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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.

¿qué es lo mejor, lo peor, y lo más incierto, lo bueno, lo malo, y lo feo, del programa económico de Vox?
¡Veámoslo!
Ya conocemos el programa electoral de Vox, y dentro de ese programa electoral,
¿cuáles serán sus principales medidas económicas?
Y entre esas medidas económicas, encontramos algunas que están bien o muy bien,
otras que están mal o muy mal, y algunas que estarán bien o estarán mal según cómo las apliquen.
Pero, por desgracia, el programa económico de Vox no nos da pista alguna de cómo las aplicarán.
¿Cuáles son esas medidas económicas que están bien, esas que están mal,
y esas que Vox no nos deja adivinar si estarán bien o estarán mal?
Pues, buscando un paralelismo con la película, lo vamos a clasificar como lo bueno de Vox,
lo feo de Vox, y lo malo de Vox.
Y aún otras que sean feas, en el sentido de que Vox no nos deja entrever cómo se van a aplicar.
Dicho esto, ¿qué sería lo bueno del programa económico de Vox?
Es decir, aquellas promesas económicas que ya en la letra, ya en su espíritu, van en la dirección correcta.
Por ejemplo, medida 30. Mientras el gobierno decía subir el salario mínimo interprofesional
para ayudar a los españoles, subía aún más los impuestos y se disparaban los precios,
cercenando el poder adquisitivo de los españoles y bajando su salario real.
Impulsaremos la subida de todos los salarios, especialmente los más bajos.
Para que ello no conlleve una destrucción de empleo,
reduciremos drásticamente las cargas sobre las empresas
y la regulación abusiva que perjudican la generación de empleo.
En España hay unos salarios de miseria y un paro inaceptable
porque el trabajo de todos sostiene el estado de bienestar de los políticos y sus activistas a sueldo.
Dejando de lado el diagnóstico algo limitado de que la única causa de que los salarios sean bajos en España
sea el extractivismo del estado de bienestar, que influirá, pero no es la única causa,
desde luego la propuesta de Vox en este párrafo,
consistente en reducir drásticamente las cargas sobre las empresas
y la legislación abusiva contra la generación de empleo,
es una propuesta que, se concrete como se concrete,
en tanto en cuanto es una propuesta dereguladora,
será una propuesta en la buena dirección.
Que puede que finalmente se quede en poquita cosa,
pero por poquita cosa que sea, será una propuesta en la buena dirección.
Seguimos con lo bueno de Vox.
Medida cuadragésimo tercera.
Los sindicatos que deberían defender a los trabajadores los han traicionado,
convirtiéndose en lacayos del poder político de turno.
Acabaremos con todas las subvenciones públicas para sindicatos y patronales,
impidiendo que se pueda cobrar la negociación de los ERE y ERTE.
Exigiremos la fiscalización, control y reducción de los liberados sindicales
y estableceremos la incorporación obligatoria a sus puestos habituales en situaciones de extrema necesidad.
Estableceremos los controles necesarios para suprimir los delegados sindicales fantasma
en empresas ya extinguidas.
¿No es que la supresión de las subvenciones a sindicatos y patronal
vaya a ser el gran ahorro de gasto público del Estado español?
No, ni mucho menos.
Pero desde luego, sindicatos y patronal no tienen por qué vivir a costa del contribuyente,
sino que deberían vivir ambos, sindicatos y patronal, de las cuotas de sus afiliados.
Y si sus afiliados no valoran suficientemente el servicio que les proporciona
el sindicato o la patronal, pues entonces deberían cerrar.
Y en ese sentido, la propuesta de Vox es una propuesta acertada.
Es una propuesta correcta.
Aun cuando al final no suprimiera al 100% esas subvenciones,
que ojalá lo haga, solo con que la suprima al 25% o al 50%,
ya será un paso en la buena dirección.
Medida 52º.
Blindaremos la libre elección de centro educativo en todos los niveles
a través de un cheque escolar
para que las familias elijan libremente el modelo educativo que desean
sin que su situación económica o social sea un impedimento para ello.
Aunque es verdad que en materia de cheque escolar existe alguna controversia
dentro de los liberales sobre si es una buena o una mala medida,
respecto al modelo educativo enormemente intervenido por el Estado que tenemos en España,
creo que sí sería un paso adelante, un paso en la buena dirección,
un paso que ampliaría la libertad efectiva de los ciudadanos
para determinar la educación de sus hijos.
Por tanto, también aquí diría que es valioso, diría que es importante
que Vox se siga atreviendo a defender esta medida y que la coloque en su programa electoral.
Medida 64º.
Tolerancia cero con la ocupación ilegal.
Reformaremos tanto el Código Penal como las leyes de enjuiciamiento civil y criminal
para proteger real y efectivamente a los propietarios que sufren la acción de las mafias de ocupación
o la entrada ilegal de una ocupa en su vivienda.
Todo español debe tener la capacidad de defenderse a sí mismo y a los suyos
ante una agresión en su propio hogar.
Crearemos un registro de datos históricos de zonas afectadas por la ocupación
e impulsaremos el seguimiento pormenorizado de todos los casos que se produzcan,
así como la asistencia integral a las víctimas de la ocupación.
Eximiremos a los propietarios de inmuebles ocupados ilegalmente del pago del IBI
durante el período de ocupación ilegal del inmueble.
No creo que sean necesarios muchos comentarios para aclarar por qué esta medida va en la buena dirección.
Hay que luchar contra la ocupación ilegal por ser un atentado contra la propiedad privada.
