This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.
¿Se ha subido el salario mínimo y, sin embargo, el paro está cayendo?
¿Significa esto que las subidas de salario mínimo no tienen una influencia negativa sobre el empleo?
Pues no. Veámoslo.
El salario mínimo interprofesional aumentó en España en 2019, 2020 y 2021.
Y a pesar de que muchos economistas advirtieron de que tan fuertes subidas del salario mínimo conducirían a una destrucción de empleo en España,
lo que hemos observado en el año 2021, es que el empleo está creciendo con mucha fuerza.
¿Podemos inferir de aquí que el salario mínimo no ha tenido una influencia marcadamente negativa sobre el empleo?
En absoluto.
En primer lugar, tengamos presente que el salario mínimo en el año 2021 en España no ha aumentado, sino que se ha reducido, al menos en términos reales.
Esto es así porque el salario mínimo nominal ha pasado de 950 euros al mes en 14 pagas en el conjunto del año a 965 euros mensuales,
es decir, un incremento del 1,5% y, sin embargo, la inflación ahora mismo se ubica en el 5,6%.
Por consiguiente, conjugando el alza del salario mínimo nominal con la elevación de los precios, tenemos que el salario mínimo real ha caído en el año 2021 un 3,8%.
Dicho de otra manera, para mantener el poder adquisitivo del salario mínimo de 2020 en el año 2021,
el salario mínimo en el año 2021 se tendría que haber incrementado por encima de los 1.000 euros mensuales en 14 pagas y, sin embargo, como decimos, no ha sido ese el caso.
En este sentido, si quisiéramos hacer depender únicamente en la evolución del empleo, de la evolución del salario mínimo,
deberíamos decir que, como el salario mínimo real ha caído en 2021 y como el nivel de empleo ha subido en 2021,
eso significa que el salario mínimo tiene una influencia negativa inversa sobre el empleo.
Si baje el salario mínimo, aumenta el empleo, si sube el salario mínimo, disminuye el empleo.
Evidentemente, hacer este tipo de análisis sería una barra rasada absoluta, este análisis no vale absolutamente para nada.
¿Por qué razón? Pues aquí encontramos el segundo motivo por el cual no podemos concluir
que el salario mínimo no haya tenido un papel negativo sobre el empleo, atendiendo meramente a la evolución del empleo.
El nivel de empleo de un país no depende únicamente de una variable, no depende únicamente del salario mínimo,
depende de muchas otras variables que además, muy probablemente, tienen una influencia muy superior al salario mínimo.
Por ejemplo, la evolución del gasto agregado, por ejemplo, las expectativas económicas,
por ejemplo, la productividad de los trabajadores, todas estas variables influyen, junto con el salario mínimo,
a la hora de determinar el nivel de empleo de un país.
Y si todas ellas y muchas más influyen a la hora de determinar el nivel de empleo de un país,
meramente observando cómo evoluciona ese nivel de empleo, no podemos inferir en absoluto
cuál puede haber sido el efecto de alguna de esas variables en aislado
sobre el resultado agregado de todas esas variables.
Por ejemplo, en el año 2020 el desempleo se disparó.
Si hiciéramos un análisis tan simplista como el de decir que la única variable que influye sobre el nivel de empleo es el salario mínimo,
pues entonces deberíamos concluir si el nivel de empleo se ha desmoronado en el año 2020,
eso es que las subidas del salario mínimo de 2019 y de 2020 generaron esa destrucción de empleo.
Evidentemente todos comprendemos que la destrucción de empleo del año 2020
fue causada fundamentalmente por la pandemia y por las restricciones a la movilidad y a los intercambios económicos
que establecerían los gobiernos frente a la pandemia y que probablemente en esa crisis el salario mínimo jugó un papel muy menor.
Pero si en este caso todos entendemos que no tendría ningún sentido culpar al salario mínimo
de la destrucción de empleo observada porque hay otros muchos factores en juego que influyen sobre ella,
pues entonces tampoco tiene sentido decir hoy que el salario mínimo no ha tenido ninguna influencia negativa sobre el empleo
o que incluso puede haber tenido una influencia positiva.
Imaginemos que el nivel de empleo dependiera solo de dos factores, del nivel de gasto agregado y del salario mínimo.
Imaginemos que en el año 2021 el salario mínimo contribuye a destruir 50.000 empleos,
pero la evolución del gasto agregado contribuye a crear 200.000 empleos.
Lo que observaremos como resultado neto final es que la cantidad de empleos en la economía ha aumentado en 150.000.
