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Algunos destacados miembros de Perú Libre, la formación política que ha impulsado
a la presidencia del país a Pedro Castillo, abogan por abandonar la economía de mercado
y reemplazarla por el socialismo.
Aseguran que de esa manera conseguirán mejorar la calidad de vida de las personas más vulnerables,
más pobres, dentro de Perú.
Pero la realidad es que durante los últimos 30 años Perú ha experimentado un desarrollo
extraordinario gracias al capitalismo y a la economía de mercado.
Veámoslo.
Perú es actualmente una economía de mercado.
Es verdad que no es una economía de mercado exemplar, no es una economía de mercado profundamente
libre.
Es una economía de mercado con muchas intervenciones estatales, es una economía de mercado con
muchas trabas a la competencia, es una economía de mercado que soporta una estructura estatal
hipercorrupta, es una economía de mercado donde los derechos de propiedad y la libertad
de las personas no están escrupulosamente respetados, pero es una economía de mercado.
Perú no es actualmente un sistema socialista, la propiedad de los medios de producción
no pertenece al Estado ni el Estado dirige absolutamente todas las decisiones productivas
que se toman dentro del Perú.
Sin embargo, en las últimas elecciones presidenciales los peruanos votaron por una estrecha mayoría,
pero votaron a un candidato, Pedro Castillo, que hace gala de ser un candidato socialista.
Es decir, se trata de un político que, en teoría, aspira a cambiar el sistema económico
de Perú, que aspira a cambiar la economía de mercado de Perú por una economía socialista.
Es verdad que en las últimas horas Pedro Castillo ha nombrado ministro de economía
a Pedro Franke, que si bien es una economista de izquierdas, no es una economista anti-mercado,
pro-socialista, y eso podría ser una señal, veremos cómo se desarrollan los acontecimientos
políticos de que Pedro Castillo no pretende, en última instancia, reemplazar la economía
de mercado de Perú por una economía socialista.
Y desde luego Pedro Castillo no debería hacerlo, ¿por qué razón?
Pues porque el Perú, siendo todavía una economía muy pobre para estándares de países desarrollados,
ha experimentado un desarrollo económico gigantesco durante las últimas tres décadas.
Podremos darnos perfectamente cuenta de este fortísimo desarrollo económico experimentado
por el Perú durante las últimas tres décadas, gracias a una serie de gráficos que ha
recopilado el economista del Kato Institute y ambázquez.
Empecemos por el primero de los gráficos, la renta per cápita en paridad de poder
adquisitivo.
Es un gráfico donde, por cierto, la influencia de la inflación ya está descontada.
Por tanto, estamos hablando de incrementos reales en la renta per cápita.
Y bien, la renta per cápita de Perú desde el año 1990, que es cuando empiezan a producirse
las reformas liberalizadoras dentro del mercado peruano, la renta per cápita se incrementa
de 5.700 dólares internacionales a 14.100 dólares internacionales en el año 2019, antes de la
crisis del COVID.
Estamos hablando de que la renta per cápita de Perú se ha multiplicado en 30 años 2,5
veces.
Es decir, un incremento medio anual del 4,2%.
Pero claro, algunos podrán decir si, la renta per cápita se ha incrementado, pero seguro
que está más desigualmente distribuida, los ricos son más ricos y los pobres son
más pobres.
Pues no, la desigualdad también se ha reducido fuertemente en el Perú.
El índice Gini desde finales de la década de los 90 se ha reducido de 53, 55 puntos.
Estamos con índice Gini de 100, expresaría la máxima desigualdad, donde el 100% del
pídeo de una economía está en manos de un único individuo, pues se ha reducido de
53, 55 puntos, a 41.
La estructura de la desigualdad en Perú es similar a la que existe, por ejemplo, en
Estados Unidos, que sigue siendo una estructura de desigualdad alta para estándares europeos,
pero desde luego mucho más baja de lo que estaba durante la década de los 90.
Pero de otra manera, durante las últimas 3 décadas Perú se ha enriquecido y esa riqueza
ha llegado a más gente de la que llegaba antes.
No es que se haya enriquecido en términos medios, porque solo unos pocos se han vuelto
más ricos, sino que se ha enriquecido en términos medios, volviéndose mucha más gente
que antes rica.
Pero claro, alguien podría decir que la renta per cápita, incluso la distribución de la
renta per cápita, no mide adecuadamente los estándares de vida de la población peruana.
Es un número frío, un número que no tiene por qué tener en cuenta la situación de
la calidad de vida en el Perú.
Pues bien, miremos otros indicadores de corte más cualitativo, por ejemplo.
El porcentaje de la población desnutrida en Perú, a comienzos de la década de los 90,
más del 30% de la población peruana sufría de desnutrición.
En el año 2015, es decir, los datos ni siquiera llegan hasta la actualidad, que previsiblemente
habrán seguido cayendo, era del 7,5%, por tanto hemos pasado de una población desnutrida
además del 30% a una que estará por debajo del 7%.
Siguiente gráfico, muertes por ingesta de agua no potable.
A comienzos de la década de los 90 se producían 3, 4 muertes por cada 100.000 habitantes,
como consecuencia de la ingesta de agua no potable.
Actualmente estamos hablando de 0,5 muertes por cada 100.000 habitantes, una caída muy
considerable.
Continuemos, acceso a equipamiento sanitario mejorado, es decir, equipamiento sanitario
que permita separar las heces humanas del contacto humano.
A comienzos de la década de los 90 estábamos hablando de que el 74% de la población peruana
tenía acceso a este equipamiento sanitario mejorado y, por tanto, el 26% no.
