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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.

Alberto Garzón, autodenominado comunista y exministro de consumo del Gobierno de España,
ha estado a punto de fichar por uno de los principales lobbies privados de este país.
Pero finalmente ha tenido que renunciar a ello por las presiones de su propio espacio
político. ¿Qué elecciones podemos extraer de todo ello? Veámoslo.
Hace dos meses, Alberto Garzón era ministro de consumo del Gobierno de España, conformado por
una coalición política de izquierdas entre el PSOE y Unidas Podemos, hoy en día su mar.
Alberto Garzón ya había anunciado que quería apartarse de la vida política y que, por tanto,
no iba a continuar como ministro dentro de este gobierno de izquierdas. Lo cual, por cierto,
me parecía una actitud muy respetable y muy sana en lo personal, dado que mostraba que esa
persona no quería eternizarse en el poder y que no tenía ínfulas mesiánicas. Uno podrá tener
ideas muy distintas a las de Alberto Garzón, porque no olvidemos que fue coordinador general
de Izquierda Unida y que él mismo publicó un libro titulado Por qué soy comunista. Uno
podrá tener ideas políticas muy distintas y muy distantes a las de Alberto Garzón,
pero al menos creo que había que reconocerle su voluntad de dar un paso al lado y retirarse de
la esfera política, de la esfera de la lucha obsesiva por el poder. Sin embargo,
la sorpresa saltó ayer cuando descubrimos que el próximo destino profesional de Alberto Garzón
iba a ser a Acento. ¿Y qué es Acento? Pues Acento es una consultora especializada en políticas
públicas que fue fundada por el exministro socialista de José Luis Rodríguez Zapatero,
José Blanco, y que está repleta de exaltos cargos del PP, del PSOE y también de otros
partidos políticos. Por ejemplo, el presidente de Acento es Alfonso Alonso, exministro del
Partido Popular con Mariano Rajoy, el director general es Guillermo Martínez, ex consejero de
Presidencia del Gobierno Asturiano con el PSOE, el director general adjunto es Miquel Gamisanz,
ex consejero en la Generalitat Catalana a propuesta de Esquerra Republicana de Cataluña y en el
consejo asesor podemos encontrar pues a Elena Pisonero, que fue secretaria de Estado de Economía
con Aznar, a Esteban González-Guitart, que es el hijo de Esteban González-Pons, actualmente
vicesecretario dentro del Partido Popular, Valeriano Gómez, ex ministro de Trabajo con José Luis
Rodríguez Zapatero, Elena Valenciano, eurodiputada con el Partido Socialista, José María Lasalle,
exsecretario de Estado de Cultura con Mariano Rajoy del Partido Popular, o Rubén Monero,
exsecretario general de Sanidad y Consumo con el gobierno del Partido Popular de Mariano Rajoy.
Como vemos, Acento como consultora de políticas públicas tiene una muy amplia representación
del espectro político nacional dominante, lo cual hace pensar que no solo actúa a modo de
consultora, sino también a modo de lobby, aprovechando los contactos que todas estas
personalidades que conforman Acento siguen manteniendo con la política activa, con los
que toman decisiones en el gobierno y en el Parlamento dentro de PSOE y de Partido Popular.
Con lo cual, si una de las ventajas competitivas de esta consultora es que tiene una directa
interlocución con los actores políticos principales de este país, tenía pleno sentido que ahora que
ha surgido un tercer actor político en el Parlamento, que no es ni mucho menos tan grande
como PSOE o como PP, pero que sí tiene su influencia, sí tiene su capacidad negociadora,
como es SUMAR, pues tiene pleno sentido que esta consultora barra lobby quisiera incorporar a un
representante del mundo de SUMAR a su plantilla para que pudieran surgir sinergias en el desarrollo
de su actividad. Y ese representante del entorno de SUMAR que se pretendía incorporar a esta
consultora era Alberto Garzón. Pero claro, se da el pequeño problema de coherencia personal de que
Alberto Garzón, a lo largo de su carrera política, había convertido en caballo de batalla su oposición,
su crítica, su rechazo a las llamadas puertas giratorias. Es decir, a que un político del
salto desde la administración, desde el gobierno, a la gran empresa, ya sea porque, estando en el
gobierno, le concedió favores que luego se recobra con ese fichaje o ya sea porque, aunque no le
concediera ningún favor, se aprovecha de su red de contactos, de su capacidad de influencia sobre
la política activa y, por tanto, lo que en última instancia ese expolítico está vendiendo y esa
empresa está comprando es poder público. Por ejemplo, podemos mencionar estas declaraciones de
hace años en la sexta noche.
