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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.

¿Qué es más importante de cara a construir un patrimonio personal? ¿Empezar a ahorrar
pronto o, en cambio, ahorrar mucho? ¿Cuántos años necesitamos para duplicar nuestro patrimonio
a través de la reinversión de los rendimientos que genera ese patrimonio?
Veámoslo.
En el primer vídeo dentro de esta serie apadrinada por Trade Republic sobre educación financiera
explicamos la enorme importancia que tenía el ahorro de cara a construir un patrimonio
personal propio. Y, en esencia, el ahorro era importante porque constituye la materia
prima indispensable para la inversión. Para construir un patrimonio personal propio hay
que invertir, es decir, hay que adquirir activos financieros o activos reales. Al fin y al
cabo, eso es un patrimonio personal propio, el conjunto de activos financieros o reales
que son de nuestra propiedad. El objetivo, claro está, es que ese conjunto de activos
reales y financieros que constituye nuestro patrimonio personal propio nos proporcione
periódicamente, con el paso del tiempo, rentas del capital, es decir, ingresos en forma de
intereses, dividendos o alquileres. De esa manera, nuestros ingresos totales, que están
conformados por los ingresos salariales más los ingresos del capital, serán más amplios
o incluso alternativamente nos podríamos plantear prescindir de los ingresos salariales,
es decir, dejar de trabajar en el mercado y mantener nuestro estilo de vida a través
de los ingresos procedentes del capital. Esto, en última instancia, es lo que se pretende
que suceda de un modo o de otro, pero es lo que se pretende que suceda durante la jubilación.
En la jubilación no trabajamos, pero sí consumimos y consumimos con cargo a unos ingresos
que en algunos sistemas económicos nos los proporciona el Estado y en otros nos los proporciona
la cartera de activos que hemos ido acumulando a través del ahorro de nuestros ingresos
salariales y la inversión de ese ahorro. Sin embargo, sería un gran error y remarco
lo de gran error, enorme error, pensar que la adquisición de activos reales y financieros
y por tanto la construcción de un patrimonio personal propio solo procede o mayoritariamente
procede del ahorro de nuestros ingresos salariales redirigido, reconvertido en forma de inversión.
Como voy a intentar explicar en el presente vídeo, a largo plazo la principal fuente de
financiación para adquirir nuevos activos reales y financieros que integren nuestro
patrimonio personal propio no será, no ha de ser, el ahorro de nuestras rentas salariales,
sino el ahorro y la reinversión de las propias rentas del capital procedentes de los activos
reales y financieros que hemos adquirido con anterioridad. Esta es la lógica del llamado
interés compuesto, intereses que generan nuevos intereses y es la máxima expresión posible del
capitalismo, rentas del capital generando nuevas rentas del capital. Ilustremos con un ejemplo
muy conocido la enorme importancia que tiene el interés compuesto de cara a la construcción
de un patrimonio personal propio. Imaginemos el caso de dos hermanos gemelos, es decir,
de dos personas muy parecidas, con dos personalidades muy similares, pero que en un determinado momento
de su vida deciden tomar decisiones vitales distintas. El hermano gemelo A decide disfrutar
de su juventud y de parte de su madurez, no ahorrando nada, gastándolo todo hasta los
34 años. Pero a partir de los 34 años, si desarrolla hábitos frugales y comienza
a ahorrar 2.000 euros anuales, que es capaz de invertir a una tasa de rentabilidad del 10% anual.
Por tanto, cada año lo que hace este hermano gemelo A es invertir, por un lado, los 2.000
euros que ahorra de su salario y, por otro, las rentas del capital que ya le está generando el
patrimonio que ha acumulado hasta el momento. Y luego tenemos el caso del hermano gemelo B.
El hermano gemelo B comienza a ahorrar 2.000 euros anuales a los 22 años y sigue desarrollando ese
hábito frugal hasta los 33 años. Es decir, que entre los 22 y los 33 años ahorra 2.000 euros
anuales e invierte esos 2.000 euros anuales más las rentas del capital que esté obteniendo con
el patrimonio que ya haya acumulado. ¿Y qué hace a partir de los 34 años? Momento en el que su
hermano gemelo comienza a ahorrar. Este hermano gemelo B, a partir de los 34 años, deja de ahorrar.
