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Buenos días a todos y bienvenidos a esta segunda sesión de la Universidad de Verano.
Mi charla, esta primera charla lleva por título liberalismo blancos, negros y grises, es decir,
voy a tratar en esta breve conferencia de delimitar qué es claramente el liberalismo,
qué no es claramente el liberalismo y qué zonas de grises que no son exactamente temas
liberales, pero que guardan una estrecha relación o que pueden guardar una estrecha
relación con el liberalismo también existen y a lo mejor temas en los que el liberalismo
tiene que extenderse o tiene que plantear por coherencia interna o por estrategia o por
mera aplicabilidad de los principios generales, tiene que plantear una postura.
Entonces, primero, qué es el liberalismo. El liberalismo es una filosofía política
minimalista, es decir, no pretende pontificar sobre todos los aspectos de la vida de una
sociedad, no es una filosofía de la buena vida, no es una filosofía sobre cómo ser
feliz, no es una filosofía sobre cómo realizarte o cómo triunfar vitalmente, es una filosofía
política minimalista que reflexiona y postula principios o reglas muy generales de justicia,
es decir, de los derechos y obligaciones dentro de una comunidad con el propósito de garantizar
o posibilitar la coexistencia pacífica entre los individuos que constituyen, que conforman
esa comunidad a la hora de perseguir sus propios fines.
Esa es la idea general del liberalismo, una filosofía minimalista busca los mínimos
necesarios, los mínimos jurídicos necesarios para que los individuos que conforman una
comunidad puedan desarrollar sus propias agendas vitales, puedan desarrollar sus propios proyectos
vitales existiendo con otros que también quieren desarrollar sus propias agendas vitales
y que pueden o podrían ser incompatibles unas con otras, cómo llegamos a compatibilizar
esos proyectos que a priori podrían ser incompatibles y que por tanto a priori no podemos decantarnos
por ninguno de ellos y hay que permitir o habría que permitir idealmente que ambos
tengan posibilidades de desplegarse.
Entonces, el liberalismo por tanto son principios o reglas o metarreglas sobre cómo debe estructurarse
jurídicamente la sociedad, en este sentido diría que hay tres grupos de reglas dentro
del liberalismo, el primero es sobre el ámbito y las condiciones de aplicación de las propias
reglas, es decir, a quién se le aplican las reglas y cómo se le aplican las reglas, el
primer principio liberal es el individualismo, los individuos son sujetos de derecho, es
decir, el sujeto de derecho al que le vamos a atribuir derechos y que no va a ser por
tanto un objeto de derecho ajeno sino que va a ser el titular de la soberanía jurídica
dentro de una sociedad, es el individuo, no es ni el grupo, no es ni el estado, no es
ni el medio ambiente, el ecosistema, no es ni la raza, es el individuo, el individuo como
ente como sujeto que actúa para perseguir deliberadamente unos fines y por tanto ver,
estamos viendo al individuo como un ser que se va en cierta medida autoconstruyendo a
partir de los proyectos que decide emprender a lo largo de su vida, por tanto primer principio
ya digo, individualismo, soberanía del individuo frente a todas las otras realidades o estructuras
que puedan existir o que podrían ser titulares de esa soberanía, por tanto el foco, el ámbito
de preocupación es la persona. Segunda regla sobre el ámbito y las condiciones
de aplicación, igualdad, fijaos que de momento el liberalismo que es una filosofía que como
veremos defiende y promulga la libertad, en los dos primeros principios todavía no ha
hablado de libertad, ha hablado de individuo e igualdad entre individuos, la igualdad en
qué sentido, igualdad jurídica, algunos hablan de igualdad moral, igualdad jurídica, igualdad
de derechos, todos los individuos poseen los mismos derechos, es decir no estamos desarrollando
una filosofía política sobre los derechos de un grupo humano en particular, sino de
todos los seres humanos en términos exactamente igualitarios y creo que la igualdad es un
valor que como lo veremos se han terminado apropiando otras filosofías políticas que
quieren llevar esa igualdad mucho más allá que la igualdad minimalista que defiende el
liberalismo porque es una filosofía minimalista, mínimamente invasiva que es la igualdad jurídica
y ya digo es un valor absolutamente incardinado en la tradición liberal, por ejemplo Hayek
dice la lucha por la igualdad formal y contrató a discriminación basada en el origen social,
la nacionalidad, la raza, el credo, el sexo, etcétera sigue siendo una de las características
más importantes de la tradición liberal. O Mises, el pensamiento liberal siempre se
ha preocupado por el conjunto de la humanidad y no por sus partes, el liberalismo no se
detiene en grupos limitados, no termina en la frontera de la aldea, de la provincia,
de la nación o del continente, su pensamiento es cosmopolita y ecuménico, toma en consideración
a todos los hombres y al mundo entero, en este sentido el liberalismo es humanismo y
el liberal es un ciudadano del mundo, un cosmopolita. Cosmopolita en el sentido de todas
las personas, independientemente de su origen, raza, sexo, orientación sexual, tienen los
mismos derechos, más allá, por tanto, de fronteras políticas, de fronteras religiosas,
de fronteras culturales. Individualismo y igualdad, sujeto de derecho
individuo, todos los individuos tienen los mismos derechos, pero ¿qué derechos? Este
sería el otro bloque sobre cuáles son los principios básicos del contenido de las reglas
liberales. El primer principio básico, claro, es la libertad. El derecho fundamental de toda
persona es la libertad. Libertad entendida como la capacidad o el derecho a desplegar
tus propios planes de acción. Lo que pasa que, claro, al desplegar tus propios planes
de acción, esos planes de acción pueden colisionar con otros planes de acción. Como
decía, hay planes de acción que pueden ser incompatibles, o un plan de acción puede
requerir la cooperación con otro que, a lo mejor, precisamente porque no quiere cooperar,
vuelve tu plan de acción incompatible si él no coopera, o imposible si él no coopera.
