This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.
Ayer conocimos la encuesta de población activa del segundo trimestre del año 2020,
sus principales resultados los analizamos en otro vídeo que podréis encontrar en la
sección de pestañas, pero entre todos los datos había uno que destacaba por su aparente
falta de lógica y me refiero a la tasa de paro. La tasa de paro en España en el segundo
trimestre del año 2020 apenas se incrementó del 14,4% al 15,3%. Un incremento de 9 décimas
que equivalía a 55.000 parados. Estamos diciendo que en el trimestre anterior se destruyeron
más de un millón de empleos, casi 1,1 millones de empleos, y sin embargo el número de parados
únicamente aumentó en 55.000 personas. ¿Cómo puede ser esto? ¿Qué lógica tiene? ¿Qué
sentido, qué razón hay detrás de este dato aparentemente poco realista? Bueno, no, que
si nos tendemos a pensar que la definición de parado o de tasa de paro es una definición
objetiva que no admite ningún tipo de alteración o ningún tipo de ajuste que permitan modificar
su resultado. Y esto no es así, la tasa de paro no es más que la ratio entre el número
de parados y el número de trabajadores en activo. Y evidentemente si modificamos la definición
de trabajador parado o la definición de trabajador en activo podemos obtener cálculos
distintos de cuál es la tasa de paro. En el caso que nos ocupa, en el caso del segundo
trimestre del año 2020, lo que sucedió es algo tan sencillo como lo siguiente. Aunque
más de un millón de personas perdieron su empleo y de manera intuitiva tendemos a pensar
que perder el empleo equivale a estar parado, esto no es necesariamente así. Oficialmente,
y hay buenas razones para hacer esto, se define parado como aquella persona que no tiene un
empleo pero que está buscando activamente un empleo. Si una persona no tiene un empleo
porque no lo quiere, porque no lo busca, imaginemos un estudiante que no tiene ningún interés
en trabajar, imaginemos una persona muy acaudalada que tampoco quiere trabajar y no está trabajando.
Bueno, si un individuo no tiene empleo pero tampoco lo quiere no lo consideramos parado,
lo consideramos inactivo. Y esta es la razón por la que la tasa de paro apenas se incrementó
en el segundo trimestre de 2020, porque aunque se destruyeron 1,1, casi 1,1 millones de
postos de trabajo, la inmensa mayoría, un millón de ese 1,1 millón de empleos destruidos,
un millón de personas, el INE, consideró que no estaban buscando activamente empleo
durante el segundo trimestre del año. ¿Por qué razón? Pues porque como estábamos en
estado de alarma, como la economía estaba hibernando, no había opción, no había
posibilidad de encontrar empleo. Y por consiguiente, aunque 1,1 millones de personas perdieron
su empleo, no todos ellos, la inmensa mayoría de ellos, se consideró a efectos estadísticos
que no estaban buscando nuevo empleo durante este trimestre y, por tanto, pasaron a ingresar
las listas de trabajadores inactivos, o de ciudadanos inactivos, y no la lista de trabajadores
parados. En consecuencia, si no aumenta el numerador en 1 millón de trabajadores, sino
solo en 55.000, aquellos que se consideraron que seguían buscando empleo después de haber
lo perdido, la tasa de paro no crece de manera significativa.
Sin embargo, esta definición de la tasa de paro no es la única definición posible
de tasa de paro que podemos utilizar. De hecho, en Estados Unidos, de manera regular, de manera
habitual, publican, estiman hasta 6 definiciones distintas de la tasa de paro. La tasa de paro
U1, la tasa de paro U2, U3, U4, U5, U6, unemployment 1, unemployment 2, unemployment 3, unemployment
4, unemployment 5 y unemployment 6. Son 6 definiciones distintas de tasa de paro,
a cada cual más inclusiva, que nos proporcionan información distinta sobre cuál es la situación
del mercado laboral estadounidense. Las definiciones más fácilmente comparables
con la definición de tasa de paro española o europea son la U3, U4, U5 y U6. De hecho,
la U3 es equivalente a todos los efectos de la definición europea, se define tasa de paro
como el número de trabajadores parados, entendiendo por parado aquel que no tiene un empleo pero
que lo está buscando activamente, dividido por el número de trabajadores en activo.
