This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.
Cuando algunos afirmamos que deberíamos promover el ahorro a largo plazo en España de cara
a la jubilación debido a la pésima situación financiera en la que se encuentra la seguridad
social y, por tanto, debido a los muchos recortes que vendrán y que sufrirán los pensionistas
a lo largo de las próximas décadas, muchas personas se entienden que promover el ahorro
a largo plazo para la jubilación equivale a instar a los ciudadanos o a favorecer que
los ciudadanos contraten más planes de pensiones. Dentro del imaginario colectivo existe una
equiparación muy estricta entre ahorro para la jubilación y plan de pensiones, y se trata
por desgracia de una equiparación totalmente desafortunada. ¿Por qué razón? Pues porque
los planes de pensiones son un producto financiero específico, no es el único vehículo que
existe para canalizar nuestro ahorro de cara a la jubilación, es un producto financiero
particular específico que sí lleva la coletilla de plan de pensiones, pero de la misma forma
que podría llevar súper plan de pensiones y eso no significaría que ese producto es
mejor que otros, y es además un producto financiero, digamoslo así, bastante malo,
es un producto financiero que proporciona, en general, en términos medios, hay excepciones,
en general, en términos medios proporciona una rentabilidad ínfima, entre el año 2014
y el año 2019, los fondos de pensiones apenas proporcionaron una rentabilidad del 2,44%,
por debajo, bastante por debajo de la rentabilidad que durante ese mismo periodo proporcionó
el IVEX, o incluso la deuda pública española, y una rentabilidad que a duras penas llegó
a batir la inflación. Por tanto, que se esté equiparando ahorro previsional a largo plazo
con un instrumento financiero concreto, particular y en general, en términos medios, bastante
malo, es una identificación bastante desafortunada porque lleva a que mucha gente no se plantee
ahorrar para la jubilación a vida cuenta de que piensa que el único vehículo para
hacerlo es un vehículo tan deficiente como son, a día de hoy, los planes de pensiones.
Pero por qué en el imaginario colectivo se equipara ahorro a largo plazo para la jubilación
con plan de pensiones, simplemente porque el producto financiero concreto al que nos
referimos lleva a la coletilla de pensiones, simplemente porque comercialmente, simplemente
porque se comercializa como un producto para las pensiones, pues muy probablemente no sólo
por eso ni principalmente por eso. El mayor motivo a mi entender por el cual se identifica
a ahorro a largo plazo para la jubilación con plan de pensiones es porque dentro del
IRPF existe una reducción, una bonificación específica para que los ciudadanos, para
que los contribuyentes efectúen desembolsos, efectúen aportaciones a planes de pensiones.
Se trata de una desgravación que prácticamente sólo beneficia a este producto financiero
concreto, según la cual los contribuyentes pueden desgravarse hasta 8.000 euros al año
si invierten en estos planes de pensiones y claro, una aportación, una desgravación
de 8.000 euros al año, que reduce la base imponible en esa misma cantidad, significa
que según cual sea el tipo marginal del impuesto estaríamos hablando de una reducción total
de la factura fiscal con hacienda entre 2.500 y 3.000 euros anuales. Por consiguiente de
alguna manera el legislador, al haber aprobado una reforma tributaria según la cual se
bonifica fiscalmente las aportaciones a planes de pensiones, el legislador nos está diciendo
inviertan aquí, este es el producto adecuado para acumular patrimonio de cara a la jubilación,
es tan adecuado este producto que lo voy a promover dentro de la legislación fiscal
española, es decir, que el legislador, el político está señalizando claramente a
los españoles el camino que deben seguir, si usted quiere ahorrar para la jubilación
invierta en un plan de pensiones. Pero como digo, esto es una equiparación totalmente
desafortunada porque se está empujando a la gente a que invierta en un producto financiero
que en general es bastante malo y poco satisfactorio de cara a la jubilación. Insisto, no es que
no haya fondos de pensiones que proporcionen una buena rentabilidad, pero en general la
mayoría de ellos no lo hace. ¿Y por qué no lo hace? Pues porque la mayoría de fondos
de pensiones son fondos de pensiones de gestión activa, es decir, que estamos pagando a un
gestor, supuestamente a un buen gestor, para que esté comprando y vendiendo activos financieros
de cara a proporcionar una rentabilidad al participe. Esto que en principio suena muy
bien porque si estamos pagándole a un señor que sabe mucho sobre el tema para que maneje
nuestro dinero, para que maneje nuestras inversiones, lo normal sería que consiguiera rentabilidades
extraordinarias en la práctica se suele traducir en un fracaso, en la práctica se suele traducir
