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Juan Ramón Rallo

Laissez faire, laissez passer. Laissez faire, laissez passer.

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Time transcribed: 38d 6h 22m 10s

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El actual presidente argentino Mauricio Macri sufrió una estrepitosa derrota en las elecciones primarias a las presidenciales argentinas
que se celebrarán el próximo mes de octubre. Apenas consiguió el 32% de los sufragios frente al 47% del peronista Alberto Fernández.
Por tanto, y salgo sorpresa, mayúscula parece que Macri saldrá de la Casa Rosada en el próximo mes de octubre
y que el peronismo de los Kisner, es decir, el peor de los peronismos que hemos conocido en las últimas décadas,
regresará al Poder Ejecutivo Argentino. Pero ¿por qué ha fracasado exactamente Mauricio Macri en su acción de gobierno?
Es decir, ¿por qué una persona que despertaba entre grandes secciones de la sociedad argentina una elevada esperanza hace apenas 4 años
ahora se ha tornado en decepción, frustración y fracaso? Bueno, revisemos brevemente cómo se encontraba la Argentina
que recibió Macri de las manos de Cristina Fernández de Kisner a finales de 2015.
Fundamentalmente, el estado argentino era un estado gigantesco, pesaba el 41% del PIB, que para una economía no especialmente rica
como la Argentina es un peso muy considerable, pero esto no era lo fundamental. Lo fundamental es que este 41% del PIB de gasto público
no se lograba financiar con unos ingresos estatales que apenas suponían el 35% del PIB, es decir, había un déficit público del 6% del PIB.
¿Qué suelen hacer los países desarrollados cuando tienen un déficit público persistente que necesitan financiar para poder gastar más de lo que ingresan?
Emitir deuda en los mercados. El problema de Argentina es que en 2001 hizo un default y por tanto nadie quería prestarle sus capitales a Argentina
con lo cual, ¿cómo financiaban los Kisner este déficit público crónico? Esencialmente imprimiendo pesos a través del banco central.
¿Qué pasa? Que si tú monetizas tus déficits públicos, es decir, si tú te financias, no emitiendo deuda en los mercados porque nadie te presta, sino dándole a la maquinita de crear dinero,
lo que sucede es que se genera una inflación brutal dentro de la economía. Tan brutal era la inflación que directamente Argentina dejó de publicar datos de su inflación interna
y además esa inflación trasladada no al mercado interno, sino al mercado externo, se traduce en una depreciación del tipo de cambio, en este caso del peso frente al dólar.
Pero claro, para ocultar la magnitud de la depreciación, es decir, de la inflación que estaban generando las políticas monetizadoras del déficit público de los Kisner,
que hicieron establecer el llamado cepocambiario, que en esencia impedía que los argentinos compraran dólares, es decir, les impedía transformar los pesos que tenían en su poder
y que estaban perdiendo poder adquisitivo a marchas forzadas, les impedía transformar esos pesos en dólares.
Conclusión, en 2015 Argentina era un país con una inflación desbocada, con una inflación descontrolada y con un severo control de capitales,
que impedía que los ciudadanos escaparan de la rapiña que los Kisner les estaban infligiendo a través de la inflación.
O dicho de otra manera, ¿cómo financiaban los Kisner el déficit público? Bueno, con un impuesto oculto, con un impuesto no evidente que es la inflación.
Los ciudadanos argentinos tenían sus ahorros en pesos, no podían transformarlos en dólares debido al cepocambiario y sobre esos ahorros rehenes en pesos,
pues cada año los Kisner arregataban en torno al 20-30%, que era la tasa de inflación que probablemente se estaba experimentando en aquella época.
Por lo tanto, si llegaba un presidente no peronista que quería revertir esta situación calamitosa, ¿qué tenía que hacer?
Primero, y fundamental, acabar con el déficit público. Si el origen de todos los males, si el origen de las inflaciones se encuentra en el déficit público,
en que se gasta más de lo que se ingresa, pues es necesario cuadrar las cuentas, es necesario equilibrar el presupuesto.
Y esto se puede hacer por dos vías, una vía liberal que sería reducir el gasto público, lo cual en Argentina es especialmente importante porque es un estado clientelar,
es decir, no un estado que intenta generar cierta seguridad económica entre sus ciudadanos para que esto se pueda volver más productivos, etcétera,
sino que directamente se dedica a subvencionar, a subsidiar a la gente para que no produzca, a la gente para que parasite a otros y, por tanto, son transferencias de renta estatales
destructoras de riqueza. Pero bueno, una vía es, desde luego, reducir el gasto público, que es la vía que habría emprendido un liberal.
