This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.
¿Puede caer el Deutsche Bank? ¡Veámoslo!
Hace dos fines de semana cayó y fue rescatado el Silicon Valley Bank. El fin de semana pasado
cayó y fue rescatado Credit Suisse. Ayer viernes las acciones de Deutsche Bank se
desplomaron en bolsa y el precio de sus CDS, el Seguro contra el Riesgo de Impago de su Deuda,
se disparó. Por tanto, y a tenor de estos antecedentes, la pregunta es legítima. ¿Puede
ser Deutsche Bank la siguiente víctima de la incipiente crisis financiera que estamos
experimentando? Empecemos dimensionando la magnitud real del pánico que experimentaron
los activos financieros de Deutsche Bank el pasado viernes. Porque, claro, si podemos estar
en medio de una crisis financiera global en la que están cayendo bancos, algunos tan importantes
como Credit Suisse, y escuchamos que los activos financieros de Deutsche Bank, ya sean sus acciones
o sus CDS, se están desplomando, que hay un pánico muy importante alrededor de Deutsche Bank,
podemos pensar que la magnitud de ese pánico es similar a la que experimentaron en el pasado
Silicon Valley Bank o Credit Suisse. Podemos pensar que la magnitud de ese pánico es tremegunda y que
la entidad ya está condenada. Y luego reflexionaremos sobre esto, pero de momento miremos los datos
En primer lugar, es verdad que el viernes cayó mucho la acción del Deutsche Bank, es decir,
claro que hubo miedo este viernes en bolsa alrededor del banco, pero démonos cuenta de que,
a pesar de esta considerable caída en la codización del Deutsche Bank el pasado viernes,
la acción sigue, por encima, no ya de los mínimos que registró en marzo de 2020, es decir, durante
la pandemia, sino también de los mínimos que marcó el pasado mes de septiembre, el pasado
mes de septiembre las acciones de Deutsche Bank estaban más bajas de lo que están ahora incluso
después del pánico y el pasado mes de septiembre desde luego no estábamos en medio de un pánico
financiero global. Por tanto, al menos hasta el momento, todavía el Deutsche Bank en bolsa está
mejor de lo que estaba hace medio año. Y respecto a sus credit default swaps, a sus CDS, a los
seguros contra el riesgo de impago de su deuda, démonos cuenta de nuevo de que es verdad se
dispararon de precio este pasado viernes, pero al menos de momento los CDS de ningún tipo de
su deuda están mucho más altos de lo que estaba en el pasado mes de septiembre u octubre e incluso,
en el caso de los CDS de la deuda subordinada, que es el que más se disparó de precio,
están por debajo de los máximos que alcanzaron en 2016. Que a ver, en 2016 había una percepción
bastante extendida en el mercado de que Deutsche Bank podía quebrar o al menos necesitar algún
tipo de recapitalización de asistencia pública para complementar su capitalización. Yo mismo
escribí un artículo en el año 2016-2017 argumentando que creía casi inevitable que
el Deutsche Bank recibiera algún tipo de apoyo público. Finalmente no lo hizo. Pero desde luego,
en ese momento, la percepción de mercado de que había un riesgo muy importante en Deutsche Bank
estaba ahí y ahora estamos regresando a una percepción de riesgo de implosión de Deutsche Bank similar
a la que había en el año 2016 y en el año 2017. Pero es un miedo todavía bastante contenido,
no solo en relación con la historia reciente del Deutsche Bank, sino también en relación con el
estallido de otros bancos que acabamos de experimentar. En este gráfico podéis observar
el precio de los CDS de la deuda senior de distintas entidades financieras europeas. Como
podemos ver, el coste de asegurar la deuda senior de Deutsche Bank todavía está muy alejado de los
niveles que alcanzó Credit Suisse antes de la suspensión de pagos e incluso está por
debajo de los niveles actuales del banco italiano Unicredit, es decir, que el mercado atribuye más
probabilidad de impago a Unicredit que al Deutsche Bank. Por tanto, sí hay miedo y ese miedo está
creciendo y es preocupante que crezca, pero todavía no estamos en un escenario de sálvese quien pueda.
No hemos llegado ni mucho menos al punto de no retorno al que pudo llegar Credit Suisse. Pero
en cualquier caso sí hay miedo. Sí hay un cierto, no sé si pánico, pero desde luego una importante
inquietud alrededor del Deutsche Bank. Pero ¿por qué la hay? Tres posibles razones. El Deutsche Bank ha
sido desde hace años el banco problemático de Europa. Ha sido un banco con muy baja rentabilidad,
en realidad con pérdidas, muy apalancado, con una cartera de derivados monstruosa y muy
difícil de evaluar y, por tanto, un candidato perfecto a caer en cualquier crisis financiera.
