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La Substitución
Bienvenidos a la conferencia de los errores del quinesanismo, que nos va a presentar Juan
Ramon Rayo. En primer lugar, queremos agradecer desde la Asociación de Estudios for Liberty
a la Facultad de Economía y Empresa de la UB por cedernos el espacio, a la de Gana
Elizenda Palusi por permitirnos llevar a cabo la conferencia y, evidentemente, al profesor
Juan Ramon Rayo por aceptar venir y darnos la charla hoy.
Bien, Estudios for Liberty somos una asociación de estudiantes liberales. Comenzamos a finales
de 2013 a formar asociación y ya tenemos estudiantes de varias universidades de Barcelona,
como por ejemplo la Autónoma de Barcelona, la UB, la Pompeu Fabra o la Politécnica de
Cataluña. Formamos parte de una red de asociaciones liberales de estudiantes, que es Estudios
for Liberty, que tuvo su origen en Estados Unidos el año 2008 y que ya está presente
en los cinco continentes del mundo. Nuestro objetivo tanto de la Asociación de Barcelona
como de las red de asociaciones es difundir las ideas liberales, tanto clásicas como contemporáneas
y desde una versiente social y económica. Para ello, vamos a llevar a cabo varios actos
como este, como otros debates, conferencias, seminarios, para denunciar las constantes
políticas, económicas y sociales libertas que se están llevando a cabo y además promoveremos
un programa de investigación dirigido a ofrecer a la ciudadanía soluciones a la actual situación
socioeconómica, que como sabemos es bastante difícil. Para estar al día sobre toda la
información de nuestra asociación, podéis consultar el Facebook que aparece el proyecto,
el Twitter, SFLEBarcelona y la página web que todavía está en construcción, pero
a la que ya se puede acceder. Si necesitáis saber algo más, consultarnos cualquier cosa,
podéis escribirnos a infoarroba sflebarcelona.org. Por otro lado, hagamos una presentación
sobre Keynes, aunque estoy segura de que la mayoría de vosotros se conocéis. Fue autor
del Tratado de Teoría General de la Acupación en el Interés del Dinero, cuyas ideas determinaron
la política económica de gran parte del Occidente, después de la Segunda Agrar Mundial, y que
siguen actualmente llevándose a cabo. Por ejemplo, la política monetaria del Quantitative
Easing de la Reserva Federal, o las declaraciones de Mario Draghi cuando dice que haría todo
lo posible por asegurar una solvencia de la zona euro, que, como sabemos, es inestable
gracias al gasto resorbitado de las administraciones públicas que hagan el contribuyente y que
nada tiene que ver con el libre mercado a diferencia de lo que nos quieren hacer creer.
Finalmente, os presentaremos a Juan Roman Rayo, porque nos hemos querido poner en duda las
teorías del quinesianismo y hemos creído que el profesor Juan Roman Rayo era el más
indicado para hacerlo, porque es autor de los errores de la viaja economía, donde refuta
magistralmente la teoría quinesiana, y lo hace desde un punto de vista de la escuela
austríaca, a la que pertenecen varios autores como Carl Manger, Eugen Bonbauer, Ludwig Bonmises,
Friedrich Hayek o Murray Rothbard. Juan Roman Rayo es licenciado en economía y derecho
por la Universidad de Valencia, también máster en economía de la escuela austríaca por
la Universidad de Juan Carlos de Madrid, y actualmente es profesor en el Centro de Estudios
OMA, el Centro de Estudios de Sead, y ha recibido el premio Julián Marías 2011 a la
Traditoria científica de Ciencias Sociales para menos de 40 años. Es también analista
económico en radio y director de instituto Juan de Mariana. Ha publicado también varios
libros, como por ejemplo una crisis y cinco errores, crónicas de la gran recesión, el
liberalismo en especado, un modelo realmente liberal, una alternativa liberal para seguir
de la crisis, y una revolución liberal para España, del que hará la presentación esta
tarde en Illa diagonal, en el FNAC, por si queréis asistir. Finalmente, gracias a todos
por asistir, esperemos que sea de gusto interés y sin más cedo la palabra al profesor Juan
Montrario. El propósito, como muy bien nos han comentado,
pasa por refutar los errores del quinesianismo, los errores de la teoría quinesiana. El quinesianismo
ha terminado siendo la doctrina económica mayoritaria prácticamente en todo el mundo
y en la mayoría de carreras y facultades universitarias, y aunque más o menos se ha
llegado una especie, lo que se llama la síntesis neoclásica, donde ya digo las raíces son
fundamentalmente quinesianas, a Keynes no se le conoce todo lo bien que se le debería
conocer y sus errores tampoco se conocen todo lo bien que se debería conocer, y ese es
un poco el propósito de esta charla. Lo primero es ubicar a Keynes, y más en concreto,
que es de lo que voy a hablar, ubicar la teoría general, porque Keynes escribe durante varias
décadas y no todos sus escritos son consistentes entre sí, lo cual no es algo necesariamente
negativo porque al fin y al cabo un autor va evolucionando y va cambiando de ideas y
va rectificando sus errores previos, etcétera. Por tanto, me voy a centrar en la última
obra de Keynes, que es la teoría general de la ocupación, el interés del dinero,
que además es la obra que ha tenido más repercusión, más relevancia y por la que
recordamos a Keynes. Bien, entonces, esta obra hay que tener en cuenta que se escribe
en el año 36. El año 36 es un contexto de depresión, se publica en el año 36 y, por
tanto, se escribe a lo largo de los años 30, y los años 30 son un periodo de depresión
deflacionaria, de crisis económica gigantesca, crisis económica donde aparentemente no hay
gasto y, por tanto, donde aparentemente hay una capacidad productiva ociosa enorme, y
eso es lo que le lleva a Keynes a reflexionar sobre el contexto en el que vivía, y el
contexto en el que vivía, insisto, y esto es importante, es un contexto donde se observa
poco gasto, donde la gente ni consume ni invierte, y donde, además, hay mucho desempleo, mucho
desempleo, muchas fábricas abandonadas y no utilizadas para producir. Por tanto, en
apariencia, lo que el diagnóstico es que no se gasta lo suficiente para poner en funcionamiento
todo el equipo productivo. Esa es la situación de los años 30, sobre todo de la primera
mitad, bueno, en general, durante toda la década de los 30. Keynes luego da un saltológico
que ya es más discutible y es en el que va a ser su obra, y es pensar que esa situación
de los años 30 es una situación persistente propia del sistema capitalista. Como ahora
veremos, él opinaba que el capitalismo necesariamente de genera ya a largo plazo y de manera permanente
en una insuficiencia de gasto agregado y que, como no hay suficiente gasto agregado, no
se podrán poner en funcionamiento ni se podrán ocupar a todos los factores productivos. Por
tanto, como ahora veremos, Keynes propondrá mecanismos para, de alguna manera, relanzar
el gasto, para, de alguna manera, conseguir que esas economías capitalistas modernas y
ricas gasten el suficiente dinero, el suficiente capital, en conseguir ocupar a todos los factores
productivos. Es decir, que la demanda sea capaz de seguir con la oferta.
Entonces, ese es el contexto temporal, si lo queréis, del pensamiento Keynes sea, ¿no?
Pero no es el contexto teórico, el contexto teórico o la base teórica de todo el pensamiento
Keynesiano, o al menos el pensamiento Keynesiano expuesto en la teoría general, es una crítica
y una presunta refutación de lo que hasta entonces se conocía como la ley de SEI.
La ley de SEI, ahora veremos exactamente lo que dice, pero Keynes la interpreta de una
manera que hace parecer a SEI directamente tonto. Básicamente, lo que dice Keynes es,
desde los tiempos de SEI y de Ricardo, los economistas clásicos nos han enseñado que
la oferta genera su propia demanda. Es decir, que todos los costes de producción
terminan siendo gastados en comprar directamente o indirectamente el producto que han contribuido,
los bienes que han contribuido a producir. Hoy la ley de SEI, si se pregunta a cualquier
economista, mediamente formado, incluso, ¿qué es la ley de SEI? Directamente nos diría
que la ley de SEI es que la oferta genera su propia demanda, o que la oferta crea su
propia demanda. Y esto claro, esto parece un absurdo, parece una tontería, ¿cómo la
oferta va a generar su propia demanda? ¿Qué pasa? Que si yo me pongo a vender cualquier
cosa, automáticamente me la compran, aunque sea una producción disparatada, aunque sean
viviendas en sesena, aunque sea cualquier estupidez, me la va a comprar alguien. Todo
lo que se produzca va a terminar teniendo salida. Esto es lo que claramente Keynes está poniendo
en boca de SEI. Pero claro, si no se va a lo que dijo SEI, al texto de SEI, que por cierto
Keynes no cita en su obra, lo cual habría sido bastante de agradecer para clarificar
qué pensaba realmente. SEI, lo que dice SEI, lo leo y luego lo explico porque el lenguaje
del siglo XIX tampoco es lo más claro del mundo dice SEI. El hombre que dedica su trabajo
a crear objetos valiosos que proporcionen utilidad de algún tipo, es decir, el hombre
que se dedica a producir cosas para venderlas en el mercado, no puede esperar que ese valor
sea apreciado y pagado por otras personas, a menos que esas otras personas cuenten con
los medios para adquirirlos. Es decir, que si yo vendo algo en el mercado no puede esperar
que me lo compren, si el comprador no tiene algo con que pagarlo. Si yo vendo y nadie
me puede comprar porque nadie tiene poder adquisitivo para comprar, pues no me lo voy a comprar.
Está ahí todo bastante lógico. Pero la clave es lo que sigue ahora, se pregunta
SEI. ¿Pero en qué consiste en esos medios? ¿En qué consiste ese poder adquisitivo para
comprar mercancías? Dice, en otros productos valiosos, como son los frutos de la industria,
del capital y de la tierra. Lo que nos lleva a una conclusión que puede resultar paradójica
y es que la producción es la que posibilita la demanda de otros productos. Es decir, mi
poder adquisitivo, ¿en qué consiste? En mercancías que yo he producido. Ahora mismo se dice,
la gente no consume. ¿Por qué no consume? Pues porque está en el paro. Es un motivo
que podemos ausir de por qué no consume. ¿Y por qué está en el paro? ¿Está en el
paro? Significa que no está produciendo. No está generando valor para los consumidores
o para otros agentes económicos. Y si no está produciendo, significa que no está demandando
porque no ha producido. Si hubiese producido tendría rentas, tendría poder adquisitivo
con el que comprar otras mercancías. Por tanto, cuando decimos que el problema es de demanda
en el fondo, también estamos diciendo que el problema es de oferta. ¿Por qué? Porque
para demandar, previamente, tengo que ofrecer. Existe una alternativa, si os fijáis, que
eso quizás lo que sé y no termino de considerar, aunque no está claro. Y es que yo demande
no en función de lo que ya he producido, sino en función de lo que voy a producir
en el futuro. Eso sería el endeudamiento. Yo gasto hoy y pago mañana. ¿Pero con qué
pago mañana? Con mi producción futura. En todo caso, lo que sí es cierto y solo puede
ser así es que mi gasto actual está limitado o por mi producción pasada o por mi producción
futura. Gastar sin producir es robar. Yo me quedo con tu producción y no te doy nada
a cambio. Por tanto, por necesidad, la demanda viene limitada por la oferta. Eso es lo que
decía a seis, simplemente. Que si queremos gastar, tenemos que producir. Que no podemos
gastar sin producir. Seis no decía de todas formas que toda producción, como le atribuye
Keynes, vaya a encontrar inmediatamente salida en el mercado. No dice que toda producción
necesariamente se vaya a vender. Dice, el exceso de una mercancía concreta se produce
o se da cuando su oferta excede su demanda total por alguno de estos dos motivos. Es
decir, él contemplaba que en mercancías particulares podía haber un exceso de producción con
respecto a la demanda de esa mercancía. ¿Cuáles serán esos dos motivos? ¿O porque se ha
fabricado de manera excesiva? ¿O porque la producción de las mercancías se ha quedado
corta? Y yo añadiría, una mercancía se produce de manera excesiva cuando la producción de
otras mercancías se queda corta. Este es un punto importante que nos remita al concepto
en economía de coste de oportunidad. Si yo he producido más de algo, es porque he
producido insuficientemente de otras cosas. He destinado demasiados recursos a producir
un biena y demasiados pocos recursos a producir un bien ve. Por tanto, cuando tenemos un exceso
de producción sectorial, en realidad lo que tenemos es un defecto de producción sectorial
en otras partes de la economía. Y justamente el error de inversión ha estado en destinar
demasiados factores a producir un bien y demasiados pocos a producir otro bien. Ese bien,
por cierto, puede ser el ocio, puede ser el tiempo libre, puede ser simplemente dedicarnos
a aumentar la productividad para estabilizando nuestra producción, disfrutar de más tiempo
libre. Por tanto, ya de entrada, fijaos que la doctrina Keynes mal interpreta, no sé si
deliberada o no deliberadamente, a 6. 6 simplemente está diciendo, a largo plazo oferte demanda
han de ser iguales. ¿Por qué? Porque uno no puede consumir sin producir, no puede gastar
sin producir. Y además a largo plazo toda producción se termina gastando. ¿Por qué?