Empieza a gastarse el 100% de su salario. Cada año solo reinvierte las rentas del capital que
le proporciona el patrimonio que ya ha acumulado. Un patrimonio que, como en el caso del hermano
gemelo A, es capaz de rentabilizar a una tasa del 10% anual. Pues bien, la pregunta que os
formulo es ¿cuál de estos dos hermanos gemelos tendrá un mayor patrimonio personal a los 65 años?
¿Cuándo se jubilen? ¿El hermano gemelo A que ha ahorrado 2.000 euros anuales desde los 34 años a
los 65 años y que ha reinvertido ese ahorro más las rentas que le genere su patrimonio al 10% anual?
¿O el hermano gemelo B que solo ha ahorrado parte de su salario entre los 22 y los 33 años? No es
que a partir de los 33 años deje de invertir, pero solo reinvierte los ingresos del capital que
le proporciona anualmente su patrimonio. Pues bien, por poco intuitivo que pueda parecer,
tendrá más patrimonio, mucho más patrimonio, el hermano gemelo B. El hermano gemelo que solo
ahorra de su salario entre los 23 y los 33 años y que a partir de los 34 años se limita a reinvertir
los ingresos que ya le está proporcionando el patrimonio que ha acumulado hasta esos 33 años.
Esa persona que únicamente ha ahorrado durante 11 años será más rica a los 65 años que su
hermano gemelo que ha estado ahorrando entre los 34 y los 65 años, es decir, durante 31 años.
Lo podemos observar en este gráfico donde se representa la evolución patrimonial de
ambos hermanos. En todo momento a lo largo de su vida, el hermano gemelo B es más rico que el
hermano gemelo A. Y a los 64 años, el hermano gemelo B termina con un patrimonio de prácticamente
un millón de euros, mientras que el hermano gemelo A no alcanza ni siquiera el medio millón de euros.
Y eso que, repito, el hermano gemelo A ha ahorrado durante 31 años 2.000 euros anuales,
mientras que el hermano gemelo B únicamente ha ahorrado 2.000 euros anuales durante 11 años.
¿Y por qué tendrá mayor patrimonio el hermano gemelo B? Pues porque habrá aprovechado durante
más años el poder del interés compuesto. El hermano gemelo B comienza a capitalizar y
recapitalizar su patrimonio a los 22 años, es decir, 11 años antes que el hermano gemelo A.
Y esos 11 años, en términos de capitalización del interés compuesto que se va acumulando, es un mundo.
Quizá lo podamos entender más fácilmente en este otro gráfico. En este gráfico estamos
representando la cantidad de dinero que cada uno de estos hermanos ahorra cada año,
definiendo ahorro no sólo como el ahorro de los salarios, sino también el ahorro de las rentas
del capital que nos proporciona el patrimonio personal acumulado hasta el momento. Pues bien,
como podemos observar, el hermano gemelo B ahorra siempre, todos los años, más que el hermano
gemelo A. ¿Por qué? Pues porque, aunque a partir de los 33 años, el hermano gemelo B deje de
ahorrar su salario, sigue ahorrando y reinvirtiendo las rentas de su patrimonio, las rentas del
capital procedentes de su patrimonio. Y a los 34 años, las rentas del capital de ese hermano
gemelo B ya eran de 4.700 euros anuales. Por tanto, más de los 2.000 euros anuales que
ahorraba a partir de su salario. Y como a su vez esas rentas del capital van creciendo año a
año conforme se incrementa su capital, pues entonces el hecho de haber empezado a ahorrar,
a acumular un patrimonio, a obtener rentas del capital que son reinvertidas en incrementar ese
patrimonio, al haber hecho todo esto 12 años antes, que su hermano gemelo le va a permitir
contar siempre, dentro de estos parámetros, claro, con una mayor capacidad de ahorro que
su hermano gemelo A y también, en consecuencia, de un mayor patrimonio personal anual. Este ejemplo
nos sirve para poner de manifiesto la importancia del interés compuesto. La importancia del interés
compuesto en dos sentidos muy interrelacionados. En primer lugar, el interés compuesto es capaz
de incrementar de manera muy sustancial nuestro patrimonio personal propio. Si somos capaces
de obtener una alta rentabilidad sobre nuestro patrimonio y reinvertimos las rentas del capital
así obtenidas, nuestro patrimonio va creciendo y las rentas del capital generan a su vez nuevas
