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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

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¿El presidente de Chile, Gabriel Boric, pretende nacionalizar la industria de litio del país?
¡Veámoslo!
Chile es el segundo mayor productor de litio de todo el planeta. En el año 2021,
la economía chilena produjo 26.000 toneladas de litio, y en el año 2022, 39.000 toneladas.
Las dos principales compañías privadas que producen litio en Chile son, por un lado,
la chilena SQM, que además es la mayor productora de litio de todo el mundo,
y, por otro lado, la estadounidense Albemarle. De momento, la producción de litio en Chile
se concentra en el Salar de Atacama, que se estima que tiene el 30% de las reservas probadas de
litio de todo el mundo. Tanto SQM como Albemarle explotan el litio del Salar de Atacama a través
de un contrato con el Estado. El contrato con el Estado chileno de SQM para extraer litio
del Salar de Atacama concluye en el año 2030, y el contrato de la estadounidense Albemarle para
explotar litio en el Salar de Atacama termina en el año 2043. A cambio de ese derecho a explotar
el litio hasta el año 2030, en el caso de SQM, o hasta el año 2043, en el caso de Albemarle,
las dos compañías le pagan al Estado chileno dos tipos de royalties. Por un lado, le pagan un
porcentaje sobre sus ingresos por las ventas de litio y, por otro, le pagan un porcentaje
sobre sus beneficios. Es decir, que el modelo básicamente consiste en que el Estado chileno
cede temporalmente un recurso natural, el Salar de Atacama, para que dos empresas privadas aporten
su capital y su tecnología a la hora de producir litio, y parte de los ingresos y de los beneficios
por ese litio producido a través de estas dos empresas privadas termina redundando en favor del
Estado chileno y, por tanto, de los contribuyentes del país. Pues bien, esta semana el presidente de
Chile, Gabriel Boric, ha dado un golpe encima de la mesa y ha puesto totalmente patas arriba
este modelo. Boric aspira a nacionalizar la industria del litio en Chile. Es decir,
que el Estado controle el flujo de inversión, de desarrollo y de extracción de litio en todo el país.
Escuchemos a Boric.
En primer lugar, el Estado participará en todo el ciclo productivo de este mineral,
creando para ello una empresa nacional del litio. Enviaremos al Congreso de la República
el proyecto de ley que crea la empresa nacional del litio.
A través de esta empresa nacional del litio, Boric pretende centralizar la exploración y la
explotación de los yacimientos de litio. Por un lado, será la compañía que explotará el
Salar de Atacama una vez expiren los contratos vigentes y, por otro, será la empresa que
explorará y tratará de desarrollar nuevos yacimientos de litio en otros salares del país.
Aunque a la hora de la verdad, Boric también pretende renegociar anticipadamente los contratos
que el Estado chileno actualmente mantiene con SQM y con Albe Marle para que el Estado pueda
empezar a intervenir en la explotación del litio del Salar de Atacama antes del año 2030 o del año
2043. Escuchemos de nuevo a Boric.
Acá en Chile y en el mundo sabemos que somos un país serio y confiable. Hemos respetado y
seguiremos respetando los contratos vigentes y sabemos que recién el año 2030 termina el
contrato de arrendamiento a privados de una parte importante del Salar de Atacama.
Si decidieramos no hacer nada, esto seguiría sencillamente así. Por ello, he instruido a
Corfo, la institución que administra nuestras reservas de litio, mandatar a su veja Codelco,
la búsqueda de los mejores caminos para lograr desde ya la participación del Estado chileno en
la extracción del litio en el Salar de Atacama. Así, Codelco será nuestro representante frente
a las empresas que actualmente están en el Salar para tener una participación del Estado antes del
vencimiento de los contratos vigentes. El principal problema del proyecto de
Boric para nacionalizar la industria del litio en Chile es que el Estado chileno no cuenta con
capacidad financiera y tecnológica para explorar y explotar los yacimientos de litio del país.
Y esto no es una especulación propia, es algo que el propio Gobierno de Chile reconoce. En su
propio discurso, Gabriel Boric nos decía que la exploración y la explotación del litio en Chile
se hará a través de la colaboración público-privada, no únicamente a través del Estado.
En segundo lugar, el esfuerzo de la exploración, explotación y agregación de valor lo haremos en
base al principio de colaboración virtuosa público-privada. ¿Y por qué si Boric quiere
nacionalizar la industria del litio necesita la colaboración público-privada? Pues porque
el Estado chileno no tiene ni la capacidad financiera ni la capacidad tecnológica para
hacer todo esto. De nuevo, no es algo que quede implícito en las palabras de Boric. La propia
ministra de Minería y de Litio, de Gabriel Boric, dice esto mismo. Esperamos que los socios,
los socios privados de la empresa pública del litio pongan el capital inicial y la tecnología.
