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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

Transcribed podcasts: 2280
Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

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Muchas gracias. Bueno, comentaba él o preguntaba al moderador a nada más empezar. ¿Qué tipos
de impuestos sobre la riqueza podrían encajar en España para reducir la desigualdad? Ninguno.
Mi tesis es claramente contrapuesta a la de ambos ponentes de la mesa. De hecho, por eso supongo
que también estoy aquí para para ofrecer ese contrapunto. Y voy a empezar argumentando por
qué estoy en contra de los impuestos patrimoniales e incluso, y esta es una tesis más impopular
todavía, pero con la que quiero empezar, porque es casi una tesis filosófica previa,
porque estoy en contra, per se de luchar contra la desigualdad. El primer punto de hecho es por
qué la desigualdad es mala. Yo tengo muy claro por qué la pobreza es mala, por qué
que haya gente que viva mal es malo y es algo que deberíamos evitar. No tengo tan claro
ni mucho menos por qué el hecho de que haya gente que viva distinto los dos viviendo
suficientemente bien tiene por qué ser malo. A mí la diversidad, la pluralidad, las diferencias
no me desagradan. Lo que me desagrada es que haya gente que lo esté pasando mal. Y es
verdad que hay mucha gente que lo pasa mal simplemente porque otros tienen más que él.
Es decir, sabemos psicológicamente que las diferencias entre personas provocan malestar
en ciertas personas, pero aquí reclamaría o pediría una, incluso una reflexión ética
para esas personas. Todos sabemos también que mucha gente tiene ciertos prejuicios
o ciertas intuiciones morales que no son correctas. Hay mucha gente que también le desagrada,
por ejemplo, la homosexualidad o que le desagrada a los extranjeros y no por eso deberíamos
éticamente, creo, llegar a la conclusión de que la homosexualidad a todos los extranjeros
son algo a rechazar. Por tanto, aunque a mucha gente le desagrade la desigualdad, si solo
es desigualdad y no pobreza, insisto, quizá deberíamos plantearnos si esa preocupación,
si esa inquietud es justificable. Podríamos llamar desde el punto de vista de la razón
pública, es decir, como normas universales que no atienden a mi situación particular,
sino a la situación del conjunto y que cualquiera sea cual sea su situación particular puede
aceptar o no. Eso como primer punto. Es decir, yo no tengo claro que sea mala la desigualdad.
Ahora, aunque fuera mala la desigualdad, ¿qué tipo de desigualdad? Porque muchas veces hablamos
de reducir la desigualdad, pero como mínimo hay tres tipos de desigualdad. Desigualdad
de riqueza, desigualdad de renta y desigualdad de consumo. De las tres, la menos grave es
la desigualdad de riqueza, que es la más extrema, es decir, si uno mira estadísticas
de desigualdad, la desigualdad de riqueza es la más extrema que existe y es la más
irrelevante. Después, la más, sí, después de la desigualdad de renta, la más grave
o la más acusada que tenemos en la desigualdad de renta, que es la que tampoco es especialmente
grave, y aquella desigualdad que es menor en cualquier estadística que cojamos, que
es la desigualdad de tener el consumo, es la que, como mucho, nos podría preocupar
verdaderamente. ¿Por qué la desigualdad de riqueza es irrelevante? Porque la riqueza
no se consume. La riqueza no se consume. La riqueza puede ser fuente de renta, pero
la riqueza no se come. Yo no me como un local comercial, o Amancio Ortega no se come sus
locales comerciales de Zara. Amancio Ortega se come los beneficios que genera a través
de los locales comerciales de Zara y que no reinvierte en Zara. Por tanto, que Amancio
Ortega tenga un patrimonio gigantesco, no tiene por qué proporcionarle en sí mismo
un mejor nivel de vida que una persona que tenga un alto salario y carezca de patrimonio.