rentas del capital. A este respecto, una regla mental que podemos utilizar para aproximarnos,
para intuir la capacidad de multiplicación de nuestro patrimonio que constituye el interés
compuesto es la llamada regla del 72. Si dividimos el número 72 entre la rentabilidad anual media que
creemos que somos capaces de conseguir, obtendremos el número de años en que nuestro
patrimonio personal se duplicará. Por ejemplo, si yo invierto 1.000 euros, solo 1.000 euros,
no 1.000 euros cada año, sino solo 1.000 euros una vez, y obtengo sobre esos 1.000 euros una
rentabilidad del 10% anual que a su vez reinvierto, es decir, el primer año los 1.000 euros me
proporcionan 100 euros y lo que hago es reinvertir esos 100 euros también al 10%, al cabo de 7,2
años esos 1.000 euros se convertirán en 2.000 euros. Y quien dice 1.000 euros podría decir 1
millón de euros. Si yo invierto 1 millón de euros al 10% anual durante 7,2 años, al cabo de
ese periodo tendré 2 millones de euros. Si invirtiera al 5% anual, pues necesitaría
aproximadamente el doble de tiempo, 14 años. Pero cada 14 años estaría duplicando mi patrimonio,
eso que significa que al cabo de 14 años tendría el doble de la inversión inicial,
pero al cabo de 28 años tendría 4 veces la inversión inicial, y al cabo de 42 años tendría
8 veces la inversión inicial, y al cabo de 56 años tendría 16 veces la inversión inicial.
A mayor rentabilidad conseguida sobre un patrimonio, menos tiempo tardaremos en duplicar
su tamaño. De ahí que si no tenemos necesidad de mantener una liquidez inmediata, siempre
debamos escoger, dentro de los límites de nuestra tolerancia con el riesgo, aquellos activos que
nos proporcionen una mayor rentabilidad. Aunque dicho sea de paso, ahora mismo incluso la liquidez
está proporcionando una rentabilidad más que aceptable. La plataforma financiera que apadrina
esta serie de vídeos sobre educación financiera, TradeRepublic, está ofreciendo en estos momentos
una rentabilidad del 4% sobre el efectivo mantenido dentro de la plataforma, sin ninguna
obligación de permanencia y con un límite, eso sí, de hasta 50.000 euros. Y además,
esa inversión está protegida por el Fondo de Garantía de Depósitos Alemán, con un límite
de 100.000 euros por cliente. Y aquí, de hecho, podéis observar en funcionamiento la aplicación
móvil de TradeRepublic y cómo se devengan los intereses en la cuenta personal de uno mismo.
Y la segunda lección que debemos extraer del ejemplo anterior de los dos hermanos gemelos,
que obteniendo una misma rentabilidad por año han comenzado a invertir en distintos momentos,
es que el tiempo es oro. Cuanto antes comencemos a ahorrar y a invertir, a adquirir activos reales
y financieros, antes comenzaremos a disfrutar de la fuerza del interés compuesto. Antes
comenzaremos a disfrutar de los intereses que generan intereses, sin necesidad de que
sigamos ahorrando cualesquiera otros ingresos que podamos obtener al margen de nuestro patrimonio
real y financiero. En el ejemplo de los dos gemelos, el hermano gemelo A, pese a que invertía durante
31 años frente a los 11 del hermano gemelo B, jamás conseguía alcanzar patrimonialmente al
hermano gemelo B, simplemente por el hecho de que éste había comenzado a invertir 12 años antes.
Dada una misma tasa de rentabilidad y un mismo nivel anual de ahorro, lo importante no es la
cantidad de años que estás ahorrando de tu salario, sino el momento en el que has comenzado a ahorrar
y a invertir y a generar rentas del capital que son reinvertidas en generar nuevas rentas del
capital. Por tanto, hay que empezar pronto a ahorrar y a invertir, a ahorrar y a adquirir activos reales
y financieros, y hay que buscar la mayor tasa de rentabilidad posible, teniendo en cuenta,
eso sí, nuestras necesidades de liquidez y nuestra tolerancia por el riesgo. Y, justamente,
en el siguiente vídeo de esta serie de educación financiera apadrinada por Trade Republic,
vamos a hablar sobre las distintas clases de activos que existen y cuáles son sus
características en términos de rentabilidad, riesgo y liquidez.