Sin embargo, es verdad que durante los dos últimos años esta imagen ha ido cambiando un poco,
porque el Deutsche Bank ha empezado a tener beneficios y se ha producido un proceso de
saneamiento, de desapalancamiento y de reducción muy sustancial de su cartera de derivados. Por
tanto, desde esta perspectiva los miedos estaban más justificados en el pasado de lo que lo están
hoy. Pero aún así, si hay miedo en el conjunto del sistema financiero, puede que la fama que ha
tenido Deutsche Bank durante mucho tiempo, la fama de un banco tóxico, de un banco problemático,
de un banco candidato a caer, esa fama lo esté persiguiendo hoy y, por si acaso,
me alejo de los activos financieros de Deutsche Bank. Una segunda posible explicación de por qué
cundió el miedo respecto al Deutsche Bank el pasado viernes es que la entidad alemana decidió
amortizar anticipadamente un bono subordinado que vencía en el año 2028. Normalmente,
este tipo de decisiones muestran la fortaleza de una entidad financiera y, por tanto, deberían
reforzar la confianza que transmite. Me sobra tanto el dinero que puedo amortizar anticipadamente
una deuda que está cotizando muy barata y que vence en el año 2028. Sin embargo, también cabe
la posibilidad de que los inversores se preguntaran lo siguiente. Si el Deutsche Bank hace esto,
es para mostrarnos fortaleza. Si quiere mostrarnos fortaleza, quizá sea porque tiene algo que
ocultar. Quizá sea porque está débil, pero nos quiere convencer de que está fuerte. Por tanto,
si toma la iniciativa para convencernos de que está fuerte, es que está débil. Si ese mecanismo
psicológico se dio en la cabeza de los inversores, quizá también fue lo que motivó, al menos en
parte, esta huida de los títulos del Deutsche Bank. Y una tercera posibilidad de por qué cundió el
pánico alrededor del Deutsche Bank es porque la crisis bancaria en Estados Unidos sigue sin estar
resuelta. Es más, hay miedo que esta crisis se pueda extender hacia las hipotecas no residenciales,
sino comerciales, y el Deutsche Bank tiene una exposición de 16.000 millones de euros al mercado
de hipotecas comerciales de Estados Unidos. Si podemos empezar a ver impagos importantes de
deuda hipotecaria comercial en Estados Unidos y el Deutsche Bank tiene una exposición de 16.000
millones de euros a este tipo de hipotecas, el Deutsche Bank puede sufrir dificultades de
cara al futuro y, por tanto, hasta que no se solucione, hasta que no se aclare todo esto,
más vale mantenernos alejados de sus activos financieros. Ahora bien, ¿cuál es el peligro
real que existe de que el Deutsche Bank termine suspendiendo pagos? Bueno, pues comparemos algunas
métricas de solvencia y de liquidez de Deutsche Bank con el resto de la banca europea. En primer
lugar, su capitalización, es decir, la capacidad que tiene la entidad para absorber pérdidas de
su cartera de activos. La suma de los fondos propios y de la deuda subordinada del Deutsche
Bank asciende a 66.000 millones de euros. Decíamos que tenía una exposición de 16.000 millones de
euros a las hipotecas comerciales de Estados Unidos. Bueno, aunque eso cayera a cero, tendría margen
para absorber esas pérdidas. De hecho, esa magnitud fondos propios más deuda subordinada
representa más del 18% de la cartera de activos ponderados por riesgo del Deutsche Bank. Esta es
una ratio de capitalización superior a la de cualquier gran banco español. Como podéis ver,
frente a este 18,4% del Deutsche Bank, el BBVA tiene 15,9% o Santander 15,8%, de modo que a día
de hoy el Deutsche Bank no está especialmente infracapitalizado. De hecho, está ligeramente
más capitalizado que la media de los bancos de la eurozona. La capitalización de la media de
bancos de la eurozona es del 18,2% respecto a sus activos ponderados por riesgo. A su vez,
el Deutsche Bank también posee características que lo hacen más resistente frente a una crisis
financiera de lo que lo era, por ejemplo, Credit Suisse. Credit Suisse era, por un lado, un banco
no rentable. Ya explicamos que en el año 2022 perdió más dinero del que ganó en los 12 años
anteriores. Es decir, que en el conjunto de 13 años Credit Suisse había perdido dinero. Era un
banco no rentable. El Deutsche Bank ya es un banco rentable desde el año 2020. Hasta el año 2020
es verdad que era un banco no rentable. Se reestructuró y ahora vuelve a ser un banco
rentable, o lo ha sido hasta el momento. Y, a su vez, la estructura de sus depósitos es menos
conducente a experimentar una fuga. ¿Por qué es menos conducente a experimentar una fuga? Porque
casi el 40% de todos sus depósitos están asegurados por los diversos estados. En cambio,
démonos cuenta de que en el caso de Credit Suisse era en torno al 15%. Por tanto, Credit Suisse tenía
más probabilidades que Deutsche Bank de experimentar una fuga de depósitos. Y ya dijimos que un banco
que opera bajo la lógica financiera moderna de endeudarse a corto plazo e invertir a largo termina
siendo destrozado si la fuga de depósitos no se detiene. Por mucha liquidez que tengas en el activo,
