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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.

Eólica sí, pero no así. Esta fue la consigna de Rodrigo Sorogoyen en la Gala de los Goya.
¿Deberíamos hacer caso a esta recomendación de política energética por parte de este
laureado cineasta? ¡Veámoslo!
Rodrigo Sorogoyen ha sido el gran ganador de la reciente Gala de los Goya con su película
Asbestas. Ha conseguido, entre otros, el Goya a la mejor dirección. Pues bien, escuchemos a
continuación cómo concluyó Sorogoyen su discurso de recepción del Goya a mejor director.
Y, por último, una reivindicación. A ver si me... Los caballos que aparecen en... Los caballos
salvajes que aparecen en la película han vivido durante siglos en libertad. Son de...
En los montes de Sabucedo, ¿no? En Galicia. Y la gente de Sabucedo nos ha enseñado a... Bueno,
a amar la fauna y la flora, los animales, de una manera que yo no había visto nunca. Pues,
en esa zona están proyectando cuatro parques eólicos, gigantescos, la verdad, que son un...
Bueno, pues un perjuicio para la fauna y la flora irreparable. Entonces, nada, todo mi apoyo al
pueblo de Sabucedo por su defensa de los caballos y de sus montes. Gracias. Va a quedar fatal porque
sólo tenía que decir energía eólica sí, pero no así. Muchas gracias.
Energía eólica sí, pero no así. O dicho de otra manera, energía eólica sí, pero que la
soporten otros, no yo. No nos gustan los combustibles fósiles, no nos gusta la nuclear,
y ahora tampoco nos gustan las energías renovables, o al menos las energías renovables
que tengamos cerca de casa, o que invadan territorios por los que sentimos un cierto
apego sentimental. Pero, claro, de la misma manera que Sorogoyen puede tener apego sentimental a un
determinado territorio, yo o cualquier otra persona puede tenerlo hacia otro hasta el extremo de que
no quede territorio ocupable para las energías renovables, lo cual nos conduce, claro, a un
callejón sin salida. Si no podemos utilizar combustibles fósiles porque contaminan y contribuyen
al cambio climático, y tampoco podemos utilizar energía nuclear porque es peligrosa y porque
genera residuos con los que supuestamente no sabemos muy bien qué hacer, y tampoco podemos
utilizar energías renovables porque destruyen el paisaje y no nos gustan, entonces al final
nos quedamos sin suministro energético. Y una sociedad sin suministro energético es una
sociedad pobre. Y la pobreza, claro, tampoco nos gusta. En Estados Unidos, a este fenómeno,
a este movimiento, a esta reacción, se lo conoce como movimiento NIMBY, acrónimo en inglés de
Nothing My Backyard, es decir, no en mi patio trasero. Quiero tener aeropuertos, quiero tener
cárceles, quiero tener parques eólicos, quiero que haya parques industriales para que tengamos
empleo, quiero que haya centros para el realojo de sectores marginales, quiero muchísimas cosas
en sociedad, pero que estén lejos de mi casa. Es decir, las quiero, incluso quiero que se paguen
con los impuestos de otros, pero no quiero ni siquiera contribuir a posibilitar todas esas
instalaciones que estoy demandando y que entiendo que son necesarias para la sociedad, ni siquiera
quiero contribuir con la externalidad negativa que generan sobre mi propiedad, sobre mi casa. No
quiero ni siquiera experimentar esa pérdida. Quiero que la pérdida la soporten otros, que
obviamente tampoco la quieren soportar. Pero en el caso de la energía, esta pulsión NIMBY es
especialmente dañina porque, como decía hace un momento, toda sociedad, la riqueza de toda
sociedad, la prosperidad a largo plazo de toda sociedad descansa sobre la existencia de un
suministro abundante y barato de energía. Aún en el caso de que seamos capaces de mejorar los
procesos de eficiencia energética, que es algo que en paralelo cualquier sociedad siempre trata
de desarrollar, especialmente cuando la energía se encarece, pero aún en el caso de que consigamos
mejorar mucho la eficiencia energética, lo habitual, lo que nos ha enseñado la historia,
es que cuando se mejora la eficiencia energética tendemos a demandar todavía más energía para
crecer todavía más. Esto es lo que técnicamente se conoce como la paradoja de Gevons. Por tanto,
si hay intelectuales, si hay generadores de opinión pública que instalan en el saber
colectivo, en la sabiduría convencional, que ninguna fuente de energía es aceptable,
ni los combustibles fósiles, ni la nuclear, ni ahora las renovables, porque todos tienen ciertos
inconvenientes, todos generan ciertos problemas que consideramos tan gravosos, tan inaceptables,