Además, tiene sentido que el Estado, que se arroga al monopolio de la violencia
y, por tanto, de la defensa de la propiedad privada dentro de su territorio,
no cobre el IBI de aquellos inmuebles que están siendo ocupados ilegalmente
como consecuencia de su actuación negligente a la hora de proteger la propiedad privada.
A ver si solo por ese incentivo perverso, el incentivo perverso de cobrar el IBI,
el Estado incrementa su diligencia a la hora de evitar ocupaciones ilegales de inmuebles
o acelerar la desocupación de inmuebles ilegalmente ocupados.
Continuamos con lo bueno económicamente de Vox, medida 65.
Liberaremos todo el suelo que no esté o debe estar especialmente protegido
por motivos de interés ambiental, paisajístico, productivo o para la defensa nacional.
Impulsaremos una nueva ley del suelo que prevea la liberación del suelo secuestrado
por ayuntamientos y comunidades autónomas para el beneficio de los partidos y de políticos corruptos
y que asegure un correcto, ágil y armónico desarrollo urbanístico en toda España.
La inaccesibilidad de vivienda es, sin duda alguna,
uno de los principales problemas económicos y sociales de la España actual.
No se trata solo de que dificulte muy gravemente la vida de muchísimas personas,
sino que además es un problema económico en una doble vertiente, en una vertiente laboral.
Los jóvenes no pueden ir a trabajar allí donde se los valora más porque la vivienda está muy cara,
y también un problema patrimonial. Los jóvenes tienen más complicado acumular un patrimonio
porque uno de los principales activos de su patrimonio, la vivienda, se ha vuelto inaccesible.
De ahí que solucionar este grave problema económico y social sea tan prioritario.
Y una de las principales políticas para solucionarlo de verdad es liberalizar el suelo.
Liberalizar el suelo no significa que se pueda construir en absolutamente todas las partes.
Significa esto que está proponiendo Vox en su programa electoral.
La Ley del Suelo en Vigor establece que, por defecto, el suelo no es urbanizable.
Es decir, que solo es urbanizable aquello que expresamente sea autorizado por la administración.
Lo que propone Vox es hacerlo al revés. Que todo el suelo sea, por defecto, urbanizable,
salvo aquel suelo que las administraciones públicas, por diversos motivos, declare no urbanizable.
Pero en este caso ya cambia radicalmente la película, porque la administración pública
tiene que justificar por qué un cierto suelo no ha de poder urbanizarse.
No es como ahora, que no tiene que justificar nada.
No se puede edificar en ningún lado. ¿Por qué? Pues porque así está por defecto.
Si la administración pública quiere denegar a un propietario o a un conjunto de propietarios
la posibilidad de urbanizar esos suelos, tendrá que justificarlo.
Tendrá que buscar causas razonables que permitan argumentarlo.
Por tanto, de nuevo se trata de una buena medida.
Y siguiendo con propuestas del mercado inmobiliario, medida septuajesimo segunda,
acabaremos con la expropiación temporal de inmuebles y con el control de rentas en el contrato de arrendamiento
puestos en marcha en los últimos años por distintas regiones.
Y propuesta septuajesimo séptima, derogaremos la ley por el derecho a la vivienda aprobada por el Gobierno de Sánchez,
la cual no contribuirá a conseguir vivienda más asequible, hundirá el mercado del alquiler,
altera el contenido esencial del derecho de propiedad consagrado en el artículo 33 de la Constitución
y ampara la ocupación ilegal.
En su momento ya dedicamos un vídeo a explicar por qué la nueva ley de la vivienda,
aprobada por PSOE, Podemos, Bildu y Esquerra Republicana de Cataluña, es una ley nefasta.
Por tanto, todo lo que suponga derogarla es una buena noticia.
Y para terminar con el apartado de lo bueno de Vox, vamos a la medida centésimo cuadragésimo sexta.
En materia presupuestaria elaboraremos presupuestos de base cero,
marcando como objetivo la eliminación progresiva del déficit y de la deuda pública que condena a la ruina
a las futuras generaciones, optimizando las cuentas públicas.
¿Qué es un presupuesto de base cero? Pues un presupuesto que se elabora cada año desde cero.
¿Actualmente cómo se elaboran los presupuestos generales del Estado?
Pues básicamente se coge el presupuesto del año anterior,
se mantienen todas o prácticamente todas las partidas del presupuesto del año anterior,
y lo que se hace es incrementar un poquito o un muchito las partidas que ya existen,
y en todo caso incorporar otras nuevas partidas.
Esta mala técnica presupuestaria genera una inercia, un arrastre,
de partidas de gasto del pasado a partidas de gasto del presente.
Como decía el profesor Varea, lo que cuestan los presupuestos es meter la cabeza.
Pero una vez consigues entrar en el presupuesto, es decir,
una vez consigues que el presupuesto de una autonomía o de la Administración General del Estado
contenga una transferencia en tu favor, entonces ya la disfrutas prácticamente de por vida,
porque en cada nueva elaboración presupuestaria no se revisan todas las partidas desde cero,
sino que se parte de ellas y se incrementan gradualmente.
Por eso lo que propone Vox, un presupuesto de base cero,
elaborar cada año el presupuesto desde cero, no mirando qué había el año pasado,
sino simplemente planteándose en qué debemos gastar el dinero este año,
al margen de aquello en lo que lo hayamos gastado el año pasado.
Lo del año pasado no es necesariamente vinculante para este.
Miremos al futuro, no al pasado.