Otra vía, en todo caso, es subir impuestos, es decir, si tú quieres gastar el 41% del PIB a través del estado, pues tendrás que recaudar el 41% del PIB a través del estado con impuestos.
Pero lo fundamental, ya digo, era acabar con el déficit público. Una vez el déficit público estuviese solucionado, no sólo para un año, sino para el largo plazo,
es decir, una vez se hubiesen restablecido las expectativas moderadas de inflación en la economía, una vez los inversores en pesos, los tenedores internos de pesos y los potenciales inversores internacionales en pesos,
estuvieran convencidos de que en el futuro el gobierno argentino no va a volver a recurrir a la treta de monetizar déficits públicos, es decir, de generar inflación para cubrir sus necesidades de financiación,
una vez estabilizadas, insisto, las expectativas de inflación, llegaba el momento de retirar el cepo cambiario, es decir, de permitir que los argentinos vuelvan a realizar operaciones entre pesos y dólares,
porque claro, si ya has acabado con el mal de la inflación, no tienes por qué temer una depreciación fuerte del peso, y una vez has estabilizado el valor interno de tu divisa y el valor externo de tu divisa,
ya pueden regresar los inversores internacionales a traer sus dólares y comprar pesos para qué, para invertir en Argentina y elevar el potencial productivo del país.
Ese era el programa esencial que tenía que desarrollar Macri, pero Macri no hizo esto, Macri empezó si lo queremos la casa por el dejado, una de las primeras medidas que optó como presidente fue retirar el cepo cambiario,
lo cual tampoco es en sí mismo criticables, simplemente dio libertad a los argentinos para que volvieran a poder intercambiar pesos por dólares.
¿Qué pasa? Que evidentemente si tú no has solucionado el problema de fondo que genera inflación y que genera una tensión, una presión a depreciar el tipo de cambio,
si tú levantas las restricciones que impedían que hubiese intercambios entre pesos y dólares, ¿qué va a suceder? Pues que el peso se va a depreciar frente al dólar, y eso es en esencial lo que sucedió,
el peso pasó de un tipo de cambio de 9 pesos al dólar a un tipo de cambio de aproximadamente 14 pesos por dólar.
Sin embargo, al principio la depreciación no fue intensa, pero no fue dramática porque, claro, los inversores estaban a la espera de ver qué iba a hacer Macri,
si Macri aplicaba un programa de ajustes ya sea por el lado del gasto o de los ingresos muy fuerte para cuadrar las cuentas y por tanto estabilizar las expectativas de inflación,
pues bueno, no tenían por qué escapar masivamente del país, no tenían por qué escapar en desbandada, dado que la situación se podía estabilizar a posteriori de retirar el cepo,
idealmente se habría tenido que estabilizar a priori o al menos al mismo ritmo, en paralelo a la retirada del cepo, pero bueno, cabe la posibilidad de que primero se levante el cepo y luego se estabilice el país las finanzas públicas y por tanto el tipo de cambio,
y por tanto le dieron una cierta tregua más allá de esta depreciación inicial. ¿Qué pasa? Transcurrían los meses y el déficit público del país no solo no disminuía,
sino que aumentaba, el déficit público a cierre de 2016 fue superior al de 2015 y por tanto comenzó a cundir la desconfianza entre los inversores, este señor ha llegado al poder con muy buenas intenciones,
o eso dice, pero no está transformando sus intenciones en acciones contundentes y efectivas y rápidas para corregir el déficit público, consecuencia de depreciación acelerada del tipo de cambio que Macri intentó frenar con un préstamo del FMI,
pero que ni siquiera con el auxilio del FMI, que le presta a este señor dólares para que pueda recomprar pesos y quemar, por tanto ese préstamo en dólares que le han conferido, ni siquiera con esta batería, con esta materia prima en dólares,
consiguió frenar la depreciación del peso que ha llegado a los 45 pesos por dólar. Esta depreciación del peso, insisto, solo indica que los inversores dejaron de confiar en Macri, dejaron de confiar en su proyecto para estabilizar las finanzas del país y con cierta lógica,
porque el déficit público, a cierre de 2018, ha terminado por encima del 5% es decir, Macri lo recibe en el 6 y apenas lo baja en 4 años menos de un punto porcentual, con lo cual claro, si tú no confías en que el presidente de un país que tiene un problema básico,
que es el déficit público, que es un déficit público que está presionando o que está empujando al país a monetizar ese déficit y por tanto a generar inflación y a depreciar el tipo de cambio, si no confías en que ese problema original se va a solucionar,
directamente, dado que ya no hay restricciones cambiarias, lo que haces es coger tus pesos y convertirlos en dólares a casi cualquier precio. Si el peso además no para de depreciarse,
¿cuál es la consecuencia? Que las inversiones internacionales se detienen, se suspenden de manera absoluta, porque no vas a entrar en un país que tiene la expectativa de que su moneda va a valer menos en un año de lo que vale ahora.
