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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, justifica su impuesto a las grandes fortunas
diciendo que así podremos avanzar hacia un estado de bienestar como el de los países
nórdicos.
Sin embargo, hay un pequeño problema en su argumento.
Los países nórdicos no tienen impuesto a las grandes fortunas.
Veámoslo.
Pedro Sánchez justifica su nuevo gran impuesto a las grandes fortunas con el argumento de
que así nos pareceremos a los países nórdicos.
Escuchémosle.
La cuestión es a quién queremos parecernos en el futuro.
Lo que no podemos pretender es tener un estado de bienestar como los países nórdicos con
niveles de ingresos fiscales propios de países menos avanzados.
Uno ya no sabe cuándo Pedro Sánchez recurre a la carta de la mentira o a la carta de la
ignorancia y en este caso puede que se combine algo de ambas.
De entrada hay un problema muy evidente en el argumento de Pedro Sánchez y es que ninguno
de los países nórdicos, ni Dinamarca, ni Finlandia, ni Suecia, ni Noruega posee un
impuesto a las grandes fortunas.
Por tanto, no puedes argumentar que adoptas un impuesto a las grandes fortunas para así
tener un estado como los países nórdicos si los países nórdicos tienen un estado de
bienestar que no necesita de un impuesto a las grandes fortunas.
Y bueno, acaso cupiera pensar que si bien ninguno de estos países tiene un impuesto
a las grandes fortunas, al menos si tienen impuestos sobre la riqueza, sobre la propiedad
que sean similares a ese impuesto a las grandes fortunas.
Por ejemplo, un impuesto sobre el patrimonio.
Pero de los cuatro países nórdicos que he mencionado, Finlandia, Suecia, Dinamarca
o Noruega, solo uno de ellos tiene un impuesto al patrimonio y es Noruega.
Pero es que Noruega tiene un impuesto al patrimonio a cambio de eliminar de no tener un impuesto
sobre sucesiones y donaciones, cosa que en España no sucede.
En España tenemos impuesto sobre patrimonio y impuesto sobre grandes fortunas e impuesto
sobre sucesiones y donaciones.
De hecho, si analizamos cuánta recaudación, como porcentaje del PIB, procede en estos
países de grabar la propiedad, es decir, el patrimonio, la riqueza, comprobaremos que
en todos ellos se obtiene un porcentaje de recaudación sobre el PIB menor que en España.
En particular, Suecia solo obtiene el 1,1% del PIB de impuestos a la propiedad, Noruega
el 1,2%, Finlandia el 1,6%, Dinamarca el 2,6%, el país que más se acerca a España,
pero que ni siquiera lo alcanza, porque en el caso de España los impuestos sobre la propiedad
antes de establecer el impuesto a las grandes fortunas ya proporcionaban unos ingresos
equivalentes al 2,7% del PIB.
Más del doble, por tanto, que en Suecia o que en Noruega, y recordemos que en Noruega
existe impuesto al patrimonio, pero imaginémonos que impuesto al patrimonio debe de ser para
que proporcione una recaudación tan exigua frente al caso de España.
Pero es que además estos datos pueden inducir error, dado que uno de los principales impuestos
a la propiedad que existe en prácticamente todos los países es el equivalente al IVI,
al impuesto sobre bienes inmuebles, impuesto que está vinculado a la provisión de servicios
municipales en función del valor patrimonial de la vivienda.
Presumiblemente una casa cara estará ubicada en barrios caros que recibirán servicios
públicos más costosos por parte del ayuntamiento, es decir, el impuesto sobre bienes inmuebles
no habría que incluirlo propiamente en una fiscalidad concentrada en las grandes fortunas,
en los ricos.
Pues bien, ¿qué sucede si excluimos del cómputo anterior los impuestos sobre la propiedad
que no recaen sobre la propiedad inmobiliaria y que fundamentalmente es el IVI?
Pues lo que encontramos es que las diferencias entre los países nórdicos y España se
ensanchan todavía más.
En el caso de Suecia, los impuestos sobre la propiedad no inmueble apenas proporcionan
una recaudación del 0,4% del PIB.
