This graph shows how many times the word ______ has been mentioned throughout the history of the program.
No podemos permitir que Novak Jokovic entre en Australia, porque si entra en Australia puede
ganar el Open de Australia y convertirse en el mejor tenista de todos los tiempos.
Y no es admisible que el mejor tenista de todos los tiempos sea aún no vacunado.
¿Es este un argumento absurdo, conspirativo, que nadie se atrevería a hacer?
Pues no, es un argumento que acaba de hacer uno de los columnistas estrellas del Washington
Post.
Veámoslo.
En el vídeo de ayer hice un repaso por menorizado del caso Novak Jokovic de cómo este tenista
servio ha sido retenido ilegalmente durante 5 días en la frontera australiana.
Se trata de un caso que jamás debería haber dejado de ser analizado desde una perspectiva
tanto migratoria como sanitaria, incluso desde una perspectiva que mezcle ambos enfoques,
que busque la intersección entre la política migratoria y la política sanitaria.
Es legítimo que una persona no vacunada entre en un país, pues este es el tipo de cuestiones
que desde un punto de vista moral y jurídico tiene sentido plantearse y responder.
Sin embargo, para muchas personas esta no es una cuestión migratoria o sanitaria, sino
que es una cuestión política e ideológica, tanto por parte de quienes están a favor
de la postura de Jokovic como por parte de quienes están en contra.
Por ejemplo, el padre de Jokovic ha comparado a su hijo con Jesucristo o con Espartaco
y ha dicho que la suya es una lucha por la libertad en el mundo.
Es decir, que algunos o muchos partidarios de Jokovic pretenden transformarlo en un símbolo
de la libertad y, al mismo tiempo, algunos o muchos detractores de Jokovic pretenden transformarlo
en un símbolo de la irresponsabilidad.
Y al hacerlo, estamos transitando desde un debate migratorio y sanitario a un debate
político.
Es decir, estamos politizando, incluso diría yo, hiper-politizando el caso Jokovic.
No buscamos atender a las razones objetivas del caso si Jokovic tiene derecho o no tiene
derecho a entrar en Australia, si Jokovic debería tener derecho o no debería tener derecho
a entrar en Australia, y reemplazamos este debate de fondo, que es el debate real, por
el debate a mí me gusta Jokovic y, por tanto, me tengo que adherir a todo lo que haga Jokovic
o a mí no me gusta Jokovic y, por tanto, hay que tratar de machacar a Jokovic en todo
lo que Jokovic represente.
Y justamente de esta última peligrosa postura es de lo que querría hablaros hoy, de un
artículo que ha sido publicado en el Washington Post, que durante muchas horas ha sido el
artículo más leído en el Washington Post y cuya tesis fundamental es muy sencilla.
El gobierno australiano debería deportar a Jokovic, porque Jokovic es un mal ejemplo.
El artículo al que me estoy refiriendo se titula Australia Debería enviar a Jokovic
a casa del periodista y columnista Eugen Robinson, y en este artículo podemos leer desde el
comienzo cosas como las siguientes, Novak Jokovic, uno de los principales tenistas del mundo,
no merece jugar el open de Australia.
Sus burlas contra la política de vacunación del país no tienen nada que ver con la libertad
y tienen todo que ver con el complejo de persecución que él cultiva como fuente de motivación.
Demó nos cuenta de que aquí hay un non secuitur gigantesco.
Uno puede pensar que, efectivamente, Jokovic se burla del sistema de vacunación australiano,
no porque sea un héroe de la libertad, sino quizá para victimizarse, y eso no significa
que Jokovic no tenga derecho a jugar el open de Australia.
Este señor ya está empezando el artículo diciendo si te burlas de un país no tienes
derecho a entrar en ese país y a disputar un torneo organizado dentro de ese país.
Esto sería como decir que como en un vídeo anterior critiqué a Macron por prototirano
yo no tengo derecho a entrar en Francia porque me estoy burlando o criticando al presidente
de la República Francesa.
