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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

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Golpe absolutamente inesperado en la política española. El presidente del gobierno, Pedro
Sánchez, amenaza con dimitir. ¿Por qué razón? Veámoslo.
Ayer miércoles, un juzgado de instrucción de Madrid, concretamente el juzgado de instrucción
número 41, abrió una investigación por corrupción contra la esposa del presidente del gobierno,
Pedro Sánchez. Supuestamente, y según se difundió desde el Partido Socialista Obrero Español y desde
medios de comunicación afines al gobierno, se trataba de una investigación sin ningún tipo de
fundamento. Una investigación que más bien rozaría lo que en los últimos años se ha venido a llamar
lawfare, es decir, la instrumentalización de las instituciones judiciales para hacer política,
para atacar a determinados adversarios políticos. Hasta ahí nada del otro mundo. Los tribunales
abren una investigación si aprecian indicios de corrupción y de tráfico de influencias en quien
sea, sea un concejal raso o sea la esposa del presidente del gobierno. Lo verdaderamente
inesperado y rompedor fue que ayer mismo por la tarde el presidente del gobierno publicó esta
carta en la red social X amenazando con dimitir el próximo lunes. Atención a la carta.
Carta a la ciudadanía. No suele ser habitual que me dirija usted a través de una carta,
sin embargo, la gravedad de los ataques que estamos recibiendo mi esposa y yo y la necesidad de dar
una respuesta sosegada me hacen pensar que esta es la mejor vía para expresar mi opinión. Le agradezco,
por tanto, que tome un poco de su tiempo para leer estas líneas. Como ya sabrá, y si no le informo,
un juzgado de Madrid ha abierto diligencias previas contra mi mujer, Begoña Gómez, a petición de una
organización ultraderechista llamada Manos Limpias, para investigar unos supuestos delitos de tráfico de
influencias y de corrupción en los negocios. Por lo que parece, el juez llamará a declarar a los
responsables de dos cabeceras digitales que han venido publicando sobre este asunto. En mi opinión,
son medios de marcada orientación derechista y ultraderechista. Como es lógico, Begoña defenderá
su honorabilidad y colaborará con la justicia en todo lo que se la requiera para esclarecer unos
hechos tan escandalosos en apariencia como inexistentes. En efecto, la denuncia de Manos
Limpias se basa en supuestas informaciones de esa constelación de cabeceras ultraconservadoras
arriba referida. Subrayo lo de supuestas informaciones porque, tras su publicación,
hemos ido desmintiendo las falsedades vertidas al tiempo que Begoña ha emprendido acciones legales
para que esos mismos digitales rectifiquen lo que, sostenemos, son informaciones espurias.
Esta estrategia de acoso y derribo lleva meses perpetrándose. Por tanto, no me sorprende la
sobreactuación del señor Feijo y del señor Abascal. En este atropello tan grave como burdo,
ambos son colaboradores necesarios junto a una galaxia digital ultraderechista y la organización
Manos Limpias. De hecho, fue el señor Feijo quien denunció el caso ante la Oficina de
Conflicto de Intereses, pidiendo para mí de 5 a 10 años de inhabilitación para el ejercicio
de cargo público. La denuncia fue archivada doblemente por dicho organismo, cuyos funcionarios
fueron descalificados posteriormente por la dirigencia del PP y de Vox. Seguidamente,
instrumentalizaron su mayoría conservadora en el Senado. Impulsaron una comisión de investigación
para, según dicen, esclarecer los hechos relacionados con este asunto. Como es lógico,
faltaba la judicialización del caso. Es el paso que acaban de dar. En resumen, se trata de una
operación de acoso y derribo por tierra, mar y aire para intentar hacerme desfallecer en lo político y
en lo personal atacando a mi esposa. No soy ingenuo. Soy consciente de que denuncian a Begoña no porque
haya hecho algo ilegal. Ellos saben que no hay caso, sino por ser mi esposa. Como soy también plenamente
consciente de que los ataques que sufro no son a mi persona, sino a lo que represento. Una opción
política progresista respaldada elección tras elección por millones de españoles, basada en
el avance económico, la justicia social y la regeneración democrática. Esta lucha comenzó hace
años. Primero, con la defensa que hicimos de la autonomía política de la organización que mejor
representa a la España progresista, el Partido Socialista. Pugna que ganamos. Segundo, tras la moción
de censura y las sucesivas victorias electorales de 2019, el sostenido intento de deslegitimación del
gobierno de coalición progresista, al calor del ignominioso grito del «¡Que te vote, Chapote!»,
tampoco pudieron quebrarnos. El último episodio fueron las elecciones generales del 23 de julio de
2023. El pueblo español votó mayoritariamente por el avance, permitiendo la reedición de un
gobierno de coalición progresista, en contra del gobierno de coalición del señor Feijo y del señor
Abascal, que auguraban las baterías mediáticas y demoscópicas conservadoras. La democracia habló,