Pues esta técnica presupuestaria, presupuesto de base cero, es una buena técnica presupuestaria.
Y por eso que la incluya Vox en su programa, y sólo Vox,
no el resto de partidos supuestamente serios y rigurosos, como el PSOE, como PP o como SUMAR,
sino únicamente Vox, que la incluya Vox en su programa, es muy buena noticia.
Pues hasta aquí lo bueno del programa económico de Vox.
Ahora vayamos a lo feo del programa económico de Vox.
¿Feo en qué sentido?
Pues en el sentido de que se trata de propuestas poco especificadas,
bastante ambigüas y potencialmente problemáticas.
Según se apliquen de una manera o de otra, serán buenas medidas o serán muy malas medidas.
De ahí que esté feo que Vox no aclare a qué se refiere o no las desarrolle muchísimo más
para sacarnos de dudas.
Un ejemplo clarísimo de lo feo de Vox en materia económica es su apartado fiscal.
Como ya expliqué en el vídeo de ayer, Vox promete una muy profunda bajada de impuestos.
Fabuloso, pero al mismo tiempo no plantea un recorte equivalente del gasto público,
de manera que o bien nos está mintiendo,
es decir, no piensa recortar los impuestos ni mucho menos en tanto como ha prometido,
o bien recortará los impuestos con cargo a deuda,
lo cual supondrá endeudar a las generaciones futuras,
o bien ejecutará recortes del gasto mayores de los que ha anunciado pero que no nos ha comunicado.
Y por tanto nos está manipulando, nos está ocultando información.
En cualquiera de estos tres casos estaremos ante una promesa problemática, criticable,
ya sea porque no cumple lo prometido, ya sea porque no se endeuda,
o ya sea porque no nos comunica qué gastos va a recortar,
qué gastos va a dejar de financiar con esa rebaja de impuestos.
Y en este sentido, más ejemplos de lo feo de Vox, pues medida trigésimo primera.
Promoveremos el empleo estable, duradero y de calidad mediante la reducción de las cotizaciones
en las empresas que contraten a trabajadores españoles de manera indefinida,
bonificando al 100% los nuevos empleos creados durante el primer año para cualquier edad
y al 50% en el segundo año.
De nuevo, la medida podría ser eficaz, podría llegar a tener sentido,
pero si uno no cuadra las cuentas de la Seguridad Social, que están enormemente desequilibradas
después de las pésimas reformas en materia de pensiones que ha ejecutado el gobierno de PSOE Podemos,
si uno no cuadra las cuentas de la Seguridad Social, si no especifica cómo piensa cuadrarlas,
pues no deja de ser un brindis al sol.
Algo parecido ocurre con la propuesta trigésimo octava.
Nuestros jóvenes son víctimas de un círculo vicioso donde solo se les ofrece paro o precariedad,
una situación insostenible que la reforma laboral del gobierno ha empeorado aún más.
Derogaremos la reforma laboral de Yolanda Díaz, que ha maquillado las cifras de temporalidad
sin adoptar medidas reales contra la precariedad y que beneficia a los sindicatos mayoritarios
que han traicionado a los trabajadores.
A su vez, impulsaremos una reforma laboral que escuche a los verdaderos agentes sociales.
¿Es mejorable la legislación laboral española?
Sin duda, mucho.
¿Ahora bien, cualquier derogación y cualquier nueva reforma laboral
supone una mejoría con respecto a lo que hay?
No. Por ejemplo, la regulación laboral previa a 2012 era mucho peor que la actual.
Por consiguiente, en este campo sí hay margen para empeorar muy sustancialmente.
Y si Vox nos dice, derogaré la reforma laboral y aprobaré una nueva reforma laboral,
pero no nos indica cuál sería el contenido,
cuáles serían las líneas maestras de esa nueva reforma laboral,
pues entonces es muy complicado evaluar si será un cambio a mejor o a peor.
Sobre todo si añade la coletilla de
impulsaremos una nueva reforma laboral que escuche a los verdaderos agentes sociales.
¿Y cuáles son esos verdaderos agentes sociales?
Que no estoy diciendo que los sindicatos y la patronal actual sean verdaderos agentes sociales,
pero ¿a quién tiene Vox en la cabeza cuando dice que esos son falsos
y hay otros que son verdaderos a los que sí habría que escuchar?
Por ejemplo, a Solidaridad, el sindicato de Vox,
entonces simplemente sería un quítate tú para ponerme yo.
Y para terminar con lo feo, lo indefinido, lo incierto del programa económico de Vox,
medida 76.
Fomentaremos que los propietarios pongan sus viviendas vacías en alquiler
a través del incremento de los beneficios fiscales a las rentas de alquiler para los arrendadores.
Si se pretende impulsar un incremento de la oferta de vivienda
mediante la movilización del Parque de Viviendas Vacías en España,
es preferible hacerlo así, con beneficios fiscales,
que como prefiere hacerlo el PSOE o SUMAR, es decir, con impuestos contra las viviendas vacías.
No digamos ya expropiando temporalmente esas viviendas vacías
y sacándolas a un alquiler regulado por la administración.
Ahora bien, y como ya hemos mencionado con respecto a la reforma fiscal que plantea Vox,
si no se presenta una memoria económica donde todas estas medidas estén adecuadamente cuadradas
con los gastos del Estado que pretende mantener Vox,
pues no sabemos si son medidas sostenibles que pueden terminar generando más daño que beneficios.
De ahí que la coloquemos dentro de la categoría de lo feo.
