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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.

¿Qué es la curva del AFFER? ¿Realmente existe? ¿Y qué lecciones podemos extraer de ella?
Veámoslo.
El fracaso de Lidtras en Reino Unido ha reavivado el debate sobre la curva del AFFER, un argumento
muchas veces utilizado por los liberales para defender bajadas de impuestos. Lidtras ha
intentado bajar impuestos en Reino Unido, pero el incremento del déficit público ha provocado
su caída, con lo cual muchos, lógicamente, se plantean si bajar impuestos incrementaba
la recaudación, porque la bajada de impuestos que proyectaba Lidtras no incrementaba lo suficiente
la recaudación como para que no se incrementara el endudamiento y, por tanto, los inversores
no tuvieran miedo de que Reino Unido iba a impagar la deuda o iba a monetizarla generando
mucha más inflación.
Personalmente, el argumento de la curva del AFFER nunca me ha parecido especialmente persuasivo
para una defensa liberal de las rebajas de impuestos, pero vamos a intentar explicar qué
dice y qué no dice el AFFER para, a continuación, exponer hasta qué puntos lo puede utilizar
para una defensa de las bajadas de impuestos. En primer lugar, lo que señala la curva del
AFFER es algo absolutamente cierto. Cuando modificas un impuesto, por ejemplo, cuando
incrementas un impuesto o cuando lo rebajas, hay dos efectos. Un primer efecto es que los
mayores o los menores impuestos, vamos a suponer, como ejemplo, mayores impuestos, los mayores
impuestos generarán una destrucción de actividad económica. Por ejemplo, si incrementamos los
tributos sobre las rentas salariales, en el margen, los trabajadores tenderán a trabajar
durante menos horas porque les habrá reducido su salario después de impuestos, o si incrementamos
los impuestos sobre la ahorro o sobre la inversión, los ahorradores y los inversores tenderán
a ahorrar y a invertir menos, lo cual redundará en un menor crecimiento económico a largo
plazo. Este primer efecto de las variaciones de los tipos impositivos, en este caso del
incremento de los tipos impositivos, reduce las bases imponibles que son grabables por
el impuesto. Si se destruye actividad económica, si los trabajadores trabajan menos horas
y por tanto perciben menor más a salarial, si los inversores invierten menos en acumular
capital y en generar beneficios empresariales y por tanto los beneficios empresariales son
menores, las bases imponibles a partir de las cuales o sobre las cuales se colocan los impuestos
y se recauda, se obtiene la recaudación, serán menores que las que habrían sido en
ausencia del incremento de los impuestos. Ese es un primer efecto cierto que diagnostica
la curva del afer, en realidad no lo diagnostica la curva del afer per se, es un efecto cierto
que se llama cuña fiscal y que está presente en cualquier manual básico elemental de
economía. Lo que hace la curva del afer es recoger ese conocimiento e incorporarlo a
lo que ella pretende explicar o a las conclusiones en las que ella pretende llegar, pero no es
una revolución teórica que se haya originado en lafer ni muchísimo menos, todo estos son
cosas sobradamente conocidas antes de que lafer dibujara su famosa curva en una servilleta.
Segundo efecto que tiene una variación del tipo impositivo, en este caso en el que estamos
utilizando como ejemplo una subida de impuestos, pues que el gobierno sobre unas bases imponibles
determinadas recaudara más. Si subes el tipo impositivo del 15 al 30% pues sobre 100 euros
pasas de recaudar 15 a recaudar 30, con lo cual fijémonos hemos dicho que una variación
de los impuestos, una subida de los impuestos tiene dos efectos, por un lado reduce las
bases imponibles que son grabables a través de los impuestos, pero por otro incrementa
el porcentaje de esas bases imponibles que son expropiadas por el gobierno.
De modo que la pregunta es, subiendo impuestos el gobierno recaudara más o recaudara menos
y la única respuesta teórica general posible es que depende, depende de cual sea el efecto
relativo de la subida de impuestos sobre la contracción de las bases imponibles en relación
con el efecto de la subida de impuestos sobre el porcentaje de esas bases imponibles que
se termina llevando el gobierno. Imaginemos que partimos de una situación donde las bases
imponibles son 100 y el tipo impositivo es del 10%, es decir se recaudan 10 y el gobierno
decide duplicar el tipo impositivo del 10 al 20%. Lo que resulta altamente probable de
este movimiento es que el gobierno no va a recaudar 20, que va a recaudar menos de
20. ¿Por qué? Pues porque las bases imponibles se van a reducir. Ahora bien, la cuestión
es, ¿se van a reducir tanto como para que el gobierno termine recaudando menos de 10?
