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El BBVA quiere fusionarse con el Banco Sabadell para crear la mayor entidad financiera dentro
de España. ¿Se trata de una buena idea y de una buena noticia para el consumidor? Veámoslo.
Los cuatro mayores bancos de España por número de activos en nuestro país son, en este orden,
CaixaBank, Santander, BBVA y Sabadell. Los activos de CaixaBank en España ascienden a 570.000 millones
de euros. Los activos del Banco Santander a 468.000 millones. Los del BBVA a 452.000 millones. Y,
finalmente, los del Banco Sabadell a 185.000 millones de euros. Así pues, y como es bien
sabido, el tercer banco de España, por número de activos en España, el BBVA, quiere fusionarse con
el cuarto banco de España, con el Banco Sabadell, en cuyo caso crearían una entidad con 640.000
millones de euros en activos en España, es decir, el primer banco de España. De momento, los términos
de esta fusión han sido rechazados por el Consejo de Administración del Banco Sabadell, el cual le
reclama más dinero al BBVA para proceder a una fusión amistosa entre ambas entidades.
¿Pero cuál es la lógica económica detrás de esta fusión entre el BBVA y el Banco Sabadell? ¿En qué
sentido la unión de estas dos entidades bancarias, que conformaría el mayor banco de España por número
de activos en España o el segundo banco de España por número de activos totales dentro y fuera de
España? ¿En qué sentido la unión de estas dos entidades crearía nuevo valor para el accionista?
Pues podríamos dividir las razones detrás de esta fusión, que supuestamente generarán nuevo valor para
el accionista resultante, en dos grandes grupos. Por un lado, las razones que generarán valor para
el accionista, generando a su vez valor para el consumidor y para el ciudadano. Y por otro lado,
las razones que generarán valor para el accionista a costa del consumidor y del ciudadano. En el primer
grupo, las razones por las que cabe esperar que esta fusión genere valor para el accionista a través
de la generación de valor para el consumidor, podemos incluir toda la reestructuración del modelo de
negocio interno de ambos bancos como consecuencia de la fusión. Y es que, al fusionarse, aparecerán
economías de escala que permitirán a ambas entidades eliminar, suprimir redundancias y
duplicidades. Por ejemplo, en materia de oficinas, si ahora cada uno de estos dos bancos tenía su propia
red de oficinas porque a través de ella tenía que atender a su propia clientela, si finalmente se
consuma la fusión, será posible reducir de manera muy significativa el número de oficinas porque muchas
de ellas serán capaces de atender a la clientela conjunta de ambos. O, por ejemplo, el personal.
Si hay oficinas que se cierran, también se prescindirá del personal de esas oficinas. O si hasta el momento
cada banco tenía su propia jerarquía de mandos, si ambas entidades se fusionan, como sólo puede haber
una jerarquía de mandos, también será posible prescindir de muchos altos y medios cargos que
resultarán redundantes dentro de una cadena de mandos unificada. En este sentido, por ejemplo,
se estima que si finalmente se consuma la fusión, el BBVA despedirá al equivalente de un tercio de
toda la plantilla del Sabadell, no necesariamente sólo plantilla del Sabadell, sino plantilla del BBVA
y del Sabadell que equivale a un tercio de la plantilla actual del Sabadell, y también cerrará el equivalente
a un tercio de todas las oficinas del Banco Sabadell. ¿Y en qué sentido cabe decir que esta profunda
reestructuración interna del modelo de negocio de ambas entidades fusionadas contribuye a generar
valor, ya no para el accionista, que está claro cómo lo genera, menores costes, mismos ingresos,
mayor beneficio? ¿Si no para el consumidor? ¿En qué sentido despedir personal o cerrar oficinas
genera valor para el consumidor? Pues que si ambos bancos fusionados son capaces de proporcionarle
un servicio de calidad similar al consumidor, pero consumiendo muchos menos recursos, consumiendo
menos oficinas, consumiendo menos personal, esos recursos que ya no necesita consumir para
proporcionar el mismo servicio que antes, son recursos que se pueden destinar a otras partes
de la economía a generar otros bienes y servicios valiosos para el consumidor. El caso intuitivamente
más claro es el de las oficinas. Si se cierra el equivalente a un tercio de las oficinas del Banco
Sabadell, todos esos inmuebles pasarán a estar disponibles para darles otros usos comerciales o
residenciales. Imaginemos, por ejemplo, que se cierran oficinas del BBVA y del Sabadell en Madrid o en
Barcelona y esos locales comerciales se reconvierten en viviendas. Pues entonces, ¿con qué nos
encontraremos dentro de la economía? Pues por un lado, con que el banco resultante de la fusión,
Sabadell BBVA, ofrecerá los mismos servicios financieros que ofrecía antes a los ciudadanos y,
por otro lado, que tendremos más servicios residenciales. Habrá más viviendas disponibles
en Madrid o en Barcelona gracias a que los bancos, para prestar esos servicios, consumen menos inmuebles
de los que consumían antes. Por tanto, esta racionalización de los recursos, esta economización
de los recursos, contribuye a generar no sólo valor para el accionista del banco fusionado BBVA Sabadell,
sino también valor para el consumidor o para el ciudadano en un sentido amplio. Sin embargo,
también hay razones que hacen temer que esta fusión puede generar valor para el accionista del nuevo
banco resultante de la fusión BBVA Sabadell no a través de la generación de valor para el consumidor
o para el ciudadano, sino a costa, en detrimento, de la generación de valor para el consumidor o el
ciudadano. Concretamente por dos vías. La primera es la restricción de la competencia y el consecuente
abuso del poder de negociación. Durante los últimos años España ha vivido un intenso proceso de
concentración bancaria. El número de entidades bancarias se ha reducido de una manera muy profunda
y en un sector como el sector bancario, donde la libertad de entrada en el mercado, donde la libertad
para crear nuevos bancos que compitan con los existentes se haya regulatoriamente tan limitada,
esa reducción del número de entidades bancarias existentes, previsiblemente va de la mano de un
mayor poder de mercado por parte de los operadores concentrados que se quedan y, por tanto, de peores
condiciones, ya sea en forma de comisiones o ya sea en forma de intereses pagados y cobrados por los
bancos de peores condiciones para los clientes. En vídeos anteriores ya hemos tenido ocasión de
comentar algunos de los síntomas perjudiciales para el consumidor que puede estar teniendo en
España esta concentración bancaria. Por ejemplo, los tipos de interés sobre los depósitos a un año
que abonan en promedio los bancos españoles se ubican sustancialmente por debajo del promedio de la
eurozona o del promedio de otros países europeos como Francia o Italia. En el comparador de depósitos
de la entidad que apadrina este vídeo, Rising, podemos contrastar los tipos de interés que ahora
mismo están ofreciendo otras entidades europeas y los bajos tipos de interés que se ofrecen en España.
