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¿Por qué se está moderando la inflación en Argentina? ¿Porque Javier Milei está saneando
el déficit público y el Banco Central? ¿O porque los argentinos se han empobrecido y
no tienen capacidad adquisitiva para consumir? Veámoslo.
La inflación galopante de Argentina es un fenómeno esencialmente fiscal y monetario.
En vídeos anteriores ya explicamos cómo los gobiernos y cómo los bancos centrales podían
generar inflación. Y en el caso de Argentina, tanto el gobierno como el Banco Central de
la República Argentina estaban generando, y en cierto modo siguen generando, una inflación
completamente descontrolada. Y de hecho, la principal promesa electoral con la que Javier
Milei ganó la presidencia de la República Argentina fue ponerle coto a esa inflación
descontrolada. Conseguir que la inflación fuera moderándose progresivamente hasta acercarse
a tasas propias de un país desarrollado. Y al menos de momento, en esta materia, Javier
Milei está progresando adecuadamente en conseguir su promesa. Como ya hemos explicado en vídeos
anteriores, la tasa de inflación de la economía argentina ha ido descendiendo de manera continuada
desde el mes de diciembre del año 2023, hasta el punto de que en estos momentos sigue siendo
alta en términos comparativos con otros países desarrollados, pero se trata de la tasa de
inflación más baja desde enero del año 2022. Y el propio Banco Central de la República
Argentina augura que en el mes de julio la tasa de inflación seguirá bajando y se ubicará por
debajo del 4% intermensual. Por tanto, como digo, al menos de momento, Javier Milei está logrando
conseguir la que era su principal promesa electoral. Doblarle el pulso a la inflación. Evitar una
hiperinflación en la Argentina, hiperinflación a la que el país iba abocado y meter a la economía en
un sano periodo desinflacionario. ¿Y cómo ha logrado Javier Milei frenar la inflación galopante e ir
reduciendo progresivamente la tasa de inflación mes tras mes en la Argentina? Pues a través de dos
mecanismos. Por un lado, fin del déficit público. De hecho, gestación de un superávit presupuestario
desde el mes de enero de este año 2024. Y en segundo lugar, fin de la emisión monetaria dirigida
precisamente a monetizar el déficit público. Si la inflación de la Argentina era esencialmente
un fenómeno fiscal y monetario, finiquitar los mecanismos fiscales y monetarios que estaban
envileciendo, destruyendo el valor del peso, deberían arrojar resultados similares a los que estamos
presenciando. Es decir, la sostenida caída de la tasa de inflación en Argentina. Sucede que todavía
hay muchos negacionistas de la proposición elemental de que la galopante inflación de Argentina era un
fenómeno monetario y fiscal. Hay muchos que se niegan a abandonar sus dogmas de fe de que la
monetización sostenida de los déficits públicos no genera inflación, aun cuando clarísimamente lo
estaba haciendo en el caso de la Argentina y aun cuando claramente lo está dejando de hacer en
Argentina. Cuando se han dejado de monetizar los déficits públicos y como no quieren abandonar sus
dogmas de fe, han de buscar explicaciones, excusas, piruetas argumentales alternativas para justificar
que después de que Javier Milei haya puesto fin a la monetización sostenida de los déficits públicos y
la inflación haya caído de manera igualmente sostenida, que todo eso no guarda ninguna relación de
causalidad, sino que en realidad la inflación en la Argentina ha caído por otras razones. ¿Y cuáles
son esas otras razones que supuestamente habrían hecho caer la inflación en la Argentina y que no
están relacionadas con el saneamiento presupuestario y con el saneamiento monetario? Pues la excusa más
generalizada es que Javier Milei, con sus ajustes fiscales, ha hundido el gasto interno en la Argentina,
ha destrozado la capacidad de los argentinos para gastar, para consumir dentro del país. Y claro,
si el gasto en consumo se está desmoronando, por necesidad los empresarios han de empezar a moderar
las subidas de precios, porque si no, no venden. Sería esa restricción en la capacidad de consumo de
los ciudadanos argentinos y, por tanto, la pauperización provocada por el gobierno de Javier Milei, sería eso
lo que explicaría que la inflación haya dejado de subir a tasas tan descontroladas como las que
caracterizaron la mayor parte de 2023. Sucede que ayer el Instituto Nacional de Estadística
Argentino, el INDEC, publicó el dato de consumo de los ciudadanos argentinos en los supermercados y lo
que halló fue que, en el mes de mayo, el gasto real, es decir, después de descontar la inflación,
