This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.
Bueno, muy buenas tardes. Esta es la última conferencia de este año, vamos de este curso,
quiero decir, volveremos de nuevo en septiembre. La va a dar el director del instituto, a quien
todos conocéis, que es Juan Ramon Rayo, va a hablar de un libro que ya deberíais haber
leído, que se llama Una Revolución Liberal para España. Luego, más que una presentación
va a ser un epílogo, porque si lo habéis leído, pues os servirá para recordarlo y demás.
Y luego, ya cuando termine la presentación, un pequeño retraso. Esto es comer los partidos
del Mundial por Imagínio, que te enteras del gol por los vecinos, no por su televisión.
Bueno, sí es tal cual. El tema es que ya sabéis, primero va a presentar el libro y luego pues
se abriremos debate como todos los sábados. Y bueno, ya hablaba antes de la cena, porque
nos iremos hoy a modo de despedida a cenar. William, pues Juan Ramón.
Ha sido el año en el que más rápidamente se han llenado las plazas de la universidad
de verano, alrededor de 65 estudiantes, pero no podemos atender ya a más. Pero, desde
luego, bueno, espero que el próximo año, quienes quisiéráis acudir este y no hayáis
llegado a tiempo, pues simplemente os deis más prisa. Y dicho esto, pues comenzamos
con la última de las ponencias, que como se ha comentado Versa sobre mi último libro,
La Revolución Liberal para España. El libro es muy amplio, y bueno, no lo voy a tratar
todo porque no daría tiempo. De hecho, la parte que quiero tratar creo que ya vamos
a ir bastante apurados de tiempo. La finalidad del libro básicamente es exponer cómo sería
un estado mucho más pequeño, un estado que a algunos podrían llamar mínimo, o incluso
ultra mínimo, en el caso de España. Es decir, un estado que como mucho copara el 5% del
producto interior bruto, como mucho, no significa que idealmente lo tenga que copar, sino que
el nivel máximo que debería exhibir es del 5% o del 6% del producto interior bruto,
y por supuesto el otro 95% o 94% restante no debería estar hiper regulado, hiper controlado
como lo está en la actualidad, sino que debería ser absolutamente libre. Porque ya sabéis
que en la actualidad el drama ya no es solo que nos quiten el 50% de nuestra renta, sino
que el otro 50% no nos dejan disponer libremente de ella.
Entonces bueno, en el libro básicamente lo que planteo es que hay una serie de servicios
que se atribuyen hoy en día naturalmente al estado. Si le preguntamos a cualquier persona
de la calle por qué el estado copa entre el 40 y el 50% del pip en toda Europa, nos dirán
que por qué no puede ser de otra manera, o nos dirán que si fuera de otra manera sería
extraordinariamente peor, y que por tanto ya sea porque es la única alternativa, porque
es la mejor alternativa, evidentemente no hay ni siquiera por qué explorar otras posibilidades.
¿Qué servicios copa hoy el estado? Pues prácticamente todo, salvo quizá la producción de ropa,
de comida, etcétera, muchas de las funciones o de los servicios básicos de una sociedad
son un monopolio y están controlados con el estado. Servicios municipales, infraestructuras,
protección del medio ambiente, moneda, mercado eléctrico, regulación del mercado de trabajo,
educación, sanidad, pensiones, asistencia social, etcétera. Entonces en el libro
básicamente lo que planteo es si el estado es indispensable en todos y cada uno de estos
servicios o si a través de acuerdos voluntarios, a través de relaciones voluntarias, a través
de contratos, a través de propiedad privada individual y propiedad privada comunal se
pueden resolver los problemas de coordinación típicos que desde luego existen en una sociedad
que intenta provisionarse con todos estos servicios. Entonces como digo, en el libro
se estudian uno a uno cada uno de estos mercados y se ofrecen pues tanto respuestas desde un
punto de vista teórico como es previsible que las cosas funcionaran en función de los
incentivos y de los arreglos institucionales que conocemos a partir de la propiedad privada
y de los contratos y luego también tratar de complementar esta visión teórica con
una visión asistórica o empírica. Es decir, no solo que es previsible que sucediera, sino
que ha sucedido y ver si eso encaja bien con lo que la teoría en cierta manera predice.
Bien, como he comentado, la cantidad de mercados o de partes de nuestra realidad que son estudiadas
en el libro es muy amplia y no puedo cubrirlas todas en esta conferencia. Creo, sin embargo,
que la parte más probablemente polémica o más importante de todas y desde luego a
que le he dedicado especial cariño, especial atención, porque es donde a corto plazo creo
que debemos dar completamente la batalla de las ideas para intentar cambiar los dogmas
y los sofismas completamente asentados que nos rodean y nos asfixian, es en el llamado
estado de bienestar. Como sabéis, más que estado de bienestar es bienestar del estado,
que no bienestar de la sociedad. Y voy a dedicar la charla justamente a estudiar como algo
que para muchas personas es casi un insulto, es decir, plantear que la educación, la sanidad
o las pensiones puedan funcionar privadamente, pues de verdad podrían funcionar privadamente
de manera mucho mejor de lo que están funcionando en la actualidad.
Entonces, ¿qué es el estado de bienestar? Pues es un proveedor monopolista y coactivo
de una serie de servicios básicos. Y subrayo lo de básicos porque, como ya he dicho, son
verdaderamente básicos, es decir, son pilares del bienestar de cualquier sociedad, ya sea
la educación, la sanidad o las pensiones. Una mala provisión de educación sanidad
o de pensiones, desde luego, desploma nuestra calidad de vida en cualquier sociedad. Por
tanto, no es algo que sea secundario o de importancia secundaria, no es algo que, sobre
lo que no merezca la pena prácticamente reflexionar, no es algo que padejar al arbitro
del mercado, pues porque, bueno, que se experimente y a ver qué pasa sin importar las consecuencias,
porque desde luego las consecuencias pueden ser nefastas y pueden repercutir de manera
muy importante sobre la calidad de vida de todos los ciudadanos. Pero por eso mismo,
la opción cerrada, encorsetada y clausurada que se nos ofrece de esto solo puede ser provisto
por el Estado, tampoco es una decisión que esté libre de costes. ¿Por qué? Porque
si esa decisión nos lleva a una provisión marcadamente su póptima, marcadamente inferior
a la que podríamos tener en caso de que esos servicios nos proporcionará al Estado, evidentemente
que si nos imponga una provisión monopolista y coactiva de esos servicios por parte del
sector público, reduce, normalmente, nuestra calidad de vida. Entonces, obviamente, en
principio, las características de un monopolio y el Estado es un monopolio o un monopolio
de facto a la hora de prestar educación, sanidad y pensiones, las consecuencias previsibles
es que el servicio que se nos va a ser proporcionado va a ser de peor calidad y de mayor precio.
No significa que inexorablemente deba ser así, pero desde luego, cuando tú te proteges
de la competencia e impides que tu clientela pueda acudir a proveedores alternativos, tus
incentivos están claramente colocados para que el servicio que proporcionas se vaya
deteriorando de calidad y se vaya encareciendo. Mucha gente piensa que, aunque el Estado hay
bienestar, digamos, puede ofrecer servicios caros y de mala calidad, al menos los paga
el Estado hay bienestar. Por tanto, lo recibe gratuitamente al ciudadano para que quejarnos
si lo que tenemos es sanidad gratuita, educación gratuita o pensiones que caen del cielo como
el maná. Pero lo cierto es que esos servicios los pagamos los ciudadanos y, por tanto, si
los pagamos los ciudadanos, desde luego hemos de plantearnos la alternativa competitiva,
la alternativa de un mercado abierto. Es decir, que no los tengamos que pagar a punta de pistola
al Estado hay bienestar, sino que podamos acudir a otros proveedores competitivos que
nos ofrezcan servicios educativos más baratos y de mejor calidad, servicios sanitarios
más baratos y de mejor calidad, pensiones más seguras y con mayor retorno o con mayor
cuantía futura. Entonces, el punto es, si asumimos que el
Estado, pese a ser monopolístico y coactivo, no va a deteriorar la calidad y aumentar el
precio de estos servicios, ¿por qué no se permite que el Estado compita con otros proveedores
alternativos? Es decir, si el Estado está estupendo, está maravilloso, está bueno,
está positivo, ¿por qué no permitimos que el ciudadano escoja no pagar impuestos específicamente
por estos servicios al Estado y, en cambio, utilizar ese dinero que el Estado le arrebatan
para acudir a proveedores privados? Porque ya sabéis que hoy en día la única alternativa
y en algunos casos prácticamente ni siquiera es que el ciudadano que quiera acudir a proveedores
alternativos tiene que pagar dos veces el servicio, tiene que pagar el servicio público,
la educación pública, la sanidad pública y las pensiones públicas y tiene además
que soportar el coste del proveedor privado. Por tanto, a menos que sea extraordinariamente
mejor el sector privado y a menos que tenga renta suficiente como para pagarlo dos veces,
te puedes contentar con un servicio relativamente más claro y relativamente de peor calidad
para no pagarlo dos veces. Pero, aún así, como veremos, mucha gente a poco que puede
escapa del sector público, con lo cual imaginar cuál es la calidad de los servicios que nos
está ofreciendo. Bien, ¿por qué no se permite que la gente
se desconecte del Estado? Es decir, ¿por qué nos mantienen conectados a Matrix y proporcionando
financiación coactiva para el estado de bienestar? Pues básicamente se nos dice que por qué
ese es el mejor de los escenarios posibles debido a que hay dos problemas que el Estado
a través de la coacción consigue solventar. Uno son los problemas de eficiencia que supuestamente
afectan a un sistema de provisión de servicios básicos competitivo y abierto. Y desde luego
tenemos una hipótesis que hay que considerar. Es decir, a lo mejor son sistemas donde el
hecho de que exista un monopolio casi natural y muy regulador termina proporcionando un
resultado superior al de un ejército de Pancho Villa que se está peleando entre sí, que
está compitiendo por satisfacer al consumido. Entonces, ese es uno de los puntos a estudiar.
Es decir, el Estado al monopolizar de facto la provisión de estos servicios es capaz
de proporcionar mejores servicios que un mercado abierto y competitivo a la hora de
proveer esos servicios. Es una cuestión. Segunda cuestión, la equidad. Lo que se nos
dice es que si no fuera porque el Estado obliga a todos a pagar estos servicios, mucha gente
no podría acceder a ellos. Por tanto, todos estamos obligados a costear parte de estos
servicios. Sobre esto último, simplemente comentar ya de entrada que es una absoluta
trampa. Es decir, si de verdad el Estado solo se preocupara de que la gente que no tiene
recursos para costearse los servicios básicos pudiese acceder a ellos, lo que nos obligaría
a pagar es simplemente impuestos por la parte equivalente o por la parte necesaria para
cubrir el coste de aquellos que no se pueden pagar esos servicios. Podéis contemplar los
impuestos que pagáis como dos partes. Esto os lo simplifica. Una parte es aquellos impuestos
que pagáis para cubrir el coste de vuestra plaza, que es como veremos la parte sustancial,
la parte mollar de los impuestos que pagáis, y otra, que es mucho más pequeña, porque
al pagarla a todos es un importe pequeño, que es la parte destinada a cubrir el coste
de aquellas personas que efectivamente o no generan renta o generan rentas muy bajas
y que no podrían acceder a educación, sanidad o pensiones de calidad si no fuera porque hay
una redistribución de la renta. Bien, si esto es así porque no se mantiene solo la segunda
parte, porque la porción de la renta que va dirigida a costear nuestro coste, que como
ahora veremos eso la sustancial, no nos dejan disponer libremente de ella, por tanto el
argumento de la equidad pudiendo ser razonable y no lo voy a criticar en toda su extensión
hoy porque no hay tiempo en el libro si hay un capítulo de asistencia social donde intento
probar e ilustrar que históricamente la equidad y la redistribución de la renta se ha desarrollado
de manera muy superior y efectiva a través de acuerdos voluntarios, a través de sociedades
de mutualidades privadas básicamente, pero hoy esto no lo voy a tocar, pero simplemente
comentar. Bien, aceptemos el estado para que aquella gente que no pueda acceder a los servicios
se le pague a través de impuestos esos servicios, pero entonces baje los impuestos solo para
cubrir ese coste absolutamente subsidiario, no mantenga los impuestos al 50%. Y por qué?