Desde luego que sí, porque lo de las puertas giratorias es un ejemplo muy claro de esa vieja
política en la que se entiende en la política sólo como una forma de conseguir espacio de
interés privado. Es decir, alguien que representa al pueblo no puede después cobrarle o pagarle los
favores a una gran empresa a la que además cobra sueldos millonarios después y utiliza los contactos
que tenía con la administración pública. Hay que ser muy severo y muy tajante en el fenómeno de las
O en el año 2016 citando en su cuenta de Twitter a Lenin, que no en vano Alberto Garzón es comunista,
decía Alberto Garzón.
¿Y qué dice Lenin en este texto?
No pueden servir de trampolín para pasar a puestos altamente retribuidos en los bancos y en las
sociedades anónimas como ocurre hoy constantemente hasta en los países capitalistas más libres.
Pues bien, como podréis imaginar, el mundo de la política y las redes sociales, es decir,
los ambientes más tóxicos de la sociedad, le han afeado a Alberto Garzón su falta de coherencia.
Y estas críticas han venido no ya desde el ámbito de la derecha, sino sobre todo desde la izquierda.
Compañeros, colegas y supuestos amigos de Alberto Garzón han cargado con su madureza contra él por
estar comportándose indignamente y por tanto por estar dañando al espacio político que hasta hace
no mucho colideraba. Por ejemplo, Pablo Iglesias escribió un artículo Garzón, el decoro y el
orgullo. Entiendo que hay que ganarse la vida y más cuando se tienen hijos y sé que no es nada
fácil hacerlo si has ocupado cargos políticos. Eres de izquierdas y no eres funcionario. Pero
creo que los que hemos representado a partidos de izquierdas tenemos obligaciones de decoro.
Willy Toledo. Alberto Garzón ficha por el lobby privado de Pepe Blanco y Alfonso Alonso. El
comunista Garzón compartirá despacho con José María Lasalle, Elena Valenciano, Valeriano Gómez
o Elena Pisonero. No trabajó como ministro porque trabajaba para esto. Rubén Sánchez,
de Facua. Ya son dos los exministros que tuvieron en sus manos las políticas de protección de los
consumidores trabajando en una consultora que ayuda a grandes corporaciones a influir en las
decisiones de los gobiernos. Tras Alfonso Alonso, ahora Alberto Garzón. Cero sorpresas.
Pablo Echenique. Alberto Garzón ficha por la consultora acento de los exministros Pepe Blanco
y Alfonso Alonso. Y yo solamente voy a decir que estoy muy orgulloso de ser de Podemos.
Gerardo Tecé. Cuando uno hace política desde el compromiso, ese compromiso genera unos afectos
que tienes que seguir cuidando aunque ya no estés en política. Hay mil sitios a los que
puedes ir teniendo talento y una consultoría de estas características no es uno de ellos.
Y por último, Antonio Maestre. No es defendible desde ningún punto de vista que Alberto Garzón
firme por un lobby que defiende los intereses de las energéticas y marruecos en la Unión Europea.
Desde ningún punto de vista. Y claro, cuando te llueven tantas tortas, no desde el espacio
político rival, sino sobre todo desde tu propio espacio político, la presión para que termines
estirando la toalla se puede volver irresistible. Y eso es lo que ha sucedido esta mañana.