Porque sí, puede haber errores sectoriales de producción. Un empresario puede producir
demasiado de un bien, pero a través del mecanismo de mercado, ¿qué pasa si un empresario produce
demasiado de un bien? Que quiebra, porque no vende ese bien, tiene pérdidas y se readapta,
se aparece. ¿Qué pasa si además otro empresario de producido demasiado poco de otro bien,
que tendrá beneficios extraordinarios, subirán los precios de ese bien, porque habrá más
demanda que oferta de ese bien? ¿Y qué pasa si suben los precios de beneficios extraordinarios,
que se empezará a invertir en producir más de ese bien? ¿Y de dónde saldrán los actores
productivos para producir más de ese bien que se infra-producido del empresario que
ha quebrado por haber producido demasiado de otro bien?
Por tanto, el proceso de mercado lleva, no digo que perfectamente, no digo que sin problemas,
no digo que sin dificultades de coordinación, digo que hay una tendencia empresarial a
corregir los excesos de producción y a trasvasar los factores que están dedicados a excesos
de producción a corregir los defectos de producción de otras mercancías.
Y en ese caso, claro, si hay esa tendencia, oferta y demanda a largo plazo si tienden
a coincidir. Por tanto, insisto, Keynes malinterpreta deliberadamente a Sey porque todo el programa
Keynesiano, ahora lo vamos a ver, se basa en separar radicalmente producción y gasto.
Keynes parte de la base de que la producción está dada y de que la manera de ocupar a
todos los factores productivos es maximizando el gasto dentro de esa producción dada. Si
el gasto en esa producción dada es demasiado escaso habrá factores que se quedarán desempleados.
Si el gasto para una producción dada es muy alto, todos los factores podrán encontrar
ocupación. Y si fuera muy, muy, muy alto, según Keynes habría inflación y habría
que enfriar ese exceso de gasto, etcétera. Pero fijaos que la hipótesis de partida de
que la producción está dada, de que la producción no se readapta, de que la producción no tiende
a ajustarse a las necesidades de la demanda, es una hipótesis tramposa que ya desde el
principio vicia todas las conclusiones Keynesianas. Pero bueno, como tenemos que obviamente terminar
de ver el pensamiento Keynesiano, no voy a hacer una enmienda a la totalidad del pensamiento
Keynesiano por este edificio de partida, pero sed conscientes de que existe ese edificio
de partida derivado de no haber querido entender a seis, de haber malinterpretado deliberadamente
a seis. Bueno, deliberadamente, eso ya es más decidible juzgar, aunque hay razones para
pensar que fuese liberadamente. Bien, entonces, para el desarrollo del marco teórico Keynesiano,
la clave es estudiar el gasto, el gasto como algo absolutamente separado de la producción.
El gasto es un elemento autónomo que se determina por ahí, no se sabe muy bien cómo, ahora
vamos a ver cómo, pero que no está ligado a la producción. Bien, entonces, ¿cuáles
son los dos componentes del gasto, del gasto privado o menos? Básicamente, es consumo
e inversión. Podemos gastar en consumir o podemos gastar en invertir, y eso es lo que
estudia Keynes. El consumo agregado, es decir, ¿qué va a pasar con el consumo agregado
y qué va a pasar con la inversión agregada o qué es previsible y qué pasa? Tenerte
en cuenta que, claro, su propósito cuál es, su propósito es mostrar que el gasto agregado
será insuficiente para dar ocupación a todos los factores productivos. Por tanto, si quiere
demostrar que el gasto agregado va a ser insuficiente para dar ocupación a todos los factores productivos
tendrá que explicar por qué, o bien el consumo agregado, o bien la inversión agregada, o
ambos van a ser demasiado bajos con respecto al nivel que garantiza la ocupación total.
Empecemos con el consumo agregado. Según Keynes, el consumo, entre consumo e inversión,
consumo es el elemento más estable de la economía. Él elabora lo que llama la ley
psicológica fundamental, que básicamente lo que viene a decir es que cuando aumenta
la renta, el consumo también aumenta, pero en una proporción ligeramente inferior. Es
lo que se llama propensión marginal a consumir de creciente. Es decir, que si ingresamos
100 más, si nuestra renta aumenta en 100, nuestro consumo aumenta en 90. Y si ingresamos
100 más, nuestro consumo aumenta en 89. Y si ingresamos 100 más, en 88. Pueden ser
distintos ritmos, pero la idea es esta. Es decir, que conforme vamos aumentando nuestra
renta, cuanto más ricos nos volvemos, vamos consumiendo un porcentaje marginalmente de
creciente de esa renta. En contrapartida, y eso es lo que considera que puede ser un
elemento estabilizador, cuanto más nos empobrecemos, dice Keynes, consumimos un porcentaje relativamente
mayor de nuestra renta. Y por eso Keynes considera que el consumo es el estabilizador último,
que una economía si se empobrece mucho, al final terminará consumiendo el 100% de su
renta y entonces todo el mundo estará empleado, aunque a un nivel de riqueza o a un nivel de
renta muy inferior. Entonces, tenerte en cuenta que Keynes, insisto, considera que el consumo
agregado es el elemento más estable. El gran problema, como luego veremos, para Keynes
no es el consumo, o no es directamente el consumo, sino que es la inversión. La inversión
es lo que considera que es más fluctuante, más caótico, más imprevisible, etcétera.
Por eso, cuando muchos dicen que Keynes es subconsumista, es decir, que Keynes considera
que el problema básico es que no se consume lo suficiente, etcétera, eso es una mala
interpretación de Keynes. Keynes es verdad que tiene cierta relación con el movimiento
subconsumista, con la idea de que las sociedades entran en crisis porque no se consume lo suficiente,
pero Keynes no es subconsumista. Keynes cree que las sociedades entran en crisis porque
no se invierte lo suficiente, no porque no se consume lo suficiente.
Pero fijaos, si vamos consumiendo un porcentaje cada vez más pequeño de nuestra renta, eso
es lo que dice Keynes, conforme aumenta la renta, vamos consumiendo un porcentaje cada
vez más pequeño. ¿Qué tendrá que pasar con la inversión para que el gasto total
no se reduzca? Imagina, consumimos el 90% de la renta. Cuando aumenta la renta, consumimos
el 89% de la nueva renta incrementada. Cuando vuelvo a aumentar consumimos el 88%. Por
tanto, para que el gasto total no se reduzca, ¿qué tiene que pasar con la inversión?
Que aumente del 10 al 11, que aumente del 11 al 12, del 12 al 13, etcétera. Es decir,
cuanto más rica es una sociedad, dice Keynes, el porcentaje de la renta, el gasto en inversión,
el porcentaje de la renta que destina la inversión, el gasto en inversión, tiene que ir aumentando
para compensar la merma que se va experimentando en términos relativos en el consumo agregado.
Y claro, lo que teme Keynes es que la inversión privada, que como ahora veremos se mueve
por expectativas muy cambiantes, etcétera, no sea capaz de seguirle el ritmo a la reducción
del consumo agregado. Y claro, si el consumo se reduce relativamente y la inversión no
aumenta, ese nivel de renta no será sostenible, porque será un nivel de renta que no tendrá
gasto detrás que lo respaldo. Pero antes de salir o abandonar el estudio del consumo
agregado, sí quiero hacer una reflexión adicional sobre otra idea quinesiana que sobrevuela
su teoría del consumo y que es básica y que además se ha extendido mucho, que es
la idea del multiplicador. Además, es una idea también bastante engañosa. Keynes lo
que intenta demostrar en materia de consumo es que una sociedad puede aumentar su inversión
sin necesidad de aumentar su ahorro. Por lógica, si vosotros queréis invertir más,
¿qué tenéis que hacer? Ahorrar más. En agregado no conozco ninguna manera en que
una sociedad invierta más, sino ahorra más. Yo puedo invertir más como reduciendo mi
consumo, tengo un mayor porcentaje de renta en forma de ahorro y ese mayor porcentaje
de renta lo puedo invertir en comparación, en montar una empresa, etcétera. Otra posible
ideal cuál es que si hay otra persona que ahorra y esa persona no quiere invertir, pero
yo sí, yo le puedo pedir prestado ese ahorro para invertirlo yo, pero en todo caso alguien
tiene que ahorrar. Si lo queréis ver en términos de Robinson Crusoe o aunque sea de una economía
en agregado, si vosotros os planificáis una inversión a un año, una inversión que no
va a dar sus frutos, sus bienes de consumo disponibles para ser consumidos hasta dentro
de un año, ¿cuánto tiempo tenéis que estar dispuestos a esperar a no consumir? Esperar
a no consumir es ahorrar, es diferir, retrasar, posponer mi consumo. Evidentemente un año.
Si hasta dentro de un año no voy a tener los bienes de consumo, tengo que estar dispuesto
a esperar un año. Si estoy dispuesto a esperar un mes como máximo no puedo emprender inversiones
de un año. Pero Keynes intenta demostrar que una sociedad puede invertir sin ahorrar porque
si empezamos invirtiendo, dice Keynes, nuestra renta se multiplicará y al multiplicarse un
porcentaje de esa renta será ahorrado y ese porcentaje de esa nueva renta servirá para
financiar el aumento de la inversión. Si invertimos vamos a generar de la nada una gran
cantidad de riqueza y ahorrando una parte de esa cantidad de riqueza generada ex nobo,
generada de la nada conseguiremos financiar la inversión inicial. Y esto es lo que intenta
probar con el multiplicador. Lo que pasa es que el multiplicador ahora vais a ver que es
algo bastante tramposo. Imagina que la provención marginal a consumir es del 90% de la renta,
la renta margina, es decir, que se aumenta la renta en mil, yo consumo 900. Entonces,
por definición, la renta, el incremento de renta es 10 veces superior a la inversión.
Si yo digo la renta o se consume o se invierte. Si consumo el 90%, estoy diciendo que invierto
el 10%. Por tanto, si invierto el 10%, ¿cuánto invierto? 100. ¿Cuál es la renta? Mil. Por
tanto, por definición, la renta es 10 veces la inversión. Si estoy asumiendo, insisto,
una provención marginal a consumir del 90%. Pues, Keynes le da la vuelta a esto porque
esto no tiene ningún misterio, es una relación funcional básica. Si mi renta aumenta en
mil y consumo el 90%, por definición mi renta es 10 veces superior a la inversión. Keynes
le da la vuelta a esto y dice, si aumentamos la inversión en 100, la renta se multiplica
por 10. De inicio es un saltológico porque lo que habíamos dicho simplemente es que
si yo gasto el 90%, es decir, invierto el 10% por definición, estoy invirtiendo 10 veces
menos de mi renta. Es decir, mi renta es 10 veces superior a la inversión. Pero de ahí
a decir que si yo invierto 100, automáticamente la renta se multiplica por 10, ya hay un saltológico
muy grande. Y eso es el multiplicador Keynesian. La inversa de la provención marginal a consumir
es el multiplicador. Si yo invierto 100, la renta se multiplica, es decir, la producción,
la riqueza se multiplica por 10. Por tanto, invirtiendo 100, ya tengo mil de nueva renta.
Y como mi provención marginal a consumir es el 90, ¿cuál es mi renta no consumida?
El 10. Y mi renta no consumida a qué equivale? A la oro. Por tanto, claro, invirtiendo 100,
genero mil de renta de la cual he dicho que consumo el 90 y me quedan 100. Y esas 100
permite financiar las 100 de inversión inicial. Es el razonamiento Keynesian, que es un razonamiento
que, como podéis ver, matemáticamente puede quedar muy elegante, pero a la hora de la verdad
es bastante trampos. Primero, por varios motivos, o por un motivo esencial que tiene dos causas.
El motivo esencial es que asume que toda multiplicación del gasto, porque sí que es verdad que si
tú gastas 100 y ese otro gasta 90 y el otro gasta 81 y el otro gasta 72, etcétera, si
yo le compro algo por 100 y el le compro algo por 90 y el le compro algo por 81, sí que
es verdad que en agregado has generado un gasto adicional total de mil. Eso es verdad.