el gasto real en los supermercados subió, en el mes de mayo, un 3,9% con respecto al mes de abril de
este mismo año. Es decir, que en mayo el consumo no se contrajo. En mayo el consumo, después de
inflación, aumentó. De hecho, el índice de consumo en mayo, eliminando el componente estacional, fue el
más elevado desde el mes de diciembre del año 2023. Y si bien este dato en aislado es insuficiente para
que podamos evaluar si la economía argentina, si la actividad real en la economía argentina,
ya ha tocado suelo o no lo ha hecho, desde luego hay diversos indicadores que sugieren que la
actividad económica tocó suelo en los meses de abril-mayo y que desde entonces ha empezado,
al menos en general, no en todos y cada uno de los sectores, ha comenzado a rebotar, todavía es
prematuro llegar a esta conclusión. Porque podría producirse un rebote de unos pocos meses y luego
volver a caer si la incertidumbre y el panorama económico se ensombrecen. Pero si bien este dato
no nos sirve para emitir un juicio muy fuerte sobre si la economía argentina ha tocado fondo y a partir
de ahí todo va a ser crecimiento sostenido al alza, si bien este dato no nos sirve para esto,
sí nos sirve para poner seriamente en tela de juicio esa explicación de que la inflación en Argentina
ha caído porque el consumo también lo ha hecho y porque, en consecuencia, como el consumo se ha
contraído, los vendedores no han tenido otro remedio que dejar de subir precios para seguir
vendiendo. Y es que en el mes de mayo la tasa de inflación en Argentina cayó del 8,8% en el mes de
abril al 4,3% en el mes de mayo. Si fuera cierto que el ritmo de subida de precios fuera una reacción
al volumen de gasto que están recibiendo los vendedores, si reciben muy poquito gasto dejan
de subir precios, si reciben mucho gasto vuelven a acelerar la subida de precios, si eso fuera cierto,
el notable incremento del gasto en consumo que se ha producido en el mes de mayo debería haber
llevado a que los precios siguieran subiendo a ritmos similares a los de abril cuando no superiores.
Y, sin embargo, lo que vemos es que la tasa de inflación cayó a la mitad, al mismo tiempo que sube
un 3,9%, la mayor subida desde el mes de octubre de 2023, justo antes de las elecciones, cuando Masa
estaba regando el país con el plan platita para que los argentinos gastaran y experimentaran un falso
boom económico antes de acudir a votar a las urnas, si en mayo el gasto te sube al mayor ritmo desde
octubre y la tasa de inflación te cae a la mitad, quizá es que la explicación fundamental detrás de
las dinámicas de precios en Argentina, detrás de la pérdida de valor sistemática del peso en
Argentina, no tenga que ver con la laxitud o la restricción del gasto en consumo, sino con el
sabotaje fiscal y monetario que han venido perpetrando las autoridades argentinas en
contra del peso. En suma, dejando de lado la cuestión de que la evolución a corto plazo del
gasto en consumo en la Argentina está muy relacionada con el proceso de saneamiento fiscal
y monetario que está ejecutando Javier Milei para reflotar el valor del peso, porque si recortas el
gasto público, ese gasto público no llega en forma de ingresos a los ciudadanos y, por tanto,
esos ciudadanos que han visto reducir sus ingresos como consecuencia del recorte del gasto
público, a corto plazo gastarán menos en consumo. Dejando de lado, por tanto, que la influencia que
superficialmente pueda tener el gasto en consumo sobre los precios, en última instancia, es ahora
mismo la influencia que desempeña el saneamiento presupuestario y monetario sobre los precios,
dejando de lado esa cuestión, estamos viendo que el consumo, el gasto en consumo, se puede
recuperar sin que por ello se reacelere la inflación. Y eso es así porque la causa fundamental detrás de
la inflación galopante de la Argentina era la destrucción, la erosión del valor del peso por la
política fiscal y monetaria, por la monetización sistemática de unos déficits públicos que no
tenían ninguna voluntad de pagarse a través de superávits futuros, sino únicamente a través de
la nueva emisión monetaria futura. Y esa destrucción del valor del peso, destrucción del valor del peso
presente y futura, se traslada a un hundimiento presente de la demanda del peso y, por tanto,
a inflación presente. Quienes querían justificar el irresponsable comportamiento fiscal y monetario
del peronismo cada vez van teniendo menos excusas para echar balones fuera y buscar chivos expiatorios,
porque los verdugos del peso, los que han destruido sistemáticamente el valor del peso generando
inflación, han sido ellos.