pero la derecha y la ultraderecha nuevamente no aceptaron el resultado electoral. Fueron conscientes
de que con el ataque político no sería suficiente y ahora han traspasado la línea del respeto a la
vida familiar de un presidente del gobierno y el ataque a su vida personal. Sin ningún rubor,
el señor Feijo y el señor Abascal y los intereses que a ellos les mueven han puesto en marcha lo que el
gran escritor italiano Humberto Eco llamó «la máquina del fango». Esto es tratar de deshumanizar y
deslegitimar al adversario político a través de denuncias tan escandalosas como falsas. Esta es
mi lectura de la situación que vive nuestro querido país, una coalición de intereses derechistas y
ultraderechistas que no toleran la realidad de España, que no aceptan el veredicto de las urnas y
que están dispuestos a esparcir fango con tal de, primero, tapar sus palmarios escándalos de
corrupción y su inacción ante los mismos. Segundo, esconder su total ausencia de proyecto
más allá del insulto y la desinformación. Y tercero, valerse de todos los medios a su
alcance para destruir personal y políticamente al adversario político. Se trata de una coalición
de intereses derechistas y ultraderechistas que se extiende a lo largo y ancho de las principales
democracias occidentales y a las que, le garantizo, responderé siempre desde la razón,
la verdad y la educación. Llegados a este punto, la pregunta que legítimamente me hago es ¿merece
la pena todo esto? Sinceramente, no lo sé. Este ataque no tiene precedentes. Es tan grave
y tan burdo que necesito parar y reflexionar con mi esposa. Muchas veces se nos olvida que
tras los políticos hay personas. Y yo, no me causa rubor decirlo, soy un hombre profundamente
enamorado de mi mujer que vive con impotencia el fango que sobre ella esparcen día sí y día
también. Necesito parar y reflexionar. Me urge responderme a la pregunta de si merece
la pena, pese al fango en el que la derecha y la ultraderecha pretenden convertir la política.
Si debo continuar al frente del gobierno o renunciar a este alto honor. A pesar de la caricatura
que la derecha y la ultraderecha política e inmediática han tratado de hacer de mí, nunca
he tenido apego al cargo. Sí lo tengo al deber, al compromiso político y al servicio público.
Yo no paso por los cargos. Hago valer la legitimidad de estas altas responsabilidades para transformar
y hacer avanzar al país que quiero. Lo primero es tener muy claro que esta
carta es un show. Es una escenificación. Si uno quiere dimitir, dimite. Si uno no quiere
dimitir, no dimite. Y si uno no tiene claro si quiere dimitir o si no quiere dimitir, lo que
hace o lo que puede hacer perfectamente es reflexionar en silencio sobre esa cuestión,
también con su núcleo familiar más cercano, por ejemplo su esposa, y una vez haya tomado
una determinación, anunciarla, comunicarla. Si uno no hace esto, si uno retransmite en directo
el proceso interno que está atravesando, si uno escribe y publica una carta como esta para
que estemos hasta el lunes debatiendo, discutiendo, conversando sobre si Pedro Sánchez va a dimitir
o no va a dimitir, sobre qué puede haber detrás o no puede haber detrás de esta carta, es porque
está buscando el show mediático. Ya sea el show mediático para irse o el show mediático
para quedarse, pero en todo caso el show mediático. Y la cuestión, claro, es por qué Pedro Sánchez
busca el show mediático. ¿Cuál es la auténtica intención de armar todo esto? Y permítanme descartar
al respecto la explicación más inmediata que a muchos les ha venido a la cabeza. Que Pedro Sánchez
hace todo esto porque es un mero narcisista. Es decir, que sólo quiere que estemos hablando
cinco días sobre él. Que quiere concentrar los focos de atención mediática. Que está obsesionado
con ser el tema de conversación. ¿Y por qué digo que cabe descartar esta posibilidad? No porque niegue
que Pedro Sánchez sea un narcisista, que lo es. Sino porque si Pedro Sánchez es un narcisista,
lo es tanto a la hora de cuidar su imagen interna, que está bastante destrozada, al menos en un sector
del país, cuanto a la hora de cuidar su imagen internacional. Que es una imagen, especialmente
en Europa, bastante mejor, mucho mejor, que la que tienen muchos ciudadanos españoles de Pedro
Sánchez. Y este movimiento, esta maniobra, este show de Pedro Sánchez, está teniendo una
repercusión internacional catastrófica, por buenas o por malas razones. Pero catastrófica
para la reputación y para la imagen internacional de Pedro Sánchez. Es que atención a los titulares
de la prensa internacional. La BBC. El presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, suspende
sus funciones oficiales para reflexionar sobre su dimisión después de que su esposa sea investigada
por corrupción. Associated Press. El primer ministro español, Pedro Sánchez, negó las acusaciones de
corrupción contra su esposa, pero considerará dimitir después de que se iniciara una investigación
judicial sobre las acusaciones de que ella utilizó su cargo público para influir en acuerdos comerciales.