Luego tenemos la U4, que se obtiene partiendo de la U3 y añadiendo al número de trabajadores
parados aquellos que han dejado de buscar empleo porque creen que en la situación en la que se
encuentra el mercado laboral en estos momentos no va a ser posible encontrar un puesto de trabajo.
No son trabajadores que no quieren tener un empleo, son trabajadores que están desanimados
porque consideran que no van a ser capaces de obtenerlo, no van a ser capaces de encontrarlo
y si no eres capaz de encontrarlo, ¿para qué lo vas a buscar? Este grupo de trabajadores,
en la definición europea, no serían trabajadores parados sino trabajadores inactivos, trabajadores
que no están buscando activamente empleo y por tanto no engrosarían la tasa de paro,
que es el equivalente a la U3 estadounidense, pero en la U4 estadounidense, que es una definición
más amplia de tasa de paro, sí se incluye este tipo de trabajadores. La U5 sería partiendo de la
U4 y añadiendo a todos los trabajadores que en el último año si estuvieron buscando activamente
empleo, pero que en las últimas semanas por la razón que sea han dejado de buscarlo. Por tanto,
en la U5 no se los incluiría a aquellos trabajadores que quieren tener un empleo pero que están
desanimados y que han dejado de buscarlo, sino a todos aquellos trabajadores que por cualquier
motivo han dejado de buscar recientemente empleo, siempre y cuando eso sí lo hayan estado buscando
durante el último año. Y por último tenemos la U6, que es la definición digamos más amplia
dentro de los estándares estadounidenses, que se incluyen la U6, pues partimos de la U5 y añadimos
a aquellos trabajadores que tienen un empleo, normalmente un empleo a tiempo parcial, y que
están trabajando un menor número de horas que aquellas horas que querrían estar trabajando.
Al fin y al cabo, si una persona querría trabajar 8 horas diarias, pero sólo está
trabajando 5 horas diarias, pues es un trabajador que en parte está ocupado, pero en parte está
parado porque no ve satisfacer plenamente su oferta de trabajo. Él quiere vender muchas más horas
de trabajo en el mercado, pero no consigue venderlas. Por tanto, una parte de las horas de trabajo que
vende si se las compran, pero otra parte de las horas de trabajo que vende no se las compran,
por consiguiente lo podríamos considerar parcialmente desempleado, parcialmente ocupado,
pero parcialmente desempleado. Pues bien, ¿qué sucedería si aplicáramos estas definiciones,
estas diversas definiciones de tasa de paro procedentes de Estados Unidos al mercado laboral
español en el segundo trimestre del año 2020? Bueno, este es un ejercicio que viene realizando
desde hace varios años el economista español Florentino Felgeroso, y en este caso también ha
efectuado estos cálculos para este problemático, este conflictivo, este doloroso segundo trimestre
del año 2020. Pues bien, con la definición U3 de desempleo, la tasa de paro, evidentemente,
coincide con la española, porque dijimos que la U3 define el paro en Estados Unidos en los mismos
términos en el que queda definido dentro de España. Por tanto, la tasa de paro, según el
estándar, según la metodología U3, sería del 15,3%. Ahora bien, si midiéramos el desempleo como
U4, es decir, contando no solo los parados que están buscando activamente empleo, sino aquellos
trabajadores que han dejado de buscarlo por estar desanimados por creer que no lo van a encontrar,
la tasa de paro en España sería no del 15,3%, sino del 16,7%. Si lo calcularamos, si lo estimaramos
como U5, es decir, incluyendo no solo los trabajadores desanimados, sino todos aquellos que por cualquier
razón hayan dejado de buscar empleo recientemente, siempre y cuando lo hayan estado buscando en el
último año, la tasa de paro ya en estos momentos sería del 21,2%. Y si por último obtuvieramos,
calcularamos, estimáramos la U6, es decir, incluyendo también a los trabajadores que
solo están parcialmente empleados queriendo trabajar más horas, entonces la tasa de paro
sería en estos momentos, en el segundo trimestre del año 2020, del 26,6%. Por tanto, con la definición
U6, que es la más amplia posible, la tasa de paro en España ya estaría por encima del 25%. Sin
embargo, tengamos en cuenta que en estos cálculos no están incluidos los trabajadores afectados por
un ERTE, no están incluidos aquellos trabajadores que mantienen sus relaciones laborales vigentes,
pero que han estado con la actividad suspendida por cualquier razón, en este caso porque las
empresas también se han puesto en hibernación durante el estado de alarma. Pues bien, el
economista Florentino Felgueroso no solo ha calculado las tasas de paro anteriores que ya
hemos reseñado, sino que en este trimestre, por primera vez, ha estimado también cuál sería
una tasa de paro, llamémosle U7, en el que se incluyeran además de todos los otros parados los
trabajadores que están afectados por un ERTE o que han visto paralizada su actividad en el segundo
trimestre del año. Y como podemos observar en el gráfico, en esta definición U7 de desempleo,
la tasa de paro en el segundo trimestre del año sería del 39,4%. Es decir, prácticamente el 40%
de la masa laboral, de la fuerza laboral española habría tenido serios problemas a la hora de ver
satisfecha su oferta laboral en el mercado laboral español durante el segundo trimestre del año.