Por tanto, la desigualdad de riqueza, más allá de como seguridad o como estatus social,
etcétera, es absolutamente irrelevante. La desigualdad de renta, que sí que podría
ser más relevante, porque obviamente si yo cobro 20.000 euros y otro cobro a 100.000,
tiene más opciones de llevar una buena vida el de 100.000, tampoco es del todo relevante,
porque imaginemos que el que tiene 100.000 ahorra y reinvierte 80.000. Pues ese señor
tendrá un consumo de 20.000, que será exactamente mi consumo de 20.000. Por tanto, ahí tampoco
habría desigualdad. Y el señor que está ahorrando y reinvertiendo está prestando
una función social. ¿Qué función social? La de mantener el tejido empresarial que permite
seguir generando renta y riqueza en ese país. Quien ahorra no está disfrutando de la renta
que está generando, está posponiendo la satisfacción a futuro de esas necesidades.
Si una persona no consumiera nunca, siempre ahorrara, viviría como un fraile cartujo,
es decir, no experimentaría ningún tipo de bienestar. El bienestar se obtiene al consumir.
Y por eso digo que como mucho la desigualdad que nos podría preocupar es la desigualdad
en el consumo, porque eso sí expresa desigualdades en el nivel de vida de la gente. Si lo queremos
en los John Rawls hablaba del índice de bienes primarios, es decir, aquellos bienes
que reflejan la calidad de vida de la gente. Bueno, pues desigualdad en el índice de
bienes primarios, que era el que Rawls, filósofo e igualitarista, probablemente el más importante
del siglo XX y quizá de toda la historia, se preocupaba por la igualdad en este índice
de bienes primarios. Por tanto, en sí mismo que haya desigualdad
en riqueza y en renta es poco relevante, que la haya en consumo podría serlo, pero justamente
lo que tenemos es que la desigualdad en consumo es bajísima, incluso en Estados Unidos, que
es uno de los países más desiguales. Pero para terminar de probaros mi punto de que
la desigualdad de la riqueza es poco relevante, os voy a leer dos grupos de países. Unos,
os voy a decir cuáles tienen una desigualdad sobre la riqueza muy alta y otros tienen una
desigualdad sobre la riqueza muy baja. Bien, el primer grupo es Algeria, Armenia,
Bangladesh, Vielorrusia, Burkina Faso, Chad, Etiopía y Sudán y España. Segundo grupo,
Dinamarca, Hong Kong, Israel, Noruega, Suecia, Suiza y Estados Unidos. De estos dos grupos,
cuál creéis que tiene una alta desigualdad en la riqueza y una baja desigualdad en la
riqueza? El primer grupo, entre los que está España, tiene una baja desigualdad en la riqueza
no en la renta. En la riqueza, según el índice de Gini de la riqueza. El segundo grupo, entre
los que están los países nórdicos, Noruega, Suecia, Dinamarca, tiene una alta desigualdad
en la distribución de la riqueza. De hecho, Dinamarca es el país más desigual del mundo
en distribución de la riqueza. ¿Eso significa que los daneses viven mal? No. ¿Eso significa
que los daneses presentan una alta desigualdad en la distribución de la renta? No, porque
Dinamarca también es uno de los países con una distribución de la renta más igualitaria
de todo el mundo. Por tanto, ¿qué expresa la desigualdad en la distribución de la riqueza?
Nada. De hecho, el propio mecanismo que elabora Piketty de que si la tasa de retorno del capital
es mayor que el crecimiento de la economía, necesariamente tenemos que ir a una economía
donde el capital cada vez esté más concentrado y donde hay más desigualdad social y donde,
por tanto, según Piketty, la sociedad se va volviendo cada vez menos meritocrática.