Financial Times. El primer ministro español suspende sus funciones oficiales después de que su mujer
sea investigada por corrupción. Es decir, que con este show, con esta maniobra, Pedro Sánchez ha
internacionalizado las sombras, las sospechas de corrupción sobre su esposa y sobre él mismo.
Si te preocupa tu imagen, si estás obsesionado con tu imagen, desde luego no estarás dispuesto a pagar el
peaje de que tu imagen internacional se venga abajo para que los españoles estén debatiendo durante cinco
días sobre si te vas o te quedas. O expresado de otra palabra, este show de Pedro Sánchez es una
maniobra política muy costosa en términos de reputación internacional para Pedro Sánchez. Y si Pedro Sánchez
está dispuesto a asumir unos elevados costos reputacionales sobre su imagen personal internacional,
es porque con esta maniobra, con este show, Pedro Sánchez pretende, aspira a conseguir algo más valioso.
Es decir, que hay un objetivo detrás de este show, detrás de esta maniobra, que no nos está siendo
probablemente revelado y que para Pedro Sánchez es mucho más importante que su reputación que su
imagen internacional. Y estamos hablando de una persona narcisista, es decir, de una persona que
sí está obsesionada con su imagen, con su reputación internacional y que, por tanto, ese hundimiento o esa
mella, al menos, de su imagen internacional a cuenta de estos titulares que él ha promovido con su show y a
que, por tanto, todos estos titulares internacionales le resultan muy dañinos. Por tanto, la pregunta que
hay que responder es ¿qué esconde este show de Pedro Sánchez? ¿Qué pretende conseguir en verdad
Pedro Sánchez con este show? Y obviamente sólo Pedro Sánchez lo sabe. Quizá Pedro Sánchez y su
círculo más cercano, pero no muchos más. Lo que estoy diciendo es que ha de ser algo muy importante
para Pedro Sánchez como para que esté dispuesto a asumir este peaje internacional. Y normalmente los
shows se montan como cortina de humo, para que estemos reflexionando sobre ese show al mismo tiempo
que desviamos nuestra atención de otros asuntos que son los verdaderamente importantes. Son maniobras
de distracción. ¿Pero de distracción de qué? Pues, por un lado, pueden ser maniobras de distracción
sobre cuáles son los verdaderos motivos por los que Pedro Sánchez se quiere marchar. Sí,
cabe la posibilidad de que Pedro Sánchez dimita, de que Pedro Sánchez se marche, pero sería ingenuo pensar
que se va a marchar porque han abierto una investigación en un juzgado de instrucción
contra su esposa que, según él mismo, no tiene absolutamente ningún fundamento. O bien esa
investigación sí tiene un fundamento, y lo que pretende Pedro Sánchez con esta maniobra es
hacernos creer que no lo tiene y que se marcha víctima de una cacería sin fundamento de la extrema
derecha. O bien, si es cierto que esto no tiene ningún fundamento, puede estar intentando que
nos creamos que dimite por esa investigación judicial sin fundamento contra su esposa para
ocultar que en realidad está dimitiendo por otros motivos. ¿Y cuáles pueden ser esos otros motivos?