Pues porque los impuestos que pagamos actualmente son verdaderamente descabellados. La carga
fiscal media que soporta un ciudadano español, incluso el que acaba de nacer porque es número
de españoles, es de 8.200 euros anuales. Obviamente los niños recién nacidos prácticamente
no pagan impuestos, por tanto se les puede excluir. ¿Cuántos impuestos paga como media
los españoles mayores de 16 años? Lo tenéis ahí también, 9.700 euros anuales. Pero de
nuevo no todos los españoles mayores de 16 años pagan impuestos, pues básicamente impuestos
lo pagan quien tiene renta y quien consume, consumir más o menos podemos consumir todos
pero desde luego no todos tienen rentas, no todos están trabajando o no todos tienen
rentas del capital. ¿Cuántos impuestos como media pagarían los trabajadores si asumiramos
que todo el PIB se distribuyente trabajadores? Cada trabajador pagaría como media, bueno
todo el PIB no, toda la carga fiscal que soporta la economía española viniera de impuestos
sobre el trabajo, pagarían 22.100 euros de media anual. Como digo, como no todos los
impuestos se pagan en concepto del trabajo, evidentemente esta es una cifra muy inflada,
pero ¿dónde está la realidad? Por la realidad está en algún punto entre los 9.700 euros
que pagan los mayores de 16 años y los 22.000 euros que pagarían los trabajadores, en algún
punto intermedio y podemos aproximar un poco más pues estudiando cuál es la distribución
de la carga fiscal en España. Se suele pensar que los sistemas impositivos occidentales son
sistemas muy progresivos, donde los ricos no solo pagan más porque ganan más sino que
pagan proporcionalmente más cuanto más ganan, pero realmente primero es muy complicado que
así sea, porque es muy complicado que así sea, pues porque cuando ya el estado ocupa
casi el 50% del PIB, si queremos que una mitad no pague nada, la otra mitad tendría que
pagarlo todo. Por tanto, cuanto más aumente de tamaño el estado, más tenderá hacia
la media la carga fiscal y más proporcional será esa carga fiscal, esto es un argumento
además que no me invento yo, sino que lo aporta en su último libro Tomás Piketty,
que es de luego poco sospechoso de no querer más impuestos. Bien, pero vayamos a simplemente
observar cuál es la distribución de la carga fiscal en España, pues bueno, básicamente
el 35% de los tributos son cotizaciones sociales, como sabéis es un impuesto proporcional
sobre el trabajo, es más es un impuesto ligeramente regresivo sobre el trabajo, porque a partir
de 41.000 euros la cotización ya es tarifa plana, es decir, paga la misma cotización
a la Seguridad Social un trabajador que gane 41.000 euros, uno que gane 200.000 euros,
tanto es ligeramente regresivo digo ligeramente porque tampoco hay tantos trabajadores que
ganan 200.000 euros, pero desde luego a partir de 41.000 euros si es un impuesto regresivo,
el 28% de los ingresos fiscales viene del IVA, perdón, tributación indirecta, IVA
y especiales, que de nuevo progresivos no son ¿bien? ¿Por qué? Porque se pagan sobre
el consumo y parece razonable que las rentas más bajas consuman un porcentaje mayor de
su renta y, por tanto, paguen más impuestos sobre su renta total que en las clases más
adineradas que lo que hacen normalmente es capitalizar, re-invertir las rentas del capital
que están percibiendo. Y por último, el 28% sí procede de impuestos directos donde
sí existe una cierta progresividad, ¿me acuerdo? Pero en todo caso, y bueno, y luego
tenéis ahí aproximadamente un 10% que son tasas, pagos, etc., donde no tenemos progresividad
porque lo pagan todo el mundo con independencia de su nivel de renta. Por tanto, en el 72%
de los ingresos del Estado tenemos cargas proporcionales y solo en el 28% tenemos una
cierta progresividad, que tampoco es que sea una progresividad absoluta de una parte no
paga nada y los otros lo pagan todo, ¿bien? Por tanto, ya de entrada el ciudadano medio
está sometido a una carga fiscal media, ¿bien? Eso no significa de todas formas que el Estado
no redistribuye a la renta porque desde luego no tiene por qué redistribuir la vía ingresos,
pues podría cobrar a todos lo mismo, pero si nos cobra a todos por finalmente lo mismo
y a un rico, pues imaginemos, un rico paga el 10% de su renta en impuestos y yo pago
el 10% de mi renta en impuestos. Si el rico paga un millón de euros, parte de ese millón
de euros, aunque sea el 10% de su renta, puede revertir en gasto público a mi favor y ahí
sí tendríamos una redistribución de la renta vía gasto. Lo que habrá que analizar es
con los impuestos que al ciudadano medio o incluso al ciudadano modal, es decir, al
más frecuente de España está pagando, con esos impuestos podría acceder a los servicios
públicos que hoy le está proporcionando el Estado, porque si al final los servicios
que le proporcionan al Estado los valoramos en algo parecido a los impuestos que está
pagando, desde luego redistribución al menos visible de la renta estará viendo extremadamente
poco. Y aquí tenemos un ejemplo de cuántos impuestos
paga un trabajador típico modal, un trabajador que gana 15.500 euros anuales, que es el salario
modal de España, lo que llamaríamos un 1.000 euros. Un salario bruto de 15.500 euros anuales
ya antes de haberse reflejado en la nómina ha pagado 4.600 euros por cotización a la
seguridad social a cargo del empresario, es decir, un salario de 1.000 euros de 15.500
euros en realidad es casi 2.000 euros, no llega, pero casi 2.000 euros, lo que pasa
es que ya el Estado le pega una mordida, le pega un tajo antes si quiera visualizarlo
en la nómina. Luego una vez le llega la nómina a los 15.500 euros, 1.000 de esos 15.500 van
a la cotización por seguridad social a cuenta del trabajador, por tanto ya le quedan 14.500.
Luego unos 1.500 los abona a cuenta del IRPF, con la última reforma veremos en qué queda,
estos datos de todas formas no son del año 2012 o del año 2013 sino del año 2010, es
decir, cuando ya el IRPF estaba mucho más bajo de lo que hay ahora y en cedra medida
lo que han hecho ahora ha sido volver a ese IRPF de 2010, pero bueno, en torno a 1.500,
por tanto al final ya el salario disponible después de impuestos pasa de más de 20.000
euros a 13, ya tenemos una mordida ahí importante de 7.000 euros sobre los que no podemos disponer
y luego pues tenemos impuestos indirectos sobre el consumo, una persona que gana 13.000 pues
consume una parte muy sustancial de esa renta porque prácticamente no tiene margen para
ahorrar y sobre ese porcentaje pues paga bueno he calculado la media del tipo implícito
sobre el consumo de los últimos años aproximadamente unos 2.000 euros, en total tenemos que un trabajador
que en nómina gana 15.500 euros, en realidad es un salario de más de 20.000 euros y al
final termina disfrutando de un salario efectivo de menos de 11.000 euros, por tanto está
pagando algo más de 9.000 euros anuales en impuestos, eso un mileurista, ya no habló
de el trabajador medio que tiene un salario de 23.000 euros anuales en España y paga
pues más de 14.000 euros anuales en impuestos, por tanto imaginar que podría hacer un trabajador
medio con 14.000 euros anuales en impuestos, podría recibir los mismos o mejores servicios
de los que recibe y del estado, pues parece que sí, ya no hablo tampoco de los trabajadores
más cualificados, donde ya el robo es total y absolutamente abierto, que son trabajadores
que bueno mucha gente puede decir bueno ya que ganan más, que paguen más, que se les
confisque más, etcétera, pero al final cuando nos quejamos de que el modelo productivo de
España es el que es, que tenemos un modelo basado en la construcción, el turismo de
baja calidad, etcétera, que ojalá tuviésemos un modelo mucho más basado ni más de, en
la investigación, en la docencia de calidad, en las élites científicas, etcétera, aunque
tengamos empresarios de calidad, siempre se está criticando los empresarios españoles
como que están atados en otra época, etcétera, bueno pues al final si queremos buenos empresarios,
buenos científicos, buenos académicos, buenos profesionales, esto es personal cualificado,
personal que gana mucho dinero por aportar mucho de valor a la sociedad. Claro, un trabajador
que ya no digo ultra cualificado, gana 60.000 euros al año, que es un buen sueldo desde
luego, pero no es un científico punto mundial, pues el señor está pagando 37.000 euros anuales
en impuestos. De verdad, los servicios que recibe del estado tienen un valor siquiera
aproximado a los 37.000 euros que está pagando, evidentemente no, por tanto la diferencia
es un robo a mano descubierta. Bien, dicho esto, bueno, con esto simplemente quiero
reflejar que desde luego parece verosímil que incluso los mileuristas que están pagando
anualmente más de 9.000 euros en impuestos, pues podrían acceder a la totalidad o aparte
muy sustancial de los servicios que hoy les está proporcionando el estado. Ya no digamos
nada de los trabajadores medios o de los trabajadores más cualificados. Por tanto,
si en principio se puede acceder por importe de las rentas a parte de los servicios básicos
que proporciona el estado, el estado no lo tenemos por equidad, es decir, no es porque
el estado no regale las cosas, de hecho no nos las está cobrando extremadamente caras,
y por tanto la única justificación si no es por equidad y añadiendo incluso el corrector
que he comentado antes de aquellos que efectivamente no puedan acceder, se les complemente de alguna
manera vía redistribución de la renta, si no es por equidad, la única justificación
que habrá para que el estado se encargue de ofertarnos de manera controlada, de manera
coactiva la educación de la sanidad de las pensiones, será que es más eficiente que
el estado se encargue de estos asuntos. Y lo que voy a hacer ahora es estudiar, analizar
si efectivamente es más eficiente que el estado sea a cargo de la educación de la sanidad
o de las pensiones.
Educación, bueno, analicemos primero el lado de la oferta. Toda oferta educativa comprende
dos partes, una que podríamos llamar, obviamente aquí como siempre dicen las grises, pero
al final si hay dos tipos ideales de funciones dentro de la educación, una la transmisión
de conocimientos, lo que en el siglo XIX se llamaba instrucción, y la otra la transmisión
de valores, la que hoy pues llamaríamos una educación más integral, más compensiva,
que no se limite solo al conocimiento frío, sino que proporciona una ética, una orientación
en ciudadana, dicen algunos a los individuos.
La cuestión a plantearnos es, es bueno que el estado se encargue de controlar, de regular
o incluso de monopolizar la transmisión de valores y la transmisión de conocimientos
a través de la educación. Bueno, el riesgo de que el estado controle la transmisión
de valores, yo creo que es más que evidente, es el adoctinamiento estatal, y no hace falta
que sea un adoctinamiento abierto y absolutamente descarado propio de regímenes totalitarios,
sino que puede ser un adoctinamiento más subterráneo, más subyacente, más lento,
más erosionador, que poco a poco va calando. Y el caso célebre de educación para la ciudadanía,
o sobre todo de ciertos contenidos que se disfrazan de educación para la ciudadanía,
pues creo que es más que evidente y más que flagrante, ya no hace falta ni siquiera
ir a asignaturas específicas. Si uno mira gran cantidad de libros de texto autorizados
dentro de los planes educativos, pues es evidente que hay una cierta carga ética de ética estatal
en estos planes. Por tanto, bueno, es un tema desde luego controvertido, pero donde incluso
diría que la mayoría social afortunadamente sigue del lado de los liberales, es decir,
la mayoría social es bastante recelosa a que el Estado tenga un papel muy importante
a la hora de transmitir valores muy específicos y muy amplios a su ciudad. Ni quiere, como
mucho acepta valores poco generales, valores más o menos compartidos, pero desde luego
cuando se trata de entrar en detalle y en muchos detalles, la gente es al menos de momento
ciertamente cauta a la hora de tolerarlo porque ve los riesgos de que Anamato, por ejemplo,
esté metiéndose en la cabeza de nuestros, bueno, en este caso José Ignacio Berth, Anamato
en Educación, etcétera, de nuestros adolescentes o de nuestros hijos. El punto es, rechazando
como no necesariamente óptimo que el Estado transmita valores a través de la educación,
es óptimo que el Estado transmita conocimientos. Por bueno, aquí el problema es que cuando
el Estado impone un único modelo, que eso es al final la regulación, uno o unos pocos
modelos que yo autorizo, la competencia no está abierta, sino que yo controlo el plan,
yo controlo el diseño, yo controlo la estructura que quiero que llegue al mercado y no pueda
haber otra porque yo la estoy regulando, evidentemente lo que te estás cargando es la posibilidad
de experimentar nuevos modelos de transmisión de conocimientos alternativos, competitivos
y disruptivos de los que hay establecidos y de los que hay consolidados. Y quiero que
veáis que, si bien la transmisión de valores es evidente que, en muchos casos es una cuestión
muy personal, donde no hay valores muy completos donde todos coincidamos que tienen que ser
metidos a todo el mundo, a lo mejor si hay algunos muy generales, pero desde luego cuando
vamos a supuestos más específicos, en el conocimiento, aunque creamos que es algo una
materia más objetiva, menos conflictiva, menos disputable, pues también hay mucha polémica
sobre qué conocimientos hay que transmitir y cómo hay que transmitirlos y algunas cuestiones
que no tienen una respuesta fácil. Un plan de estudios de los impuestos y regulados
por el Estado ha de dar más peso a las letras o a las ciencias, en qué lengua vehicular
sea de transmitir ese plan de estudios, ha de potenciar la memorización o el aprendizaje
autónomo del estudiante, o si hay potencia a las dos en qué porcentaje, el profesor
ha de ser una autoridad o ha de ser un amigo, un compañero o un colega que te esté ayudando
a avanzar. Hay que evaluar al estudiante mediante exámenes finales o hay que hacerlo mediante
evaluación continua. Hay que ponerles deberes a los estudiantes o no hay que ponérselos.