En Dinamarca, país que prácticamente recaudaba lo mismo que España por impuestos sobre la
propiedad, los impuestos sobre la propiedad no inmobiliaria apenas proporcionan el 0,6%
del PIB.
En Finlandia y en Noruega el 0,8% del PIB y en España el 1,4% del PIB, es decir, prácticamente
el doble o el triple que en los países nórdicos.
Y si los países nórdicos a los que Pedro Sánchez dice que se quiere parecer no obtienen
sus ingresos públicos, sus mayores ingresos públicos que España, eso es cierto, no obtienen
sus ingresos públicos de los impuestos sobre el patrimonio, sobre la propiedad, de donde
los obtienen, pues los logran por diversas vías, pero una de ellas es una vía que en
principio no agrada demasiado a Pedro Sánchez y es el IVA.
Por ejemplo, Suecia tiene un tipo superreducido del IVA del 6%, frente al 4% de España, tiene
un tipo reducido del 12%, frente al 10% de España, o tiene un tipo general del IVA del
25%, frente al 21% de España.
En el caso de Finlandia, el tipo general del IVA es algo más bajo, el 24% frente al
21% de España, pero es que los tipos superreducido y reducido son mucho más altos.
El tipo superreducido de Finlandia es el 10%, frente al 4% de España y el tipo reducido
el 14%, frente al 10% de España, pero es que Dinamarca tiene un tipo único en el IVA
de atención el 25%, es decir, no hay tipo superreducido o tipo reducido, todo producto
está grabado al 25%, y de ahí sale gran parte del dinero que obtiene el estado sueco,
el estado finés, el estado danés o el estado noruego y que no está cosechando el estado
español.
De ahí surgen parte de las grandes diferencias de ingresos públicos.
Démonos cuenta, la recaudación por IVA en el caso de Noruega asciende al 9,1% del
PIB, en el caso de Suecia al 9,2% del PIB.
En el caso de Finlandia al 9,3% del PIB y en el caso de Dinamarca al 9,7% del PIB.
Y cuánto recauda España por IVA?
El 6,3% del PIB.
Estamos hablando, por tanto, de una diferencia de 3 puntos porcentuales de recaudación cada
año sobre el PIB, únicamente explicados por el diferente gravamen del IVA.
¿Es mucho o es poco estos 3 puntos de PIB de diferencia de recaudación entre España
y los países nórdicos?
Pues solo un dato, el impuesto a las grandes fortunas que ha creado Pedro Sánchez supuestamente
para acercarnos a los niveles recaudatorios de los países nórdicos proporcionará, según
el propio gobierno, una recaudación que equivale a 10,1% del PIB.
El PIB de España ronda los 1,2 billones de euros y el impuesto a las grandes fortunas
recaudará, según el propio gobierno, unos 1.200 millones de euros, por tanto, el 0,1%
del PIB.
0,1% del PIB por el impuesto a las grandes fortunas, 3% del PIB por el diferencial de
IVA entre España y los países nórdicos.
Está muy claro, por tanto, de dónde obtienen los países nórdicos, los extraordinarios
ingresos fiscales que arrebatan a sus ciudadanos y no es de un impuesto a las grandes fortunas,
es de grabarles muchísimo más el consumo.
Estos son los países a los que Pedro Sánchez dice que se quiere parecer, países que parasitan
muchísimo más a sus ciudadanos de lo que ya los parasita y es mucho el estado español.
Y obviamente el presidente del gobierno nos está vendiendo, de manera falaz y propagandística,
que podemos parecernos a estos países gracias al gravamen a los ricos, apretando un poco
más las tuercas a los que más tienen, que nadie se engañe si en algún momento llegamos
a parecernos, llegamos a acercarnos en términos recaudatorios a los países nórdicos, será
a costa de subir muchísimo la fiscalidad sobre el consumo, fiscalidad que pagan todos los
ciudadanos, no únicamente los ricos, sino también las rentas medias y las rentas más
bajas, porque eso es lo que sucede en los países nórdicos.
Se utiliza la excusa del impuesto a los ricos para ir allanando el terreno a multiplicarnos
salvajemente los impuestos que pagamos todos.