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Extraordinaria liberalización de la economía argentina por parte del gobierno de Javier
Milei. Veámoslo.
Argentina es una de las economías menos libres del mundo. Si acudimos al índice de libertad
económica elaborado por la Fundación Heritage, encontraremos a Argentina en la posición centésimo
cuadragésimo cuarta, es decir, la posición 144 de todo el ranking.
La libertad económica en Argentina es inferior a la de Mozambique, Kenia,
Sri Lanka, Rwanda, Chad, Camerún, Lesotho, Nepal o Uganda.
Y la libertad económica es clave para que un país pueda crecer y desarrollarse en el
largo plazo. Las regulaciones, más allá de aquellas que sean estrictamente necesarias
para salvaguardar los derechos individuales de las personas, lo que hacen es estrangular y
encorsetar la capacidad de los individuos para crear riqueza dentro de una sociedad.
Y es esa capacidad, la capacidad de los argentinos para crear riqueza dentro de su país,
la que estaba totalmente laminada con una maraña hiperregulatoria que aplastaba cualquier esfuerzo
por mejorar y por prosperar en Argentina. Pues bien, ayer Javier Milei, en un día histórico
para la Argentina, quiso revertir toda la maraña regulatoria que está asfixiando la
actividad económica del país. Javier Milei anunció ayer la derogación de 300 leyes que
atenazan el potencial productivo de la Argentina y la modificación de otras tantas piezas legislativas.
Escuchemos cómo lo explicaba Javier Milei.
Son la causa de nuestros problemas. Son la causa de nuestros problemas porque durante
décadas han defendido estas ideas empobrecedoras de las que hablamos mientras ellos se hacían
cada vez más ricos. Porque es la implementación inclemente de estas ideas por más de 100 años
lo que nos llevó poco a poco, peldaño por peldaño, al infierno económico que vivimos
hoy. El proceso ha sido paulatino y en este camino nos hemos acostumbrado y tomado como
normales intromisiones estatales que son la causa de nuestros problemas. Hoy damos
el primer paso para terminar con el modelo de la decadencia. En el día de hoy he firmado
un decreto de necesidad y urgencia para comenzar a destrabar este andamiaje jurídico e institucional
opresor que ha destruido nuestro país.
Y algunas de las principales medidas que comunicó ayer en este discurso ante la nación fueron
las siguientes. Primero.
Se trata de una ley que establecía una vigencia mínima del contrato de arrendamiento
de vivienda de tres años que imposibilitaba pactar el contrato del alquiler en dólares,
protegiendo por tanto al arrendador frente a la extrema inflación que hay en la Argentina
y que tan solo autorizaba actualizar el alquiler según la inflación cada seis meses, comiéndote
potencialmente por tanto un semestre de muy alta inflación y de dilución del valor real
de la renta del alquiler. Las consecuencias de esta ley, que tiene bastantes semejanzas
por cierto a la aprobada hace poco en España, han sido un hundimiento de la oferta de vivienda
en la Argentina y el propósito de derogarla es posibilitar que la oferta de vivienda
en alquiler vuelva a aumentar. En segundo lugar.
Derogación de la ley de abastecimiento para que el Estado nunca más atente contra el
derecho de propiedad de los individuos.
Esta es una norma que está en vigor en la Argentina desde el año 1974, bajo el peronismo,
y es una norma que habilita al Estado, cuando así lo decida, a regular los precios o los
márgenes empresariales relativos a la provisión de aquellos bienes o servicios que ellos juzguen
como fundamentales con el objetivo, dicen, de garantizar su abastecimiento para la población.
Pero ya sabemos que, en general, cuando el gobierno, cuando el Estado regula precios
y márgenes, lo que hace es impulsar el desabastecimiento. Por tanto, lo que busca la derogación de
esta ley es que el Estado no tenga un instrumento que pueda generar desabastecimiento controlando
precios o márgenes empresariales.
3.
Derogación de la ley de góndolas para que el Estado deje de intrometerse en las decisiones
de los comerciantes argentinos.
Esta es una de esas leyes absurdas e intervencionistas que solo se les pueden ocurrir a los políticos.
La ley de góndolas en la Argentina obligaba a los supermercados a que, en los estantes
de los productos, ninguna marca copara más del 30% del espacio de un mismo estante, que
a su vez, por cada producto, hubiese al menos cinco proveedores distintos y que, además,
los productos ofertados en esos estantes estuviesen ordenados de menor precio a mayor precio.
Es decir, que los productos más baratos de una misma categoría, por ejemplo, paquetes
de arroz de un kilo, el paquete de arroz más barato de un kilo no estuviese oculto en
los estantes de los supermercados. Todo lo cual lo único que hace es encarecer los costes
operativos de los supermercados y, por tanto, en última instancia, terminar encareciendo
los mismos productos.