Entonces, ¿cómo se estructura la libertad? Se estructura permitiendo que cada cual despliegue
su plan de acción sin violentar los planes de acción de otros. Precisamente porque todos
los planes de acción merecen a priori una misma consideración jurídica o una misma
protección jurídica, nadie puede pisotear el plan de acción de otro, porque si lo
hiciera estaría imponiendo su plan de acción sobre el del otro y, por tanto, ese otro no
tendría el mismo derecho a la libertad que el primero. Por tanto, para compatibilizar
los planes, al menos desde una perspectiva general, cualquiera puede actuar siempre y
cuando no impida la acción de los demás, siempre y cuando no pisotee la acción de
los demás. Y aquí la idea de coexistencia, de coexistir es clave, es decir, uno puede
decir, tú me pisoteas porque no me haces caso, pero para obligarte, si te obligo a que me
hagas caso, soy yo el que te estoy pisoteando a ti. En cambio, si cada cual desarrollamos
nuestros propios planes sin que ninguno interfiera sobre el del otro, nadie pisotea a nadie. Vivimos
en realidades separadas, si lo queréis, y cada uno en esas realidades separadas es capaz
de desplegar su proyecto. Por tanto, derecho fundamental del liberalismo, la libertad,
la libertad entendida en la tradición no liberal, con matices, claro, pero como un
principio de no agresión. Nadie puede agredir a otro, nadie puede convertir a otro en su
esclavo, en su siervo, nadie puede imponerse sobre el otro a la hora de darle órdenes
y su amenaza de utilizar la violencia en caso de que esas órdenes no sean cumplidas. Sin
embargo, la libertad como principio general, como principio estructurador de la coexistencia
entre las personas, como principio básico para permitir compatibilizar planes de acción
heterogéneos y muchas veces contrapuestos, es insuficiente en un mundo donde los recursos
son limitados y donde por tanto van a surgir conflictos inevitables sobre cómo compatibilizar
esos planes. No es posible en este mundo separar radicalmente a las personas y que cada uno
emprenda un curso de acción en aislado frente a los demás si es que no hay posibilidad
de convivir. Particularmente los conflictos se pueden dar en dos ámbitos. Uno, en el
ámbito de los bienes materiales y otro en el ámbito de las personas o de las acciones
deseadas. Por tanto, necesitamos otras reglas que de alguna manera desarrollen este principio
de libertad pero aplicado sobre objetos externos en los que pueda haber disputas. El primer
principio que permite desarrollar este principio de libertad a la hora de dilucidar los conflictos
o de resolver los conflictos que existen alrededor del mundo material es el principio o el derecho
de propiedad. ¿Qué es el derecho de propiedad? Que cualquier persona puede incorporar cualquier
bien dentro de sus planes de acción siempre que haya adquirido ese bien pacíficamente.
¿Cómo se adquieren los bienes pacíficamente? Si los bienes no son de nadie, es decir, si
los bienes no han estado previamente incorporados en ningún plan de acción y por tanto nadie
los estaba utilizando y por tanto nadie los estaba empleando para satisfacer sus planes
vitales, simplemente apropiándote, sin sustraerse a nadie. Una vez te lo apropias, una vez lo
incorporas a tus planes de acción, una vez ese objeto se vuelve parte indispensable en
tu proyecto vital, cualquiera que esté sustrayéndote ese bien está atentando contra tu plan vital.
En la medida en que nadie tiene derecho a atentar contra los planes vitales de otros, nadie
tiene derecho a imponer su propio plan vital sobre los de otros, la propiedad, el disfrute
del medio pacíficamente adquirido para completar tus proyectos vitales se vuelve parte inseparable
de esa defensa de la libertad personal, pensad que sin propiedad la libertad personal quedaría
tremendamente aguada o tremendamente vaciada. Si todo fuera de todos, por ejemplo, que sería
una posible alternativa, en realidad no existiría libertad, lo que existiría es una licencia
que todos, a lo mejor democráticamente o a través de un líder capaz de movilizar voluntades,
una licencia que el grupo le otorgaría a una persona para que pueda disfrutar o pueda
perseguir algunos fines o no. Imagina que la comida se distribuyera en función de lo
que el grupo quisiera, pues evidentemente el grupo podría decidir matar de hambre a
una persona o imaginemos que el papel o los ordenadores se distribuyeran según lo que
el grupo quisiera. En ese caso, también, ¿cómo podría un individuo tratar de desplegar
su libertad para investigar, para criticar, para desarrollar ideas cuando los medios materiales
que necesitas para realizar cualquiera de esas actividades son propiedad del grupo o caen
bajo el dominio del grupo y, por tanto, el grupo es quien decide qué se hace y qué no
se hace. Por tanto, para que el plan vital de cada persona se pueda desarrollar es necesario
la posibilidad de apropiarse de medios o de aquellos medios que necesita para desarrollar
ese plan vital respetando esa misma capacidad de apropiación de medios de otras personas
a la hora de desplegar sus planes vitales. Y, por supuesto, la otra vía de adquirir
pacíficamente la propiedad es con la transmisión, es decir, si yo soy propietario y te regalo
o te vendo, te entrego mi propiedad, tú debienes propietario en la medida en que yo soberanamente
sobre mi propiedad te he decidido en renunciar a ese derecho.
Por tanto, la propiedad es la forma de solventar las disputas en torno a la realidad material
que nos envuelve, aquel que se haya apropiado primero de esa realidad material sin haber
conculcado los derechos de los demás, sin haberles agredidos, sin haberles aniquilados,
sin haberles explotados, sin haberles excluido violentamente del proceso de adquisición,
de bienes dueño, de bienes soberanos de ese objeto y, por tanto, puede utilizarlo como
le plazca, salvo, evidentemente, para agredir a otras personas o para pisotear los planes
vitales de otras personas.
El segundo principio sobre cómo regular la convivencia dentro de una sociedad es a
través de los contratos, de la autonomía contractual.
La libertad, por tanto, también comprende el derecho a obligarse en favor de terceros.
Un contrato al final es renunciar a parte de mis derechos, el derecho a que no pisotees
o a que no interfieras en mi plan de acción, renuncio parcialmente a que tú puedas interferir
en mi plan de acción, normalmente a cambio de algo, normalmente a cambio de que tú también
renuncies a que yo pueda interferir en tu plan de acción.
Los contratos son instrumentos para formalizar acuerdos sobre hacer, no hacer o dar cosas.
Tú puedes comprometerte a transferir propiedad a través de un contrato, puedes comprometerte
a desarrollar una determinada prestación en favor de un tercero en un contrato o puedes
comprometerte a no desarrollar una prestación en perjuicio de un tercero en un contrato.
Todo eso se puede formalizar por escrito y puede haber, en ese sentido, un intercambio
de derechos y obligaciones, por tanto, los derechos y obligaciones inerentes a la libertad
individual o a la propiedad son modulables, son modificables, son matizables a través
de los contratos y ¿por qué podemos querer modular matizar esos derechos?
¿Por qué podemos llegar a acuerdos mutuamente beneficiosos?