Tampoco explica, no voy a decir nada, pero casi nada. De hecho, el propio Piketty acaba
de publicar el 31 de diciembre de 2014 un artículo en el American Economic Review revisando
parcialmente sus tesis y admite que son mucho más débiles de lo que la mayoría de la población
ha interpretado. Primero, la tesis de Piketty de que si la tasa de retorno supera el crecimiento
de la economía, las desigualdades acentúan, no explica el 60% de la desigualdad que hemos
vivido desde los años ochenta. El 60% de la desigualdad desde los años ochenta se debe
a desigualdad salarial. Y este mecanismo, como mucho, explicaría desigualdad patrimonial
o de la riqueza, no salarial. Por tanto, Piketty, el aboromodelo, que está bien, no lo comparto,
pero bueno, está bien, es un ejercicio intelectual honorable, pero que no explica el 60% más
de la mitad de la desigualdad que hemos vivido desde entonces.
Luego, incluso la desigualdad que se debe a la riqueza, a la desigualdad patrimonial,
a las rentas, mejor dicho, la desigualdad a las rentas del capital, que es el 40%, explica
el 40% de la desigualdad en la renta vivida desde los años ochenta, tampoco está explicada
por este R más G, porque este R más G o este R mayor que G, esta tasa de retorno mayor
que el crecimiento de la economía, bueno, al final lo que nos está diciendo es, hay
como una tasa de retorno que quien tiene ahorros obtiene automáticamente y si esa tasa de
retorno es muy alta, pues necesariamente va acumulando cada vez más capital. Pero obtener
una tasa de retorno moderadamente alta en las economías actuales es complicadísimo,
sólo hace falta echarle un vistazo a los mercados financieros actuales para darse cuenta
de ello. La tasa de retorno no se obtiene por ser rico, quien tiene capital pero no
sabe rentabilizarlo y esta es, ligándolo con antes, la que yo creo que es la verdadera
función social de la propiedad, la función social de la propiedad es poner tu propiedad
a generar riqueza para los demás, no excluirla del mercado y quedartela para ti solo, sino
utilizar tu propiedad para generar bienes y servicios que valoran los demás en una economía
de mercado libre. Bueno, si no sabe rentabilizar tu capital, no obtienes retornos. De hecho,
si nos vamos a la lista Forbes del año 87, que es la primera lista Forbes que se labora,
de las diez personas más ricas del mundo hoy no queda ninguna entre los 100 primeros
puestos. Y de hecho, las pérdidas medias de los superricos del año 87, que si os leyera
sus nombres no sonaría absolutamente ninguno, más de la mitad son japoneses, por ejemplo,
las pérdidas medias de estas personas oscilan entre el 50 y el 80 por 100. ¿Por qué? Porque
no han sabido rentabilizar su capital. Por tanto, hoy cómo se explican las desigualdades
en la distribución de la riqueza? Pues porque llega un señor a un garaje, crea una empresa
que no vale nada en un comienzo y en un par de años esa empresa valía 100.000 millones
de dólares. Con lo cual, si ese señor tiene el 60% o el 80% de esa empresa, es una de
las personas más ricas del mundo. Pero eso no es porque R sea mayor que G, eso es porque
ha generado un sistema empresarial de generación de valor impresionante, un sistema empresarial
de generación de valor capaz de satisfacer las necesidades de millones o de cientos
de millones de personas. Aparte que si Piquetí tuviese razón, es decir, si realmente la
tasa de retorno del capital fuera automáticamente mayor que el crecimiento económico, etcétera,
la propuesta razonable no sería la imposición sobre la riqueza, sería privatizar el sistema
público de pensiones. ¿Por qué? Porque sería absolutamente criticable y absolutamente rechazable
que los trabajadores no se pudiesen aprovechar de ese mecanismo maravilloso que nos proporcionaría
al capitalismo, que es que automáticamente la ahorro se revalorice y crece más que el
conjunto de la economía. Obviamente no es tan sencillo y por eso hay gente que no está
de acuerdo con la privatización del sistema público de pensiones, pero si Piquetí tuviese
razón, la medida adoptar para reducir la desigualdad y promover el crecimiento conjunto
de la prosperidad conjunta de los ciudadanos sería privatizar las pensiones.