Es decir, que lo único que pone la empresa pública del litio es la mano para cobrar. Aunque en
realidad es todavía peor, porque si el Estado chileno se limitara a cobrar a las empresas
privadas por su derecho de explotación de los yacimientos de litio, pues estaríamos en el
modelo actual en el que las empresas privadas pagan royalties al Estado a cambio de ese derecho. No,
la empresa pública del litio tendrá una participación mayoritaria dentro de esos proyectos
de colaboración público-privada para explotar el litio. Escuchemos de nuevo a Gabriel Boric.
Cabe decir que para proyectos de valor estratégico para el país, esta asociación deberá tener una
participación mayoritaria del Estado. Y en particular, esto sucede con la
explotación del Salar de Atacama. En caso de conformarse una empresa público-privada
que explota el litio en el Salar de Atacama, esta será controlada por el Estado a través de Codelco.
Dicho de otra manera, la estrategia de Gabriel Boric para nacionalizar la industria del litio
en Chile consiste en que las empresas privadas pongan el dinero y la tecnología para explorar
y explotar yacimientos de litio, mientras que el Estado no solo pondrá la mano para cobrar las
regalías correspondientes, sino que además será el socio mayoritario. Es decir, será quien tendrá
toda la capacidad de decisión empresarial e inversora respecto a ese capital y a esa tecnología.
A las empresas privadas se les pide, por tanto, pongan el dinero, pongan sus recursos, pongan
su tecnología, pero en última instancia es el Estado quien decide cómo se gasta ese dinero,
cómo se utilizan esos recursos, cómo se emplea esa tecnología. Y claro,
la cuestión muy obvia es qué inversor privado va a querer poner el dinero y la tecnología para
que sea el Estado chileno quien decida cómo gastar ese dinero y cómo emplear esa tecnología. Desde
luego, no son los términos más atractivos posibles de una colaboración público-privada. Máxime si
además, el propio Gabriel Boric ya está lanzando el mensaje a la comunidad inversora de que el
Estado chileno no es un Estado totalmente de fiar, en contra de lo que ha dicho en su discurso donde
anuncia nacionalizar el litio. — Acá en Chile y en el mundo sabemos que somos un país serio y
confiable. — Porque si dice, por un lado, que los contratos vigentes se van a respetar,
pero que, por otro, van a explorar vías para no respetarlos, para renegociarlos,
para que el Estado desde ya se inmiscuya en la explotación del litio en el Salar de Atacama…
— Si decidieramos no hacer nada, esto seguiría sencillamente así. Por ello, he instruido a Corfo,
la institución que administra nuestras reservas de litio, mandatar a su veja a Codelco la búsqueda
de los mejores caminos para lograr desde ya la participación del Estado chileno en la extracción
del litio en el Salar de Atacama. Pues entonces, la seguridad jurídica en Chile se resquebraja y,
desde luego, un acuerdo de colaboración público-privada con la futura empresa pública
del litio en Chile no será más que potencialmente papel mojado. No solo es que tú tengas que poner
el dinero y la tecnología y que yo decida qué hacer con ese dinero y esa tecnología,
es que además ni siquiera te puedes fiar de mí, ni siquiera te puedes fiar del socio estatal,
porque ya ha acreditado que los contratos no son sagrados. Por tanto, Borich pretende nacionalizar
la industria del litio en Chile sin tener los recursos financieros y tecnológicos para explotarla
eficientemente y confiando en la ingenuidad del sector privado para que le regale esos recursos
financieros y tecnológicos con el propósito de que él, de que el Estado chileno, pueda juguetear
con ellos como considere para explorar y explotar el litio en el país. Y si eso no sucede, y es muy
complicado que suceda, entonces Chile se irá quedando progresivamente atrás en el desarrollo
de esta industria que está llamada a ser tan importante durante los próximos años dado que
la transición energética hacia vehículos eléctricos requerirá de baterías de litio. El
capital privado nacional y extranjero no invertirá en el desarrollo de la industria del litio en Chile,
ya sea Australia, ya sea Brasil o ya sea incluso Argentina, que ya es trágico que Argentina se
esté convirtiendo en un destino de inversión, al menos para esto, preferible a Chile.
El único socio que potencialmente podría llegar a tener esta empresa pública del litio en Chile
son empresas chinas. ¿Y por qué razón empresas chinas? Porque a las empresas chinas se les ha
vetado la inversión en países tan importantes como Australia, el principal productor de litio
del mundo, y por tanto pueden estar deseosas de invertir en países donde sí se las permite
invertir. Y a su vez, aunque las empresas chinas sean socias minoritarias dentro de esa colaboración
público-privada con el Estado chileno, evidentemente el Estado chino tiene muchísima
capacidad para presionar informalmente al Gobierno de Chile para que tome decisiones en una dirección
u otra. Por tanto, aunque las empresas chinas tengan una participación minoritaria de yure,
no tendrían una participación minoritaria de facto. Quien mandaría de verdad en esa asociación son
las empresas chinas a través del Estado chino. Y por tanto, un movimiento nacionalizador que se
inicia al grito de recuperar la soberanía chilena sobre el litio puede terminar o en el
hundimiento y el subdesarrollo de la industria del litio en Chile o en su servidumbre ante
una potencia extranjera como China.