Tenemos que segregar a los estudiantes por sexo y por itinerario formativo, tienen que
estar todos juntos hasta edades muy avanzadas. El horario escolar ha de ser de mañana y
de tarde, ha de ser solo de mañana, unas horas de mañana, ha de tener un periodo vacacional,
uno ha de tenerlo, largo ha de serlo, etcétera. La educación ha de ser online o ha de ser
presencial porque el profesor no puede estar en una aula virtual y atender de manera con
los padres supervisando a una gran cantidad de estudiantes. Creo que es evidente que hay
una gran cantidad de cuestiones que permitirían avanzar hacia modelos radicalmente heterogéneos
y, por tanto, querer responder a todas estas cuestiones con una única respuesta para todas
e imponer esa única respuesta para todos los ciudadanos de un país que, por cierto,
la respuesta que se da en España no es la misma que se da en Finlandia o la que se
da en Francia o la que se da en Inglaterra. Por tanto, incluso desde el punto de vista
estatista esto es incoherente porque no hay una verdad que asuman todos los estados. Cada
estado da una respuesta y por qué de asumir que mi estado casualmente ha dado con la respuesta
correcta cuando única y correcta, cuando otros estados están dando otra. ¿Qué pasa?
¿Que los míos son más listos que los vecinos? ¿O por qué hemos de asumir que todas estas
preguntas sean de responder exactamente del mismo modo para cualquier perfil de alumno?
Quizá para cada alumno haya que responder de una manera. ¿Por qué no experimentar?
¿Por qué no probar? ¿Por qué no permitir un cambio? Por tanto, si no hay manera de
saber cuál es el plan de estudios óptimo para todos bajo cualquier circunstancia, quizá
lo razonable sea pasar de un modelo de educación muy centralizado. Ya no hablo aquí de administración
del sistema educativo, en España eso está descentralizado a las autonomías, pero desde
luego el plan central de estudios si lo determina el estado o si lo determina parcialmente en
las comunidades autónomas. Por tanto, hay que pasar de un modelo muy descentralizado
y cerrado a un modelo descentralizado y abierto, donde cualquiera pueda entrar con su propuesta
de plan educativo y ofrecerlo a la sociedad, y si la sociedad considera que ese plan educativo
ya sea por sus métodos docentes o por su contenido curricular es superior al de otros,
pues irán hacia ese. Y si los alumnos que pasen por ahí sistemáticamente tienen más
éxito en distintas áreas de su vida que los que van a otro modelo, pues iremos aprendiendo
que hay que potenciar más de ese modelo y menos del otro. Aquí, claro, cuando en España
se impone a todos el mismo, pues se potencia el estancamiento en la mediocridad, porque
no se permite la experimentación en modelos alternativos y no se permite tener el feedback
de aprender que nos estamos equivocando porque estamos haciendo algunas cosas de manera equivocada.
Además, un modelo descentralizado, un modelo que experimenta en muchos frentes distintos
donde por tanto no todos los alumnos de España tienen que pasar por el mismo experimento
global, sino que en cada área o en cada campo, en cada ciudad, en cada barrio puede imperar
un tipo de modelo educativo y pueden ir compitiendo entre sí, es un modelo que obviamente tiende
a adaptarse mucho más rápido a los cambios. La educación que tenemos en la actualidad
es un modelo educativo heredero prácticamente del que había en el siglo XIX, donde se trataba
de formar a trabajadores que no fueran alfabetos, que fueran más o menos disciplinados, que
pudieran seguir órdenes y que por tanto supieran reproducir una tarea que estaba prácticamente
programada, que estaba casi automatizada y que simplemente había que seguir copiando
y aceptar. Hoy en día, la parte de trabajo cualificado
y por tanto de capital humano dentro de la formación de las personas es muchísimo más
amplia que el siglo XIX y ahí el capital humano ya no es aprender una serie de conocimientos
embotellados desde el principio, sino en muchos casos tener la capacidad de adaptarse al
mercado y de adaptarse a los cambios, de adaptarse a la demanda fluctuante, a los deseos fluctuantes
de los consumidores. Y para eso hay que aprender una serie de disciplinas que desde luego nos
están enseñando hoy en la escuela porque sigue anclada en el siglo XIX. Por ejemplo,
hace 45 años, 970, las tres habilidades que más valoraban las 500 mayores empresas
del mundo, según la Fortune 500, era que un trabajador supiera leer, escribir y aritmética
básica. Esas eran las tres habilidades que decían que más valoras de un trabajador
cuando lo vas a contratar. En la actualidad, las tres habilidades que más valoran las
500 mayores empresas del mundo es capacidad para trabajar en equipo, capacidad para resolver
problemas y capacidad para exponer oratorias. Esas tres habilidades no se enseñan en nuestros
planes de estudio, no están contenidas en nuestros planes de estudio y lo que es peor
no vemos el horizonte en el que vayan a estar contenidas en nuestros planes de estudio porque
eso supone romper radicalmente con el modelo educativo que tenemos y lo que es peor, romper
en todas partes con el mismo. Porque la ventaja de un modelo descentralizado es que puede
aparecer una escuela diminuta que diga, yo paso del siglo XIX, reformo radicalmente,
nueva planta, tabla rasa, el modelo educativo que teníamos. Y si cambia radicalmente el
modelo y funciona, el resto ya progresivamente lo irán emulando. Pero hoy en día para cambiar
todo el plan de estudios habría que cambiarlo en todas partes. Y la cantidad de intereses
creados, la cantidad de burocracias que se han creado en torno a un modelo educativo
ya establecido, modelo educativo que no responde como estamos viendo a las necesidades de los
estudiantes, sino a las necesidades de aquellos que ya se han aposentado en ese modelo educativo
y que lo que quieren es simplemente reproducir las tareas para trabajar cada vez menos, no
reciclarse, no renovarse, no cambiar su método de enseñanza y cobrar cada vez más, es decir,
una burocracia extractiva, pues claro, la cantidad de intereses creados en torno a eso
es tan sumamente grande que es inverosimil, es altamente inverosimil, que a corto medio
incluso a largo plazo veamos un cambio interno de estos y es que, vamos, es un modelo que
dura 200 años, por tanto, la inercia es gigantesca. Por tanto, del lado de la oferta, creo que
es claro que un modelo descentralizado abierto y competitivo es muy, muy superior, es mucho
más adaptativo, mucho más flexible y mucho más informativo que un modelo descentralizado
monopolístico y cerrado. ¿Pero qué hay de la demanda, de la demanda educativa? Bueno,
la demanda de la educación la podemos estudiar desde tres perspectivas, la podemos estudiar
como la demanda de tres bienes. En ocasiones esto se suele tildar de economicismo, de querer
reducir todo a conceptos económicos. Yo no estoy diciendo que la educación solo sea
un bien económico, pero también es un bien económico y se puede analizar cómo bien
económico, sino significa que hay que analizarla como otras cosas. Pero desde luego es conveniente
analizarla como un bien económico. Entonces, la educación se puede entender como un bien
de consumo o como un bien de capital. ¿Qué es un bien de consumo? Educación que proporciona
satisfacción al sujeto. Yo quiero estudiar un máster de filosofía, no para dar clase
de filosofía sino simplemente para culturizarme. Eso es educación como bien de consumo. Yo
quiero leer un libro de Historia del siglo XVII, no porque sea profesor de Historia del
siglo XVII, no porque vaya a utilizarla en artículos o en conferencias, sino simplemente
porque tengo curiosidad intelectual por un determinado capítulo histórico del siglo
XVII. Eso es educación como bien de consumo. Es decir, la demanda de conocimiento que por
simple autorrealización personal demanda la gente. Pero luego también tenemos la educación
como bien de capital. Es decir, la educación como conocimiento que genera rentas futuras.
Y en este sentido la educación cumple una doble faceta o desempeña un doble rol. Primero
la educación como capital humano. Conocimiento y aptitudes que permiten que el trabajador
por tener esos conocimientos y aptitudes sea más productivo. Un médico es más productivo
en medicina, en un hospital que alguien que no tiene conocimientos de medicina. Por tanto,
puede proporcionar muchos más servicios y en mucha mayor calidad una persona que tiene
estudios de medicina en un hospital que quien no los tiene. Esa es educación como capital
humano o, si queremos algo más básico, una persona alfabetizada es más productiva
con un alfabeto en general. ¿Por qué? Porque puede interactuar con el resto de sus compañeros
por muy distintos medios que prácticamente las señales manuales o él habla. De hecho,
cuando he intentado estimar la rentabilidad que la tiene. ¿Cuánto me gasto en adquirir
esos conocimientos y qué salario extra a lo largo de mi vida obtengo por haber adquirido
esos conocimientos? Cuando he intentado estimar la rentabilidad del capital humano, los diversos
estudios que se han realizado indican que la rentabilidad de adquirir un nivel educativo
de hasta secundaria es de entorno al 15% de medio anual, tiene un atir del 15%, y la
de realizar estudios universitarios del 10%. Obviamente, cuanto más alto el nivel educativo,
más decreciente va siendo la rentabilidad. Lo más rentable es saber leer y escribir,
si no es prácticamente estás expulsado de una entorno de división del trabajo como
lo que tenemos en la actualidad. Pero luego la educación como bien de capital tiene una
doble faceta, que es la llamada señalización, que es una manera económica de transmitir
información. Quien tiene un título en ingeniería por el MIT no solo está transmitiendo que
tiene una determinada formación, uno se puede ir al Plan de Estudios de Ingeniería
del MIT, es decir, este señor tiene el título y por tanto sabe todo esto, sino que también
adquiere la idea de que es una persona inteligente, de que es una persona trabajadora, de que
es una persona responsable, y por qué? Pues porque en el MIT no entra cualquiera, y en
el MIT no debería entrar cualquiera, y transmiten un nivel de formación muy amplio y que requiere
de unas facultades y habilidades personales notables. Por tanto, quien tiene un título
de ingeniería por el MIT, aparte de los conocimientos que se le suponen a ese título, también se
le suponen otras series de facultades. Y eso es lo que señaliza ese título. Imagina
si un empresario tuviese que hacer un test de personalidad, de aptitudes, de responsabilidad,
de inteligencia, etcétera, a cada trabajador que pasara a pedirle empleo, sería muy costoso.
Y además correríamos al riesgo de que el trabajador hubiese aprendido a superar esos
tests, burlando los tests, etcétera. Es un asunto complicado. Ahora, si ve el título
del MIT, pues en general, sobre todo si el MIT tiene controles internos que le llevan a
no querer deteriorar la calidad de la señal del título, es decir, no repartir títulos
a tutti ple, de manera casi gratuita, pues ese título es relevante. Ahora, el problema
de la señalización es que siendo útil es crecientemente costosa y progresivamente
menos rentable. Cuando todo el mundo tiene un título, la señal de ese título como diferenciación
ya no vale para nada o ya no vale casi para nada. Si no tienes la educación obligatoria,
pues muy mal. Pero desde luego, el criterio para discriminar hoy entre dos trabajadores
que tienen la educación obligatoria, ese título mínimo ya no es un criterio de discriminación,
porque prácticamente todo el mundo lo tiene. Por tanto, cuanto más se extiende una señal
o un título, primero, ese ya es el mínimo que todo el mundo tiene que tener. Por tanto,
hay que destinar recursos para seguir proporcionándolo y luego hay que destinar recursos adicionales
a crear nuevas señales y es la famosa carrera por la titulitis. Es decir, si ya todo el
mundo tiene educación primaria, pues secundaria. Si ya todo el mundo tiene secundaria, pues
universitaria. Si ya todo el mundo tiene grado universitario, pues grado universitario. Y eso
obviamente va consumiendo recursos. Por tanto, la señalización es buena, pero un exceso
de señalización es costosa y no necesariamente rentable desde un punto de vista social.