Pero el fallo Keynesiano es suponer o equiparar multiplicación del gasto con multiplicación
de la producción. ¿Se ocurre alguna manera de multiplicar el gasto y que no aumente la
producción? Por ejemplo, cuando hay inflación. Una sociedad puede gastar mucho más, nominalmente
mucho más, sin que esa sociedad produzca más. Entonces, para que el multiplicador Keynesiano
fuera cierto, hay que suponer que todo aumento del gasto se transforma en aumento de la producción.
Si no, estamos confundiendo aumento de las rentas nominales con aumento de las rentas
reales. Pero claro, para que todo aumento del gasto se transforme en aumentos de la producción,
se tienen que dar dos circunstancias. La circunstancia fundamental es que tiene que haber capacidad
ociosa. Es decir, que tiene que haber empresas que podrían producir si gastaras más en ellas
y que no están produciendo porque no hay suficiente gasto. Entonces, uno puede decir,
bueno, con 6 millones de parados en España, por ejemplo, parece que si se gastara más
se podría producir más, porque esos trabajadores irían a las fábricas y estarían produciendo
bienes y eso generaría una riqueza adicional. Pero las dos condiciones para que esto sea
cierto no son que exista algún factor productivo desempleado, sino que existan, la primera,
todos los factores productivos que necesita una línea productiva desempleados. Imagina
que una fábrica puede contratar más trabajadores, pero necesita más petróleo, más gasolina
para producir. ¿Qué pasará con el precio de la gasolina si la gasolina no es, no hay
sobreabundancia y capacidad ociosa de producción de gasolina que subirá de precio? ¿Y qué
pasa si la gasolina sube de precio? ¿Qué pasará con otros empresarios que estaban
utilizando ya la gasolina para producir antes de que subirá de precio? ¿Que sus costes
se dispararán? ¿Y si sus costes se disparan? ¿Qué harán con la producción? La recortarán.
Y al recortar la producción también hay un efecto multiplicador. Si yo despido un trabajador,
ese trabajador también deja de consumir y empieza a destruir rentas de manera multiplicada,
con lo cual, bien, hemos creado unas rentas en una parte de la economía que se han multiplicado
a costa de destruir otras rentas de manera multiplicada en otra parte de la economía.
¿Cuál es el problema? Que esas otras rentas permitían cubrir ingresos y costes, ingresos
y gastos, las que ya estaban creadas porque eran rentables, porque incluso en medio de
la depresión funcionaban, y las rentas nuevas que hemos creado, las nuevas líneas de producción
que hemos creado, no permiten cubrir ingresos y costes o ingresos y gastos. ¿Por qué? Porque
si se pudieran cubrir ingresos y gastos, muy probablemente algún empresario las habría
emprendido, porque si no estamos diciendo aquí hay unas oportunidades de negocio magníficas
y nadie se ha dado cuenta de ellas, salvo Montoro, salvo Rajoy o salvo algún otro iluminado
y ha dicho voy a gastar el dinero en ellas porque yo soy más listo que millones de empresarios
en España para lanzarme a producir. Por tanto, si no se habían iniciado la producción de
determinadas líneas, es porque no era rentable. Si tú gastas en líneas no rentables, lo haces
a costa de líneas que sí son rentables, salvo que todos los factores productivos que necesitas
estén ociosos. Pero es que no solo necesitas que todos los factores productivos estén ociosos,
porque ¿qué pasa? Esos factores productivos cuando tú los contratas, cuando tú les da
renta ¿qué van a hacer? Van a gastar parte de esa renta. Entonces también necesitas
que el gasto que vayan a cometer esos factores productivos se realice en industrias que tienen
margen para incrementar su producción, porque si no de nuevo va a haber subidas específicas
en ciertos sectores, en ciertos bienes, en ciertos factores, subidas de precios. Imaginad,
por ejemplo, que un empresario no necesita gasolina para producir. Y decimos, bueno,
solo necesita trabajadores, por tanto, hay 6 millones de parados, si yo le doy renta,
le doy gasto, esto va para arriba, esto se pone a producir. Pero ¿qué pasa? Los trabajadores
reciben un salario y los trabajadores puede que sí que consuman gasolina. Por tanto, si
esa renta, en forma de salarios, se transforman más demanda de gasolina y la gasolina no
se puede incrementar su producción sin utilizar factores que son relativamente escasos, subirá
el precio de la gasolina y tendremos el efecto anterior que hemos comentado. Y quien dice
gasolina dice electricidad, dice otras materias primas, dice infraestructuras, dice cualquier
cosa que no haya una capacidad absolutamente ociosa para ser producida. Por tanto, la idea
del multiplicador solo sería cierta o cierta en el jardín del Eden, es decir, en un mundo
donde no hay escasez relativa de ningún factor productivo. Si hay escasez relativa de un factor
productivo que se gaste la renta o que se gaste los factores de una manera, impide relativamente
que se gasten de otra. Y esa destrucción del empleo en otros sectores también tiene
su efecto multiplicado. Vamos, que en última instancia, el multiplicador es, no quiero
que utilices los factores de este modo, de esta manera, utilizarlos de esta otra. Pero
por qué hemos de suponer que la planificación política del uso de los factores productivos
es mejor que el resultado de la competencia empresarial en cómo usar esos factores productivos
para maximizar valor para el consumidor. Y si no lo es, estaremos dando un uso subóptimo,
un uso ineficiente, un uso inadecuado a los factores productivos que siguen siendo relativamente
escasos. No todos, porque puede haber algunos que estén sobreabundantes, pero como no se
usan en aislado, como no se usan de manera individual frente a todos los demás, utilizar
unos factores productivos implica volver otros que, si son escasos, todavía más escasos
y todavía más caros. Eso con respecto, bueno, o por terminar de verlo. Y por qué entonces
sigue siendo fundamental que haya ahorro para financiar inversión. ¿Qué es el ahorro?
Yo soy un empresario y digo, yo voy a renunciar a gastar durante un año. Por ejemplo, voy
a renunciar a consumir gasolina durante un año. ¿Para qué? Para que tú puedas demandar
gasolina sin elevar el precio de la gasolina y sin volver otras explotaciones empresariales
no rentables por el incremento del precio de la gasolina. Por tanto, sigue siendo indispensable
que se ahorre para poder invertir. Pero, como digo, la clave del pensamiento del marco
kinesiano no es tanto la visión que tiene sobre el consumo, sino sobre todo la visión
que tiene sobre la inversión. La inversión es la auténtica piedra de toque del capitalismo
para kines. Entonces, kines ve dos problemas a la inversión agregada. Lo que dice kines
es, un empresario invierte cuando la rentabilidad de esa inversión es o la rentabilidad que
espera de esa inversión es superior al coste financiero que él equipara con el tipo de
interés del dinero al coste financiero de esa inversión. Si yo puedo sacar un 6% y
me cuesta un 4, sacar ese 6, pues invierno. Si yo puedo sacar un 3 y me cuesta un 4, invertir,
no invierto. Eso es básicamente lo que dice kines. Entonces, ¿por qué cree kines que
no hay un ajuste fluido, un ajuste coordinador entre el coste de la inversión y la rentabilidad
de la inversión? Pues por dos defectos, por dos vicios, por dos taras que atribuye tanto
a la rentabilidad de la inversión como al coste financiero de las inversiones. En cuanto
a la rentabilidad de la inversión, lo que él llama la eficiencia marginal del capital.
Él cree que a largo plazo la eficiencia marginal del capital es decreciente, que va cayendo.
A corto plazo cree que es muy volátil, que fluctúa mucho. Ahora vamos a verlo. Y luego
sobre el tipo de interés del dinero, sobre el coste financiero del dinero cree que es
muy rígido a la baja. ¿Con lo cual qué puede suceder? Imagina que la rentabilidad
de la inversión cae al 2% y el tipo de interés está en el 3. Lo ideal sería que el tipo
de interés del dinero cayera al 1 para que se sigiera invirtiendo, dice kines. Pero como
es muy rígido a la baja y no puede bajar, por ejemplo, del 3, pues cuando la rentabilidad
caiga al 2 no se invertirá. Y si no se invierte, recordad que para kines la inversión tiene
que ser creciente con la renta. ¿Por qué? Porque el consumo será decreciente, el porcentaje
de renta consumida será decreciente. Por tanto, si no conseguimos que aumente mucho
la inversión conforme nos enriquecemos, habrá desempleo generalizado de recursos.
Primero, la rentabilidad de las inversiones a largo plazo no es decreciente. ¿Kines considera
que es decreciente porque aplica la ley de rendimientos decrecientes sobre la inversión
sobre el capital? Él básicamente dice, al principio se explotan las inversiones más
rentables y luego van quedando las que son menos rentables. Y al final, claro, te quedan
los inversiones muy poco rentables del 1 o del 0%. Esa es su tesis. Fijaos, a mayor
acumulación de capital más rica es la sociedad. Cuanto más rica es la sociedad, ¿qué pasa
con el consumo? Que es cada vez menor en términos relativos. Por tanto, mayor debería ser la
inversión para mantener el gasto. ¿Pero qué pasa? Que cuanto más capital haya acumulado,
el capital es menos rentable. Con lo cual, cuando es más necesario que aumente el gasto
en inversión, menos rentable o menos atractivo es que aumente el gasto en inversión. Y eso
que, claro, considera que nos lleva a que el gasto en inversión se paralice y que
no el gasto total caiga. Bueno, primero, la rentabilidad de las inversiones a largo plazo
no depende de la ley de rendimientos decrecientes. Depende de la preferencia temporal. Lo que
os tenéis que plantear todos es, si yo os ofrezco daros o, bueno, ¿cuánto me pagaríais
a vosotros ahora? Porque yo os diera dentro de un año mil euros. ¿Cuánto me pagaríais
ahora? Habré una puja. No diría 100, 200. Y la gente iría subiendo. 900, 950. ¿Creeis
que alguno llegaría a pagar mil? Sería absurdo. Porque para que me vais a dar mil ahora para
recibir mil dentro de un año. Tendréis que esperar a recibir esos mil. Además, a lo
mejor corréis el riesgo de que yo no os pague, etcétera, etcétera. Por tanto, habría un
momento en el que esa puja pararía. No sea que nivel. Probablemente por encima de 900.
Porque, claro, si nadie quisiera pagarme hoy más de 900 estaría renunciando a una rentabilidad
del 11%, que es una rentabilidad que no está mal. ¿Por qué del 11%? Porque pagaríais 900
hoy. Reciberíais mil mañana. Reciberíais 100 euros extra sobre los 900 que habéis
pagado. Un 11%. Probablemente iría subiendo. Pero no iría subiendo como digo ilimitadamente,
sino que separaría. Toda inversión es, en el fondo, eso. Es adelantar hoy capital para
recibir un flujo de renta a futuro. Con lo cual, la rentabilidad de toda inversión depende
de cuál sea el descuento que aplicáis a esas rentas futuras. En mi caso, en el ejemplo
que os he puesto, habéis aplicado un descuento, pongamos que como mucho me pagaríais 950.
Habéis aplicado un descuento de 50 sobre el 1.000. Yo os daré 1.000 en un año y habéis
considerado que no me vais a dar más de 950. Por tanto, me habéis descontado esa renta
de 1.000 en 50 unidades. Con una inversión, cualquier empresario hace lo mismo. Se plantea
cuál es el horizonte temporal, el perfil de riesgo de la inversión y dice, si yo puedo
sacar 10.000 en los próximos 10 años, no voy a invertir hoy más de 9.000, 9.050, 9.100,
9.200. Por tanto, esa diferencia entre lo que invierte y lo que sacará es el tipo de
inversión, es la rentabilidad de esa inversión. Por tanto, a largo plazo, si no hay cambios
en lo que la gente valora el tiempo, el tiempo de espera y en lo que la gente valora el riesgo,
no habrá cambios en la rentabilidad de las inversiones. Pero es que incluso la ley de
rendimientos decrecientes no se aplica o no vale para el capital. ¿Por qué? ¿Qué dice
exactamente la ley de rendimientos decrecientes? Dice que, si incrementamos el uso de un input
de un factor productivo, el output que obtenemos va siendo cada vez menor. Pero hay una condición
más para que eso sea así, que todos los otros inputs se mantengan constantes. Es decir,
que si manteniendo todos los inputs constantes aumentamos el uso, hacemos un uso más intensivo,
de uno de esos inputs, el output es decreciente. Esto es cierto, pero es que los bienes de
capital no son una masa homogénea de bienes. Que vosotros me digáis, no, he construido
una carretera y he creado un laboratorio. No estáis haciendo un uso más intensivo
del mismo factor productivo, estáis creando dos factores productivos distintos. Uno es
una carretera, otro es un laboratorio. De hecho, esos factores productivos se complementan.
