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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.

En el vídeo de ayer que podréis encontrar arriba en la sección de pestañas
intenté explicar por qué la base del capitalismo no es el consumismo, sino el ahorro.
Sin embargo, algunos espectadores han planteado diversas objeciones, que son sin duda relevantes
a este argumento de que el consumismo no sea ya en la base del capitalismo.
Y voy a dedicar justamente este vídeo a intentar responder, a intentar replicar a las objeciones más comunes.
De entrada intentemos clarificar los conceptos, porque parte de los errores vienen justamente de ahí.
Cuando hablo de ahorro, no me refiero necesariamente al atesoramiento.
Atesorar, guardar el dinero debajo del colchón es una forma de ahorro, pero no es la única forma de ahorro.
Cuando una persona restringe su consumo, está ahorrando.
Y si esa renta que le resta después de restringir su consumo lo dedica a invertir,
esa persona sigue ahorrando. Es una persona que ahorra e invierte, pero está ahorrando.
¿Por qué está ahorrando? Porque no está consumiendo.
Y recordemos que ahorro es restringir el consumo.
Todo atesoramiento es una forma de ahorro, porque el que guarda el dinero debajo del colchón no está consumiendo.
Pero no todo ahorro se materializa en atesoramiento.
Gran parte de la ahorro, la mayor parte de la ahorro, se materializa en inversiones.
Cuando digo que la ahorro es la base del capitalismo, no me estoy refiriendo a que el atesoramiento sea la base del capitalismo.
Es verdad que el atesoramiento desempeña funciones más valiosas de las que la profesión económica le suele reconocer,
pero no voy a entrar ahora en este debate.
Me basta con remarcar que cuando digo ahorro no me estoy refiriendo a atesoramiento,
que el atesoramiento no es la base del capitalismo.
La base del capitalismo es el ahorro, que se transforma en inversión.
Por tanto, primer concepto aclarado, ¿a qué me estoy refiriendo cuando hablo de ahorro?
Segunda aclaración, ¿a qué me refiero cuando hablo de consumismo?
Consumismo no es consumo.
Consumismo es un ansia descontrolada por consumir.
Quienes dicen que el consumismo se haya en la base del capitalismo,
lo que quieren decir es que el sistema capitalista necesita que cada vez la gente tenga mayor ansia,
una ansia más descontrolada por consumir,
que el porcentaje del PIB de la producción total que se destina al consumo sea cada vez mayor,
que la gente quiera gastar un porcentaje creciente de sus ingresos en bienes de consumo,
y que sin esa ansia creciente por consumir, el capitalismo se vendría abajo.
No estoy diciendo, por tanto, que el capitalismo pueda funcionar sin consumo,
aunque luego, cuando estudiemos una objeción,
sí explicaré cómo podría llegar al caso que funcionara el capitalismo sin consumo,
pero no es ese mi argumento.
Mi argumento no es que el capitalismo pueda funcionar sin consumo,
lo que estoy diciendo es que el capitalismo puede, de hecho funciona muchísimo mejor,
sin consumismo, es decir, destinando un porcentaje muy grande e incluso creciente de nuestras rentas a la ahorro.
Efectuadas estas dos aclaraciones sobre el significado de ahorro y el significado de consumismo,
pasemos ahora a las más típicas objeciones que recibí en el vídeo anterior.
La primera objeción viene a ser algo así como cuál podría ser el motivo de que una empresa quiera invertir más,
si no está vendiendo más, si la gente no incrementa su consumo,
si la gente no quiere consumir mucho más, ¿para qué va una empresa a invertir más en producir más bienes que luego no va a conseguir vender?
La objeción tiene parte de razón, es cierto que si las personas no quieren consumir un mayor volumen de bienes,
entonces las empresas no invertirán en producir un mayor volumen de bienes de consumo.
Sin embargo, este argumento es erróneo porque no tiene en cuenta
que la única forma en la que las empresas son capaces de incrementar sus beneficios y, por tanto, se ven estimuladas a incrementar su inversión
no consiste en aumentar el volumen de bienes de consumo que venden, también puede consistir en reducir el coste medio de cada unidad de producción que venden.
Simplificando, podemos decir que los beneficios de una empresa se pueden expresar con la siguiente ecuación.