en un fiasco. No todos los gestores pueden batir al mercado, no todos los gestores pueden
obtener un mejor resultado que la media del mercado. ¿Por qué? Porque la media del mercado
no es más que el resultado de todas las decisiones de inversión de todos los inversores y también
de todos los gestores. Por tanto, no todo el mundo puede hacerlo mejor que la media,
y de hecho la mayoría de gestores lo hacen bastante peor que la media. Muchos de ellos,
de hecho, solo se encargan de intentar replicar el comportamiento de algunos índices y cobrar
por ello cuando ahí no hay valor añadido alguno. Por tanto, estamos pagándole altas
comisiones a un señor para que compre y vende acciones y para que, en muchísimos casos,
lo termine haciendo peor que si simplemente replicaramos directamente el índice o los
principales índices del mercado. De hecho, la alternativa a los fondos de gestión activa
que en general y salvo fondos muy concretos de gente muy especializada que sí tiende
a hacerlo muy bien a largo plazo, y aún así esa gente especializada en algún momento
se puede equivocar y puede hacerlo bastante peor que el mercado. La alternativa a los
fondos de gestión activa son los fondos de gestión pasiva, donde, como digo, únicamente
reproducimos, el fondo únicamente reproduce, la cartera media de alguno de los principales
índices bursátiles, de tal manera que el resultado de nuestra inversión mimetiza el
resultado de los principales índices bursátiles. ¿Cuál es la ventaja de esto? Pues la ventaja
es doble. Por un lado, ya tenemos una cartera que más o menos está compuesta por muy buenas
compañías y bastante diversificada, no hace falta que haya un señor entrando y saliendo,
seleccionando compañías muchas veces sin saber qué está comprando y qué está vendiendo,
y dos, y sobre todo, las comisiones de los fondos de gestión pasiva son muchísimo más
bajas que las comisiones de los fondos de gestión activa, porque no estamos pagándole el sueldo
a ninguna superestrella, supuesta superestrella, para que manejen nuestra cartera de inversiones.
Simplemente estamos mimetizando, simplemente estamos reproduciendo, estamos replicando
la composición de un índice bursátil. Por eso los fondos de gestión pasiva suelen batir,
desde luego en términos promedios, baten clarísimamente a los fondos de gestión activa.
¿Y qué pasa? ¿Que no hay planes de pensiones canalizados a través de un fondo de pensiones
de gestión pasiva? Sí los hay, pero el principal canal para comercializar fondos de pensiones
en España es la banca. Y la banca en España y en cualquier otro país occidental es un
oligopolio. Y como tal, a la banca lo que le interesa es comercializar fondos de pensiones
de gestión activa, porque extrae muchísimas más comisiones que de los fondos de gestión
pasiva. Por tanto, todos aquellos que ofrecen fondos de pensiones de gestión pasiva son
en general bloqueados por nuestras entidades financieras, intentan que esos productos,
que son muy preferibles a los otros, no lleguen al cliente final, no lleguen al inversor
final a través del circuito bancario. Asfixiando, por tanto, las alternativas más baratas,
lo único que queda a disposición de la clientela son alternativas ineficientes y caras como
los principales fondos de pensiones de gestión activa. Ahora bien, uno podría decir, bueno,
que los fondos de pensiones, en concreto de gestión activa, sean un producto financiero
tan malo, al menos sirven para ahorrarnos gran parte de los impuestos que alternativamente
pagaríamos. He mencionado antes que si un contribuyente efectúa una aportación de
8.000 euros a un plan de pensiones y ese contribuyente tributara a un tipo marginal del 45% en España,
se estaría ahorrando de su factura fiscal final 3.600 euros. Por tanto, ahorrarse 3.600
euros al año parece un incentivo bastante potente y una rendija bastante interesante
para optimizar nuestra factura fiscal. ¿Cuál es el problema de esta desgravación a los
planes de pensiones dentro del IRPF? Bueno, pues que en esencia, sí, a corto plazo,
si efectuamos aportaciones, rebajamos nuestra factura fiscal. Pero, cuando llegamos a la
jubilación, cuando alcanzamos la jubilación, y lo que hacemos es recuperar el dinero desembolsado
en el plan de pensiones, ya sea con un rescate de una vez del capital o a través de una
renta periódica en forma de asignación mensual, en cualquiera de ambos casos esa renta extraordinaria,
esa renta adicional que obtenemos, también tributa dentro del IRPF. Y además lo hace
dentro de la base general del IRPF, aunque se trata de una renta del capital, porque
evidentemente un plan de pensiones y la rentabilidad derivada de un plan de pensiones es una renta
del capital, es un rendimiento del capital y debería por consiguiente tributar a tipos
impositivos, a una escala de tipos impositivos mucho más baja, entre el 19 y el 23%. Lo cierto
es que tributa dentro de la base imponible general a tipos marginales de hasta el 45%.