Bien, no es. Siendo la educación una demanda, toda demanda, y esto sé que es a veces impopular
decirlo, porque como dice Brian Kaplan, la sanidad, la educación y la EMSD es la santísima
trinidad del gasto, es decir, siempre queremos más gasto ilimitado de estos servicios, pero
toda demanda se tiene que reaccionar. La demanda infinita no existe. Una demanda infinita
de educación significa que no se demanda nada en sanidad. ¿Por qué? Porque si todos
los recursos, los consumes en educación, no estás consumiendo recursos en sanidad
o en otros sectores. La economía, la disyuntiva entre usos competitivos sobre recursos escasos
es lo que tiene. Si gastas más de una manera, no gastas más de otra, y por tanto hay que
decir gasto de esta hasta aquí para poder gastar de esta a otra hasta aquí. Entonces,
toda demanda también, la demanda de educación y también cuando la oferta del Estado se
tiene que reaccionar. Y la cuestión que debemos plantearnos es, ¿la tiene que reaccionar
el Estado o el Ciudadano? Y si la reacciona el Ciudadano, la tiene que reaccionar soportando
el coste de ese reaccionamiento o socializando el coste. Entonces, actualmente la demanda
de educación, afortunadamente, es la reacción al Ciudadano. Imaginémonos que el Estado
impidiera, por ejemplo, a ciertas personas que se educaran. O sea, no, tú no puedes,
o tú solo hasta los 12 años, pero más no. O incluso que obligara a estudiar. Esa
parte sucede. Hasta los 16 años te obligan a estudiar, a partir de los 16, afortunadamente,
no. Aunque probablemente en algún momento veremos demandas para que la educación obligatoria
se extienda hasta los 24, 25 o 26 años. Un título universitario, por ejemplo, para
todos. Pero de momento, en parte importante de la educación, el gasto lo sigue reaccionando
el Estado, el Ciudadano. Ahora, lo reacciona el Ciudadano de una manera subsidiada o socializada
por parte del Estado. Es decir, el Ciudadano no soporta los costes íntegros del bien educativo
que está demandando, sino que parte de sus costes es capaz de trasladárselos al resto
de Ciudadanos, con lo cual eso tiene, evidentemente, una serie de repercusiones.
En la educación entendida como bien de consumo, el hecho de que yo pueda externalizar los
costes de consumos educativos lo que tiende a hacer es acebar la demanda. Imagina que
sale el ministro Montoro y dice, bueno, como estamos ya en plena recuperación, todo Ciudadano
Español puede ir a cualquier librería y comprar todos los libros que quiera de manera
gratuita. Evidentemente, la gente compraría muchísimos más libros de los que compra
ahora, no porque valoren más los libros de los que los valora ahora, sino porque no
soporta el coste al menos directamente y si recibe una cierta utilidad por el libro
que adquiere. La consecuencia de eso cual sería que al final los impuestos nos terminarían
subiendo y terminaríamos pagando los libros que estamos comprando de manera indirecta
o de manera inconsciente. Es como cuando salgamos de aquí y vayamos a cenar, pues si subdividimos
los costes, probablemente la factura termine subiendo muy por encima de lo que todos querríamos
porque hay incentivos individuales a sobredemandar comida, externalizando el coste sobre terceros.
No, el Instituto no vive de impuestos y por tanto no se puede permitir esos lujos. Bueno,
por tanto, parece claro que subvencionar el consumo, la demanda de educación como
bien de consumo, pues da lugar a consecuencias sociales subóptimas. Pero ¿qué sucede si
subvencionamos la educación como bien de capital? Bueno, pues recordemos que hay una
doble faceta, la educación como bien de capital en su sentido de capital humano y la educación
como bien de capital en su sentido de señalización. Si subvencionamos la educación como capital
humano, lo que hacemos es alterar el calculo coste beneficio. Es decir, como hemos visto,
la educación como capital humano implica que yo comparo lo que me cuesta un determinado
nivel formativo con los rendimientos, es decir, con los salarios extra, con la riqueza extra
que yo creo socialmente debido a los conocimientos que he adquirido durante mi etapa educativa,
comparo y digo, bueno, si los rendimientos extra futuros que yo genero gracias a la educación
compensan el coste de esa educación, yo me educó hasta aquí, si no, no me educó.
Es decir, porque si no, la gente podría estar estudiando hasta los 670 años con la expectativa
de en algún momento futuro generar riqueza. Ahora, imagina que unos estudios tienen un
coste del 5% y la riqueza adicional que generan es del 3%. Esto, desde un punto de vista individual,
si soportáramos nosotros el coste, diríamos no, esto no es conveniente. Esto no lo voy
a estudiar, estos estudios no los voy a emprender. Por ejemplo, yo mismo, el máster de filosofía,
sombra algún rendimiento, le sacaría probablemente en mi carrera profesional, pero creo que sería
un rendimiento extremadamente bajo en función de el coste que puede tener un buen máster
en filosofía. Lo que no significa que, como bien de consumo, yo no lo quiera asumir, pero
como inversión, no es una decisión que yo vaya a tomar porque no me dedico a eso, no
soy especialista en eso y, por tanto, solo me proporcionaría unos rendimientos adicionales
de carácter muy marginal. Ahora, si el estado nos dice, tú con esto tienes un rendimiento
del 3 y te cuesta un 5, yo te lo voy a dejar por el 1. Te lo voy a dejar por el 1, no porque
yo cree riqueza del cielo y te la regale, sino porque le voy a quitar el dinero a otra
gente para que te lo pague a ti. ¿Cuál será el incentivo individual? Será a estudiar
esto porque más vale un 3 que un 0. Y como yo no soporto el coste íntegro de ese 3,
pues puedo incrementar mi demanda de educación como bien de capital, lo que genera una excesiva
demanda de educación, sobre todo en niveles superiores y sobre todo en algunas ramas educativas
que no sirven para generar valor o para generar riqueza para los demás. Es decir, en un país
se puede permitir tener, no sé, 1.000, 2.000, 5.000, 10.000 nuevos abogados cada año aunque
luego el título de licenciado en derecho pues no tenga una utilidad práctica. O sea,
yo mismo he estudiado derecho por ejemplo y no ejerzo como abogado y la formación que
he adquirido estudiando derecho, pues no creo que me esté siendo especialmente remuneradora
para lo que estoy desempeñando ahora mismo. Si hubiese estudiado bellas artes, pues más
de lo mismo. Lo cual, insisto, no significa que no esté bien que la gente estudie bellas
artes o derecho, está bien que si quiere estudiarlo por placer propio y son materias
en algunos derechos menos, pero bellas artes entiendo que muy dada al placer personal,
pero obviamente que soportes el coste de eso, como soportas el coste de otros bienes que
estás demandando. Por tanto, si el estado subvenciona el coste de la educación como
bien de inversión, lo que provoca es una sobre inversión y mala inversión en educación.
Y eso tampoco nos es ajeno en España, desde luego. Y por último, ¿qué sucede si el
estado subvenciona el coste de la educación como señalización? Pues simplemente que
un determinado título cada vez lo tiene más gente y al final ya lo tiene todo el mundo
y al final es el mínimo que ha de tener todo el mundo y ya de subsidiar el nivel siguiente.
Con lo cual, lo que está haciendo es encarecer mucho más el coste sin que la persona soporte
individualmente ese coste de señalización o ese coste de ruido sobre la señal.
Vale, y ya para terminar, ¿sería la educación accesible para todos? Porque probablemente
la gran crítica que se haga contra la privatización de la educación no es tanto si funcionaría
mejor de manera privada, que creo que sí, resultando por el lado de la oferta como por
el lado de la demanda hemos visto que hay incentivos para que se coordine y se regule
mucho mejor siendo privada, sino si sería accesible para todos. Es decir, sería la educación
solo para los ricos. Bueno, lo primero a tener en cuenta es que la educación es un sector
muy, muy, muy intensivo en trabajo. El 70% de los costes de educación son salarios.
Si nos vamos a instituciones como OMA, probablemente sea mayor, porque ya veis los bienes de equipo
fijo que hacen falta para ofrecer másters dentro de... másters de calidad, pues básicamente
el profesorado. Y cada vez las nuevas tecnologías están haciendo que la parte de remuneración
del profesor sea mayor y que la del resto de materiales vaya siendo menor. Por tanto,
la idea de que el conjunto de la sociedad va a estar cobrando salarios muy, muy bajos
y que el coste de la educación va a ser tremendamente alto, no casa. A menos que los profesores
sean una casta privilegiada que cobre salarios extraordinariamente por encima de la media
de una sociedad, pues el salario de un profesor se acercará más o menos a la media, quizá
un poco más alto, porque es personal más cualificado, pero poco más. Entonces, quien
cobre como media el salario de una sociedad desde luego estará muy cercano a poder soportar
el coste de la educación de una sociedad, porque al final el salario del profesor se
subdivide entre el número de alumnos que hay en el aula. Por tanto, incluso si el
sueldo, si el salario del profesor fuera muy alto, lo que sería menester que es ampliar
el número de alumnos en el aula, que por cierto, eso es el modelo de las clases magistrales,
es decir, cuando viene un premio Nobel a un país a dar una conferencia, pues hay 500
o 600 asistentes. Si quisiéramos que el premio Nobel llegue a una charla a 20 alumnos, pues
obviamente el coste de esa clase particular sobre 20 alumnos sería muy alto. Ahora, como
en los niveles básicos de educación, son niveles que casi, con una cierta formación
básica, casi cualquiera puede dar, al menos por formación, quizá no metodología docente,
pero sí por formación, pues obviamente el salario de los niveles de profesores más
cercanos a niveles básicos no se alejará mucho del salario medio, porque si no empezaran
a entrar nuevos profesores, que querran dar esa materia. Eso es como premisa de partido,
lo que significa que en prácticamente cualquier país del mundo, y ahora lo veremos, la educación
privada es accesible para el conjunto de los ciudadanos de una sociedad. Incluso en los
países más pobres, la educación privada es accesible. ¿Por qué? Porque los profesores
cobran muy poco. Y obviamente si me voy a Liechtenstein y me hacen pagar el coste de la educación
en Liechtenstein, pues no podré estudiar en Liechtenstein, porque los profesores son
los que cobran más en Liechtenstein, pero si tienen un salario superior a 100.000 euros
anuales, pues de media. Obviamente yo no voy a poder costear ese salario, pero los ciudadanos
de Liechtenstein sí pueden soportarlo, porque también tienen salarios muy cercanos a esa
media. Bien, luego la educación privada como modelo tiende a ser mucho más barata que
la pública. ¿Por qué? Pues porque puede descubrir nuevos modelos de proporcionar los mismos
conocimientos a una parte del mercado. Es decir, el modelo educativo no está encorsetado
y no es único y no tiene una estructura de costes rígida. Muchas veces se critica el
libre mercado diciendo, es que si hubiese educación privada, ocho millones de niños
no podrían estudiar. ¿Vosotros creéis que un empresario dejaría pasar una demanda cierta
por un producto de ocho millones de clientes? Se las arreglaría como pudiera para proporcionar
una educación que pudiesen pagar esos ocho millones de clientes, porque aunque ganase
muy poco por cada alumno, el volumen de beneficios global sería muy alto. Es decir, la educación
pública puede ser un modelo premium de educación que tienen que soportar y tienen que costear
todos los ciudadanos, incluso aquellos que se conformarían con una educación con unos
métodos algo peores, pero mucho más barata, por ejemplo. ¿Y por qué ha de ser la única
opción a la que se tenga que imponer a todo el mundo? Porque, por ejemplo, a un ciudadano
no puede renunciar a unos métodos y a un material docente de algo peor calidad o mejor calidad,
pero más barato, que eso es lo que tiende el sector privado. Pero digo incluso, asumiendo
que sea de peor calidad a cambio de, por ejemplo, disfrutar de una mejor sanidad, porque esa
es la elección al final que hay que hacer. ¿Por qué me impone a mí un determinado modelo
educativo con una determinada estructura de costes cuando puede haber otro que satisfaga
mejor mis necesidades? Es decir, ¿por qué todos hemos de volar en primera clase y no
podemos volar en low cost, en unas aerolíneas low cost, que me llevan al mismo destino por
una décima parte del coste? Luego podríamos pensar, bueno, pero es que si deterioramos
el gasto, la calidad educativa se desplomará. Bueno, podemos ver en pisa o en prácticamente
cualquier evidencia en pírica disponible que casi no hay ninguna relación entre nivel
de gasto en educación y calidad educativa. Básicamente, ¿por qué? Pues porque una vez
superado un mínimo umbral, pues el material básico indispensable, tener una pizarra,
una tiza, algún bupito, etcétera, el gasto adicional y no repercute en mejor calidad.
¿Por qué? Porque el gasto adicional en que se traduce en mayores salarios para los profesores.
Que el profesor cobre el triple significa que la educación será de mayor calidad. No.
Ahora, obviamente, pagar bien a un profesor le puede motivar más, puede atraer a mejor
parte del mercado laboral a ser profesor y a que haya mejor calidad entre el profesorado,
etcétera. Pero para eso no hay que disparar continuamente el gasto en educación.
Y luego, ya por último, hay mecanismos alternativos para pagar la educación privada. O sea, una
persona no tenga renta suficiente y ya dejando de lado la redistribución pública cuya puerta
hemos abierto al principio, a la educación privada se puede acceder a través de becas
o se puede acceder a través del endeudamiento. Hay másters extraordinarios en Madrid que
tienen un coste de 20.000 o 30.000 euros y que el alumno emprende muchos alumnos como
un presta más blanco. ¿Por qué? Porque esperan que con ese máster tan caro puedan acceder
a niveles salariales también mucho más altos y con esos niveles salariales más altos repagarán
la educación. Históricamente podéis ver que el sector
privado fue el que alfabetizó a dos de los principales países de Europa, ha reunido
ya Francia. La tasa de analfabetismo en el siglo XIX cayó del 35% al 5% antes de que
se aprobara la educación pública y obligatoria en estos países. Por tanto, siendo mucho más
pobres el sector privado ya proporcionó educación a estos países. Y lo mismo podemos
ver actualmente en algunas de las zonas más pobres del planeta, es el conocido estudio
de James Tully, donde la mayoría de alumnos en algunas de las zonas más pobres del planeta
van a la escuela privada. Ya sean Ghana, en Lagos o en la India. Y además no solo van
a la escuela privada, sino que la escuela privada es de mejor calidad que la pública.
