This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.
La semana pasada, Estados Unidos y China anunciaron que habían llegado a un acuerdo comercial
que ponía fin a las hostilidades proteccionistas entre ambos bloques económicos.
Algunos han querido ver en este acuerdo comercial una nueva ronda de liberalización del comercio
internacional al calor, ya digo, de este entendimiento entre China y Estados Unidos.
En realidad, sin embargo, una vez descendemos a la letra pequeña del acuerdo, nos daremos
cuenta de que en todo caso se trata más bien de una tregua comercial, no de un acuerdo comercial
que revierta las subidas arancelarias de los últimos años y mucho menos que nos coloque en una
situación mejor, más libre, más liberalizada que aquella que se producía, que aquella en la que
estábamos antes del inicio de estas hostilidades comerciales. Repasemos brevemente si no el itinerario
de ataques y de contraataques que ambas potencias económicas se han ido dirigiendo durante el último
año y medio. En concreto, el 6 de julio del año 2018, Estados Unidos impuso un arancel del 25%
sobre importaciones chinas por valor de 34.000 millones de dólares y, acto seguido, China hizo
lo propio, colocó el mismo arancel sobre la misma cantidad, sobre el mismo volumen de importaciones
estadounidenses. El 23 de agosto de 2018, ambas economías añadieron un arancel también del 25%
sobre 16.000 millones de dólares en importaciones, con lo cual en apenas dos meses cada una de estas
economías había impuesto a la otra aranceles sobre sus importaciones por valor de 50.000 millones
de dólares. Pero el enfrentamiento no terminó aquí. El 27 de septiembre, Estados Unidos
añadió un arancel adicional del 10% sobre importaciones chinas por valor de 200.000 millones
de dólares y China contestó, replicó con un arancel también del 10% sobre importaciones estadounidenses
por valor de 60.000 millones de dólares. Hasta aquí digamos que ambas potencias pararon
en sus ataques, en sus ofensivas, porque parecía que el acuerdo comercial podía estar cerca,
pero a lo largo de 2019 se vio que las posturas estaban muy enfrentadas, que estaban muy distantes
y por tanto Trump decidió redoblar la apuesta. El 10 de mayo de 2019, Trump incrementó hasta el 25%
los aranceles que el 27 de septiembre de 2018 había colocado, aranceles del 10%, había colocado
sobre importaciones chinas por valor de 200.000 millones de dólares. Por tanto, el 10 de mayo
de 2019, Estados Unidos había incrementado los aranceles hasta el 25% a 250.000 millones
de dólares en importaciones chinas. En este caso China reaccionó algo más tarde, el 1 de junio elevó
también hasta el 25%, los aranceles que había colocado sobre importaciones estadounidenses por valor
de 60.000 millones de dólares. A su vez el 1 de septiembre de 2019 Trump estableció nuevos
aranceles del 15% sobre otras importaciones chinas por valor de 112.000 millones de dólares
y China nuevamente contestó estableciendo aranceles de entre el 5 y el 10% sobre importaciones
estadounidenses por valor de 75.000 millones de dólares. No sólo esto, sino que Trump amenazó,
si no se llegaba a un preacuerdo comercial, con establecer nuevos aranceles también del 15%
sobre importaciones chinas por valor de 156.000 millones de euros, que ya eran las últimas
importaciones chinas que estaban exentas de haber sido grabadas con una penalización arancelaria
bajo el mandato de Trump. Y a su vez China también amenazaba con que si el 15 de diciembre Trump
elevaba los aranceles, ellos a su vez elevarían los aranceles que habían colocado el 1 de septiembre
entre el 5 y el 10% a bienes estadounidenses por valor de 75.000 millones de euros, los elevarían
pues al 15 o al 20%. Es decir, estábamos hablando de que el 15 de diciembre sin un acuerdo comercial
se habría encarnizado mucho más la guerra comercial entre Estados Unidos y China, o por ponerlo
con cifras más fácilmente comprensibles. Desde que Trump empezó con la guerra comercial
el arancel medio sobre importaciones chinas en Estados Unidos se incrementó desde el 3,1%
