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¿Es posible crecer económicamente al tiempo que reducimos las emisiones de CO2?
¿O si nos empeñamos en reducir las emisiones de CO2?
Necesariamente vamos hacia un estancamiento o de crecimiento económico.
¿Existe alternativa para crecer sin emitir tan intensivamente CO2?
Veámoslo.
En vídeos anteriores explicamos por un lado por qué la transición energética no sólo es cara.
Sino más cara de lo que la mayoría de ciudadanos occidentales está dispuesta a pagar.
Y por otro lado, ¿por qué si China, India y África no contribuyen en este proceso de descarbonización de nuestras economías
si no se suman a esa cara transición energética, todos los sacrificios que al respecto
podamos hacer desde la Unión Europea o desde Estados Unidos, serán sacrificios en vano?
Ahora bien, no habría que interpretar los vídeos anteriores como funestos pronósticos sobre nuestro bienestar futuro.
Que la transición energética sea cara no significa necesariamente que vayamos a dejar de crecer.
Puede que crezcamos menos, puede que nuestro bienestar no se incremente tanto
como se incrementaría sin transición energética lloviando y omitiendo los posibles problemas medioambientales
que podrían estar asociados a no llevar a cabo esa transición energética.
Pero al contrario de lo que mucha gente cree, mucha gente sostiene que sin utilizar intensivamente combustibles fósiles
que sin emitir canteadas masivas de CO2 a la atmósfera, no es posible que una economía crezca.
Al contrario de lo que muchas de estas personas sugieren, si es posible crecer, reduciendo las emisiones de CO2.
En este gráfico podemos observar cómo las emisiones de CO2 per cápita entre los países más ricos del mundo
vienen cayendo, vienen reduciéndose desde aproximadamente el año 2008-2009.
Llegaron a un punto máximo, a un pico durante ese ejercicio y a partir de ahí han venido reduciéndose año tras año
hasta llegar al 2019. En 2020 también se redujeron mucho pero fue por las circunstancias extraordinarias de la pandemia.
Lo vemos en el caso de Australia, de Estados Unidos, de Canadá, pero también de Japón, de la Unión Europea
o de Reino Unido, que es de todos estos países o bloques económicos el que tiene una emisión de CO2 per cápita más baja.
Hay que decir de todas formas que España, si la extractáramos de la Unión Europea, también tiene unas emisiones de CO2 per cápita como las de Reino Unido.
Bien, pero es posible que este gráfico no termine de ser muy persuasivo para todas las personas, por dos razones.
La primera es que muchos países entraron en crisis en una profunda crisis económica a partir del año 2007-2008.
Por consiguiente, si entraron en crisis a lo mejor no han crecido, a lo mejor emiten menos CO2 per cápita porque son más pobres
que en su momento, que en el año 2007-2008. Por tanto, habría que buscar un gráfico que comparara tasa de crecimiento económico
de la renta per cápita de ese país con emisiones de CO2 per cápita, y así veríamos si un país se va enriqueciendo
mientras va reduciendo de manera más o menos sostenida sus emisiones de CO2 per cápita.
El segundo motivo, y esta es una crítica que habéis hecho muchos en los vídeos anteriores,
es que, claro, puede ser que la Unión Europea y Estados Unidos estén reduciendo sus emisiones internas de CO2,
pero en gran medida porque han trasladado, han deslocalizado la industria al tercer mundo.
Con lo cual, sí, nosotros aquí hemos dejado de producir las mercancías que son intensivas, su fabricación es intensiva en CO2,
pero ese CO2 lo hemos trasladado a China, a la India o a otros países asiáticos,
y luego importamos desde allí las mercancías como si nosotros no fuéramos responsables de esas emisiones de CO2
cuando en última instancia nosotros somos los consumidores, cuando en última instancia esos bienes se producen para nosotros,
y por tanto nosotros somos sí los responsables de esas emisiones de CO2 deslocalizadas al tercer mundo.
