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Los socialdemócratas de Olaf Scholz han ganado las elecciones en Alemania y este
político se perfila como posible futuro canciller del país. En España nuestro
gobierno se frota las manos pensando que la victoria de los socialdemócratas en
Alemania facilitará una relajación de las reglas fiscales en Europa, de los
límites al endeudamiento y al déficit público a los que debe someterse el
gobierno español. Pero ¿realmente será así? ¿Realmente Scholz facilitará una
relajación? ¿Una mayor laxitud del endeudamiento público español? Veámoslo.
Ayer se celebraron elecciones en Alemania para escoger al sucesor de Angela Merkel
y lo cierto es que estos comicios se seguían con bastante interés desde las
altas instancias políticas españolas porque se confiaba en que el próximo
canciller fuera ser del Partido Socialdemocrata Alemán, más concretamente
Olaf Scholz. ¿Y por qué había tanto interés en que el próximo canciller fuera
Scholz? Pues porque se confía en que si el próximo canciller, el próximo líder de
Alemania es del Partido Socialdemocrata, será más sencillo reformar las reglas
fiscales dentro de Europa el famoso pacto de estabilidad y crecimiento, los
criterios a cumplir dentro del pacto de estabilidad y crecimiento, que son los
que en última instancia pueden imponer políticas de austeridad a
gobiernos tan hiperendeudados y tan deficitarios como el español. Es decir,
se confiaba en que los socialdemócratas llegaran al gobierno para que desde
España nos pudiéramos seguir endeudando más y más y más contra el crédito en
última instancia, no lo olvidemos de Alemania. Sin embargo, los resultados
provisionales de las elecciones alemanas no parece que vayan a confirmar las
altas esperanzas que tenían los altos dirigentes españoles por poder seguir
endeudándose más y más y más a costa de las próximas generaciones de
contribuyentes para maximizar sus probabilidades de reelección de cara a
2023. Si observamos cuáles han sido los resultados en los comicios de Alemania,
veremos que ninguna coalición que alcance la mayoría parlamentaria en
Alemania será una coalición especialmente favorable a relajar las
reglas de austeridad. En particular, si bien los socialdemócratas alemanes han
ganado las elecciones, su victoria es una victoria muy estrecha. Han obtenido
206 asientos en el Parlamento, 206 escaños frente a los 196 de la CDU.
Además, los verdes y la extrema izquierda de Delinque, el equivalente a Podemos en
Alemania, los que añoran la Alemania del Este, han conseguido resultados bastante
malos. Es verdad que los verdes han mejorado frente a los comicios anteriores,
pero las expectativas eran muy superiores a las que finalmente se han
materializado y, en cambio, Delinque se ha hundido. Ha perdido
prácticamente la mitad de sus asientos, de tal manera que el gran peligro que sí
existía de cara a estas elecciones, un tripartito de izquierdas entre la
socialdemocracia alemana, los verdes y Delinque prácticamente se despeja como
posibilidad porque no llegan a la mayoría en el Parlamento. Y, obviamente,
tampoco llegan a la mayoría un gobierno en solitario de los socialdemócratas y
de los verdes. Por tanto, las coaliciones políticas que permitirían alcanzar
mayoría absoluta en el Parlamento se reducen a cinco. Y, como decía hace un
momento, ninguna de esas cinco va a ser una coalición especialmente favorable con
la relajación de las reglas de austeridad en el conjunto de Europa. Una
primera posible coalición de gobierno sería la coalición semáforo, es decir,
entre los socialdemócratas alemanes, color rojo, los liberales alemanes, color
amarillo y los verdes, color verde. En este caso se llegaría a la mayoría
absoluta, pero recordemos que los liberales son muy partidarios de las
reglas de austeridad tanto para Alemania como, por supuesto, para el resto de
Europa. Por tanto, si están los liberales dentro de la coalición de
gobierno, va a ser imposible que se relajen de manera apreciable las reglas
fiscales en la Unión Europea. Segunda posibilidad, una gran coalición entre
los socialdemócratas y la CDU. ¿Encabezada por quién está encabezada?
Probablemente por los socialdemócratas, pero da igual. Si hay una gran coalición
no va a haber un cambio sustancial con respecto a la postura actual del
gobierno alemán, porque no olvidemos que con Merkel ya operaba la gran coalición
y, por tanto, la posición que tenía Merkel de cara a las reglas fiscales
europeas, tampoco olvidemos que cuando Merkel se enfrentó a Cipras en el año
2015, ya gobernaba en gran coalición. Por tanto, ese pulso que se libró
contra Cipras y que estuvo a punto de romper la eurozona, contó con el aval de
la socialdemocracia alemana. Pues bien, si en los últimos años ya se ha
gobernado en gran coalición y las reglas fiscales no han cambiado de manera
muy sustancial, salvo durante los años extraordinarios de la pandemia, no
esperemos que vaya a haber más cambios de los que ya ha habido hasta el momento.
