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Macarena-Olona, al igual que Pedro Sánchez o Yolanda Díaz, critica a Ferrovial por marcharse
de España. Y un servidor, al igual que ha hecho con Pedro Sánchez y con Yolanda Díaz,
critica a Macarena-Olona por criticar que Ferrovial se marche de España. Veámoslo.
Hace ya algunos meses, Macarena-Olona, después de haber sido uno de los grandes referentes
políticos de Vox, decidió abandonar esta formación. Y desde entonces exhibe una
zigzaggeante actitud ideológica en redes sociales. Hace unos días tuve la oportunidad de conversar
con ella a través de Twitter a propósito del caso Ferrovial, y este fue el resultado.
Olona publicó el siguiente tuit del Pino, presidente de Ferrovial, es la tercera mayor
fortuna de España gracias a las obras públicas pagadas con los impuestos de los españoles.
Su cuenta de resultados no le parece suficiente y decide abandonar España para pagar menos
impuestos. ¡Patriotismo de bolsillo! Este tuit lo podría haber escrito perfectamente
Pedro Sánchez, Yolanda Díaz o incluso Pablo Iglesias, motivo por el cual le repliqué a Olona
lo siguiente. Sumar. Evidentemente con este verbo estoy haciendo referencia a la coalición de
izquierdas que quiere conformar Yolanda Díaz, coalición de izquierdas cuyo nombre será sumar.
Es decir, claramente estaba ironizando con que este discurso de Olona tiene perfecta cabida en
la coalición de izquierdas sumar. Tanto está extendiendo Macarena-Olona sus confines ideológicos
que perfectamente se la puede ubicar ya en el espectro de la izquierda o de la extrema izquierda
nacional. Yolona amablemente me contestó. Mejor sumar que restar. Siempre. Una pura consigna
política. Porque si tomamos literalmente esta frase es claramente falsa. Siempre es mejor sumar,
por ejemplo, corrupción. Siempre es mejor sumar abusos de poder. Siempre es mejor sumar pobreza.
Claramente hay cosas que es mejor no sumarlas, sino idealmente restarlas. Aunque probablemente
a lo que se refiriera Olona es que siempre es mejor sumar apoyos políticos que no restar
apoyos políticos. Es decir, siempre es mejor articular un discurso político que te permita
llegar a un mayor número de gente en lugar de quedarte con tu secta ideológica, en lugar de
generar animadversión a todos aquellos que no comulguen al 100% con tu credo ideológico.
No voy a ser yo quien valore si el discurso político de Olona le está sirviendo para sumar
cada vez más apoyos a izquierdas y a derechas, o si en cambio los está arrestando. No consigues
los apoyos de la izquierda y pierdes los apoyos de la derecha. Como digo, no es ese el tipo de
análisis demoscópico que quiero hacer, no tengo los datos, no lo sé, pero sí quiero valorar lo que
subyace a este discurso. Y es que este discurso está diciendo que debemos articular aquellas
ideologías que nos permitan maximizar los votos. Es decir, este discurso está apelando al populismo
puro y crudo. Una persona no ha de tener principios demasiado firmes si esos principios demasiado
firmes pueden generar reacciones adversas, pueden generar animadversiones. Un político
ha de tener los principios suficientemente flexibles, es decir, ha de ser un cínico,
como para poder agradar y contentar a todo el mundo con independencia de cuáles sean sus
ideas. Y por este motivo le respondía Olona lo siguiente. Sumar por sumar sin convicciones,
valores e ideas coherentes de por medio es mero arribismo. Al fin y al cabo,
un político que solo quiera sumar y sumar apoyos y le dé igual los principios bajo los cuales suma
esos apoyos, es un político arribista. Es un político que únicamente aspira a llegar al
poder sea como sea y llegar al poder por el mero hecho de tener el poder, no porque a través del
poder quiera poner en práctica algún tipo de principios ideológicos. Eso, en el fondo,
le da igual. Lo que le interesa es el sillón. Y ante esto Olona me contestó lo siguiente. Hombre,
hombre, arribista. Y me enlazó un vídeo de una intervención suya en el pasado, cuando todavía
formaba parte de Vox, con un discurso que supuestamente sería coherente con el primer
tuit que ha escrito. Veamos este vídeo. Que es una vergüenza, una vergüenza lo que hemos
conocido esta misma semana. El ere anunciado por parte de CaixaBank, Banquia, de 8.291 trabajadores
