This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.
Argentina está avanzando con paso firme hacia la corrección de sus desequilibrios
macroeconómicos y, por tanto, hacia el control de la inflación. Veámoslo.
La situación macroeconómica de Argentina sigue siendo extremadamente complicada,
porque el gobierno de Javier Milei recibió una de las peores herencias económicas posibles.
Una moneda al borde de la hiperinflación, un estado al borde de la bancarrota,
una economía asfixiada por los controles de precios y por las regulaciones y un desajuste
cambiario entre el precio oficial del dólar y el precio de mercado del dólar. ¡Gigantesco!
Pero esos terribles desajustes macroeconómicos están comenzando a corregirse de manera rápida e intensa.
La pieza clave en todo este saneamiento macroeconómico es, como ya explicamos en un vídeo anterior,
la consecución, por primera vez desde el año 2012, de un superávit presupuestario en el mes de enero.
El hecho de que el gobierno de Javier Milei haya sido capaz de lograr un superávit presupuestario
en su primer mes completo de mandato, ha mandado una contundente señal de credibilidad y de confianza
tanto a los inversores nacionales como a los inversores internacionales.
Si el gobierno de Javier Milei consigue cuadrar las cuentas, no digamos ya,
lograr un superávit de manera sostenida a lo largo del tiempo,
eso significa que será capaz de pagar la deuda pública existente
y a su vez de absorber el exceso de pesos en circulación.
Y, por tanto, la confianza en los bonos de Argentina y en el peso argentino están regresando.
Si a esta medida fundamental el ajuste presupuestario que ya ha conseguido superávit fiscal
en el primer mes de mandato completo, le sumamos a su vez la política de saneamiento del balance
del Banco Central, que se está llevando a cabo, la base monetaria del Banco Central se ha congelado
desde que Milei llegó al poder y todo el incremento en los pasivos financieros remunerados del Banco
Central, los pases y las lelics, actualmente ya sólo los pases,
todo el incremento que se ha producido en estos pasivos cuasimonetarios
ha ido de la mano de un incremento de las reservas en dólares del Banco Central.
Por tanto, a día de hoy, el balance del Banco Central está muchísimo más saneado
que cuando llegó Milei al poder.
Y si a este saneamiento presupuestario y a este saneamiento del Banco Central le sumamos,
por último, las perspectivas algo mejores, tampoco es que haya muchísimo optimismo en
el ambiente, pero sí algo más de optimismo de que la ley de bases y puntos de partida para
la libertad de los argentinos pueda terminar aprobándose en los próximos meses, gracias
al pacto de mayo que propuso Javier Milei, el hecho de que esta ley quizá termine saliendo
adelante y por tanto desate las fuerzas productivas del país, permita un mayor crecimiento económico,
un ensanchamiento de las bases imponibles y por tanto un mayor saneamiento presupuestario
y una mayor demanda de pesos, todo esto ha conseguido que los bonos argentinos se estén
apreciando con mucha fuerza y que el peso argentino, atención, haya sido en el mes de febrero
la divisa que más se ha apreciado de todo el planeta. Concretamente, y como podéis observar
en este gráfico, en sólo un mes el peso argentino se ha revalorizado un 17% frente al dólar. Ha
pasado de un tipo de cambio a finales de enero de 1.170 pesos por dólar a un tipo de cambio
de 1.000 pesos por dólar. Pero aún más relevante que esta sustancial apreciación del peso frente
al dólar a lo largo del mes de febrero, es que esta apreciación ha ido de la mano de un estrechamiento
de la brecha cambiaria entre el tipo de cambio oficial del peso y el tipo de cambio paralelo.
Como podéis observar en este otro gráfico, ahora mismo el tipo de cambio paralelo tan sólo se halla
un 16% por encima del tipo de cambio oficial. Salvo por los días posteriores al ajuste cambiario que
aprobó Milley nada más llegar al poder, se trata de la menor brecha cambiaria en toda esta década.
De hecho, en realidad la brecha cambiaria ya ha desaparecido, porque los argentinos que consiguen
comprar dólares al tipo de cambio oficial han de pagar el llamado impuesto país, que se ubica en el 17,5%.
Dicho de otra manera, el tipo de cambio oficial más el impuesto país ya se halla en 1.000 pesos por dólar,
que es exactamente el mismo tipo de cambio al que cotiza el dólar en el mercado paralelo.