Alberto Garzón ha renunciado a ser contratado por este lobby, por esta consultora de políticas
públicas de José Blanco y de Alfonso Alonso. Y ha publicado la siguiente carta que creo que
tiene algunas frases bastante reveladoras. En el día de ayer se publicó la noticia de que
me incorporaría a la consultora Acento, asumiendo la Dirección de Prospectiva Geopolítica. La noticia
era cierta, aunque faltaban algunos flecos por cerrar. Y así lo confirmé personalmente a la
prensa. La decisión despertó un enorme revuelo en el ecosistema de izquierdas, incluyendo a las
formaciones y los espacios políticos para las que he dedicado todas mis energías durante los últimos
12 años. Esto es, izquierda unida, unidas podemos y sumar. La impresión general,
según me confirmaron diferentes dirigentes políticos, era que se trataba de una decisión
que afectaría negativamente a las organizaciones del espacio político. Vamos que le dijeron,
oye, que este domingo son las elecciones en Galicia y no nos beneficia electoralmente nada,
que después de haber estado vendiendo la milonga de que nosotros somos distintos,
que nosotros no vamos a utilizar nuestros cargos públicos para posteriormente dar el salto a
puestos dentro del sector privado altamente remunerados, no nos viene demasiado bien que
tú fiches por uno de los principales lobbies políticos de España. La crítica no fue,
al menos a tenor de lo que está relatando aquí Alberto Garzón. Tú verás, es tu vida,
son tus decisiones, pero nosotros creemos que estás siendo frontalmente incoherente
con lo que habías dicho hasta el momento. Pero en cualquier caso, es tu decisión. Si quieres
vivir una vida desde nuestra perspectiva incoherente con tus planteamientos políticos, hay a tú. No,
lo que le dijeron es, no lo hagas que nos vas a perjudicar electoralmente. No lo hagas que vas
a reducir nuestras probabilidades de acceder o de retener el poder político. La coherencia
o incoherencia personal, al menos según lo que traslada Alberto Garzón, no parece ser el
argumento importante. El argumento importante es cómo se percibe entre el electorado esa coherencia
o incoherencia personal y, sobre todo, cómo se traslada esa percepción en número de votos y,
por tanto, en poder. Pero sigamos con la carta. Ante esta incomprensión y antes de llegar a un
punto en el que pueda hacer daño al espacio político por el que tanto he trabajado,
de nuevo esta idea machacona de que esta decisión personal de Alberto Garzón perjudica la probabilidad
de muchos de acceder o de retener poder político. Ante esta incomprensión y antes de llegar a un
punto en el que pueda hacer daño al espacio político por el que tanto he trabajado,
anuncio con este mensaje que he renunciado a incorporarme a acento tal y como tenía previsto.
No quiero que mi decisión personal perjudique a mis antiguos compañeros y compañeras de
militancia en su necesaria misión de lograr el mejor resultado posible en las futuras convocatorias
electorales. ¿Es que este domingo son las elecciones autonómicas de Galicia? Tal vez,
si Garzón hubiese anunciado esto una semana después, es decir, sin que hubiese elecciones
a la vista, con tiempo suficiente para que todo este revuelo se olvidara, el fichaje se
habría consumado. Porque Alberto Garzón no ve ningún problema con el discurso que había
mantenido hasta la fecha como político, no entiende que esto sea un aprovechamiento de
puertas giratorias, un tráfico de poder público y el espacio político del que forma o formaba
parte solo está preocupado por la traslación de esta decisión en el resultado electoral de este
domingo. Por tanto, lo que suceda después de este domingo no importa demasiado. Pero continuemos
con la carta. Siempre he antepuesto el interés colectivo sobre el interés personal y considero
que debe seguir siendo así. Recordad esta frase porque al terminar la carta ya veréis que hay
un pequeño problema de coherencia con respecto a lo que verbaliza Alberto Garzón y lo que,
probablemente, sienta, crea de verdad Alberto Garzón. Pero sigamos.
Aquí Alberto Garzón o es muy inocente o muy cínico. ¿Por qué digo esto? Pues porque la
política es exactamente eso. La política es una lucha encarnizada y obsesiva por el poder. Y,
por tanto, como no todos pueden acceder al poder, como hay muchos que quieren acceder al poder,
pero, por definición, no todos ellos pueden llegar a tenerlo, la política ha de ser una
trituradora de personas. Ha de triturar a todos los rivales. La política es un juego de suma a cero,
y, por tanto, para que yo gobierne, tú no tienes que gobernar. Y si yo juego limpio,
tú vas a jugar sucio y me vas a triturar a mí. Por tanto, voy a ser yo el que te triture
preventivamente a ti. Alberto Garzón puede pensar que tenía muy buenas relaciones personales con
todo su espacio político, pero en realidad era todo, como en la mafia, una cuestión de intereses.
El interés de todo su grupo político, o el de cualquier otro, no estoy diciendo que esto sea
algo exclusivo ni muchísimo menos de sumar, el interés de todo grupo político, de toda agrupación
de personas en política, es conquistar el poder. Y si alguien dentro de ese espacio político toma
una decisión que reduce las probabilidades de ese grupo político de acceder al poder, lo van a
machacar, lo van a triturar. Por mucho que en el pasado fuera su jefe, por mucho que en el pasado
lo tomaran como un referente, por mucho que crean que no hay ninguna mala intención en esa persona,
todo eso les da igual. En el fondo, les da igual también la decisión que haya tomado Alberto Garzón.