Ahora bien, ¿significa eso que la influencia del salario mínimo sobre el nivel de empleo ha sido nula?
No, porque ha destruido 50.000 empleos, sin salario mínimo se habrían creado 200.000 y se han creado solo 150.000.
Por tanto, observando el resultado neto final no podemos conocer cuál es el efecto marginal
que está teniendo el salario mínimo sobre la creación o sobre la destrucción de empleo.
Entonces, si un resultado final es consecuencia de la interacción de múltiples variables,
¿cómo podemos conocer cuál es el efecto marginal de sólo una de esas variables?
Pues necesitamos tratar de aislar los efectos de esa variable en relación a los efectos
que simultáneamente han jugado o han desempeñado todas las demás.
¿Y esto cómo se puede hacer? Bueno, pues esto se hace a través de análisis económetricos
que buscan aislar el efecto marginal de una variable, en este caso el salario mínimo,
sobre el volumen de empleo agregado. Un ejemplo de estos análisis económetricos
puede ser el método de diferencias en diferencias, en virtud del cual se le otorgó el Premio Nobel de Economía este año a David Card.
Recordemos que hace unos meses gran parte de la izquierda mediática y no mediática española
estaba aplaudiendo el Nobel a David Card y, sin embargo, ahora se aprecian a decir
que el dato de empleo agregado positivo en España demuestra que el salario mínimo no tiene un efecto negativo
cuando eso es pasarse absolutamente por el forro, la metodología por la que le dieron el Nobel a David Card.
El método de diferencias en diferencias justamente lo que busca es comparar la evolución
de dos situaciones, de dos casos que son muy similares y que sólo se diferencian presumuiblemente en una variable,
de tal manera que la diferencia en el comportamiento de esos dos casos que para atribuirlo al efecto marginal de esa variable.
Justamente los análisis económetricos no son infalibles y por eso están sujetos a revisión, a crítica,
a ser desplazados por análisis económetricos mejores que logren aislar de una mejor manera el efecto marginal de determinadas variables,
pero lo que no podemos hacer es obviar los análisis económetricos cuando intentamos conocer
cuál ha sido, cuál está siendo el efecto marginal de una variable, en este caso el salario mínimo, sobre el empleo total
y en cambio abrazar una mera inferencia absolutamente simplista de decir
cómo el empleo está creciendo y previamente se ha subido el salario mínimo, eso significa que el salario mínimo no hace daño.
Y en este sentido el mejor análisis económetrico que se ha hecho hasta la fecha en España para conocer
cuál ha sido la influencia de la subida del salario mínimo en el año 2019 sobre el empleo,
el análisis que se publicó dentro del Banco de España,
concluye que esa subida del salario mínimo pudo llegar a reducir el nivel de empleo en ese año 2019 en hasta 170.000 personas.
Esto no significa necesariamente que ese mismo haya sido el efecto del salario mínimo sobre el empleo en el año 2020 o en el año 2021,
pero la mejor evidencia que tenemos hasta la fecha, a lo que apunta, es a que el salario mínimo perjudica, daña, restringe la creación de empleo.
¿Que puede salir evidencia mejor? ¿Que puede que esa evidencia no sea perfectamente extrapolable a otros años?
De acuerdo, pero en medio de la incertidumbre empírica sobre cuáles están siendo los efectos del salario mínimo,
más vale que nos agarremos a la ancla más rigurosa de la que tenemos, que no a ese torpísimo ejercicio de decir,
como el empleo agregado está subiendo, entonces es que el salario mínimo no está teniendo ningún efecto.
Por desgracia, quienes ahora mismo están sumidos en el ejercicio propagandístico de descartar que el salario mínimo
tenga algún efecto negativo sobre la creación de empleo, simplemente porque el empleo agregado está subiendo,
están inmersos en ese ejercicio propagandístico para alejar cualquier ejercicio de evaluación de esta política pública,
de la política pública consistente en subir el salario mínimo.
No quieren que se evalúen los efectos de esta política pública, que se evalúen de manera rigurosa,
como hizo el Banco de España los efectos de esta política pública, porque temen que una evaluación sobre cuáles han sido los efectos marginales
del salario mínimo sobre el empleo arroje resultados que no encajen con sus dogmas ideológicos.
Y como lo que buscan es imponer por la fuerza su dogma ideológico contra viento y marea y también contra cualquier evidencia contradictoria,
se encargan de difundir la idea de que los datos de empleo agregado ya descartan absolutamente las influencias del salario mínimo sobre el empleo.
No les importa ni el salario mínimo ni el empleo, lo único que les importa es la propaganda ideológica para aferrarse al poder.