Y vayamos ahora con el bloque de lo malo,
aquellas medidas económicas de Vox que están mal, que son incorrectas, que serán dañinas.
Empecemos con la medida 36º.
Apoyaremos decididamente a los trabajadores autónomos mediante la exoneración de la cuota
a aquellos cuyos ingresos netos no lleguen al salario mínimo interprofesional
y la bonificación total a los autónomos que estén de baja.
A su vez, tomaremos las medidas necesarias para acabar con la figura del falso autónomo
que afecta a todos los ámbitos laborales.
Y claro, después de escuchar esta medida, muchos me preguntaréis ¿por qué esto es malo?
Si esto suena bastante bien.
Quizá la última parte no, la de utilizar al Estado para perseguir a aquellos que considere el propio Estado
que es un falso autónomo, etcétera, pero en cualquier caso la primera parte sí suena bien.
Y no disputo que suene bien y que esté bien.
Si he colocado este punto en el apartado de lo malo, es por lo que implícitamente nos está diciendo.
Vox no propone reformar de erogar el nuevo sistema de cotizaciones sociales
que aprobó el gobierno de PSOE Podemos.
Un nuevo sistema de cotizaciones sociales que priva a los autónomos del derecho
a definir su base de cotización.
Durante décadas y hasta que llegó PSOE Podemos al gobierno,
los autónomos podían escoger entre un mínimo y un máximo
la base por la que querían cotizar y la base por la que querían
de vengar derechos futuros contra el sistema de seguridad social.
Desde la reforma de PSOE Podemos esto ya no es así.
Los autónomos han de cotizar sí o sí en función de sus ingresos reales.
Quieran o no quieran recibir beneficios futuros del sistema de seguridad social.
Vox no enmienda este perverso sistema que priva de libertad de autonomía a los trabajadores autónomos,
sino que añade una mejora que puede ser interesante, que puede ser razonable,
aunque de nuevo habría que ver cómo cuadra con la sostenibilidad de la seguridad social,
que es exonerar de la cotización social a aquellos autónomos
que no lleguen a unos ingresos iguales al salario mínimo, de acuerdo,
pero condena a todos los otros autónomos a tener que cotizar en contra de su voluntad
según sus ingresos reales.
Por tanto, y como también dije respecto al Partido Popular,
Vox ha traicionado a millones de autónomos.
Se traga la reforma de las cotizaciones sociales del ministro Escrivá.
Introduce algún cambio, pero en última instancia consolida, convalida este giro copernicano
en el régimen de cotizaciones sociales de los trabajadores autónomos
que ha aprobado el sanchismo.
Es algo que ha comenzado este año.
Y pese a ser una innovación sanchista que acaba de empezar este año,
Vox se lo come con patatas.
Y la indigestión de esas patatas es para todos los trabajadores autónomos.
Algo similar cabe decir con respecto a la medida cuadragésimo segunda.
A nuestros mayores se les ha chantajeado con suspensiones
y se sigue haciendo con fines partidistas mientras sentencian el futuro de nuestros hijos.
La solución estructural a largo plazo debe ser el incremento de la natalidad
frente al invierno demográfico que asola nuestra nación.
Aseguraremos la sostenibilidad del sistema de pensiones desmontando el sistema autonómico,
poniendo fin a las duplicidades administrativas,
reduciendo el número de ministerios, consejerías, diputados y parlamentos
y terminando con el despilfarro político.
Esto del recorte del gasto político, por lo visto, da para mucho.
En el vídeo de ayer ya vimos que el recorte del gasto político,
el desmontaje del estado autonómico, la lucha contra los chiringuitos,
contra las duplicidades, etcétera, iba a financiar una reforma fiscal gigantesca,
un agujero de más de 60.000 millones de euros.
Pues bien, ahora no sólo va a financiar esa reforma fiscal,
sino también la sostenibilidad futura del sistema de pensiones público.
Puestos a pedir, no sé por qué no se lanzan a financiar también,
con esta medida nunca cuantificada, no lo olvidemos,
una duplicación o triplicación de las pensiones de nuestros mayores.
¿Qué tal si el desmontaje del estado autonómico y el recorte del gasto político
es un pozo sin fondo de recursos con lo que se puede financiar absolutamente todo
sin echar nunca una sola cuenta que justifique el coste económico
de las medidas que estás planteando?
Es, como ya dije en el vídeo de ayer, el equivalente en la izquierda a
lo pagarán los ricos, aquí lo pagará el recorte del gasto político
y ya está, no hay más que discutir.
Y dejando de lado esto, que ya es suficientemente grave,
lo verdaderamente grave de este punto es, de nuevo, lo que implícitamente nos está diciendo,
es decir, que Vox no pretende desmontar la reforma del sistema de pensiones
aprobada por el gobierno de PSOE Podemos.
Nuevamente, por el ministro escriba,
Vox dice que dejará el sistema de pensiones tal cual está ahora,
pero lo volverá sostenible gracias a la demografía.
Ya llegamos un poquito tarde para esto,
básicamente porque los problemas financieros del sistema de pensiones
a raíz de la jubilación masiva de la generación del BB Boom
se van a dar en la década de los 40 y de los 50.
Por tanto, por mucho que quieras estimular ahora la natalidad,
los trabajadores autóctonos del futuro que deberían sostener el sistema de pensiones
ya deberían haber nacido.
Pero bueno, nos dicen que lo volverán sostenible con la natalidad
y con el desmontaje del Estado autonómico
y con la lucha contra el gasto político
y demás palabras vacías que nunca se sustancian en ninguna cuenta bien echada.
