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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

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¿Podemos solucionar los problemas de sostenibilidad económica del sistema público de pensiones
creando cantidades ilimitadas de dinero a través de los bancos centrales? Veámoslo.
Uno de los grandes problemas económicos, sociales y políticos a los que se enfrentará España
durante las próximas tres décadas es el problema de la sostenibilidad del sistema
público de pensiones. En este canal ya hemos radiografiado y explicado en detalle la naturaleza
de este problema en muchas otras ocasiones. Durante los próximos 30 años se disparará
el número de pensionistas y, sin embargo, no se disparará en la misma medida el número
de trabajadores. Con lo cual, o los trabajadores existentes cotizan muchísimo más a la Seguridad
Social de lo que ya están cotizando hoy, o las condiciones de jubilación de los pensionistas
futuros van a tener que deteriorarse. De hecho, si queremos coger un reciente dato para aproximarnos
de manera muy superficial, claro está, pero para aproximarnos al fondo del problema, baste
decir que el gasto mensual en pensiones contributivas de la Seguridad Social registró en agosto un nuevo
récord histórico, 12.800 millones de euros. Y tengas en cuenta que aquí ni siquiera está
reflejado todo el gasto en pensiones. No aparece, por ejemplo, el gasto en pensiones que cobran
los empleados públicos jubilados, es decir, las llamadas clases pasivas. Tampoco aparecen
las pensiones no contributivas y tampoco aparece reflejado en el gasto mensual de pensiones
contributivas del mes de agosto la parte proporcional de las dos pagas extra que los
pensionistas cobran a lo largo del año. Si tuviéramos en cuenta todas estas partidas,
resultaría que mes a mes España ya está gastando en pensiones, contributivas, no contributivas,
para los empleados del sector privado, para los empleados del sector público, etcétera,
más de 16.000 millones de euros. Eso cada mes. ¿Y por qué esta cifra es reveladora? Pues porque 16.000
millones de euros es más del 1% del PIB de España. Hagan ese ejercicio mental. Cada vez que concluye
un mes, el Estado español tiene que pagar sólo en pensiones el equivalente a más del 1% de su PIB.
Y esta es una dinámica que va a ir en aumento. El porcentaje del PIB que va a ser deglutido por
las pensiones públicas va a ir creciendo a lo largo de las próximas décadas. Y esto implica
un problema de sostenibilidad económica grave. Porque si un mayor porcentaje del PIB va a parar
a los pensionistas, un menor porcentaje del PIB va a parar al resto de la sociedad. Aunque,
claro, la gravedad de este problema depende mucho de las lentes con las que lo observemos. Si,
por ejemplo, le preguntáramos a un niño pequeño cómo solventaría este grave problema de las
pensiones públicas, muy probablemente nos respondería de manera ingenua e inocente que es
un problema que tiene muy fácil solución. Basta con imprimir más dinero para pagar ese gasto público
expansivo en pensiones. Y todos entenderíamos que esa es la típica respuesta que da un niño pequeño
precisamente por ser una persona inocente y sin demasiados conocimientos económicos. Lo
sorprendente, lo llamativo, es que esta misma respuesta es la que ha ofrecido en un medio
de comunicación un doctor en economía, al que al parecer no le preocupa demasiado el problema de
la sostenibilidad de las pensiones públicas porque los bancos centrales pueden crear cantidades
ilimitadas de dinero. Escuchémoslo.
Y hay otro elemento importante. Y hay una cosa que hay mucha gente ya estudiando este tema. Los
estados, los bancos centrales, tienen la capacidad ilimitada de creación de dinero para pagar todos
estos gastos. Absolutamente ilimitada. Como ha hecho el Reino Unido, como ha hecho el Reino Unido en la
pandemia, prestando el tesoro británico al gobierno.
Aquí ciertamente existe una confusión entre magnitudes nominales y magnitudes reales. Es
decir, entre una determinada cantidad de dinero transferida como pensión y una determinada
cantidad de poder adquisitivo transferida como pensión. Por supuesto, los estados, si asaltan
la independencia de los bancos centrales, pueden imprimir, pueden crear, pueden emitir toda la cantidad
de dinero, entendiendo dinero como moneda fiat, que consideren menester. Y en ese sentido es obvio
que pueden transferir cualquier cantidad nominal de dinero que quieran transferirle a cualquier grupo
de la población, entre ellos los pensionistas. Ahora bien, lo que no pueden hacer los estados es
crear cantidades ilimitadas de poder adquisitivo. Porque si pudieran hacerlo ya viviríamos todos en
el Jardín del Edén. La escasez económica habría llegado a su fin meramente pulsando una tecla
del ordenador. Por consiguiente, el problema de la sostenibilidad de las pensiones públicas
no reside en cómo transferirles a los pensionistas una determinada cantidad nominal de dinero, sino
en cómo transferirles un determinado poder adquisitivo que nos hemos obligado a transferirles.