En los tests estandarizados que se acometieron en estas escuelas dentro de estas ciudades,
lo que observamos es que los resultados de los alumnos de la educación privada fueron
superiores a los de la pública. Aquí veis la correlación entre resultados
en pisa y gasto por alumno y veis que es una línea plana, no hay prácticamente correlación
alguna. Y luego, aparte es que se da la circunstancia de que incluso en España la educación privada
es más buena que la pública. Datos de Eurostat y datos de línea, fijaos que la educación
secundaria y la terciera, es decir, la universitaria, el coste es la mitad en el sector privado
y ya si solo contáramos no solo el coste total, es decir, transporte, uniformes, libros,
comedor, etcétera, sino solo el coste específico de las clases, que al final es lo que nos
interesa, pues claro, imputarle a la educación al coste del comedor, por ejemplo, que pasa
que si el niño no fuera a la escuela no comería. Es un coste que se imputa la educación como
se le puede imputar a cualquier otra cosa. Entonces, el coste específico de la clase
vemos que, por ejemplo, en primaria es la mitad de lo que actualmente se gasta el estado
por alumno y en secundaria es prácticamente una tercia. Por tanto, hay una enorme margen
para ahorrar en educación y para mantener o incluso mejorar la calidad, porque la calidad
de los centros privados en España descontando el nivel de procedencia del alumno es superior
según pisa a de los centros públicos, por tanto, más baratos y mejores. Y eso, y es
muy importante, dentro del encorsetado modelo educativo actual, porque lo que he comentado
muy a principio es que la oferta educativa debería liberalizarse para poder experimentar
con modelos alternativos. La escuela privada en España está completamente regulada por
el sector público, hasta el punto de que es casi una copia del sector público. Por
tanto, si incluso siendo una copia consigue ahorros de costes muy importantes y mejoras
de la calidad importante, ¿qué sucedería si hubiese libertad absoluta de poderes educativos?
Bueno, y aquí tenéis, por ejemplo, el porcentaje de becas sobre el total de matrículas que
conceden las principales universidades estadounidenses. Prácticamente entre el 30 o el 60% del coste
está becado por estas universidades. Esto no significa que todo alumno como media
se le dé que el 50. Hay alumnos que pagan el 100 y algunos que no pagan nada. Y quienes
pagan el 100 los que tienen más dinero, quienes no pagan nada los que no lo tienen, pero son
muy buenos para hacer estas universidades. ¿Y por qué lo hacen estas universidades?
No solo porque, como se suele decir, tener un premio Nobel entre tus alumnos te da mucho
prestigio, etcétera. Sobre todo en las actualidades porque las universidades están convirtiendo
también en negocios que forman equipos de trabajo para conseguir proyectos, ya sea públicos
o privados, porque reúnen un excelente capital humano. Por tanto, esto es como antiguamente
en los talleres se le contrataba o se acogía al trabajador, se le formaba y luego trabajaba
dentro del taller. Pues aquí pasa algo similar, es decir, se forma a alumnos en una materia
con la expectativa de que muchos de ellos, sin obligación de hacerlo por vida, pero
sino por interés, por incentivos, se queden dentro de la universidad y generen riqueza
dentro de la universidad. Bien, vamos rápidamente a las pensiones. ¿Cuál es el sistema natural
de pensiones? Pues bueno, en la medida en que el ser humano se va marchitando a largo de
su vida, el impulso natural es a que todo el mundo vaya ahorrando de cara a la jubilación,
es decir, que todos vamos a necesitar una pensión es algo que ya sabemos, no es algo
que nos pille desprevenidos. Por tanto, si tenemos una cierta capacidad de previsión
a largo plazo, todos deberíamos tener un cierto impulso, un cierto incentivo a ir
ahorrando, a ir acumulando de cara al futuro. Ahora, la acumulación más inteligente no
es aquella de la huchita del cerdo de ir metiendo la moneda de cara al futuro, menos cuando
es el papel moneda tan deficiente que tenemos en la calidad, sino el ahorro que mes a mes
o año a año vamos gestando colocarlo a generar riqueza dentro del mercado. Es decir, que
el ahorro que yo tengo se transforma en inversión para que la inversión genere rentas y esas
rentas, que ya no son rentas de mi trabajo, sino rentas del capital que yo he acumulado
previamente, se puedan reinvertir para generar nuevas rentas en la fuerza del interés compuesto
del rendimiento compuesto. Entonces, la capitalización del ahorro, el ahorrar, invertir y reinvertir,
es tremendamente ventajosa tanto para el ahorrador individual como para la sociedad,
para el ahorrador individual porque le proporciona autonomía financiera. Es el trabajador
el que elige cuando jubilarse, imagina, hasta los 50 años, habéis invertido muy bien y
ya tenéis un patrimonio, invertir muy bien no es quitarle el dinero a los demás, es
generar riqueza para los demás, tenéis un patrimonio suficiente para los gastos que
prevéis y decís y decís jubilaros a los 50 en lugar de los 67 como os obligan a jubilaros
en la actualidad. O simplemente que a los 35 pues queréis dar un giro a vuestra vida,
os habéis especializado en una materia formativa que no os llena, os ha permitido ganar un
cierto dinero pero no os satisface y queréis reciclaros formativamente, pues si tenéis
un patrimonio acumulado os podéis permitir ese año o esos años sabáticos para dar
un nuevo enfoque a vuestra vida. Hoy con el sistema público no podéis evidentemente
y luego sobre todo que también lo podéis legar en herencia, que una persona que tiene
un patrimonio que no lo ha consumido, no se lo ha fundido por entero al final de su vida
laboral, le puede dejar a sus descendientes ese patrimonio de base, por tanto ya sus hijos
ya empiezan con un cierto patrimonio y con una cierta renta. Imaginad si todos vosotros
tuvísis un patrimonio no sé de 100.000 o de 200.000 euros con el que nacéis debajo
del brazo para cuando tenéis no sé 18 o 20 años podréis costear parte de vuestros
gastos, pues sería algo maravilloso, algo estupendo. En parte eso está empezando a
suceder en España. ¿Por qué? Porque ese patrimonio donde está en forma de pisos y cada vez
más las nuevas generaciones ya van a nacer con un piso en propiedad y obviamente mejor
nacer con un piso en propiedad que no pagar mesas en la alquiler. Mejor todavía si fuera
un fondo de pensiones que os proporcionaba una renta que pudiese elegir en que gasta,
pero como forma de ahorro, como forma de patrimonio, algo es. Y luego además también es más
justo para el ahorrador individual porque se cobra en función de lo invertido, no sólo
de lo invertido sino de la rentabilidad generada a través de lo invertido, es decir, de la
riqueza generada con lo invertido. Por cierto, el sistema público va a ir cada vez más
hacia eso. Las cuentas nacionales de Suecia, etcétera, es eso. Tú cobras en función
de lo que has ahorrado dentro del sistema de seguridad social público. Y en cierta
medida el nuestro también intenta aproximarse a eso, aunque no del todo. Luego también la
capitalización también es ventajosa para la sociedad porque el volumen de ahorro agregado
aumenta, la inversión agregada aumenta y por tanto la sociedad es más rica. ¿Por qué
utiliza la más rica que España? Pues porque el capital por individuo es mayor que en nuestro
país.
Y bueno, un cálculo sencillo. Si cogemos la rentabilidad histórica de los mercados
financieros, rentabilidad histórica de 115 años, es decir, uno de los últimos 10 años
sino de una trayectoria bastante prolongada, donde ha habido dos guerras mundiales, dos
grandes depresiones, etcétera, tenemos que, a esa rentabilidad histórica media descontando
la inflación, una ahorra de 4500 euros anuales se convertiría a los 67 años en un patrimonio
de 635.000 euros y permitiría pagar una pensión de 19.000 euros, que es un 30% superior a
la que hoy proporcionaría el sistema público, que evidentemente no va a proporcionar cuando
ninguno de vosotros os tengáis que jubilar en el futuro.
Bien, el sistema público de pensión es un sistema no natural sino artificial. Es un
sistema que se basa en el reparto, es decir, en conforme tú vas circulando, vas cobrando.
Básicamente yo estoy trabajando ahora para pagarles las pensiones a los jubilados de
ahora, a cambio de que los que trabajen en el futuro me paguen mi pensión. No digo que
sea un esquema que no se pueda desarrollar en un mercado libre, pero desde luego no es
el sistema más instintivo o más natural hacia el que tendemos. El sistema que tendemos
es hacia acumular de cara al futuro. Esto ya requiere de arreglos institucionales bastante
más complejos, donde además los comportamientos oportunistas son claramente devastadores.
Problemas del sistema público de reparto, pues que los incentivos no están alineados,
ya uno de nosotros estamos externalizando el poste de nuestra jubilación al resto
de la sociedad. Eso implica que nuestra pensión depende en gran medida de un componente de
aleatoriedad demográfica. Ya veremos cuánta gente habrá en el futuro en este país para
pagar las pensiones. En cambio, si mi pensión depende de lo que yo hago o de lo que yo expide,
que me puedan ayudar mis hijos, porque al final podéis pensar en una dinastía familiar
como un sistema de reparto, pero es un sistema de reparto mucho más supervisado, mucho más
controlado y mucho más natural. Aquí no, aquí es bueno, lo que el resto de la sociedad
me quiera dar o me pueda dar en algún momento futuro, con independencia de que yo haya contribuido
o no a que haya más sociedad en el futuro, pues sucede. Y luego también, obviamente cada
generación tiene el máximo incentivo a no querer pagar nada para las generaciones presentes
o cuando eres una de las generaciones que cobra a exprimir todo lo que puedas a los demás
para maximizar tu pensión. Luego, las condiciones de la jubilación en el sistema público las
fija el estado. Actualmente se necesitan 37 años de cotización para cobrar el 100% del
sueldo medio de los últimos 25 años y para cobrarlo a los 67 años. Hace 30 años, no
hacían falta 37 años de cotización sino 8, para cobrar el sueldo medio de los últimos
2 años, no de los últimos 25, y te podrías jubilar a los 65. Y bueno, a lo que vamos
es a que sean necesarios 40 años para cobrar el 100% de toda la vida laboral a los 70 años.
Y además son sistemas inadaptados a nuestro tiempo. Los sistemas públicos de reparto
nacieron a finales del siglo XIX, principios del XX, para atender necesidades muy concretas
o muy específicas de la población. Básicamente, gente que llegaba a los 70 años y patrimonio
que al menos no se muriera en la calle de Amn, entonces el estado daba una pensión para
toda esta más la población que no tenía ni además redes de ayuda mutua ni nada. Pensad
que la esperanza de vida, cuando Visma implantaba este sistema, estaba a los 50 años. Y Visma
implanta la pensión originalmente a partir de los 70. Claro, era algo excepcional llegar
a más de los 70, porque además estaba hablando de esperanza de vida, no desde el nacimiento
que están normalmente sergadas a la baja, sino esperanza de vida a los 20 años, donde
ya se ha superado toda la moda en el dato infantil, etcétera. Entonces, era excepcional
ya llegar a los 70 y además mucha de la gente que llegaba a los 70 ya tenía algún tipo
de sustento privado. Hoy no, hoy se ha generalizado a todo el mundo con independencia de cual
sea la edad media laboral, la edad media vital, etcétera.
Bien, aquí tenéis un gráfico, por ejemplo, que yo llamo el gráfico del terror en materia
de pensiones, que es las estimaciones demográficas según el INE del número de pensionistas que
va a haber a largo plazo y del número de trabajadores calculado. El número de trabajadores
no lo da el INE, pero lo calculo como el 70% de la población en edad de trabajar entre
16 y 70 años. El 70% ya es una estimación muy, muy, muy generosa. España solo ha tenido
el 70% de su población en edad de trabajar trabajando en los años de la burbuja. Pero
bueno, asumamos que esto es así. Fijaos que sucede en el año 2050. En el año 2050
hay prácticamente un trabajador por favor. Lo cual significa que a los trabajadores se
les va a pegar un palo monumental en forma de cotizaciones sociales o que más previsiblemente
las pensiones que se van a pagar en el año 2050 van a ser de subsistencia. De subsistencia
para los estándares de 2050. Es decir, probablemente las pensiones que se pagan en el año 2050
sean superiores a las que se pagan hoy. Ahora, si actualmente la pensión está en torno
al 70, 75% del último salario, en el año 2050 estarán en el 40 o en el 45. En términos
relativos, la pensión va a bajar mucho. Eso no significa que en términos absolutos
tenga que bajar. Si hay un crecimiento económico muy intenso, se pueden pagar pensiones más
altas, pero desde luego lo que no podemos pretender es que en el año 2050 un trabajador
entregué todo su sueldo a un pensionista o entregué el 80% de su sueldo a un pensionista,
que sería lo necesario para que el pensionista cobre el 80% o el 70% del último sueldo.