Por tanto, si la desigualdad nos es necesariamente mala y la desigualdad en la riqueza no explica
prácticamente nada y el mecanismo propuesto por Piquetí tampoco es especialmente ilustrativo,
¿para qué queremos la fiscalidad sobre la riqueza? Pues bueno, déjame que os lea textualmente
para que la quire Piquetí. Dice, el propósito principal de un impuesto sobre el capital no
es financiar el estado social, sino regular el capitalismo. El primer objetivo es parar
el indefinido incremento de la desigualdad de la riqueza. Uno puede reducir la desigualdad
de dos maneras, o mejorando la situación de quienes están en la parte baja o empeorando
la que están en la parte alta. Claramente lo que está diciendo Piquetí es que el
impuesto sobre la riqueza sirve para empobrecer a los ricos, no para enriquecer a los pobres.
El propósito del impuesto sobre la riqueza no es financiar el estado social, dice Piquetí,
es reducir la desigualdad, como por la vía de empobrecer al que más tiene.
Y esto en filosofía política es un argumento que ya tiene la consideración de falacia
lógica. En inglés se llama leveling down objection, es decir, la objeción de la nivelación
hacia abajo, que es que tú no puedes promover la igualdad empeorando la situación de quien
menos tiene. Yo no puedo igualarme con Cristiano Ronaldo rompiéndole una pierna a Cristiano
Ronaldo. Si yo quiero igualarme con Cristiano Ronaldo, tiene que ser volviéndome yo mejor.
Incluso podemos defender que el Estado ponga los medios para academias de fútbol, etcétera.
Ese sería otro debate. Pero desde luego no empeorando la situación de quién más tiene,
que por cierto estábamos hablando de Suecia y de Dinamarca como países que tienen una
desigualdad muy alta sobre la riqueza, tanto Suecia como Dinamarca tienen tributaciones
sobre la riqueza que recaudan menos que España. De hecho, en Suecia no hay impuesto de sucesiones,
por ejemplo, y se recauda por riqueza la mitad que en España. No parece que les preocupe
el hecho de que haya muchos ricos con mucha riqueza. ¿Por qué? Porque en Suecia, que
por cierto, Suecia y los países nórdicos en general tienen unos de los sistemas impositivos
más regresivos del mundo, han entendido que la manera de reducir las desigualdades cuál
es promoviendo el desarrollo y el enriquecimiento de las partes más humildes de la sociedad.
Dicho esto, y ya muy rápidamente, porque supongo que tendré que ir terminando, ¿cuál
es una mi juicio los problemas, aparte de lo que ya he comentado, que es una objeción
general o de plano, los problemas económicos particulares de la fiscalidad sobre la riqueza?
Primero, el valor de la riqueza no es algo objetivo, la riqueza es algo virtual. ¿Por
qué? Porque la riqueza recoge las expectativas futuras de renta. Amancio Ortega no tiene
60.000 millones de euros porque tenga camisas o camisetas por valor de 60.000 millones
de euros. Tiene un patrimonio de 60.000 millones de euros porque otra gente estima que en el
futuro Inditex producirá o proporcionará unos beneficios cuyo valor presente, descontando
el valor temporal y el riesgo, son 60.000 millones de euros. Pero esa renta, esa riqueza es futura.
Hoy no existe. Por tanto, es una estimación de lo que vendrá. ¿Podemos grabar estimaciones?
¿Podemos grabar lo que es virtual? Pues, hombre, por poderse puede. ¿Pero imaginar
qué sucedería en medio de una burbuja? Pues nos tocaría pagar no por una renta que vamos
a tener, sino porque a varias personas se les ha ido la pinza y han colocado una valoración
a los activos que es absolutamente desproporcionada. Imaginen que alguien tuviese que haber pagado
un impuesto sobre el patrimonio graboso en su vivienda en 2007. Esto habría sido significativo
o habría ilustrado que esta persona en los próximos años habría sido capaz de cobrar
rentas de alquiler desproporcionada sobre su vivienda. No. Significaría que se recalentó
la economía española y que se cobró un impuesto extraordinario sobre un recalentón.