Y para poder transferirles a los pensionistas un poder adquisitivo constante o creciente,
habrá que transferirles a los pensionistas un flujo de producción de bienes y servicios
constante o creciente. Porque lo que quieren los pensionistas no es tanto una determinada cantidad
de dinero, sino una determinada cantidad de productos susceptibles de ser adquiridos con ese dinero.
Y si pensiones con un poder adquisitivo creciente significan atribuirles a los pensionistas una
cantidad creciente de productos, sólo existen dos formas de conseguir atribuirles a los pensionistas
una cantidad creciente de productos. La primera forma es la que institucionaliza el sistema público
de pensiones de reparto. Los trabajadores en activo y los capitalistas producen bienes y servicios y una
porción de esos bienes y servicios producidos en la economía les son arrebatados a través del Estado
y les son transferidos a los pensionistas. Y en ese caso tenemos un juego de suma cero.
El pensionista consigue más producción a costa de que los trabajadores en activo y los capitalistas
obtengan menor producción. Y una segunda forma es la que institucionaliza el sistema privado de
capitalización. Los pensionistas a través de su ahorro y por tanto a través de su inversión
contribuyen a aumentar la producción nacional y cobran sus pensiones con cargo a esa mayor producción
nacional que ellos, con su ahorro, con su inversión, han contribuido a generar. Los pensionistas se
convierten en capitalistas y como capitalistas potencian la producción de bienes y servicios. Y
al contribuir a producir más bienes y servicios, obtienen una pensión de esa mayor producción que
ellos logran. No es un juego de suma cero, sino un juego de suma positivo. Es más, un sistema
privado de capitalización le permite al pensionista invertir su ahorro en aquellas economías donde
la productividad marginal del capital es más elevada. Su ahorro no tiene por qué estar invertido
necesariamente en España, si es que el retorno marginal de la inversión en España es muy bajo,
sino que puede estar invertido en otras economías internacionales donde se maximice la contribución
productiva del capital y, por tanto, el rédito que obtiene el pensionista como ahorrador e inversor
en esas economías. En España no tenemos de base un sistema privado de capitalización, sino un sistema
público de reparto. De ahí los problemas de sostenibilidad de los que estamos hablando. Sin
embargo, que no tengamos de base un sistema privado de capitalización no significa que no podamos
construirlo de manera complementaria al sistema público de reparto que padecemos. Si no queremos
confiar nuestra jubilación futura a la magia de los bancos centrales para crear cantidades ilimitadas
de dinero, podemos tratar de construir un patrimonio financiero propio que nos abone en el futuro un
rendimiento del capital que actúe como pensión privada complementaria de la pública que cobremos.
Y esto es algo que, por ejemplo, podemos hacer a través de la plataforma que apadrina este vídeo,
Trade Republic. A través de Trade Republic podemos invertir en más de 2.000 ETFs, es decir,
más de 2.000 fondos cotizados que replican distintas estrategias de inversión. Podemos
invertir en la bolsa estadounidense, podemos invertir en la bolsa alemana, en la bolsa española,
podemos invertir en commodities, podemos invertir en renta fija, etc. Basta con seleccionar el ETF o los ETFs,
en los que queremos invertir periódicamente una determinada cantidad de dinero, para poco a poco,
mes tras mes, año tras año, ir construyendo un patrimonio financiero propio a partir del cual
poder obtener unos ingresos del capital complementarios. Además, ahora mismo Trade Republic está remunerando
la liquidez que no tengamos temporalmente invertida en algún producto de inversión a largo plazo a un
tipo de interés del 3,75% anual. Si quieres obtener más información sobre Trade Republic,
sobre sus planes de ahorro recurrentes, sobre los muy diversos tipos de activos en los que puedes
invertir a través de esta plataforma o sobre su remuneración sobre la liquidez no invertida,
puedes obtenerla pinchando en el enlace que aparece en la caja de descripción de este vídeo o en el
comentario destacado. Como decíamos, el problema de sostenibilidad del sistema público de pensiones no
consiste en cómo lograr abonar cantidades crecientes de dinero, sino en cómo proporcionarles a los
pensionistas, sin empobrecer al resto de la sociedad, cantidades crecientes de bienes económicos. En
Argentina, por ejemplo, entienden muy bien la diferencia. En términos nominales, las pensiones
de los pensionistas argentinos no se han reducido, sino que se han incrementado estratosféricamente.
Otra cosa es el poder adquisitivo de esas pensiones, que desde hace años ha ido menguando.
