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¿Ha reaccionado Yolanda Díaz igual ante la muerte de Silvio Berlusconi que ante la muerte
de alguien muchísimo peor, como fue Fidel Castro?
Veámoslo.
Hoy, a los 86 años de edad, ha muerto Silvio Berlusconi, primer ministro de Italia en tres
ocasiones.
La primera en el año 94, la segunda entre los años 2001 y 2006 y la tercera entre los
años 2008 y 2011.
Se trata de una figura política enormemente controvertida tanto por sus formas y por los
escándalos que rodearon su vida, cuanto también por su fondo.
Y es que aunque Berlusconi decía ser de derechas o de centroderecha y defender el libre mercado
y la liberalización de la economía, en realidad, durante sus tres mandatos, hizo bastante poco
en esa dirección.
No es que fuera en la dirección opuesta, pero desde luego no aprovechó el poder político
que tuvo, y lo tuvo de manera muy notable, para aprobar reformas que incrementaran la
libertad y la competitividad de la economía italiana.
Y de hecho, si uno mira la evolución de la renta per cápita de Italia, descontando la
inflación, veremos que esta lleva estancada 30 años.
Italia es uno de los grandes enfermos de Europa, entre otras cosas porque su clase política
dentro de la cual se hallaba Silvio Berlusconi, se niega a aprobar reformas que abran, que
liberalicen la economía para permitirle volver a crecer con ímpetu.
Berlusconi tuvo el poder para hacer esas reformas, para abrir la economía italiana, y se negó
a hacerlo.
Aunque prometió que lo iba a hacer, finalmente no lo hizo.
De ahí que desde un punto de vista ideológico o de fondo político, sus gobiernos y por
tanto él mismo como primer ministro no merezcan ningún tipo de agiografía.
Algunos podrían pensar que el mismo día en que ha muerto Berlusconi quizá no convenga
hacer una valoración de su gestión política demasiado dura, aunque solo sea por respeto
hacia su persona y hacia su familia.
Pero también es cierto que cuando muere un personaje público se suele hacer balance
sobre su vida.
Y si en ese balance únicamente se permiten, se toleran socialmente las loas, las alabanzas
y no las críticas respetuosas, pero en todo caso críticas, entonces el saldo neto de
ese balance aparecerá muy desequilibrado, muy sesgado hacia lo agiográfico.
Sin embargo, diría que ambas reacciones ante la muerte de una persona que era un personaje
público son razonables.
La postura de aquellos que prefieren no lanzar, no efectuar ninguna crítica hacia el personaje
el mismo día en el que ha fallecido, y también la postura que aquellos que desde el respeto
a la persona tratan de efectuar un balance sobre su vida con sus claros y con sus oscuros.
En este sentido, la vicepresidenta segunda del gobierno y lideresa del espacio político
de su mar, Yolanda Díaz, parece haberse sumado hoy a la segunda postura.
Es decir, criticar desde el respeto a Silvio Berlusconi por tener unas ideas y unas propuestas
que desde luego, al menos en principio, no coinciden con las del partido, con las del
espacio, con las del proyecto político de Yolanda Díaz.
Escuchemos a la todavía vicepresidenta segunda del gobierno opinar sobre la muerte de Berlusconi.
En relación a el señor Berlusconi, desde luego mis condolencias a su familia y a sus
amigos respetuosamente, pero entiendan que la disparidad del proyecto político que representó
a lo largo de tanto tiempo el señor Berlusconi no adolece de mi compasión y, es más, muestra
la disconformidad con él mismo.
En este sentido, obviamente, descansa en paz y el respeto a las familiares y a sus seres
queridos.
Dejando de lado que no sé muy bien qué significa eso de no adolece de mi compasión.
No adolece de mi compasión.
Dejando de lado que vete tú a saber qué ha querido decir Yolanda Díaz con esto, lo
cierto es que la globalidad de la declaración política o cuasi institucional que ha vertido
Yolanda Díaz en la muerte de Silvio Berlusconi es una declaración institucional correcta.
Si Yolanda Díaz ascribe a la posición de que puedes hacer críticas desde el respeto
a un personaje público en el día de su fallecimiento, pues las palabras que ha pronunciado van en
esa misma línea.
Respeto a la persona, respeto a los familiares, respeto a los amigos, pero aprovecho la ocasión
para ponerle manifiesto mis discrepancias políticas con lo que representó este señor.
Sobre esto no tengo nada que objetar.
¿Qué sucede, sin embargo?
Pues que Yolanda Díaz no suele mostrar siempre la misma actitud con cualquier personaje público
que ha fallecido.
