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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.

Solidaridad, el sindicato apatrinado por Vox, defiende públicamente que las empresas son
de los trabajadores. Se trata de un discurso marxista o, más bien, nacional sindicalista.
¡Veámoslo!
Vox es un partido conformado por una amalgama de corrientes de derechas, es decir, de corrientes
de pensamiento contrarias a la izquierda. Pero corrientes de pensamiento contrarias a la izquierda
las hay de muchos tipos. Podemos tener el conservadurismo, la democracia cristiana,
el liberalismo y también el falangismo. Démonos cuenta de que lo único que tienen en común todas
estas corrientes de pensamiento es su oposición a la izquierda. Pero el liberalismo se opone al
falangismo tanto como se opone al izquierdismo y el conservadurismo también se opone en muchos
aspectos al liberalismo, no en todos, pero sí en algunos, y también en otros se contrapone con el
falangismo. Es decir, que el pegamento ideológico de Vox es su oposición a la izquierda, pero no
existe internamente una doctrina unificada que compartan todos sus cuadros y todos sus
militantes o simpatizantes. Entre esos cuadros, entre esos militantes y entre esos simpatizantes,
podemos encontrar a conservadores, a demócratas cristianos, a liberales, cada vez menos, todo hay
que decirlo, y también a falangistas, cada vez más, todo hay que decirlo. Y como reciente ejemplo
de pensamiento falangista o más bien nacional sindicalista dentro de Vox, podemos mencionar
estas declaraciones recientes de Rodrigo Alonso, secretario general de Solidaridad,
el sindicato apadrinado promovido por Vox y también portavoz adjunto de Vox Andalucía.
Escuchen las declaraciones de Rodrigo Alonso respecto al ERE, al expediente de regulación
de empleo, que acaba de anunciar Telefónica sobre un tercio de su plantilla.
Ayer estaba aquí la de Telefónica y yo le hubiese dicho varias preguntas. Si de repente Telefónica
dijese, voy a despedir al 50% de los trabajadores y los trabajadores dijesen, claro, para eso hay que
tener un sindicato valiente, ¿no? UGT y Comisión de Obreras, que lo único que han hecho es que,
bueno, vamos a hacer un ERE en Telefónica, pero vamos a hacer la transición que se haga lo más
justa posible. No, no, no, no, no, es que la compañía no es de ustedes, la compañía es nuestra,
es del trabajador y aquí no hay ERE que valga. Aquí vamos a sentar, vamos a hacer un comité en
el que vamos a negociar la forma en la que va a seguir funcionando la compañía, porque somos nosotros,
los dueños de la compañía, el capital humano, el principal capital que tiene una empresa es el
capital humano. No es una máquina, una máquina la maneja una persona, pero el principal capital de
una empresa es el capital humano. Y si os creéis de verdad que no ocupáis una silla ni sois un
número, sino que el trabajo os pertenece, es vuestro, Telefónica no sería capaz de hacer un
expediente de regulación de empleo masivo. De entrada, constatemos que lo que señala Rodrigo
Alonso, secretario general de Solidaridad, el sindicato de Vox, en este vídeo es un completo
disparate. Primero, la empresa no es de los trabajadores, la empresa es de los accionistas,
que son quienes la financian y quienes asumen patrimonialmente el riesgo de pérdidas. En
segundo lugar, y vinculado con lo anterior, el capital humano, es decir, las habilidades de
los trabajadores que trabajan en Telefónica no son una fuente de financiación de las actividades
de Telefónica, son un activo de los trabajadores que venden a cambio de un precio, su salario,
a Telefónica. Por tanto, como mucho, podremos decir que el capital humano de Telefónica es
un activo de Telefónica, pero no un pasivo, una fuente de financiación. Las fuentes de
financiación son la deuda y el capital social, y los accionistas son los que aportan el capital
social para que la compañía pueda desarrollar sus actividades, entre otras, pagar el salario
a los trabajadores que venden o alquilan su capital humano a la empresa y los que, como digo,
asumen el riesgo de pérdidas vinculadas al desarrollo de la actividad empresarial de
Tercero, si el capital humano, es decir, los trabajadores, todos ellos, sin distinciones,
fueran el principal activo de la compañía, no se entiende muy bien por qué Telefónica quiere
despedir a un tercio de su plantilla, es decir, por qué Telefónica se quiere desprender de un
tercio de su mejor activo. ¿No será más bien que Telefónica no sabe cómo generar valor con ese
tercio de los trabajadores a los que va a despedir y que, por tanto, el coste que está asumiendo la
empresa con respecto a ese tercio de la plantilla supera el valor que es capaz de generar con ellos?
¿Que no estoy diciendo, cuidado, que no sean profesionales perfectamente cualificados y
potencialmente muy valiosos? Habrá de todo, imagino, no lo sé. Lo que estoy diciendo es
que dentro de Telefónica ese capital humano no es capaz de generar suficiente valor como
para justificar su salario, porque si lo hiciera Telefónica no prescindiría de ellos.