Y recordemos algo que ya explicamos con respecto al primer trimestre del año. La EPA,
tanto la definición de parado o de ocupado, se calcula en términos medios, es decir,
cuantos trabajadores o cuantos parados ha habido de media durante las diversas semanas que han
compuesto el segundo trimestre del año. Que en términos medios, la tasa de paro, digamos más
amplia, más expansiva sea del 40%, significa que habrá habido momentos de este trimestre en los
que la tasa de paro habrá superado el 60%, el 70% o el 80%. ¿Por qué? Pues porque a finales del
trimestre, durante el mes de junio, ya se habían normalizado bastante la situación económica,
los trabajadores afectados por unerte ya se habían reducido y habían caído de más de 3
millones de trabajadores a 1,2%. Parte de los trabajadores temporales despedidos probablemente
hayan vuelto a encontrar un empleo y, por tanto, el número de desocupados, de parados, a la mitad
del segundo trimestre, habrá sido más baja que durante el inicio de ese segundo trimestre,
el mes de abril, cuando hubo una hibernación económica muy dura. Que en términos medios,
por tanto, estemos en el 40%, significa que, si al final del trimestre probablemente estábamos
por debajo del 40%, en otros momentos habremos estado muy por encima del 40%. En todo caso,
esta definición tan amplia, tan inclusiva de la tasa de paro, que nos cifra el número de parados
o de trabajadores con una oferta laboral perjudicada durante el segundo trimestre del año, en el 40%
de la población activa española, lo que pone de manifiesto es lo que ya dijimos en el vídeo de
ayer. En el segundo trimestre de este año hemos vivido un auténtico cataclismo, una auténtica
tragedia, un auténtico desastre en el mercado laboral español. Parte de ese desastre se corregirá
si no hay rebrotes amplios y no hay segunda ola dentro de la economía durante los próximos trimestres,
pero otra parte no se va a corregir y esas van a ser las muy dolorosas secuelas que vamos a seguir
cargando durante los próximos años en el conjunto de la economía y, por supuesto, en el mercado
laboral en particular. Son esas secuelas, son esos trabajadores cuya situación va a quedar
estructuralmente en desempleo los que requerirían un plan de choque para fomentar la contratación,
para fomentar el empleo dentro de nuestro país, un plan de choque que pasará por abrir el mercado
laboral por facilitar la contratación y no por entorpecerla ni encarecerla. Por desgracia,
no parece que este gobierno tenga en ningún lugar, en ningún momento, encima de la mesa ese plan de
choque por la contratación. Más bien, parece que este gobierno está contento con seguir subsidiando
la situación de desempleo estructural de millones de españoles sin preocuparse por la reinserción
laboral de esos trabajadores y, desde luego, vivir en una sociedad donde una parte, donde un
porcentaje muy significativo de la población no puede acceder de manera estructural al mercado
laboral, no puede prestar servicios valiosos para el resto de sus conciedadanos, servicios que el
resto de sus conciedadanos valoren lo suficiente como para remunerarles de manera adecuada,
es vivir en una sociedad empobrecida, es vivir en una sociedad donde la dependencia del Estado
genera siervos y no genera ciudadanos libres y autónomos.