O, mejor dicho, que si muestra siempre esta misma actitud, es decir, que si el día en
el que fallece un personaje público está dispuesta a mostrar sus discrepancias ideológicas
y dirigirle cuántas críticas considere que merece, entonces que no haya criticado con
dureza a ciertos personajes públicos en el día de su fallecimiento nos indica bastante
y bastante malo sobre la ideología, las ideas, los ideales y las propuestas de Yolanda Díaz.
¿Qué fue lo que dijo Yolanda Díaz el día en que falleció el tirano cubano Fidel Castro?
Aprovechó Yolanda Díaz ese día para decir que, respetando a familiares y amigos, Fidel
Castro es una figura política muy alejada de lo que ella piensa, de lo que ella opina,
de lo que ella promueve y que además fue un tirano sanguinario que sojuzgó al pueblo
cubano.
¿Dijo también en ese momento que Fidel Castro no adolece de su compasión? Es decir, siendo
muchísimo peor Fidel Castro que Silvio Berlusconi, ¿le dispensó a Fidel Castro un trato al
menos similar, ya no digo mucho peor, sino al menos similar al que le ha dispensado hoy
a Silvio Berlusconi? Bueno, veamos lo que escribió Yolanda Díaz en Twitter el día de la muerte
Un tuit, por cierto, que Yolanda Díaz no ha borrado, sigue accesible en su cuenta personal
y por el que tampoco ha pedido perdón o ha rectificado. Por tanto, no hay por qué presuponer
que sus ideas hayan cambiado decisivamente respecto al momento en el que escribió y
publicó el siguiente tuit.
Fidel, uno de los imprescindibles del siglo XX, un revolucionario. Con él caminaron y
caminarán los pueblos. Cuba, vamos. Hasta siempre, comandante. Mientras que Yolanda
Díaz está criticando, y es legítimo hacerlo, a Silvio Berlusconi el día de su muerte,
en cambio, cuando murió Fidel Castro, Yolanda Díaz optó por blanquear el tiránico régimen
del socialismo castrista, optó por blanquear la figura de Fidel Castro, optó por abrazar
y alabar públicamente la figura de Fidel Castro. Y aquí no caben excusas. No cabe
decir que Yolanda Díaz es muy blandita, muy generosa el día en el que muere un personaje
público, hasta el punto de llegar a cantar las alabanzas de un tirano como Fidel Castro.
No cabe decir eso porque el día en el que ha muerto Silvio Berlusconi, como digo, Yolanda
Díaz ha criticado y se ha distanciado de su figura política y es legítimo hacerlo.
Si no haces exactamente lo mismo el día en el que muere alguien muchísimo peor, como es Fidel
Castro, entonces solo cabe suponer que te estás abrazando, que te estás hermanando con la figura
política de un tirano sanguinario como fue Fidel Castro. O eso o Yolanda Díaz es una cínica y
arribista absoluta. Cuando hay que ser comunista y castrista para promocionar internamente en el
partido, adoptas una pose comunista y castrista. En cambio, cuando quieres seducir al votante no
únicamente comunista y castrista, sino incluso al votante socialdemócrata moderado, te distancias
de ese radicalismo que supone el comunismo y el castrismo y te reivindicas como una socialdemocracia
blandita, moderna, ecologista, pero que no tiene nada que ver con las tiranías socialistas del
siglo XX. Por tanto, o los principios políticos, los principios ideológicos de Yolanda Díaz son
horrorosos y ahora mismo solo está camuflándolos, ofreciéndonos una imagen amable, una imagen
moderada dentro de la radicalidad de su espacio político, pero moderada dentro de ese espectro,
una imagen moderna, una imagen no peligrosa. O, si de verdad Yolanda Díaz no es castrista,
si Yolanda Díaz no es comunista, entonces es que sus principios son nulos, que lo único que
busca es el poder por el poder. Y si hacía falta aplaudir a un tirano con el que no coincidías en
2016 para promocionar internamente en tu partido, lo aplaudías. Y si ahora hace falta hacer todo
lo contrario, lo haces. En cualquier caso, la primera obsesión, la primera prioridad de la
política Yolanda Díaz es el poder. Ya sea porque nos está mintiendo, nos está engañando sobre
cuáles son sus auténticos principios ideológicos, o ya sea porque carece de principios ideológicos
y los muta a conveniencia para maximizar en cada momento el voto, es decir, para maximizar su poder.
En suma, o liberticida, o cínica, o ambas.
Subtítulos realizados por la comunidad de Amara.org