como la mayor parte de tu activo no es liquidez sino operaciones financieras a largo plazo,
al final terminas suspendiendo pagos. Si Deutsche Bank puede evitar la suspensión de pagos,
porque sus clientes no tienen tampoco ningún incentivo a trasladarse fuera del banco dado
que alrededor del 40% de los mismos están protegidos contra pérdidas, aunque quiebre
el banco recibirán el 100% de su dinero, entonces eso también le otorga una estabilidad
de financiación mayor al Deutsche Bank que a, por ejemplo, Credit Suisse. Y por último,
aunque Deutsche Bank solía tener una cartera de derivados gigantesca que asustaba mucho,
durante la última década la ha reducido de una manera bastante considerable. Ha pasado
de una cartera de derivados con un valor nacional de 70 billones de dólares, y estoy
utilizando billones en su acepción europea, es decir, 12 ceros, de 70 billones de dólares a
unos 13-14 billones de dólares. Sigue siendo una cartera de derivados muy abultada, pero no
deberíamos confundir el valor nacional de los derivados con riesgo puro. De hecho, la mayor parte
de este valor nacional no implica realmente un riesgo de pérdida para Deutsche Bank. Aún así,
es cierto, se trata de una cartera muy cuantiosa, muy difícil de evaluar y, por tanto, con pérdidas
potenciales muy difíciles de cuantificar. Con todo lo anterior, tampoco quiero afirmar que el peor
escenario concebible para Deutsche Bank no pueda suceder. Como ya hemos dicho, puede haber pérdidas
por la cartera de hipotecas comerciales, puede haber pérdidas muy difíciles de cuantificar sobre su
cartera de derivados, y a pesar de que en torno al 40% de sus depósitos estén asegurados, el otro
60% sí podría optar por salir del Deutsche Bank, e incluso ese 40% asegurado, si no consigue una
remuneración interesante en el banco, acorde a los nuevos altos tipos de interés que está
ofreciendo el mercado, pueden terminar abandonando la entidad para invertir, por ejemplo, en un
fondo monetario. Y si el Deutsche Bank o cualquier otro banco sufre una fuga persistente de depósitos
y sufre una asfixia a su liquidez, entonces las pérdidas sí pueden terminar acumulándose en
este entorno de altos tipos de interés en los que vender activos a largo plazo a buenos precios
no es sencillo, o en los que obtener refinanciación a corto, medio o largo plazo resulta tan caro.
Pero démonos cuenta de que prácticamente todos estos riesgos son riesgos que comparte toda la
banca europea y estadounidense. No son riesgos específicos del Deutsche Bank. Que las fugas de
depósitos, si son generalizadas y persistentes, pueden terminar llevando a una entidad a la
suspensión de pagos porque no cuente con liquidez suficiente ni en el activo, ni con capacidad para
renegociar liquidez suficiente a precios competitivos en el pasivo, es un problema al que se puede
enfrentar en el contexto actual cualquier banco. Se enfrenta a esos problemas el Deutsche Bank o se
enfrenta a esos problemas cualquier banco europeo y español. De modo que puede ser comprensible que
haya miedo y pánico alrededor de la banca, quizá no está tan justificado que el miedo o el pánico
se focalice en el Deutsche Bank. A tenor de las cifras que hemos visto, aunque es verdad que sería
necesario un análisis mucho más detallado, por ejemplo, un análisis que penetrara en la cartera
de activos de cada banco y comparara la calidad de esos activos, pero a tenor de las grandes cifras,
de solvencia y de liquidez que hemos proporcionado, no parece que el Deutsche Bank,
frente a esta crisis de liquidez europea y estadounidense, esté en una situación peor
que otros bancos del continente. No obstante, es cierto que si el pánico se focaliza en el
Deutsche Bank y se genera una psicosis global que lleva a acelerar la fuga de depósitos del banco,
a modo de profecía autocumplida, el Deutsche Bank podría terminar cayendo. Pero, como digo,
eso le puede suceder al Deutsche Bank o a cualquier otro banco. Porque el resto,
salvo muy contadas excepciones, no es tan apreciablemente mejor que él.
En definitiva, la banca es un sector estructuralmente ilíquido y las subidas
de tipos de interés implican elevar el coste de la iliquidez. Por eso, en estos momentos,
la banca europea y estadounidense sufre. Y ese sufrimiento se va a mantener mientras
persistan los tipos de interés altos y crecientes, es decir, mientras persista
el encarecimiento del coste de la iliquidez. Una iliquidez más costosa significa mayores
riesgos para la supervivencia y viabilidad de cualquier banco. De ahí que, muy probablemente,
estos episodios de pánico, de miedo, de incertidumbre sobre la supervivencia de
una u otra entidad financiera se van a seguir reproduciendo en el tiempo. Porque ninguna está
totalmente a salvo en este entorno de altos tipos de interés. Y el miedo sobre cuál puede
ser la siguiente en caer, si es que hay una siguiente en caer, puede prender en cualquier
lado del mercado. El pasado viernes empezó a prender en el Deutsche Bank y habrá que ver si
ese fuego se convierte en incendio.
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