Yo renuncio a mi propiedad sobre este coche a cambio de que tú renuncies a tu propiedad
sobre esta motocicleta, intercambiando a través de este instrumento ambos bienes o yo renuncio
a mi propiedad sobre mi coche a cambio de que tú te obligues a, no sé, prestarme este
servicio a lo largo del próximo año, con lo cual tú adquieres la obligación de prestar
ese servicio y eso significa que tu plan de acción deja de ser enteramente soberano,
que dentro de tu plan de acción ya es de incorporar la carga de tener que realizar una prestación
en favor de un tercero, carga que sin embargo has asumido voluntariamente haciendo uso de
esa libertad individual también para obligarte.
Por tanto, si la propiedad permite regular los conflictos sobre los bienes materiales,
los contratos permiten regular los conflictos sobre las acciones, sobre las interacciones
entre las personas, si yo quiero que tú hagas algo, porque lo necesito, negociamos en qué
condiciones tú estás dispuesto a hacer ese algo, porque si yo te impongo que tú hagas
ese algo en favor de mí, sin que tú estés de acuerdo, evidentemente, si estoy pisoteando
tu plan de acción.
Entonces, en la medida en que las personas sí quieren interactuar, sí quieren cooperar,
el instrumento adecuado para dar cierta certidumbre, cierta seguridad, cierta previsibilidad
y por tanto viabilizar esa cooperación en condiciones de seguridad jurídica es el
contrato.
El contrato, por cierto, tradicionalmente era considerado la ex privata, es decir, ley
privada entre las partes, aquello que dos partes aceptaban se convertía en ley entre
ellos, no una ley general y universal, pero sí una ley entre esas dos partes.
Y la cuarta norma sobre el contenido sustantivo de los derechos y obligaciones liberales
es un principio, una norma que no siempre se expone, no siempre se pone de manifiesto
y que también es muy importante, porque si no, las otras tres pierden gran parte de
su sentido, que es la reparación, quien violen los derechos ajenos debe reparar el daño
causado a la víctima.
Si no hubiese derecho a la reparación, los derechos estarían vaciados de contenido,
si decimos tú tienes derecho a la libertad, a la propiedad y a los contratos y qué pasa
si yo me cargo esos derechos, no pasa nada, pues básicamente es una declaración de intenciones,
pero sin ninguna repercusión jurídica.
El derecho a la reparación lo que fuerza es que aquel que ve sus derechos limitados
o conculcados por un tercero adquiera un derecho contra el conculcador, contra el criminal
en un sentido más amplio, entonces la forma más básica de reparación, que sería la
idea ideal, pero que no siempre es posible es la restitución, es decir, si tú me ha
robado un televisor, tengo derecho a que tú me devuelvas ese televisor, al menos tengo
derecho a que tú me devuelvas ese televisor, es decir, a que restituyas la situación previa
a la conculcación de los derechos, como si esa conculcación jamás hubiera sucedido
y por tanto como si el plan de acción de nadie jamás hubiese visto pisoteado, sin embargo
como digo esto no siempre es posible, en esencia porque además modificar una situación presente
aunque la restituyas en el futuro nunca es igual a la situación que hubiese existido
en caso de que no hubiese producido esa conculcación, entonces la forma complementaria o alternativa
de reparar el daño causado es a través de la compensación, es decir, tratar de buscar
un sustituto muy cercano en términos de valor, es decir, en términos de encaje en el plan
de la persona que reemplace aquel perjuicio, aquella conculcación de los derechos que
le ha sido generado, de tal manera que esa persona recupere o mejore su situación inicial
previa a la conculcación de sus derechos. Como digo, la reparación del daño causado
es fundamental para un liberal y además permite analizar muchas de las instituciones que tenemos
hoy con una óptica crítica. Si partimos de que los derechos que existen hoy son los derechos
correctos sin plantearnos cuál ha sido el origen de esos derechos, podemos consolidar
injusticias pasadas. Por ejemplo, derechos de propiedad que hayan surgido del expolio
de terceros. Claro, el liberalismo defiende el derecho de propiedad, pero no defiende
el derecho de propiedad surgido violentamente, con lo cual la reparación lo que permite
es dar una solución a ese problema, el propietario que no haya adquirido su propiedad pacíficamente,
sobre todo, ahí ya podríamos entrar en la prescripción de los delitos, pero sobre
todo si esa propiedad ha sido adquirida violentamente de mala fe, porque no puede adquirir una propiedad
robada sin ser consciente de que es robada y por tanto esa persona si durante mucho tiempo
disfruta públicamente de esa propiedad sin ser consciente de que es robada, existen en
derecho la institución de la usucapión, es decir, que viene propietario de esa propiedad
simplemente porque nadie ha cuestionado su dominio durante un periodo prolongado de
tiempo y no hubo mala fe en su adquisición original. Otra cosa es que si compró esa propiedad
del dinero que pago al ladrón, evidentemente ese dinero sí debería ser perseguible precisamente
para compensar a la víctima que fue la atracada en esa transferencia de propiedad.
Por tanto, libertad, propiedad, autonomía contractual y reparación del daño causado,
es el núcleo duro de los derechos sustantivos del liberalismo. Con ese núcleo duro prácticamente
todas las controversias generales, luego cuando se desciende a controversias específicas
ya hay que especificar mucho más, pero casi todas las controversias generales pueden
ser solventables. Y luego diría que hay tres reglas más que en realidad son implicaciones
institucionales sociopolítico-económicas del liberalismo que derivan de estos principios
de estas reglas anteriores. La primera implicación sobre la sociedad civil es que el liberalismo
se basa en la asociación voluntaria, es decir, los individuos tienen derechos a asociarse
y o desasociarse de otras personas. Como hemos visto, la autonomía contractual es
el núcleo duro de las reglas liberales. Lo que pasa es que los contratos normalmente
son contratos entre dos partes bilaterales, no tiene por qué ser así, pero suele ser
así, y muchas veces es para cooperaciones esporádicas, para cooperaciones no recurrentes
en el tiempo, de nuevo no tiene por qué ser así, puede haber contrato que es un ministro
de largo plazo, pero en general son contratos efímeros. En cambio, si queremos de alguna
manera regular la estructura de la convivencia diaria entre un grupo muy amplio y de personas
ahí es cuando adquiere sentido la libertad de asociación. Es decir, yo me asocio contigo,
firmamos un contrato multilateral al que llamamos estatutos o constitución y esos estatutos
asociativos son los que resuelven o estructuran cómo se resuelven problemáticas de la interacción
diaria en zonas que son comunes, efectos que necesariamente se desprenden de las acciones
de unos y que afectan a otros por una vía indirecta, lo que podrían ser externalidades.