4.
Derogación de la Ley del Compre Nacional que solo beneficia a determinados actores
del poder.
Esta ley absolutamente proteccionista y nacionalista que deroga a Javier Millet, y remarco lo de
que es una ley nacionalista y proteccionista porque se viene calificando desde hace mucho
tiempo a Javier Millet de ultraderecha, cuando desde luego derogar una ley proteccionista
y nacionalista tiene poco de ultraderecha y mucho de liberal libertario, esta ley obligaba
a la administración pública a dar prioridad a las empresas argentinas a la hora de ser
proveedores de la administración pública argentina, aunque las empresas argentinas
sean más caras y más ineficientes a la hora de suministrar el bien o servicio que
quiera adquirir la administración que una compañía extranjera.
Por tanto, se trasladaba al contribuyente argentino en forma de mayores impuestos la
protección anticompetitiva de aquellas empresas nacionales cercanas y afines al poder político
que se terminaban llevando los contratos públicos no porque fueran mejores, sino porque eran
empresas argentinas, y sobre todo porque eran empresas argentinas cercanas al poder político.
5.
Derogación de la Ley de Promoción Industrial.
La otra ley que felizmente también se deroga, muy similar o muy vinculada a la anterior,
es una ley con la que el Estado argentino pretendía practicar política industrial,
es decir, dar créditos o dar subsidios a empresas argentinas, de nuevo, empresas argentinas
bien conectadas y cercanas al poder político, para supuestamente favorecer y potenciar el
desarrollo industrial nacional.
Ya se ve el gran desarrollo industrial que tiene la Argentina.
Pues bien, mi ley la deroga no solo porque sea un nido de corrupción y conchaveo entre
políticos y empresarios, empresarios prevendarios cercanos al poder político, sino también
porque constituye una fuente de competencia desleal entre las empresas argentinas y las
empresas extranjeras que tienen todo el derecho, o deberían tenerlo, a poder operar en Argentina
para satisfacer las necesidades más urgentes del consumidor argentino al mejor precio
posible.
6.
Derogación de la normativa que impide la privatización de las empresas públicas.
Javier Millet ya ha dicho que todo aquello que pueda estar en manos del sector privado
estará en manos del sector privado, y eso supone privatizar todo o gran parte al menos
del sector público empresarial argentino, y tiene por tanto pleno sentido que si vas
a privatizar todo o gran parte del sector público empresarial argentino, derogues
una ley que impide la privatización de ese sector público empresarial.
7.
Transformación de todas las empresas del Estado en sociedades anónimas para su posterior
privatización.
Vinculado a lo anterior, si quieres privatizar empresas públicas, lo normal, lo más fácil
es transformarlas en sociedades anónimas, en empresas cuyo capital social está dividido
en acciones para posteriormente vender o repartir esas acciones entre el sector privado.
8.
Autorización para la excesión del paquete accionario total o parcial de Aerolíneas
Argentinas.
Con esta reforma se autoriza a que todo el capital social de Aerolíneas Argentinas
sea cedido a terceros.
¿Y quiénes son esos terceros?
Los trabajadores de Aerolíneas Argentinas.
Recordemos como en un vídeo anterior ya explicamos que Javier Millet quiere privatizar a Aerolíneas
Argentinas regalándosela a sus propios trabajadores, para que ellos la gestionen y se hagan cargo
de sus beneficios o de sus pérdidas.
Si bien de momento parece que a pesar de toda la retórica socialista y sindicalista que
suele rodear a muchos de estos movimientos obreros, parece que de momento los trabajadores
de Aerolíneas Argentinas, o al menos sus sindicatos, no quieren que se les regale la
compañía.
Prefieren que las pérdidas sigan siendo cubiertas por los contribuyentes.
Noveno.
Modernización del régimen laboral para facilitar el proceso de generación de empleo genuino.
Se trata de una reforma laboral, por cierto, no demasiado distinta a la que se aprobó
en España en el año 2012 e incluso a la que se modificó en España en el año 2021.
Por tanto, no estamos ante una absoluta desregulación del mercado laboral, sino ante una flexibilización.
Se rebaja el coste del despido, se incrementa la posibilidad de pactar un mayor periodo
de pruebas y se limita también la ultraactividad de los convenios colectivos, es decir, la
proga automática de un convenio colectivo hasta que se negocia un nuevo convenio colectivo.