Y si alguien infiere que lo estoy criticando por malos motivos, pues si critico al presidente
de la República Francesa por malos motivos, no tengo derecho a entrar en Francia y la libertad
donde queda.
Repito, Eugene Robinson, el columnista, ni siquiera está desarrollando el argumento
de que Jokovic no está vacunado, como no está vacunado supone un riesgo para los australianos
y, por tanto, como supone un riesgo para los australianos, no deberíamos dejarlo entrar
en Australia.
No, no, ese no es el argumento.
El argumento es Jokovic tiene unas ideas que no nos gustan, unas ideas que son contrarias
a las políticas del gobierno australiano, contrarias incluso a lo mejor a las políticas
que la mayoría de la población de Australia defiende y, por tanto, como se ha burlado
de esas políticas del gobierno que la mayoría de la población, pongamos por caso, defiende,
no debería poder entrar en Australia.
De hecho, en los siguientes dos párrafos lo deja muy claro.
Podría decirse que el Open de Australia es el evento deportivo internacional más importante
del país, pero si yo fuera un ciudadano australiano, no lo es, pero habla y piensa,
al parecer como si fuera uno, estaría furioso ante la idea de que Jokovic pueda entrar en
el país desafiándolo sin vacunación y reclamar despreocupadamente su derecho a ser el mejor
tenista de todos los tiempos.
El recordaría la fase inicial de la pandemia, cuando miles de australianos quedaron atrapados
en el extranjero durante semanas o incluso meses sin poder regresar a casa, recordaría
los repetidos confinamientos que se encontraron entre los más estrictos y duros del mundo.
A pesar del fallo judicial de este lunes, que permitió que Jokovic permaneciera en el
país y compitiera en el Open de Australia, me gustaría que el gobierno usara todo su
poder para prohibírselo sea como fuera.
Vamos que él se siente ofendido como ciudadano australiano, aún sin ser ciudadano australiano,
y precisamente porque se siente ofendido por las actitudes, por el comportamiento, por
las ideas de Jokovic sobre la política de vacunación del país, considera que el gobierno
debería utilizar todos sus poderes extraordinarios para conseguir expulsar, deportar a Jokovic
con independencia de lo que hayan dicho los tribunales.
Y no pensemos que esta idea de, a pesar de lo que hayan dicho en los tribunales, es una
frase suelta, que se le ha escapado y que no reitera en ningún momento a lo largo del
artículo, no, es que es la columna vertebral del artículo.
Y es que más adelante añade, la exención médica de Jokovic puede ser técnicamente
correcta de acuerdo con las reglas del torneo, tal como dijo el tribunal este lunes, pero
es moralmente incorrecto y contraviene el espíritu de la ley australiana.
El primer ministro Scott Morrison hizo bien en cancelar el visado de Jokovic, y a pesar
de la decisión del juez, el gobierno de Morrison puede y debe echarlo del país.
Oye, que Jokovic ha hecho todo lo que la restrictiva ley australiana le exigía que hiciera para
entrar en el país, pero como en el fondo no nos gusta que un no vacunado haya podido
entrar en el país, como consideramos que no estar vacunado es inmoral y contraviene
el espíritu de la ley, entonces el gobierno debe utilizar todos sus poderes, también aquellos
poderes extraordinarios que le confiere a la ley australiana para expulsar a una persona
por interés nacional, debe utilizar todos esos poderes para echar a este desagradable
individuo de Australia, porque además te imaginas que no lo echamos del país, gana
el ópen de Australia y se convierte en el mejor tenista de todos los tiempos, que ejemplo
daríamos a la sociedad si una persona no vacunada se convierte en el mejor tenista
de todos los tiempos, hay que impedir por consiguiente que Jokovic gane el ópen de Australia
y como lo impedimos echándolo del país, esta no es una forma de ridiculizar los argumentos
de Eugene Robinson, estos son los argumentos de Eugene Robinson, de hecho su artículo
concluye precisamente así, mirad en realidad yo soy fan de Jokovic cuando está en la cancha,
el hombre juega muy bien al tenis y es emocionante, se ha ganado su lugar en el panteón de los
más grandes y debido a que ha triunfado en el ópen de Australia 9 veces a lo largo de
su carrera es el favorito para ganar por décima vez y convertirse en el tenista que más grandes
torneos ha ganado, no se merece esa oportunidad, no este año, muchos australianos han soportado
meses de confinamientos y restricciones, incluso hace poco debido a la oleada de infecciones
de la variante Delta, más del 90% de los adultos australianos han recibido al menos
dos vacunas según las cifras del gobierno, los australianos han hecho más que suficiente
para luchar contra la pandemia, Jokovic no lo ha hecho, deseenle buenos días amigos
y pónganlo en un avión de vuelta a casa.