Pero lo que hay ahora mismo del sistema público de pensiones
es lo que Vox defiende y lo que Vox quiere que se mantenga.
Y esto además supone un muy importante retroceso
con respecto a la propuesta en materia de pensiones
que planteó Vox en su programa electoral del año 2019.
En el año 2019, Vox defendía, por un lado, cuentas nocionales,
es decir, individualizar el derecho que cada trabajador ha de vengado
en cada momento a una prestación futura del sistema de seguridad social,
estimando ese derecho de tal manera que el sistema sea financieramente sostenible,
y por otro, avanzar muy progresivamente hacia un sistema de pensiones de capitalización.
Hoy estas dos medidas tremendamente sensatas
han desaparecido del programa económico de Vox
y esto es tremendamente malo.
Sigamos con lo malo del programa económico de Vox
y aquí ya nos metemos en la sección que podríamos denominar
tradicionalismo, agrarismo, proteccionismo, mercantilismo, gremialismo, etcétera.
Por ejemplo, medida cuadragésimo cuarta.
Fomentaremos y protegeremos el artesanado y los oficios tradicionales y con arraigo,
herencia vigorosa de nuestros abuelos mediante medidas fiscales y críticas,
así como reconoceremos la tradición secular del cooperativismo
y la economía social en nuestra nación,
promoviendo la participación de los trabajadores en las empresas.
Esto último, por cierto, lo de que los trabajadores participen en las empresas
también es una de las medidas estrella de su mar.
Pero bueno, dejando de lado esta curiosa o no tan curiosa coincidencia,
¿por qué hay que proteger oficios tradicionales?
¿Por qué hay que proteger el artesanado?
No digo que haya que atacarlo.
No digo que haya que machacarlo con regulaciones.
¿Pero protegerlo por qué?
Es la herencia vigorosa de nuestros abuelos.
¿Es que acaso tendríamos que estar trabajando en lo mismo que trabajaban nuestros abuelos?
¿Ese es el sentido de progreso que tiene Vox?
¿Debería yo dedicarme a cuidar cerdos y pastorear cabras?
Aunque bueno, analizando programas de partidos políticos casi casi lo estoy haciendo.
Si un determinado oficio, si una determinada profesión
deja de cumplir una función social para terceros,
lo que tiene que hacer evidentemente es desaparecer.
Uno podrá decir, si una persona lleva muchos años en su oficio
y está cerca de jubilarse,
y ha habido un cambio tecnológico o de gustos de los consumidores
que lleva a que su oficio, lo único que sabe hacer,
no valga para nada y por tanto no pueda ganarse la vida,
hay que ayudar a esa persona para llegar a la jubilación.
¿De acuerdo? Sería otro debate.
Pero es que Vox no está defendiendo eso.
Vox aquí no está defendiendo que hay que proteger
a los trabajadores cuyos oficios están en peligro de extinción.
Vox está diciendo que hay que proteger los oficios que están en peligro de extinción.
Vox está defendiendo que los oficios tradicionales
hay que perpetuarlos en la medida de lo posible en el tiempo.
¿Por qué? Que nuestros abuelos vivieran de un determinado modo
no significa necesariamente que vivieran mejor que nosotros.
Y no significa ni mucho menos que nosotros debamos vivir como ellos.
Si a Vox Adele gusta estéticamente que siga habiendo toneleros o afiladores,
que los subsidie, pero de su bolsillo, no del mío.
Sigamos con lo malo de Vox.
En este caso, las medidas 73ª y 74ª.
Impulsaremos la homogeneización de normativa turística
en materia de viviendas con fines turísticos para toda España.
Esta homogeneización normativa garantizará la competencia en igualdad de condiciones
con el resto de alojamientos turísticos como hoteles o campings.
Velará por la preservación de los derechos de los vecinos residentes
y la vida de los barrios.
Y pondrá límite al encarecimiento que la proliferación masiva de pisos turísticos
causa en el precio de la vivienda.
Y a su vez, la saturación y masificación de los cascos históricos de pisos turísticos
ha dinamitado la armonía entre residentes y turistas.
Preservaremos los derechos de los vecinos residentes
y pondremos fin a un modelo turístico poco respetuoso
que está contribuyendo a la degradación de nuestros barrios
y a la expulsión de los vecinos de sus hogares.
Nuestros barrios no pueden convertirse en parques temáticos.
Básicamente, Vox le está declarando la guerra al piso turístico.
Es decir, le está declarando la guerra al derecho de propiedad de los ciudadanos.
Porque les está diciendo a los ciudadanos que no pueden utilizar su piso
como esos ciudadanos quieren utilizarlo.
Si se lo alquilan a un español a largo plazo, bien.
Si se lo alquilan a un turista normalmente extranjero, mal.
Y cuidado, no estoy diciendo que la proliferación de pisos turísticos
no pueda implicar retos y problemas.
Retos y problemas que en el extremo podrían llegar a justificar
una limitación de ese derecho de propiedad.
Lo que no tiene mucho sentido es justificar esa limitación
exante y para todos.
La forma en la que deberían regularse los pisos turísticos
es tal como se regularían en una urbanización privada.
Una urbanización privada es un conjunto de propietarios de viviendas
que tienen normativas comunes consensuadas entre todos ellos.
Podría haber urbanizaciones privadas que permitieran los pisos turísticos
y otras que no las permitieran.
Todo dependería de las preferencias de los propietarios
de los pisos que integran la urbanización privada.