¿Cuánto es más productivo un laboratorio, un supermercado, una fábrica? ¿Cuánto tiene
una carretera con la cual los coches pueden llegar fácilmente a la fábrica? ¿O cuando
estáis lado en medio del bosque y es enormemente complicado acceder a ella? Evidentemente,
cuando tienes una carretera. Por tanto, el hecho de producir más de un factor productivo
no reduce la rentabilidad financiera, no reduce la productividad del resto de factores productivos.
Eso la puede incrementar. Imaginad que mañana construimos centrales, de cualquier tipo,
no voy a entrar en ese debate, centrales que abaraten el precio de la energía un 50%.
¿Creeis que nos volveríamos más productivos o menos productivos? Evidentemente, mucho
más productivos. Por tanto, el hecho de construir más centrales que permitan producir bienes
más baratos y más asequibles no reduce la productividad del resto de factores productivos,
sino que la incrementa. Por tanto, en materia de inversión la ley de rendimientos decrecientes
no opera, porque se basa en el error subyacente de considerar que todo bien de capital es
igual y es sustitutivo de otro bien de capital, y eso no es así. De hecho, históricamente,
esto es un gráfico sacado del libro que ahora mismo está de moda de Thomas Piketty,
un economista francés que se llama Capital en el siglo XXI, y Thomas Piketty, este libro
no es nada sospechoso, Krugman, kinesiano, de pro, dice que es el mejor libro de toda
la década. Por tanto, no estoy de acuerdo, pero sí que es un libro muy valioso, pero
los datos que presenta, él hace un estudio histórico y una recuperación histórica
de datos y sí son útiles, y en este sentido nos sirven para lo que quiero que veáis. ¿Cuál
ha sido la rentabilidad del capital en los últimos dos siglos y medio? Es la línea
negra. Ha estado básicamente anclada en el 4%. Es un Inglaterro, y si os veis a Francia
pues oscila un poquito más, pero también es relativamente estable entre el 4 y el 6%.
Según Keynes, desde finales del 18, principios del 19, ha habido una acumulación de capital
brutal en todo occidente, que deberíamos haber visto una rentabilidad del capital hundiéndose
a marchas forzadas. Y, extrañamente, se mantiene constante cuando había mucho capital o cuando
había poco capital. ¿Por qué? Porque, insisto, la rentabilidad no depende de la ley de rendimientos
de crecientes, depende de la preferencia temporal y de la versión al riesgo de los agentes
económicos. Pero es que, además, la ley de rendimientos de crecientes no opera para
los bienes de capital, porque los bienes de capital no son el mismo factor productivo,
al que los productivos muy distintos todos entre sí. Bien, por tanto, me falta aquí
una respanencia. Bueno, a largo plazo Keynes decía que la preferencia, que la rentabilidad
del capital era decreciente, falso. A corto plazo decía que era muy volátil, es decir,
que como la gente seguía por criterios de inversión con lo que se han llamado los
animal spirits, es decir, el ánimo con el que va al inversional mercado, etcétera,
la gente se puede volver loca de repente y puede dejar de invertir o puede creer que
el mundo se va a acabar en el futuro próximo y que las inversiones no van a ser rentables,
etcétera. Y es verdad que hay gente que es maníaco depresiva y los mercados pueden
ser maníaco depresivos, efectivamente, pero también hay gente que tiene la cabeza fría.
También hay gente que, si te abaratan mucho el precio de una inversión, ¿qué podría
hacer esa gente comprar la inversión? Si te venden algo que vale 100 por 500, perdón,
algo que vale 100 por 50, puede que haya gente que se decida comprarlo por 50, porque
la rentabilidad implícita de esa compra es enorme. Por tanto, es verdad que en el mercado
hay elementos desestabilizadores, no digo que no, pero también hay elementos desestabilizadores,
y la cuestión es plantearse cuáles prevalecen. Entonces, Keynes da varios motivos por los
cuales cree que van a prevalecer los elementos desestabilizadores sobre los estabilizadores.
El compara la perspectiva de inversión a largo plazo, la de un señor que dice, bueno, ahora
las cosas pueden estar muy mal, pero en dos años se va a solucionar. Por tanto, si ahora
que están las cosas muy mal, me venden duros a cuatro pesetas, los compro, porque aunque
ahora puede parecer que es algo malo, aunque incluso a lo mejor el mes que viene siga cayendo
de precio, yo sé que a dos, tres años esto va a valer el doble o el triple, y por tanto
me interesa entrar. El compara esa perspectiva de inversión a largo plazo, con la perspectiva
de inversión del trader en bolsa, del que está comprando y vendiendo todos los días,
del que espera anticipar el movimiento de otras personas, aunque sea una inversión maravillosa
a largo plazo, aunque sea una castaña a largo plazo, etcétera. Y creo, insisto, que van
a prevalecer los ánimos y los espíritus, los animal spirits de los inversores a corto
plazo sobre los inversores a largo plazo. ¿Y por qué? Uno porque dice que es más
barato operar a corto plazo que a largo plazo. No justifica los motivos, simplemente los
enuncia. Y aquí hay que decir que, claramente, no es más barato operar a corto plazo que
a largo plazo. Operar a largo plazo es mucho más barato que operar a corto. Cualquiera
que haya operado en bolsa lo sabe. Si estás operando a corto, estás pagando continuamente
comisiones y estás pasando continuamente por la caja de Montoro, que es peor que las comisiones.
En cambio, quien opera a largo plazo, si yo compro una acción a 10 años vista, pago
una vez las comisiones y solo pago impuestos cuando las vendo dentro de 10 años. Por tanto,
el operador a largo tiene claramente una ventaja mucho mayor que el operador a corto. Luego
que ahí también dice que el operador a corto tiene más facilidades para palancarse que
el operador a largo. Y eso en parte, si habéis operado en bolsa, podría tener sentido. Porque
generalmente la gente no se endeuda para invertir a bolsa a largo plazo. Si se endeuda o si
pide prestado a través de brokers y operativa a través de márgenes, sí que pide prestado
para invertir a corto. ¿Por qué? Porque imaginaos que invertís a 10 años, os endeudáis por
1.000 y en 2 años el precio de la acción ha caído muchísimo, pues vuestra solvencia
relativa se deterioraría mucho. Entonces, tenéis la capacidad de aguantar, de pagar
los intereses, de pagar la deuda a corto plazo mientras vuestra solvencia relativa se ha
deteriorado mucho. No es lo normal. Entonces, sí que podría parecer que es más fácil
endeudarse a corto que endeudarse para invertir a largo. Y en ese caso, claro, si el operador
a corto tiene más facilidades de apalancamiento, de endeudamiento, que el operador a largo
podría tener una mayor influencia que el operador a largo. ¿Qué sucede? Que hay dos mecanismos
por los cuales los inversores a largo plazo se pueden apalancar y que Keynes no trata.
No son las opciones. Una opción que es, yo pago, por ejemplo, una opción call, yo pago
unos céntimos de euro por una acción por tener el derecho a comprar una acción que
puede valer 30 euros y si el precio futuro de esa acción supera los 30 euros, como yo
tengo derecho a comprar la 30, me quedo con la diferencia. Dicho de otra manera, pagando
unos céntimos, puedo terminar adquiriendo una cantidad multiplicada de acciones. Y eso
es el equivalente a apalancarse. Y las opciones están a la orden del día y las puedo utilizar
cualquier. Por tanto, no es cierto ya de entrada que, por eso había. Y luego, si queréis ir
a operaciones corporativas más elevadas, hay una operación que se llama Recompra
Apalancada de Acciones. ¿Qué es la Recompra Apalancada de Acciones? Que un empresario
pide prestado una enorme cantidad de dinero, compra una empresa y al comprar una empresa
como paga la deuda, los pagos mensuales o anuales de su endeudamiento, de su deuda
asumida, los paga con los beneficios que obtienen derivados de haber comprado la empresa. Esto
además tiene beneficios fiscales, etc. Pero que es muy habitual comprar empresas mediante
Recompra Apalancada de Acciones. Por tanto, los operadores a largo plazo también tienen
mayores facilidades para, bueno, mayores, tienen facilidades al menos tantas y no mayores
que los operadores a corto para operar en el mercado. Y por último, también dice Keynes,
que, bueno, da otros dos motivos. Uno es que el ánimo de las personas es más bien conducente
a operar a corto que a operar a largo. O sea que tenemos un impulso natural a operar a corto
frente al de operar a largo. Y esto es cierto, si habéis vivido algo de psicología del comportamiento
y behavioral economics, vamos, Cahneman, Tarzky, etc., sabréis que sí, que es verdad que
el ser humano es cortoplacista y es miedoso y seguía mucho por sus instintos a corto
plazo. Ahora bien, precisamente por eso, si os fijáis, existe una oportunidad de negocio
que es, yo me ato en el mástil del barco, como Ulises frente a las sirenas, y a través
de un programa muy estricto de condiciones, yo me dedico a no moverme por mis emociones,
sino por la cabeza fría que he detallado en mi programa. ¿Que eso lo puede hacer poca
gente? Bueno, podría ser, pero la gente que consigue hacerlo sacan rentabilidades extraordinarias.
Son los llamados Value Investors, o incluso para el caso de Keynes hay una corriente bastante
importante que se llaman Contrarian Investors. ¿Qué es el Contrarian Investor? El que va
a encontrar de la manada. Dice que todo el mundo compra, pues yo vendo, que todo el mundo
vende, pues yo compro. Y es gente que no se deja llevar por sus sentimientos, por sus emociones.
Tiene un checklist y dice, yo solo compro cuando se cumpla esto, esto, esto y esto, con independencia
de cual sea mi impulso de lo que yo quiera hacer. Me ato las manos porque sé que llegado
el momento me dejaré llevar por mis emociones. Por tanto, ya de antemano me ato las manos,
me restringe. Insisto que igual esto no lo puede hacer mucha gente, pero es que la gente
que lo puede hacer es la que va acumulando cada vez más capital y por tanto la que juega
un papel más importante en el mercado y por tanto la que determina la rentabilidad de las
inversiones. ¿Quién es el inversor por excelencia que ha hecho esto? Warren Buffet, que es uno
de los hombres más ricos del mundo. ¿Quién es uno en España los inversores que llevan
haciendo esto desde hace más de 20 años? Un fondo de gestión que se llama Best Invert.
Y Best Invert hoy maneja más de 7.000 millones de euros en España y es el fondo de inversión
que se ha acabado en mi rentabilidad o que tiene una rentabilidad media del 14, 15% anual,
que hace más de 20 años. Claro, si la gente que se deja llevar por sus emociones pierde
y la gente que se ata las manos gana, cada vez más inversiones estarán siendo concentradas
en aquellos que consigan manejar sus inversiones. Por tanto, de nuevo, ¿por qué hay que suponer
que los impulsivos jugarán un papel mayor que los que tienen la cabeza fría a la hora
de determinar la rentabilidad de las inversiones, a la hora de comprar o no comprar de invertir
o no invertir en el mercado bursátil? No hay ninguna razón para suponerlo. Y ya, el
último motivo, yo creo que es el más absurdo, dice Keynes que tienen más prestigio social
aquellas personas que operan a corto que quienes operan a largo plazo. ¿Vosotros creéis
que el especulador corto plazista tiene muy buena prensa hoy en día? Creo que es todo
lo contrario. En cambio, Warren Buffett o gente que invierte a muy largo plazo, que
es bastante austera, que no hace ningún... no quiere aparentar signos de riqueza, que
además no es un tiburón de Wall Street ni mucho menos, esa gente tiene mucha mayor prensa.
Y de hecho, los grandes inversores que terminan quedando en nuestra memoria son este tipo
de gente, Warren Buffett, Benjamin Graham, Seth Clarman, Bruce Berkowitz, es decir, gente
que se dedica a comprar y invertir a largo plazo, no que está haciendo trading todo
el día, no conozco gente que esté haciendo trading todo el día y que sea multimillonaria.
Puede ser que esté haciendo trading todo el día y tenga un buen nivel de vida, por
supuesto, incluso que sea clase media alta o incluso que tenga más millones de euros,
pero multimillonaria no. ¿Por qué? Porque así nos enriquece, así es un trabajo muy
bien remunerado, si lo haces muy bien, pero no vas a acumular enormes porciones de capital.
