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¿Pedro Sánchez perdió con claridad su cara a cara electoral con Alberto Núñez Eijo?
¿Cómo están los medios de comunicación pro-gubernamentales tratando de blanquear
estas derrotas impaliativos de su líder político y espiritual?
Veámoslo.
A esta altura resulta o debería resultar bastante evidente que Pedro Sánchez perdió
su cara a cara electoral con Alberto Núñez Eijo y para constatarlo basta con leer los
títulos y los resúmenes de los artículos de opinión que publicó el diario El País
la misma noche del debate, justo después de que terminara este.
La unanimidad de los mensajes dentro de este periódico pro-gubernamental fue muy clamorosa.
Noche nefasta de Sánchez.
Eijo ganó el debate como ganó las primeras elecciones en Galicia.
Incómodo si tiene que explicar por qué.
Pero nada importa más en una campaña que eso, ganar.
Los robots no saben debatir.
Los debates electorales son un duelo al sol, pero al no haber sangre, los medios siempre
pueden salvar al candidato de su cuerda, hasta que no pueden.
Bala de plata perdida.
Esperábamos un Feijó conservador y un Sánchez agresivo y en su lugar hemos visto un candidato
del PP avasallador y un presidente prácticamente desbordado.
Victoria a los puntos.
El debate moverá al máximo un 6% de los votos, que es poco, pero que es mucho pues
la distancia en las encuestas entre Feijó y Sánchez ya se aproxima a solo un punto.
Y por último, Feijó sacó de sus casillas a Sánchez.
La letanía del líder del PP fue una cantidad de datos disparados a la velocidad de la luz
pero sin mover un muscle.
Es decir que todos los articulistas del diario El País coincidieron en lo mismo.
Que Sánchez fue el gran perdedor, el gran derrotado en la noche del debate electoral.
Y llegados a este punto, ¿cómo salvar al soldado Sánchez caído en la batalla del
cara a cara con Feijó?
Pues básicamente siguiendo dos estrategias.
La primera es decir que el debate en general fue una vergüenza, que lo fue, es decir,
el nivel fue bajísimo y que en realidad no hubo ningún ganador ni ningún perdedor,
salvo acaso la totalidad de los españoles que fuimos los que perdimos porque no pudimos
presenciar un debate electoral en condiciones.
Esta ha sido la estrategia, por ejemplo, a la que ha recurrido Ándel Barceló en la
cadena C.
El debate fue una oportunidad perdida, la única oportunidad que teníamos los ciudadanos
de conocer y contrastar las propuestas de cada uno de los candidatos porque no hubo
forma de que nos enteráramos de lo que propone cada uno.
Interrupciones, chascarrillos, déjeme hablar, no me interrumpa, retahíla de datos sin posibilidad
de contrastar ruido y más ruido.
Y todo esto con un Feijó que controló bien los tiempos y las formas y un Pedro Sánchez
que parecía ir siempre a rebufo.
Ni siquiera fue un buen espectáculo televisivo porque hay una regla que rige incluso en los
programas de entretenimiento, no hablen ustedes a la vez porque apagamos la tele.
No busquen hoy ganadores y perdedores del debate entre los dos contendientes porque
los que perdimos fuimos los ciudadanos.
El debate de ayer no cumplió con el objetivo que debe cumplir un debate, no nos enteramos
de nada y ya veremos su capacidad para mover el voto.
¿Se imaginan ustedes que habrían dicho los medios progubernamentales en caso de que
Sánchez hubiese ganado clarísimamente a Feijó o incluso aunque sólo hubiese empatado
Sánchez con Feijó, de tal manera que desde los medios progubernamentales pudiesen haber
destacado o resaltado aquellos momentos del debate que claramente eran más favorables
para Sánchez que a Feijó y por tanto trasladar la imagen de que en realidad no había sido
un empate sino una victoria clara por parte de Pedro Sánchez?
Es muy dudoso pensar que si este mismo debate se hubiese reproducido en idénticos términos,
con el mismo bajísimo nivel del debate real pero con Pedro Sánchez como ganador, estos
mismos medios progubernamentales que ahora están diciendo que no hay ni ganadores ni
perdedores, que no hay que hacer este tipo de análisis tan futbolísticos y que en el
fondo perdimos todos, es muy dudoso pensar que estos mismos medios hubiesen hecho esta
misma reflexión, al contrario habrían dicho que Sánchez se ha mostrado muchísimo más
sorvente que Feijó, que Feijó es un advenedizo a la política, que no tiene ninguna idea
y que el voto seguro, el voto de garantía, el voto riguroso es el voto a Pedro Sánchez,
pero como ahora no pueden decir nada de todo esto porque ni hubo victoria de Sánchez,
ni siquiera empate, sino como hemos visto entre los articulistas del país, sino una
clamorosa victoria de Feijó de cara al espectador, entonces lo que tienen que decir para salvar
al soldado Sánchez es que estos debates no importan o que lo que importaría de estos
debates es que se debata el fondo del asunto, como no se terminó produciendo, pues hay que
enmendar la totalidad del debate, hay que anular el partido y no hay que declarar ni ganadores ni
perdedores. Esta es la primera de las estrategias que se ha seguido para salvar a Pedro Sánchez.