El beneficio empresarial es igual al precio medio de venta por producto menos el coste medio de producción por producto
multiplicado por las ventas totales de productos por parte de la empresa.
Por consiguiente, con esta expresión vemos que una empresa puede incrementar sus beneficios por tres vías,
o aumentando el precio medio al que vende los productos, es decir, aumentando el precio al que vende cada producto,
o reduciendo el coste medio de producción de los productos, o vendiendo un mayor volumen de producción.
Si el consumo no se incrementa, la última vía, la de incrementar el volumen de ventas, está cerrada
y, por tanto, una empresa no podrá incrementar sus beneficios por esa vía.
Sin embargo, una empresa puede seguir incrementando sus beneficios por las otras dos vías.
Una empresa puede invertir en incrementar la calidad de sus productos para que sus consumidores estén dispuestos a pagar un mayor precio.
Esto no significa consumir más, significa consumir lo mismo, pero con mayor calidad, y, por tanto, esa mayor calidad
supone una mayor predisposición a pagar un mayor precio.
Sin embargo, uno podría decir, bueno, pero si el consumidor paga más, al final su gasto en consumo está aumentando.
De acuerdo, aun así, la empresa tiene una tercera vía para, sin que aumente el gasto en consumo, aumentar los beneficios empresariales.
Y cuál es esa tercera vía? Reducir el coste medio de producción de sus mercancías.
Si la empresa vende la misma cantidad de bienes al mismo precio, pero cada bien le cuesta menos de producir, entonces sus beneficios van aumentando.
Con lo cual, aunque la demanda de bienes sea constante, una empresa puede aumentar sus beneficios reduciendo el coste medio de producción.
Y, por tanto, puede seguir teniendo incentivos a invertir para qué? Para capitalizarse más y rebajar el coste medio de producción.
Imagina que una empresa añade mucha más maquinaria para que el coste medio de producción de cada mercancía que fabrica, imagina, televisores, vaya bajando.
Si consigue vender cada televisor al mismo precio, con un menor coste de producción, aunque venda la misma cantidad de televisores, al final ganará más dinero.
Por consiguiente, los incentivos empresariales a invertir no desaparecen totalmente, aun cuando el volumen de mercancías vendidas no se incremente, aun cuando el gasto total en consumo no aumente en términos absolutos.
Segunda objeción que se planteó, no es verdad que si el gasto en consumo se dispara, las empresas no vayan a poder invertir más.
¿Por qué? Porque si el gasto en consumo se dispara, la rentabilidad de las empresas se disparará y tendrán muchas más ansias de invertir.
Esto, en una economía con muchísimos recursos ociosos, es decir, con muchísimo desempleo, tanto desempleo del factor trabajo como de otros factores productivos, puede ser cierto dentro de ciertos límites.
Pero fijémonos que, desde luego, no es cierto si seguimos estirando este argumento hasta el final.
Para entender mejor por qué este argumento es falaz, es decir, por qué disparando el consumo de manera ininterrumpida la inversión en algún momento dejaría de aumentar y pasaría a reducirse, tenemos que explicar las bases, las expresiones más elementales de contabilidad nacional.
El PIB de una economía es el valor del conjunto de bienes finales fabricados dentro de esa economía durante un periodo de tiempo.
El PIB, la producción final, el valor de la producción final, se puede destinar o a ser consumido o a ser invertido, es decir, lo que fabricamos puede tener como destino el consumo, satisfacer las necesidades de consumo o satisfacer las necesidades de inversión.
También podríamos añadir al sector público, pero vamos a mantener esta expresión lo más simplificada posible y, por tanto, diremos que el PIB es igual a consumo más inversión.
A su vez, el conjunto de rentas que se generan por la venta del PIB, ya sea como consumo o como inversión, se traducen, se dividen o en salarios o en beneficios empresariales.
De nuevo, esto es una simplificación, pero es una simplificación que va a ser funcional para lo que vamos a explicar, es decir, que el PIB es igual a consumo más inversión y, a su vez, es igual a salarios más beneficios.