Especificamos mucho más cómo se desciende desde esos principios generales del liberalismo
a la realidad, como decía, del día a día y que hasta dónde llega la propiedad, cómo
se transfiere concretamente la propiedad, cuáles son las características formales que
debe tener un contrato para que todos reconozcamos que es un contrato y no un mero desideratum
o una mera promesa sin voluntad de obligarse. Todo eso es lo que, al final, se genera a
través de la asociación o desasociación voluntaria porque la otra parte de la desasociación
es justamente que nadie está obligado, sobre todo si no ha prestado su consentimiento expreso
original, nadie está obligado a vivir dentro de una asociación o de una comunidad amplia,
como decía, donde él no ha prestado ese consentimiento y, por tanto, donde se le están imponiendo
unas reglas que él jamás ha consentido, sobre las que jamás ha consentido, y que desbordan
con mucho esa ética minimalista del liberalismo. Por tanto, posibilidad de entrar en asociaciones
y de salir de asociaciones. Si no existe posibilidad de salir de ciertas asociaciones en las que
uno no ha entrado voluntariamente y aceptando ciertas reglas, incluso diría yo, aunque
esto da para debate, incluso si las has aceptado sin cláusula de salida, de negar la cláusula
de salida bajo cualquier concepto, te termina convirtiendo en una especie de siervo o esclavo
que en cierto modo atenta contra los principios nucleares del liberalismo, pues imposibilitar
la salida, imposibilitar la separación, la excesión, en última instancia te convierte
en reen de un grupo y de un conjunto normativo que tú no has aceptado.
Bienesera el corolario para la implicación para la sociedad civil, asociación y desasociación.
La implicación para el mercado sería el libre comercio. Los individuos tienen derecho a
cooperar y competir con otros individuos a la hora de producir y distribuir bienes.
El modelo económico del liberalismo es el libre mercado, la concurrencia para la competencia.
Básicamente cualquiera puede dedicarse a cualquier profesión, no hay impedimentos legales o
gremiales que impidan, que prohíban que tú produzcas un determinado vino o servicio,
las condiciones en las que produces esos bienes o servicios están caracterizados por el derecho
de autoorganización empresarial, es decir, dentro del proyecto del vehículo que tú
generes para producir bienes y servicios, normalmente llamado empresa, tienes la capacidad
de asociarte contractualmente con otros y los términos de esa cooperación dentro de la
empresa son liberrimamente determinados por esos acuerdos entre las partes y por tanto
la empresa puede adoptar cualquier forma que sea el resultado del mutuacuerdo de entre
los partícipes. Libertad portando también de competencia,
si hay libertad de entrada y libertad de autoorganización empresarial, cualquiera puede competir con
cualquier otro, si tu proyecto empresarial creo que no es bueno y que yo lo puedo hacer
mejor para terceros, tengo el derecho al menos de intentar disputarte tu posición en el
mercado creando otra empresa, otro vehículo empresarial y ofreciendo bienes que considero
que son mejores a los tuyos, también libertad de difusión de ideas, la publicidad al final
no es más que una forma de comunicarte o de informar a tus potenciales contrapartes,
a tus potenciales clientes, a tus potenciales factores complementarios de las bondades
de cooperar contigo y por tanto toda limitación a esa libertad de difusión de ideas, al margen
de que pudiéramos considerarlo una limitación de la libertad de expresión, es también
un atentado contra ese libre mercado que se deriva del derecho de propiedad, del derecho
de contratos del derecho de asociación en el ámbito estrictamente económico o productivista
de la sociedad y por último el corolario político, la implicación política del liberalismo
sería el gobierno limitado. ¿Qué es el gobierno limitado? La idea de que el estado debe limitarse
a respetar los derechos de los individuos, la función del estado no va más allá que
respetar los derechos de los individuos, el estado no es soberano, no es fuente de derechos,
no es fuente por tanto del derecho a mandar, a gobernar, a obligar unilateralmente a terceros,
sino que es un sujeto de derecho más sin ningún tipo de privilegio jurídico frente
a los demás, pero especializado funcionalmente en hacer respetar esos derechos. Tiene el
cometido especial, quizá monopolísticamente especial, de garantizar o tratar de garantizar
que los derechos que conforman el núcleo del liberalismo son respetados dentro de una
determinada comunidad. Ese respeto a los derechos del individuo, idealmente, si se pudiera, debería
llegar hasta el punto de la libre asociación política con el estado. Es decir, si un determinado
garante de los derechos individuales no es de mi agrado, precisamente por la libertad
de asociación que caracterizan los individuos, debería poder separarse de ese estado y constituir
otro tipo de asociaciones políticas de corte voluntarista que sean las que garanticen
esos derechos. No está claro que ese modelo sea socialmente
viable, quizá lo sea. No entro a ese debate. Si fuera posible, si fuera viable, si fuera
relativamente estable esa posibilidad de desasociarse del estado y reasociarse con
otros estados, lo que podríamos llamar anarcocapitalismo, el liberalismo estaría claramente
abocado a ser anarcocapitalista, porque el grado más elevado de respeto a los derechos
de las personas, siendo socialmente viable, sería justamente reconocer ese derecho de
separación política del estado. Pero, como digo, no está claro que esto sea viable.
Y si no es viable, reivindicar un derecho que lo único que hace es conculcar la infraestructura
que permite garantizar esos derechos, al final es hacerte el Araquiri desde un punto
de vista intelectual, filosófico y político. Pero, como digo, esto es un debate en parte
científico sobre cuáles son las funciones imprescindibles del estado, si es que hay
alguna función imprescindible del estado. En todo caso, si el estado es imprescindible,
lo que está claro es que necesitamos pesos y contrapesos formales que limiten el poder
del estado, que lo mantenga maniatado, y esos pesos y contrapesos, no solo me refiero
a diseños institucionales o intrainstitucionales del estado que limiten su poder, sino también
pesos y contrapesos externos al estado que limiten su poder. Por ejemplo, una sociedad
civil movilizada contra la expansión del poder político, por ejemplo, organizaciones
ya sean iglesias, universidades, asociaciones civiles, ONGs, que planten cara a la expansión
del poder del estado más allá del que estaría estrictamente justificado como garante de
los derechos. Y, a su vez, y esto es importante creo remarcarlo, precisamente porque el estado
no es soberano, la democracia tampoco es soberana sobre el individuo, es decir, el liberalismo
parte de la defensa del derecho del individuo, no del derecho del grupo a gobernar al individuo,
ni siquiera cuando ese grupo se organiza asambleariamente, siempre y cuando claro el individuo no se haya
adherido voluntariamente a esa asamblea. Si el estado, como decía antes, puede que sea
inevitable y que, por tanto, en cierto modo, estemos adheridos forzosamente a una determinada
organización política, lo que desde luego hay que garantizar es que esa organización
política de la que no podemos desvincularnos políticamente, no invade ámbitos de nuestra
vida que no sean absolutamente imprescindibles que invadas, es decir, el estado precisamente
porque no me puedo desvincular de él, no puede ponerse a regular cuestiones que atentan
directamente contra los planes de la vida de las personas cuando no ha habido delegación
expresa de cada individuo de que esas cuestiones sean reguladas por ese estado. Puedes ser
imposible, insisto, delegar cualquier cuestión, pero todo aquello que sea posible que no
se delegue no son competencias de las que el estado se puede apropiar, porque eso sería
exactamente pisotear los planes vitales de las personas, aún cuando se haga en nombre
de la mayoría, eso es simplemente otorgarle al grupo un derecho de soberanía frente al
individuo. Y a su vez, el estado también debe limitarse no solo internamente, es decir,
dentro de su comunidad, sino también externamente, es decir, no debe ser imperialista a la hora
de invadir, conquistar, someter, sojudgar a otros individuos. Bien, esto es el blanco,
voy a ir rápido porque ya no queda mucho tiempo. ¿Qué es el negro? Movimientos corrientes
ideologías que claramente no son liberales, es decir, que no tienen ningún encaje dentro
del liberalismo. Socialismo o comunismo, es decir, la idea de que hay que socializar
como comunitarizar los medios de producción para eliminar todas las relaciones de poder
económico y, por tanto, distribuir igualitariamente ese poder. Claramente el socialismo o comunismo
atenta contra la libertad de las personas a desarrollar su proyecto vital adquiriendo
propiedad privada. Si la propiedad privada de los medios de producción no está garantizada,
una persona no puede, por ejemplo, realizarse vitalmente promoviendo un proyecto empresarial.
