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No habrá nuevos presupuestos generales del Estado en el año 2024.
¿Cuáles son las consecuencias de todo ello?
Veámoslo.
Ayer, en una suerte de carambolas, terminó por decaer la aprobación de unos nuevos presupuestos
generales del Estado para España en el año 2024.
Los motivos sonarán bastante indescifrables para aquellos que no estén demasiado familiarizados
con la política española.
Todo empezó no en el Parlamento español, sino en el Parlamento catalán.
Allí, en Comú Podem, el partido integrado dentro de SUMAR, la coalición que forma parte
del gobierno de España junto con el PSOE, en el Parlamento de Cataluña, en Comú Podem,
votó en contra de los nuevos presupuestos de la Generalitat Catalana para este año 2024.
Y al votar en contra, esos presupuestos no lograron salir aprobados.
Es decir, que la Generalitat Catalana tampoco tendrá presupuestos para el año 2024.
Y como consecuencia de este tortazo, el presidente de la Generalitat Catalana, Pérez Aragonés,
decidió convocar elecciones anticipadas en Cataluña.
Deberían haberse convocado a comienzos del año 2025, pero ya no tenía ningún sentido esperar
un año entero si no se podía gobernar durante este año, durante 2024, con unos nuevos presupuestos.
Pues bien, la convocatoria de elecciones autonómicas en Cataluña en el mes de mayo
ha trastocado los equilibrios parlamentarios del gobierno de España, PSOE-SUMAR.
Como la mayoría parlamentaria de ese gobierno depende tanto de Esquerra Republicana de Cataluña
como de Junts per Cataluña.
Y estas dos formaciones políticas van a competir dentro de unos meses en las elecciones catalanas
por conquistar el poder.
No sólo entre ellas, sino a su vez con el Partido Socialista Obrero Español.
Esta convocatoria precipitada de elecciones ha llevado a que ninguna de estas formaciones
políticas, ahora mismo, quiera apoyar los presupuestos generales del Estado del gobierno
de España, de PSOE-SUMAR, en el Congreso español.
Y sin el apoyo de Esquerra o de Junts, los presupuestos no pueden salir aprobados.
De ahí que ayer el gobierno confirmara que renuncia a aprobar los presupuestos de este
año 2024 y que va a empezar a trabajar ya para los presupuestos del año 2025.
De tal manera que en este ejercicio 2024 lo que tendremos es lo que teníamos hasta este
momento, una prórroga de los presupuestos generales del Estado de 2023.
¿Y cuáles son las implicaciones económicas y políticas de no contar con unos nuevos presupuestos
generales del Estado para este ejercicio, para 2024?
En primer lugar, que el gobierno de España pierde margen de maniobra.
Si quiere aprobar nuevas partidas de gasto o nuevos impuestos, tendrá que hacerlo tramitando
un proyecto de ley específico para cada caso.
Una especie, si lo queremos, de mini presupuestos o de capítulos o de apéndices de los actuales
presupuestos, y todos ellos deberán ser aprobados, convalidados por las Cortes.
El problema, claro, es que cada votación para este gobierno es una tortura, dado que
no cuenta con una mayoría parlamentaria asentada.
De tal manera que el hecho de no aprobarle todas sus cuentas, todos sus números de una
vez, supone prolongar su agonía parlamentaria y, en muchos casos, que varias de estas medidas
que querían ser aprobadas para este año 2024 no terminen aprobándose.
Así, en segundo lugar, ¿cuáles son las grandes medidas que este gobierno pretendía aprobar
a través de los presupuestos generales del Estado de 2024 y que, debido a que no habrá
nuevos presupuestos, van a correr peligro?
Es decir, quizá no terminen siendo aprobadas en las Cortes.
Pues, en primer lugar, la condonación extraordinaria de la deuda de las comunidades autónomas.
Recordemos que esta fue una medida pactada inicialmente con el nacionalismo catalán para
Cataluña, pero que posteriormente se extendió en una suerte de café para todos para el conjunto
de autonomías.
Eso sí, las autonomías beneficiadas en términos netos iban a ser las relativamente más
endeudadas y las autonomías perjudicadas en términos netos iban a ser las relativamente
menos endeudadas, como la Comunidad Autónoma de Madrid.
Pues bien, esta medida, que pretendía canalizarse a través de los presupuestos generales del
Estado, ahora queda en suspenso.
No tiene mucho sentido aprobarla fuera de unos presupuestos generales del Estado o de
una reforma del sistema de financiación autonómico y ni lo uno ni lo otro parece que vayan a salir
adelante durante este ejercicio.
Por tanto, como poco, quedará aparcada hasta 2025.
En segundo lugar, otra medida que entra en suspenso por la no aprobación de los presupuestos
en 2024.
Recordemos que los impuestos extraordinarios a la banca y a las eléctricas tenían en un
origen un carácter temporal y, como parte de su acuerdo de gobierno con Sumar, el PSOE
aceptó volver estos impuestos permanentes.
No temporales o provisionales, sino permanentes.
Pues bien, para convertirlos en permanentes hay que modificarlos, porque, como digo, ahora
mismo están aprobados de manera temporal, dejan de existir, dejan de estar en vigor en
el año 2025.
Y el marco en el que se querían convertir en impuestos permanentes eran los presupuestos
generales de 2024.
No es que no vaya a poder hacerse por otras vías.