Lo que no se puede presuponer es que todos los propietarios
en todas las urbanizaciones tienen exactamente las mismas preferencias
y por tanto que todas las urbanizaciones adoptarían
la misma normativa al respecto.
Por eso cualquier regulación de los pisos turísticos
debería ser enormemente descentralizada.
Los problemas que pueden tener con los pisos turísticos
los vecinos de un determinado barrio, de una determinada ciudad
no tienen por qué ser en absoluto los mismos que tengan los vecinos
de otro barrio, de otra ciudad con los pisos turísticos.
Quizá los primeros se perciben como perdedores netos
de los pisos turísticos y los segundos como ganadores netos
de los pisos turísticos.
Si el segundo barrio, por ejemplo, vive esencialmente del turismo
pues no creo que muchos de sus residentes quieran prohibir
esta actividad turística.
De ahí que, insisto una vez más, el principio básico
para regular los pisos turísticos debería ser
la descentralización normativa.
Y Vox está planteando todo lo opuesto.
En su punto 73 está diciendo que quiere homogeneizar
la regulación de los pisos turísticos en toda España.
¿Qué relación guardará la problemática con los pisos turísticos
del centro histórico de una localidad costera
cuyos residentes vivan masivamente del turismo
con la problemática con los pisos turísticos
del centro histórico de Madrid?
¿No ves que las reglas no pueden ser comunes,
que las reglas han de ser distintas?
Por tanto, ¿por qué quieres homogeneizar la normativa
de los pisos turísticos?
Pues ellos mismos nos lo dicen, para evitar la competencia
desleal hacia hoteles y campings.
Es decir, que se trata en última instancia de una medida
para proteger, en última instancia, al lobby hotelero
frente a la competencia que les plantean los pisos turísticos.
Claro que los hoteles no quieren que haya pisos turísticos
y tampoco quieren que haya más hoteles.
Quieren tener su cuota de mercado amarrada y protegida
a través de la regulación.
Y eso es lo que les está proporcionando Vox.
Sigamos con lo malo.
Medida 78.
Promoveremos un urbanismo amable para las familias
arraigado y armonioso con el entorno,
fomentando la rehabilitación de los estilos regionales
y la protección de las fachadas tradicionales,
incluyéndolos en los catálogos de bienes de interés cultural.
Rechazamos por ello proyectos globalistas,
como la llamada nueva Bauhaus Europea,
que impulsan los burócratas de Bruselas,
que, con la acuartada del fanatismo climático
y la eficiencia energética de los edificios,
pretende uniformizar la realidad de nuestras ciudades.
Claro que hay que rechazar el urbanismo centralizado
y homogeneización de Bruselas.
Pero es que Vox, en última instancia, pretende hacer algo similar.
Pretende planificar en el conjunto de España
cómo ha de ser el urbanismo en cada ciudad.
Más regulaciones urbanísticas, más rigidez urbanística,
más paternalismo urbanístico.
Eso es lo que está proponiendo Vox.
Como a Buxadé no le gustan los turistas
y le gustan los edificios tradicionales,
pues sale a echar a los turistas
y a imponer que los edificios tengan un diseño tradicional.
Bueno, pues que se compre Buxadé un palacete,
que lo rehabilite y que viva en él,
pero a los demás que les deje tranquilos.
Sigamos, medida octagésimo cuarta.
Exigiremos la imposición de aranceles
a los productos agrícolas provenientes de Marruecos
con el fin de que no copen el mercado nacional y europeo
en detrimento de los productos españoles.
Esto es que está todo mal y no sé muy bien por dónde empezar.
Primero, la política arancelaria
no es una política del gobierno de España,
es una política europea.
¿Nos guste o no nos guste?
Pero salvo que Vox esté planteando salir de la Unión Europea,
que al menos en su programa no lo especifica,
esto es algo que el gobierno de España no puede hacer,
porque es una competencia que desde hace muchos años
ya ha sido trasladada de nuevo
Segundo, si el consumidor español quiere comprar
un producto de Marruecos que sabe además que es de Marruecos,
¿por qué se lo tienes que impedir?
¿Por qué lo tienes que penalizar?
¿Por qué le has de empujar a que compre producto nacional
que a lo mejor lo considera o más caro o de peor calidad
o simplemente quiere comprar producto marroquí?
¿Por qué lo has de empujar a que compre algo que no quiera comprar?
Y tercero, entrar en una guerra comercial con Marruecos
es bastante disparatado.
Ahora mismo España le exporta a Marruecos
más de lo que importa de Marruecos.
Si le metiéramos aranceles a Marruecos,
Marruecos haría lo propio.
Y por tanto, los consumidores españoles saldrían perdiendo,
porque tendrían que pagar más por la mercancía marroquí,
y también los empresarios españoles que venden a Marruecos
saldrían perdiendo, porque sus productos allí
serían más caros y menos competitivos
con respecto a los productos marroquíes locales.
Por lo tanto, es una medida liberticida,
contraria al libre comercio, que además no tiene ningún sentido.
Y por si alguien pensaba que esta medida arancelaria,
proteccionista contra Marruecos,
es en el fondo una medida geopolítica
para tratar de arruinar la economía de un país
que en el futuro nos puede terminar haciendo militarmente mucho daño,
es decir, que no fuera una medida realmente económica,
sino que tuviese otra intencionalidad detrás,
por si alguien pensara esto,
vayamos a la medida octagesimo sexta.
Defenderemos el comercio local y el producto nacional
frente a las grandes multinacionales y franquicias
que eluden sus obligaciones fiscales,
comercian con los datos digitales cosechados en España
e impiden a nuestros pequeños comerciantes
acceder al mercado en condiciones de igualdad.