Y al final lo que genera ese prestigio es que he sido capaz de acertar, he sido capaz de
navegar contra corriente en momentos complicados y así me he labrado el prestigio. Por tanto,
no hay ninguna razón para suponer que los inversores de estabilizadores prevalecerán
sobre los inversores estabilizadores. Puede ser que prevalezcan, yo no digo que no, pero
fijaos que cuanto más desestabilicen, más oportunidades de negocios están generando
para que entran los estabilizadores. Por tanto, ¿por qué hay que suponer que los desestabilizadores
jugaron un papel muy predominante durante mucho tiempo? Eso con respecto a la rentabilidad
de las inversiones. No es de creciente a largo plazo y no es necesariamente desestabilizadora
a corto plazo. ¿Qué pasa con el tipo de interés del dinero? Recordad, porque la gente
no invierte, según Keynes, porque la rentabilidad de las inversiones cae por debajo del tipo
de interés del dinero. La rentabilidad de las inversiones cae a largo plazo o se hunde
a corto plazo por expectativas. El tipo de interés del dinero se mantiene muy, muy
alto, demasiado alto, a largo plazo. ¿Por qué cree Keynes que se mantiene demasiado
alto a largo plazo? Keynes cree que, por atesurar dinero, tú recibes como una especie de rentabilidad
que no es explícita. No te ingresen un cheque en esa mesa. Pero si tienes una ventaja y
es que recibes liquidez, estás líquido. Si tienes dinero, digamos que puedes aprovechar
oportunidades de inversión que surjan o puedes gastar cuando tú quieras sin necesidad de
tener que malvender parte de tus inversiones, etcétera. Es decir, que estar en líquido
es una ventaja para el inverso. Y eso tiene una valoración. Entonces lo que dice Keynes
es, si mucha gente quiere estar en líquido, la demanda de dinero será muy alta. Y si
la demanda de dinero es muy alta, para que a ti te induzcan a prestar ese dinero que
te tendrán que ofrecer tipos de interés muy altos. Por tanto, si yo valoro mucho tener
dinero en la caja fuerte, para que me lleguen a convencer de que preste ese dinero, me tendrán
que pagar tipos de interés muy altos. Pero claro, si me tienen que pagar tipos de interés
muy altos y la rentabilidad de la inversión es muy baja, ¿qué pasará? Que no se invertir.
Y si no se invierte, cae el gasto y si cae el gasto, desempleo máximo. Bueno, él dice
que los motivos por los que la gente puede querer liquidez son tres. Él llama transacción
para hacer compras y ventas. Es decir, si queréis comprar algo, necesitáis tener el dinero previamente.
Precaución. Si tenéis miedo frente al futuro, probablemente atesolaréis dinero, no os podréis
invertir en bolsa. Quien crea que mañana se acaba el mundo, no creo que se ponga a comprar
acciones bursátiles. Ni apretar el dinero a gente que puede haber desaparecido mañana,
que puede haber quebrado, etcétera. Y luego, por motivo de especulación. Si prevéo que
los precios van a bajar, yo atesoro dinero y recompro una vez los precios de los activos
financieros hayan bajado. Eso es lo que dice Keynes. Además, asume que el dinero no se
puede producir, porque ¿qué pasa? Si la gente demanda mucho dinero, es decir, si la gente
atesora mucho dinero, ¿qué pasa con el precio del dinero? Que sube, es decir, los precios
de las cosas bajan. Si sube el precio del dinero, es más rentable producir dinero. Y
si es más rentable producir dinero, ¿a qué se terminarían dedicando los factores productivos?
A producir dinero. Pero él dice que el dinero no se puede producir y, como no se puede producir,
no opera el mecanismo de mercado que opera en otras cosas. Si sube el precio de la ropa,
los trabajadores o los factores productivos en general, a que se dediquen, a que se dedican
a producir más ropa. Si sube el precio del dinero, los factores productivos dicen no
se pueden dedicar a producir más dinero. Por tanto, es como si se quedaran en una situación
de impas, en una situación de no poder hacer nada, hasta que la gente quiera dejar de demandar
dinero. Y además también asume que no hay alternativas a utilizar el dinero para comprar
cosas, para protegerte de la incertidumbre o para especular. Es decir, que si tú quieres
comprar cosas, te quieres proteger frente a la incertidumbre o quieres especular, solo
tienes la opción de demandar y atesorar dinero. No hay ningún otro bien ni ningún
otro servicio que te permita lograr el mismo resultado sin pasar por el dinero.
Rápidamente, esta tesis de Keynes sobre cómo se comportan los tipos de interés del dinero
es falsa. Primero, es verdad que si atesoráis dinero, a corto plazo pueden subir los tipos
de interés. Por ejemplo, si yo os estaba prestando dinero y de repente ese dinero os lo dejo
de prestar, ¿qué pasará con la oferta de préstamos en dinero que se reducirá? Si
os dejo de prestar dinero, la oferta de dinero se reduce. ¿Qué pasa si se reduce la oferta
de dinero? Que sube el tipo de interés del dinero. O sea, que hasta ahí parece que sí.
Pero ¿qué sucede si yo atesoro dinero? ¿Qué pasará con los precios? ¿Qué bajarán?
Poco lo que estamos viendo ahora. Hay deflación porque la gente atesora dinero, no lo gasta
y por tanto los precios bajan. Si los precios bajan, ¿qué pasa con vuestra demanda de
dinero? El dinero que pedís prestado. ¿Pedís prestado más dinero o menos dinero? Pedís
prestado menos porque para comprar las mismas cosas necesitaréis ahora menos dinero. Por
tanto, aunque a corto plazo el tipo de interés pudiera subir cuando yo reduzco mi oferta
de préstamos en dinero, como también se va a reducir vuestra demanda de préstamos en
dinero, el tipo de interés volverá al mismo sitio donde estaba, aunque atesoremos más
dinero. Por tanto, el tipo de interés, insisto, no depende del atesoramiento de dinero, depende
de la preferencia temporal y de la versión al riesgo, aunque se puede haber influido a
corto plazo por los cambios en la oferta y en la demanda de dinero, pero solo es a corto
plazo. Luego, si existen sustitutos al dinero. Vosotros podéis pagar, por ejemplo, a crédito.
Podéis comprar a crédito. Imagina que no tenéis dinero y queréis comprar. Decís, bueno,
ya te pagaré dentro de un mes. Eso es un sustituto del dinero. Estáis comprando sin
utilizar el dinero. De la misma manera, si queréis especular, no necesitáis dinero.
De hecho, los especuladores no utilizan. La especulación moderna no se conduce porque
los especuladores estén atesorando montañas y montañas de dinero. Los especuladores no
son tío Gilito. Utilizan derivados financieros, utilizan opciones financieras, etcétera,
pero no atesoran dinero. Tú puedes apostar a que el mercado bursátil va a caer sin necesidad
de apilar y apilar dinero. Es que nadie hace eso hoy. Por tanto, tampoco existe una demanda
de dinero para especular. Si tú crees que el mercado va a caer, pues especulas por otras
vías, ¿de acuerdo? Pero sin atesorar dinero. Por tanto, de nuevo, tampoco hay demanda por
todo esto. Como mucho, hay una demanda de dinero para que, si tú ves que el futuro está
muy, muy, muy negro, atesoras dinero. No te pones a invertir a largo plazo. Claro, dices,
aquí va a haber una guerra. Que el sentido tiene que me ponga a invertir a largo plazo
si me van a destruir todas mis inversiones o si la gente no me va a poder comprar, no
voy a poder obtener beneficios. ¿Qué pasa? ¿Qué insasume que o es blanco o es negro?
Si yo no invierto a 30 años, porque creo que a 30 años puede haber un catáclismo social
o porque va a haber más crisis económicas o lo que sea, si yo no invierto a 30 años
necesariamente tengo que estar atesorando dinero. ¿Pero por qué no puedo invertir por
ejemplo a un año o a seis meses? ¿Por qué no puedo dar préstamos a corto plazo, por
ejemplo? Porque si tú tienes miedo sobre el largo plazo con que inviertas a corto, problema
solucionado. ¿Y qué pasa si inviertes a corto? Pues que los factores productivos en
lugar de estar en inversiones a largo plazo se trasladan a inversiones a corto plazo y
ya está. Pero no hay desempleo de factores productivos por eso. Hay un cambio en el perfil
de inversión, que además es un cambio lógico. Imagina que toda la sociedad tuviera miedo
de que en 10 años, pues eso, hay una guerra o lo que sea, tendría sentido que esa sociedad
estuviese financiando inversiones a 20 años. Imagina que esperáis que en dos años haya
un terremoto que asole toda una ciudad. Tendría sentido que nos pusiamos a construir rasca
cielos en esa ciudad. ¿Por qué? Porque le tienes que preparar para lo que va a llegar
dentro de dos años y acometer inversiones que sabes que van a ser ruinosas o que temes
que van a ser ruinosas en dos años, no parece que sea lo más adecuado. Ahora, si podrías
invertir a un año, si podrías invertir a año y medio, pero no a más de dos años. Por
tanto, si tú tienes incertidumbre sobre el futuro, lo lógico es que cambies tu perfil
de inversión a un perfil más conservador. El caso contrario es decirle a los preferentistas,
no, no, sigan invirtiendo en preferentes. No vayan a un perfil de inversiones más conservador.
Si usted tiene miedo de que no le van a pagar, pues mala suerte, que no le paguen. Lo lógico
es que al preferentista o el preferentista esté financiando inversiones de tipo conservador,
no inversiones ultraspeculativas. Por tanto, si el perfil o el deseo de inversiones del
inversor cambia, es lógico que las inversiones cambian. Esto no es ninguna novedad. Y además
hay otro elemento por el cual el atesoramiento sí es muy importante y sí es muy útil.
Imagina que creéis que hay una burbuja de activos en toda la economía. Imagina que pensáis
que todas las inversiones son malas inversiones. ¿Qué harías con vuestro dinero? ¿Sería
bueno que os obligan a invertir en alguna de esas inversiones infladas, en alguna de
esas burbujas? No. Lo lógico sería, hasta que esto no pinche, hasta que eso no se corrijan,
hasta que esto no se subsane, yo no invierto en nada. Bueno, para lo que sirve el atesoramiento,
no te presto hasta que tú no corrijas esto. No te compro tu mercancía hasta que no me
ofrezcas algo que yo quiero. Y sin ese atesoramiento, sin esa posibilidad de no gastar, estáis
vendidos al productor. Si estáis obligados a gastar, os pueden ofrecer cualquier cosa,
os pueden ofrecer cualquier mercancía estropeada, porque estáis obligados a desembolsar vuestro
dinero. Es precisamente porque podéis decirle al empresario, no te voy a comprar hasta que
no me ofrezcas lo que yo quiero, ya sea en términos de inversión o en términos de
consumo, por lo cual podéis prevalecer sobre un empresario que no hace las cosas bien.
Por tanto, el atesoramiento sí juega una función y es una función básica para regular
que se esté produciendo todo de la manera adecuada. Y esto ya muy rápidamente, precisamente,
lo que hemos visto al final es no hay motivo para pensar que el gasto en inversión va
a ser demasiado bajo. De hecho, en los últimos 200 años, salvo en periodos de crisis económica,
la inversión ha sido muy alta, a pesar de que supuestamente la rentabilidad de las inversiones
sea decreciente y a pesar de que supuestamente los tipos de interés sean artificialmente
altos. Ni una cosa ni la otra. Ha habido inversión suficiente. ¿Por qué? Porque la rentabilidad
de las inversiones no ha caído y porque el tipo de interés no ha sido artificialmente
alto. Lo de Keynes recordad que es una teoría sobre la producción a largo plazo. Y él
cree que a largo plazo el capitalismo está condenado a desaparecer porque no habrá suficiente
gasto. Pero Keynes también tiene una teoría del ciclo y la teoría del ciclo deriva de
esta teoría a largo plazo. Y es que él cree que cíclicamente, ya no solo por tendencia,
sino que cíclicamente, puede haber episodios en los que el gasto caiga demasiado y en los
que haya que meter gasto para que todo el mundo sea contratado, para que todo el mundo
tenga amplio. Y esto es justamente lo que llamamos políticas económicas Keynesianas,
políticas económicas de estímulo. Que quede el gasto privado, el gobierno gasta más.
Por ejemplo, déficit público y a gastar en lo que sea. ¿Cuál es el problema de estas
políticas? Sería muy largo de explicar y lo voy a resumir, por tanto, los ciclos económicos
o las crisis económicas por qué se producen. ¿Por qué hay una descoordinación entre lo
que están produciendo los empresarios y lo que están demandando los ahorradores y consumidores?