Lo que les molesta, lo que no pueden dejar pasar en absoluto, es que esa decisión personal aleje
a los ciudadanos de su espacio político y, por tanto, de que sus probabilidades de llegar al
poder o de mantenerse en el poder se reduzcan. Y si sumar, la izquierda tiene que picar la carne
de Alberto Garzón para que éste rectifique y, por tanto, para intentar salvar los muebles,
la carne de Alberto Garzón será triturada por la propia izquierda. Si Alberto Garzón no entiende
esto después de haber estado tantos años dentro de la política, es un ingenuo. Y si lo entiende
y dice lo que dice, es un cínico. Y sobre lo que debería reflexionar Alberto Garzón después
de haber vivido toda esta experiencia personal en la que su carne ha sido triturada en varias
ocasiones, siempre en aras del superior interés de la conquista del poder político, sobre lo que
debería reflexionar Alberto Garzón es si considera que el mejor modo de organizar la sociedad es
politizándola o hiper politizándola. Porque no olvidemos que toda esta gente, por ejemplo,
Alberto Garzón, aspira a que cada vez más decisiones dentro de nuestra sociedad se tomen
políticamente. Pero si la política es esto, realmente aspiran a extender un proceso de toma
de decisiones, un proceso de coordinación social tan ruin, tan alienante, tan anulador,
tan destructor como éste, después de haber vivido en sus propias carnes trituradas la
esencia de la política, ¿no deberían querer despolitizar al máximo a la sociedad? Es decir,
¿alejar la vida de las personas de este muy sucio mundo? Pero continuemos.
La presentación de mi tesis, dar algunas clases en la universidad y, entre otras cosas más,
la asesoría profesional en materias de las que considero tengo conocimientos suficientes.
Varias consultoras me hicieron llegar ofertas y la de Acento encajaba muy bien en ese propósito.
Bueno, si todo esto es así, entonces que haya renunciado a trabajar para Acento tampoco será
una tragedia, porque si ha rechazado otras muchas ofertas de otras muchas consultoras que no actúan
como lobby porque no están repletas de antiguos políticos y, por tanto, su ventaja competitiva
distintiva no es la de tener muy buena relación con la política activa actual, pues bueno,
lo único que tendrá que hacer es aceptar alguna de las ofertas que previamente rechazó.
Lo bueno del libre mercado es esto, es que si puedes contribuir a generar valor para los demás,
pues habrá muchas personas que te quieran contratar. En un mundo hiperpolitizado ya no
lo tengo tan claro, porque como le caigas mal al que toma las decisiones centralizadamente no
vuelves a trabajar en tu vida, pero en un mercado libre donde no hay nadie que tome desde arriba
las decisiones del conjunto del mercado, pues afortunadamente si rechazas una y puedes generar
valor, de verdad, no a través de la política, sino a través del mercado en otros ámbitos,
pues tendrás ofertas que podrás coger. Podría asesorar a entidades de la sociedad civil en
materias como la ecología, la economía, los retos del futuro y el análisis político y
legislativo. Esas iban a ser mis tareas en la consultora, cuyo CEO y su equipo se han
portado magníficamente bien conmigo y para quienes esta situación es particularmente injusta.
La izquierda en la que yo creo es menos prejuiciosa e inquisitorial, es más heterodoxa y humana,
y sobre todo tiene una concepción del Estado y de la política, donde lo importante no es el
lucimiento personal en términos de pureza izquierdista, sino tener más influencia en
todos los espacios posibles. Vamos, que esto en parte era una especie de plan maestro para
infiltrar en uno de los principales lobbies políticos de España las ideas de la izquierda
o de la extrema izquierda e influir desde esa perspectiva ecosocialista en los informes que
elaboran para grandes empresas, de tal manera que las ideas ecosocialistas vayan corrompiendo
el sistema capitalista desde dentro. Podría ser, a lo mejor habría funcionado, pero desde sumar
parece que anteponen la probabilidad de sacar un escaño en Galicia antes que la eficacia a largo
plazo de este ejercicio de infiltración en el capitalismo. Vivimos tiempos difíciles y
probablemente vengan tiempos peores a causa de la crisis ecosocial, y considero un error en cerrarnos
en nosotros y nosotras mismas porque ocupar espacios es más importante que autorreivindicarnos. Seguiré
pensando que es una buena noticia que haya personas de izquierdas desempeñando su trabajo en espacios
de análisis, reflexión o prospección sobre el futuro complejo del planeta. Las instituciones en
general y los gobiernos en particular, por cierto, también son espacios que no están exentos de
contradicciones. Vamos que quienes están en el gobierno o en la administración también son parte
de la casta, también tienen privilegios que entran en contradicción con gran parte del discurso que
ha articulado la izquierda estando en la oposición para llegar finalmente al poder, pero una vez
llegan al poder se olvidan de todo ese discurso y hacen suyos los privilegios políticos que
antes denunciaban. En esto tiene plena razón Alberto Garzón, que quienes lo están criticando a él por
incoherente desde la política en realidad son tan incoherentes como él. Es fácil leer entre estas
líneas un punto de frustración. Admito que así es como me siento. Duele que tras tantos años dejándome
la salud por un proyecto colectivo y empleando tantas horas en agotadoras disputas internas,
sienta que las dinámicas tóxicas que nunca compartí todavía me persiguen incluso ahora
que estoy fuera de la política formal. Pero este es el estado político y emocional en el que se
encuentra la izquierda. No te confundas, esto no es la izquierda, esto es la política en general.