Este tipo de ideas económicas extravagantes, que sostienen que no existe ningún problema de
sostenibilidad económica en el sistema público de pensiones, porque el gobierno, a través del
Banco Central, puede crear todo el dinero que necesite para pagar las pensiones, son ideas
económicas extravagantes que proceden, en última instancia, de la teoría monetaria moderna. Por ejemplo,
uno de los popes de la teoría monetaria moderna, Warren Mosler, en su libro Los siete fraudes
inocentemente capitales de la política económica, dice, en el cuarto capítulo de este libro, como ya
hemos comentado, el gobierno nunca tiene ni deja de tener su propio dinero. Gasta cambiando números en
nuestras cuentas bancarias. Eso incluye la seguridad social. No hay ninguna restricción operativa sobre
la capacidad del gobierno para cumplir con todos los pagos de la seguridad social en cualquier
momento, no importa cuáles sean los números en la cuenta de la seguridad social. Cuando llega el
momento de realizar pagos de la seguridad social, todo lo que el gobierno tiene que hacer es incrementar
los saldos en las cuentas de los beneficiarios y, a continuación, descontarlo en la cuenta del fondo
de la seguridad social para tener constancia de que el pago se ha efectuado. Si los números del fondo
de la seguridad social pasan a ser negativos, eso solo refleja que los números cambian a medida que
se realizan pagos a los beneficiarios del sistema de pensiones. Ahora bien, este mismo economista de
la teoría monetaria moderna, en este mismo capítulo, en el que nos dice que la seguridad social no puede
quebrar porque el gobierno puede crear todo el dinero necesario para pagar las pensiones, también señala
lo siguiente al final de este capítulo. Si nuestros responsables políticos alguna vez llegan a comprender
cómo funciona el sistema monetario, se darán cuenta de que el tema principal es la equidad social y posiblemente
la inflación, pero nunca la solvencia del gobierno. Deberían darse cuenta de que, si realmente quieren que
los ancianos tengan más ingresos, es una simple cuestión de aumentar las prestaciones. Y, en cambio,
la verdadera pregunta a formularse es ¿qué nivel de consumo real de recursos es el que queremos
proporcionar a nuestros mayores? ¿Cuánta comida es la que queremos asignarles? ¿Cuántas viviendas? ¿Cuánta
ropa? ¿Cuánta electricidad? ¿Cuánta gasolina? ¿Cuántos servicios médicos? Estos son los problemas reales.
Y sí, asignar más de esos bienes y servicios a nuestros jubilados supone menos para nosotros.
La cantidad de bienes y servicios que asignamos a las personas mayores es el coste real para nosotros
y no los pagos monetarios, que no son más que números en cuentas bancarias.
Por tanto, este economista de la teoría monetaria moderna nos está diciendo al principio del capítulo
que no nos tenemos que preocupar por la solvencia, por la sostenibilidad financiera del sistema público
de pensiones, porque siempre podemos crear más dinero para pagar las pensiones. Pero al concluir
este capítulo nos dice que, claro, si creamos muchísimo dinero para pagar muchísimas pensiones,
eso puede generar inflación. Y lo que debemos plantearnos es cuál es el poder adquisitivo que
queremos transferirles a los pensionistas. Porque si les transferimos mucho poder adquisitivo a los
pensionistas, por definición, el resto de la población va a tener menos poder adquisitivo,
va a tener menor capacidad de adquisición de bienes y servicios. Porque los bienes y servicios
no son infinitos y, por tanto, si le atribuimos un mayor porcentaje del PIB a los pensionistas,
el resto de la población se quedará con un menor porcentaje del PIB.
Crear dinero, per se, no es la respuesta a una escasez real de bienes y servicios. No es que el dinero
no pueda contribuir a mejorar la coordinación económica dentro de una sociedad y, por tanto,
a aumentar la productividad de esa sociedad. Pero, desde luego, la capacidad del dinero para
incrementar la productividad dentro de una sociedad está limitada. Hay muchas otras restricciones de
tipo real que limitan la mejoría de la productividad dentro de una economía. Y son esas otras muchas
restricciones de tipo real que constriñen el aumento de la productividad en España las que
deberíamos estar atacando para que las próximas décadas no sean durísimas o para los pensionistas
o para los trabajadores o para los pensionistas y los trabajadores. Pero, desde luego, este tipo de
discursos de no hay ningún problema de sostenibilidad económica con las pensiones públicas porque podemos
crear todo el dinero que queramos para pagarlas, este tipo de discursos no ayudan a detectar el problema
de fondo de nuestro sistema de pensiones y de nuestra economía. Adormecen a la sociedad y desvían
la atención. No te preocupes por tus pensiones futuras porque están aseguradas dado que el
Banco Central puede crear todo el dinero necesario para pagártelas. Ahora bien, ¿qué podrás comprar
con el dinero que imprima el Banco Central en el futuro para pagarte la pensión? Eso ya lo veremos.
En lugar de confiar ciegamente en la demiurgia monetaria de los bancos centrales para solventar
todos los problemas de escasez económica futura habidos y por haber, más valdría que tomáramos
conciencia del problema de sostenibilidad real del sistema público de pensiones y lo confrontáramos
tomando las riendas de nuestro propio destino financiero.