Cuarto y vinculado con lo anterior, aunque Telefónica fuera propiedad de los trabajadores
de Telefónica, eso no sería incompatible con reducciones de plantilla dentro de Telefónica.
Si los trabajadores propietarios de Telefónica no saben cómo generar suficiente valor con parte
de la plantilla que está trabajando en Telefónica, esos mismos trabajadores propietarios
aprobarían reducciones de plantilla para no seguir consumiendo el capital social de Telefónica que
les pertenece. Vamos, que en una cooperativa obrera también hay despidos, también hay reducciones
de plantilla cuando no se sabe generar con los trabajadores que tienen contratados un valor
suficiente como para justificar su ingreso neto. Y quinto, el mero hecho de montar un comité integrado
por los trabajadores de la empresa no garantiza en absoluto que los problemas de la compañía,
que en este caso además son problemas estructurales y sectoriales que no solo afectan
a Telefónica sino al conjunto del sector de las telecomunicaciones, el mero hecho de montar un
comité integrado por los trabajadores de la empresa no garantiza que los problemas de la
empresa se vayan a solucionar y que, por tanto, Telefónica pueda preservar a toda su plantilla
sin necesidad de recurrir a despidos. Los despidos no son consecuencia de la mala voluntad de los
gestores de Telefónica para generar valor dentro de la empresa. No es que con un poquito de buena
voluntad se puedan solucionar todos los problemas. Es que la comoditización y la digitalización de
los datos y, por tanto, el cambio radical del modelo de negocio tradicional de los grandes
conglomerados de telecomunicaciones en todas las economías del mundo está dando lugar a
reajustes estructurales dentro de esa empresa porque el tamaño y las funciones que desarrollaban
antes ya no son las que tienen que desarrollar ahora. Y por eso hay que ajustar y reajustar
las empresas. Y todo eso no se cambia, no se soluciona por arte de magia, por el hecho de que
montemos un comité con los trabajadores y, digamos, como si estuviéramos en un bar con un palillo en
la boca, vamos a elaborar un plan estratégico para reflotar Telefónica y salvar todos sus
puestos de trabajo. Aquí vamos a sentar, vamos a hacer un comité en el que vamos a negociar la
forma en la que va a seguir funcionando la compañía. No, con eso únicamente estás
burocratizando y politizando más lo que deberían ser decisiones estrictamente empresariales.
El discurso, como digo, es un disparate. Y es un disparate que muchos, por defecto,
han vinculado, han asociado con el marxismo. Es decir, con la lucha obrera y con la defensa
de una revolución donde se socialicen en favor del proletariado el conjunto de los medios de
producción. Y, desde luego, lo que dice en este extracto Rodrigo Alonso, secretario general de
solidaridad, el sindicato apadrinado por Vox, es compatible con ese discurso marxista. Pero la única
perspectiva ideológica desde la cual se pueden interpretar las palabras de Rodrigo Alonso no es
únicamente el marxismo, sino también el nacional sindicalismo. Mientras que el marxismo plantea una
lucha de clases entre el proletariado y la burguesía, entre los trabajadores asalariados
y los capitalistas, el nacional sindicalismo plantea la posibilidad de una convivencia armónica entre
el trabajador nacional y el capitalista nacional para defenderse frente a los auténticos enemigos,
que vendría a ser la competencia extranjera que puede arruinar tanto al trabajador nacional como
al capitalista nacional. Y para coordinar en cada gremio a trabajadores y capitalistas y también
para comunicar, para hacer llegar al Estado, cuáles son los intereses y las necesidades de
esos gremios compuestos unitariamente por trabajadores nacionales y capitalistas nacionales,
el nacional sindicalismo defiende el sindicato vertical integrado, insisto, por trabajadores
y por capitalistas en estos comités que defendía Rodrigo Alonso. Por tanto, el extracto anterior
de Rodrigo Alonso, muy descontextualizado del resto de su pensamiento, lo podemos potencialmente
interpretar desde una perspectiva marxista, trabajadores contra capitalistas, o desde una
perspectiva nacional sindicalista, trabajadores y capitalistas nacionales enfrentados contra
trabajadores y capitalistas extranjeros. ¿Y cuál de ambas interpretaciones es la correcta? Hombre,
de entrada, que haya marxistas en Vox podría ser, pero suena algo raro. Por tanto, ya de entrada
parece que tiene más sentido interpretar estas palabras desde la óptica nacional sindicalista.
Pero es que, además, el propio Rodrigo Alonso, desde su cuenta de Twitter, se dedicó a aclararnos
que efectivamente lo que él defiende es algo muy parecido a lo que defendía el nacional sindicalismo.