Y eso, obviamente, no parece ni mucho menos equitativo porque además provoca pérdidas
irrecuperables a los ciudadanos. Te obligan a pagar en un momento de inflación de activos
cuando esa inflación de activos luego no se materializa nunca en renta.
Segundo problema. La riqueza en sí misma precisamente por qué riqueza virtual, porque
es una estimación, no se puede grabar. Lo que se graba es la renta presente haciendo
referencia a la capacidad adquisitiva o al poder adquisitivo que tenemos a través de
la riqueza. Es decir, utilizamos la riqueza como proxy de mi situación de capacidad adquisitiva.
Pero es un mal proxy. Es un mal proxy por lo que os digo porque eso es una estimación
de renta futura. No es renta ni capacidad presente, ni siquiera es garantía de que
en el futuro se vaya a materializar. Entonces, ¿cuál es el problema? Primero, hemos comentado
que grabar la riqueza es contracíclico. Si lo fuera, desde luego, todos los economistas
kinesianos deberían estar criticando la tributación sobre la riqueza, porque ¿sabéis que dentro
del kinesianismo una de las patas de la política precisamente contracíclica son los estabilizadores
automáticos? Es decir, que la tributación caiga en el momento bajo del ciclo, no mantener
una tributación alta en el momento bajo del ciclo. Pero de todas formas, yo no tengo tan
claro que sea contracíclico. ¿Por qué? Porque si lo que grabamos es el valor de mercado
de la riqueza y no, obviamente, la estimación que haga la administración, sino verdaderamente
el valor de mercado de la riqueza, fijaos en cuanto estaba, por ejemplo, el Dow Jones
en 2009. Estaba a 6.500 puntos. Por tanto, ahí, la recaudación que os habría obtenido
es bajísima. Si grabáramos verdaderamente el valor actual de los pisos en España, ahora
estarían en un punto bajo, muy bajo. Y, en cambio, en el año 2007 habríamos obtenido
una recaudación muy alta. Por tanto, no veo tan claro que sea contracíclico. Más
bien me parece bastante procíclico como otro tipo de impuestos.
Tercero, tercer problema. ¿Por qué grabamos solo el capital financiero o el capital real
y no grabamos el capital humano? Porque tan capital es tener unas acciones en bolsa,
como tener un título en el MIT que te permite obtener cada año un salario de 150.000 dólares.
Eso es un diferencial de renta que se explica por un activo patrimonial que se llama capital
humano, formación, que es una inversión, que tiene una tasa de retorno, etcétera.
¿Por qué no grabamos también, entonces, la estimación que hacemos de los conocimientos
acumulados que tiene una persona? Yo, obviamente, lo encontraría absolutamente injusto. Pero
no por ello encuentro menos injusto grabar los activos financieros.
Y ya, por último, si grabamos la riqueza, estamos penalizando a aquellas personas que
tienen una preferencia por el consumo aplazada. Imaginad dos personas, una que quiere ahorrar
para la jubilación, porque quiere gastar, pongamos 100.000 euros a lo largo de su jubilación.
Y ahora, pensate en otra persona que lo que hace es gastar 100.000 euros a lo largo de
toda su vida, no concentrado en la jubilación. Las dos personas, esos 100.000 euros se los
han gastado igual, una concentrado en la jubilación, otra a lo largo de su vida. Pero si grabamos
el patrimonio a la segunda persona, le estamos haciendo pagar más impuestos. ¿Por qué?
¿Qué pecado ha cometido por querer prepararse para la jubilación y además suponerle un
descargo a las cuentas públicas? ¿Qué pecado ha cometido con tener unas preferencias que
le llevan a querer vivir mejor a partir de los 65 años que no entre los 20 y los 65?
