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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

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Ada Colau, alcaldesa de Barcelona, imputada por prevaricación, tráfico de influencias
y malversación de caudales públicos en favor de asociaciones ideológicamente a fines.
¿Debería admitir por todo ello?
Veámoslo.
La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha sido imputada, imputada por el juzgado de instrucción
número 21 de Barcelona por prevaricación, malversación de caudales públicos y tráfico
de influencias en el reparto de las subvenciones del Ayuntamiento de Barcelona hacia ciertas
asociaciones ideológicamente a fines con la alcaldesa de Barcelona, por ejemplo la
plataforma de afectados por la hipoteca en la que la propia Ada Colau milito y en la
que se hizo famosa hasta alcanzar la alcaldía de Barcelona.
La imputación meramente es una situación procesal que no presupone ningún tipo de condena,
ni siquiera presupone que hay una alta probabilidad de que la persona imputada, investigada, vaya
a ser condenada.
Por tanto, de la imputación no deberían seguirse grandes consecuencias políticas más allá
de un ejercicio de transparencia del cargo público para despejar cualquier tipo de sospecha
que pudiese haber alrededor de su persona y de las actuaciones por las que ha sido objeto
de imputación, pero desde luego solicitar el cese de un político, la dimisión de un
político por el mero hecho de que sea imputado cuando perfectamente puede suceder que esa
imputación no vaya a más, que no sea procesado ni tampoco condenado, es a todas luces excesivo.
Por consiguiente, el sentido común indicaría que Ada Colau no debe dimitir por el hecho
de haber sido imputada, insisto, que haya sido imputada no equivale a que sea culpable,
hasta que no concluya la instrucción y el juicio oral no sabremos si Ada Colau es culpable
o no lo es y, por tanto, la presunción de inocencia, sobre todo desde un punto de vista
procesal, prevalece.
¿Cuál es el problema?
Pues que, durante bastantes años, muchos políticos del entorno de Podemos, entre los
que desde luego estaba Ada Colau, ondearon la bandera de la regeneración moral diciendo
que ellos iban a dimitir si eran imputados, que los corruptos naturales del Partido Popular,
del Partido Socialista, lo que en aquel momento se llamaba la casta, ellos, aunque estaban
imputados, luego a algunos se les condenó, a algunos bastantes se les condenó, a otros
no, pero que ellos estaban imputados y no dimitían, se esperaban a que hubiese condena
firme para dimitir, y en cambio, nos decían desde Podemos, nos decía a Ada Colau, ellos
eran moralmente superiores a esa banda de corruptos, que en muchos casos, repito, si
era una banda de corruptos, y, por tanto, como ellos eran moralmente superiores, ellos,
si alguna vez llegaban a ser imputados, terminarían dimitiendo para contribuir de esa manera
a regenerar las instituciones, escuchemos a Ada Colau precisamente diciendo esto.
Y
acaso podríamos pensar que estas palabras, estas reflexiones de Ada Colau fueron un pecado
de juventud, un pecado de demagogia propagandística cuando todavía estaba construyendo su carrera
política, pero que una vez alcanzó puestos de responsabilidad, puestos institucionales,
la alcaldía de Barcelona, abandonó toda esa retórica tramposa de que los políticos
debían dimitir nada más ser imputados.
Pero no es así, el código ético de Barcelona en común, el partido con el que se ha presentado
a Ada Colau, con el que ha concurrido a Ada Colau a las selecciones municipales de Barcelona,
y que le presta el apoyo para ser alcaldesa, en su punto 3.6 establece lo siguiente, comprometerse
a cesar de forma inmediata en todos sus cargos ante la imputación, imputación, judicial
de delitos relacionados con corrupción, prevaricación con ánimo de lucro, tráfico de influencias,
que es precisamente por lo que se ha imputado a Ada Colau, enriquecimiento injusto con recursos
públicos o privados, cohecho, malversación, que es también por lo que se ha imputado
a Ada Colau, y apropiación de fondos públicos, bien sea en interés propio o para favorecer
a terceras personas, en este caso se la ha imputado por supuestamente, presuntamente,
no hay nada en absoluto demostrado, pero se sospecha que puede haber favorecido a entidades
ideológicamente afines como la plataforma de afectadores por la hipoteca, por tanto
hay un compromiso de dimisión de cesar inmediato en caso de que se produzca la imputación
de algún cargo público de Barcelona en común por alguno de estos delitos, y que ha respondido
a Ada Colau cuando se le ha preguntado si va a dimitir como consecuencia de esta imputación,
pues lo siguiente.