Si solo hay uno a uno, me das el 70% o el 80% o no puedes cobrarlo.
Bien, el sistema privado de pensiones, el sistema de capitalización de pensiones parece
un sistema natural, parece un sistema robusto, parece un sistema razonable. ¿Por qué no
está en ningún país del mundo? Pues porque se le ha desplastigiado de manera muy considerable
y se le ha sometido una serie de críticas que no están muy fundamentadas.
La primera es que tener todo tu ahorro en bolsa es muy arriesgado porque la bolsa es
arriesgada e imprevisible. Lo primero es que el sistema de reparto está no más imprevisible
que la bolsa, porque yo no sé qué pensión voy a tener dentro de 30 años y no lo puedo
saber porque dependerá del mareno Rajoy que haya dentro de 30 años, como para saber
quién puede ser. Por tanto, aquí da cuenta de que en los últimos 30 años ya ha habido
tres tijeretazos muy importantes en las pensiones y lo hemos visto, comparad las condiciones
de jubilación en el año 84 con las del año 2014, pues yo qué sé qué va a suceder de
aquí 30 años. Sé que no van a ser mejores que las que hay ahora, pero no sé cuán
peores van a ser. Segundo, la bolsa a largo plazo no es tan
incierta o no es tan volátil o no es tan imprevisible como se la suele plantear. Como
digo en los últimos 110 años el rendimiento medio de las bolsas mundiales ha sido del
5,5% anual, eso en términos reales. En un año vista la bolsa ha llegado a caer
un 60% y la volatilidad a un año es inmensa. Ahora no hay periodo, la bolsa estadounidense,
no hay periodo de 20 años en la bolsa estadounidense donde la tasa de revalorización media no
haya sido de al menos el 1% real. En el peor periodo de 20 años que cojáis de la historia
de la bolsa estadounidense al menos la bolsa se revalorizó 1%. En el peor año individual
que cojáis la bolsa ha llegado a caer un 60%. Eso qué significa que a más largo plazo
más se estandarizan o más se igualan los rendimientos. Por tanto la bolsa no está
a riesga tan imprevisible y además una persona de 65 años que se quiere jubilar a los 67
no va a tener el 100% de su patrimonio en bolsa, eso es absurdo. Conforme te va acercando
la jubilación vas diversificando tu patrimonio hacia activos que son más seguros y menos
volátiles con respecto al riesgo. Luego, la segunda gran crítica que se suele
hacer es que la capitalización no solventa realmente el problema demográfico, es decir,
si la población decrece el PIB también decrecerá o crecerá mucho menos y por tanto la bolsa
también lo hará, es decir, la bolsa no se va a multiplicar mientras el PIB se va a quedar
estancado. Por tanto lo que cuenta al final para poder pagar unas pensiones dignas, unas
pensiones altas a los ciudadanos se nos dice es la riqueza real, la cantidad de bienes
y servicios que se producen, no tanto la riqueza financiera, cuanto valgan los mercados
bursátiles. El proponente de esta idea, que es una
idea cierta de decirlo, es el profesor de la London School of Economics, Nicolás Barr,
que por cierto ahora está asesorando al gobierno de Bachelet en Chile para nacionalizar de
nuevo las pensiones privadas en Chile uno de los mayores éxitos del siglo XX. Bien,
¿cuál es el problema de la tesis de Barr? Pues que efectivamente si la población decrece
de manera masiva, a menos que tengas aumentos muy, muy, muy importantes de la productividad
del trabajo, el nivel de vida de un país va a decrecer y si tú tienes una gran cantidad
de jubilados que no pueden trabajar y que sean de mantener con la producción de los
que sí trabajan, si cada vez trabaja menos gente, pues evidentemente, insisto, aunque
haya aumentos muy importantes de la productividad entre los que trabajan, no se les podrán
pagar pensiones muy altas. Ahora, esto que ya no es economía, es simple
física si queréis, se puede contrarrestar a través de una serie de mecanismos que
son los que Barr cita a continuación. Barr dice que el problema demográfico se puede
contrarrestar o se puede minimizar primero, mejorando las disponibilidades de capital
productivo, es decir, incrementando la productividad del trabajo, por ejemplo, robotizando cada
vez más puestos de trabajo, aumentando el capital humano para que los trabajadores
sean de nuevo más productivos, aumentando la natalidad, retrasando la jubilación,
aumentando la inmigración para que haya más trabajadores dentro de un país o invirtiendo
el ahorro nacional en otros países extranjeros donde la demografía sea creciente.
Todas estas características que ayuden a contrarrestar la tendencia a pensiones más
bajas, se dan de una manera mucho más intensa, mucho más natural y mucho más automática
en un sistema privado con un sistema público. El sistema privado, como ya hemos dicho,
incrementa las disponibilidades de ahorro para aumentar el capital productivo o el capital
humano de una sociedad, fomenta en cierta medida, no digo que sea el único factor
ni el principal, pero desde luego si es un incentivo a la natalidad, ¿por qué? Porque
tu pensión en parte puede depender de tus hijos. El retraso en la edad de jubilación
es mucho más automático, no tiene que pasar por parlamentos ni por pactos de toledo, ni
todo el mundo se tiene que pronunciar sobre cuando te jubilas, tú miras tu cuenta corriente
en función del valor de tus activos y dices, ya me puedo jubilar, no me puedo jubilar,
por tanto si me tengo que jubilar más tarde, es mucho más flexible el sistema.
Luego, si llegan inmigrantes, ¿dónde irán los inmigrantes? Aquellos países que tengan
mayor capitalización por habitante, por tanto más ahorro y por último no, el ahorro nacional
no tiene porque estar invertido en activos nacionales, el ahorro de los chilenos solo
está la mitad en Chile, la otra mitad está en el resto del mundo. Por tanto podríamos
invertir donde fuera, aunque España tenga un perfil demográfico catastrófico, se puede
invertir en cualquier otra parte del planeta. Bueno, y vamos ya con la sanidad, el último
de los servicios básicos que quería estudiar. De nuevo, el deterioro de la salud por la
edad y por otras circunstancias es relativamente previsible, digo relativamente porque el deterioro
por la edad lo sabemos, sabemos que va a llegar, cada vez vamos a estar menos sanos, la máquina
el cuerpo humano se va estropeando y luego hay otras circunstancias que es menos previsible
pero que en cierta medida sabemos que estamos expuestos a ellas, es decir, que podemos degenerar
o que podemos vernos afectados por alguna enfermedad incluso genética, pues lo sabemos,
lo sabemos porque otras personas han pasado por ahí. Por tanto el deseo humano de proteger
la salud es natural y es lógico que el ser humano se proporciona en medios para protegérsela.
Entonces, los medios más naturales, más intuitivos para protegernos de la salud o para financiarnos
tratamientos que protejan nuestra salud, cuáles son? El que se suele mencionar primero
es uno que a mi juicio no es el principal, que es los seguros sanitarios. Un seguro básicamente
es un acuerdo para que entre todos los que conformamos el seguro nos redistribuyamos
los costes de un siniestro que sufrida alguna de las partes. Entonces, eso es una manera
de minimizar el riesgo porque claro, si por ejemplo a alguien de los que está en esta
sala se nos dice que antes de concluir la conferencia se le va a quemar la casa, pues
habrá una persona que de entrada suportará 100% del coste de esa casa. Ahora, si acordamos
entre todos que sea quien sea al que se le queme la casa, todos aportemos una parte,
pues evidentemente yo reduzco mi riesgo potencial. Ahora, los seguros tienen sentido, tienen
lógica cuando sean tres circunstancias. Primero, cuando el siniestro a considerar,
cuando por ejemplo el tratamiento necesario no vaya a afectar a la totalidad del grupo,
si decimos no, es que se nos van a quemar las casas a todos, pues da igual que hagamos
un seguro que no, porque todos vamos a tener que pagar el 100% del coste del incendio.
Luego cuando los tratamientos o los siniestros no dependan de la discrecionalidad de las partes,
si se os quema la casa, porque vais a quemarla, evidentemente no tiene sentido confeccionar
un seguro para eso. En sanidad, si parte de las dolencias que yo puedo tener dependen
de mi mala praxis, de mi malaos hábitos, pues evidentemente tampoco tiene ese sentido
que yo pueda externalizar el coste de los tratamientos a terceros. Por ejemplo, digo
no, es que me quiero hacer la cirugía estética, porque no me siento a gusto con mi cuerpo.
Bueno, pues sería absurdo confeccionar un seguro para eso, porque sería básicamente
que vosotros me vais a pagar a mí la cirugía estética. Y por último, cuando los siniestros
tienen un muy bajo coste, aunque sean aleatorios y aunque no tengamos control sobre ellos,
tampoco tiene sentido confeccionar un seguro. Por ejemplo, es verosímil que al terminar
la conferencia, sobre todo si se prolonga mucho más a alguien le coja dolor de cabeza,
pero no tendría sentido confeccionar un seguro para costear el gasto del ibuprofeno de las
aspirinas que sean necesarias comprar. ¿Por qué? Pues porque solo los costes de coordinación,
los costes de transacción, los costes del contrato, los costes de supervisión, etcétera
ya supran el coste de las aspirinas. Entonces, los seguros tienen un cierto papel dentro
de sanidad, pero fijaos que solo en aquellos ámbitos donde no sean tratamientos que vayamos
a necesitar todos, que no sean tratamientos discrecinales y que no sean tratamientos de
bajo coste. Es decir, ¿qué papel tienen los seguros en sanidad? Pues básicamente, riesgos
sanitarios catastróficos. Enfermedades que no afectan al 100% de la población sino
solo una parte y que son muy, muy, muy caras y que, por tanto, una persona individualmente
no las puede soportar. ¿Para el resto? ¿Qué es lo razonable a ahorro personal? Es decir,
si yo sé que, pues en algún momento voy a enfermar con una gripe, los lógicos que
tenga ahorros por sí, tengo que experimentar algún tipo de tratamiento o algún tipo de
cura por esa gripe. Bien, por tanto, ¿cómo se financia la sanidad natural o de manera
instintiva combinando seguros con ahorro? ¿En algún país del mundo impera un sistema
sanitario con estas características? No. Se suele mencionar el caso de Estados Unidos
y desde luego el caso de Estados Unidos es un caso que no es nada conveniente que se
mezcle con un mercado sanitario libre porque es un caso bastante catastrófico. ¿Por
qué? Pues porque Estados Unidos básicamente tiene una sanidad bastante buena, pero carísima.
Aquí veis, por ejemplo, el gasto sanitario sobre el PIB de distintos países, bueno,
los estadounidenses destinan el 18% del PIB a la sanidad. En Europa la media está entre
9, 10, 11%. Es decir, no la mitad, pero casi. Y eso significa que hay 8 puntos del PIB que
en Estados Unidos se tienen que dedicar a la sanidad y que en Europa se pueden dedicar
a otras cosas. Por tanto, bueno, a menos que la media estadounidense sea muchísimo mejor
que la europea, que en algunas partes sí lo es, pero desde luego no se justificaría ese
sobre gasto. ¿Pero por qué Estados Unidos es un mal ejemplo? Pues porque como decíamos,
todo gasto tiene que racionarse. Y en Estados Unidos el problema es que nadie raciona el
gasto sanitario. Solo el 10% del gasto sanitario en Estados Unidos es gasto controlado directamente
por el paciente. El 45% se canaliza a través de seguros, que es una manera de yo externalizo
el coste sobre terceros, y el otro 45% es atención por el estado. Se dice que en Estados
Unidos no hay sanidad pública, es decir, no hay un proveedor público de sanidad, pero
el 45% de todo el gasto sanitario estadounidense es gasto que acomete el estado. Para que os
hagáis una idea, Estados Unidos gasta en sanidad pública más que España. Por tanto, esto
de decir que en Estados Unidos no hay sanidad pública es relativo, ¿de acuerdo? El problema
de los seguros estadounidenses es cuál es, pues como dice Arnold Kling que no es un aseguramiento
con las características que he comentado antes, sino que es un aislamiento del coste
de los tratamientos que tú estás soportando. Es decir, el ciudad de Estados Unidos puede
gastar 10 y pagar 1, con lo cual 9, ya sea a través de seguros o a través del estado,
los traslada al resto de la sociedad. ¿Cuál es entonces el incentivo del ciudad
estadounidense sobre demandar sanidad? ¿Y por qué los seguros, como digo, son una manera
de aislarse y no de prestar un seguro racional como el que hemos visto antes? Pues porque
básicamente todo el gasto sanitario está incentivado por regulación estatal para que
se canalice a través de los seguros. ¿Por qué? Porque el gasto sanitario costeado por
un seguro a nombre del trabajador contratado por la empresa es fiscalmente deducible. La
deducción fiscal llega a suponer el 50% de la reta del trabajador entre seguridad social
e impuestos, lo que significa que si ahora un ciudad estadounidense le dice a la empresa
no me contates el seguro, ya me lo voy a costear yo. Bueno, pues esos mismos gastos le van
a suponer, va a tener que pagar el doble por esa decisión que si sigue con el seguro
dentro de la empresa. Por tanto, el incentivo a que alguien se salga del seguro, aunque
sea una carrera a encarecer los precios, extremadamente escaso. Esto creo que es una señal para decir
que vayamos terminando. Bueno, entonces, claro, no me podríais decir. Bueno, pero los estadounidenses
han dicho que tienen un incentivo a sobredemandar sanidad, pero ¿qué pasa? Que se ponen enfermos
expresamente para ir al médico. No, no es eso. La sanidad tiene tres dimensiones, que
es básicamente cantidad de servicios sanitarios demandados, calidad de servicios sanitarios
demandados y los servicios complementarios, comodidades, pues una habitación individual,
televisión, etcétera. Entonces, claramente, los estadounidenses tienen un incentivo a sobredemandar
comodidades y calidad, es decir, tecnología apunta en sanidad y el mayor confort en las
habitaciones o en los tratamientos posibles. Pero es que en cantidad también tienen incentivos
a sobredemandar, no en tratamientos paliativos, digamos, pero sí en prevención sanitaria.