Eso es lo que resulta más discutible, más incierto. No es descartable que pueda llegar
a suceder, pero tampoco tiene por qué ocurrir. Imaginemos que las bases imponibles se reducen
de 100 a 80. Imaginemos que al duplicar el tipo impositivo de 10 a 20, las bases imponibles
se reducen de 100 a 80. En ese caso, la recaudación pasará de 10 a 16. Se habrá incrementado,
menos de lo que se habría incrementado si no se hubiesen reducido las bases imponibles,
pero se ha incrementado. Pues bien, a partir de aquí ya podemos dibujar y ya podemos entender
los principios lógicos que hay detrás de la célebre curva del afer. Básicamente,
la curva del afer es una representación gráfica de la relación que existe entre el tipo impositivo
medio en el eje horizontal y la recaudación del gobierno en el eje vertical. Lo que dice
es que las subidas de impuestos durante un tiempo, el incremento del tipo impositivo
medio, es decir, conforme nos desplazamos a la derecha en el eje horizontal, durante
un tiempo incrementan la recaudación en términos absolutos que afluye al gobierno. ¿Por
qué? Porque el efecto de la subida de impuestos es más potente que el efecto de destrucción
de bases imponibles. La recaudación, por tanto, va subiendo, va subiendo y va subiendo
con los incrementos del tipo impositivo hasta que llegamos a un máximo de recaudación.
A partir de ese máximo, la recaudación ya empieza a descender conforme seguimos incrementando
el tipo impositivo. ¿Por qué? Porque a la derecha de ese máximo, el efecto que tiene
la subida del tipo impositivo sobre la destrucción de bases imponibles es más potente en términos
de merma recaudatoria que el efecto que tiene el incremento del tipo impositivo. Es como
si en nuestro ejemplo anterior, en el que teníamos una base imponible de 100 y un tipo
impositivo de 10, al pasarlo a 20, la base imponible cayera a 40. En ese caso, recaudaríamos
el 20% de 40, que es 8, menos de las 10 unidades que recaudábamos inicialmente cuando grabábamos
la base imponible de 100 al 10%. La lógica de la curva se ejemplifica muy bien si nos
vamos a los valores extremos. Si el tipo impositivo es del 0%, evidentemente el gobierno no recaudará
nada porque no habrá impuestos. Pero es que si el tipo impositivo es del 100%, es decir,
si el gobierno se queda absolutamente con toda la riqueza que produce el sector privado,
entonces el gobierno tampoco recaudará nada o prácticamente nada porque el sector privado
dejará de generar riqueza y, por tanto, no habrá bases imponibles que pueda grabar al
100%. Bien, esto es la curva del áfer y en términos generales es un razonamiento lógico
válido, es decir, cualquier variación de impuestos tiene dos efectos sobre la base
imponible y sobre el tipo impositivo que graba la base imponible y, por tanto, el efecto neto
que vaya a tener una subida de impuestos sobre la recaudación dependerá de la importancia
relativa de cada uno de estos efectos. Aquel efecto que sea relativamente más importante
determinará si la recaudación impositiva sube o baja. Ahora bien, que la curva del
áfer exista, aunque no exista exactamente con esta forma tan estilizada con la que la
hemos visto, que la curva del áfer exista y este es el gran error que cometen muchos
liberales y también muchas personas que defienden la bajada de impuestos apelando a la curva
del áfer, que la curva del áfer exista no significa que una economía esté siempre
a la derecha del máximo recaudatorio de la curva, es decir, que esté en ese tramo de
la curva en el que, si sigue subiendo los impuestos, la recaudación neta baja, o dicho
de otra manera, en ese tramo de la curva en el que, si bajas los impuestos, la recaudación
neta que afluye al gobierno sube. El punto de la curva del áfer en el que se
encuentre una determinada economía en un determinado momento histórico es una cuestión
enteramente empírica. No podemos pontificar a priori que esta economía está a la derecha
de la curva del áfer y que, por tanto, si bajas los impuestos va a aumentar la recaudación
en términos netos. Podría ser cierto, pero no tiene por qué serlo. Las economías pueden
estar perfectamente a la izquierda de la curva del áfer, de tal manera que, si subes los
impuestos, aumentas la recaudación porque el efecto que tiene la subida de impuestos
sobre el tipo impositivo es más potente que el que tiene sobre la destrucción de bases
imponibles. Si uno afirma que bajando impuestos va a aumentar la recaudación, tendría que