Me parece fuera del lugar plantear cualquier dimisión, vamos, que no voy a dimitir a pesar
de que antes de ser alcaldesa dije que si me imputaban iba a dimitir, a pesar de que
el código ético de mi partido establece un compromiso al parecer no vinculante con
la ciudadanía de que si alguno de sus cargos públicos también la manda más de ese partido
resulta imputado por prevaricación, por tráfico de influencias, por malversación de caudales
públicos, ese cargo público tiene que dimitir de manera inmediata, pero Ada Colau no dimite,
insisto, me parece comprensible en abstracto en general que un político no dimita por el
mero hecho de ser imputado, pero si no tienes intención de dimitir en caso de que seas imputado
para qué colocas en tu código ético que vas a dimitir si eres imputado, pues sólo
hay una posibilidad para engañar a aquellas personas que lean ese código ético, es decir,
para engañar a tus votantes y potenciales votantes, para que tus votantes y potenciales
votantes se crean que eres una persona tan extremadamente virtuosa que en caso de que
seas imputada vas a dimitir, como dices, en tu código ético que vas a dimitir en caso
de que seas imputado, es decir, que le mientes a la gente para llegar al poder, lo que te
obsesiona no es ser virtuoso, lo que te obsesiona es llegar al poder diciéndole a la gente,
engañando a la gente con que eres virtuoso, con que pueden confiar en ti porque eres una
persona virtuosa, incorruptible, y desde luego muchos se lo han creído y siguen tragando
carros y carretas. Aun hoy, después de haber sido Ada Colau imputada, y a pesar de lo
que dice su código ético, hay muchas personas, muchos hinchas de Podemos y del entorno de
Podemos que sostienen que Ada Colau no tiene que dimitir y que ni siquiera tiene que cambiar
su código ético, que ese código ético está bien. En esencia, lo que argumentan es que
Ada Colau es una política honesta, y como es una política honesta, la imputación no
va a llegar a nada, y puede ser que no llegue a nada, y por tanto no tiene que dimitir,
pero entonces el razonamiento llega a ser tan rematadamente absurdo como el siguiente,
como somos personas muy honestas, como somos personas muy virtuosas, nos comprometemos
a dimitir en caso de que seamos imputados. Pero como somos personas honestas, si finalmente
somos imputados, no hace falta que dimitamos, porque está claro que la imputación no va
a llegar a nada porque somos personas honestas. En realidad yo no sé si Ada Colau es culpable
de todos los delitos que se le han imputado, desde luego ni siquiera apostaría por el hecho
de que lo es. Ahora bien, sí sé que Ada Colau es culpable de algo, que no es un delito,
ni debe serlo, que es la corrupción moral. Ada Colau ha mentido, deliberadamente a sus
votantes. Ha presentado un código ético con el objetivo deliberado de engañar a sus
votantes, de aparentar ser virtuosa cuando en realidad no estaba siendo moralmente virtuosa,
estaba siendo moralmente corrupta por utilizar la mentira para manipular al auditorio y acceder
a través de esa manipulación al poder. Y por ese motivo, Ada Colau sí debería
dimitir, no porque vaya a ser declarada culpable de los delitos que se le han imputado, sino
por haber mentido a los ciudadanos. Lo que no necesitamos en política es precisamente
aquello de lo que se llena la política, es decir, gobernantes arribistas y sin escrúpulos
que están dispuestos a todo con tal de acceder y mantenerse en el poder.