O dicho de otra manera, sí, al principio, durante nuestra vida laboral, nos ahorraamos
impuestos, pero cuando nos jubilamos pagamos más impuestos de los que pagáramos como
consecuencia de haber amasado de haber constituido un plan de pensiones. A largo plazo, por consiguiente,
no hay grandes beneficios fiscales derivados de constituir un plan de pensiones. Los podría
haber, por cierto, si durante nuestra vida laboral tributáramos a un tipo marginal mucho
más alto del que tributamos una vez nos jubilamos. Pero justamente, esta semana, la IRF acaba
de publicar su segundo spending review donde analiza diversos beneficios fiscales y entre
ellos la desgravación del plan de pensiones. Y al analizar la desgravación del plan de
pensiones, lo que descubre es que la inmensa mayoría de contribuyentes, como podemos observar
en el siguiente gráfico, tributan al mismo tipo marginal, en términos medios, a lo largo
de todo su ciclo vital, a lo largo de toda su vida laboral y de su jubilación. Y por
consiguiente, lo que nos ahorramos al principio con los planes de pensiones lo terminamos
pagando una vez nos jubilamos. No es una herramienta en general, la desgravación fiscal para
los planes de pensiones con la que ahorrarnos impuestos, sino como mucho es una herramienta
para diferir el pago de impuestos. De hecho, en este gráfico podemos observar que los
únicos que podrían verse beneficiados fiscalmente por la desgravación a los planes de pensiones
son las rentas más bajas. ¿Por qué? Porque las rentas más bajas sí que tienen durante
su vida laboral un tipo marginal si se enfrentan a un tipo marginal más alto del que pagan
una vez se jubilan. Y por tanto, claro, si pagas impuestos muy altos durante tu vida laboral
te interesa aprovecharte de desgravaciones. Y si luego cuando te jubilas prácticamente
no pagas impuestos, aunque recuperes, aunque rescates el plan de pensiones, tampoco pagarás
esos impuestos, con lo cual no los pagas al principio y tampoco los pagas al final.
¿Qué pasa? Que las rentas más bajas no suelen tener mucho margen financiero para ahorrar,
y por tanto, aunque ellas sí les beneficiaría, teóricamente esta desgravación no pueden
aprovecharse de ella. De hecho, según las estimaciones del AIREF, los contribuyentes
cada año se ahorran por desgravaciones a planes de pensiones 1650 millones de euros.
Sin embargo, esto es una ahorra en términos brutos, cuando computamos no solo lo que dejan
de pagar quienes se benefician por la desgravación del plan de pensiones, sino lo que están pagando
además los que en el pasado se beneficiaron de la desgravación y hoy pagan más impuestos
por estar cobrando el plan de pensiones, el ahorro neto de impuestos al año para el conjunto
de contribuyentes solo asciende a 450 millones de euros. Estos 450 millones de euros sería
el auténtico ahorro fiscal del que se benefician los contribuyentes y que padece la administración.
La administración deja de ingresar solo 450 millones de euros cada año por la desgravación
a los planes de pensiones. Ahora bien, uno podría seguir diciendo algo es algo, 450
millones de euros, no es que sea mucho para el conjunto de los contribuyentes que se
aplican este tipo de desgravación, pero al menos son 450 millones de euros, no es una
subida de impuestos. Pero no, estos 450 millones de euros en realidad no van a parar al bolsillo
de los contribuyentes. De nuevo, según las estimaciones que hace la IRF, esos 450 millones
de euros de ahorro fiscal neto para los contribuyentes son plenamente absorbidos por las altas comisiones
de los planes de pensiones. Es decir, que en última instancia ese ahorro fiscal neto
por año es un subsidio encubierto a la industria financiera y muy en particular a la banca.
La banca es capaz de cobrar más comisiones de las que alternativamente podría cobrar
porque la administración pública ha introducido una desgravación fiscal a los planes de pensiones
solo a los planes de pensiones que son comercializados por la banca. Por tanto, los contribuyentes
pueden pagar más comisiones porque se ahorran esa porción de los impuestos. Es, repito,
un subsidio no a la ahorro a largo plazo de los contribuyentes, sino que es un subsidio
al oligopolio bancario, a la comercialización de un producto financiero concreto por parte
del oligopolio bancario. De hecho, lo que también descubre la IRF es que esta desgravación
a los planes de pensiones no consigue su presunto objetivo, que es promover que es incrementar
el ahorro a largo plazo entre los españoles. La inmensa mayoría de españoles, ni siquiera
las rentas más altas, no agotan el límite de aportaciones a planes de pensiones que
permite la ley tributaria, es decir, no aportan 8.000 euros al año, aunque supuestamente
se podrían ahorrar tanto dinero haciendo esa aportación. ¿Y por qué no lo hacen?