Precisamente por eso, la mayoría de economistas de la teoría de la fiscalidad óptima lo
que proponen es una exención por lo que llaman tasa normal de retorno, es decir, que la rentabilidad
normal de las inversiones esté exenta de pagar impuestos. ¿Cómo estimamos que rentabilidad
normal? Ese es otro problema precisamente por querer grabar la riqueza. Y luego, no
sólo hay un sesgo por el hecho de aplazar el consumo, sino por el hecho de invertir
de manera arriesgada. Si yo me arriesgo mucho para generar mucha riqueza y me sale bien
pago los mismos impuestos proporcionalmente que quien no se ha arriesgado y obviamente
le sale bien porque no se ha arriesgado. Queremos penalizar la asunción de riesgos en sociedad.
Yo no quiero privilegiarla porque no veo nada necesariamente positivo en asumir riesgos,
pero tampoco quiero penalizarla, porque obviamente de la asunción de riesgos surge el progreso
económico en gran medida del que nos beneficiamos todos. Y hacer tributar al mismo tipo a quien
asume más riesgos que a quien asume menos es penalizar relativamente a quien asume
más riesgos, penalizarle impositivamente y fiscalmente. Por tanto, este es otro error
que también habría que solucionar con tipos impositivos distintos, es decir, que quien asume
más riesgos pague menos impuestos, pero obviamente esto como lo hace el legislador no sabe que
son más riesgos o que son menos. Por tanto, mi propuesta final, obviamente, que no haya
impuesto sobre la riqueza.
De esta última de José Ramón Rayo, de Dusco, que vamos a suponer que nos ha convencido
que no hay que grabar de ninguna manera la riqueza, vamos a darlo por bueno, de la lista
de países que ha mencionado al principio para sacar a España ese paquete de países
fantásticos y aproximarnos a los nórdicos, incluido Dinamarca. Bueno, lo que quiero decir
es que es muy fácil criticar un impuesto. La cuestión es que la propuesta no puede
ser no poner ninguna imposición sobre la riqueza, la propuesta tendría a salir entonces
sobre qué se pone. Entiendo yo, que estará de acuerdo conmigo, que por tanto si nos
queremos parecer a Dinamarca, un país mucho más igualitario, mucho más transparente
que España, pues tendríamos que intentar tener un IVA del 25% y una imposición directa
sobre la renta, pues superior a la que tenemos. Estará de acuerdo conmigo, supongo.
Estoy de acuerdo en que si nos queremos parecer a Dinamarca, obviamente habría que adoptar
un sistema tributario muy regresivo como el que tiene Dinamarca, pero yo es que no
me quiero parecer a Dinamarca. Es decir, yo prefiero parecerme a Suiza, por ejemplo,
o incluso a la parte económica de Singapur o a Hong Kong, es decir, a los países más
ricos del mundo, también para las clases más bajas. Yo no creo en un estado grande,
no en el estado más pequeño posible. Creo que es ahí donde las sociedades prosperan
y donde más se respeta las diferencias en la vida de las personas. Me parece absolutamente
legítimo que la gente se quiera asociar a través de alguna asociación de tipo paternalista
que le regule la vida y más o menos le proporciona confort, seguridad y tranquilidad, pero no
incluyendo en ella quien no quiere estar asociado a la misma. Por tanto, sí, si nos queremos
parecer a Dinamarca, habría que hacer eso. Como no creo que, necesariamente, tengamos
que parecernos a Dinamarca, no compro la subida del IVA ni del IRPF. Ahora bien, ¿por qué
he puesto a Dinamarca como ejemplo? No tanto como ejemplo de hacia dónde tenemos que ir,
sino como ejemplo de que la desigualdad en la riqueza en sí mismo no explica nada. ¿Por
qué? Porque Dinamarca es el país más desigualitario en términos de riqueza, no de renta, de riqueza
del mundo y luego probablemente el más igualitario en términos de renta. Por tanto, la correlación
entre ambos índices de Gini no parece que esté muy asentada y luego, obviamente, que