Toda la parte de tratar de anticiparse a las dolencias, pues claro, tiene su incentivo a
sobredemandarlo de manera muy, muy intensa. Y eso es una parte carísima de la sanidad,
para que os hagáis una idea. El coste de salvar una vida entre, por cáncer de mama,
en mujeres entre 50 y 60 años que sean población de riesgo, si las revisiones son una vez cada
tres años, el coste es de 100.000 euros por vida salvada. Si las revisiones son cada dos
años, el coste es de 500.000, perdón, he dicho euros dólares, de 500.000 dólares.
Y si las revisiones son anuales, el coste es de un millón de dólares. Yo no estoy diciendo
ni que tengan que ser cada tres años, ni cada dos, ni cada uno, pero evidentemente,
cuanto más revisión menos vidas, si estás revisándote continuamente, lo normal es que
no salte el alarma de que tienes nada, ¿de acuerdo? Entonces, el coste de estar en continua
revisión, ¿cuál es el óptimo de revisiones? Pues sí, hay prescripciones médicas estandarizadas
de para este tipo de cáncer cada tanto tiempo, solo esta población, etcétera, pero al final
es un coste muy subjetivo, es el coste con el que tú te sientes a gusto de decir yo
quiero ir todos los años, o quiero ir cada 10 meses, o quiero ir cada dos años o cada
tres, y ese es un coste, obviamente, que tiene como los beneficios, lo soporta la persona,
el coste también debería soportarlo a la persona, y no externalizarlo a terceros, porque
si lo externalizamos a terceros, un incentivo muy racional, cuál es ir todo lo que se
pueda. No digo que no tenga riesgos o perjuicios el recurrir de manera muy intensa la medicina
preventiva, porque te pueden dar un diagnóstico incorrecto, etcétera, y tomar decisiones
incorrectas, pero desde luego existe un incentivo a tratar de abusar de la demanda. ¿Qué es
justamente lo que ha sucedido en Estados Unidos? Tiene el informe McKinsey, que es el más
completo que se ha efectuado sobre los sobracostes de la medicina estadounidense, lo que dice es
que prácticamente todo el sobracoste se debe a la medicina preventiva, es decir, a la enorme
cantidad de pruebas que se acometen preventivamente para asegurarse o para prevenir simplemente
ciertas dolencias. Por tanto, en Estados Unidos lo que hay es una demanda muy socializada
de la medicina y eso lo que provoca es una sobredimensión de la demanda y por tanto
de los costes. ¿Qué sucede en Europa? En Europa es verdad que la demanda está socializada
porque es sanidad gratuita, el paciente no soporta ningún coste, pero el estado al
menos sí controla, sí planifica la oferta. Con lo cual, ¿qué sucede? Tú puedes sobredemandar
sanidad, pero si el estado no te ofrece sanidad, pues no está incurriendo en un gasto, es
decir, la gente puede querer ir todos los días al médico, pero si no se habilitan más
médicos, ¿qué sucede? Que se montan unas colas tremendas, pero la gente no consume más
servicios médicos. Entonces, en Europa los dos modelos que hay, que no voy a explicarlos
porque no tenemos tiempo, básicamente convergen en lo mismo, es decir, cada ciudad no paga
una tarifa fija y a cambio esa tarifa fija, ya sea por impuestos o por primas de seguro
reguladas por el estado, recibe una cartera universal de servicios, cartera universal
de servicios cuyos costes y cuya provisión está controlada por el estado. Con lo cual,
la demanda no se satisface correctamente, se provee una menor cantidad de servicios
en forma de servicios no cubiertos, por ejemplo, tratamientos bucodentales en España no están
cubiertos o de listas de espera, el tiempo medio de espera para un especialista en España
es de 100 días, por tanto, si tienes que ir a un especialista, cola de 100 días, luego
calidad de los servicios, España no incorpora tempranamente las nuevas tecnologías, no
sé si los pacientes quieren incorporarlas o no, no sé si quieren soportar el coste
que tiene incorporarlas o no, pero desde luego no se pueden pronunciar al respecto,
el estado decidió por ellos. Y luego en materia de comodidades, si vamos a hospitales privados,
las habitaciones son mucho más pequeñas, hay menos camas por habitación, etcétera,
en el público, como el estado quiere economizar costes, pues incrementa mucho el tamaño medio
de las habitaciones. Y luego, también hay una provisión inadecuada de la oferta. ¿Por
qué? Porque es el estado el que planifica, no solo la oferta presente, sino la oferta
futura, es decir, es el estado el que decide dónde hay que invertir para los investigar
nuevos tratamientos contra dolencias futuras. Y esa decisión no responde a incentivos o
a las necesidades de los pacientes, sino a lo que el burocrata decide que sea de gastar
o que sea de invertir de cara al futuro, es decir, depende de los intereses y de la información
que tenga el burocrata. Pese a lo que decíamos, fijaos, entre el 20 y el 30% del gasto sanitario
total en países con sanidad pública, es gasto privado. Eso significa que hay una clarísima
protesta, una clarísima rebelión, una clarísima reacción entre parte de la población contra
el sistema público. Si el sistema público es tan excelente, ¿por qué la gente hasta
un 30% paga dos veces? Pues porque no le gusta y porque está dispuesto a asumir el sobrecorte
que supone renunciar al público e irse al privado. Y fijaos, en todos los países del
mundo donde tienen sistemas públicos, un porcentaje que oscila entre un quinto y un
tercio del gasto total sanitario es gasto privado. Y luego lo que decía el estado no
solo tiene que planificar cuáles van a ser los tratamientos futuros en los que quiere
invertir y que quiere contrarrestar. También hay que decidir algo tan, bueno, al final
tan económico y tan técnico, tan empresarial, como es cuál es la mejor organización para
proporcionar un tratamiento sanitario, economizando costes y maximizando la calidad para los pacientes.
El paradigma sanitario actual, como lo estaba el educativo, está en parte caduco. No sabemos
exactamente cuál va a ser el modelo de tratamiento futuro de los pacientes, pero por ejemplo
uno de los economistas más prestigiosos del mundo, Clayton Christensen, profesor en
Harvard y autor de la idea de la innovación disruptiva, tiene una propuesta donde básicamente
lo que propone es aplicar innovaciones disruptivas a los hospitales. ¿Cómo? Él lo dice textualmente,
cerrando los hospitales. Cerrando los hospitales a cambio de qué? Lo que dice es que los hospitales
combinan dos funciones que deberían estar separadas. Una, tratamientos estandarizados
para el conjunto de los pacientes, hay una serie de enfermedades que ya sabemos cómo
tratar para todo el mundo y cuyo tratamiento está muy automatizado y donde por tanto tu
necesitas un sector muy intensivo en capital con un personal que esté parcialmente formado
pero no con unas necesidades de formación extremas, pueden ser enfermeros y no hace
falta que sean, por ejemplo, especialistas. Entonces, la ventaja de ese sistema cuál
es? Puede aprovechar economías de escala, puede tratar a mucha gente a muy bajo corte
y luego ese es un modelo de negocio o un modelo de tratamiento, luego hay otro que es lo que
él llama casas de análisis, es decir, enfermedades para las que todavía no se han estandarizado
los tratamientos y para las que hace falta reunir a un comité de sabios que pongan todos
ellos en común y en conjunto sus ideas, sus aportaciones, etcétera. Ahí el tratamiento
es mucho más caro porque hay que pagar el capital humano que se está utilizando, ya
no va tanto a tarifa fija y predefinida sino que va por minuta por el tiempo que terminan
dedicando estos profesionales a tratarte y desde luego lo que no tiene sentido es mezclar
los dos modelos de negocio porque si tú sigues manteniendo personal muy muy cualificado
y pagos por minuta para tratamientos que están estandarizados lo tienes claro cuál es el
target de consumidor que te tienes que dirigir. Bueno, esta es una idea de Christensen, tiene
sentido, no lo tiene, pues no lo sé, el problema es que hoy no se puede experimentar con esa
idea que algo razonable es, el sector público desde luego no va a experimentar con ella,
cualquier político que salga a la calle día que va a cerrar los hospitales en el sector
público desde luego pierde inmediatamente las elecciones. Ahora, en el sector privado
sí se puede experimentar con ello. ¿Por qué? Pues porque basta que un empresario un poco
loco tenga la idea de aplicar la propuesta de Christensen, la aplica en una clínica
pequeñita en una zona perdida de Madrid y si tiene éxito empieza a crecer, a crecer,
a crecer y a crecer y se empieza a comer a los modelos competitivos y los termina desplazando,
esto es, insisto, la innovación disruptiva y la innovación disruptiva no va a salir
del sector público, tiene que salir del sector privado. Entonces, tiene sentido, unos investigadores
de Harvard se fueron a la India, un país donde la sanidad publica no se ha generalizado
y donde por tanto los tratamientos sanitarios dependen mucho del sector privado y que se
han descubierto, o que han descubierto en estas zonas de la India, pues modelos hospitalarios
que van de la mano de la propuesta de Christensen y con ahorros de coste frente a Estados Unidos
con tratamientos de calidad equivalentes según criterios internacionales, digo ahorros
de coste de hasta un 95%. Y no porque los salarios sean más bajos en la India que también,
pero la parte de ahorro salarial creo que ha representado un 10%, es decir, la parte
más importante de la ahorro de costes está en el cambio de organización sanitaria y
para eso lo que necesitas es hospitales que estén focalizados al cliente. Y bueno, muy
rápidamente, ¿por qué el modelo sanitario libre que claramente funciona y tenemos otros
ejemplos muy próximos al mercado libre como pueden ser Singapur o en menor medida Suiza?
Dentro del paradigma académico están mal considerados, están siendo rechazados o están
atacados, pues porque se considera que el mercado sanitario libre tiene una serie de
problemas, una serie de fallos de mercado que no puede resolver. ¿Cuáles son esos fallos
de mercado? Pues el primero que se suele mencionar es la información asimétrica, es decir,
que el paciente no sabe realmente valorar las distintas ofertas de tratamiento que le
proporcionan los proveedores sanitarios, no tiene conocimientos de medicina y por tanto
no sabe si le están dando gato poliebre. Y además también las aseguradoras tampoco
saben cuál es el riesgo real del asegurado. Imagina que una persona acude a contratar
un seguro sanitario y oculta sus dolencias a la aseguradora, por la aseguradora estaría
asumiendo un riesgo sobreproporcional que luego cuyo coste tendría que trasladar al
resto de clientes. Entonces la información asimétrica se considera que es el mayor problema
para que el mercado libre pueda llegar a la sanidad, pero pese a ello se ha teorizado
mucho, pero la evidencia empírica disponible es a que el problema de la información asimétrica
es bastante menos serio de lo que se puede pensar en principio. ¿Por qué? Pues porque
el paciente desde luego no es un experto en sanidad, pero tampoco es un experto en finanzas
y hombre sí hay problemas a la hora de contratar ciertos productos financieros, pero no significa
que la industria financiera por ejemplo sea inexistente, el paciente se puede asesorar.
Es más, puede guiarse por la experiencia que han tenido otros pacientes, es justamente
la reputación, hay empresas que tienen mejor reputación porque dan mejor tratamiento y
son las que llegan y captan una mayor clientela. Por tanto, la figura del paciente informado,
un paciente al que se le proporciona la información básica para tomar una decisión consistente
sobre sus dolencias, sí existéis y se puede dar e incluso la evidencia apunta a que se
da en países del tercer mundo con mucha menor disponibilidad de medios y materiales que
nosotros. Y luego, las aseguradoras no son tan tontas como se suele presuponer, es decir,
tienen enorme cantidad de evidencia histórica, estadística e incluso con las disponibilidades
actuales de test genéticos, low cost para conocer exactamente cuáles son las dolencias
exactas del paciente. Por tanto, la información asimétrica no es un problema. Otra crítica
que se suele hacer o otro fallo del mercado que se suele localizar es el llamado riesgo
moral, que el paciente por estar asegurado no tiene incentivos a cuidar su salud, lo
cual en parte es cierto, pero con la sanidad pública sucede tres cuartos de lo mismo o
incluso peor. Y de hecho, las aseguradoras sí tienen incentivos para exigirles a los
pacientes ciertos cuidados y ciertas precauciones para evidentemente no disparar los costes.