tener una estimación más o menos verosímil, más o menos razonable, de cuáles van a ser
los efectos de la rebaja del tipo impositivo sobre las bases imponibles. Y eso es lo que
no se suele tener cuando, desde determinadas cátedras liberales, defienden bajar impuestos
apelando a la curva del áfer. Como luego veremos, creo que hay una defensa más sencilla
y más honesta de las rebajas de impuestos. Pero, si uno quiere instrumentalizar la curva
del áfer para defender bajadas de impuestos, como mínimo debería exponer, debería argumentar,
debería intentar demostrar por qué cree que nos encontramos a la derecha de la curva
del áfer y, incluso, en qué punto concreto a la derecha del máximo de la curva del áfer
nos encontramos. Desgraciadamente, toda la evidencia empírica que conozco respecto
a España y respecto a economías occidentales desarrolladas es que, insisto, por desgracia,
no estamos a la derecha de la curva del áfer sino a la izquierda. Y eso significa que el
gobierno, por desgracia, todavía tiene capacidad para seguir esquilmándolos sin que los ciudadanos
dejen de generar la suficiente riqueza como para que la recaudación neta del gobierno
baje. Es decir, que los gobiernos todavía tienen incentivos a seguir subiendo impuestos
porque, si lo suben, recaudarán más. Que quizá esa evidencia esté equivocada. Pero
si lo está, habría que demostrar que lo está con cálculos de un rigor similable que
acrediten que no estamos a la izquierda del máximo recaudatorio de la curva del áfer
sino a la derecha. Y, normalmente, ese tipo de análisis alternativos no existen. Sin
embargo, cuidado con las interpretaciones sobre qué significa estar a la izquierda
del máximo recaudatorio de la curva del áfer. Muchas personas partidarias de seguir cebando
el tamaño del Estado y, por tanto, de seguir subiendo impuestos, cuando escuchan que probablemente
estemos, probablemente y por desgracia, estemos a la izquierda del máximo recaudatorio de
la curva del áfer, dicen, bueno, entonces subir impuestos no tiene ningún efecto negativo.
Si seguimos subiendo los impuestos, recaudaremos más. Y eso es, por tanto, lo que hay que
hacer. Este razonamiento es un non-sequitur absoluto. En primer lugar, porque no es cierto
aún estando a la izquierda del máximo recaudatorio de la curva del áfer, que subir impuestos
no tenga efectos de destrucción de riqueza privada. Estemos a la izquierda o a la derecha
de la curva del áfer, subir impuestos siempre destruye riqueza privada. Y, por los mismos
motivos, bajar impuestos siempre incrementa la riqueza privada. La cuestión es que si
estamos a la izquierda del máximo recaudatorio de la curva del áfer, subir impuestos no
destruye la suficiente riqueza privada como para que esa merma de bases imponibles reduzca
los ingresos netos adicionales, la recaudación neta adicional que va a obtener el gobierno
por la subida del tipo impositivo. Si estamos a la izquierda, por tanto, significa que la
recaudación extra que afluye por subir el tipo impositivo sigue siendo mayor que la
recaudación que se pierde por contracción de bases imponibles. Pero las bases imponibles
se contraen. Y lo mismo, por tanto, con las rebajas de impuestos. Estar a la izquierda
de la curva del áfer no significa que si bajas los impuestos no se vaya a incrementar la
riqueza en el sector privado. Se va a incrementar. La cuestión es que las bases imponibles no
van a aumentar tanto como para compensar la merma recaudatoria que deriva de la bajada
del tipo impositivo. Pero no es que si estás a la izquierda de la curva del áfer, bajar
impuestos no tenga efectos positivos sobre la generación de riqueza. No significa eso
en absoluto. Por eso, por otro lado, cuando se nos dice si estamos a la izquierda de la
curva del áfer, fijaos que eso es una proposición descriptiva o enunciativa. Únicamente estamos
describiendo cómo son las cosas. Si se subieran impuestos se recaudaría más porque el efecto
de la subida de impuestos sobre destrucción de bases imponibles no terminaría de contrastar
el efecto recaudatorio que tiene a incrementar el tipo impositivo. Cuando se dice estamos
a la izquierda de la curva del áfer y, por tanto, eso significa que hay que subir impuestos,
estamos pasando de esa proposición enunciativa a una proposición normativa. Hay que subir
los impuestos y ese es el principal non-sequitur en el que caen muchas personas.