La día de hoy ya es el 87%, un incremento continuado durante las últimas décadas.
Otro indicador clave, el porcentaje de hogares que tienen acceso a la electricidad a comienzos
de los 90, solo entre el 65 y el 70% de los hogares peruanos tenían acceso a la electricidad.
Hoy en día ya es prácticamente el 100% de todos los hogares.
Asimismo, a comienzos de los 90, y esto es obvio porque todavía no estaba desarrollado
el mercado, pero a comienzos de los 90 la penetración de los teléfonos móviles en
Perú era nula.
A día de hoy, y este es el dato verdaderamente importante, hay 130 móviles en Perú por
cada 100 habitantes, es decir, que la media es que cada perúano posee 1,3 móviles.
Y de igual manera, a comienzos de los 90, evidentemente el acceso a internet era nulo, también prácticamente
en España y en otros países desarrollados, pero a día de hoy el 60% de los peruanos
ya tiene acceso a internet.
E igualmente, el número de kilómetros asfaltados de carreteras se ha incrementado desde 7.600
kilómetros a comienzos de los 90 hasta más de 28.000 en la actualidad.
Este notable incremento del número de kilómetros asfaltados está muy relacionado con la política
de concesiones a autopistas que se ha emprendido desde el Perú, son las empresas privadas
las que construyen las carreteras liberando así al presupuesto peruano.
Algunos datos que son relevantes para atestiguar el incremento en la calidad de vida en los
estándares de vida dentro del Perú, la esperanza de vida desde comienzos de los 90, se ha incrementado
desde 66 años a 76 en la actualidad.
La mortalidad infantil se ha reducido desde 56, fallecidos por cada 100.000 nacimientos
a menos de 10.
El porcentaje de alumnos que completa los estudios de secundaria ha pasado de entorno
al 60% a prácticamente el 100% en la actualidad.
Está bien, es muy probable que ni siquiera todos estos datos valgan para convencer a
aquellos que están empecinados en que la economía de mercado no puede promover el desarrollo
de las sociedades o al menos el desarrollo de los más pobres.
Porque justamente la réplica que se podría dar es bien, las élites extractivas se han
enriquecido.
Bien, parte de la clase media peruana ha mejorado, pero en todo caso los más pobres
del Perú, aquellos que han elegido a Pedro Castillo presidente, no han mejorado en absoluto
durante los últimos 30 años, pues tampoco.
En primer lugar, la tasa de pobreza extrema, definida como aquel porcentaje de la población
que vive con menos de 5,5 dólares diarios, de nuevo aquí la inflación ya está descontada,
por tanto no juega ningún papel en la evolución de este indicador, ha pasado del 55% de la
población, a comienzos de los 90 al 20% en la actualidad, una caída drástica.
Segundo, el porcentaje de hogares pobres con acceso a agua corriente ha pasado del 45%
en el año 2009, es decir, hace apenas 10 años, a más del 75% en la actualidad.
Tercero, el porcentaje de hogares pobres, en chistón lo de pobres, no estamos hablando
del total de la población, sino del subconjunto de hogares pobres.
El porcentaje de hogares pobres con acceso a agua residuales ha pasado del 29% de la población
en el año 2012, hace apenas 9 años, al 52% en la actualidad.
Cuarto, el porcentaje de hogares pobres con acceso a la electricidad ha pasado del 66%
en el año 2009 al 95% en la actualidad.
Quinto, la disponibilidad de teléfonos móviles entre la población pobre es de 95 teléfonos
móviles por cada 100 personas, es decir, que en términos promedios prácticamente cada
persona pobre ya tiene un teléfono móvil, y el acceso a internet entre las personas
pobres prácticamente alcanza al 20%.
Sexto, el porcentaje de hogares pobres con acceso a televisión por cable ha pasado del
4% en el año 2009 al 16% en la actualidad.
Y por último, el porcentaje de personas pobres de más de 15 años, que tienen al menos el
título de secundaria, supera hoy ya el 50% de toda la población pobre, y precisamente
por eso la tasa de analfabetismo entre los pobres ha caído por primera vez en la historia
por debajo del 10%.
Es verdad que Perú sigue siendo un país relativamente pobre, incluso desde estándares
de países desarrollados inaceptablemente pobre.
La pobreza que existe en Perú no sería en absoluto tolerada en ninguno de los países
desarrollados de nuestro entorno, pero eso no debería llevarnos a negar el impresionante
desarrollo que ha experimentado la sociedad peruana durante los últimos 30 años.
Escapar de la pobreza es un proceso lento y acumulativo que no se consigue en un par
de días.
Pero si Perú mantuviera durante los próximos 30 años el ritmo de desarrollo que ha experimentado
en los últimos 30 años, para que nos hagamos una idea, Perú sería en tres décadas igual
de rico de lo que es hoy Alemania.
Por eso señor Castillo no cambie de rumbo, hay muchas cosas que mejorar en el marco
institucional de Perú, entre ellas la galopante corrupción que afecta a todos los niveles
administrativos del Estado.
Incluso hay muchas cosas que mejorar en la propia estructura de los mercados peruanos,
introduciendo mucha más competencia y mucha más libertad de comercio de la que existe
hoy, pero no gire 180 grados en el rumbo que ha seguido Perú en los últimos 30 años.
Abandon el socialismo y abrace la economía de mercado, esa será la mejor garantía
de progreso y de prosperidad para todo el mundo, pero especialmente para los más pobres.