Como ya dije en el vídeo contra Macron hay un debate filosófico legítimo sobre cómo
internalizar las externalidades negativas que acaso generen los no vacunados o cómo
internalizar las externalidades positivas de las personas que deciden vacunarse, pero
los términos en los que algunos están planteando ese debate, tanto los términos en los que
lo planteaba Macron, arrebatando despóticamente la categoría de ciudadano a quienes no estaban
vacunados o los términos en los que lo plantea este columnista del Washington Post, Eugene
Robinson, que básicamente dice que Jokovic no puede ganar el ópen de Australia, no puede
convertirse en el mejor tenista de todos los tiempos porque no está vacunado y eso generaría
un pésimo ejemplo para el resto del mundo, creo que esos términos están completamente
desquiciados.
Imaginemos que Jokovic entra legalmente en el país, como hasta el momento así ha sido,
y que toma todas las precauciones debidas para evitar contagiarse y contagiar a otras personas
a pesar de no estar vacunado.
¿Qué problema hay entonces con que gane el ópen de Australia, con que se convierta
en el tenista más laureado de todos los tiempos?
No habría absolutamente nada que objetar en el comportamiento de Jokovic ni tampoco
en la victoria y en los honores que lograría ganando el ópen de Australia.
Lo que está buscando Eugene Robinson o lo que busca Macron, por tanto, no es que Jokovic
o que los no vacunados no generen daño a terceros, minimizar el daño sobre terceros,
que sería un objetivo legítimo, lo que buscan es el sometimiento y la obediencia.
Si tú no haces las cosas como creo que tienes que hacerlas, aunque logres el mismo resultado,
no generar daño sobre terceros, entonces debe ser un apestado social, te privó no
sólo de tus libertades, sino también del estatus social que tú mismo te puedes labrar.
En definitiva, el caso Jokovic debería ser un caso exclusivamente migratorio y sanitario.
Tiene derecho un no vacunado a entrar en un país si toma las precauciones adecuadas
para evitar contagiarse y contagiar a otros.
Esa sería la pregunta desde un punto de vista filosófico y a su vez también habría una
pregunta desde un punto de vista legal o jurídico y es, Jokovic cumplió todos los requisitos
que exigen las autoridades australianas para entrar en el país.
Aparentemente es así, sin embargo, ahora nos intentan sugerir que algunos de los documentos
que aportó Jokovic estaban manipulados.
Bueno, lo veremos con el paso del tiempo, pero el debate debería ser ese.
Y sin embargo, el debate ya se ha transformado en si Jokovic como símbolo, no como persona,
no como individuo, sino como símbolo, debería poder entrar en Australia.
¿Cuáles serían las repercusiones políticas e ideológicas de que un no vacunado entrar
en Australia y ganara el Open de Australia?
Estamos por tanto debatiendo sobre los derechos individuales de una persona en función de
su repercusión social, en función de la repercusión social positiva que tendría
a reprimir esos derechos individuales para generar un buen ejemplo sobre otras personas.
Las dos principales obligaciones sociales que tiene cualquier persona son, primero,
no interferir en la vida de los demás, segundo, si interfieres en la vida de los demás y
generas daño, responsabilizarte de ese daño, una responsabilidad hacia el daño que puedes
generar a terceros que ha de ser individual, lo que no tiene ningún sentido es simular
a una persona en el altar de la buena conciencia social colectiva.