¿Y esto qué significa? Pues que si esta situación se mantiene así, si la brecha cambiaria no se vuelve
a disparar, el gobierno ya podrá unificar los distintos tipos de cambio que existen en la Argentina,
levantando el cepo cambiario. Es decir, la restricción cuantitativa a la cantidad de dólares que los
argentinos pueden adquirir legalmente. Y un levantamiento del cepo cambiario significa que
los dólares que ahora mismo tienen los argentinos fuera de Argentina podrán refluir al país sin miedo a
ser encarcelados, aprisionados dentro de la Argentina. Es decir, que el país podrá captar
un enorme volumen de financiación procedente del propio ahorro que ahora mismo los argentinos
mantienen a buen recaudo fuera del país. No sólo eso, en la medida en que, como ya hemos señalado,
la solvencia percibida del Estado argentino se está incrementando, Argentina también está siendo ya
capaz de captar capital, ahorro, financiación de los inversores internacionales. Y si no,
démonos cuenta de cómo se ha desplomado el riesgo país de Argentina. Es decir, la prima de riesgo a la
que cotiza el bono argentino en Estados Unidos en relación con el bono estadounidense. Antes de que
Javier Milei ganara las elecciones en segunda vuelta, el riesgo país de Argentina llegó a ubicarse en
2.600 puntos básicos. Es decir, que si la deuda pública estadounidense estaba pagando un tipo de
interés del 4%, Argentina estaba pagando un tipo de interés del 30%. Pues bien, desde que Milei gana las
elecciones y, por tanto, queda claro que va a ser presidente de Argentina, el riesgo país va cayendo de
un modo más o menos continuado, con algún altibajo, pero va cayendo de manera continuada, hasta el punto
de que hoy se ubica en su menor nivel en toda la era Milei y prácticamente en su menor nivel desde
comienzos del año 2021. En concreto, el riesgo país de los bonos argentinos ha caído por debajo de
los 1.600 puntos básicos. Ha descendido más de 1.000 puntos básicos desde que Milei ganó las elecciones.
Esto significa que si hoy el tipo de interés de la deuda pública estadounidense es del 4%, Argentina está
colocando sus bonos a algo por debajo del 20%, que sigue siendo una barbaridad. Pero ha habido un descenso,
un abaratamiento del coste de la financiación de más de 10 puntos en apenas 4 meses. Y que se abarate
el coste de la financiación del Estado argentino en los mercados estadounidenses, lo que pone de
manifiesto es que cada vez hay más inversores en Estados Unidos, aunque no sólo en Estados Unidos,
que ven los activos de Argentina con buenos ojos, que los consideran buenas oportunidades de inversión
incluso con el alto riesgo que siguen acarreando. Si el tipo de interés de la deuda pública argentina
baja es que el precio de sus bonos está subiendo. Y el precio de los bonos argentinos sube porque la
demanda de los mismos se está incrementando. ¿Y por qué se está incrementando la demanda de los bonos
argentinos? Pues por la misma razón que se está incrementando la demanda de moneda argentina. Porque el
superávit presupuestario, el saneamiento del balance del Banco Central, la perspectiva a que pueda
terminar aprobándose una amplia liberalización de la economía argentina, han mejorado enormemente la
solvencia percibida del país y, por tanto, sus activos financieros, ya sea el peso como activo
financiero monetario o ya sea el bono estatal, están empezando a captar capital en grandes
cantidades. Y eso ayuda todavía más a corregir los desequilibrios macroeconómicos del país. No
sólo porque se pueda levantar el cepo cambiario, como ya hemos explicado, sino porque si los tipos
de interés bajan, Argentina será capaz de refinanciarse a tipos cada vez más bajos y,
por tanto, su solvencia se irá incrementando. Se trata de un círculo virtuoso en el que el país
tiene que intentar entrar superávit presupuestario, mayor credibilidad global, aumento de la demanda
de bonos y de moneda, apreciación del peso y reducción del coste de financiación del Estado,
levantamiento del cepo cambiario y refinanciación de la deuda pública a tipos de interés más bajos,
mayor atracción de capitales globales, mayor crecimiento económico, mejores perspectivas
económicas, mayor solvencia percibida, mayor credibilidad, mayor captación de capitales, etc.
Y cuidado, con esto no pretendo señalar que ya estén todos los problemas solucionados,
ni muchísimo menos. Los problemas siguen ahí en gran medida. Sólo se ha conseguido superávit
presupuestario en el mes de enero. Habrá que ver si se mantiene en febrero, en marzo, en abril,
en mayo. La base monetaria y los pasivos financieros del Banco Central hoy por hoy están bajo control,
porque también está bajo control el superávit presupuestario. Pero si éste desapareciera y se
convirtiera en déficit, los pasivos del Banco Central podrían volver a descontrolarse. Y la aprobación
de la ley de bases sigue siendo un escenario hipotético, ni siquiera el escenario central.
Por tanto, claro que durante los próximos meses pueden torcerse mucho las cosas si estos resultados
muy esperanzadores que se han conseguido hasta el momento no se perpetúan. Pero al menos hoy por
hoy, y a tenor de los datos que estamos conociendo, hay que reconocer que Argentina está dando los pasos
en la buena dirección para salir, para escapar del pozo en el que fue forzosamente introducida durante
décadas por el peronismo y por el radicalismo.