tiene una renta per cápita mucho más alta que la nuestra, teniendo nosotros una menor
desigualdad en la riqueza. Por tanto, obsesionarse con la desigualdad en la riqueza creo que
es un mal proxy. ¿Por qué? Porque más bien encontramos que los países que tienen un
nivel o que proporcionan un nivel de vida muy digno y de bastante calidad a su población
son países que han acumulado mucho capital y que como han acumulado mucho capital, tienen
mucha desigualdad. Si es que además no lo he comentado, pero el principal factor que
explica la desigualdad en la riqueza es la edad. ¿Es la edad? ¿Por qué? Porque cuando
tienes 20 años no tienes patrimonio, pero cuando tienes 60 sí, o en teoría, pero
obviamente hay mucha más concentración de patrimonio en edad de estas días que cuando
entrasen en el mercado laboral y no has podido ahorrar nada. De hecho, es que en Estados
Unidos los jóvenes de 20 años no es que tengan patrimonio de cero, tienen un patrimonio brutalmente
negativo porque están endeudados con el mid para pagar, pues no sé, 100.000 dólares,
pero gracias a ese patrimonio negativo obtienen luego salarios desproporcionados que les
permiten pagar la deuda y acumular patrimonio. Por tanto, sí mismo la desigualdad patrimonial
no indica mucho. Me gustaría saber la opinión de los tres,
porque veo que tienen putos de vista bastante dispares sobre el asunto. Me referiría a
la herencia como causa de origen de la desigualdad, en particular, y en particular al impuesto
sobre sucesiones sin aludir a las diferencias que hay sobre las comunidades autónomas que
son obvias, evidentes y sobre suavidos ríos de tinta. ¿Qué les parece a ustedes que
alguien puede heredar 50 pisos del paseo de Gracia sin pagar el impuesto sobre sucesiones?
Porque es el cónyuge y en Cataluña tiene derecho a un 99% de reducción. O que les
parece a ustedes el mismo ejemplo, pero en la calle mayor de Valencia, que puede ocurrir
lo mismo, porque en la comunidad autónoma valenciana resulta que el que tiene el 65%
de Minusvalía no tiene límite en la exención del impuesto. Algo que eludía al primer ponente,
no teniendo competencia las bonificaciones fiscales introducidas en el impuesto sobre
sucesiones han hecho que en algunas autonomías da igual cual, es igual, la catalana y la valenciana
ahora mismo. Vayamos a una exención total del impuesto, algo que podría ser pues efectivamente
un fraude de ley pues administrativo, pero así está el patio y así están las cosas.
Por lo tanto, mi pregunta es la siguiente. ¿Creen ustedes que en el mundo en que vivimos
el grado de parentesco con el difunto y el estar en una situación de Minusvalía? Y
ahí tenemos los dos principios de la Constitución, el que habla del principio de protección
a la familia, que sabemos que está ahí, como el por parte de los poderes públicos
que tienen que promover y remover los obstáculos sociales en cuanto a las personas que son
discapaces. Ese es el respaldo que tienen esos preceptos que están en el impuesto
sobre sucesiones. Estoy hablando de millones y millones de euros, estoy hablando de centenares
de inmuebles, estoy hablando de multitud de riqueza que se transmite vía hereditaria,
una de las causas fundamentales de desigualdad. No todos somos iguales, uno tiene 100 pisos
heredados y el otro no tiene ninguno. Y uno no paga nada porque es el hijo o la mujer
de, aquí no ocurre como en Japón. En Japón la reducción marital implica hallarse casado
20 años con el difunto. Aquí te casas ayer y hoy disfrutas de la reducción del 99%.
Claro, entro ahí. Les pregunto, por tanto, si la reducción por parentesco o simplemente
unas condiciones de minusvalía, a juicio de ustedes en un impuesto en particular, como
es el de sucesiones en donde se graba la transmisión de la riqueza, justifica que no haya ningún
tipo de imposición. Muchas gracias.