Proyecto empresarial es un proyecto tan legítimo como puede ser un proyecto intelectual. De
hecho, en cierta medida, es un proyecto intelectual canalizado a la vía productiva. Social
democracia es la idea de la igualdad de oportunidades a través de la redistribución forzosa de
la renta desde unos ciudadanos supuestamente más favorecidos a otros más desfavorecidos.
Se trata de una especie de solidaridad forzosa justificada por la pertenencia de una determinada
comunidad, pero en la medida en que la pertenencia de esa comunidad no haya sido voluntariamente
decidida, esa redistribución forzosa de la renta claramente atenta contra los proyectos
vitales, contra los objetivos vitales de unas personas que no necesariamente tienen
porque querer ser solidarias con otras. Puede ser bueno, positivo, que lo sean, pero recordemos
el liberalismo no es esa filosofía sobre qué constituye una buena persona, sino cómo
minimizamos o cómo permitimos compatibilizar los proyectos de vía de las personas sin
privilegiada a ningún proyecto de vida en particular. Si unas personas son parasitadas
por otras, evidentemente nos está garantizando esa igualdad moral de los proyectos vitales.
El fascismo, ¿qué es el fascismo? Pues la idealización del Estado como expresión
histórica más avanzada de un determinado grupo nacional. Por ejemplo, ¿cómo definía
Mussolini y el fascismo? Pues el fundamento de la doctrina fascista es la concepción
del Estado, de su esencia, de sus cometidos, de sus finalidades. Para el fascismo el Estado
es un absoluto ante el cual los individuos y grupos son relativos, individuos y grupos
son concebibles en cuanto estén en el Estado. Por tanto, claramente, el fascismo es la ideología
que confiere soberanía moral absoluta al Estado y, por tanto, es algo absolutamente contrario
al liberalismo porque atenta contra el principio fundamental que es la soberanía individual
y, desde luego, la libertad del individuo frente a ese absolutismo estatal.
Y por último, también el conservadurismo. El conservadurismo es la idea de respetar
la tradición o la civilización, es decir, las normas heredadas. Ahora debatiré en breve
en qué medida el liberalismo se pueda compatibilizar con el conservadurismo, pero desde luego
el liberalismo y conservadurismo son ideologías distintas porque, en ocasiones, la tradición,
las normas recibidas entran en conflicto con la libertad individual. Y cuando entran en
conflicto, ahí se observa si uno es liberal o uno es conservador, si cuando una norma
recibida atenta contra la libertad individual, defendemos que prevalezca la tradición frente
a la libertad individual, claramente estamos ante un conservador. Si, frente a la tradición,
se reivindica la libertad individual, estamos ante un liberal, ¿bien?
Ahora, esto es liberalismo, esto no es liberalismo, pero ¿qué puede haber entre medio que no
está claro si es liberalismo o si los liberales tienen que implicarse o no? Es decir, los
grises. El liberalismo, como podéis ver, contiene
un proyecto específico de sociedad, es decir, cualquier proyecto individual o socialmente
emergente que surja dentro del marco institucional jurídico que previamente he perfilado, es
a priori compatible con el liberalismo. Ahora bien, ¿puede el liberalismo desligarse totalmente
de ciertas realidades sociales o culturales que inevitablemente matizan, cualifican o
modifican o especifican sus posicionamientos en un contexto determinado?
Hay un debate en el liberalismo estadounidense que es entre el liberalismo robusto y el liberalismo
enclenque. El liberalismo robusto es aquel que no solo se queda o no solo se conforma
con esta filosofía política minimalista, sino que trata de ver cuáles son sus implicaciones
en otros ámbitos donde aparentemente no debería tenerlas. El liberalismo enclenque en cambio
es aquel que dice no, no, yo me quedo únicamente con ese marco minimalista y cualquier cosa
es compatible con ello. Aquí es donde entra, por ejemplo, la idea de un liberalismo de
izquierdas o del liberalismo de la alt-right, si es que eso es compatible, que en mi opinión
no, pero bueno, o de un liberalismo progresista frente a un liberalismo conservador. Es decir,
compatibilizar el liberalismo con otros marcos culturales que en cierta medida informen
cómo se desarrollan sus principios. Y en cierto modo yo creo que una visión del liberalismo
robusto sí es necesaria y sí es inevitable, al menos en tres ejes. El primero es la hora
de aplicar los principios liberales que he pergeñado previamente. Necesitamos un marco
social o cultural donde especificuemos esos principios. Por ejemplo, algunas preguntas
que no tienen una respuesta inmediata a través de la mera aplicación estricta de los principios
anteriores si no complementamos con otras ideas, no esencialmente liberales, pero que
necesita el liberalismo para tener un posicionamiento. ¿Cuál es la unidad que constituye al individuo
y por tanto al sujeto de derecho? ¿Los animales son sujetos de derecho o no son sujetos de
derecho o solo son las personas? Bueno, aquí tenemos que debatir si los animales son sujetos
de derecho o son las personas y si los animales no lo son habrá que establecer diferencias
cualitativas que incluso van más allá de la filosofía política liberal de por qué
los animales no y las personas sí. Luego, ¿qué es un ser humano? Durante muchos años
se decía que los negros no eran seres humanos. Por tanto, el racismo como una ideología
que en principio hay algunos que dicen, un liberal puede ser racista. Bueno, claro, un
liberal puede ser racista atentando contra la igualdad del ser humano porque estás
descualificando como sujetos de derecho a una parte del género humano y por tanto está
renunciando a esa igualdad jurídica. Por ejemplo, también el feminismo. Si consideramos
que las mujeres son menos seres humanos, no tienen alma o son sujetos subordinados al
ser humano, entonces el liberalismo claramente ha de tener una posición ahí, no puede decir
no, igualdad de los seres humanos, pero ¿qué entendemos por ser humanos? ¿Están las mujeres
incluidas? Bueno, claramente mi opinión sí, pero podría haber gente que dijera no y si
es que no, ¿qué tienen que decir los liberales al respecto? ¿Se tienen que quedar callados
o tienen que refutar esos planteamientos machistas o racistas? Claramente creo que sí.