Por consiguiente también habría que buscar una medida de emisiones de CO2 por país que tuviera en cuenta este factor,
que tuviera en cuenta la importación de mercancías que han requerido de emisiones de CO2 en aquellos países en los que han sido producidas,
y que son distintos del país donde finalmente esas mercancías son consumidas.
Tenemos, disponemos de un gráfico que compare crecimiento de la renta per cápita con evolución de las emisiones de CO2 per cápita,
considerando también la deslocalización de empresas, lo tenemos.
Aquí podemos observar el caso de Estados Unidos, desde el año 1990 su renta per cápita real, descontando la inflación,
ha aumentado en un 50%, si no tuviéramos en cuenta el año 2020 alrededor de un 55-60%,
y en cambio sus emisiones de CO2 hasta el año 2019 se han reducido cerca de un 20%,
si consideramos las emisiones internas de CO2 y en torno a un 10% si tenemos en cuenta la importación de mercancías que han requerido en sus países de origen de emisión de CO2.
Por tanto, más de un 50% de aumento de la renta per cápita reduciendo un 10% las emisiones de CO2.
Eso además, y quieren insistir en ello, en un país que hasta el momento no había adoptado políticas estatales especialmente dirigistas para reducir las emisiones de CO2.
Esa reducción de las emisiones de CO2 se ha conseguido mayormente hasta la fecha desde el mercado, no desde el estado.
También comento esto para todos aquellos que sostienen que el mercado tiene incentivos naturales a contaminar cada vez más y más y más y más.
Eso puede ser así en algunos contextos, especialmente allí donde no hay una correcta definición de derechos de propiedad,
pero desde luego no hay ninguna inevitabilidad a que el mercado contamine más o, en este caso, emita más CO2.
Otro ejemplo todavía más espectacular, Reino Unido.
Desde el año 1990 Reino Unido ha incrementado su renta per cápita real en torno a un 50%,
hasta el año 2019 dejamos de lado nuevamente el atípico año 2020 de la pandemia,
y hasta ese año sus emisiones de CO2 basadas en la producción interna, en lo que emite propiamente el país, habían caído casi un 50%.
Pero es que, aún cuando contabilicemos los bienes que Reino Unido está importando y que han requerido de la emisión de CO2 fuera de sus fronteras,
el consumo real de CO2 de Reino Unido se ha reducido en más de un 30% frente al año 1990,
aumento de la renta per cápita del 50%, reducción de las emisiones per cápita en un 30%.
Otros dos ejemplos, el corazón, el motor económico de Europa, Alemania y Francia.
En el año 2019 Alemania tenía una renta per cápita real, un 45% superior a la de 1990,
y tanto su consumo de CO2 como su producción de CO2 per cápita, habían caído hasta ese año más de un 30%.
45% de incremento de renta per cápita caída de CO2 producido o consumido, Alemania es un país netamente exportador y especialmente industrial,
pero en cualquier caso producido o consumido caída de más del 30%. En Francia el aumento de la renta per cápita no es tan intenso dentro del 35%,
pero aún así tenemos caídas del consumo o de la producción de CO2, como lo queramos medir, superiores al 20%.
Un modo de curiosidad, podemos comentar el caso de España, aunque no es especialmente relevante en el panorama internacional,
cuya renta per cápita real en el año 2019, antes de la pandemia, era un 45% superior a la de 1990,
y su consumo y producción de CO2, en este caso, iban mucho de la mano, había caído en torno a un 8%,
el consumo y producción per cápita habían caído en torno a un 8% con respecto al año 1990.
Podríamos seguir enumerando países y encontraríamos otros países ricos, cuyas emisiones de CO2 per cápita
sí han aumentado con respecto al año 1990, por ejemplo Japón, Taiwán o Corea del Sur,
son países que han incrementado mucho más su renta per cápita de lo que han aumentado sus emisiones de CO2 per cápita,
pero aún así sus emisiones de CO2 per cápita también lo han hecho.