Además, también en esta reforma laboral se establece un cambio que es importante de
cara a la posible conflictividad social en forma de huelgas generales que puede plantearle
el peronismo a Javier Millet, y es que se establece que en los servicios esenciales
como la educación, en caso de huelga general se tenga que mantener el 75% del servicio,
y en otras como el transporte o la industria alimentaria el 50% del servicio habitual.
Décimo.
Reforma el Código aduanero para facilitar el comercio internacional.
Desde el día de hoy queda prohibido prohibir las exportaciones.
No solo se prohíbe la prohibición de las exportaciones, sino también, aunque no lo
menciona aquí Javier Millet, la de las importaciones.
Por tanto, queda prohibido prohibir el intercambio comercial, ya sea para vender fuera o para
comprar desde fuera.
Y además, con este anuncio de reforma del Código aduanero, también se pretende desburocratizar
todo el proceso de exportación y de importación.
Por ejemplo, se elimina el registro de exportadores y de importadores.
Es decir, que para poder vender fuera o para poder comprar fuera, te tengas que registrar
en la Administración Pública y por tanto, indirectamente, necesitar el permiso, la licencia
de esa Administración Pública.
Un décimo.
Denogación de la Ley de Tierras para promover las inversiones.
La Ley de Tierras de la Argentina prohíbe que los extranjeros puedan poseer más del
15% de las tierras productivas de la Argentina o que un individuo o una empresa pueda comprar
solo él más de 1.000 hectáreas.
Con la derogación de esta ley, por tanto, si los actuales propietarios de tierra en
Argentina y los inversores extranjeros así lo desean, será posible que el capital extranjero
afluya a la Argentina para comprar tierras.
Duodécimo.
Derogación de las obligaciones de los ingenios azucareros tienen en materia de producción
azucarera, liberación del régimen jurídico aplicable del sector vitivinícola, derogación
del Sistema Nacional de Comercio Minero y el Banco de Información Minera.
Se trata de la liberalización o, al menos, de la desregulación parcial de tres importantes
sectores económicos en Argentina, el azucarero, el vitivinícola y el minero.
Décimo tercero.
Implementación de la política de cielos abiertos.
Se trata de una liberalización del transporte aeronáutico.
Ahora mismo Aerolíneas Argentinas tiene en gran medida un monopolio sobre las líneas
aéreas en Argentina.
Pues bien, la política de cielos abiertos significa que los operadores extranjeros,
las aerolíneas extranjeras, podrán empezar a operar en Argentina de una manera mucho
más amplia y mucho más fluida, introduciendo competencia en el sector y, por tanto, abaratando
los precios y mejorando la calidad del servicio de los consumidores argentinos.
Décimo cuarto.
Modificación del Código Civil y Comercial para garantizar que las obligaciones contraídas
en moneda extranjera deban ser canceladas en la moneda pactada.
Esto en gran medida supone la derogación del curso legal del peso en la Argentina.
¿Por qué?
Porque se autoriza que dos partes, que dos personas acuerden, pacten, contraten una obligación
en moneda extranjera, por ejemplo, me tienes que pagar mil dólares, y que esa obligación
pactada en moneda extranjera se deba saldar en moneda extranjera, que no se pueda utilizar
el peso al tipo de cambio oficial para saldar esa obligación que ha sido pactada entre
ambas partes en dólares.
Por tanto, es un paso más a la libertad monetaria dentro de la Argentina como forma de protegerse
frente al saqueo inflacionista que lleva a la casta política argentina aplicando dentro
del país, parasitando con ella a los ciudadanos desde hace décadas.
Y décimo quinta.
Desregulación del sector turístico eliminando el monopolio de las agencias de turismo.
Una medida de liberalización del sector turístico que busca que las agencias de turismo no tengan
un monopolio, un control muy fuerte a la hora de organizar la intermediación turística,
que la comercialización de paquetes turísticos pueda ejercerse por otras empresas que no
estén registradas propiamente como agencias de turismo.
Estas son solo 15 de las más de 350 medidas de derogación o de reforma legislativa que
aprobó ayer Javier Milet.
Por tanto, estamos ante un paquete muy amplio de liberalización económica que en estos
momentos aún no somos capaces de valorar en toda su entidad, pero que a tenor de los
principales anuncios que hemos podido escuchar, es un paquete absolutamente imprescindible
para liberar el potencial productivo y generador de riqueza de la Argentina.
Comienza con observar este breve vídeo de Federico Sturzenegger, el principal artífice
de esta liberalización regulatoria para hacernos una imagen de la magnitud del cambio que se
avecina en la Argentina.
Y
en teoría esto es solo el comienzo.
Ojalá este impulso liberalizador no cese y en unos años Argentina se convierta en
un ejemplo para el mundo encabezando el índice de libertad económica.