al 21%. Y si los aranceles del 15 de diciembre hubiesen entrado en vigor, el arancel medio
se habría incrementado al 23,8%. Por el lado de China, además, y como reacción a los aranceles
estadounidenses, el arancel medio chino sobre importaciones estadounidenses se elevó desde el 8%
antes de la guerra comercial al 21,8% antes del 15 de diciembre. Y si el 15 de diciembre
China a su vez hubiese elevado los aranceles como réplica al incremento arancelario de Estados Unidos
su arancel medio se habría disparado hasta el 25,9%. Afortunadamente, este último episodio
de guerra arancelaria no sucedió porque, como decíamos la semana pasada, Estados Unidos y China
alcanzaron un acuerdo comercial que consistía básicamente en que los aranceles previstos
para el 15 de diciembre no iban a entrar en vigor y que, además, Estados Unidos rebajaba
del 15% al 7,5%. Los aranceles que había impuesto el 1 de septiembre sobre importaciones chinas
por valor de 112.000 millones de dólares. De esta manera, el arancel medio de Estados Unidos sobre China
se reducirá hasta el 19,3% mientras que el arancel medio de China contra Estados Unidos
se mantendrá en el 21,8%. Por consiguiente, sí es una buena noticia que tengamos una tregua
arancelaria o un primer acuerdo comercial entre Estados Unidos y China que ha evitado que los aranceles
de Estados Unidos contra China, en lugar de ser del 23,8%, se rebajen al 19,3%
y que también los aranceles de China no se incrementen desde el 21,8% al 25,8%.
Pero, aun así, fijémonos que estamos todavía muy lejos de haber regresado al estatus quo
previo a la guerra comercial. Recordemos, antes de la guerra comercial, el arancel medio de Estados Unidos
contra China era el 3,1%. Hoy, después de este primer acuerdo comercial, es del 19,3%.
El de China era del 8%, hoy, tras el acuerdo comercial, es del 21,8%. Estamos todavía muy lejos
de haber regresado, como digo, al estatus quo, previo a la guerra comercial. En concreto, los aranceles de Estados Unidos
más que se estuplican los previos a la guerra comercial y los de China prácticamente triplican los previos
a la guerra comercial. Esto nos significa, desde luego, que vayamos a quedarnos aquí.
Tanto China como Estados Unidos han anunciado que, después de alcanzar esta primera fase
del acuerdo comercial, van a seguir negociando para una segunda fase mucho más ambiciosa,
que, previsiblemente o al menos idealmente para Trump, debería concluir antes de las elecciones presidenciales
del próximo mes de noviembre y, por tanto, deberían impulsar las opciones de reelección del republicano.
Sin embargo, aún cuando terminemos asistiendo a un acuerdo comercial entre China y Estados Unidos
que rebaje el arancel medio a los niveles previos a la guerra comercial o incluso a niveles inferiores
a los vigentes antes de la guerra comercial, planteémonos si todo este viaje habrá valido la pena.
Es decir, imaginemos que conseguimos reducir el arancel medio de Estados Unidos frente a China
del 3 al 2% y el de China frente a Estados Unidos del 8 al 5%.
Pero esto, que sería una mejora, sin duda, lo ideal sería que los aranceles fueran del 0%,
pero bueno, la rebaja ya sería en sí una mejora, lo habríamos logrado a costa de haber tenido durante dos años
o más de dos años aranceles cercanos o incluso superiores al 20% entre ambos bloques.
Toda la pérdida económica, todo el perjuicio económico que se ha generado en ambas economías,
tanto en Estados Unidos como en China, no se va a recuperar.
Y es dudoso que se pueda siquiera compensar con una leve, porque sólo será en todo caso leve,
rebaja arancelaria entre ambos bloques económicos una vez concluye, si es que concluye, la fase 2 de las negociaciones.
Bienvenidas a la tregua, pero todavía nos queda mucho para haber liberalizado los lujos comerciales entre Estados Unidos y China
a través de una guerra comercial que de momento sólo ha vuelto el mundo menos globalizado
y menos libre en materia de intercambios internacionales.
Música
Música
Música
Música
Música
Música