Ahora bien, en lugar de centrarme en estos países ricos que han aumentado sus emisiones de CO2 per cápita
y que tienen una importancia relativa dentro del panorama internacional,
prefiero hablar brevemente del gran reto que va a suponer reducir las emisiones globales de CO2
por la presencia de otros países que también han crecido y no han reducido ni han aumentado poco sus emisiones de CO2.
Como ya comenté en un vídeo anterior, me estoy refiriendo a China, a India y en gran medida a muchos países africanos.
Aquí tenemos el caso de China, su renta per cápita real con respecto al año 1990 ha aumentado más de 1.000%
y en consecuencia sus emisiones de CO2 per cápita, ya lo midamos desde el ámbito de la producción o del consumo,
se han incrementado en un 250%. Es verdad que han sido relativamente eficientes a la hora de crecer,
han crecido mucho más de lo que han incrementado sus emisiones per cápita pero aún así sus emisiones per cápita han aumentado mucho
y como China está altamente poblada que las emisiones per cápita crezcan mucho
significa que sus emisiones totales se han disparado, ya lo vimos en un vídeo anterior.
Hoy en día China es con mucha diferencia el país que más CO2 emite cada año a la atmósfera.
Más preocupante sin embargo puede ser el caso de la India, fijémonos en el gráfico.
La India ha crecido bastante menos que China desde el año 1990, en parte porque comenzaron sus reformas de manera más tardía.
China las empezó a finales de los 70 y India las empezó a principios de los 90
y aparte ha habido un problema de desindustrialización prematura porque básicamente el mundo ya ha llegado a su pico de industrialización
y por tanto los países que han llegado más tarde a la industrialización son países que como la India no van a poder industrializarse
tanto como lo hizo China y por tanto su ritmo de desarrollo inicial va a ser menor.
Pero dejando de lado este comentario, fijémonos, el PIB per cápita de la India ha crecido en torno a un 250, 260% con respecto a 1990
y sus emisiones de CO2 per cápita han aumentado entre un 150 o un 200%
según las miramos desde el ámbito de la producción o del consumo.
Es decir que prácticamente por cada punto porcentual en el que aumenta en su renta per cápita
las emisiones de CO2 no es que aumente en un punto, pero sí medio punto o 0,75 puntos.
Eso significa que India tiene un crecimiento muy intensivo en emisión de CO2
y si no cambia esto y la India quiere seguir creciendo, como es previsible que su población quiera seguir creciendo
pues entonces eso nos aboca a un aumento disparatado de las emisiones de CO2 per cápita en la India
que al ser de nuevo un país altamente poblado dispararían las emisiones totales de CO2 en el conjunto del planeta.
Pero fijémonos en tres países africanos, Egipto, Sudán y Nigeria.
En el caso de Egipto, como podemos comprobar hasta el año 2019,
su renta per cápita había aumentado en torno a un 85-90%
y su producción de CO2 per cápita o su consumo de CO2 per cápita había aumentado también en un 90, en un 80%.
Por tanto, por cada punto de incremento de la renta per cápita real
un punto más o menos de incremento de su producción o consumo de CO2.
Una tendencia parecida se observa en Sudán.
En Sudán hasta el año 2019 su renta per cápita había aumentado algo más de un 150%
con respecto al año 1990 y sus emisiones de CO2 basadas en la producción
habían aumentado alrededor del 125%.
Pero es que el peor caso es Nigeria, que además es el país más poblado de África.
Fijémonos, su renta per cápita hasta el año 2019 había crecido alrededor de un 50%
y sus emisiones de CO2, medidas desde el lado del consumo o desde el lado de la producción
habían aumentado alrededor de un 70%.
Es tan ineficiente en términos de emisiones de CO2 el crecimiento económico de Nigeria
que necesitan incrementar las emisiones de CO2 sobreproporcionalmente al crecimiento de la renta per cápita para crecer.