No porque no puedan, desde luego en el caso de las rentas más altas, sino porque saben
que, en última instancia, no les interesa, no les interesa por la baja rentabilidad
de los planes de pensiones, y no les interesa porque la ahorro fiscal no es tan grande,
sobre todo si tenemos en cuenta las altas comisiones que cobra el lobby bancario.
¿Cuál es la solución ante este problema? Bueno, aquí existen dos enfoques, un enfoque
es, nos cargamos esta desgravación, sin más, y que el estado se quede con esos 500
millones, con esos casi 500 millones de euros, que hoy constituye el ahorro fiscal neto que
va a parar al lobby bancario. Esta aproximación, desde mi punto de vista, es un profundo error,
porque España sí necesita promover el ahorro a largo plazo para la jubilación debido
a los enormes problemas financieros a los que se va a enfrentar el sistema de pensiones.
¿Cuál es la alternativa? Pues ampliar la desgravación de los planes de pensiones a cualquier
producto financiero comercializado por quien sea, por quien lo comercialice, que sirva
para amasar ahorro a largo plazo de cara a la jubilación. No se trataría, por tanto,
de mantener una desgravación solo sobre un producto financiero específico que es comercializado
esencialmente por el lobby bancario, sino que de lo que se trataría es de romper el
oligopolio bancario para que cualquier vehículo de ahorro a largo plazo para la jubilación
esté fiscalmente bonificado. Que compro acciones por mi cuenta y me comprometo a mantener ese
capital inmovilizado en esas buenas acciones hasta mi jubilación, pues de ahí obtengo
beneficios fiscales, que invierto en deuda corporativa, de ahí obtengo beneficios fiscales,
que invierto en fondos no comercializados por la banca, de ahí obtengo beneficios fiscales
aunque no sean fondos de pensiones, da igual el nombre es lo de menos, lo importante es
que invirtamos a largo plazo, que amasemos capital, que amasemos un patrimonio de cara
a nuestra jubilación. Si hiciéramos esto, la banca, el lobby bancario, el oligopolio
bancario no tendría ningún poder de negociación para exigirnos altas comisiones en materia
de comercialización de fondos de pensiones. ¿Que la banca nos quiere cobrar una muy
alta comisión por un fondo de pensiones? Pues que nos la quiera cobrar, no tengo ningún
incentivo a contratar un fondo de pensiones con altas comisiones que además proporcionan
una rentabilidad muy baja. ¿No tengo incentivos ni siquiera fiscales? ¿Por qué razón? Pues
porque puedo comprar, puedo adquirir cualquier otro producto de inversión comercializado
o no por la banca, que si lo mantengo hasta mi jubilación también me va a proporcionar
ese mismo ahorro fiscal. Y si la banca pierde poder de negociación, si la banca pierde
poder de mercado, entonces el ahorro fiscal no irá a parar a la banca porque no podrá
subirse a la chepa de altas comisiones, sino que irá a parar al bolsillo de los contribuyentes
incentivando de esa manera sí el ahorro a largo plazo. Por consiguiente necesitamos
reformar este fraude en el que se ha convertido la desgravación a planes de pensiones dentro
del IRPF, pero necesitamos reformularla no para eliminarla, sino para crear otras bonificaciones
fiscales que sí sean eficaces a la hora de incentivar el ahorro a largo plazo de los
españoles y que no terminen redundando en un incremento de la cuenta de resultados de
los bancos. Y para eso tenemos que extender la variedad, la diversidad, la cartera de
productos de inversión a largo plazo que pueden acogerse a esta desgravación, que
no debería ser una desgravación a planes de pensiones, sino que debería ser una desgravación
general al ahorro a largo plazo. Si además de esto no solo añadimos la desgravación
general al ahorro a largo plazo, sino que también eximimos de tributar dentro del IRPF
a las rentas que en la jubilación cobremos por este ahorro a largo plazo, tendremos
un incentivo fiscal potentísimo para compensar y en parte contrarrestar los brutales tijeretazos
a los que se someterá a las pensiones públicas a lo largo de las próximas décadas. Esperemos
que el Estado no nos intente estafar únicamente con el sistema público de pensiones, sino
que tampoco nos intente estafar con este seudo incentivo a un sistema privado de pensiones.
No es tal ese incentivo, es un incentivo para que le entreguemos parte del dinero que debería
permanecer dentro de nuestros bolsillos al lobby bancario.