Y, por tanto, Argentina no solo experimentó un resurgir de la depreciación del tipo de cambio, un resurgir de la inflación una vez empezamos a medirla después de que Kirchner dejara de hacerlo, sino que también vio como sus inversiones internacionales se suspendían, caían y, por tanto,
como el país entraba en recesión. Y la recesión todavía complicaba más el ajuste de las cuentas públicas, porque, evidentemente, tienes una caída de los ingresos que te obliga o bien a subir más los impuestos, lo cual puede llevar a corto plazo a contraer más la economía o a recortar el gasto público en mayor medida de lo que tenías que recortarlo con anterioridad.
En definitiva, más allá de echar culpas, que es evidente que Macri las tiene y muchas, lo cierto es que Macri ha fracasado en su intento de estabilizar el país y, por tanto, al fracasar en su intento de estabilizar financiamente el país, la economía se ha hundido y, como consecuencia de ello, el resultado electoral no ha sido positivo.
Supuesto, lo que va a venir ahora es más de lo mismo que antes, lo que va a volver son los controles de capitales, es la confiscación, la descarada confiscación inflacionista de la ORO de los argentinos para financiar un estado clientelar e hipertrofiado, pero eso es lo que, en definitiva, se ha votado después de que la ciudadanía se haya quedado con la idea de que, ciertamente, Macri ha fracasado.
No es que la tarea de Macri fuera sencilla y puede que casi cualquier presidente argentino hubiese fracasado porque desmontar un estado clientelar como el argentino no es ni mucho menos sencillo, pero es que Macri ni siquiera lo intentó.
No lo intentó porque no tuvo desde el principio un plan de choque contra los problemas que tenía. Macri apostó por el gradualismo por ir restableciendo la confianza en los inversores, a ver si así regresaba la inversión argentina, a ver si con esa nueva inversión aumentaba el crecimiento económico, a ver si con ese nuevo crecimiento económico llegaban nuevos ingresos a la administración pública y, por tanto, se conseguía reducir el déficit en recortar el gasto.
Y ese plan fracasó porque, pronto, vieron los inversores que no cabía confiar en él y que no cabía confiar en Macri, que era una persona que no quería apostar por un plan de choque por estabilizar las cuentas.
Porque en última instancia se comproba que el profesor Rodríguez Brown tenía plena razón cuando decía que el único político que merece nuestros votos es aquel que por defender las ideas de la libertad o, en este caso, añadiría por defender un marco financiero sensato, razonable y ortodoxo, que aquel político que por defender las ideas de la libertad está dispuesto a perder votos.
Aquellos que anteponen conservar el poder sea como sea, en el caso de Macri, no quiero tomar medidas impopulares porque quiero revalidar la elección, corren el riesgo cierto de que sus países fracasen y de que al fracasar el populismo arraigue y vuelva a conquistar el poder.
Es verdad que tomando medidas impopulares quizá Macri hubiese perdido las elecciones, pero quizá no, quizás si hubiese tomado medidas contundentes desde el principio, hoy Argentina estaría creciendo.
La confianza en el país y en la economía y en el presidente se habrían recuperado y por tanto hoy Macri estaría en mejor posición para ganar las elecciones.
En todo caso, Macri escogió maximizar sus posibilidades de ganar las elecciones con una política gradualista que le llevó a no hacer nada prácticamente nada y al final ese no hacer nada ha hundido la economía y también ha hundido sus posibilidades de ganar las elecciones.
Resultado final, Macri no tiene el poder, Argentina no se ha recuperado de la crisis económica y el peronismo, los bárbaros vuelven a estar a las puertas de la Casa Rosada.