Por ejemplo, el banco eslovaco PrivatBanca está ofreciendo un tipo de interés del 3,7% en sus
depósitos a un año. El banco italiano Banca Proyecto un tipo de interés del 3,6%. El banco
lituano SME Bank un tipo de interés del 3,59% y los bancos italianos Autobank o Banca Profilo un tipo
de interés del 3,55%. Todos estos depósitos los podéis o bien contratar directamente en cada una de
estas entidades o de manera más cómoda a través de Rising, entidad intermediadora que además ahora
mismo está ofreciendo un nuevo bono de hasta 100 euros para los nuevos clientes. Podéis obtener
toda la información sobre Rising o sobre los depósitos de diferentes entidades financieras
europeas pinchando en el enlace que aparece en la caja de descripción de este vídeo y también en el
comentario destacado. Pues bien, una de las razones que explica esta brecha en los tipos de interés sobre
los depósitos ofrecidos por muchos bancos europeos y por los bancos españoles es justamente la falta
de competencia dentro del sector bancario español resultante del proceso de concentración bancaria de
los últimos años dentro de un marco jurídico institucional que dificulta enormemente la entrada
de nuevos competidores. Por ello, si BBVA y Sabadell se fusionan y por tanto la concentración bancaria
aumenta todavía más, cabe prever que estos abusos del poder de mercado derivados de la falta de competencia
derivada del marco regulatorio se acrecienten todavía más. Y esos abusos del poder de mercado,
de su poder de monopolio o de oligopolio, son unos abusos que resultarán muy rentables para los
accionistas de la nueva entidad pero que resultarán muy poco convenientes, muy poco generadores de valor
para clientes y para ciudadanos. Pero además existe una segunda razón por la cual la fusión de estas
dos entidades bancarias puede contribuir a generar valor para el accionista a costa del consumidor o
del ciudadano. Y es que cuanto más grande sea un banco, más probable va siendo que termine siendo
rescatado por el Estado en caso de que este banco atraviese por dificultades financieras. Los bancos muy
grandes, los bancos que se consideran demasiado grandes para caer, son bancos que tienen todas
las papeletas para recibir asistencia financiera estatal en momentos de dificultad. Y claro, si un
banco al convertirse en muy grande pasa a tener coberturas, garantías, protección adicional por parte
del Estado, eso también le reporta beneficios adicionales a los accionistas, por ejemplo, en forma
de un menor coste de financiación, a costa, eso sí, del contribuyente. Porque lo que estamos diciendo es
que el Estado va a estar dispuesto a sacrificar al contribuyente para rescatar a ese banco fusionado
que es demasiado grande para quebrar. Por tanto, ese banco se va a financiar en términos más asequibles
gracias a que el Estado obliga al contribuyente a salvar a esa entidad en contra de su voluntad.
En definitiva, la fusión entre el BBVA y el Banco Sabadell podría ser indudablemente una buena
noticia en caso de que el Estado no restringiera artificialmente la competencia en el sector bancario
y en caso de que el Estado no se comprometiera a rescatar aquellos bancos que son demasiado grandes
para quebrar. Si en un entorno de libre competencia y de libre asunción de las responsabilidades
empresariales dos entidades bancarias consideran que pueden economizar sus recursos, que se pueden
volver más rentables gracias a la economización de sus recursos mediante la fusión, pues si eso
terminara siendo así, se estaría generando valor para los consumidores a través justamente de esa
economización de recursos que los libera, que los deja disponibles para ser utilizados en formas
alternativas. Sin embargo, en nuestro sistema bancario fuertemente intervenido y controlado
por el Estado, esta conclusión ya no tiene por qué ser necesariamente cierta. Si la principal razón
económica detrás de esta fusión fuera la restricción de la competencia para explotar el mayor poder de
monopolio o la mayor capacidad de chantajear al Estado con un desastre financiero en caso de quiebra,
si los principales argumentos económicos detrás de esta fusión fueran simplemente estos, entonces sería
preferible que esta fusión jamás se produzca.