercado, antes de subvencimiento,
en un mes o tres meses, esos activos de muy corto plazo,
esos activos se podrían liquidar prácticamente sin ningún descuento frente a su valor nominal,
no así con los activos a largo plazo, porque los activos a largo plazo,
si suben los tipos de interés, su valor de mercado cae sustancialmente por debajo de su valor nominal.
No ocurre lo mismo, en cambio, con los activos a corto plazo,
cuyo precio es muchísimo menos sensible, prácticamente insensible,
si estamos hablando de activos a muy corto plazo, frente a las subidas de tipos de interés.
Por tanto, el problema del Fair Republic Bank,
como lo era aún en mayor medida en el caso del Silicon Valley Bank,
es el mismo problema que afecta al conjunto del sistema financiero.
El descalce de plazos, el desajuste de plazos, la transformación de plazos,
endeudarse a muy corto plazo para invertir a muy largo plazo,
la erosión sistemática y estructural de la liquidez del sistema financiero,
promovida precisamente por la existencia de redes de apoyo, de redes de rescate,
por parte de nuestras instituciones públicas.
El banco central, que promete inyectar liquidez y refinanciar a aquellos bancos y líquidos que tengan problemas,
y claro, si a mí me refinancian, si a mí me proporcionan liquidez cuando sufro un problema de liquidez,
¿para qué me voy a preocupar por gestionar adecuadamente mi liquidez?
Y por otro lado, los tesoros, que prometen rescatar a todos o al menos parte de los acreedores de los bancos.
Y por tanto, si el tesoro, si el gobierno va a rescatar a mis acreedores,
¿para qué me voy a preocupar yo por gestionar adecuadamente mi solvencia?
Así las cosas sobre apalancamiento a corto plazo para invertir masivamente a largo plazo.
Y es que los tipos de interés que cobra el banco por prestar por invertir a largo plazo
obviamente son superiores a los que cobraría si prestara o invirtiera a corto plazo.
Y a su vez, los tipos de interés que paga el banco por pedir prestado a corto plazo
son obviamente menores, en la mayoría de casos nulos,
son obviamente menores que los tipos de interés que tendría que pagar el banco si pidiera prestado a largo plazo.
Maximizo los tipos de interés que cobro sobre mis préstamos prestando a largo plazo,
minimizo los tipos de interés que pago sobre mis fuentes de financiación pidiendo prestado a corto plazo.
Por tanto, maximizo mi margen de intermediación a costa, eso sí, de socializar los riesgos de liquidez
y de insolvencia de mi mala estrategia financiera con el conjunto de la población
a través de la connivencia del Banco Central, proveedor en última instancia de liquidez,
y del gobierno del Tesoro, recapitalizador de última instancia de las entidades financieras.
Estos son los vicios en los que incurrió masivamente el Fair Republic Bank,
como antes también el Silicon Valley Bank, y estos son los vicios que acaso terminen llevando...
y estos son los vicios que acaso terminen provocando su caída.
Obviamente, tal caída no está predeterminada, no es absolutamente necesaria.
Todo depende de si la confianza regresa al banco, de si sus depositantes se calman
y de si por tanto mantienen la financiación que suministran al banco
para que poco a poco, conforme pase el tiempo, sus préstamos, sus inversiones
vayan proporcionando un reflujo de tesorería suficiente como para atender
el repago habitual, normal, regular de los depósitos.
Y como la confianza puede depender de múltiples factores, cabe la posibilidad tanto de que caiga,
porque tiene elementos, desde luego objetivos que lo vuelven muy frágil,
pero también cabe la posibilidad de que si esa confianza regresa, el banco se termine salvando.
En todo caso y de momento, la desconfianza inversora en esta entidad sigue siendo muy fuerte.
Solo en el último mes, y a pesar del significativo rebote que se ha experimentado
durante la jornada de hoy, el banco ha perdido en bolsa el 85% de su valor.
El miedo, por tanto, a que el agujero engulla plenamente a sus accionistas,
es un miedo ahora mismo muy considerable.
Veremos si el segundo paquete de rescate que ahora mismo están diseñando
los mayores bancos de Estados Unidos en favor del Fair Republic Bank
es suficiente, después de que el primero no lo haya sido, para calmar los ánimos.
Y en caso contrario, en caso de que no lo sea, es altamente probable
de que el pato lo termine pagando el de siempre, el contribuyente.