Hasta aquí nos quedaríamos. Tercera posibilidad, coalición quenia entre
los socialdemócratas, la CDU y los verdes. Realmente no es necesario que entre
los verdes en esta coalición, por tanto, en principio, salvo que los socialdemócratas
alemanes quieran justificar que siguen pactando con la CDU, dándole un toque
más verde a la coalición, sería una coalición innecesaria e improbable. En
todo caso, aunque se termine dando, sería una coalición que tendría a la CDU
dentro y que, por tanto, no permitiría grandes cambios en las reglas fiscales
europeas. Cuarta posibilidad, coalición jamaica, que sería la coalición jamaica,
pues la CDU, color negro, los liberales, color amarillo y los verdes, color verde.
Si se da esta coalición, que tampoco es improbable, porque los liberales han
expresado una preferencia fuerte a pactar con la CDU y los verdes tienen una
preferencia débil, no absoluta, a pactar con los socialdemócratas alemanes, por
tanto, se podría terminar inclinando la balanza en esta dirección, tampoco
veremos una relajación de las reglas fiscales europeas. Es verdad que con esta
coalición, muy probablemente, veamos un reforzamiento de las políticas
ecologistas implantadas desde la Comisión Europea, porque si los verdes
terminan pactando con la CDU, seguro que será a cambio de importantísimas
cesiones por parte de la CDU, a parte de que la CDU ya es un partido en general
bastante ecologista. No olvidemos que quien articuló el cierre de las
centrales nucleares en Alemania fue Angela Merkel. Sea como fuere, aunque hay
cesiones para alcanzar esta coalición política con los verdes, no serán
cesiones en materia fiscal, salvo que sean cesiones en materia fiscal para
financiar la transición ecológica. Eso sería lo máximo a lo que se podría llegar.
Y no serían cesiones en materia fiscal, porque la obsesión de los verdes no es
tanto la fiscalidad, no son tanto las reglas fiscales,
cuanto las políticas ecologistas. Y por último, tendríamos la coalición a mi
juicio menos probable, que es una coalición entre los socialdemócratas, la
CDU y los liberales. ¿Por qué digo que es la coalición menos probable? Porque si
los socialdemócratas van a escoger algún socio de gobierno, serán los verdes,
junto con quizá la CDU, pero nunca los liberales si son innecesarios. Y en este
caso serían innecesarios. Es decir, sería una coalición de izquierdas
escorada a la derecha que tendría muy difícil venta entre el electorado
socialdemócrata. Por tanto, esta coalición prácticamente está descartada,
pero desde luego, si se dirá, tampoco sería ni muchísimo menos partidaria de
relajar las reglas fiscales en Europa. En resumen, si Scholes llega a la cancillería
alemana, será con el apoyo o de la CDU o de los liberales. Y por consiguiente, es
improbable que ese apoyo sea a cambio de relajar las reglas fiscales en Europa.
Y si no llegan los socialdemócratas, si llega la CDU a la cancillería,
estaríamos en el mismo lugar que hemos estado hasta el momento, con Angela Merkel.
Por tanto, de nuevo, tampoco cabe prever importantes cambios en las reglas
fiscales europeas. Y un dato adicional, porque podríamos pensar, bueno, si Scholes
es una persona radical dentro del Partido Socialdemócrata, que es muy
partidaria de relajar las reglas fiscales europeas, aún cuando, desde su
coalición de gobierno, se le pongan piedras en el camino para dificultárselo,
al final, desde la cancillería, su personalismo, logrará sacar adelante una
relajación de las reglas fiscales europeas. Pero de nuevo, esto es improbable.