Por eso, en contabilidad nacional, suele decirse que el PIB puede medirse desde el lado de la producción, agregando los valores añadidos de cada rama industrial en el conjunto de la economía,
desde el lado de la demanda o del gasto, sumando todos los gastos en consumo e inversión, también gasto público, pero dejémoslo de lado en consumo e inversión que se producen en el conjunto de la economía,
porque todo ese gasto lo que mide es el valor de lo producido, las compras del valor de lo producido, y también desde el lado de las rentas, es decir, sumando los salarios y los beneficios, que no son más que la distribución vía rentas del valor de lo producido.
Pues bien, con esta simple explicación ya podemos entender por qué es falso que si el consumo va aumentando de manera ininterrumpida, la inversión también siga haciéndolo de manera ininterrumpida.
Si el PIB es igual a consumo más inversión, si destinamos todo el PIB al consumo, es decir, PIB es igual a consumo, ¿cuánto es la inversión? La inversión es cero.
Cuando todo el PIB se destina a consumo, cuando todos los factores productivos dentro de una economía se destinan a producir bienes de consumo, por definición no estamos produciendo bienes de inversión, y por tanto la inversión es cero.
De hecho, para que se pueda invertir la inversión, ¿a qué es igual? La inversión es igual a PIB menos consumo, ¿y qué es PIB menos consumo? La parte de la producción que no hemos consumido, es decir, que hemos ahorrado la inversión, por tanto depende del ahorro.
Para invertir más, necesitamos ahorrar más, es decir, necesitamos que un porcentaje mayor del PIB sea destinado al ahorro, es decir, sea no consumido, que de libre para poder ser invertido.
Pero aquí surge una nueva objeción que tiene algo de sentido, pero que aún así, en el fondo es incorrecta. Algunos espectadores han dicho que si el consumo fuera cero, entonces la inversión también sería cero.
Y esto, en contabilidad nacional, pues no parece que sea así, porque si PIB es igual a consumo más inversión y el consumo es cero, entonces PIB será igual a inversión, es decir, que el 100% del PIB estará invertido.
Y esto parece absurdo, ¿no? Si nadie consume, si nadie quiere comprar nada, ¿para qué van a invertir las empresas?
Y esto es cierto, podría ser que si el consumo es cero, el PIB también sea cero, y por tanto la inversión, aunque sea igual al PIB, sea cero.
Sin embargo, es necesario que nos demos cuenta de que esto no es necesariamente así. Puede ser así, no digo que no pueda darse ese caso o incluso que sea un caso muy habitual, pero lo que quiero explicar ahora es que no es necesariamente así.
De la misma manera que si el consumo es el 100% del PIB, necesariamente la inversión es el 0% del PIB, que el consumo sea cero, no implican necesariamente que la inversión sea cero, y para ello vamos a recurrir a la anterior ecuación que hemos desarrollado.
PIB es igual a consumo, más inversión, que a su vez es igual a salarios, más beneficios. Y planteemos una nueva simplificación en esta ecuación.
Imaginemos que los salarios los recibe únicamente la clase trabajadora, e imaginemos que los beneficios los recibe únicamente la clase capitalista.
Y a su vez dividamos el consumo en consumo de los trabajadores y en consumo de los capitalistas. La inversión necesariamente la desarrollan los capitalistas.
Pues bien, en ese caso, el consumo de los trabajadores, más el consumo de los capitalistas, más la inversión, se da igual a los salarios, más los beneficios.
Si, además, presuponemos que los trabajadores solo consumen y no invierten, es decir, que consumen el 100% de sus ingresos, entonces el consumo de los trabajadores será igual a los salarios,
y podremos eliminarlos de ambos lados de la ecuación, en cuyo caso la ecuación que nos quedará resultante es,
el consumo de los capitalistas, más inversión de los capitalistas será igual a los beneficios.
Esto es lo que se conoce como la identidad de Kalecki. Michal Kalecki era un economista polaco, posqueinesiano, que llegó a esta identidad.
Es una identidad simplificada, pero que en todo caso nos sirve para ilustrar de dónde surgen los beneficios empresariales.
Los beneficios empresariales no surgen del consumo, surgen de la inversión, por eso Kalecki decía que los capitalistas ganan lo que gastan.
Si la inversión aumenta, los beneficios empresariales también aumentarán, aún cuando el consumo de los trabajadores no aumente, o aún cuando,
imaginemos una economía donde los trabajadores no percibirán salarios y por tanto no consumirán, o aún cuando el consumo sea cero,
los beneficios proceden de la inversión. Cuanto más inviertan los capitalistas, mayores serán sus beneficios.