en España, el 19% de su plantilla, después de que hace unas semanas este gobierno social comunista
autorizase la fusión de CaixaBank y de Banquia, porque recordemos que la fusión de estas entidades
bancarias financieras necesita autorización del gobierno de España, que autorizase esta fusión
sin proteger el empleo y que autorizase esta fusión sin que Banquia vaya a tener que devolver los 21.000
millones de euros que faltaban por devolver de los 24.000 que el gobierno del Partido Popular
inyectó en Banquia en el año 2012 para rescatarla. Es una inmoralidad que con la que está cayendo en
España, con las cuentas de resultados que tiene el sector bancario, lo que tengamos es el mayor
ere en la historia de la banca española. No sé yo si cuando Macarena Olona hablaba de
gobierno social comunista estaba buscando sumar mucho o restar mucho. Este gobierno social comunista
con la propaganda de un gobierno social comunista. En cualquier caso, eso no es lo relevante. Lo
relevante es si el caso de Ferrovial es parangonable con el caso de la fusión de
CaixaBank y Banquia. De menos cuenta de que lo que le reprochaba Macarena Olona a Ferrovial
en su primer tuit era que Ferrovial se había enriquecido con obra pública. Si le hubiese
reprochado que algunas de las autopistas de Ferrovial fueron rescatadas por el Estado,
por la responsabilidad patrimonial que el Estado aceptó tener frente a las concesionarias de
autopistas, no solo frente a Ferrovial, pues entonces el argumento podría tener algo de
sentido. El problema es equiparar un rescate estatal a una entidad financiera que supone
una transferencia unilateral de capital, te doy dinero para tapar tus agujeros y no recibo nada
a cambio de ese dinero. El problema es comparar eso con un contrato de obra pública. Te doy
dinero como pago por la obra que quiero que ejecutes y a cambio de ese dinero recibo la
obra. Es que una cosa no tiene nada que ver con la otra y en cualquier caso el argumento que
pretende articular Olona en este vídeo y también en el tuit contra Ferrovial es un mal argumento.
Uno puede decir Banquia ha de devolver las ayudas públicas, ha de devolver el dinero
del rescate público, que si es posible es algo que desde luego debería hacer, es que el rescate
nunca se debería haber producido. Asimismo uno puede decir Ferrovial y el resto de concesionarias
de autopistas han de devolver el dinero de los rescates de las autopistas. Jurídicamente
es muy complicado porque el gobierno aceptó responsabilidad patrimonial de la administración
y por tanto creo que no hay mucha vuelta atrás, pero aún así se podría intentar argumentar.
Yo mismo he defendido que no habría que haber rescatado a las autopistas, que eso es puro
capitalismo de amiguetes y que desde luego a partir de ahora nunca debe constar en las
concesiones responsabilidad patrimonial de la administración alguna. Bien, eso es una
parte de un discurso. Pero ¿qué tiene que ver esa parte del discurso con que Banquia y CaixaBank
puedan fusionarse y despedir trabajadores si esos trabajadores son redundantes en su estructura
operativa? O sobre todo, ¿qué tiene que ver esto con que Ferrovial pueda marcharse de España?
Si quieres defender que Ferrovial devuelva el dinero público que recibió no por contratos públicos,
sino por responsabilidad patrimonial de la administración, defiéndelo. Pero lo lógico
es que defiendas eso con independencia de si Ferrovial se queda en España o se marcha de España.
¿Qué pasa? ¿Que el resto de concesionarias de autopistas, si se quedan en España,
no nos están parasitando por el hecho de haber sido rescatadas? Nos están parasitando en la
misma medida que si Ferrovial se marcha de España. Ferrovial no es rehén del gobierno de España por
el hecho de que este haya rescatado a algunas de las autopistas de las que fue concesionaria.
Pero bueno, como digo, Macarena Olona ni siquiera estaba haciendo este argumento,
porque hablaba de contratos públicos, lo cual en principio no tiene absolutamente nada que ver con
un rescate a nadie. Y por eso le contesté. Hay una pequeña diferencia entre una transferencia
unilateral, dar dinero a cambio de nada, y un contrato público, dinero a cambio de ejecución
de obras en favor del Estado. Y Macarena Olona, en su última réplica, me dijo lo siguiente.