Primero, Scholes fue ministro de finanzas en el antiguo gobierno Merkel, en el
gobierno Merkel, que acaba de terminar. Por tanto, toda la política fiscal que
ha desarrollado Angela Merkel, la desarrolló en Alemania y en Europa a
través de Scholes. Y en segundo lugar, y vinculado con lo anterior, Scholes, como
ministro de finanzas, se ha mostrado muchas veces partidario de respetar de
mantener las reglas fiscales actualmente vigentes en Europa. Por ejemplo, en el
año 2019 hubo un conflicto entre la Comisión Europea y el gobierno italiano,
en aquel entonces integrado por el Movimiento Cinco Estrellas y la Liga
Norte, debido a que el gobierno italiano pretendía aprobar un presupuesto que
excedía los límites de endeudamiento permitidos según las reglas fiscales
europeas. Y en ese momento Scholes se posicionó a favor de las reglas
fiscales de la Unión Europea y en contra del gobierno italiano, diciendo que las
reglas fiscales europeas no eran papel mojado que cualquier gobierno nacional
se pudiera saltar, sino que era el compromiso que cada gobierno nacional
europeo había alcanzado con los otros gobiernos nacionales dentro del club de
la Unión Europea y que por tanto esas reglas fiscales debían ser respetadas
por el gobierno italiano. Pero bueno, uno podría decir que quizá la pandemia ha
cambiado la perspectiva de Scholes, porque durante la pandemia muchos
gobiernos han considerado que si era el momento de hiperendeudarse y quizá este
shock externo ha llevado a un cambio de perspectiva ideológica del que puede ser
el próximo canciller de Alemania. Y si bien es verdad que Scholes durante la
pandemia criticó cualquier intento de aplicar una austeridad precipitada
dentro de la Unión Europea, pero bueno esa es la misma perspectiva que mantuvo
Angela Merkel, ahí no hay diferencias, cuando se le ha preguntado recientemente
a Scholes si es partidario de revisar las reglas fiscales de Europa tal como
defiende, por ejemplo, el gobierno español de nuevo para que tengamos más
margen para endeudarnos, endeudarnos y endeudarnos y cargar esa losa financiera
sobre las generaciones futuras para que los irresponsables políticos actuales
puedan maximizar el gasto y por tanto maximizar a corto plazo sus posibilidades
de reelección. Cuando se le ha preguntado a Scholes si es partidario de relajar, de
cambiar, de alterar las reglas fiscales europeas ha dicho que no, que justamente la
pandemia ha demostrado que esas reglas ya son suficientemente flexibles como para
adaptarse a circunstancias extraordinarias como las que fueron la
pandemia y que por tanto no hace falta ninguna relajación adicional de las
mismas, que es partidario de que sigan siendo las mismas que hasta ahora. Por
consiguiente y por fortuna parece que sea cual sea el próximo gobierno de
Alemania no habrá un gobierno partidario de relajar todavía más las reglas
fiscales europeas, porque las palabras que hemos recordado de Scholes hace un
momento son rigurosamente ciertas. El marco fiscal que tenemos en Europa ya es
un marco extraordinariamente laxo, tan laxo como que ha permitido que España
tenga un endeudamiento público del ciento o veinte por ciento del PIB, por
tanto deberíamos aterrorizarnos de todos aquellos políticos como los
políticos nacionales, tanto de PSOE como de IPP como de Podemos, que
consideran que ese marco es insuficientemente flexible en cuanto
querrían tener la deuda pública en el 140, 150, en el 200 por ciento del
PIB. ¿O qué pretenden consolidar este nivel de endeudamiento peligrosísimo en
el 120% del PIB sin edíe? ¿Que Europa no nos pida que vayamos bajando ese
sobreendeudamiento de manera más o menos acelerada para regresar a una zona de
sostenibilidad fiscal? ¿Eso es lo que pretende nuestra irresponsabilísima clase
política nacional? Pues esperemos que no se le conceda desde Europa ese
privilegio de cargarnos a los ciudadanos con una insoportable losa de
endeudamiento. Scholes o Merkel no representan ningún radical austericidio
con el que se castigue a la economía española. Merkel o Scholes representan
una socialdemocracia financieramente sensata dentro de Europa, una social
democracia que no liberalismo que defiende que a largo plazo tienes que
cuadrar las cuentas, que si gastas más durante algunos años debe ser a costa
de ingresar más durante otros años. Y esa sensatez financiera que han
representado tanto Merkel como Scholes desde el punto de vista de algunos con
una laxitud que ya es excesiva es la que a nuestro gobierno, a PSOE, a Podemos y
anteriormente al PP de Montoro les parecía un austericidio. Es esa
sensatez financiera de que has de cuadrar ingresos y gastos lo que parece que a
nuestra clase política le molesta porque quiere gastar sin ingresar, es decir,
quiere comprar votos sin que los votantes soporten el coste real de estar
comprando esos votos mediante una subida de impuestos. Ya es triste por tanto que
nos tengamos que encomendar a una socialdemocracia sensata en Alemania,
pero es que los que gobiernan en España, socialdemócratas o no, son
profundamente insensatos.