No lo sabemos. Pero, por ejemplo, hace unos días los tribunales también reabrieron la investigación
por el caso Pegasus, que es el software con el que sabemos que espiaron y que entraron en el móvil
del presidente del gobierno. Si dimite asumiendo un coste reputacional tan grande es porque está
tratando de esconder algo mucho peor. Algunos especulan con que le hayan ofrecido algún puesto
de responsabilidad internacional más importante que el que está ocupando ahora mismo como presidente
del gobierno de España. Pero, desde luego, si utilizara esta maniobra, que, repito, tiene un
coste reputacional tan grande para él, para justificar internamente una dimisión, no tendría
mucho sentido. Porque, además, la prensa internacional diría, después de que ha dimitido por sospechas
de corrupción, lo colocan en un puesto de alta responsabilidad internacional, no tiene mucha
lógica. Por tanto, si se termina yendo, es porque hay algo mucho peor que están intentando
tapar. Y la otra posibilidad, claro, es que no se marche. La otra posibilidad es que se
quede. Pero si se queda, ¿qué está intentando conseguir con esta maniobra, con este show que
socava tanto su reputación internacional? Pues lo único que valora más Pedro Sánchez que
su imagen, Pedro Sánchez y cualquier otro político, es el poder. Por tanto, si Pedro Sánchez
no dimite, y si no dimite es porque no hay absolutamente nada en ningún lado que lo fuerce
a dimitir, si Pedro Sánchez no dimite y ha montado este show para no dimitir, es porque
espera, a través de este show, que tiene costes reputacionales tan grandes para él, es porque
espera conseguir mucho más poder a través de este show. ¿Y conseguir mucho más poder
cómo? Bueno, es verdad que en los próximos meses hay dos citas electorales en España
que son relativamente importantes. Estamos hablando de las elecciones a la Generalitat de
Cataluña y estamos hablando también de las elecciones europeas. Pedro Sánchez podría estar
articulando este show, esta maniobra, para victimizarse ante la población española y mejorar
sus expectativas electorales que tampoco eran especialmente malas, sobre todo en el caso de
Cataluña. Pero precisamente por esto último, precisamente porque las expectativas electorales
del PSOE en Cataluña y en Europa no eran absolutamente calamitosas, sino que más bien se esperaba que
salvara los muebles con cierta honra, resulta dudoso que Pedro Sánchez haya montado esto para conseguir
tan escasos réditos electorales que, además, ni serían réditos electorales para él, sino para el
PSOE en Cataluña y para los eurodiputados que Pedro Sánchez mande a Bruselas. Otra posibilidad sería
que Pedro Sánchez ha montado todo esto para victimizarse, convocar elecciones generales anticipadas
dentro de unos meses y obtener una mayor representación en el Congreso de la que tiene
ahora mismo. Si interpreta que esta legislatura está agotada, que su mayoría parlamentaria es
demasiado frágil, que por tanto su gobierno se tambalea o se tambaleará durante los próximos meses,
de hecho no ha conseguido aprobar presupuestos para 2024, podría estar jugando la carta victimizadora
de convocar nuevas elecciones. Pero nuevamente se trata de una maniobra muy arriesgada, porque en
las últimas elecciones generales PP y Vox no se quedaron tan lejos de conseguir mayoría absoluta,
de manera que no sería en absoluto improbable que en esta ocasión sí la lograran. Se va a arriesgar
Pedro Sánchez a perder el poder que ahora mismo tiene, al tiempo que mancha su imagen internacional,
para mejorar en algunos diputados su representación en el Congreso y no depender quizá de ciertas fuerzas
políticas que le son incómodas, pues es una posibilidad, pero el margen coste-beneficio se
me antoja reducido. Y si no consigue más poder a través de las elecciones, ¿cómo puede aspirar Pedro
Sánchez a través de este show a conseguir más poder? Pues un riesgo cierto al que deberemos estar
atentos, y es un riesgo cuyo tufo se desprende con mucha claridad de esta carta que hemos leído
antes, es el de que Pedro Sánchez se esté planteando, como presidente del gobierno, si no dimite
finalmente el próximo lunes, se esté planteando iniciar una ofensiva sin cuartel contra los otros
poderes y contrapoderes que existen en España. Por ejemplo, el Poder Judicial, o por ejemplo,
los medios de comunicación no alineados con el gobierno. En ese caso, lo que haría Pedro Sánchez
es utilizar la carta de la victimización. Fijaos estos poderes ilegítimos de la derecha y de la
ultraderecha, los jueces franquistas, los medios de comunicación de ultraderecha, que han estado a punto
de tumbar a un gobierno democráticamente elegido en las urnas. Son una amenaza a la democracia y,
por tanto, debemos iniciar una lucha contra ellos para salvaguardar nuestras instituciones y nuestras
libertades. Una especie de autogolpe a través de la autovictimización. Así que, suceda lo que suceda
durante los próximos días, nadie lo sabe salvo el propio Pedro Sánchez, no presten atención al show.
Busquen qué hay detrás del show. Y, sobre todo, busquen, estén atentos a lo que hay detrás del show
en la medida en que pueda suponer un frontal ataque contra nuestro sistema de libertades.
Busquen qué hay detrás del show.