Y sólo un gráfico más para que algunos no me digáis, has hecho trampas
porque las mediciones de CO2 desde el lado del consumo seguro que son engañosas,
seguro que están manipuladas para que a los países occidentales se les impute menos CO2
del que realmente son responsables.
Bueno, pues miremos cómo ha evolucionado la renta per cápita mundial y las emisiones mundiales de CO2.
Ahí no hay ni trampas ni cartón en cómo se distribuyen esas emisiones porque es una economía cerrada.
Como podemos observar, la renta per cápita mundial desde el año 1990 se ha incrementado en un 75%
y las emisiones mundiales per cápita de CO2 han aumentado un 10%.
Es decir, que la renta per cápita ha crecido mucho más de lo que han aumentado las emisiones de CO2 per cápita.
Si hubiésemos crecido algo menos, las emisiones de CO2 per cápita no tendrían por qué haber crecido,
por consiguiente sí hay margen para crecer sin incrementar las emisiones de CO2.
Ahora bien, algunas cautelas con respecto a estos resultados.
Primero, y como ya explicamos en un vídeo anterior,
los costes en términos de renta per cápita de descarbonizar nuestras economías
se incrementan sobreproporcionalmente.
Es decir, que es relativamente fácil reducir las emisiones de CO2 per cápita
en un determinado porcentaje, que puede ser el 20%, el 30%, el 40% o el 50%,
pero a partir de ahí, cuando ya toca descarbonizar partes de la economía, para las cuales no disponemos
todavía de una tecnología suficientemente eficiente como para prescindir de los combustibles fósiles,
ahí los costes sí se disparan.
Por tanto, no es del todo cierto que podamos seguir creciendo indefinidamente
sin nuevas tecnologías que reemplacen a los combustibles fósiles.
Y en segundo lugar, segunda cautela, precisamente por esto,
las economías más pobres en los estadios iniciales de su desarrollo
es muy complicado que consigan crecer sin incrementar de manera muy importante
sus emisiones de CO2 per cápita.
Sólo es cuando ya han alcanzado un determinado nivel de desarrollo,
cuando la producción adicional de bienes y servicios, muchos de los cuales pueden ser bienes y servicios,
incluso virtuales, que no requieran de un fuerte componente energético,
solo es en esos estadios más avanzados de desarrollo, que ya hemos superado en Occidente,
que China también ha superado, cuando se puede seguir creciendo sin aumentar tanto las emisiones de CO2.
Por consiguiente, sigue habiendo un reto muy importante en el conjunto del planeta,
porque conforme las economías más pobres salgan de la pobreza y es deseable que así sea,
va a ser muy complicado sin mejores tecnologías que esas economías no imitan mucho más CO2.
Y por consiguiente, el esfuerzo que podemos estar haciendo desde Occidente,
para reprimir nuestro crecimiento potencial reduciendo nuestras emisiones de CO2,
se puede ver totalmente contrarrestado por las emisiones de CO2 vinculadas de manera más o menos inevitable
con esos otros países en vías de desarrollo que están empezando a crecer en un comienzo de manera muy intensiva
en forma de emisiones de CO2.
Seguimos necesitando de mejores tecnologías y por tanto no sería prudente
asfixiar totalmente nuestra capacidad para crecer económicamente y a través de ese crecimiento
hallar, descubrir e incorporar nuevas tecnologías que nos permitan en algún momento futuro
terminar prescindiendo totalmente de los combustibles fósiles.
Ni complacencia ni apocalipsis, pero en todo caso sí vigilancia hacia aquellas decisiones
en muchos casos irresponsables que están adoptando de manera populista, de manera demagógica
nuestros políticos y que pueden terminar perjudicando tanto nuestra capacidad de crecimiento futuro
quanto nuestra capacidad para descarbonizar de verdad nuestras economías.