¿Y cuál ha sido la segunda estrategia? Pues acusar a Feijó de mentiroso y a Sánchez de honesto y
riguroso, de tal manera que claro, Pedro Sánchez acudió al debate con la mejor de las intenciones
del mundo, siempre exponiendo la verdad por delante y se encontró enfrente de él a un mentiroso
compulsivo que no paraba de bombardear falacias, argumentos tramposos y datos inventados y claro,
como Pedro Sánchez es el adalit de la verdad, no estaba abregado en el arte de empangarse en
el mismo fango en el que se estaba empangando Feijó y como Pedro Sánchez no sabe navegar en
las procelosas aguas de la mentira, pues el pobrecito se vio acorralado por un Feijó sin
escrúculos a la hora de mentir, de engañar cuanto fuera necesario para machacar en el hígado a Pedro
Sánchez. Claro que a estas alturas de la película se nos intenta pintar a Pedro Sánchez como una
persona honesta, como una persona que siempre va con la verdad por delante, como una persona en
definitiva que solo cambia de opinión pero siempre desde la más absoluta honestidad desde luego suena
a un chiste muy poco creíble entre la población, pero es que si al menos Pedro Sánchez en este
debate electoral en este cara a cara confijó que hubiese intentado reconvertir en un nuevo
personaje, en alguien que únicamente utiliza la verdad para argumentar y para debatir, en alguien
alérgico a utilizar datos inventados o argumentos falaces, pues entonces aún cuando Pedro Sánchez en
términos generales sea un mentiroso, quizá en este debate electoral en concreto se comportó de
manera honorable y esa honorabilidad incluso ingenuidad de Pedro Sánchez no se vio correspondida por
la maldad y la mendacidad de Alberto Núñez de Hijo, pero es que como ya tuvimos ocasión de analizar
en un vídeo anterior, el vídeo en el que comentamos una a una las distintas mentiras que ambos
contendientes soltaron durante el debate, como ya tuvimos ocasión de ver en ese caso, es absolutamente
falso que Pedro Sánchez no mintiera de manera sistemática en ocasiones de manera muy obscena
durante el debate, por tanto que Feijó mintió durante el debate, desde luego mintió durante
el debate, ahora Pedro Sánchez también mintió durante el debate de manera sistemática, de modo
que no cabe convertir el uso de la mentira por parte de Feijó como una ventaja frente a Pedro
Sánchez, porque Pedro Sánchez también utilizó sistemáticamente la carta de la mentira, sería
tan absurdo como decir que Feijó ganó el debate porque Feijó respiraba, claro y Pedro Sánchez
también, porque para los políticos ya sea Feijó o ya sea Pedro Sánchez, mentir es como respirar,
es parte de su esencia, es parte de su actividad diaria, es parte de su modo de engañar a la
población y de conquistar al poder, resulta descabellado de decir que Feijó mentía y que
Pedro Sánchez pobrecito no supo hacer frente a las mentiras de Feijó, en todo caso resultará
que Pedro Sánchez no sabía contrarrestar las mentiras de Feijó con sus propias mentiras,
pero desde luego no cabe atribuir la derrota en el debate de Pedro Sánchez a que no sabía
contrarrestar las mentiras de Feijó con la verdad objetiva que siempre coloca por delante
Pedro Sánchez, de hecho y como suele suceder con Pedro Sánchez estamos avanzando hacia una meta
mentira alrededor del debate, Pedro Sánchez perdió el debate no porque Feijó utilizara la
mentira y él no, sino porque fue menos hábil a la hora de debatir utilizando ambos la mentira,
pero en esa carrera obsesiva por conquistar el poder, es decir, por ganar las elecciones,
ahora es necesario encubrir esta derrota de Pedro Sánchez en el debate con una nueva mentira,
la mentira de que Pedro Sánchez es honesto y de que perdió frente a Feijó porque solo
éste utilizó la mentira, si Pedro Sánchez fuera honesto diría efectivamente perdí el debate porque
esa noche no tuve una buena noche a la hora de contrarrestar los argumentos, algunos palaces,
otros correctos de Alberto Núñez, Feijó ni él es tan tonto como lo intenté pintar ni yo soy
tan listo como me intentaba dibujar, pero como eso no lo puede decir Pedro Sánchez y tampoco lo
podría decir si se invirtiera en posiciones Alberto Núñez y Feijó, pues es necesario mantener el
relato, la narrativa de que Pedro Sánchez es un político brillante y que tiene una oratoria
superior y de que es capaz de anular a cualquier adversario menor, como es el caso de Feijó,
es necesario mantener esa narrativa como, pues como decía envolviendo la interpretación de todo
el debate con una nueva mentira, con un nuevo engaño contra la población y es ahí donde descubrimos
de nuevo cuál es la esencia de la política, la esencia de la política es mentir continuadamente,
encadenar una mentira con otra, encubrir una mentira con otra todavía mayor, crear una
burbuja masiva de embustes dentro de la que encerrar a los votantes para que los votantes
sólo se alimenten de esa narrativa completamente distorsionada y tergiversada y te terminen
entregando su voto, no se trata de iluminar el entendimiento de las personas sino de oscurecerlo,
de fanatizar a los ciudadanos y de alejarlos del menor atismo de objetividad, porque lo único que
te importa de esos ciudadanos, repito una vez más, es que te entreguen su voto, no que esos ciudadanos
estén cultivados, sean sabios, tengan un criterio imparcial a través del cual evaluar las políticas
públicas, nada de todo eso, lo que quieres es su voto y si consigues su voto engañándoles, que es
la forma más sencilla de hacerlo, pues todo lo demás te importa muy poco y por eso, aunque en
las próximas elecciones termine cayendo Pedro Sánchez, que está a por ver, no esperemos que
quien reemplace a Pedro Sánchez sea un político honesto e íntegro, eso no sucederá, a un político
mentiroso lo sustituye un político aún más mentiroso, quien gana las elecciones no es el
político honesto, sino el político que sabe usar con mayor habilidad la mentira frente a su rival
igualmente mentido, no es una victoria de la luz frente a la oscuridad, sino de una oscuridad
frente a otra oscuridad y por eso el precio de la libertad es la vigilancia perpetua, también
contra las mentiras continuadas de nuestra clase goberna.