Es decir, que esta visión de Vox anticomercio
con respecto a Marruecos no es algo específicamente
con respecto a Marruecos,
sino que es la nueva normalidad dentro del programa económico de Vox.
Vox cree que los españoles hemos de comprar producto nacional
por el mero hecho de ser español.
Aunque ese producto nacional sea más caro y de peor calidad
que un producto extranjero,
hemos de comprar producto nacional.
Y, por tanto, hay que perseguir a aquellas empresas extranjeras
que vengan a España y sean más competitivas que las locales.
Porque, claro, si eres extranjero y ofreces un mejor producto
a un menor precio que las compañías locales,
entonces los españoles, que son muy poco patriotas por lo visto,
compran la mejor y más barata mercancía extranjera
en lugar de comprar la peor y más cara mercancía nacional.
Y en lugar de intentar que la empresa nacional
mejore su competitividad y pueda ponerse al nivel
o incluso superar a la empresa extranjera,
lo que plantea Vox es que hay que penalizar a la empresa extranjera
por hacerlo bien en España.
Claro que todo esto es muy cachondo,
pero desde el punto 86, como hemos visto,
Vox defiende que hay que promover el consumo en España
del producto nacional.
Pero, en cambio, en la medida anterior, medida 85,
Vox nos dice lo siguiente.
Refuerzo de la acción diplomática para promocionar
y proteger nuestros productos en el exterior,
así como garantizar siempre el efectivo ejercicio de sus derechos.
El Gobierno de España no puede tolerar las humillaciones
y criminalización de sectores nacionales
como el vino, la carne o la fresa, como Sánchez sí ha permitido.
Vamos, que en España no hemos de comprar productos estadounidenses,
pero en Estados Unidos sí han de comprar productos españoles
y no estadounidenses.
Es que es un despropósito.
Tú no te puedes agarrar al principio de que una nación
ha de comprar prioritariamente producto nacional
y luego decir que tu nación tiene que promover su producto nacional
en el extranjero.
Si crees en eso, respeta la soberanía de las naciones extranjeras
a la hora de comprar sus productos.
Y diles a nuestros empresarios españoles exportadores
que se van a arruinar, porque han de olvidarse de vender
en mercados extranjeros.
Y si no haces esto, si lo que quieres es que los extranjeros
no vendan en España, pero los españoles sí vendan
en el extranjero, lo que eres es un hipócrita.
Y terminamos con las medidas centésimo sexagésimo segunda
y centésimo sexagésimo tercera, que son dos medidas
en las que Vox declara la guerra contra las grandes tecnológicas.
En primer lugar, estableceremos una fórmula para que los
gigantes tecnológicos, además de pagar correctamente sus impuestos,
coticen también por los datos digitales que cosechan en España.
Hay que defender la soberanía nacional y personal de esos datos.
Como primer paso, de acuerdo con la propuesta política de España Decide,
se consultará al pueblo español mediante la aplicación
del artículo 92 de la Constitución española, relativo a consultas
sobre decisiones políticas de especial trascendencia,
su voluntad sobre control del tratamiento y almacenaje de sus datos personales,
especialmente por parte de empresas extranjeras.
Se ve que si es almacenaje de empresas españolas es menos grave.
Y en segundo lugar, cada vez que comemos, compramos, trabajamos,
descansamos o hacemos deporte, estamos generando datos.
Y difícilmente somos conscientes de la cantidad de información
que compartimos sin saberlo.
Las plataformas digitales con sedes radicadas en el extranjero,
si estuvieran en España parece que no hay problema,
venden hasta un 80% de los datos que recogen sobre nosotros.
Esto significa que, sin saberlo, nos están expropiando digitalmente
y haciendo dinero, habitualmente en forma de publicidad.
Es necesario pagar a los dueños de esos datos por cederlos a terceros.
Según estudios recientes a nivel internacional,
una familia de cuatro miembros podría ingresar 18.000 euros
si se le paga una cantidad por los datos que ya cede de manera forzada,
ya que no tiene otra forma de acceder a ciertos servicios digitales
imprescindibles en la actualidad sin aceptar estos términos.
Es necesario regular esta situación empezando por las siguientes medidas.
Crearemos una pasarela de datos de obligado peaje
para las grandes tecnológicas extranjeras, las nacionales no,
esas nos pueden robar los datos,
y ayudan a sacar a sedes extranjeras datos obtenidos en territorio nacional.
Este mecanismo implicará el pago de un porcentaje al particular
del que se obtienen los datos, además de la correspondiente tributación.
Además, protegeremos la soberanía de los datos de los españoles
garantizando la máxima información y transparencia
en la cesión de los datos personales en Internet
siempre y cuando nos suponga una amenaza para la seguridad nacional.
A su vez, reforzaremos los mecanismos de persecución de la evasión fiscal
para que toda la economía sumergida digital
se incorpore a la economía real
y aporte al Producto Interior Bruto Nacional.
Y por último, impulsaremos la mejora de las directivas europeas
en materia de protección de datos
para fomentar que todos los datos obtenidos en un estado miembro
sean almacenados en servidores en esas mismas naciones
o se tribute y pague a los particulares por su exportación.
Más burocracia, más regulaciones y más impuestos contra las tecnológicas.
Algo muy parecido, por cierto, a lo que también defienden PSOE o Podemos.
Dice Box que las tecnológicas no nos pagan por los datos que extraen de nosotros.