Dice Rodrigo Alonso, comentando y defendiéndose frente a los ataques y las críticas que ha
recibido a propósito de este discurso, dice Rodrigo Alonso, parece que me he explicado realmente mal
y algunos lo utilizan para atacar a solidaridad. No quería decir que los trabajadores sean los
propietarios de las empresas. Solo quería afirmar que los trabajadores deben ser conscientes de que
UGT y comisiones obreras no les defienden. En este primer mensaje ya se desmarca de la
interpretación marxista de sus palabras, porque nos está diciendo que los trabajadores no son
los propietarios de la empresa y también cabe entender implícitamente que está diciendo que
los trabajadores no deben ser los propietarios de la empresa. Pero bueno, en este primer tuit no
hay nada específicamente nacional sindicalista. Sigamos leyendo. Y que los trabajadores deben
tener sindicatos que defiendan sus puestos de trabajo, su salario y su dignidad. Eso,
su trabajo, su salario y su dignidad, es lo que es suyo de los trabajadores. Y nadie debería
traicionarles como hacen ahora los sindicatos al servicio de las grandes multinacionales y del
gobierno. Bueno, esto es meramente un discurso sindicalista, es verdad que antiglobalización,
pero no específicamente nacional sindicalista. Pero sigamos. Por supuesto, Solidaridad cree
que empresarios y trabajadores deben ir de la mano frente a quienes quieren destruir la
prosperidad de España, obligando a nuestras empresas a competir en condiciones de desigualdad.
Aquí ya nos está diciendo que trabajadores y capitalistas han de ir de la mano, lo cual es
totalmente anti-marxista. Y han de ir de la mano como a través de los comités que planteaba él,
canalizados a través del sindicato que promueve él, que es la idea de fondo del sindicato
vertical. Pero en este tuit no solo nos dice esto, también nos dice que la prosperidad de
España se destruye porque nuestras empresas, las empresas españolas, los capitalistas y los
trabajadores españoles compiten en condiciones de desigualdad frente a los extranjeros. Y esa
competencia desleal para el nacional sindicalismo, siempre que una empresa española no es capaz de
debatir a una empresa extranjera frente a los consumidores nacionales, es porque la
empresa extranjera está haciendo trampas y está practicando ejerciendo la competencia desleal.
Y esa competencia desleal, decía, es la causa de la miseria tanto del trabajador como del
capitalista nacional. Y los intereses de ambos, del trabajador y del capitalista nacional,
son los que aspira a defender solidaridad, protegiendo a nuestras empresas frente a la
competencia extranjera, como a través de regulaciones estatales que privilegien a las
compañías nacionales y, si pudiera ser, que dentro de la Unión Europea de momento no puede ser,
a través de políticas proteccionistas que protejan las mercancías españolas frente a las
mercancías extranjeras. Es decir, que obliguen a los consumidores españoles a comprar,
aunque no quieran, aunque fueran más caras y peores, las mercancías españolas por el
hecho de ser españolas. Y esta última idea, tan propia del pensamiento nacional sindicalista,
que la función de un sindicato vertical es coordinar a trabajadores nacionales y a
capitalistas nacionales para protegerse frente a la ruina que viene del extranjero,
es la que encontramos en el último tuit aclaratorio de Rodrigo Alonso.
Solidaridad piensa, defiende y lucha por proteger la economía nacional. Eso es, defender a nuestras
empresas y a nuestros trabajadores, a nuestras empresas y a nuestros trabajadores, no a nuestros
consumidores. Para Rodrigo Alonso, el productor nacional tiene prioridad sobre el consumidor
nacional. El consumidor nacional ha de estar forzado a comprarle al productor nacional para
defender el interés de ese productor nacional, sea trabajador nacional, capitalista nacional o
la unión de ambos. Son otros, concluye Rodrigo Alonso, son otros y están en el gobierno los
enemigos de la propiedad privada y es kilman por igual a empresarios y a trabajadores. Se le ha
olvidado decir a Rodrigo Alonso que él lo que defiende es kilmar al consumidor nacional para
privilegiar al productor nacional. Pues bien, esto también es Vox, esto también está dentro de Vox.
El pensamiento falangista, el pensamiento nacional sindicalista también está dentro de Vox. Rodrigo
Alonso no solo es el secretario general de Solidaridad, el sindicato apadrinado por Vox,
también es portavoz adjunto de Vox Andalucía. Estaría bien, por tanto, que Vox, el partido,
nos aclarara cuál es su postura oficial respecto a los planteamientos económicos del nacional
sindicalismo. Utilicemos esa etiqueta nacional sindicalismo para denominarlos o no, pero cuál
es su postura oficial respecto a esos planteamientos económicos. Porque en su momento,
hace bastantes años, Vox tenía un programa económico bastante liberal, pero durante los
últimos meses los liberales han ido saliendo de Vox. Y quienes han ido ocupando puestos cada
vez más importantes y quienes han ido copando el discurso público son figuras muy vinculadas con
el nacional sindicalismo. En suma, la cuestión de fondo es muy simple y muy pertinente. ¿El
nacional sindicalismo ha llegado para quedarse en Vox?