Si eres un referente, como sigue siendo lo de un espacio político, y haces algo que perjudica a ese
espacio político, por mucho que te hayas dejado la vida en construir ese espacio político,
te van a intentar destruir hasta que te arrodilles. Siento si he contribuido de alguna u otra manera a
alimentar el malestar colectivo. Hombre, cuando denunciabas continuamente las puertas giratorias
y decías que PP y PSOE eran muy malos por utilizarlas, pues quizá algo sí contribuiste
a activar este clima de indignación social en contra de las puertas giratorias. Y ahora ese clima
se ha vuelto en tu contra. Desde mis inicios, mis decisiones y mis acciones han ido siempre en la
dirección de proteger el espacio y el proyecto colectivos. Así seguirá siendo, y es por ello,
esta renuncia. Vamos que se sacrifica a sí mismo su proyecto de vida personal y familiar en el
interés superior de ese proyecto político colectivo de la extrema izquierda en España.
Pero atención cómo concluye la carta. En lo que a mí se refiere, seguiré con mis otros planes
profesionales y reorganizaré mi vida pensando en mi familia, a quien más le debo, y en nuestro
bienestar. Un abrazo fraternal, Alberto Garzón. Esta última frase, que su familia es a quien más
le debe, entra en clara contradicción con otra frase que hemos leído antes. Siempre he antepuesto
el interés colectivo sobre el interés personal y considero que debe seguir siendo así. ¿Cuál es
exactamente el esquema de prioridades de Alberto Garzón? ¿La familia, el grupo político y el
individuo, o el grupo político, la familia y el individuo? Porque probablemente a la familia
de Alberto Garzón este puesto en esta consultora le habría venido estupendamente. Y si fuera verdad
que se prioriza la familia, Alberto Garzón no habría renunciado a este puesto, aun cuando su
espacio político, su organización política, le pidiera que así fuera. Si en cambio la organización
política tiene prioridad ya no sobre el individuo, sino sobre tu familia, pues entonces, aunque a ti
y a tu familia os interese tomar una determinada decisión, priorizarás el interés de conquista
del poder político de tu espacio al interés de vivir una buena vida de tu familia. Personalmente,
por tanto, ¿cómo interpreto esta última frase? El único que lo puede aclarar es Alberto Garzón,
pero personalmente la interpreto como que Alberto Garzón le está diciendo a tu espacio político.
Una y no más. Esta vez voy a renunciar a este proyecto profesional, pero si en el futuro adopto
otra decisión profesional que consideráis que es incoherente y que os perjudica políticamente,
voy a empezar a priorizar a mi familia. Quiero decir que en lo personal me parecería muy buena
noticia que Alberto Garzón se desintoxique de la política y empiece a ver que el mundo que de
verdad merece ser vivido es el de su persona y el de los suyos, su familia y sus amigos,
es decir, que empiece a priorizar su microcosmos sobre la lucha por el poder político. Que entienda
que como individuo, como persona, lo único que les debe a los demás es respeto, es no meterse en
su vida, es no iniciar la violencia contra ellos, pero que a partir de ahí Alberto Garzón ha de
poder vivir su vida como considero oportuno, sin ningún tipo de sumisión, sin ningún tipo de
subordinación, sin ningún tipo de sacrificio frente a un colectivo político que no busca el
interés general, busca conquistar el poder por el poder. Ojalá Alberto Garzón abra los ojos y
se dé cuenta de qué es en realidad la política y no defienda un mundo con mucha más política,
con mucha más de toda esta toxicidad, sino un mundo con mucha menos política. Ojalá en suma
Alberto Garzón deje de tener la mentalidad de una obrera hormiga dentro del hormiguero y pasa
a tener la mentalidad de una persona que quiere vivir su vida con la única restricción de respetar
la vida de los demás.