Pero con dinero público, en ambos casos, ¿tienen algo en común? Los de siempre acaban pagando,
los de siempre acaban beneficiados. Es decir, ¿que de verdad te estaba equiparando un contrato
público con un rescate? Lo cual solo sería admisible si consideraras que la obra pública
para la cual se contrató a Ferrovial era una obra pública innecesaria o que se contrató a Ferrovial
habiendo mejores ofertas alternativas. Que no descarto que pueda haber sido. Es decir,
no estoy en absoluto presuponiendo que Ferrovial sea una empresa absolutamente blanca y sin ningún
tipo de mácula. No lo sé, no tengo esos datos. Y si alguien los tiene, los puede aportar como
argumento para criticar desde luego a Ferrovial. O aún mejor, los puede aportar a un juzgado para
denunciar tanto a Ferrovial como a los políticos que le otorgaron esas obras públicas de corrupción.
Pero es que Macarena-Oloná no está haciendo nada de esto. Está diciendo que por el mero hecho de
que Ferrovial haya sido contratada por el Estado para ejecutar obras públicas, Ferrovial se ha
forrado a costa de los españoles y, por tanto, no debería irse de España. Y eso es un pésimo
argumento. De ahí que mi última réplica, última porque ya no recibí ninguna respuesta adicional de
Macarena-Oloná, fuera la siguiente. Hombre, me parecería genial que abogaras por la privatización
de toda obra pública. Es decir, que si destinar parte del presupuesto a financiar obras públicas
te parece que es profundamente inmoral porque estás transfiriéndole dinero del ciudadano a
una empresa privada, que puede ser, cuidado, un argumento libertario de mucha enjundia,
pues entonces lo que deberías defender es que se elimine toda partida presupuestaria para la
obra pública. En general, que se elimine todo o prácticamente todo el presupuesto estatal. Pero
me temo que Macarena-Oloná no está efectuando ese argumento. El argumento que está efectuando es
sí sigamos transfiriéndole dinero público a las constructoras, pero que sean constructoras con el
pin de la bandera de España, es decir, radicadas en nuestro país. Me parecería genial que abogaras
por la privatización de toda obra pública, pero si no es así, y no es así, ¿cómo piensas
pagar las obras públicas? Es decir, si crees que el Estado tiene que promover obras públicas y te
parece mal cobrar impuestos y dárselos a una empresa para que los ejecute, ¿cómo ejecutamos
esas obras públicas que crees que son necesarias? Aparte, supuestamente los contribuyentes no se
benefician por esas obras, porque si los contribuyentes están obligados a pagar por
impuestos por unas obras públicas pero luego se benefician de las mismas, en tal caso nadie
le debe nada a nadie. El contribuyente ha pagado las obras y luego el contribuyente recibe las
obras. Y claro, si Macarena-Oloná creyera que los contribuyentes no se benefician de las obras
públicas, ¿cuál es su finalidad? Eso es lo último que le pregunto. A ver si la mayoría de
obras públicas en este país van a ser un nido de corrupción, pero Macarena-Oloná no está defendiendo,
al menos en público, que se acabe con la obra pública en nuestro país, que según ella debería
ser un nido de corrupción del cual los ciudadanos no se benefician en absoluto, pero las empresas sí.
Vamos, que no se puede estar en misa y repicando. Si crees que la obra pública es socialmente
necesaria y socialmente beneficiosa, si esa obra pública se ejecuta a través de empresas que han
ganado un concurso público por ofrecer las mejores condiciones tanto en calidad como en precio,
no puedes luego acusar a esas empresas de estar forrándose a costa de los ciudadanos. Y si crees
que las empresas están forrando a costa de los ciudadanos es o porque consideras que la
obra pública es innecesaria o porque consideras que ellas no deberían ser las adjudicatarias de
esa obra pública. Si argumentas lo segundo, deberías demostrar que había ofertas mejores que
las de Ferrovial y, sin embargo, se le dio a Ferrovial por algún tipo de corruptela. Y si
argumentas lo primero, lo que deberías defender es acabar con toda obra pública o con prácticamente
toda obra pública. Es decir, de efectos prácticos, privatizarla, devolvérsela al
mercado que los particulares construyan allí donde ellos consideren que hay que construir sin
que el Estado les obligue a ello. Pero claro, Macarena-Holona no tiene en ese sentido un
discurso coherente y no está defendiendo ni lo primero, ni lo segundo, ni lo tercero. Está
defendiendo lo primero, lo segundo y lo tercero según su conveniencia demagógica en cada
circunstancia. Y eso, el uso continuado de la demagogia para vengar al pueblo y para conseguir
los apoyos del pueblo a un proyecto político indefinido cuyo único propósito es alcanzar
el poder, es precisamente la definición de arribismo.