Cuando un ser humano viene sujeto pleno de derecho, porque los derechos pueden existir
pero pueden estar graduados. ¿El nastiturus es sujeto de derecho o no? O sea, el aborto
es un asesinato del nastiturus o no lo es, pues eso depende de qué concepción tengamos,
no sólo ya de ser humano, sino también de sujeto de derecho de cuando empiezan plenamente
esos derechos. ¿Cuáles son los límites y las competencias de la patria potestat? Vale,
es verdad, el niño queda subordinado a la tutela del padre, pero ¿qué puede hacer
el padre en el ejercido de su tutela? ¿Puede maltratar al menor? ¿Puede esclavizar al
menor? ¿Cuál es el contenido, ya que los derechos son modulables normalmente con la
responsabilidad y con la edad? ¿Cuál es el contenido de las potestades de la tutela
paterna? ¿Y luego qué pasa con la libertad de asociación tácita? Un poco lo que comentaba
antes Paco, de que puede haber instituciones como el sistema de castas, donde aparentemente
todo el mundo las acepta por defecto, pero ¿realmente ha habido ahí una aceptación?
Vamos a considerar que las castas son instituciones sociales voluntarias, o realmente son fruto
de una opresión, de una coacción previa que no estamos detectando y por tanto no hay
ahí un verdadero respeto a la libertad individual de cada cual, sino una forma de someter a
las personas a través de determinadas estructuras aparentemente de aceptación voluntaria.
Luego, segundo, ámbito de grises, el liberalismo también ha de ser coherente con sus propios
principios, es decir, ¿por qué somos liberales? ¿Somos liberales porque hemos caído aquí?
O porque consideramos que hay algo verdaderamente valioso dentro de los objetivos del liberalismo.
¿Y qué es eso algo meramente valioso? Algunos liberales dicen minimizar la violencia, pero
minimizar la violencia, per se, no creo que sea el objetivo realmente de ningún liberal.
En Corea del Norte, por ejemplo, la violencia al menos en términos sociales está absolutamente
minimizada, podemos decir que hay una violencia institucionalizada muy fuerte, por supuesto,
pero a cambio de que la sociedad esté más o menos pacificada. Después de matanzas generalizadas
también hay una minimización de la violencia, en la medida en que prácticamente no queda
nadie vivo. Entonces, vamos, la idea de la paz de los cementerios. Los cementerios es
el sitio más pacífico que existe, pero evidentemente no es el ideal de una sociedad civil vibrante.
Entonces, creo que el objetivo no es solo minimizar la violencia, sino minimizarla en
el ejercicio individual de la búsqueda de tus propios proyectos vitales, es decir, como
decía, compatibilizar los proyectos vitales con los proyectos vitales de otros individuos.
Ahora bien, ¿cómo esto se compatibiliza con la existencia de estructuras sociales que,
aún cuando sean fruto de la espontaneidad, puedan ser opresivas? Ya no estoy diciendo
incluso que hayan surgido coactivamente y que, por tanto, sean estructuras opresivas
en origen, sino, aún cuando hayan surgido voluntariamente, ¿hasta qué punto se puede
defender su persistencia cuando atentan contra esa autonomía individual para buscar tus
propios proyectos? Por ejemplo, la idea del patriarcado, es decir, la opresión cultural
de la mujer y su reclusión doméstica, la liberación sexual, es decir, la opresión
de otras formas de liberación sexual o de expresión de preferencias sexuales que puedan
ser socialmente marginadas. Nadie coacciona realmente a nadie, pero hay una presión social
muy fuerte que, la cuestión es, el liberalismo debe tratar de combatir, corregir eso, es
decir, promover una tolerancia bien entendida o como es fruto de la espontaneidad ya da
igual. Si nos preocupan tanto la autodeterminación individual, ¿en qué sentido podemos despreocuparnos
de estructuras que machacan esa autodeterminación individual, aunque sea de manera no violenta?
La marginación étnica, las sectas, que también pueden ser de inclusión individual, pero
evidentemente destrozan la posibilidad de perseguir sus propios proyectos vitales o
las castas. Y por último, ya termino también este debate
es importante desde lo estratégico. Es decir, una sociedad libre no se mantiene, no se
perpetúa en un éter institucional, es decir, hay entornos institucionales que son más
proclives a que perdure una civilización, digamos, defensora de las libertades y otras
que destruyen ese marco institucional. Por ejemplo, que promueven guerras civiles, matanzas
mutuas o simplemente el surgimiento de un estado opresor. ¿Debe el liberalismo tratar
de promover o defender esas instituciones? Es decir, ¿cómo el liberalismo se compatibiliza
con un orden liberal frente a un caos disolvente? Pues bueno, ¿qué tiene que decir el liberalismo,
por ejemplo, en el debate, con su mismo voraz o sociedad de propietarios? Es decir, el liberalismo
tiene que promover la frugalidad, la austeridad, el ahorro como base de la sociedad o da igual
el cortoplacismo excesivo de las personas aún cuando consuman toda su propiedad simplemente
por ser una expresión de su libre elección. Cuando digo promover, no digo coactivamente,
sino culturalmente, divulgativamente, etcétera. ¿Debe defender una sociedad del salvese
quien pueda? Es decir, bueno, quien se muera en la calle da igual porque al final no ha
habido coacción implicada. ¿O debe promover redes sociales de ayuda mutua para tratar
de dar a cómodas esas personas y que esas personas no se conviertan en elementos desestabilizadores
de la sociedad liberal? ¿Debe defender la familia tradicional como único modelo en el
que la sociedad pueda desarrollarse? ¿O debe abrazar modelos de familias diversas, modernas
y adaptadas a los nuevos entornos tecnológicos y culturales en los que vivimos? ¿Debe defender
sociedades culturalmente homogéneas? Es decir, una especie de nacionalidades cerradas o sociedades
abiertas y culturalmente heterogéneas, es decir, no el nacionalismo, sino el internacionalismo.