Para pasar de la proposición enunciativa de estamos a la izquierda de la curva del áfer
a la proposición normativa hay que subir impuestos. Uno tiene que aceptar que el estado
social deseable para una economía es aquel en el que el gobierno maximiza la recaudación
tributaria, pero es que ese no es un objetivo que compartamos, por ejemplo, los liberales.
Los liberales no queremos que el gobierno tenga la máxima recaudación tributaria posible
y, por tanto, tenga el máximo tamaño posible. Al contrario, lo que defendemos los liberales
es que el estado tenga el menor tamaño posible. Incluso los anarchocapitalistas defienden
que no tenga nada de tamaño, que su tamaño sea del 0% que no exista estado. Por consiguiente,
un liberal que quiera una economía privada, un sector privado, una sociedad civil más
grande y floreciente, a costa de reducir ese pie visible que es el estado y que aplasta
el desarrollo y el florecimiento de la sociedad civil, un liberal que quiera, repito, una
sociedad civil, una economía más grande y un estado más pequeño, del hecho de estar
a la izquierda del máximo recaudatorio de la curva del áfer no derivará en absoluto
que hay que seguir subiendo impuestos. Un socialista, un socialdemócrata que quiere
incrementar el tamaño del estado sí. Obviamente, si tu objetivo, si te colocas en los zapatos
del político que quiere rapiñar masivamente a la población, si ve que todavía no la está
rapiñando tanto como podría rapiñarla, su razonamiento será, pues hay que seguir
subiendo impuestos, claro, si todavía tengo margen, para sablar más a los ciudadanos,
sin que estos dejen de trabajar, sin que dejen de invertir lo suficiente como para que mi
recaudación neta baje, pues entonces a seguir esquilmándoles, a seguir robándoles hasta
llegar a la recaudación máxima posible. Esa es la perspectiva socialista, la perspectiva
socialdemócrata y por tanto desde su punto de vista sí es coherente que defiendan que
si estamos a la izquierda del máximo recaudatorio de la curva del áfer hay que seguir subiendo
impuestos, pero ese razonamiento obviamente no es compartido por ningún liberal. Por
eso a mí cuando los liberales utilizan el argumento de la curva del áfer de que estamos
a la derecha de la curva del áfer para justificar que hay que bajar impuestos, siempre me ha
generado cierto rechazo porque implícitamente parece que están comprando la mercancía
de que el objetivo liberal es llevar el tipo impositivo hasta aquel nivel que maximice
la recaudación y eso de liberal no tiene absolutamente nada. Entiendo la estrategia
política por la que se hace esto, un socialista, un socialdemócrata racional que quieran incrementar
el tamaño del estado, si es cierto que nos encontramos a la derecha de la curva del áfer
también debería estar dispuesto como un liberal a bajar impuestos porque ahí digamos
que los dos bandos salen ganando los liberales porque consiguen bajar los impuestos que es
lo que buscan al margen de cual sea su efecto recaudatorio y los socialistas, los socialdemócratas
porque bajando impuestos incrementan la recaudación e incrementan los recursos que afluyen al
estado y por tanto incrementan el gasto público potencial. Repito, si estuviéramos a la derecha
de la curva del áfer, los dos bandos ideológicos remarían supuestamente en la misma dirección
que en la práctica ni eso porque un socialista puede decir yo quiero impuestos altos aunque
no maximicen la recaudación porque, por ejemplo, arruinan, destruyen, machacan a los ricos
y valoró más la igualdad, es decir, valoró más que haya menores diferencias entre los
ingresos de unos y de otros entre el patrimonio de unos y de otros que el hecho de que la
economía crezca y de que el estado tenga una mayor cantidad de recursos. Por tanto,
ni siquiera tendría por qué ser cierto que estando a la derecha de la curva del áfer,
los socialdemócratas terminen apoyando bajadas de impuestos. Pero bueno, es cierto que es
más fácil que las apoyen. Pero claro, si tú únicamente adoptas esa estrategia discursiva