Para superar la crisis, lo que necesitas es que los empresarios se readapten a satisfacer
las necesidades de consumidores y de ahorradores. En el caso de España, es que ha sido clarísimo
que han producido los empresarios, millones o centenares de miles de viviendas que no
tenían demanda y a precios absolutamente inflados. Y no han producido, por ejemplo,
muchos de exportación que nos permitan comprar mercancías que quieren los consumidores españoles
al exterior, etcétera. Por tanto, lo que necesita España, que es, por un lado, corregir sus
errores de inversión, perder capacidad productiva en inmuebles y ganarla en otros bienes y amortizar
su endeudamiento, porque todo esto se ha financiado con deuda. Por tanto, hemos de corregir los
errores de producción y los errores de financiación. Mejor especialización productiva y menos
deuda. ¿Qué alternativa ofrecen las políticas de estímulo Keynesianas? La alternativa es
el estado de endeuda para que todas las mercancías que han producido los empresarios de más
y no tienen salida, porque no son buenas mercancías, las compren. Con lo cual, es más de lo mismo
seguir en la burbuja, es, nos seguimos endeudando para obligar a la gente a comprar las mercancías
que no quiere comprar. Vamos a emitir deuda para comprar todos los pisos de esa señal,
y así que se sigan produciendo pisos. En lugar de decir que hemos de dejar de producir
pisos, los pisos que se han producido además se han de vender al precio que sea y hemos
de producir otras cosas distintas. Y además hemos de producir otras cosas distintas, no
endeudándonos todavía más teniendo una montaña de deuda a las espaldas, sino amortizándose
a deuda y volviendo a ser relativamente solventes. Por tanto, la solución Keynesiana es simplemente
seguir cebando la enfermedad que nos ha conducido a este colapso, es simplemente seguir alimentando
la demanda por alimentar la demanda. De hecho, fijaos cuál es la política económica
que propugna Keynes para el capitalismo a largo plazo. El propugna unos impuestos mucho más
elevados sobre el ahorro para que la gente consuma más, porque recordad que el consumo
iba decreciendo a largo plazo, porque cuanto más consuma, mejor. Garantizar una rentabilidad
mínima a las inversiones, por ejemplo crear monopolios privados, como no tienen competidores,
ganan un mínimo de dinero y pueden seguir invirtiendo, y así el gasto en inversión
no cae. Precios mínimos para que al menos todo empresario pueda vender su mercancía
a un precio mínimo y que la competencia no presione sus precios a la baja y que siga siendo
rentable invertir, o en el extremo socializar la inversión, es decir, que el Estado diga
dónde se ha de invertir y en qué, planificar la economía básicamente.
Luego además también quiere penalizar el atesoramiento de dinero, por ejemplo, impuestos
a aquellos que están atesorando el dinero, como si fueran antipatriotas que no quisieran
invertir en la maravillosa burbuja inmobiliaria de España, o también rebajar artificialmente
los tipos de interés. Recordad que él cree que el tipo de interés del dinero es demasiado
alto, por tanto todo lo que sea bajarlo bien está. ¿Cómo se bajan los tipos de interés?
Pues el Banco Central, por ejemplo, puede bajar tipos de interés. Pero ¿qué pasa si bajar
los tipos de interés artificialmente? Que estimulas un sobreendeudamiento artificial
para invertir a más largo plazo o en inversiones más arriesgadas que las que quieren financiar
los ahorradores. Porque si los ahorradores quisieran financiar inversiones con ese perfil
temporal y con ese perfil de riesgo que habían hecho, habrían prestado el dinero a esos
tipos de interés. Si no lo hacen es porque no quieren, es lo que os preguntaba antes.
¿Por cuántos estáis dispuestos a comprarme mil euros en un año? Imagina que no estáis
dispuestos a comprarme nadie por más de 900 euros. Y llega al Banco Central y te dice
yo por 999. Claro, ¿yo qué haría? ¿Me pondría a vender promesas de mil euros a un año?
¿Por qué? Porque me estarían deudando al 0,1%. Nadie de vosotros querría financiarme
esa inversión, pero el Banco Central sí me estaría dando esa financiación. Y claro,
yo me podría poner a producir cosas que vosotros no queréis. Vosotros a lo mejor queréis gastar
vuestro dinero mañana y yo me pondría a producir cosas para dentro de un año, de
dos o de tres. Por tanto, habría una descordinación. Y eso es lo que se consigue con tipos de
interés bajos. Y luego, la última maravillosa receta de Keynes es aumentar el gasto público
estructuralmente, sea en lo que sea. Él dice hombre, si puede ser útil, mejor. Pero si
es gasto público y inútil, también sirve. Porque el objetivo es estabilizar el gasto.
Y claro, si no hay cosas útiles para gastar, pues gastemos en cosas inútiles. Por ejemplo.
Y ya voy a terminar con esto. Citas textuales de Keynes dice, el endeudamiento para hacer
gastos ruinosos puede enriquecer a la comunidad. La construcción de pirámides, los terremotos
y hasta las guerras pueden servir para aumentar la riqueza. Todo lo que sirva como excusa
para gastar, aunque sea destruir una ciudad para volverla a construir, es positivo. C,
si el tesoro, si Hacienda, si Montoro, se pusiera llenas botellas viejas con billetes
de banco, las enterraron a una profundidad considerable en minas, en minas de carbón
abandonadas que luego se cubrieran con los escombros de la ciudad y encomendaramos la
iniciativa privada, eso sí, de acuerdo con los principios del La Sefer, la tarea de desenterrar
los billetes, acabaríamos con el paro y a través de las repercusiones que esto tendría,
probablemente la renta real y la riqueza de la comunidad llegarían a ser mucho más grandes
de lo que actualmente son. Es decir, que si ponemos billetitos dentro de una botella de
vidrio y los enterramos, como la gente invertiría para desenterrar las botellas, a través del
efecto multiplicador, la renta se multiplicaría y todos seríamos mucho más ricos. Y por
último, abrir hoyos en el suelo pagados con nuestros ahorros incrementarán no solo el
empleos, sino la renta nacional que deriva de la producción de bienes y servicios útiles.
Es decir, lo típico que decimos de que cavar a útiles para volverlos a llenar es una política
que genera riqueza. Lo que quiero que veáis es, y volviendo a seis, que al final nuestras
posibilidades de gasto están limitadas por nuestras posibilidades de producción. Si
producimos cosas inútiles, solo podemos gastar en cosas inútiles. Si todo el mundo está
tapando hoyos para volverlos a llenar, nos morimos de hambre, no tenemos casas, no tenemos
vestimenta, no tenemos infraestructuras. Por tanto, Keynes lo que está diciendo es que
el nivel de vida de la sociedad mejoraría produciendo cosas inútiles. Eso es absurdo,
eso es un disparate. El nivel de vida de la sociedad nos fuera produciendo cosas útiles.
Y para eso necesitas una economía libre, donde a través del proceso de competencia
se descubra que es lo que quieren los consumidores. Keynes deliberadamente dice, lo único que
nos interesa es que la gente se ocupe en hacer algo, es mantener a la gente ocupada en hacer
algo, porque si no, está la desempleada. Pero está desempleada no porque no hay oportunidades
para producir bienes que sean útiles para los consumidores. ¿Vosotros creéis que ya
tenéis todo lo que vais a necesitar y todo lo que vais a querer en la vida? ¿O querríais
tener muchas más cosas? ¿Querríamos todos tener muchas más cosas? ¿Incluso en vivienda?
¿No queréis tener segundas y torceras viviendas? ¿Una en la playa y otra en la montaña,
etcétera? Por supuesto que sí. ¿Qué pasa? ¿Que hay otras prioridades antes de tener
una segunda o una tercera casa antes de la vivienda? Sí, la economía produce terceras
viviendas para la gente y no les está produciendo comida. Hay un error de inversión clarísimo
y tenemos que dejar de producir terceras viviendas para producir comida. Pues eso es lo que ha
pasado en España. Y Keynes lo que propondría para España es que pase más de lo mismo para
que no haya 6 millones de parados. Pero es que los 6 millones de parados se tienen que
recolocar en producir cosas que son útiles. Y podemos producir cosas que son útiles porque
solo no las podríamos producir en el caso de que todos ya tuviésemos todas nuestras
necesidades cubiertas. Y eso es obvio que no es así. Por tanto, si tenemos necesidades
no cubiertas significa que hay posibilidades y oportunidades para producir bienes que cubren
esas necesidades. Y eso es la economía al final. Y por eso yo creo y he dicho en alguna
ocasión que Keynes es, al final, el artificio de la anti economía. La economía es cómo
destino recursos que son escasos a fines que son múltiples. Keynes parte de la base de
que los recursos son infinitos o muy grandes y los fines son muy escasos. Y por tanto hay
que ver cómo destinamos a cualquier cosa esos recursos que son muy grandes. Y no se
da cuenta de que destinarlos de una manera es no destinarlos de otra y que despilfarrarlos
de una manera es no tener bienes útiles de otra. Por tanto, al final el camino a la
prosperidad es el que ya venía de la economía clásica y es el que Keynes trató de refutar
con éxito propagandístico, pero no con éxito teórico profundo, que es simplemente acumular
capital para volvernos más productivos y atraerles más productivos, disfrutar de mayores
bienes y servicios y tener un mayor nivel de herramienta. Y eso es lo que permite ocupar
a todos los factores productivos en tareas que son útiles para todos los factores productivos.
Muchas gracias.
Bueno, muchas gracias, Juan Ramón. Esperamos que os haya resultado interesante y pasemos
al turno de preguntas.
Bueno, mi pregunta es un poco clásica sobre este tema y es que responderías a todos esto.
O sea, ¿realmente cuál fue la causa de salir de la Gran Depresión en los años 30 frente
a todos aquellos que dicen que fue la Segunda Guerra Mundial o el New Deal?
No, bueno, el New Deal yo creo que cada vez menos gente lo dice. Ahora la tesis de consenso
es que lo que nos sacó de la Gran Depresión fue la Segunda Guerra Mundial. Yo creo que
es evidente que una guerra no te saca de, o sea, no genera prosperidad, una guerra destruye
prosperidad, una guerra destruye riqueza. El hecho de que la gente estuviese produciendo
tanques o vestimenta para los militares no aumentaba su nivel de vida, porque no disfrutaba
de esos bienes. Lo que habría incrementado el nivel de vida es producir automóviles,
producir vestimenta civil, etcétera, pero no botas militares, rifles, todo eso, evidentemente,
puede ser necesario para ganar una guerra, no digo que no, si te van a invadir, etcétera,
pues viene esta que te defiendas, pero que no aumenta tu nivel de vida.
Entonces, a mi juicio lo que saca al mundo de la Gran Depresión es una serie de circunstancias
que se dan una vez terminada la guerra. Hay que pensar que los años 30 no eran un oasis
de paz y tranquilidad y que de repente se vieron asolados por una guerra que no esperaba
a nadie. Los años 30 fue una década caótica en todos los sentidos en materia económica,
materia monetaria, materia de gasto, materia de quiebras bancarias y de países, materia
de agresiones militares, en materia de rompimiento del comercio internacional y todos esos elementos
que los liberales sabemos que destruían riqueza a marchas forzadas se revierten a partir del
año 45. Pensá que en el año 45 se pone al final a guerra, por tanto, en elemento fundamental,
la paz genera riqueza, por supuesto, la paz genera prosperidad, genera división del trabajo,
genera cooperación entre ciudadanos, genera división del trabajo, ¿bien?
Luego, hay una estabilización monetaria que es Bretton Woods, que nos podrá gustar más
o menos, pero es una estabilización monetaria frente al caos de las devaluaciones competitivas
de los años 30. Luego, tienes una reapertura comercial. Todas las semillas de lo que hoy
sería el Organización Mundial del Comercio, que de nuevo nos podrá gustar más o menos,
pero desde luego ha desarmado parte de los aranceles, pues todo eso se inicia en la Segunda
Guerra Mundial. De hecho, bueno, incluso el Plan Marshall, pues eso es, vamos a restablecer
los flujos comerciales entre Estados Unidos y Europa, etcétera, etcétera. Y luego,
es que además en la Segunda Guerra Mundial tienes… Primero, que la sociedad venía
ahorrando muy altamente desde la Segunda Guerra Mundial, ¿por qué? Porque no podían
consumir y les forzaban a ahorrar, pero en cierta medida esa tasa de ahorros se mantiene
muy alta y además es que el Gobierno pasa a ahorrar. Estados Unidos, en dos años,
desde el año 45, al año 47, pasa de un déficit del 24% del Producto Interior Bruto a un superávit
del 2%. Ahora estamos diciendo que estamos ahorrando porque hemos pasado un déficit
del 10 a uno del 7. Bueno, en dos años, insisto, pasó de un déficit del 24% a un superávit
del 2%, es decir, 26 puntos de ajuste fiscal. Claro, ese ajuste fiscal, ¿dónde se fue?
Se fue a la economía privada y a generar riqueza en el sector privado. Por tanto, yo
creo que hay muchas otras causas que explican por qué el mundo volvió a generar riqueza
y que no tiene nada que ver con que nos estuvieramos matando entre todos.