Además, recordemos que parte del coste sanitario es ahorro propio y obviamente cuando te has
de costear tu, tus tratamientos sanitarios, ahí si tienes incentivos a no despreocuparte
de tu salud. El tercer fallo del mercado que se suele mencionar es la selección adversa.
¿Qué es la selección adversa? Pues básicamente que como consecuencia de la información
asimétrica, la gente que se quiere asegurar es la gente que sabe que tiene una peor situación
de salud, es decir, la gente sana como que no se quiere asegurar y la gente no sana
si se quiere asegurar para que el resto les paguen los tratamientos que esperan tener
que recibir. Y como la aseguradora no puede discriminar entre ambos y como cargará una
tarifa similar a ambos, habrá una selección adversa, es decir, todos los pacientes insanos
buscarán aseguramiento y los sanos como verán que el coste del aseguramiento va creciendo,
no se querrán asegurar. Eso que provocará limitaciones en la cobertura sanitaria, ciertos
tratamientos que para no atraer a pacientes que padezcan esa violencia no se cubrirán
y luego primas de seguro altísimas. ¿Existe selección adversa? Bueno, recordemos que
la mayor parte de los gastos proceden de la horro propio y en la horro propio de nuevo
no hay selección adversa. Luego, como hemos dicho, las compañeras de
seguro sí cuentan con herramientas para discriminar entre riesgos de los pacientes, por tanto
tampoco habría selección adversa. Y luego, hay escaso soporte empírico a la existencia
de selección adversa, pero sí hay bastante soporte empírico a la existencia de lo que
se llama como selección ventajosa. ¿Qué es la selección ventajosa? Pues que los pacientes
con mayor renta suelen ser los que más se preocupan por su salud y eso incluso desde
un punto de vista de solo, de la pirámide de solo lo podéis entender bien.
Y los pacientes que más se preocupan por su salud suelen ser también los más adversos
al riesgo, es decir, los que más seguros contratan. Por tanto, en realidad suelen
sobreasegurarse aquellas personas que están relativamente más sanas porque más se preocupan
por su salud. Con lo cual, si aún cuando existiera una cierta selección adversa, sería compensada
con la cierta selección ventajosa que sabemos que existe.
Y luego, las soluciones estatales de la selección adversa, que es básicamente obligar a todo
el mundo a asegurarse o se carga en el mercado sanitario o lo que hacen es exacerbar la selección
adversa. Por ejemplo, en Estados Unidos una compañía aseguradora no puede denegar un
seguro por condiciones preexistentes, es decir, por dolencias que tiene una vez en el momento
de ir a contratar el seguro. Eso que provoca, pues provoca el incentivo de que mucha gente
no se asegura hasta que desarrolla la dolencia y sabe que va a necesitar el tratamiento,
lo cual dispara los costes. Y ya muy rápidamente y terminamos, la cuarta crítica es la existencia
de externalidades, que son las externalidades pues que tu salud, al final afecta mi salud.
Por tanto, necesitamos algún tipo de regulación estatal para, por ejemplo, coordinar un programa
de vacunas obligatorias a escala nacional. Primero, aunque fuera necesario, fijámonos
que un programa de vacunas nacional no justifica un sistema público de salud, ni mucho menos.
Segundo, el gasto en este concepto suele ser ridículo, suele ser marginal, por tanto,
no hay caso a este respecto. Y tercero, los seguros también forzarían a la gente a vacunarse,
porque si no se vacunan van a degenerar en enfermedades que tendrán que cubrirles. Y,
por último, vuestro incentivo a vacunaros es mayor en un mundo donde todo el mundo
se vacuna o en un mundo donde nadie se vacuna. Claramente en un mundo donde nadie se vacuna,
porque sabéis que muy probablemente terminaréis siendo contaminados. Por tanto, también existe
un incentivo interno a la vacunación generalizada. Y por último y última crítica es que los
sistemas privados no son equitativos y los públicos sí. Bueno, la evidencia que tenemos
incluso de la sanidad pública inglesa, por parte de comités estatales copados por partidarios
del sistema público de salud, en diversos informes desde los años 70, es que la sanidad
pública inglesa no ha mejorado la equidad en el acceso al tratamiento sanitario. ¿Y
por qué no la ha mejorado? Pues porque, al final, los ricos pueden seguir yendo a la
sanidad privada. Y a quien se condena a un sistema de salud deficiente es a las clases
medias que no tienen otra alternativa que someterse al sistema público. Muchas gracias.
Sí, yo veo que el problema básico es la falta de eficiencia del Estado en esos tres aspectos
que has comentado. Educación, sanidad y pensiones. Y estamos buscando una solución fuera de exigir
eficacia en el Estado. Habría que ir a exigir eficacia y transparencia y que esos recursos
se aplicasen activamente. En la educación has hablado…
¿Hagamos preguntas portas porque… Sí, en la educación has olvidado que teóricamente
en la pública habría investigación y desarrollo y eso es un coste que hay que asumir y alguien
no tiene que hacer. Luego, en la sanidad privada expulsa a las personas del edificio
que son los que tienen más de 65 años. Sí, vamos a ver, el problema está muy bien
decir que los servicios públicos han de ser óptimos, pero el problema es que nadie
sabe que son servicios óptimos. Servicios óptimos son los servicios que funcionen mejor
que todos los demás, pero es que no sabemos cuál es el que funciona mejor de todos los
demás. Precisamente para eso es la competencia y precisamente para eso son los modelos
abiertos para que si tú tienes una idea que quieres que es la mejor, puedas surgir otro
que venza tu idea con una aportación que sea mejor. Entonces, el Estado, al ser un
sistema cerrado y monopolístico, nunca podrás saber cuál es el mejor sistema porque no
tiene feedback y el sistema abierto la ventaja que tienes es la experimentación descentabilizada
que permite descubrir dinámicamente cuál es el más adecuado. Sobre el coste ni más
de, bueno, en el libro dedico un capítulo entero al ahí más de, no lo he podido tratar,
en el coste en educación no está metido el coste de ahí más de, va por otro lado
y el mercado también, como explico en el libro, lo puede proporcionar perfectamente.
Y luego, no me ha dado tiempo tampoco porque obviamente ya me ha largado muchísimo, pero
existe una solución también para la gente que sea más arriesgada y no es que paguen
cuotas de seguro muy por encima del resto de ciudadanos. Es una solución que ha propuesto
el profesor de Chicago, John Cochran, donde básicamente lo que dice es que la gente tiene
que preasegurarse incluso antes de desarrollar cualquier dolencia. Y lo que planteo en el
libro es la posibilidad de que incluso exista una obligación parental a asegurar a los
hijos de cara a que en el futuro puedan desarrollar ciertas enfermedades de la misma manera que
existe una obligación parental a educar a tus hijos, también a asegurarles en materia
sanitaria. Por tanto, no es imprescindible que el Estado monopolice la educación dentro
del mercado y hay herramientas actuales para solventar esos problemas.
Muchas gracias por la interesante conferencia. Un comentario aunque sea breve sobre un aspecto
que es esencial, especialmente en estos servicios básicos, y es que lo que demanda la sociedad
en la que vivimos es un componente más de los que has mencionado al principio y es el
de la redistribución. Es decir, se quiere que se pague lo máximo posible por el Estado
de manera que se reduzca la desigualdad. La desigualdad es percibida por la población
como un problema, de ahí el éxito del libro de Piketty.
Sí, hay una manera en la que el Estado soluciona la desigualdad que es a través del sector
de asistencia social, que también está tratado ampliamente en el libro y que no he
podido tratar hoy aquí, pero bueno, sí. Yo al principio he dicho que para acceder
a ciertos servicios básicos por parte de aquellas personas que no tengan renta, el
Estado podría pensar que está legitimado para proporcionarles ese acceso, pero eso
no significa que el Estado tenga que monopolizar el acceso o la provisión del servicio para
todo el mundo. Es como decir que el Estado pueda proporcionar alimentos a aquellas personas
que se están muriendo de hambre. Significa que las granjas tienen que ser nacionalizadas,
los granjeros tienen que ser funcionarios, la industria de tractores tiene que ser una
industria estatal, etcétera. Pues no lo veo. Tiene una cosa es dar una renta subsidiaria
para quien está en una situación precaria, otra que el Estado ocope todo, que es lo
que sucede con el Estado de bienestar.
Se podría, desde el Estado, de alguna forma estimular la transparencia que hay en todo
tipo de actividad, fomentando leyes que obliguen tanto a instituciones públicas como privadas
a emitir una serie de indicadores que estén más o menos estandalizados que pudieran solventar
el problema que hay de la información, de que muchas veces el ciudadano se queja de
que no puede, o sea, que necesita alguien que la conseje. Pero, claro, con esta obligación
quizás se podría hacer que el propio ciudadano, mirando las estadísticas, pues no necesite
consejos. Eso se podría…
Sí, hombre, desde luego hay maneras de mejorar el sistema actual, que es decir, el sistema
actual público ni siquiera es el mejor que puede apreciar el Estado, pero lo que planteaba
también antes. Es decir, una cosa es incremento mejoras dentro del paradigma actual, que es
un paradigma cerrado y que, en todo caso, sabemos que no va a proporcionarnos el mejor
sistema posible porque está minando la posibilidad de que aparecen alternativas mejores, pero
eso no significa que no haya que mejorar la transparencia y demás, de lo que tenemos
que mejorar. Sí, se puede mejorar. Pero vamos, no, no, charla no era tanto sobre eso, sino
sobre un cambio de paradigma radical.
Pero un coche no hace falta que el gobierno te diga qué coche es el que te corresponde.
No hace falta. O sea, tú te converes el revista Automotor y salen ellos.
Sí, pero el comentaba dentro del paradigma estatal actual que sí, se puede mejorar,
porque creo que el mercado supera en todos los indicadores.
Bueno, una pregunta. Hablas el 5% del PIB. ¿Qué servicios mínimos que tendrán que ser
indispensables?
Bueno, indispensables no lo sé, a lo mejor ninguno, pero en el libro yo planteo algunos
servicios que no cuya privatización no voy a tratar porque desborda mi conocimiento y
mi capacidad. Y los que mantengo Ceteris Parius dentro del Estado, no porque crea que necesariamente
deban ser públicos, sino porque me dedico a estudiar cómo el 95% restante sería público,
los que mantengo son básicamente defensa, parte de la seguridad, parte de la justicia.
Una partida pequeñita para algunas grandes infraestructuras que por algún motivo el mercado
pueda desempeñar. Algo para investigación básica, si creemos que hay externalidades
positivas tan potentes que no se lleguen a internalizar dentro del mercado. Y luego
una parte de redistribución de la renda para una red de seguridad última, en caso de que
el sector privado no llegue ahí. No necesitar más. Todo lo demás puede ser perfectamente
privado.
Bueno, porque él no le veo a la igualdad a ningún valor intrínseco. Yo creo que hay
mucha gente que puede valorar la igualdad y es muy legítimo que esa gente intente perseguir
la igualdad. Lo que no es tan legítimo es que esclavice o coacciona a la gente que no
valora tanto la igualdad para que la sociedad sea más igualitaria. No hay que confundir
igualdad con que la gente tenga una calidad decente de vida. Yo entendería que la gente
justifique por extrema necesidad, por ejemplo, que las personas que están en una situación
de extrema necesidad puedan incluso violar la propiedad ajena para alimentarse o para
subsistir. Es un debate muy impresante y muy legítimo. Ahora que yo pueda violar la propiedad
de mi vecino, porque mi vecino es más rico que yo, no tiene mucho sentido.
Y te pregunta, Javier Ríos, ¿por qué cree usted que la gente sigue prefiriendo el Estado
a decidir por sí mismo cómo divulgar sus ideas para generar cambios?
Bueno, yo en el libro Trazo dos hipótesis, que desde luego no son las únicas que pueden
ser válidas, una es que la gente tiene miedo a las alternativas porque no conoce las alternativas
y la segunda es que la gente sigue confiando, en mi opinión, de manera hasta el extremo
en el que confía en Ingenua. No digo que no haya margen de mejora, pero desde luego
no de una revolución de calidad y de costes como la que sería desde luego muy conveniente,
sigue confiando en que dentro del paradigma estatal hay soluciones. Con lo cual, claro,
si fuera del paradigma estatal ves la oscuridad y dentro del paradigma estatal siempre ves
una luz al final del túnel, pues sigues dentro del paradigma estatal.