Muy brevemente, yo creo que no está justificada la discriminación porque la causa al final
de la herencia en última instancia es la voluntad del causante. Y, por tanto, nadie
debería pagar impuesto de sucesiones, tenga parentesco o no lo tenga. ¿Por qué? Porque
el mérito para recibir la herencia y que justifica el título de propiedad adquirido
a través de la herencia es el mérito apreciado por el causante. Méritos hay muchos en sociedad
y el relevante el que cuenta es el que aprecia a que el que transmite la propiedad, en este
caso, yo digo, el causante. Sobre el impuesto de sucesiones, bueno, aparte
de esto que ya he dicho, que podemos pensar que la persona querida no tiene mérito, algún
mérito tendrá para que se lo hayan dejado en herencia, al menos si es contestamento,
un mérito que a lo mejor nosotros no entendemos, pero quien ha testado sí, y eso es lo que
es relevante, aparte es que esa propiedad ya ha pagado suficientemente impuestos cuando
se acumuló previamente. Por tanto, no estoy ahí a favor de esa doble imposición. Si no
hubiese impuesto sobre la renta, podríamos plantear la existencia de un impuesto de sucesiones.
En plan, bueno, hay que mantener el estado, suponemos que hay que mantener el estado,
por tanto, hay que financiarlo. ¿Cómo se lo puede financiar? O pagando renta, o al
final de la vida, o cuando legas la herencia, grabando esa herencia, y tal como está configurado
actualmente el impuesto de sucesiones me parece maravilloso, porque la competencia fiscal
a mí me gusta, me gusta mucho. ¿Por qué? Pues por lo mismo que me gusta la separación
de poderes, porque eso contrarresta la posibilidad de exprimir al contribuyente. La competencia
fiscal, desde luego, perjudica al estado, porque le impide coordinarse más, en cobrar
más a los contribuyentes, pero claramente beneficial contribuyente, porque es más
difícil como si no hay un cártel de administraciones y, por tanto, es más difícil que ese cártel
se coordine, ese inexistente cártel se coordine para recaudar impuestos a los ciudadanos.
Que normalmente el lobby de sucesiones es un lobby muy limitado. Es decir, ya sienta
bien, oye, no tendré que pagar nada por mi pequeña herencia, estupendo, que bien, pero
realmente el beneficio que obtiene en una determinada herencia de la mayor parte de
gente, recordo haber leído un artículo de López Burnuel en la vanguardia, como notario,
y él decía que cada vez la clase media era más menos media y daba menos, las herencias
eran cada vez más menores. Claro, el lobby en cambio de un zara, etcétera, etcétera,
lo de grandes fortunas es evidentemente muy potente. Y ese beneficio que se dice al transmitir,
desde luego es un beneficio de unos cuantos tienen mucho beneficio, quizás justamente,
eso es otra discusión ideológica, pero que esa exención beneficia muchísimo a unos
cuantos y relativamente a la mayor parte de gente.
Sí, eso es así, pero porque quienes están ahora dejando herencia no…, mejor dicho,
quienes habían dejado herencia hasta la fecha apenas habían podido acumular riqueza, y
esto es algo que piquetista también constata en su libro, y es que los nuevos herederos
en los próximos años, en los diez o veinte próximos años, van a recibir muchas herencias
de sus padres, por ejemplo, los inmuebles que han podido ahorrar, por tanto, está volviendo
a crecer el porcentaje de la riqueza nacional que se está alegando en herencia y no por
las clases altas, sino porque las clases medias ya han acumulado históricamente en los últimos
años herencia y sí que la pueden transmitir, no así en las décadas pasadas, porque no
hubo ocasión.
Una herencia muy inmobiliaria. Quiero justificar a la reflexión un poco, y a aquellas celebraciones
de Herkrosa, que en Cataluña de empresas emblemáticas eso ya no existe.
Claro, pero ¿por qué si yo ahorro en acciones y vivo de alquiler tengo que pagar impuesto
de sucesiones y, en cambio, sí?
Bueno, eso es otro tema.
Claro, no, pero que al final es el ahorro de la clase media también.