¿Por qué crees que se impuso la visión cainesiana a la austríaca en el mainstream?
Creo que también acá dentro. Sí. Bueno, yo creo que es un conjunto de… una confluencia,
bueno, intereses políticos claramente les interesa más la teoría quinesina que la austríaca,
la austríaca en general, una visión más liberal de la economía lo que pone es barreras
al político, al político y al economista. Una de las fases que más me gusta de economía
es una frase de Haye que dice, la tarea de la economía es que comprendamos lo poco que
conocemos de lo mucho que queremos controlar. Es decir, es una llamada a la humildad de
los economistas. Miren, esto es algo tremendamente complejo que no se puede planificar a través
de modelos como a nosotros nos gustaría. Entonces, esa llamada a la humildad pone
límites a la acción del político y del economista. Y la gente disfruta metiéndose en la vida
de los demás. El político quiere planificar la vida de los demás, el economista quiere
pasar a la historia como el gran hacedor de lo que sea. Y, por tanto, si no hay una cierta
humildad intelectual entre políticos y economistas en una cierta arrogancia y prepotencia intelectual,
lo lógico es que tiendan a favorecer corrientes de pensamiento que les eleven a un altar,
básicamente, y el que en ese anismo es una corriente de pensamiento que te elevan, un
altar te convierte en salvador de la economía y de la sociedad. Ese es un motivo que ya
no quiero decir que sea algo deliberado, simplemente es algo incluso de inconsciente de, oye,
dónde prefiero especializarme o qué teorías prefiero terminar comprando sin procesarlo
demasiado pero casi instantivamente. Y luego, además, hay otro elemento y es que, claro,
la receta austríaca es ahorren, inviertan, saneen sus malas inversiones, no reinflen
burbujas, liberalizan la economía para que se puedan reajustar la economía y, claro,
en los años treinta hubo una destrucción masiva de capital, una destrucción masiva
de buenas inversiones. Y esa apariencia fue porque, como que se había hecho caso a los
austríacos diciendo, oiga, que quiebre todo lo que tenga que quebrar. Y, claro, al quebrar
todo lo que aparentemente tenía que quebrar, el desastre fue gigantesco.
¿Qué pasa? Que si uno analiza por qué hubo tal quiebra masiva de capital productivo,
no se da cuenta de que, a lo mejor, no fue tanto por libre desarrollo de la economía
de mercado sino por las intervenciones políticas. En los años treinta se establece el mayor
anzel de la historia de Estados Unidos, el de smooth holy. Es un anzel que prácticamente
pone fin al comercio entre Estados Unidos y Europa y en un momento en el que los flujos
comerciales estaban muy interrelacionados que te impidan vender. Porque si no permites
que los estadounidenses compren a Europa, los empresarios estadounidenses no pueden vender
a Europa, pues te machaca. Si tú eres una empresa que estás especializada en exportación
y no puedes exportar, pues quiebras. Luego tienes que los principales bancos, las principales
quiebras bancarias empiezan a producir casualmente en bancos que financiaban comercio a la exportación.
¿Por qué? Claro, la empresa que no puedes exportar no te paga quiebras. Luego además,
en el año treinta y uno, no solo se produce una situación de quiebras empresariales y
bancarias masivas, sino también una quiebra de estados. Todos los estados empiezan a abandonar
el patrón oro y sobre todo abandonar el patrón oro en la terra en septiembre del
treinta y uno. Y eso, claro, con perspectiva pues parece, quizá no se vamos capaces de
ver la importancia que tuvo, pero yo lo comparo a lo que habría sucedido si en 2012 hubiese
roto el euro. Tú imagínate que hace dos años se rompe el euro. La eurozona estaría devastada.
¿Por qué se podría haber roto el euro? Pues porque había gobiernos que gastaban mucho
más de lo que ingresaban. Si hubiese roto el euro, ¿habría sido responsabilidad de
gobiernos que gastaban mucho más de lo que ingresaban? ¿De quién habría sido culpa,
por tanto, la devastación económica seguida de la ruptura del euro de gobiernos que gastaban
mucho más de lo que ingresaban? Claro, no podría decir no, es culpa del libre mercado,
porque bueno, caray se ha roto el euro y han empezado a quebrar empresas. ¿Qué tontas
son estas empresas que no han sido capaces de redaptarse? Pues en los años treinta,
en los primeros treinta pasó eso. En la terra abandonar el patrón oro, hay una fuga
masiva de capitales de los países, porque no sabían qué países se iban a quebrar
y cuáles no, y todo eso se devasta y ya tienes quebras mancarias todavía más masivas en
Estados Unidos, etcétera, etcétera. Y claro, es que todo eso es una destrucción de capital
brutal. Si tú eso lo atribuyes al libre mercado, pues tenderás a ver que libre mercado genera
devastación. Si, en cambio, lo atribuyes a restricciones comerciales, controles de precios
que los subo... Toda la economía estaba... Los precios estaban controlados por un lado
y por otro. Por cierto, los controles de precios es otro de los elementos que se empieza a
levantar y se le empieza a poner fin después de la Segunda Guerra Mundial, y es fundamental.
Es decir, si tú no puedes vender con rentabilidad, no inviertes, está claro. Y luego, ya directamente,
la indisciplina monetaria y la ruptura del patrón monetario mundial, pues claro que tienes,
es un caos económico que es lo que se ha vivido. Y ese caos económico atribuido al libre
mercado es lo que debilita, aparentemente, la postura austríaca cuando debería debilitar
la postura intervención lista. Gracias. Una pregunta cree que es posible un crecimiento
económico sin que haya quiebras o suspensiones de pagos masivas. ¿Es posible devolver tanta
deuda? Perdón, es que no entendió la primera parte. ¿Es posible?
¿Es posible devolver tanta deuda? España, Estados Unidos, Francia, ¿por dónde devolver
tanta deuda? Actualmente, hombre, por poder, sí puede. Aunque
estamos en, lo hemos estado en ratios históricas de endeudamiento, al final tu capacidad para
devolver tu deuda depende de tu capacidad de ahorro. Y Occidente tiene una capacidad de
ahorro mucho más grande de lo que está ahorrando ahora mismo. Las expectativas, al parecer,
hablar sobre expectativas siempre es complicado porque pueden cambiar en cualquier momento,
pero al parecer las expectativas no están apuntando en una dirección de mayor inversión
y de hecho es que el PIPE en 2013 creció menos que el PIPE en 2012 sin Abenomics. Por
tanto, bueno, la inversión no se está relanzando, etcétera. ¿Cuál es el problema de Japón?
Es el problema en lo que puede caer España, que tiene muchísima deuda, no han querido
amortizar la deuda, no han querido subsanar las malas inversiones y, por tanto, están
todavía en la agonía de la burbuja de los años 90. ¿Por qué? Porque el sector privado
se ha reducido muchísimo su deuda, pero el sector público ha incrementado todavía
más su deuda, con lo cual la deuda total de Japón es hoy algo más alta que al terminar
la burbuja inmobiliaria y financiera. Si eso lo combinas con que no se ha permitido una
quiebra adecuada de empresas para que…, hay que tener en cuenta que el capitalismo
sin quiebras no funciona. ¿Por qué? Porque tienes que poder eliminar las malas empresas
para que esos factores se pongan a producir otras cosas. Y aquí hay un miedo obsesivo
a que una empresa quiebre, o incluso con un banco, quiebre y sin quiebra no hay posibilidad
de reinventar o reajustar el sistema productivo. En Japón se ha intentado impedir por todavía
la quiebra de empresas y, claro, lo que tiene son empresas zombies. Y con empresas zombies
no sabes adelante. Y, además, Japón tiene un problema demográfico, ha añadido todo
eso, es decir, que todavía lo complica más, pero es que ni siquiera se han saneado con
respecto a la burbuja. Bien, en otro día escuché a un economista
hablar sobre demanda agregada y en el tema del gasto público, el dividido del gasto
público en gasto público en empresas públicas, o servicios públicos, y también en inversión
de infraestructuras públicas. Y dentro de este segundo grupo, en inversiones de infraestructuras
públicas cosméticas, como podrían ser bien aves en zonas en que la rentabilidad es
muy baja, y inversiones en infraestructuras públicas productivas. Y este economista decía
que el único apartado de gasto público en que se debería invertir mucho más es justamente
en la productiva. Me gustaría preguntar si tú estás de acuerdo con esta información.
A ver, en abstracto, obviamente no puedo estar en contra. Que se diga que hay que invertir
más en inversiones productivas, pues parece de sentido común. El problema es que inversión
pública es productiva, porque esa es la decisión a la que se enfrentan los que deciden invertir,
y un empresario hace su estimación de rentabilidad, asume su riesgo, y si ve que la rentabilidad
que prevé supera el coste de financiar esa inversión, acomete la inversión. ¿Cómo
conocemos cuál es la rentabilidad de una carretera, por ejemplo? Un empresario estima
cuántos ingresos va a tener, cuánto le va a costar la carretera, y ahí saca una tasa
interna de retorno que compara con el coste de financiación. Una carretera que no cobra
peaje, por ejemplo, ¿cómo estimamos cuál es su rentabilidad? Hola, de un aeropuerto
que además se dice no, tenemos que subvencionar la tarifa para que haya más vuelos. ¿Cómo
estimas la rentabilidad? Es decir, ahí tienes externalidades positivas, pues claro sí,
abaratas artificialmente el precio del aeropuerto, pues tendrás más vuelos, eso genera más
comercio, bueno, pero ¿cómo mides esas externalidades positivas? Sin precios. Entonces, lo que hay
que tener siempre en cuenta es que el planificador no sabe, planificador no es más listo que
todos nosotros, y todos nosotros, es decir, incluso el empresario con precios, costes,
con su experiencia, conociendo bien el sector en el que se mete, no como con una visión
general de la economía de, bueno, aquí ¿qué hace falta?, sino conociendo muy bien la clientela,
conociendo muy bien los proveedores, conociendo muy bien el entorno competitivo, etcétera,
incluso ahí el empresario se equivoca. Pues claro, imaginémonos qué va a hacer el político,
que no conoce nada, que no se experto en el tema, que además deliberadamente se nega
a tener precios, costes en parte si tiene, pero precios generalmente no los tiene. ¿Cuál
es la rentabilidad de abrir una escuela o dos escuelas o tres escuelas o veinte o cien o
quinientas o mil o diez mil o cien mil? Entonces, bien, sí, en abstracto, claro, hay que invertir
en cosas productivas, pero es que el Estado no sabe cuáles son esas cosas productivas.
Justamente, la ventaja del mercado y del proceso competitivo del mercado frente al Estado
es que se terminan descubriendo cuáles son esas cosas productivas. Entonces confiar que
nos vaya a sacar de la crisis la inversión estatal cuando además ya hemos visto en que
se ha dirigido la inversión estatal de los últimos diez años, no es que los políticos
digan voy a invertir mal, es que creen que están invirtiendo bien e invierten mal, porque
eso va a cambiar ahora, que es que se han vuelto más listos.
Y nos ha comentado, por ejemplo, que a un metro el gasto puede aumentar los precios y no tiene
por comentar la producción, etcétera. Pero tenemos, bueno, a favor del caso kinesiano
como mínimo, hay una enorme literatura de rigideces salariales, costes de menú, hay
razones de economía del comportamiento a favor de todo tipo de rigideces nominales,
que entonces en corto, como mínimo en corto, se dan los ajustes a través de cantidades
y no de precios. Si este es rigideces, como lo has tenido en el tiempo, o como mínimo,
si no aseguran el aumento de la producción, como podrían dar un poco de más manga ancha
para el caso kinesiano, y también, ¿cuáles son las razones que explicitar, o sea, ya
las críticas más en general, no solo sobre el multiplicador, ¿se aplicarían a versiones
de nuevo kinesianas como los modelos de GSE o otros? Sí, a ver, efectivamente, con
rigideces de precios, tú puedes tener que haya primero un ajuste vía cantidades, sino
tanto vía precios. Lo que a mí me preocupa tanto del ajuste vía precios, no es tanto
que aumenten los precios absolutos, sino que aumenten los precios relativos, que cambian
los precios relativos, porque efectivamente algunos factores pueden ser muy rígidos,
sus precios pueden ser muy rígidos, pero otros no. De hecho, a lo mejor los factores
productivos donde tú inyectas directamente el gasto, tienen todos ellos rigideces de
precios, pero allí donde se dirige la renta no tienen porque tener rigideces. De hecho,
al final la renta se dirige a industrias de consumo. Entonces, si tú estás elevando
sobremanera la rentabilidad de las industrias de consumo, lo que tienes es una competencia
entre industrias de consumo e industrias de no consumo. Y eso hace que los factores que
se han trasladado inicialmente a industrias no de consumo, como que estén pujándose
por ellos y estén compitiendo inconsistentemente con ellos con las industrias de consumo. Eso
es lo que Jaya llamó el efecto Ricardo. El efecto Ricardo al final opera siempre,
tenga las rigideces de precios o no. Y es verdad que teniendo rigideces, insisto, a
corto plazo puedes aumentar la producción, si es que yo creo que con estímulos del gasto
claro que aumenta la producción. Pero es que la cuestión es, ¿la aumentas de una manera
consistente o inconsistente? Y la clave es, ¿la clave es si la aumentas de manera inconsistente
o no? Sí, pero sobre la manera inconsistente no. Pero todo esto, aunque a largo plazo se
vuelve, se ajustan los precios relativos, todos los factores de producción no están
ociosos, etcétera, hay buenas razones como mínimo para en el corto plazo actual. Porque,
por ejemplo, deterioramiento de capital humano, gente que pasa a ser desempleable, si por
ejemplo a los cincuenta y cinco años está fuera de la fuerza laboral, etcétera, pero
también pueden tener beneficios a largo, intervenir en cuando hay, tenemos una output
gap de ocho puntos o cosas un poco de esas cosas. Primero el tema de la output gap depende
como lo midas, es decir, no, quiero decir, España tiene output gap porque no está produciendo
viviendas, porque esa es la output gap que tenía, podría producir muchas más viviendas
si no las produce. Es necesario, es decir, realmente nuestra producción potencial se
ha visto mermada de cosas útiles, ¿no? Porque es que no teníamos esa especialidad productiva.