como para terminar frustrando la iniciativa de crear, de instalar cualquiera de esas fuentes
energéticas, a lo que en definitiva esos intelectuales nos están condenando, probablemente
sin saberlo, y en cualquier caso sin mencionarlo, sin explicitar que ese es el coste, que esa es la
contrapartida del mensaje que están colocando en la opinión pública, a lo que nos están abocando
es a la pobreza. Echemos un ojo al siguiente gráfico. Este gráfico recoge el consumo de
energía primaria en España durante el año 2021, es decir, cuál fue la fuente de energía,
la fuente de generación de energía, de todo el consumo energético por cualquier concepto que
efectuamos en España en el año 2021. Es fácil observar que más del 65% de todo el consumo de
energía primaria que efectuamos en España en el año 2021 procedía de combustibles fósiles,
43,8% del petróleo, 21,8% del gas natural y 2,9% del carbón. Si a esto le añadimos otra fuente
de energía estigmatizada, como es la nuclear, con una contribución del 9% al consumo energético
primario de 2021 en España, tenemos que alrededor del 75, 76, 77%, es decir, tres cuartas partes de
toda la energía primaria consumida en España en 2021 procedía de fuentes de energía malditas,
que esperamos poder reemplazar, sustituir, abandonar plenamente en las próximas dos o
tres décadas. Dejando de lado el enorme reto tecnológico e inversor que ello supondría,
que ello supondrá si los gobiernos siguen adelante con sus planes de transición energética,
dejando de lado esto, demos nos cuenta de cuánto tendría que llegar a escalar la energía renovable,
que aparentemente era la única aceptable en ciertos ámbitos de la intelectualidad occidental,
demos nos cuenta cuánto debería llegar a escalar, a crecer, a sobredimensionarse la energía renovable
para reemplazar el consumo energético primario de los combustibles fósiles y de la nuclear.
Actualmente la renovable en el año 2021 proporcionaba alrededor del 17-18% del consumo
energético primario, es decir, no llegaba a un quinto de toda la energía de la que hicimos uso
en España en el año 2021. De este 17%, aproximadamente el 10% es energía eólica.
Pues bien, si con el 10% de energía eólica ya nos estamos enfrentando a problemas, a críticas,
a rechazo social hacia la energía eólica porque está destruyendo paisajes, porque está ocupando
más superficie de la que debiera, ¿cómo esperamos escalar la energía eólica, que también requiere de
grandes superficies? ¿Cómo esperamos escalar esto para reemplazar al petróleo, al gas natural,
al carbón y a la nuclear? Y démonos cuenta de que estoy hablando de cifras del año 2021.
Pero claro, el consumo energético primario en 2030, 2040 o 2050, si no pasa nada raro y
seguimos creciendo, será mucho mayor que el del año 2021. Por tanto, ya no es que las renovables,
entre ellas la eólica, tengan que crecer muchísimo, multiplicarse prácticamente por 5 para,
si fuera tecnológicamente posible, que de momento no lo es, pero si fuera tecnológicamente posible,
para reemplazar plenamente otras fuentes de energía que no nos gustan, sino que además,
si no solo hay que sustituir las fuentes de energía actuales, sino suministrar nueva energía para
atender el crecimiento del consumo energético futuro, el crecimiento de las renovables debería
ser gigantesco, lo cual alimentará todavía más la incomodidad y las críticas de aquellos que llevan
años rechazando los combustibles fósiles y la nuclear, y a los que ahora tampoco les gustan
demasiado las renovables. Al final, por tanto, pedimos milagros. Queremos una energía barata,
porque en el año 2002, cuando se ha empezado a encarecer la energía, no nos ha gustado nada,
y hemos pedido que el gobierno hiciera algo para baratar la energía, aunque fuera endeudándonos.
Queremos, por tanto, una energía barata, permanentemente barata y accesible a todo
el mundo, pero no queremos combustibles fósiles, no queremos nuclear, y tampoco queremos fuentes
de energía renovables que destrocen el paisaje. Queremos, por tanto, almuerzos gratuitos, y ya
sabemos que en economía almuerzos gratuitos no existen. Por tanto, si Sorogoyen consigue su
objetivo de que no se instalen renovables allí donde él no quiera, se las instalarán a otros
donde estos tampoco quieren. Y si todos consiguen bloquear usos de energía que no les agraden,
el suministro energético será más escaso y más caro. Y el empobrecimiento derivado de esa energía
más cara y más escasa, ¿quién lo soportará? Pues probablemente a quienes más perjudique,
no sea a personas como Sorogoyen.