¿Debe defender el desarme voluntario de la sociedad? Es decir, que la gente no tenga
armas como prevención a que puedan estallar conflictos o todo lo contrario, sociedades
muy armadas donde también puede haber conatos destallidos violencias. ¿Debe tolerar las
ideologías que aún sin cuestionar la igualdad jurídica de las personas en última instancia
terminan minando esa igualdad moral de las personas como el racismo, el machismo o también
el embriismo? Es decir, que si bien no disputan que todos los sujetos sean sujetos de derecho,
al final si empiezan a establecer verdaderamente diferencias morales entre las personas, en
última instancia llegarás a una situación donde se plantearán que esas personas deben
tener derechos distintos o debe atacar intelectualmente tales ideas. ¿Debe ser indiferente, por ejemplo,
ante la religión, como algunos dirán, como una suerte de supersticiones que alienan en
gran medida la autonomía individual y debe, por tanto, promover un ateísmo científico,
militante, honesto intelectualmente o, en cambio, debe abrazar la tradición como una institución
estructuradora de la sociedad y cohesionadora de la sociedad? O, por último, ¿debe estratégicamente
evitar meterse en estos debates, que son debates espinosos, que no están directamente relacionados
con el núcleo liberal, porque son debates que dividen y que, por tanto, que nos alejan
de una cierta unión a la hora de dar la batalla política y de las ideas? O, en cambio, estos
son debates en los que sí que hay que entrar, porque el liberalismo coherentemente aplicado,
persistentemente aplicado y específicamente aplicado no puede prescindir de tener una
opinión sobre todas estas cuestiones. Muchas gracias.
Antes de daros la palabra, yo tenía una pregunta y es... Jo, que no he preguntado hasta ahora.
Si te parece problemática la definición de libertad como ausencia de coacción, sobre
todo en el sentido en cómo se define la coacción, como amenaza con el uso de la violencia o como
uso de la violencia, y concretamente, te quería poner un caso, y es si yo te niego el acceso
a una información que es ya no tremendamente importante, sino fundamental para que tú tomes
una decisión, ya no coactivamente, sino simplemente, o sea, intencionalmente, yo te niego ese
acceso a esa información y tú no eres... No sé, no sabes que tienes derecho a ser libre
o que tienes derecho a decidir si te quieres cazar o no, o que tienes derecho a millones
de cosas. Eso entra en... Eso tiene que entrar en una definición de coacción. Tenemos que
luchar con este contraste tipo de coacción o no.
Por lo que decía, en la medida en que el liberalismo sea una ética o una filosofía política minimalista,
también las definiciones de coacción deberían estar lo más acotadas posibles. Quiero decir,
no podría decir, si yo sé que mi casa se va a revalorizar y no te lo digo, y te la compro,
te estoy coaccionando porque esa es una información vital para que tú tomes una decisión, pero
evidentemente, hacer pública esa información que me he trabajado yo, que es privativa
mía, pues sería una coacción del proyecto que yo intento hacer con tu vivienda, pactando
pacíficamente comprarla. Yo creo que esa es justamente el tipo de grises en los que
caería una especie de activismo social-liberal de, si realmente nos preocupa la libertad
social, como podemos quedarnos diciendo en general que los hombres son libres y luego
no informar, por ejemplo, de que los hombres son libres o de cómo pueden proteger, preservar
su libertad, para, haciendo uso de la libertad, vivir una vida mejor, sobre todo en determinados
contextos sociales o culturales, donde esa libertad puede ser formalmente respetada,
pero en la práctica conculcada. Con lo cual, en la escala de grises, como decía, creo
que es donde cabe el asociacionismo civil para transmitir ideas que, si bien no afectan
al núcleo estructural de las leyes o de las normas de una comunidad política, si es muy
positivo tanto a la hora de perfilar la aplicación de esos principios, a la hora de ser coherente
con los objetivos últimos de los liberales, que es, si lo queréis, la libertad individual
o la liberación de cada persona a la hora de perseguir sus proyectos vitales, y de tratar
de preservar el orden social-liberal, donde si es importante, ya digo, sin instrumentar
la coacción, sin incluso modificar los términos en los que entendemos la coacción, tratar
de influir en esas cuestiones, porque ya digo, son esenciales para la coherencia de todo
el proyecto.
–Te parece que los liberales tienen que actuar siempre de forma ortodoxa con respecto
a la no-regulación de los mercados, o hay momentos en los que sí. Digo en particular
una charla que tuvo Elon Musk con Joe Rogan hace unas semanas, el cual le hablaba de forma
alarmista respecto a la inteligencia artificial y que en algún momento iba a llegar a ser
incontrolable, puede ser humano, y por lo tanto debería que regularla para proteger
al ser humano en general.
–Sí, bueno, a ver, hay situaciones que podríamos llamar situaciones catastróficas
donde quizás los principios de filosofía política concebidos para minimizar la violencia
en un orden medianamente estable quizá no aplican. Ahí, claramente, lo que se reivindica
es el famoso principio de precaución, es decir, si yo creo que algo puede generar un daño
muy, muy, muy grande, voy a tratar de evitarlo. O sea, que el principio de precaución aplicado
de manera ilimitada es un principio de paralización absoluta de las acciones de otros, incluso
de podría ser un principio de censura absoluta. Es decir, como se pueden llegar a extender
las ideas comunistas, voy a impedir que exista un tal señor Carlos Marx, por ejemplo, que
a lo mejor no ha causado mucho más daño del que probablemente a causar la inteligencia
artificial.
Entonces, tenemos que, por principio de precaución, prohibir eso. Pues, hombre, cuando tú te
sientes fuertemente amenazado por algo, hay una amenaza potencial de coacción muy fuerte,
ahí en la definición de coacción sí que entra la amenaza de coacción y, por tanto,
la legítima defensa. Imagínate un señor que sepas que está medianamente desequilibrado
y que va con pistolas por la calle. Ahí sí que no hace falta que ese señor se ponga
a disparar y matar gente para tratar de detenerlo y de impedirle que cometa tales ataques.
Pues, si hay una amenaza de coacción muy evidente y muy directa, si entra en la legítima
defensa, o creo que entra en la legítima defensa, es lo que podríamos discutir en el gris y
en la aplicabilidad del principio de libertad, si entra a detenerle. Pero, claro, si eso
lo extendemos muy laxamente, pues al final te cargas la libertad.