Evidentemente, en la medida en que la inversión pueda ser escalonada, es decir, que los últimos capitalistas, aquellos que venden a los consumidores finales,
obtengan sus beneficios de la realización en forma de gasto en consumo de sus inversiones,
si esos capitalistas no venden a los consumidores, dejarán de invertir y si dejan de invertir, dejarán de comprar bienes de inversión a sus proveedores.
Esos proveedores verán caer sus ventas porque los otros capitalistas les habrán dejado de comprar, por tanto sus beneficios también caerán,
entonces dejarán de invertir y por tanto los proveedores de esos proveedores también dejarán de vender, etcétera.
Eso es correcto. En última instancia, es evidente que invertimos para producir bienes de consumo y si los bienes de consumo
que se producen no son los que satisfacen las necesidades de los consumidores,
toda la superstructura de inversión necesaria para producir esos bienes de consumo se terminaría viniendo abajo.
Pero en teoría, los capitalistas podrían seguir teniendo ganancias aún cuando el consumo fuera cero.
Si quienes tienen capital lo invirtieran y reinvirtieran para producir más bienes de capital con independencia de los bienes de consumo que se terminan produciendo,
el conjunto de los capitalistas podría tener una burbuja permanente de beneficios que los incentivara a seguir invirtiendo e invirtiendo.
Insisto, no estoy diciendo que esto sea un supuesto especialmente probable, especialmente realista,
simplemente quiero ilustrar que no es necesariamente cierto que si el consumo es cero, la inversión ha de ser cero porque los capitalistas
no obtendrían beneficios y no tendrían incentivos para invertir.
Cuanto más se invierte, mayores beneficios y cuanto mayores son los beneficios, más se invierte.
Un círculo virtuoso que por cierto se termina rompiendo porque los ahorradores en algún momento quieren consumir
y por tanto cuando quieren consumir, si los inversores no les proporcionan bienes de consumo,
dejan de financiar y por tanto si se deja de invertir, los beneficios se desmoronan.
Pero es justamente porque el ahorrador es un consumidor diferido por lo que el ahorrador es capaz de interrumpir
el flujo de inversión y por tanto el flujo de beneficios que justifica la inversión.
Es el ahorrador, como consumidor diferido, el que tutela la inversión y el que impide que esa inversión
sea ilimitada y vaya generando beneficios burbujísticos que no tengan nada que ver con la satisfacción de las necesidades finales de los consumidores.
Y vamos a la última objeción. De acuerdo con esta objeción, no es cierto que el ahorro sea necesario para invertir,
es posible invertir sin ahorro. ¿Por qué? Porque existe el crédito.
Algunos han comentado que la inmensa mayoría de inversores no invierten con ahorro propio, sino que invierten pidiendo prestado.
Pero fijémonos que en ese caso los inversores invierten con el ahorro ajeno, quien presta está prestando su ahorro
y si alguien no ahorra no tiene capacidad de préstamo y por tanto el prestatario, el deudor,
el que pide los fondos, tampoco tiene capacidad de endeudarse para invertir.
Algunos, sin embargo, este argumento no les convence demasiado porque observan que los bancos y sobre todo el Banco Central
tienen capacidad de crear dinero de la nada y por tanto la banca y más en particular el Banco Central
pueden crear medios de intercambio, pueden crear financiación de la nada.
Sin embargo, este es un error de concepción sobre cómo funcionan los bancos y sobre cómo funciona también el Banco Central.
Todo banco, incluyendo el Banco Central, es un intermediario financiero.
Un intermediario financiero intermedia entre prestamistas y prestatarios, pero no crea financiación de la nada.
Lo que hace ya digo es poner en contacto a los agentes con capacidad de financiación y a los agentes con necesidad de financiación.
Incluso el supuesto más aparentemente claro, en el que un banco, el Banco Central, está creando dinero y por tanto financiación de la nada,
en realidad en ese supuesto lo que está haciendo el banco es conectar a los agentes que tienen mercancías que no han consumido,
porque si las hubiesen consumido no habría mercancías disponibles a la venta,
está poniendo en contacto a los agentes que tienen mercancías no consumidas, por tanto a ahorradores,
y que quieren los pasivos financieros que ha creado el Banco Central, lo que coloquialmente llamamos dinero,
está poniendo en contacto a esos agentes que tienen mercancías no consumidas y que quieren los pasivos financieros del Banco Central,
con los agentes que reciben los pasivos financieros que crea el Banco Central, justamente para que puedan comprar mercancías.