de hay que bajar impuestos porque estamos a la derecha de la curva del áfer, repito
implícitamente estás comprando la mercancía averiada de que el óptimo social es colocarnos
en ese tipo impositivo que maximiza la recaudación y eso es todo lo contrario a la filosofía
liberal. Como siempre he dicho en muchísimas ocasiones, si bajando impuestos aumenta la
recaudación es que no los has bajado lo suficiente. Porque el objetivo de un liberal
no es maximizar la recaudación del estado, es minimizarla, es reducirla al mínimo indispensable
para que el orden social cooperativo siga funcionando. Y si ese orden social cooperativo
pudiese funcionar sin ningún tipo de estado, en ausencia de estado, el objetivo de un liberal
sería reducir el tipo impositivo al cero por ciento, aun cuando eso significa que la recaudación
es del cero por ciento. O mejor dicho, no aun cuando ello significa que la recaudación
sería del cero por ciento, sino precisamente porque significaría que la recaudación es
del cero por ciento. Por consiguiente, el objetivo de los liberales en la curva del
áfer es desplazarnos continuamente a la izquierda y aproximarnos todo lo que sea posible o
incluso alcanzar, si fuera posible, ese tipo impositivo óptimo del cero por ciento.
El objetivo del liberalismo no es maximizar la recaudación del estado, sino minimizarla,
pero precisamente porque los liberales quieren reducir el tamaño del estado y pretenden
reducir en consecuencia la recaudación del estado, siempre que planteen rebajas impositivas,
sobre todo aquellas que rebajen, que reduzcan finalmente la recaudación del estado, tendrán
que plantear también recortes del gasto público, y cuando hablo de recortes del gasto público
no me estoy refiriendo a recortar ministerios, coches oficiales, que también, claro, no
es que me oponga a ello, sino a recortar servicios estructurales que hoy monopoliza, que hoy
presta monopolisticamente el estado a la ciudadanía. Me estoy refiriendo a devolverle a los ciudadanos
la gestión de muchos ámbitos de su vida que hoy pasan por las manos de políticos,
de burócratas y de funcionarios. Me estoy refiriendo, por ejemplo, a que el estado deje
de controlar el ahorro y las pensiones de todos los ciudadanos para que sean esos ciudadanos
quienes controlen su ahorro y su pensión. No digo que esto se pueda hacer en el corto
plazo, no digo que se pueda hacer de manera inmediata. Obviamente, para hacer estas cosas
necesitas tiempo, necesitas una transición a largo plazo, pero ese es el horizonte liberal,
menos gasto público y menos impuestos, no menos impuestos y más gasto público, eso
a lo que conduces a la bancarrota del estado. En definitiva, primero, la curva del afer
existe. Segundo, la mayor parte de las economías probablemente no está a la derecha, sino
a la izquierda de la curva del afer. Tercero, estar a la izquierda no significa que hay
que subir los tipos impositivos. Significa que no estamos suficientemente a la izquierda.
El tipo impositivo óptimo desde una perspectiva liberal no es aquel que maximiza la rapiña
del estado sobre los ciudadanos, sino aquel que la hace desaparecer. Y, por tanto, el
tipo impositivo óptimo es del 0% o cercano al 0%. Porque ese es el tipo impositivo que
maximiza la libertad de las personas. Y el objetivo de un liberal, la optimalidad social
para un liberal, es la máxima libertad posible para todos.
Y cuarto, precisamente porque si el objetivo es minimizar la recaudación del estado, si
el objetivo es bajar impuestos progresivamente hasta que el estado se quede sin capacidad
para parasitar a la ciudadanía, siempre que los liberales planteen una rebaja impositiva
que reduzca porque debe reducirla la recaudación del estado, también tendrán que plantear
recortes reducciones del gasto público. Es decir, de cómo dispone el estado esos ingresos
que arrebatan a la ciudadanía. Si ya no les arrebatan ingresos, evidentemente no puede
disponer sobre ellos. Menos impuestos, menos gasto público, menos estado. Y, por tanto,
mucha más riqueza en manos privadas y mucha más sociedad civil.