Parece que se estén metiendo en nuestras casas sin nuestro consentimiento
y nos estén extrayendo los datos.
En realidad, lo que sucede es que nosotros utilizamos gratuitamente
las plataformas Twitter, Facebook, YouTube, Telegram, etc.
Las plataformas que nos proporcionan esas tecnológicas
y al usar esas plataformas dejamos un rastro de datos.
Y esos datos son aquellos que recopilan las tecnológicas
y precisamente porque tienen un carácter agregado,
mis datos individualmente valen muy poco,
precisamente porque tienen un carácter agregado
que les permite detectar tendencias y segmentar mercados,
esos datos son valiosos, son valiosos para las tecnológicas
y sobre todo para aquellas otras empresas que contratan con las tecnológicas
que quieren vendernos a nosotros sus productos
en función de los datos que han recopilado.
¿Nos tienen que pagar por esos datos?
Bueno, en gran medida ya nos están pagando
porque hacemos un uso gratuito de las plataformas que nos proporcionan las tecnológicas.
Nos están pagando, por tanto, en especie.
Twitter es gratuito o al menos sus funciones básicas son gratuitas,
Facebook es gratuito, Instagram es gratuito, YouTube es gratuito, etc.
¿Qué uno cree que deberían pagarnos más?
Bueno, pues entonces no utilices esas plataformas
porque no te compensará los datos que les estás regalando
con los servicios gratuitos en especie que estás recibiendo.
Ahora, habría que ver cuánto valora realmente cada uno sus propios datos personales
y me estoy refiriendo al tipo de datos personales que captan las tecnológicas.
Es decir, si me gusta más este cómic o este otro cómic,
si me gusta más esta serie de televisión o la otra,
si quiero comprar estos pantalones o esta camiseta, etc.
Y además datos personales que se recopilan y comercializan de manera anonimizada y agregada.
Es decir, que tú y tus gustos no son individualizables
dentro de ese maremágnum inmenso de datos.
Como digo, habría que ver cuánto valora realmente cada persona
la transferencia de este tipo de datos personales bajo estas condiciones.
Si mañana YouTube, Facebook o Twitter exigieran que cualquier usuario,
para utilizar su red, les pagara 10 euros o 20 euros al mes,
seguro que habría una deserción masiva de personas que dirían
a mí no me compensa pagar 20 euros al mes para utilizar Twitter o para utilizar Facebook.
Pues bien, si por 20 euros al mes habría una deserción masiva de personas
y en cambio por estar regalando entre comillas gratuitamente los datos,
no hay una deserción masiva de personas,
eso significa que esas personas que no se marchan a pesar de que no les pagan los datos
pues valoran sus datos menos de, por ejemplo, 20 euros al mes.
Claro que si te preguntan cuánto valoras tus datos y cuánto te tendrían que pagar,
todos diremos muchísimo o cuanto más mejor.
Pero lo que cuentan son las preferencias demostradas.
Y aquí estamos demostrando que utilizamos las redes sociales
a pesar de que no nos remuneran los datos
y también estamos demostrando que nos cuesta mucho soltar unos pocos euros
para acceder a algunas funcionalidades premium dentro de estas plataformas.
Por tanto, pagar con datos se ve que no nos cuesta demasiado, pagar con dinero bastante más.
Y justamente si algo como la propuesta de Vox saliera adelante,
las tecnológicas tendrían dos alternativas,
o marcharse o establecer cuotas para utilizar sus servicios.
De modo que sí, nos pagarían por nuestros datos y ellos nos dirían
vale, y ahora pagadnos por acceder a la plataforma,
porque hasta ahora os estábamos dejando utilizar la plataforma de manera gratuita.
Cada vez que queráis utilizar el motor de búsqueda de Google, pagad.
Cada vez que queráis enviar un mensaje por WhatsApp, pagad.
Cada vez que queráis colocar un tuit, pagad.
Cada vez que queráis subir una fotografía en Instagram, pagad.
Cada vez que queráis ver un vídeo en YouTube, pagad.
Etcétera, etcétera, etcétera.
Porque entiendo que será recíproco.
Si ellas nos tienen que pagar a nosotros por nuestros datos,
nosotros tendremos que pagarlas a ellas por utilizar sus servicios.
¿O no?
En definitiva, el programa económico de Vox es una mezcla de buenas ideas,
de ideas deliberadamente indefinidas,
que según se terminen decantando por un lado o por el otro,
pueden ser buenas o malas,
y por último, también es un conjunto de malas ideas.
Vox es una agrupación política que reúne a diversas familias ideológicas,
conservadores, democristianos, algún liberal y también falangistas.
Y este programa es una mezcla de las inquietudes,
de las voluntades, de las preferencias, de los valores,
de todas y cada una de esas familias.
De ahí que haya buenas medidas y de ahí que haya malas y muy malas medidas.
Y que uno sea simpatizante de Vox no debería colocarle una venda en los ojos
para reconocer todo esto,
para reconocer que el programa económico de Vox no es ni mucho menos perfecto
y que tiene muchísimos errores en su interior.
Salvo que uno sea tan voluntariamente ciego como para no querer ver
los defectos del partido político al que apoya,
debería como poco reconocer todos esos defectos,
aunque luego lo siga votando,
pero al menos reconocer, denunciar e intentar cambiar todos esos defectos.
Porque al final lo que distingue a un simpatizante honesto de un fanático es eso,
la capacidad para analizar honestamente los programas
y criticarlos allí donde sea necesario criticarlos.
Más información www.vox.org