Es decir, de entrada, creo que no hay que ver la economía como una caja negra que puede
producir cualquier cosa. Una estructura productiva y una especialización productiva de la economía
te permite producir ciertas cosas y está adaptada para producir ciertas cosas. Si no está adaptada
para producir esas cosas, no tienes un gap con respecto a lo que no puedes producir.
Sólo es cuando cambias la estructura productiva que puedes producir esas otras cosas.
Y luego, es verdad que la inversión puede de alguna manera, por ejemplo, evitarte el
deterioro del capital humano. Pero tú fíjate que si esto está ligado con lo que hemos
comentado antes, si lo que, a lo que diriges a los trabajadores es a líneas de inversión
que no son rentables, que no son sostenibles, que no son adecuadas, estás especializándoles
humanamente en tareas que no son útiles. Sólo si existe una posibilidad de reconversión
posterior de ese capital humano adquirido en tareas que no son útiles, a tareas que
no son, valderá, pues que entonces no despilfarres el capital humano en producir inicialmente
cosas que no son útiles. Empieza a formar ya ese capital humano para lo que será útil.
Y eso es justamente lo que decimos los austríagos cuando decimos la salida de la crisis pasa
por ahorrar y por invertir. Ahorar e invertir en qué? Pues también en capital humano y
en formar a esos trabajadores en líneas útiles, no en líneas que sean algo para ver si luego
podemos sacar algo de ese algo después de haber dilapidado el capital.
Y sobre los rendimientos de crecientes del capital, bueno, como mínimo las funciones
de crecimiento copduglas que tienen rendimientos de crecientes para todos los factores de producción,
como mínimo, no queda muy bien, pero encajan todos los puntos de muchas variaciones de acumulación
de capital y otras. Y si esto provaría que tienen rendimientos de crecientes y dependería
también después de choques tecnológicos y otros y cómo poder ligar esto con la perspectiva
austríaca, por ejemplo, de Schumpeter y otros del cambio tecnológico. Y también sobre la
posibilidad que ha planteado eso, sobre qué críticas quedan en pie contra versiones más
refinadas o quinesianismos y que directamente la base está biciada, etcétera.
Sí. Empezo por el final porque antes se me ha olvidado y así no se me ha olvidado
ahora. A ver, los nuevos modelos, sobre todo los DGSE, son modelos que pueden tener base
quinesiana o pueden tener base no quinesiana. A mí los nuevos modelos, como planteamiento
general, me gustan porque el quinesianismo tiene esas dos lecturas. No tiene una lectura
de muy macroeconómica, solo estamos manipulando agregados económicos y eso no me gusta. Tiene
la lectura más de, en el fondo es, la incertidumbre empresarial la que condiciona todo y eso
me gusta más porque es una visión mucho más microeconómica de fenómenos macroeconómicos
con la que he coincido. Estos nuevos modelos se basan en esa visión microeconómica y lo
que intentan es, partiendo de funciones de utilidad, de funciones de producción, etcétera,
ver cómo se generan fenómenos agregados. Bien, cada modelo es cada modelo, por lo tanto
habría que ir caso por caso para ver si son útiles o no lo son. Ahora bien, aquellos modelos
que se basan en estos planteamientos quinesianos, obviamente tienen fallos de raíz porque es
que, vamos, yo lo que he intentado atacar son errores de concepción ya de base. Errores
de concepción cada vez más y en mi libro Los Erros de la Viaja Economía a lo Trato
y dedico un capítulo al final aparentemente pueden tener sentido. Si uno mira la economía
muchas de las cosas que dice Keynes parecen lógicas y parecen sensatas, es solo cuando
tienes una comprensión más integral de la economía cuando te das cuenta de que no
tiene sentido y por eso, y también así respondiendo a una pregunta anterior, por eso yo creo que
Keynes mismo también ha seducido mucho porque muchas de las cosas que dice parecen ciertas
y parecen lógicas, no es que Keynes se pusiese a decir borradas, hombre algunas dijo como
estas que están anotadas aquí, pero que otras no, otras parecen muy sensatas, con lo cual
seduce. Y estos modelos pues en la medida en que hagan ciertas predicciones que parecen
ciertas y pueden ser parciales, pues pueden tener esas trampas, pero yo insisto habría
que estudiar cada uno de ellos para llegar a una conclusión. Y lo otro sobre la función
en Copdaglas, el problema básico es considerar que solo hay dos factores de producción y
es que, o sea eso me parece un error tan sumamente grande, de la misma manera que el
trabajo no es homogéneo, el capital tampoco es homogéneo. La función en Copdaglas, lo
que hace es resumir el valor presente de todos los bienes de capital heterogéneos en un
valor homogéneo, pero es que eso no me sirve de nada. Es como, es decir, un ingeniero industrial
es lo mismo que un vedel, pues serán los dos de los trabajos muy dignos, vale, pero
desde luego no son intercambiables, no realizan la misma función. Una cafetera en un bar
es lo mismo que un ferrocarril, es que no tiene nada que ver, es decir, cuál es la rentabilidad
o el ferrocarril, entran en rendimientos decrecientes porque hemos producido más cafeteras. Es
que no tiene ningún sentido en absoluto. Y de hecho, mira, si tiene poco sentido que
todas esas funciones luego se tienen que corregir por progreso tecnológico, que es una caja
negra de nuevo, un cajón desastre donde lo metemos todo. Claro, metemos todo lo que
no podemos recoger en ese modelo sumamente estrecho.
Bueno, lo que yo quería preguntar es, es decir, en términos de política monetaria,
¿cuál es la solución que ofrecería, digamos, un mercado audible?
Sí, a ver. La política monetaria, yo creo que es un tema que daría para hablar muchísimo,
pero a ver, yo en principio no soy opuesto a que haya bancos centrales siempre que sean
privados y estén en competencia, es decir, a lo que me opongo es al monopolio estatal
de la banca central y además un monopolio estatal con privilegios dirigido a, a su vez,
a la banca. Entonces, la política tradicional de un banco central, un banco central es un
banco, es un banco con una característica especial, que es un banco de bancos, de la misma manera
que les pedimos a los bancos que sean prudentes a la hora de descontar, a la hora de prestar,
a la hora de dar financiación, al banco central se le debe pedir también que sea prudente
a la hora de prestar, financiar, redescontar activos bancarios. ¿Qué es prudente? Bueno,
aquí entraríamos en un debate mucho más largo, que no tenemos tiempo, me temo, pero
básicamente, por si se quiere investigar, para mí la prudencia es lo que Adam Smith
o lo que a raíz de Adam Smith se llamó la doctrina de las letras reales en un contexto
de convertibilidad monetaria, sin, es decir, básicamente limitar el descuento de activos
financieros a créditos comerciales que financian el movimiento de mercancías en alta demanda
y que ya existen. Insisto, es un tema mucho más complejo, que habría que desarrollar
mucho más, pero eso sí hay un espacio para la política monetaria, pero entendiendo
como política monetaria, gestión bancaria, y gestión bancaria de un banco que está
sometido a la competencia de otros bancos. Todo lo demás, lo de prestamista de última
instancia, sea cual sea la calidad del colateral, con privilegios de emisión, en régimen de
monopolio, etcétera, todo eso sobra. Y desde luego, ya la política de vamos a ver cómo
reinflamos el crédito y cómo inducimos a la gente que se endeude por encima de sus
posibilidades para así fomentar el gasto y para así estimular la economía, eso es
un disparate. ¿Cómo cree que para que haya una revolución
liberal en España, cómo cree que en el tiempo la sociedad debería cambiar? Porque está
claro que esto debería ser un proceso. ¿Cómo lo expresa usted?
Pues, viniendo hoy a la presentación de mi libro. No era una pregunta que estuviese
preparada, aunque lo parece, porque aprovecho para hacer publicidad. Hoy a las siete en
Fnac Lilla presentó mi nuevo libro, que acaba de salir hace diez días, una revolución
liberal para España, que tiene una temática radicalmente distinta a ésta o bastante distinta,
es básicamente cómo podría funcionar un Estado que solo pese el 5% del PIB en la economía
y por tanto donde la sociedad pueda gestionar todos los sectores, pueda gestionar infraestructuras,
medio ambiente, educación, sanidad, pensiones, asistencia social, mercado laboral y más
de todo, todas las actividades que hoy hace o regula el Estado, prácticamente todas,
que pasen a ser privadas, voluntarias y sociales. Echa la cuña publicitaria, ¿cómo se podría
dar una revolución liberal? Bueno, pues en parte es lo que intentó conseguir marginalmente,
claro, porque sería absurdo pretender que un libro vaya a cambiar mucho, pero bueno,
siempre puede desplazar un milímetro la frontera del liberalismo cambiando la mentalidad de
la gente. Yo en el libro lo que digo es que los Estados modernos sobreviven, rapiñándonos
el 50% de nuestra riqueza por dos emociones que son muy humanas. Una es la esperanza
y la otra el miedo. El miedo a qué? Pues el miedo a las alternativas. Ninguno de nosotros
ha vivido en una sociedad donde el Estado sea sustancialmente más pequeño ahora actual.
Por tanto, es lógico que tengamos miedo y dudas sobre cómo funcionaría una sanidad
privada, cómo funcionaría un sistema educativo privado y desregulado, qué pasaría con
las infraestructuras, qué pasaría con los pobres. Todo esto son objeciones y miedos
razonables, pero que se puede estudiar tanto teórica como históricamente que ha sucedido
como se ha organizado la sociedad, qué respuestas ha dado y qué respuestas funcionales ha dado.
El miedo en parte se puede corregir. Y la esperanza a qué? Hombre, en general, la gente
yo creo que no está contenta con el Estado que tiene. Creo que la educación se puede
mejorar mucho, creo que la sanidad se puede mejorar mucho, sobre todo si además aplican
recortes porque es infinanciable en sus niveles actuales, creo que las presiones deberían
ser más altas. En general, la gente no está muy conforme con el Estado que tiene, pero
tiene la esperanza de que otro Estado mejor es posible. Y aunque, por supuesto, imagen
para mejorar, porque desde la catástrofe gestora y administrativa a algo un poco más racional,
pues hay un margen muy grande, mejor Suecia que España, por ejemplo, aún así el margen
de mejora siendo grande no es tan grande como a la gente le gustaría o le gustaría pensar.
Y en el libro lo que intento mostrar es que en todo caso la alternativa que existe a ese
margen de mejora es muy superior y, por tanto, que la esperanza no deberíamos tenerla en
un Estado que, manteniendo los niveles de coacción o incluso ampliándolos, nos dé
algo más de migaja, es decir, que seamos unos esclavos, algo mejor alimentados, sino
sobre todo a poder romper ese monopolio de la violencia y poder ampliar nuestros espacios
de libertad y de autonomía personal. Y Sofía. Bueno, nos gustaría continuar. Gracias a
todos por venir, no nos da más tiempo. Y bueno, nos volveremos a ver aquí el día 9 de mayo
con otra vez Juan Ramon Rayo y Julio Pómez, director del civismo, para hablar sobre la
liberación fiscal. Gracias a todos.