Si se tramita un proyecto de ley en el que se convierta a estos impuestos en permanentes
a partir de 2025, pues se podrán convertir en permanentes.
Pero, de momento, al menos la estrategia de meter todo esto dentro de la negociación
de los presupuestos ha salido mal.
Y, por último, la tercera medida o el tercer conjunto de medidas que entran en suspenso por
la no aprobación de los presupuestos generales del Estado son las medidas orientadas al ajuste
presupuestario.
Recordemos que en este año 2024 han vuelto a entrar en vigor las reglas europeas en materia
de déficit.
Eso supone que si un país tiene un déficit público superior al 3% del PIB, se le aplicará
el llamado procedimiento de déficit excesivo.
El gobierno de España pretendía adoptar medidas a través de los presupuestos para terminar
2024 con un déficit público por debajo del 3% del PIB.
Y es que si no se aprueban medidas adicionales, meramente por la inercia de años anteriores,
parece que no vamos a conseguir rebajar el déficit por debajo del 3% del PIB.
Y si no lo conseguimos, en 2025, el año que viene, Europa nos someterá al corsé del procedimiento
de déficit excesivo.
Pues bien, esas medidas se pretendían aprobar dentro de los presupuestos generales del Estado
de 2024, ahora no se aprueban y, por tanto, salvo que en los próximos meses el gobierno
de España se saque de la manga nuevos impuestos, que en términos generales deberían pasar por
el Parlamento, o reducciones de gasto, el objetivo de déficit comprometido con Bruselas
corre peligro y también la autonomía de España fuera del procedimiento de déficit excesivo.
Y la última de las consecuencias de la no aprobación de unos presupuestos generales
del Estado para el año 2024 son consecuencias de tipo político.
No haber conseguido sacar adelante la ley más importante que se aprueba cada año en las
Cortes, los presupuestos generales del Estado ponen de manifiesto la fragilidad parlamentaria
de este gobierno y, por tanto, su incapacidad para gobernar.
Tan es así que, como ya hemos comentado, el presidente de la Generalitat Catalana, Pere Aragonés,
ha convocado elecciones anticipadas porque no ha conseguido aprobar en el Parlamento catalán
sus propios presupuestos. No solo eso. Escuchemos que le reclamaba en el año 2018 el propio
Pedro Sánchez, entonces líder de la oposición, a Mariano Rajoy, el presidente del gobierno,
por no haber conseguido aprobar unos presupuestos generales para ese año.
O presupuestos o elecciones. España no puede seguir paralizada. España no merece estar varada
como consecuencia de la guerra fría entre el gobierno y su principal socio de gobierno.
Si no había presupuestos generales del Estado, el señor Rajoy lo que tenía que hacer era
anticipar las elecciones. Es que si el señor Rajoy no aprueba los presupuestos generales del Estado
y el señor Rajoy, como consecuencia de ello, no anticipa las elecciones, lo que le exigiremos
en ese momento al señor Rajoy es por obligación con la ciudadanía de este país y por responsabilidad
constitucional tendrá que someterse a una cuestión de confianza.
La estrategia política del gobierno de PSOE-SUMAR, dada su fragilidad parlamentaria,
consistía en conseguir aprobar al menos unos presupuestos generales del Estado para 2024
y en 2025, si no se lograban aprobar unos nuevos presupuestos, prorogarlos de 2024.
Lo cual ya le permitía a Pedro Sánchez estirar la legislatura hasta finales de 2025, principios de 2026.
Porque, obviamente, si se habían prorrogado en 2025 los presupuestos de 2024 y en 2026 no se aprobaban
nuevos presupuestos, no se iban a volver a prorrogar los de 2024.
Que, bueno, si las encuestas hubiesen pintado muy mal en ese momento, también se habrían
prorrogado los de 2024. Pero, desde luego, con muchas dificultades. En cualquier caso,
el objetivo, como mínimo, era llegar a mitad de legislatura, recomponerse y afrontar unas
nuevas elecciones generales. Problema, que no se han aprobado los presupuestos del año 2024.
¿Y esto qué significa? Pues que si a finales de este año, a finales de 2024, el gobierno tampoco
consigue sacar adelante los presupuestos del año 2025, entonces, casi con total seguridad,
iremos a elecciones anticipadas a comienzos del año 2025. En sentido contrario, si el gobierno
de España consiguiera sacar adelante los presupuestos de 2025, lo más probable es que no vayamos a
elecciones anticipadas hasta 2027. Porque gobernarían con nuevos presupuestos durante todo 2025,
en 2026 prorrogarían los de 2025, y ya sería a finales de 2026, si no consiguen aprobar los de
2027, cuando adelantarían un poco las elecciones. Tampoco demasiado, porque incluso sin adelanto,
las elecciones corresponderían a mediados de 2027. En definitiva, el fiasco de la aprobación de los
presupuestos generales del Estado de 2024 sólo nos muestra la extrema debilidad parlamentaria del
gobierno de PSOE sumar. A pesar de que ha intentado comprar por todos los medios los votos de todas
las fuerzas políticas que necesita para aprobar esos presupuestos, ni siquiera así ha conseguido
sacarlos adelante. Y este mismo vía crucis es el que sufrirá y nos hará sufrir a todos los españoles
durante todo lo que dure esta legislatura.
¡Gracias!