Mi pregunta es, ¿cómo un liberal puede ayudar a resolver externalidades negativas? Por
ejemplo, un caso concreto en Guatemala, que es de donde yo vengo, donde hay serios problemas
entre comunidades indígenas y empresas mineras, ya que el gran problema, bueno, básicamente
podrían ser dos. Uno es que la población indígena dice que es su territorio, por cuestiones
históricas. Y segundo, ¿por qué, debido a la estructura productiva, supongo, la operación
de las mineras provoca temblores y daños ambientales e incluso a la salud de las personas? Y este
es un problema en Guatemala que lleva años y parece que no tiene una solución en el
corto plazo. Entonces, ¿cómo uno puede entrar a mediar en ese tipo de… O sea, bueno, yo
no veo un conflicto tan difícil. Ahí hay, por un lado, un conflicto de intereses económicos
de las empresas mineras, las cuestiones de esos intereses económicos, qué origen legítimo
tienen. Es verdad que los poblados indígenas pues probablemente hayan ocupado sus territorios
y quizá no los han ocupado plenamente, porque también la propiedad es relativamente divisible
si tú a lo mejor necesitas un territorio para adorar a tus dioses, por ejemplo, pero no
te preocupa el subsuelo en qué sentido te has apropiado del subsuelo cuando no lo has
incorporado realmente a tus planes de acción. Pero si ya no es solo que se apropien del
subsuelo, sino que además generan externalidades visibles sobre aquellas partes del territorio
de las que ciertamente se han ocupado, ahí hay una agresión clara de esos intereses económicos
de las compañías mineras sobre los poblados indígenas. Soluciones, pues parece que las
soluciones que mejor funcionan de nuevo es respetar los principios liberales. Si los poblados
indígenas son copropietarios de esos territorios, reconozcámosles el derecho de copropiar sobre
esos territorios y luego ya las empresas mineras se encargarán de negociar con ellos
los términos de apropiación o de aprovechamiento de esos territorios, porque les tendrán
que pagar un dineral, si quieren explotarles un cano, no lo que sea, o directamente comprarles
el territorio, pueden vender una parte, no otra, pueden exigir que exploten las minas,
pero sin generar daños en el territorio que, por ejemplo, ellos sigan ocupando. Pero claro,
¿dónde está el derecho original? Pues parece que en los poblados indígenas, no en las compañías
mineras que han llegado donde antes ya había alguien que estaba utilizando unos determinados
territorios. Y eso normalmente además se hace con la connivencia del Estado para conculcar
los derechos de propiedad preexistentes. Y el Estado ahí, en todo caso, insisto, lo
que debería hacer es reconocer, quizá registralmente, esos derechos de propiedad o de copropiedad,
pero nada más. Pues muchas gracias por la charla.
Yo quería preguntarle, si partimos de una situación, digamos, negra, poniendo al liberalismo
como punto blanco, ¿ve usted asumible renunciar a ciertos principios o a ciertos matices
con tal de pasar a un gris que si no es el blanco que nosotros se haríamos si se acerca
más a ese blanco, pero a usted de renunciar, digamos, a esa coherencia total o a esa ponencia
totalmente ideológica? Bueno, eso ya sería una estrategia política. Yo creo que una
cosa es el horizonte, que tienes que tenerlo más o menos claro, con todo el debate o con
todos los matices que pueda haber, pero que es, digamos, la vara de medir con la que
te vas a comparar qué está bien y qué está mal, estamos bien o estamos mal. Y otra es
cómo persuadimos a otros o a qué negociaciones sociales o políticas, llegamos en un contexto
donde, evidentemente, la mayoría de la población no es liberal y los liberales también tenemos
que ser inteligentes a la hora de conseguir que una mayor parte de nuestras libertades
sea respetada. Pero bueno, yo creo que ese es el ámbito de la política, que es un ámbito
en el que por cierto confío bastante poco, porque es más un ámbito donde teóricamente
se debería hacer eso, pero donde se hacen otras cosas y es casi inevitable que se hagan
otras cosas muchísimo peores. Y otro es el ámbito de las ideas y el ámbito de la filosofía
moral que, en última instancia, son las ideas que terminan permeando a la sociedad y que
terminan configurando las percepciones de la sociedad sobre los acontecimientos. Yo creo
que no hay que renunciar a la coherencia de los principios liberales en ese ámbito,
y en el ámbito estratégico muy cortoplacista, pues quizá un político puede hacerlo, en
plan voy a bajar impuestos, pero no voy a renunciar a otras cosas. Bueno, todo lo que
nos acerque al horizonte, bienvenidos, aunque no se presente un programa maximalista, pero
ya digo eso en el caso estricto de la política, en el caso de las ideas, creo que sí que
hay que ser radicales y es decir, hay que ir a la raíz de la cuestión.
Sí, ayer hice una pregunta similar. ¿Qué claves ves tú que puedan ser divulgadas
de una forma sencilla la población para poder competir con los principios neoliberales
o de izquierdas?
A ver, es complicado porque, claro, tenemos un paradigma dominante y no somos precisamente
mayoritarios y, por tanto, atacar el paradigma dominante que se refuerza a sí mismo, creo
que es complicado, pero yo trataría de ilustrar continuamente cómo el liberalismo ofrece una
no perfecta, pero sí una mejor respuesta a muchas de las problemáticas sociales que
existen y cómo las soluciones no liberales que se intentan plantear esos problemas en
realidad son soluciones donde no se respetan los derechos de las personas, los derechos
individuales de cada persona y donde además hay por debajo normalmente intereses parasitarios
quizá no conscientes, pero sí inconscientes y, por tanto, ilustrar cómo al final el hecho
político neoliberal es una guerra civil encubierta dentro de la sociedad y, por tanto, si uno
de verdad cree en la igualdad entre las personas, como eso es incompatible, o dicho otra manera
intentaría contrastar la utopía liberal correctamente entendida, es decir, como ese
marco de disputa no óptimo, pero sí el mejor que conocemos de la mayoría de conflictos
existentes frente a la distopía que constituye en otros modelos de filosofía política,
donde claramente no se respeta ni la libertad ni la igualdad entre las personas. No es que
sea una estrategia que vaya a dar sus frutos inmediatamente porque no es así, pero sí
creo que es una forma de irminando las bases de ese consenso neoliberal que existe hoy
y que, como digo, son bases sobre las que no se suele reflexionar y que una vez reflexionas
de manera más o menos honesta, pues se te puede caer todo el resto del tenderete.
Muchas gracias, Juan Ramón. Ahora tenemos 20 minutos de descanso y luego continuamos.