Imaginemos una persona que quiere comprar televisores y que no tiene financiación para comprar televisores.
El Banco Central imprime billetes y le da billetes a esa persona para que compre televisores,
porque esa persona puede comprar televisores, porque hay otra persona que ha producido televisores y que no los ha autoconsumido.
Los inventarios empresariales son una forma de ahorro, porque son mercancías producidas, SPIP producido no consumido,
con lo cual la persona que ha recibido los billetes del Banco Central tiene capacidad de compra,
porque hay otra persona que está ahorrando, es decir, hay otra persona que está produciendo y no consumiendo lo que produce,
y es más, es una persona que produce y no consume lo que produce y que quiere adquirir a cambio un pasivo financiero,
los billetes del Banco Central que no son un bien presente, no son bienes de consumo.
Por tanto, es una persona que está dispuesta a intercambiar la mercancía presente que tiene, los activos reales que tiene,
por un activo financiero, está dispuesto el productor de televisores a invertir en un activo financiero,
los pasivos del Banco Central, lo que llamamos dinero, a cambio de vender su mercancía.
Esa persona, por tanto, está ahorrando, porque está produciendo sin consumir,
y a cambio está incrementando sus inversiones financieras, está ahorrando en términos financieros cuando vende su mercancía.
Por consiguiente, de nuevo, incluso, en el caso más aparentemente evidente,
en el que se crea financiación de la nada, no se crea financiación de la nada,
para que los tenedores de billetes del Banco Central tengan capacidad adquisitiva,
es necesario que haya agentes económicos que estén produciendo y no consumiendo lo que produce,
es decir, que estén ahorrando. En términos de contabilidad nacional lo volvemos a ver,
es decir, si la producción es igual al consumo, PIB igual a consumo,
si el Banco Central emite más billetes en ese contexto, cuando el PIB ya es igual al consumo,
el que reciba los nuevos billetes del Banco Central no tendrá la capacidad de comprar nada,
porque todos los bienes que se han producido ya han sido consumidos, ya han sido distribuidos a los consumidores,
y por tanto, recibirá billetes y no habrá nada que pueda comprar con esos billetes.
Es justamente porque algunos consumidores deciden no consumir, por lo que el que recibe los billetes
del Banco Central todavía tiene capacidad para comprar algunas de las cosas que otros
han renunciado a adquirir, es decir, que el ahorro de los que renuncian a comprar mercancías
es lo que permite que el que recibe los billetes del Banco Central pueda comprar con esos billetes,
en caso contrario, lo único que tendríamos sería inflación, e imprimir billetes no confeiría
ninguna capacidad adquisitiva adicional al que recibiría esos billetes.
Por tanto, incluso en ese supuesto tan aparentemente claro, insisto, es el ahorro lo que financia el crédito,
y por tanto, quien recibe billetes del Banco Central para invertir podrá invertir siempre y cuando
haya otros agentes en la economía que estén ahorrando y le permitan adquirir mercancías
que esos otros agentes no adquieren porque están ahorrando, no las adquieren aunque tengan la capacidad
de adquirirlas, pero declinan adquirirlas dejando ese ahorro disponible para que el tenedor,
el receptor de los billetes del Banco Central pueda comprar esos factores productivos y los pueda
destinar a invertir. En definitiva, la base del capitalismo es el ahorro, esto no significa que
simplemente ahorrando se genere prosperidad o que una acumulación de ahorro no pueda ser
problemática para la economía, no estoy diciendo nada de todo esto, evidentemente el ahorro se tiene
que transformar en inversión y puede haber circunstancias en las que haya un exceso de ahorro que no
sepamos cómo invertir y eso también es un problema, pero lo que sí estoy diciendo es que la base
del crecimiento económico que proporciona el capitalismo es la acumulación de capital físico,
humano y tecnológico y no es posible acumular más capital sin ahorrar y por eso la base del
capitalismo es el ahorrismo, no el consumismo, con un consumismo absolutamente desvocado no habría
acumulación de capital y por tanto no habría capitalismo.